Resúmenes amplios

RELACIÓN ENTRE FRECUENCIA CARDÍACA DE REPOSO Y RIESGO DE DIABETES


Melbourne, Australia
Una mayor frecuencia cardíaca de reposo se asocia con aumento del riesgo de diabetes en hombres sin obesidad, lo que sugiere que la hiperreactividad simpática podría ser un factor de predisposición para la aparición de diabetes.

Diabetic Medicine 30(4):421-427

Autores:
Grantham NM, Magliano DJ, Shaw JE

Institución/es participante/s en la investigación:
Monash University

Título original:
Higher Heart Rate Increases Risk of Diabetes Among Men: The Australian Diabetes Obesity and Lifestyle (AusDiab) Study

Título en castellano:
Una Mayor Frecuencia Cardíaca Aumenta el Riesgo de Diabetes en Hombres: El Estudio Australiano de Diabetes, Obesidad y Estilo de Vida (AusDiab)

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.93 páginas impresas en papel A4

Introducción

La frecuencia cardíaca es un predictor de enfermedad y mortalidad cardiovascular (CV) y la reducción de la frecuencia cardíaca se asocia con mejoría de parámetros CV. Asimismo, han surgido datos que sugieren que una frecuencia cardíaca elevada puede ser predictor de diabetes. El estudio ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities) del año 2003 fue el primero en informar una relación prospectiva entre la frecuencia cardíaca y la diabetes. Además, la relación entre la frecuencia cardíaca y la diabetes parece ser más fuere en personas no obesas.
La asociación entre la frecuencia cardíaca de reposo elevada y la enfermedad CV ha sido atribuida en parte a la hiperreactividad del sistema nervioso simpático (SNS). Además de su papel en el control CV, el incremento del tono simpático tiene consecuencias metabólicas adversas y puede causar insulinorresistencia (IR) así como modificaciones de otros marcadores metabólicos.
Por otro lado, la presencia de sindrome metabólico, obesidad abdominal e IR per se puede derivar en activación del SNS, con un incremento de la frecuencia cardíaca más como consecuencia que como causa de alteraciones metabólicas. Sobre esta base, los autores decidieron investigar la relación entre frecuencia cardíaca y diabetes, estratificado por sexo y obesidad.

Participantes y métodos

En el Australian Diabetes Obesity and Lifestyle study, los investigadores tomaron una muestra de 11 247 adultos > 25 años de 42 distritos de Australia seleccionados al azar en 1999-2000. La información fue recolectada mediante una entrevista en el domicilio, seguido de un examen biomédico. Entre 2004 y 2005 se invitó a los participantes a realizar un seguimiento. Del total de participantes, 6 537 asistieron para el seguimiento en el que se repitió la evaluación inicial; la tasa de respuesta fue del 60%. En comparación con los que no concurrieron, los que realizaron el seguimiento presentaron menor probabilidad de ser hipertensos, de tener un menor nivel de educación o de ser fumadores y presentaron menor nivel de glucemia (2 hs) y circunferencia de cintura al inicio.
Tanto al inicio como en el seguimiento, todos los participantes, excepto aquellos que ya recibían tratamiento para la diabetes o las mujeres embarazadas, fueron sometidos a una prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG). Además, los investigadores realizaron mediciones de presión arterial y frecuencia cardíaca. La presencia de obesidad fue definida por un índice de masa corporal (IMC) > 30 kg/m2 y la presencia de hipertensión arterial por un nivel de presión sistólica > 140 mm Hg o de presión diastólica > 90 mm Hg o por el empleo de medicación antihipertensiva. Se interrogó sobre los antecedentes personales de enfermedad cardiovascular (ECV) (imfarto de miocardio, ictus o angor) y se evaluó el nivel de ansiedad mediante la Hospital Anxiety and Depression Scale. Además, calcularon el índice de insulinosensibilidad HOMA-IS. Las pruebas de insulina solo se realizaron en participantes > 35 años. La definición de diabetes comprendió niveles de glucemia en ayunas > 7 mmol/l o glucemia (2 hs) > 11.1 mmol/l o por la presencia de tratamiento con insulina o hipoglucemiantes orales. Se determinó la presencia de microalbuminuria y macroalbuminuria. Fueron considerados portadores de sindrome metabólico los participantes con hiperinsulinemia, intolerancia a la glucosa o diabetes definida por la PTOG y al menos 2 de: obesidad, dislipidemia (triglicéridos > 1.7 mmol/l o colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDLc) < 0.9 mmol/l en hombres y < 1 mmol/l en mujeres), hipertensión y microalbuminuria (excreción urinaria de albúmina > 20 µg/min).

Resultados

De un total de 11 005 participantes para ser evaluados entre 2004 y 2005, completaron el examen 6 400 y de 137 participantes, se obtuvo solo los análisis de sangre y orina. Por tanto, la tasa de respuesta para el seguimiento fue de 60% (6 537 de 11 005).
En comparación con aquellos sin diabetes, aquellos que presentaron diabetes luego de 5 años resultaron significativamente mayores, con mayor circunferencia de cintura, menor nivel de actividad física, mayor presión arterial y mayor frecuencia cardíaca.
La distribución de la población de seguimiento en 4 grupos de frecuencia cardíaca fue la siguiente: < 60 latidos/min (16%), 60-69 latidos/min (35%), 70-79 latidos/min (31%) y > 80 latidos/min (18%). Luego de los ajustes para la edad, los hombres con frecuencia cardíaca > 60 latidos/min mostraron incremento del riesgo de diabetes en comparación con aquellos con frecuencia cardíaca < 60 latidos/min. En las mujeres se observó un aumento significativo del riesgo ajustado por edad en aquellas con frecuencia cardíaca > 80 latidos/min en comparación con las que tenían frecuencia cardíaca < 60 latidos/min. Luego del ajuste por potenciales factores de confusión, el riesgo de evolucionar a diabetes persistió elevado en cuartilos de frecuencia cardíaca 2-4, tanto en hombres como mujeres, pero fue significativo solo cuando se analizó a los hombres y mujeres en forma conjunta. El ajuste adicional por el estado de menopausia no afectó los resultados en mujeres.
Cuando se excluyó a los participantes que empleaban medicación antihipertensiva al inicio (n = 731, incluyendo 61 casos de diabetes nueva), las relaciones persistieron similares en magnitud, pero resultaron significativas en aquellos con frecuencia cardíaca > 80 latidos/min frente a < 60 latidos/min.
Con respecto a la relación entre frecuencia cardíaca en participantes no obesos y obesos, en los hombres se observó una asociación más fuerte en los que no eran obesos. Se observó un aumento del riesgo significativo en aquellos con frecuencia cardíaca entre 60 y 69 latidos/min y > 80 latidos/min en comparación con aquellos con frecuencia cardíaca < 60 latidos/min, ajustado por edad, antecedentes familiares de diabetes, nivel educativo, nivel de actividad física, tabaquismo, circunferencia de cintura, circunferencia de cadera, colesterol total, triglicéridos, HDLc, HOMA-IS, hipertensión, tratamiento antihipertensivo, relación urinaria albúmina/ creatinina y ansiedad. Este hallazgo no se vio afectado al excluir aquellos que informaron utilizar tratamiento antihipertensivo al inicio y aquellos con antecedentes de ECV.
En las mujeres, no fue aparente la interacción entre frecuencia cardíaca y obesidad.
Cuando se examinó la relación entre frecuencia cardíaca y la aparición de diabetes en participantes con sindrome metabólico y sin él, se observó aumento significativo del riesgo en hombres sin sindrome metabólico con frecuencia cardíaca > 80 latidos/min. No se halló asociación entre frecuencia cardíaca y aparición de diabetes en hombres con sindrome metabólico, o en mujeres con sindrome metabólico o sin él.

Discusión

Los autores señalan que sus hallazgos sugieren que una frecuencia cardíaca > 80 latidos/min se asocia con riesgo significativamente incrementado de aparición de diabetes en hombres no obesos luego de un período de 5 años. Esta relación fue independiente de la edad, antecedentes familiares de diabetes, nivel educativo, nivel de actividad física, tabaquismo, circunferencia de cintura, circunferencia de cadera, colesterol total, triglicéridos, HDLc, HOMA-IS, hipertensión, tratamiento antihipertensivo, relación urinaria albúmina/ creatinina y ansiedad.
Los autores comentan que estos resultados concuerdan con lo observado en estudios previos. El primer estudio prospectivo en que se evaluó la relación entre frecuencia cardíaca e incidencia de diabetes se realizó en 8 185 participantes durante un período de seguimiento de 8.3 años. Se observó riesgo de diabetes de aproximadamente el doble en aquellos con frecuencia cardíaca inicial > 73 latidos/min frente a < 60 latidos/min. Esto persistió significativo aún luego del ajuste por actividad física e IMC, glucemia inicial así como cuando se excluyeron aquellos con medicación antihipertensiva.
Shigetoh y col. publicaron los hallazgos de un estudio prospectivo de 20 años que incluyó 637 participantes e informó que aquellos con una frecuencia cardíaca inicial > 80 latidos/min presentaron incremento del riesgo del diabetes mayor de 5 veces en un período de 20 años en comparación con aquellos con frecuencia cardíaca < 60 latidos/min.
Los autores resaltan que sus hallazgos mostraron una relación evidente solo en hombres no obesos. En un estudio por Carnethon y col, la relación también estuvo presente solo en sujetos no obesos.
La frecuencia cardíaca se encuentra determinada en forma predominante por el estímulo del sistema nervioso simpático al corazón y modulada por el estímulo vagal. Por tanto, los autores señalan que parece razonable especular que la activación simpática constituye el nexo entre la elevación de la frecuencia cardíaca y el incremento del riesgo de diabetes. De hecho, existen pruebas del papel central de la activación del SNS en la etiología del sindrome metabólico, la aparición de diabetes y el aumento del riesgo CV asociado con estas condiciones.
La activación simpática parece contribuir con la IR mediante efectos tanto hemodinámicos como celulares. Más aún, se ha establecido una relación entre la tasa de descarga de los nervios simpáticos al músculo esquelético y la IR, lo que sugiere que la activación del SNS modula la sensibilidad a la insulina mediante modificaciones de la hemodinamia regional.
Además, suele observarse activación simpática en individuos genéticamente predispuestos a presentar características del sindrome metabólico. En personas con obesidad, el incremento de la actividad simpática es proporcional al aumento del peso, y se acentúa aún más si la obesidad se asocia con hipertensión. Los autores explican que estos hallazgos podrían de alguna forma explicar la relación más fuerte entre frecuencia cardíaca y riesgo de diabetes en hombres sin obesidad dada la falta de influencia de la obesidad como factor de confusión.
La asociación entre activación simpática e insulinosensibilidad parece ser bidireccional. Mientras que el aumento de actividad simpática reduce la insulinosensibilidad, la infusión sistémica de insulina durante el clampeo de glucosa se acompaña de marcado incremento del flujo simpático neural hacia la circulación del músculo esquelético. En este contexto, los autores especulan que el aumento de la frecuencia cardíaca es consecuencia de la IR y no parte del mecanismo causal de diabetes. No obstante, los hallazgos de este estudio fueron independientes de HOMA, un marcador de insulinosensibilidad.
Las causas de ausencia de relación entre frecuencia cardíaca y riesgo de diabetes en mujeres comprenden menor descarga simpática central en mujeres que en hombres, y la existencia de diferencias relacionadas con el sexo en la respuesta CV y autonómica a estresores, así como el estado hormonal. Con respecto a esto último, los estrógenos podrían desempeñar un papel modulador del control autonómico de la frecuencia cardíaca, con facilitación del control vagal y atenuación de la regulación simpática.
Los autores concluyen que en la corte prospectiva estudiada, la frecuencia cardíaca de reposo se asoció con incremento del riesgo de diabetes en un período de 5 años en hombres sin obesidad. Esto parece indicar que la hiperreactividad simpática desempeña un papel en la aparición de diabetes tipo 2 y sugiere la posibilidad de que la frecuencia cardíaca podría tenerse en cuenta para identificar el riesgo de diabetes tipo 2 en hombres sin obesidad.



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