Resúmenes amplios

LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019 ESTARÍA ASOCIADA CON COMPLICACIONES CARDÍACAS


Houston, EE.UU.
La enfermedad por coronavirus 2019 podría inducir nuevas patologías cardíacas o exacerbar enfermedades cardiovasculares subyacentes o ambas.

JAMA Cardiology 1-10

Autores:
Madjid M

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Texas-Houston Health Science Center

Título original:
Potential Effects of Coronaviruses on the Cardiovascular System: A Review

Título en castellano:
Los Efectos Potenciales de los Coronavirus sobre el Sistema Cardiovascular: Una Revisión

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.05 páginas impresas en papel A4

Introducción

El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), que causa la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) ha alcanzado un nivel de pandemia. Las infecciones respiratorias agudas son desencadenantes de enfermedades cardiovasculares (ECV), y a su vez la ECV subyacente generalmente se asocia con comorbilidades, que pueden aumentar la incidencia y la gravedad de las enfermedades infecciosas. Comprender los efectos del COVID-19 en el sistema cardiovascular sería esencial para proporcionar atención médica integral a pacientes cardíacos.

El objetivo del presente estudio fue revisar los conceptos básicos de los coronavirus, con un enfoque en el COVID-19, junto con sus efectos sobre el sistema cardiovascular. 

Observaciones

Los coronavirus pertenecen a la subfamilia Coronavirinae. Actualmente, se sabe que 7 cepas diferentes de coronavirus infectan a los humanos. Además, existe el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV), el coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV) y el SARS-CoV-2 recientemente identificado. Cuatro tipos de coronavirus humanos son endémicos y generalmente causan infecciones respiratorias leves autolimitadas.

El brote de SARS-CoV comenzó al sur de China, en noviembre de 2002, y probablemente se relacionó con un evento zoonótico. La transmisión del SARS-CoV es principalmente por contacto cercano de persona a persona, a través de gotitas respiratorias, y su período de incubación es de 2 a 11 días. En 2003, un total de 8096 personas en 29 países fueron reportadas enfermas con SARS y 774 (10%) de estas murieron. El número reproductivo básico (R0) estimado para SARS-CoV es de aproximadamente 3. La edad avanzada, las comorbilidades subyacentes y el nivel elevado de lactato deshidrogenasa (LDH) en la presentación fueron factores predictivos independientes de mortalidad en la infección por SARS-CoV. El SARS-CoV podría haber provocado complicaciones cardiovasculares, aunque la mayoría de los datos han sido anecdóticos.

La epidemia de MERS-CoV surgió en Arabia Saudita en junio de 2012. Este virus se transmitió desde los camellos infectados a los humanos a través del contacto cercano. El MERS-CoV se propaga de las secreciones respiratorias de una persona infectada a otras a través del contacto cercano, con un período de incubación de 2 a 13 días. Al 30 de noviembre de 2019, se ha informado un total de 2494 infecciones confirmadas por MERS-CoV, con 858 muertes asociadas (34.4%) en 26 países. El R0 estimado de los brotes de MERS-CoV en Arabia Saudita y Corea del Sur fue de entre 2 y 5. Los factores de riesgo clínico para la mortalidad en el MERS fueron la edad avanzada, el género masculino y las afecciones médicas subyacentes.

El 9 de enero de 2020, el SARS-CoV-2 fue identificado oficialmente como la causa del COVID-19. La infección por SARS-CoV-2 causa una enfermedad respiratoria grave con muchos hallazgos epidemiológicos, clínicos, radiológicos y de laboratorio similares a la infección por SARS-CoV. La transmisión del SARS-CoV-2 parece ser principalmente de persona a persona a través de contacto cercano, a través de gotitas respiratorias, con un período de incubación de hasta 14 días. Hasta el 19 de marzo de 2020, se han notificado 213 254 casos confirmados de COVID-19 en todo el mundo, con 8843 muertes. El R0 estimado del SARS-CoV-2 sería de entre 2 y 3. La infección por SARS-CoV-2 afecta principalmente a adultos. Al 3 de marzo de 2020, la tasa de mortalidad mundial del COVID-19 ha sido de alrededor del 3.4%. La tasa de mortalidad cruda varía según la ubicación, la intensidad de la transmisión y las variaciones de la atención. Los 3 síntomas principales de COVID-19 son fiebre, tos y dificultad para respirar. Sería posible la transmisión del virus de pacientes asintomáticos o mínimamente sintomáticos a otras personas. El diagnóstico se realiza actualmente a través de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real para SARS-CoV-2 utilizando muestras respiratorias superiores e inferiores. La tomografía axial computarizada de tórax inicial de los pacientes con COVID-19 demuestra una anormalidad en al menos el 85% de los casos. El COVID-19 también está asociado con manifestaciones y complicaciones extrapulmonares adicionales. Los informes preliminares indican la mortalidad del COVID-19 sería más alta en personas de mayores de 85 años. Una gran proporción de pacientes con COVID-19 confirmado tendría ECV subyacentes o factores de riesgo cardíaco o ambos. El SARS-CoV-2 infecta casi por igual a ambos géneros; sin embargo, los hombres demostraron una mayor tasa de letalidad que las mujeres (3.6% contra 1.6%, respectivamente). Hasta la fecha, se sabe que la edad avanzada (> 60 años), el género masculino y la presencia de comorbilidades son los principales factores de riesgo de mortalidad por COVID-19. La lesión cardíaca aguda determinada por niveles elevados de troponina de alta sensibilidad se observa frecuéntenme en casos graves de COVID-19 y está fuertemente asociada con la mortalidad. El síndrome de dificultad respiratoria aguda también está fuertemente asociado con la mortalidad. El SARS-CoV-2 parece afectar el miocardio y causar miocarditis. Un estudio retrospectivo de 150 pacientes con COVID-19 confirmado que evaluó los factores asociados con la mortalidad indicó que la enfermedad cardiovascular fue más frecuente en los pacientes que murieron que en los que sobrevivieron. En el último informe de China, el 14% fueron graves y solo el 5% críticas. Al igual que con otros desencadenantes de eventos cardiovasculares agudos, se recomienda el uso de agentes antiplaquetarios, betabloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensiona y estatinas según las pautas de práctica.

Conclusiones

El COVID-19 estaría asociado con una alta carga inflamatoria que puede inducir inflamación vascular, miocarditis y arritmias cardíacas. La gravedad, el alcance y los efectos cardiovasculares a corto plazo frente a los de largo plazo del COVID-19, junto con el efecto de los tratamientos específicos, aún no se conocen.  



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