Resúmenes amplios

EFECTOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE EL TEJIDO ADIPOSO ABDOMINAL, LOS LÍPIDOS INTRAHEPÁTICOS Y LA SENSIBILIDAD A LA INSULINA EN VARONES ADOLESCENTES OBESOS


Pittsburgh, EE.UU.
En adolescentes varones con obesidad moderada, la actividad física regular, aeróbica o de resistencia, reduce el tejido adiposo abdominal y los lípidos intrahepáticos; además, la actividad física de resistencia parece estar asociada con la mejora en la sensibilidad a la insulina.

Diabetes 61(11):2787-2795

Autores:
Lee S, Bacha F, Arslanian S

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Pittsburgh School of Medicine

Título original:
Effects of Aerobic versus Resistance Exercise without Caloric Restriction on Abdominal Fat, Intrahepatic Lipid, and Insulin Sensitivity in Obese Adolescent Boys: A Randomized, Controlled Trial

Título en castellano:
Efectos de la Actividad Física Aeróbica frente a la de Resistencia, sin Restricción Calórica, sobre el Tejido Adiposo Abdominal, los Lípidos Intrahepáticos y la Sensibilidad a la Insulina en Varones Adolescentes Obesos:Estudio Aleatorizado y Controlado

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
3 páginas impresas en papel A4
Introducción
Se estima que aproximadamente un tercio de los niños y adolescentes norteamericanos es obeso o tiene sobrepeso; además, en la actualidad se ha observado un incremento en la circunferencia de la cintura en esta población. Se ha postulado que la obesidad abdominal constituye un factor de riesgo para la resistencia a la insulina y las enfermedades cardiometabólicas de mayor relevancia que el índice de masa corporal; por lo tanto, es importante contar con estrategias eficaces de intervención tendientes a reducir la obesidad abdominal en la población joven.
Los ensayos controlados y aleatorizados efectuados en sujetos adultos han informado que la actividad física regular se asocia con la reducción significativa del tejido adiposo abdominal y con mejoras en la glucemia y la resistencia a la insulina en personas que no llevan una dieta específica. En adolescentes obesos, la utilidad de la actividad física sola, sin restricción calórica, como estrategia para reducir el riesgo asociado con la obesidad no es del todo clara; además, si bien es generalmente aceptado que la actividad física regular brinda beneficios importantes en adolescentes obesos, aún no queda claro qué tipo de actividad física es la más beneficiosa para reducir el riesgo de comorbilidades asociadas con la obesidad en la adolescencia.
Por lo tanto, se llevó a cabo un estudio aleatorizado y controlado con el fin de evaluar los efectos de la actividad física aeróbica (AFA) frente a la actividad física de resistencia (AFR), sin restricción calórica, sobre la obesidad abdominal, la grasa ectópica en el hígado y el músculo esquelético y la actividad y la secreción de la insulina en varones adolescentes obesos.
Diseño y métodos
Se llevó a cabo un ensayo controlado y aleatorizado, de 3 meses de duración, con un diseño de grupos paralelos. Los criterios de inclusión fueron los siguientes: edad entre 12 y 18 años, estadios de Tanner III-IV, no fumadores, sin diabetes y físicamente sedentarios (es decir, sin participación en actividad física estructurada en los 3 meses previos, excepto por las clases de educación física de la escuela). Se consideraron criterios de exclusión, la participación en una actividad física estructurada, un cambio significativo de peso, trastornos endocrinológicos, obesidad sindrómica (por ejemplo, debida al síndrome de Prader-Willi), trastornos psiquiátricos o uso crónico de medicación con acción sobre el metabolismo glucémico y la composición corporal.
En todos los participantes se llevó a cabo un examen físico completo y pruebas hematológicas y bioquímicas de rutina. Cada sujeto fue designado en forma aleatoria a formar parte de uno de los tres grupos siguientes: un primer grupo en el que se implementó un régimen de AFA, un segundo grupo asignado a un régimen de AFR y, finalmente, un tercer grupo control, sin actividad física. Asimismo, en todos los participantes se indicó seguir una dieta de mantenimiento de peso (55% a 60% de carbohidratos, 15% a 20% de proteínas y 20% a 25% de grasas) durante el período de intervención con el fin de asumir que cualquier cambio en el tejido adiposo abdominal o en la sensibilidad a la insulina serían consecuencia de los efectos de la actividad física regular sin restricción calórica.
El programa de AFA consistió en sesiones de 60 minutos, tres veces por semana, en las que los participantes utilizaron cintas para correr, bicicletas fijas y elípticas. Por su parte, el programa de AFR incluyó una serie de 10 ejercicios para todo el cuerpo en sesiones de 60 minutos, tres veces por semana. Los sujetos del grupo control debían mantener el mismo estatus de actividad física durante todo el período de intervención.
En cada caso se midió el peso corporal, la talla y la circunferencia de la cintura. También se llevó a cabo una prueba por vía oral de tolerancia a la glucosa y se midió la función de las células beta y la sensibilidad a la insulina mediante las técnicas de pinzamiento hiperglucémico e hiperinsulinémico antes del período de intervención y después de éste. Asimismo, se midió la glucemia y la concentración de insulina y se evaluó la masa libre de grasa mediante absorciometría de rayos X de energía dual, así como la cantidad de tejido adiposo total y la grasa abdominal subcutánea y visceral y del músculo esquelético mediante resonancia magnética de cuerpo entero. Debido a dificultades técnicas, los lípidos intramiocelulares y los lípidos intrahepáticos sólo se midieron en un subgrupo de pacientes (10 sujetos del grupo control, 10 pacientes del grupo de AFA y 9 sujetos del grupo de AFR) mediante la técnica de espectroscopia de resonancia magnética nuclear de protón. Por último, se evaluó el estado cardiorrespiratorio con una prueba específica llevada a cabo en una cinta para correr y la fuerza muscular mediante una prueba de presión sobre determinados grupos musculares evaluados mediante resonancia magnética.
Resultados
El cumplimiento terapéutico de ambos grupos que realizaron actividad física fue superior al 99%. Asimismo, no se observaron diferencias significativas en cuanto a las características basales.
En comparación con el grupo control, el estado cardiorrespiratorio se incrementó significativamente y en magnitud similar tanto en el grupo del régimen de AFA como en el grupo de AFR. La fuerza muscular se incrementó notablemente en el grupo de AFR, pero no en el de AFA.
Luego de 3 meses de implementación de los programas de actividad física, los dos grupos de tratamiento activo lograron evitar el aumento significativo de peso observado en el grupo control. Además, en ambos grupos, en comparación con los controles, se observó una reducción significativa en la circunferencia de la cintura. También se halló una disminución leve, aunque significativa, en el índice de masa corporal en el grupo de AFR, pero no en el de AFA.
Por otra parte, en comparación con el grupo control, se halló una reducción significativa en el porcentaje de adiposidad total en los dos grupos que realizaron actividad física. Un incremento significativo en la masa total de músculo esquelético se verificó sólo en el grupo de AFR, en comparación con el grupo control.
En comparación con los controles, se detectaron reducciones significativas en la grasa abdominal subcutánea y visceral tanto en el grupo de AFA como en el de AFR. Asimismo, el porcentaje de lípidos intrahepáticos se redujo en ambos grupos en magnitudes similares. En cambio, no se observaron cambios en los lípidos intramiocelulares en cualquiera de los grupos.
Al considerar todos los grupos, los cambios en el tejido adiposo abdominal y visceral tuvieron correlación con los cambios correspondientes en la circunferencia de la cintura. Además, el cambio en la grasa visceral obtuvo una asociación significativa con los cambios en los lípidos intrahepáticos.
Por último, en comparación con el grupo control, la sensibilidad a la insulina mejoró significativamente en el grupo de AFR, dato que permaneció significativo aun expresado en unidades de masa libre de grasa. En cambio, no se observaron cambios sustanciales en ninguno de los grupos en relación con la secreción de insulina durante el pinzamiento hiperglucémico.
Discusión y conclusión
El hallazgo principal del presente estudio consistió en que, en varones adolescentes obesos, tanto la AFA como la AFR, llevada a cabo por 180 minutos por semana, sin restricción calórica, genera reducciones significativas en la grasa total, la adiposidad visceral, la circunferencia de la cintura y los lípidos intrahepáticos, además de mejorar el estado cardiorrespiratorio. Asimismo, la AFR resultó eficaz para mejorar la sensibilidad a la insulina, la masa muscular esquelética y la fuerza muscular. Estos hallazgos aportaron una estrategia terapéutica para el tratamiento de la obesidad en la infancia y para la reducción de la resistencia a la insulina en niños moderadamente obesos.
Es de destacar el hallazgo de que la actividad física regular, independientemente de su modalidad, se asocia con reducciones significativas en los lípidos intrahepáticos en adolescentes obesos previamente sedentarios. Esto es particularmente importante si se tiene en cuenta que la enfermedad por hígado graso no alcohólica es una característica común en niños obesos y que el aumento de la grasa hepática se vincula fuertemente con resistencia a la insulina e hipertrigliceridemia en adolescentes.
Por otra parte, a pesar de la mejora en la sensibilidad a la insulina, no se observaron cambios en el contenido de los lípidos intramiocelulares con cualquiera de las modalidades implementadas de actividad física, hallazgo que coincide con estudios previos. Si bien varios trabajos postularon una asociación significativa entre los lípidos intramiocelulares y la resistencia a la insulina en personas con obesidad, diabetes tipo 2 o antecedentes familiares de diabetes tipo 2, no está clara la razón de la falta de relación entre los cambios en este tipo de lípidos y la sensibilidad a la insulina con la actividad física.
Se ha demostrado que la pérdida de peso inducida por el ejercicio o la dieta mejora la sensibilidad a la insulina. La información derivada del presente estudio extiende esta observación y sugiere que la actividad física regular, sin restricción calórica, se asoció con mejoras del 19% y 28% en la sensibilidad a la insulina en el grupo de la AFA y de la AFR, respectivamente.
Se ha informado que las mejoras en la sensibilidad a la insulina se vinculan con mejor capacidad aeróbica y masa muscular esquelética en varones adultos. Por lo tanto, las mejoras sustanciales en la sensibilidad a la insulina observadas en el grupo de AFR del presente trabajo podrían deberse, en parte, al incremento significativo en la masa muscular esquelética obtenida con el ejercicio. En el grupo en que se implementó la AFA se detectó una mejora significativa en la capacidad aeróbica, pero con mejoras de menor magnitud y no significativas en la masa muscular esquelética y en la sensibilidad a la insulina. De todos modos, las mejoras en la sensibilidad a la insulina en ambos grupos pueden explicarse por las reducciones en la grasa total y en la adiposidad visceral, lo cual subraya la importancia de la reducción del tejido adiposo para mejorar la sensibilidad a la insulina en adolescentes.
Asimismo, no se observaron mejoras en la secreción de insulina en cualquiera de los grupos. Dado que los participantes del estudio no eran diabéticos, es razonable considerar que presentaban una función adecuada de las células beta para mantener la euglucemia, por lo que el ejercicio regular aislado tendría efecto escaso sobre la secreción de insulina en esta población de adolescentes sin diabetes. Se desconoce si el ejercicio regular solo resulta eficaz para mejorar la secreción de insulina en adolescentes con deterioro de la función de las células beta, prediabetes o diabetes tipo 2.
Por último, se obtuvo un excelente cumplimiento terapéutico con los regímenes prescriptos de ejercicios, lo que sugiere que estos son viables y eficaces para ser aplicados en varones adolescentes obesos. No obstante, se debe tener presente que los participantes del grupo de AFR se mostraron más entusiastas y parecieron disfrutar más de la actividad que los del grupo de AFA. Este hecho, sumado a las ventajas demostradas para esta modalidad de actividad física, permite proponer la AFR como la modalidad más adecuada para ser implementada en varones obesos de este grupo etario.
En conclusión, tanto la AFA como la AFR, sin restricción calórica, resultaron eficaces para reducir el tejido adiposo abdominal y los lípidos intrahepáticos en varones adolescentes moderadamente obesos. La AFR, a diferencia de la AFA, también se asoció con mejoras significativas en la sensibilidad a la insulina.


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