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DEBE DARSE MAYOR IMPORTANCIA A LA EDUCACION NUTRICIONAL DURANTE EL EMBARAZO
(especial para SIIC © Derechos reservados)
Autor:
Carmén Martínez Rincón
Columnista Experto de SIIC

Institución:
Universidad Complutense de Madrid

Artículos publicados por Carmén Martínez Rincón 
Coautores Cristina Collado* Emma Cuadrado** Angel Rodríguez Cisneros*** 
Diplomado en nutrición humana, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España*
Diplomado en nutrición humana, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España**
Diplomado en enfermería, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España***


Recepción del artículo: 29 de septiembre, 2008
Aprobación: 5 de noviembre, 2008
Conclusión breve
Existe una gran confusión en cuanto a las pautas dietéticas recomendadas durante la gestación. Las mujeres de mayor edad y las que tienen título universitario poseen más conocimientos acerca de fuentes nutricionales, pautas dietéticas y enfermedades asociadas al embarazo.

Resumen

Objetivo: El objetivo de este trabajo es analizar las fuentes de información y el nivel de conocimiento que poseen, sobre alimentación en el embarazo, las mujeres en edad fértil. Método: estudio poblacional, descriptivo y transversal a 117 mujeres en edad fértil, entre los 18 y 50 años, residentes en el municipio de Leganés. Resultados: Sólo un 4.3% de las encuestadas conocía qué alimento era mejor fuente de hierro durante el embarazo y un 25.6% sabía que las espinacas constituyen una buena fuente de ácido fólico. Las mujeres con edades comprendidas entre 41-50 años poseen un mejor conocimiento de la composición de los alimentos (52.16% ± 29,7), al igual que aquellas mujeres que desempeñan un trabajo que requiere de titulación universitaria (51,34% ± 35,79). En cuanto a las pautas dietéticas a seguir durante esta etapa, el porcentaje de aciertos se encuentra alrededor del 50%. Una vez más, las mujeres de entre 41 y 50 años y aquéllas que desempeñan un trabajo que requiere de titulación universitaria presentan mayores porcentajes de aciertos (50.90% ±20.79 y 57.1%±16.9 respectivamente). En cuanto al bloque sobre patologías, destaca que aquéllas que son más propias y peligrosas durante el embarazo como la preeclampsia y la toxoplasmosis son poco conocidas. Con respecto a las fuentes de información nutricional, el profesional sanitario fue el más valorado, mientras que la televisión y radio obtuvieron la peor puntuación. La influencia de los mitos alimentarios es mayoritariamente baja. Conclusiones: Los resultados muestran que el conocimiento sobre fuentes ricas en hierro y recomendadas durante la gestación. Las mujeres de mayor edad y aquellas que desempeñan un trabajo que requiere título universitario son las que poseen un mayor conocimiento tanto en fuentes nutricionales, como en pautas dietéticas y patologías asociadas al embarazo. La fuente de consulta nutricional más valorada es el profesional sanitario, seguida de Internet, prensa escrita y entorno familiar.

Palabras clave
embarazo, mitos, fuentes de información, formación, patologías, pautas dietéticas, encuesta

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/101668

Especialidades
Principal: Nutrición
Relacionadas: Atención PrimariaEpidemiologíaMedicina FamiliarObstetricia y GinecologíaSalud Pública

Enviar correspondencia a:
Carmén Martínez Rincón, Universidad Complutense de Madrid Facultad de Medicina Departamento de Enfermería, 28040, Madrid, España


Nutrition Education for Women Of Childbearing Age. A Preliminary Study in a Rapidly Growing Urban Centre

Abstract
Objective: The objective of this paper is to discuss the sources of information and the degree of knowledge women of childbearing age have about nutritional intake during pregnancy, making a distinction between women with and without children, and evaluating the influence that age and profession can have.

Method: population, descriptive and cross-sectional study in 117 women of childbearing age (18-50 years old), residing at Leganés municipality.

Results: Only 4.3% of women interviewed knew what kind of foods are better sources of iron during pregnancy, and 25.6% of them knew that spinach is a good source of folic acid. Women aged 41-50 years have a better knowledge of food composition (52.16% ± 29.7), similar to those having a third level education (51.34% ± 35.79). As for dietary rules to be followed during this period, the percentage of right answers is aprox. 50%. Once more, women aged 41 to 50 years, and those with a third level education, showed the higher rates of correct answers (50.90% ±20.79, and 57.1%±16.9 respectively). As for morbidities, those diseases that are more dangerous or typical of pregnancy, such as pre-eclampsia and toxoplasmosis are the least known, with a right answer rates not higher than half of the sample (42.7%, and 45.3% respectively). As for age groups, women 41 to 50 years old are again those with the higher percentage of right answers, 66.7%±13.10. The percentage of right answers in women with a third level of education was 68.66%±15.44. Regarding sources of nutritional information, healthcare professionals were the most valued, while TV and radio obtained the worst score. The influence of nutritional myths is generally low, 82.1% of women showed a certain grade of disagreement, though in 12.8% of women interviewed, influence was high, and they agreed with 5 or more of the above mentioned myths; women aged 18 to 25 years are the most influenced.

Conclusions: The results show that women' knowledge about what food sources are rich in iron and folic acid, is lacking. Also, a great confusion exists as to dietary recommendations during pregnancy. Older women and those having a third level of education have the best knowledge about nutritional sources, as well as about pregnancy-related diseases. The most valued source of nutritional information is healthcare professionals, followed by the Internet, written press and family environment. The influence of nutritional myths is mainly low. There are no differences in knowledge on nutritional intake during pregnancy between women who are or who are not mothers. In conclusion, the importance of nutritional education for women should be stressed, especially for those who are pregnant.


Key words
pregnancy, myths, sources of information, education, diseases, dietary guidelines, surveys


DEBE DARSE MAYOR IMPORTANCIA A LA EDUCACION NUTRICIONAL DURANTE EL EMBARAZO

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
Introducción

Las deficiencias o excesos de algunos nutrientes pueden comprometer el estado nutricional de la embarazada y ocasionar defectos en el desarrollo del niño.1-3 Durante esta etapa la madre asume sola una gran responsabilidad, dándole mayor importancia a sus hábitos alimentarios.4,5 Esta preocupación le hace buscar información nutricional en diversas fuentes de consulta, que en muchos casos no tienen un soporte científico adecuado.

Tradicionalmente, la información sobre alimentación durante el embarazo era transmitida de madres a hijas, de este modo se difundían mitos que representan hábitos alimentarios que hoy sabemos que no son correctos. Posteriormente, los nuevos avances científicos en nutrición y salud, junto con el desarrollo de los medios de comunicación como la televisión, radio y prensa escrita han aportado más diversidad de información, arrastrando esos mitos y creando otros. La aparición de internet ha supuesto una nueva ventana de fácil acceso para obtener información y también para intercambiarla, gracias a la creación de foros y de páginas en las que se pueden realizar consultas. Pero es crucial saber reconocer las fuentes fidedignas y desechar aquellas que no lo son, ya que en muchos casos la información carece de base científica. Por todo esto es importante conocer la formación en materia de alimentación y la utilización de las fuentes de consulta nutricional de las mujeres en edad fértil.

Son numerosos los estudios realizados en embarazadas, en los que se valora la dieta y su ajuste, sin embargo no hemos encontrado datos que nos informen sobre el nivel de formación que la mujer embarazada tiene sobre la pauta dietética a seguir, cuáles son las fuentes de consulta más utilizadas y si existen algunos tipos de influencias que puedan alterar el comportamiento alimentario en esta etapa de la vida. Analizar estos aspectos nos parece de gran interés, ya que nos permitiría disponer de bases conductuales para el diseño y desarrollo de programas de formación adecuados a nuestra población, lo que permitirá un mejor control en la evolución del embarazo. Por ello nos planteamos la realización de este estudio, que tiene como objetivo principal analizar la influencia que determinados mitos alimentarios y fuentes de información pueden tener sobre la mujer gestante, así como el nivel de conocimientos que en dietética del embarazo poseen las mujeres en edad fértil, diferenciando entre mujeres con hijos o sin hijos y valorando la influencia que la edad y la profesión pueden introducir.

Con el fin ya descrito, nos plateamos la realización del estudio en un núcleo urbano que tuviera como características las de ser de rápido y reciente desarrollo, por lo que la población en edad fértil ocuparía una banda importante, y que acogiera además distintos tipos de corrientes migratorias. Para ello elegimos el municipio de Leganés, dicho municipio está situado en la zona sur de la Comunidad de Madrid, y constituye un ejemplo de núcleo urbano de rápido desarrollo, en donde el mayor grupo de ciudadanos es el comprendido entre los 30 y 34 años de edad, seguido del grupo poblacional de 25 a 29 años. Los últimos datos de población del Ayuntamiento de Leganés hablan de un total de 188 676 habitantes, de los cuales 94 760 son mujeres. La tasa bruta de natalidad es del 11.12% y los nacimientos de madres menores de 30 años representan el 32.53%, estas cifras son equiparables a las de la Comunidad de Madrid; este municipio es reflejo de un continuo crecimiento y de las corrientes migratorias producidas en Madrid, su población está formada principalmente por la primera generación procedente de otras zonas rurales y urbanas y la segunda de nacidos en Leganés. Además, la existencia de diferentes niveles culturales permite valorar el conocimiento sobre la dieta del embarazo, y la influencia que pueden tener la tradición familiar y los mitos alimentarios en las embarazadas.6


Metodología

La investigación planteada es un estudio poblacional, descriptivo y transversal realizado en mujeres en edad fértil del municipio de Leganés.

La selección de la muestra se hizo atendiendo a los siguientes criterios de inclusión: mujeres entre 18 y 50 años, residentes en Leganés, que no siguieran tratamiento dietético por enfermedades crónicas (diabetes, celiaquía), que no tuvieran estudios relacionados con la alimentación y la nutrición, y que no poseyeran titulaciones del área de ciencias de la salud.

Las mujeres que cumplían los criterios de inclusión establecidos, eran invitadas a entrevistarse con un miembro del equipo, que les explicaba verbalmente la finalidad y el objeto del estudio, garantizándoles el anonimato y la confidencialidad de los datos y su uso únicamente con fines estadísticos.

La muestra de estudio se obtuvo durante un período de tres meses, se configuró un grupo muestral final de 117 mujeres. La muestra fue agrupada para su estudio sobre la base de los criterios de edad, profesión y tenencia o no de hijos.

Por edades se diferenciaron tres grupos: de 18-25 años, 26-40 años y 41-50 años (Figura 1). El porcentaje de muestra en cada uno de los grupos se corresponde con la distribución de la población en el municipio de Leganés.







Para analizar la influencia que el tipo de profesión podía tener, se agrupó a lasa participantes en cuatro grandes grupos: así el 9.4% de la muestra eran amas de casa; el 15.4% correspondía a estudiantes; el 25.6% de las mujeres encuestadas desempeñaban un trabajo que requería título universitario y, por último, el 49.6% de la muestra realizaba un trabajo que no requería título universitario.

Igualmente se diferenció entre mujeres con hijos y mujeres sin hijos, para observar si existían diferencias de respuesta tras la maternidad. En este caso, la muestra estaba constituida por un 43.6% de mujeres con hijos, frente al 56.4% de mujeres sin hijos, diferencia que sigue, igualmente, las pautas de la población en el municipio de Leganés.

El instrumento de trabajo fue una encuesta diseñada al efecto, con cinco bloques de preguntas, en los que se valoraban distintos aspectos como:
Conocimientos sobre composición del alimento. Para ello se diseñó un bloque de preguntas de opción múltiple con una sola respuesta correcta, en donde se preguntaba sobre los alimentos7-10 como fuente de proteínas, alimentos ricos en calcio y en hierro, calidad de la grasa y alimentos con mayor presencia de folatos.

Conocimientos sobre dietética del embarazo.11-14 Igualmente se utilizaron preguntas de opción múltiple para recoger la opinión sobre el uso de la sal, las bebidas estimulantes, la utilización y los posibles efectos de los edulcorantes y las vitaminas de mayor recomendación en esta etapa.15,16

Conocimientos sobre enfermedades propias del embarazo. Se incluyeron la valoración del conocimiento sobre la preeclampsia, como patología propia del embarazo frente a otras,17-19 el manejo correcto del estreñimiento, náuseas, vómitos, reflujo y cuadros de acidez propios de la gestación, así como la información sobre toxoplasmosis y diabetes gestacional.20

Estos tres bloques de preguntas se valoraron atendiendo el número de aciertos conseguidos.

Valoración de las posibles fuentes de información a utilizar. Para ello se diseñaron cinco ítem que reseñaban las posibles fuentes de información disponibles: profesional sanitario, internet, prensa escrita, entorno familiar/amigos y televisión y/o radio. Para valorar las respuestas de este bloque se aplicó una escala numérica de cinco niveles de puntuación, del 1 al 5, en donde 1 era la mínima puntuación y 5 la máxima.

Valoración de la posible influencia de los mitos alimentarios. Para valorar la posible influencia de los mitos a la hora de seguir una pauta alimentaria en el embarazo, se diseñó un bloque de preguntas compuesto por 10 ítem, seleccionados tras una búsqueda en foros de internet dirigidos a mujeres gestantes y revistas especializadas; la selección se realizó por su mayor aparición en estas fuentes, manteniendo el tipo de lenguaje a la hora de redactarlos. Los mitos seleccionados fueron: si no se satisface un antojo, el niño saldrá con una marca; durante el embarazo hay que comer por dos; los picantes que ingiera la madre pueden causar daño al bebé; a partir de los tres meses de gestación se puede tomar alcohol sin riesgo para el bebé; los vegetales con sabor fuerte son malos para el feto; beber demasiados líquidos aumenta el contenido de líquido amniótico del bebé; comer carne durante el embarazo hace a los niños cabezones; todos los vegetales son buenos durante el embarazo; una mujer vegetariana debe cambiar su dieta si se queda embarazada; los alimentos transgénicos producen alteraciones en el feto.

La forma de repuesta elegida fue de verdadero o falso, aplicando posteriormente, sobre la totalidad de las respuestas, una escala Likert de valoración, de cinco niveles, que nos permitió establecer el grado de acuerdo o desacuerdo con los mitos reflejados. Los rangos se codificaron de la siguiente manera: si todas las respuestas eran señaladas como verdaderas, el grado de acuerdo con los mitos era muy alto, "influencia muy alta" (10); si todas las respuestas eran señaladas como falsas, "no influencia" (0); dejando los valores intermedios para los distintos grados de influencia, siendo de 1 a 4 "influencia media-baja" y de 5 a 9 "influencia media-alta".

Para la recolección de la información se optó por la figura del entrevistador, a fin de evitar que las posibles dudas del entrevistado se reflejaran en una respuesta incorrecta. Con el fin de homogeneizar los resultados, y evitar interferencias por parte de los entrevistadores, éstos fueron instruidos previamente en la mecánica de la entrevista y en la forma de recolección de datos, para lo cual se elaboró un protocolo de procedimientos que seguía los estándares para este tipo de entrevistas.21

Con antelación a su aplicación en el estudio, la encuesta fue previamente validada (validez de contenido y validez de construcción); para ello se utilizó el sistema de doble encuesta, con el mismo cuestionario, en un intervalo de tiempo no menor de una semana, ni mayor de un mes, sobre un mismo grupo de 20 mujeres con características representativas de la muestra, y recogiendo la información un mismo encuestador; de este modo se confirma que el entrevistado suministra la misma información por lo menos en dos ocasiones distintas, manteniendo las condiciones tanto internas como externas. Para establecer la validación se observaron los porcentajes de concordancia plena y aproximada entre ambas encuestas y su correspondiente correlación; el tratamiento estadístico aplicado para la validación del instrumento fue realizado mediante la prueba de McNemar,22-24 la cual indicó que no hubo cambios significativos entre las dos mediciones realizadas y que existía una alta correlación entre las respuestas (superior a 0.900, con un valor de p < 0.05).

Una vez realizadas las encuestas, se transcribieron los datos a una base de datos diseñada al efecto, para su tratamiento y análisis. El análisis se realizó en el centro de proceso de datos de la Universidad Complutense de Madrid, mediante los programas informáticos SAS 8.2 y SPAD 6.0 para Windows®. Los métodos utilizados fueron los siguientes: estadística descriptiva de las variables categóricas (procedimiento FREQ) con la obtención de frecuencias y porcentajes de las categorías aplicadas; correlación bivariada entre variables continuas (procedimiento CORR); estadística descriptiva de las variables continuas (procedimiento univariado) para la descripción de la variables: media, desviación estándar, máximo, mínimo, mediana, cuartilos y desviación estándar de la media; análisis de la varianza, ANOVA, para la comparación de medias de las distintas variables entre grupos; análisis factorial (procedimiento FACTOR), con el fin de establecer los factores que mayor influencia ejercen en las variables estudiadas; aplicación de un análisis cluster, que forma clases, que agrupen a los sujetos que muestran valores similares en las distintas variables consideradas.


Resultados y discusión

Los resultados obtenidos con mayor significación se agrupan en un total de dos tablas y tres gráficos, y se expresan tanto para la totalidad de la muestra como para el agrupamiento establecido en el estudio (edad, profesión, así como por la tenencia o no de hijos).


Conocimiento sobre composición de alimentos

El primer bloque de preguntas valoraba el conocimiento acerca de algunas fuentes nutricionales (alimentos vegetales ricos en proteínas, mejor fuente de hierro, folatos y calcio alimentario; así como la grasa más saludable). En los resultados obtenidos para toda la muestra (n = 117), destaca el escaso conocimiento sobre las fuentes alimentarias propuestas, especialmente para el hierro (4.3% de aciertos) y para el ácido fólico (25.6% de aciertos); por el contrario, el 75.2% de la muestra acertó a la hora de elegir el tipo de fuente alimentaria para la grasa más saludable: el pescado azul.

Al diferenciar la muestra por edades (Tabla 1), aquellas mujeres que se encuentran en la franja etaria de 41-50 años, poseen un mejor conocimiento de los alimentos; con un valor medio de aciertos, para todo el bloque, de 52.16% ± 29.70% (p < 0.05); el grupo con menor nivel de conocimiento fue el de 18-25 años (33.12% ± 24.46%; p < 0.05).







Por profesiones (Tabla 2), encontramos datos significativos (p < 0.05) en aquellas mujeres que desempeñan un trabajo que requiere titulación universitaria (51.34% ± 35.79% de aciertos). El grupo con menos aciertos es, en este caso, el de las estudiantes (34.4% ± 24.98%).







Al analizar las respuestas obtenidas para los alimentos propuestos, se desprende que las legumbres son reconocidas como la mejor fuente de proteínas de origen vegetal por la casi totalidad de las profesiones, con valores de respuesta muy superiores al 50% de la muestra; destaca también de las respuestas obtenidas que las verduras constituyen el segundo grupo de alimentos considerado más rico en proteínas (18.8%), por delante de los cereales (6.8%). En cuanto a la mejor fuente de calcio, las amas de casa (63.60%) y las mujeres que realizan un trabajo que requiere título universitario (63.30%) son las que se decantaron por el brócoli entre las alternativas propuestas (champiñón, brécol, uvas y carne de pollo); curiosamente, los champiñones son también considerados, en muchos casos, el alimento más rico en este mineral (36.20% de las profesionales sin título universitario lo consideran la mejor fuente de calcio propuesta). Respecto de la fuente de hierro más adecuada para la embarazada, tan sólo un pequeño porcentaje de las amas de casa (18.2%) y mujeres con profesión universitaria (10%) señalaron el solomillo de ternera como la respuesta correcta; las lentejas fueron consideradas como la mejor fuente férrica (60.7%), seguidas del hígado (35%); los patés y foie-gras no fueron considerados como fuente adecuada de hierro por ningún grupo estudiado.

En cuanto a las fuentes alimentarias de folatos, nutriente de gran importancia en esta etapa, encontramos significación dentro de las profesiones (p = 0.025), con 25.6% de respuesta para las espinacas; al diferenciar por edades, destacan porcentajes considerables de aciertos (42.9%) para p = 0.002, en el grupo de las mujeres entre 41-50 años. En cuanto al alimento con mejor calidad de grasa, observamos que más de un 80% de las mujeres mayores de 26 años escogió el pescado azul; las mujeres de 18-25 años fueron las que se decantaron por la carne de cerdo (21.9%) y la bollería (pasteles) (12.5%).

El escaso conocimiento sobre fuentes ricas en micronutrientes considerados clave durante la gestación puede deberse a que normalmente se recurre al aporte de suplementos en lugar de mejorar su ingesta dietética; en estudios donde se valora la dieta de las embarazadas esto se hace evidente, sólo porcentajes muy bajos ingieren dietas suficientes en minerales y vitaminas.5 En contraposición se encuentra la grasa, nutriente que consideramos es más conocido debido a la información recibida a través de los anuncios publicitarios o bien por la preocupación existente en la población, por el aumento de peso25 y los alimentos con contenido graso, sin embargo es destacable que es entre las mujeres jóvenes (18-25 años) donde se produce un porcentaje de respuesta importante hacia las grasas industriales, debido quizás, a un hábito dietético personal inadecuado.


Pautas dietéticas a seguir durante la gestación

Se engloban en este bloque las preguntas sobre los alimentos que más discusión suscitan durante el embarazo, como la sal, las bebidas estimulantes (café y té) y los edulcorantes (sacarina y aspartamo); además se ha incluido un ítem acerca del aumento de requerimientos de vitaminas en esta etapa y otro referente a la relación del peso inicial de la madre con la ganancia ponderal adecuada. Los porcentajes de aciertos de la muestra valorada en su totalidad se encuentran cercanos a 50, con excepción del ítem sobre el uso de sal, con 76.9% de respuestas correctas, y para la ganancia de peso, con un 29.9%.

Por edades (Tabla 1), las mujeres entre 41-50 años obtienen de nuevo el porcentaje mayor de aciertos (50.9% ± 20.79%) para la totalidad del bloque; las más jóvenes son las que obtienen peores resultados, sólo 43.7% ± 13.87%. Al diferenciando por profesiones (Tabla 2), destacan positivamente las mujeres que desempeñan un trabajo que requiere titulación universitaria (57.1% ± 16.9% de aciertos), mientras que las estudiantes tienen tan sólo un 42.07% ± 12.95% de respuestas correctas.

Un mayor análisis de los resultados de este bloque nos permite ofrecer datos de algunos nutrientes de especial significación; la franja de edad de 26 a 40 años es la que responde en mayor proporción (61.40%) que la vitamina que debe ser aumentada antes y durante el embarazo es el ácido fólico; frente a un 31.60% que afirma que todas las vitaminas valoradas deben aumentar sus ingestas recomendadas (p = 0.025). Con respecto a los otros dos grupos de edad, encontramos porcentajes de respuestas similares para el aumento de ácido fólico y de las tres vitaminas mencionadas.

En cuanto a la ganancia ponderal de la mujer durante la gestación, sólo el grupo de 18 a 25 años considera que el peso previo de la mujer influye (50% de aciertos, para p = 0.02), mientras que los otros dos grupos optan mayoritariamente por la respuesta negativa, debido quizás a que la población más joven está más influenciada por la estética corporal.25

En cuanto a las pautas dietéticas debemos subrayar que la existencia, actualmente, de importantes controversias sobre el consumo diario de café, té, edulcorantes, etc., y la falta de unificación en los criterios de utilización5 en el embarazo, se percibe en las respuestas.


Enfermedades asociadas al embarazo

Sólo el 42.7% de la muestra piensa que la preeclampsia es una enfermedad propia de la gestación, y únicamente el 45.3% conoce qué alimento es vector de transmisión de la toxoplasmosis. Al separar la muestra por edades, el grupo de 41 a 50 años vuelve a ser el que posee un mayor número de aciertos, con 66.7% ± 13.10%, siendo el grupo de 18 a 25 años el que presenta nuevamente el porcentaje menor (58.35% ± 29.00%) (Tabla 1).

Según la profesión, las mujeres que poseen un trabajo que requiere título universitario acertaron en mayoría este bloque de ítem, con un 68.66% ± 15.44% de respuestas correctas, seguidas muy de cerca por aquellas profesionales que no requieren título universitario (66.1% ± 17.56%). Las estudiantes y amas de casa obtienen porcentajes similares de aciertos (54.6% ± 24.69%; 54.5 ± 26.95%) (Tabla 2).

En cuanto a los alimentos que pueden trasmitir la toxoplasmosis (jamón serrano, salmón ahumado, mejillones enlatados y todos los anteriores), encontramos significación tanto por edades (p = 0.005) como por profesiones (p = 0.002); observando que según disminuye la edad, disminuye también el porcentaje de respuestas correctas; destaca el resultado para el grupo de 26 a 40 años (40.40%) que señala la opción de "todos los alimentos anteriores". En cuanto a la distinción por profesiones, sólo las universitarias obtienen un porcentaje destacado de aciertos (66.7%); mientras que, por el contrario, las amas de casa tienen el resultado más bajo (9.1%).

En este bloque encontramos significación estadística (p = 0.012), entre las respuestas de mujeres con hijos o sin hijos; así, a la pregunta acerca de cuál es la enfermedad propia más frecuente en las embarazadas, las mujeres que tienen hijos contestaron mayoritariamente que esta enfermedad era la preeclampsia, si bien un 23.5% opinó que era la intolerancia a la lactosa. En cambio, las mujeres que no tienen hijos se decantaron mayoritariamente por la intolerancia a la lactosa, la preeclampsia fue la segunda opción, con 30.3%; lo que nos indica que no existe una información adecuada previa al embarazo, a pesar de ser esta complicación una de las más importantes por su morbimortalidad tanto materna como fetal.


Fuentes de consulta nutricional

El personal sanitario fue la opción más valorada como mejor fuente de consulta nutricional, el 91.5% de la muestra puntuó esta opción con un valor de 5, dentro de una escala de valoración del 1 al 5; la televisión y la radio fueron las menos valoradas, más del 50% de la muestra optó por puntuaciones de 1 a 3; mientras que internet y la prensa escrita recibieron una puntuación de 3 (39.3% de la muestra) (Figura 2). Estos datos parecen constatar que las nuevas tecnologías no dejan de ser un acercamiento pasivo a los problemas,26 y que sigue siendo la educación presencial la forma de implicación-motivación más importante.







El 30.8% de la muestra dio una puntuación de 3 al entorno familiar como mejor fuente de consulta, y fueron las estudiantes (46.9%), las mujeres sin hijos (39.4%) y aquellas entre 18-25 años (46.9%), las que mejor valoran esta fuente, puntuándola entre 3 y 4. Por el contrario, las amas de casa (45.5%, para p = 0.015), las mujeres con hijos (33.3%, para p < 0.001) y aquellas cuya edad se sitúa entre 41-50 años (p < 0.001), las que valoran menos el entorno familiar. Dichos resultados nos indican la importancia que el entorno familiar puede tener en la forma de alimentación, si bien es destacable que mujeres con experiencia, de más edad o con hijos, se apoyan menos en la familia y valoran otras fuentes de información.


Mitos alimentarios

Observamos que el mito alimentario que tiene más influencia en las encuestadas es el relativo a la bonanza de los alimentos vegetales, el 74.4% de la muestra piensa como cierto que "todos los vegetales son buenos durante el embarazo"; "los picantes que ingiera la madre pueden causar daño al bebé" es otro de los mitos de mayor valoración con un 56.4% de respuestas sobre su veracidad; "una mujer vegetariana debe cambiar su dieta si se queda embarazada", con una aceptación del 48.7%; y "los alimentos transgénicos producen alteraciones en el feto", con un 37.60% de respuestas. Antiguos mitos como "durante el embarazo hay que comer por dos" han perdido credibilidad actualmente, sólo 10.3% de la muestra lo considera vigente (Figura 3).







Al comparar el grupo de mujeres con hijos y el de sin hijos, observamos significación en tres mitos alimentarios, así en lo relativo a los "antojos" o marcas en la piel, el 66.70% (p = 0.011) de las mujeres sin hijos piensan que es cierto, frente a un 43.10% de las mujeres con hijos. Igualmente hemos encontrado significación estadística en lo relativo a la dieta vegetariana, así el 59.10% (p = 0.011) de las mujeres sin hijos piensan que una mujer vegetariana debe cambiar su dieta si se queda embarazada; en cuanto al posible daño al feto por la ingesta de alimentos picantes, existen diferencias significativas entre los dos grupos valorados (p < 0.05), el 92.20% de las mujeres con hijos piensan que es falso, frente al 78.80% que cree igualmente que es falso entre las mujeres sin hijos. Por edades, se puede comprobar que las mujeres entre 18-25 años reciben una mayor influencia de estas aseveraciones, sobre todo en lo relativo a los "antojos", 31.30% (p = 0.014) creen que es verdad, y a "los vegetales con sabor fuerte son malos para el feto", donde la respuesta como verdadero es del 34.4%, para un valor de p = 0.044 (Figura 3).

Para medir la influencia que puede tener el conjunto de los mitos seleccionados, se utilizó una escala de valoración tipo Likert. Se observó que el nivel de influencia, grado de acuerdo o desacuerdo, es bajo, aunque un 12.80% de las encuestadas se muestran de "acuerdo", con 5 o más de estos mitos seleccionados (Figura 4). El grupo poblacional más influenciado es el de 18 a 25 años (p = 0.012), dato que apunta a la población más joven como aquella que puede ser más receptora de informaciones inadecuadas.







Conclusiones

No existe un adecuado conocimiento sobre las mejores fuentes de nutrientes, principalmente hierro y folatos; existe un gran desconocimiento de las pautas dietéticas y de las enfermedades propias del embarazo, como la preeclampsia y la toxoplasmosis.

Por grupos de edad, las mujeres de mediana edad y las universitarias son las que tienen un mayor conocimiento sobre composición de alimentos, pautas dietéticas y enfermedades. La fuente de información más valorada son los profesionales sanitarios, y las de menor puntuación, televisión y radio.

Las mujeres jóvenes y aquellas que no tienen hijos valoran más el entorno familiar, observándose además una mayor influencia de mitos alimentarios en estos grupos. Por el contrario, las mujeres con hijos, las amas de casa y el grupo de más edad son las que menos valoran el entorno familiar.

Las mujeres que han tenido algún embarazo no poseen mejor información sobre composición de alimentos, pautas dietéticas en el embarazo o enfermedades frecuentes en esta etapa.
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