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LA CALIDAD DE VIDA Y EL FUNCIONAMIENTO FAMILIAR EN PACIENTES CON CÁNCER SEGÚN SU USO DE CANNABIS
(especial para SIIC © Derechos reservados)
Autor:
Cecilia Iris Cisternas Isla
Columnista Experta de SIIC

Institución:
Universidad Adventista de Chile

Artículos publicados por Cecilia Iris Cisternas Isla 
Coautores Claudia Gómez* Emely Leiva Chavez** Josuyn Zapata Díaz* Jazmin Norambuena Figueroa*** 
Psicóloga, Colegio Adventista de La Serena, La Serena, Chile*
Psicóloga, Colegio Antamaro, Chillán, Chile**
Psicóloga, Comewealth School, Chillán, Chile***


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Conclusión breve
El cáncer afecta la calidad de vida y el funcionamiento familiar de los pacientes, provocando malestares físicos y psicológicos debido a la toxicidad de los tratamientos, lo que lleva, en ocasiones, al uso de cannabis como medicina alternativa. El objetivo de la investigación fue comparar la calidad de vida y el funcionamiento familiar percibido en pacientes con cáncer en etapas 2, 3 y 4 según su uso de cannabis.  

Resumen

El cáncer afecta la calidad de vida y el funcionamiento familiar de los pacientes, provocando malestares físicos y psicológicos debido a la toxicidad de los tratamientos, lo que lleva en ocasiones al uso de cannabis como medicina alternativa. El objetivo de la investigación fue comparar la calidad de vida y el funcionamiento familiar percibido en pacientes con cáncer en etapas 2, 3 y 4 según su uso de cannabis. Se utilizó una muestra de 49 participantes, compuesta por 24 consumidores de cannabis y 25 no consumidores, con un rango etario de 18 años en adelante. La investigación fue de tipo cuantitativa y transversal, con un diseño no experimental, un estudio comparativo, en el cual se aplicaron los cuestionarios Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale (FACES-20Esp adaptado) utilizado para medir el funcionamiento familiar, donde se aplicó la escala de evaluación familiar de cohesión y adaptabilidad, que consta de 20 ítems, en una escala de tipo Likert, tambión se aplicó la escala Short-Form Healthy Survey (SF-36, cuenta con 36 ítems, repartidos en ocho dimensiones y también es una escala de tipo Likert) para evaluar la calidad de vida. Los resultados indicaron que no existen diferencias estadísticamente significativas en ambos grupos; sin embargo, se observa que el cannabis medicinal no repercute negativamente en las áreas estudiadas, mostrando que no hay diferencias en el funcionamiento familiar en comparación con quienes no consumen, incluso se observa una mejor percepción en las dimensiones de salud física, salud mental y rol social.

Palabras clave
cáncer, calidad de vida, funcionamiento familiar, cannabis, medicina alternativa

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/162955

Especialidades
Principal: OncologíaSalud Mental
Relacionadas: Atención PrimariaMedicina FamiliarSalud PúblicaToxicología

Enviar correspondencia a:
Cecilia Iris Cisternas Isla, 3780000, Chillan, Chile


Abstract
Cancer influences the quality of life and family functioning of patients, causing physical and psychological discomfort due to the toxicity of treatments, sometimes using cannabis as an alternative medicine. The research objective was to compare the quality of life and family functioning perceived in cancer patients in stages 2, 3 and 4 according to cannabis use. A sample of 49 participants was used, consisting of 24 cannabis users and 25 non-consumers, with an age range of 18 years and older. The research is quantitative and transversal, it has a non-experimental design, it is a comparative study, in which the Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale questionnaires (adapted FACES-20Esp) used to measure family functioning were applied, where the Family cohesion and adaptability assessment scale, consisting of 20 items, is a Likert type scale, the Short-Form Healthy Survey (SF-36) scale was also applied to assess quality of life, which has 36 items, distributed in 8 dimensions, it is also a Likert scale. The results indicate that there is no statistically significant difference in both groups. However, it is shown that medical cannabis does not have a negative impact on the areas studied, showing that there is no difference in family functioning compared to those who do not consume, there is even a better perception in the dimensions of physical health, mental health and role social.


Key words
cancer, quality of life, familiar functioning, cannabis, alternative medicine


LA CALIDAD DE VIDA Y EL FUNCIONAMIENTO FAMILIAR EN PACIENTES CON CÁNCER SEGÚN SU USO DE CANNABIS

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
Introducción

El 70% de las muertes anuales en el mundo son producto de enfermedades crónicas, de las cuales el cáncer y las enfermedades vasculares son las más comunes. Estas enfermedades afectan de forma directa la calidad de vida, su manifestación gira en torno del dolor físico y psicológico que producen.

Se entiende el concepto calidad de vida como el bienestar personal producido por la satisfacción o insatisfacción del paciente, relacionado con las áreas importantes para él.

La familia es considerada el principal factor de afecto, apoyo y aprendizaje, siendo la primera fuente de relación social del individuo. El funcionamiento familiar implica al individuo, la familia y la cultura, aludiendo además a tres dimensiones de la conducta: cohesión, adaptabilidad y comunicación, las cuales son percibidas como fortalezas y atributos beneficiosos para la familia, ayudando a tratar con mayor eficacia las tensiones y situaciones de estrés, tales como la enfermedad de uno de sus integrantes. Olson propone una conceptualización de familias, según su funcionalidad, en: caótica, flexible, estructurada, rígida, disgregada, separada, relacionada y aglutinada. Esta clasificación se resume en el Modelo Circumplejo de Olson, que entiende el concepto de funcionalidad familiar desde la cohesión y adaptabilidad. La cohesión se refiere al vínculo emocional que los miembros de la familia tienen unos con otros y el grado de autonomía personal que experimentan. La adaptabilidad, por otro lado, es entendida como la habilidad de un sistema familiar para cambiar su estructura de poder, roles y las reglas relacionales, en respuesta a situaciones estresantes y a los cambios propios del ciclo vital familiar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que el cáncer es la transformación de células normales en células tumorales debido a la interacción genética y por la influencia de agentes externos. La metástasis, en tanto, es un proceso de desarrollo y propagación desproporcionado de células independientemente de su foco inicial. Las células cancerígenas suelen atacar el tejido adyacente y pueden provocar metástasis en puntos distantes del organismo.

De acuerdo con el investigador israelí Raphael Mechoulam, los principales compuestos de Cannabis sativa tienen efectos directos en el sistema nervioso central, los cuales son positivos en los pacientes con cáncer y epilepsia. El cannabis puede consumirse de distintas formas: fumado, vaporizado, ingerido en alimentos, como infusión, extracto de aceite y también es utilizado como cremas, tópicos y tinturas. La injerencia de esta planta provoca un efecto psicotrópico, el cual modifica la percepción, la conciencia y por lo tanto la conducta. Actualmente se tiene conocimiento de que el cannabis tiene más de 400 tipos de cannabinoides, los principales son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), y el cannabidiol (CBD). Farmacológicamente se utiliza el THC, incluyendo su efecto psicoactivo, sin embargo, el CBD no presenta efectos psicoactivos y se sabe que tiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas, ansiolíticas y antipsicóticas. El cannabis ha sido aprobado para su uso medicinal frente a escasas situaciones clínicas. Es así como la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos aprobó su consumo para controlar náuseas y vómitos producidos por la quimioterapia y la radioterapia y para estimular el apetito en pacientes con sida y desnutrición. En el Reino Unido y en otros países europeos, se aprobó el uso de los nabiximoles, un preparado farmacéutico obtenido del cannabis para aliviar el dolor neuropático crónico y el aumento del tono muscular en la esclerosis múltiple; su nombre comercial es Sativex® (Vandrey, Raber, Douglass & Bonn, 2015).

Actualmente, en Chile?podemos encontrar un vacío legal en cuanto a la regulación del cannabis,?ya que es posible el consumo recreativo o medicinal, pero no es legal la adquisición, traslado y producción, es por esto que en 2014 se?envió?un proyecto de ley que busca permitir y autorizar el autocultivo con fines medicinales, recreativos y espirituales; sin embargo, el proyecto se encuentra “dormido” en el Congreso, su último estado, con fecha 15 de marzo de 2018, el de archivado (Ley Nº 20000, 2015). El 21 de agosto del presente año la Fundación Daya, en colaboración con farmacias Knop, desarrolló “Cannabiol”, un medicamento basado en cannabis con el objetivo de aliviar el dolor crónico resistente a otros tratamientos, principalmente de origen oncológico, neurológico, reumatológico, dermatológico y traumatológico, y síntomas como inflamación, espasticidad, náuseas y vómitos. Su utilización es autorizada previo contacto con el médico tratante.

La presente investigación consistió en identificar si existen diferencias significativas entre dos grupos (pacientes oncológicos consumidores y no consumidores de cannabis) en cuanto a la percepción que tienen sobre el nivel de calidad de vida y el funcionamiento familiar, tratando de dar una mirada diferente respecto del cannabis como medicina, ya que principalmente se le ha consignado como una droga que provoca efectos psicotrópicos.


Metodología

La investigación es de tipo cuantitativa y transversal, tiene un diseño no experimental debido a que no se manipula la variable independiente, referida al consumo de cannabis. Finalmente, es un estudio comparativo porque se analiza la relación de diferencias entre dos grupos de personas.

La población de la investigación consiste en 24 personas diagnosticadas con cáncer y consumidoras de cannabis, que forman parte de la Fundación Daya Chillán como marco de referencia, las cuales fieron contactadas en primera instancia por los integrantes de la fundación y luego por las investigadoras. Además, consta de 25 personas diagnosticadas con cáncer y no consumidoras de cannabis, localizadas mediante muestreo por “bola de nieve”, debido a que la muestra se fue ampliando de forma progresiva a medida que los participantes facilitaban el contacto de otros.

Para medir el funcionamiento familiar se aplicó la escala de evaluación familiar de cohesión y adaptabilidad, que consta de 20 ítems. Es una escala de tipo Likert, con un rango de 0 a 4 puntos, la cual contempla los parámetros “nunca”, “casi nunca”, “pocas veces”, “con frecuencia” y “casi siempre”. Consta de 20 afirmaciones, de las cuales los ítems 1, 4, 5, 8, 10, 11, 13, 15, 17 y 19 evalúan cohesión y los ítems 2, 3, 6, 7, 9, 12, 14, 16, 18 y 20 evalúan adaptabilidad. Para evaluar calidad de vida se utilizó el instrumento psicométrico SF-36 v.2, construida por Ware y Sherbourne en 1992, que cuenta con 36 ítems, repartidos en ocho dimensiones, donde diez preguntas (de la 3a a la 3j) evalúan la primera dimensión, que es la Función Física (FF); luego, cuatro preguntas (4a-4d) acerca del rol físico (RF); dos preguntas (7 y 8) sobre dolor corporal (DC); cinco preguntas (1, 11a-11d) son de salud general (SG); donde todas estas dimensiones evalúan componentes de salud física (CSF). Luego se evalúan las de componente de salud mental (CSM), que lo organizan las dimensiones de vitalidad (VT) con diez preguntas (9a-9j); luego, la dimensión de función social (FS) de dos preguntas (6 y 10); la dimensión de rol emocional (RE) que tiene tres preguntas (5a-5c), y por último la dimensión de salud mental (SM) con siete preguntas (9b-9h). Este instrumento busca valorar el estado de salud en general de las personas mayores de 14 años, independientemente de cualquier enfermedad que puede estar afectándolas. La escala de Likert, que va desde el 0 como peor estado de salud hasta el 100, es la que refleja mejor el estado de salud en la escala general.

La investigacion fue aprobada por el comité de ética de la Universidad Adventista de Chile, luego se procedió a contactar a la Fundación Daya y se le solicitó su autorizacion para recabar los datos. Posteriormente se informó a los participantes el objetivo del estudio y se solicitó la firma del consentimiento informado. Los datos fueron procesados con el programa SPSS v.20.


Resultados

De acuerdo con los resultados mostrados en la Tabla 1, el universo del estudio presenta un mínimo de edad de 26 años y un máximo de 92, presentando una media de 54 años. El 61.2% (n = 30) es de sexo femenino y un 38.8% (n = 19) de sexo masculino. Con un nivel educacional preferentemente superior completa en un 49% (n = 24) y técnico superior en un 8.2% (n = 4). La ocupación predominante es trabajador dependiente en un 44.9% (n = 22), seguido de jubilados en un 18.4% (n = 9) y amas de casa en un 14.3% (n = 7).

El cáncer de mama es el más común de la población encuestada, con un 32% (n = 16); seguido por el cáncer de colon con un 10.2% (n = 5) y de próstata con un 12% (n = 6), siendo estos los órganos más comúnmente afectados. La distribución de los participantes de acuerdo con la etapa en la que se encontraban es de 51% (n = 25) en la etapa III.

Considerando que el 51% (n = 25) de la población no consume cannabis, entre los consumidores encontramos una prevalencia del 34.7% (n = 17) con consumo mixto (resina, infusión, macerado, vaporizado).

La estructura familiar predominante es de tipo nuclear en un 53.1% (n = 26), seguida por la estructura familiar extendida en un 32.2% (n = 16).






De acuerdo con la Tabla 2 (funcionamiento familiar), es posible encontrar diferencias en cuanto a la dimensión de cohesión familiar, mientras que el grupo de consumidores presenta un 66.7% (n = 16) de familias aglutinadas, el grupo de no consumidores muestra que un 80% (n = 20) de las familias son de tipo aglutinadas.

En cuanto a la dimensión de adaptabilidad se puede observar que el tipo predominante es caótica en un 62.5% (n = 15) en el grupo de consumidores, mientras que el grupo de no consumidores predomina el tipo flexible en un 60% (n = 15).






De acuerdo con lo observado en la Tabla 3 (estadística de grupo) en la prueba de media y desviación típica, se observan diferencias respecto de la prueba SF-36, la cual se divide en componente de salud física, donde el grupo de consumidores presenta una media de 53.5, mientras que el grupo de no consumidores presenta una media de 47.5 y una desviación típica en los consumidores de 15.9 y en los no consumidores de 14.2, lo que pone de manifiesto resultados homogéneos. Sin embargo, en las áreas de rol físico, función física, dolor corporal y salud general el grupo de consumidores muestra una mayor valoración de la salud física percibida, destacándose entre ellos el rol físico que en los consumidores tiene una media de 54.9 y los no consumidores de 43.7, mientras que la desviación típica es de 20.2 para los consumidores y 27.2 para los no consumidores, lo que indica que la población no consumidora presenta niveles más parecidos entre ellos que los del otro grupo.

En cuanto a los componentes de salud mental, el grupo de no consumidores presenta una media de 53.6, mientras que en el de consumidores la media es de 57.6, lo que indica que en las áreas de vitalidad, función social, rol emocional, y salud mental los participantes que consumen cannabis muestran una mayor valoración de su salud mental, destacando en el área de rol emocional con una media de 60, mientras que el grupo de no consumidores presenta una media de 51, en dicha área.




Para establecer si existen diferencias en ambos grupos se utilizó la prueba paramétrica de la t de Student en las escalas FACES-20 Esp que se compone de las dimensiones cohesión (0.377) y adaptabilidad (0.319), y la escala SF-36 donde se encuentran los componentes de salud física (0.173) y salud mental (0.274), las cuales presentan valores de p > 0.05; esto quiere decir que se acepta la hipótesis nula, la que refiere que el uso de cannabis durante los estadios 2, 3 y 4 de cáncer, no genera diferencias significativas en la calidad de vida ni en el funcionamiento familiar percibido.


Discusión

El dolor asociado con el cáncer es a menudo un síntoma tardío y suele no presentarse en el momento del diagnóstico. La población encuestada se encuentra mayormente en la etapa III, con un 45.8% (n = 11) para los consumidores y un 56% (n = 14) en los no consumidores, respectivamente. Por otro lado un 37.5% (n = 9) de consumidores se encontraba en etapa IV, en contraste con el 8% (n = 2) de no consumidores pertenecientes a esta etapa, siendo esta en donde se presentan mayores síntomas adversos referidos al efecto físico, psicológico y social que producen, afectando las relaciones interpersonales con familiares y amigos; sin embargo, según los resultados de la Tabla 3 (estadísticos de grupo) con la prueba de media el grupo de consumidores presentó diferencias de cuatro puntos en los componentes de salud mental y de seis puntos en los componentes de salud física, concluyendo que el cannabis no afecta negativamente en estas áreas. Uno de los aspectos de salud física es el rol físico, donde se observa una diferencia de 11 puntos entre los grupos de consumidores y no consumidores, lo que significa que es menor el grado en que la salud física interfiere en el trabajo y en otras actividades diarias. Según Graff en el cáncer el principal síntoma que afecta la cotidianidad es el dolor, provocando que las personas reduzcan su actividad con la finalidad de evitar la intensificación del síntoma. Considerando que el principal uso del cannabis es reducir el dolor, influiría positivamente en la realización de actividades cotidianas.

Keefe y Graff encontraron relación entre el dolor crónico y alteraciones en el estado emocional, ya que los pacientes deprimidos perciben con mayor intensidad el dolor. Esto se puede ver reflejado en los resultados de la dimensión rol emocional, que muestra 9 puntos de diferencia con los participantes del grupo no consumidor de cannabis.

En cuanto al funcionamiento familiar, debemos contemplar la posibilidad de evaluar la familia completa, puesto que la percepción de la persona afectada por la enfermedad no refleja necesariamente la cohesión y adaptabilidad percibida por el grupo familiar. Además, a medida que la enfermedad evoluciona, la familia tiene que hacer una movilización general de sus recursos, centrando la atención en el cuidado del enfermo. Es por esto que los miembros de la familia incluso llegan a omitir información, para mantener un equilibrio dentro de la crisis por la que atraviesan. Por otro lado, ambos grupos obtuvieron puntajes elevados en el tipo de cohesión aglutinada, 66.7% (n = 16) para los consumidores y un 80% (n = 20) para los no consumidores, estas familias se caracterizan por poseer limites difusos, por lo que se dificulta la identificación de roles familiares, sin embargo ambos grupos atraviesan por una crisis no normativa, por lo que ese aglutinamiento podría deberse a este hecho, puesto que Salamea refiere que en estas familias existe gran apoyo mutuo, debido a que la afección de un miembro del sistema afecta a todo el sistema familiar.

Al ser una encuesta autoaplicada es posible que se produzca lo observado por Olson, Portner y Lavee, quienes indican que las familias aglutinadas con puntajes anormalmente altos en cohesión habían informado asimismo niveles altos de satisfacción familiar, sugiriendo que esto se debía a su incapacidad para admitir insatisfacción, lo que se podría asociar además el concepto de deseabilidad social, debido a la presencia de las investigadoras al momento de aplicarla.

Probablemente no existen cambios significativos en el grupo de consumidores, puesto que buscan la ayuda de la Fundación Daya cuando el cáncer se encuentra en etapas avanzadas y luego de un periodo que comprende la detección, inicio y curso de los tratamientos, donde podemos hallar operaciones, quimioterapias y falsos diagnósticos, encontrándose medicados con fármacos que producen resistencia, además de efectos secundarios. Es en esta etapa terminal cuando los pacientes buscan tratamientos alternativos o cuidados paliativos, los que se administran en conjunto con su tratamiento, cuando las terapias para el cáncer ya no controlan la enfermedad; por lo que se enfocan en el cuidado y no en la curación, centrándose en mejorar la calidad de vida de los pacientes y las familias que se enfrentan con enfermedades amenazantes para la vida, mitigando el dolor y otros síntomas, proporcionando apoyo espiritual y psicológico. Por otro lado, cuando los pacientes llegan a la fundación esperan que la ayuda sea inmediata, siendo que el proceso de autocultivo de cannabis es prolongado, ya que tarda en promedio seis meses en producir materia prima en condiciones normales. Afortunadamente, el fármaco comercializado desde agosto de 2018, favorece la rapidez y el acceso al tratamiento de pacientes en etapas terminales. En relación con esto, se realizó un estudio en Canadá sobre el cannabis fumado para el dolor neuropático crónico, el cual concluyó que las personas que consumían la mayor cantidad de THC mostraron una menor intensidad de dolor, en comparación con el grupo que recibió placebo, junto con esto se demostró que mejoró la capacidad para conciliar el sueño y su calidad; no obstante, no se encontraron diferencias significativas en el estado de ánimo ni en la calidad de vida.

Los resultados obtenidos indican que no existen diferencias estadísticamente significativas; sin embargo, se muestra que el cannabis medicinal no repercute negativamente en las áreas estudiadas, al contrario de la concepción que se tiene sobre su uso problemático, como podemos observar en diversos estudios, tales como el de Saltos, quien refiere que existe disfunción familiar frente al consumo de cannabis. Sumado a que los estudios son realizados con consumidores adolescentes, además de ser asociados con el consumo de otras sustancias como alcohol y drogas, mientras que esta investigación se centra en la población de adultos consumidores de cannabis medicinal, los cuales son vistos como seres activos y responsables de su actuar, que aceptan la diversidad y son críticos a la reflexión de su propia experiencia, lo que muestra que no hay diferencia en el funcionamiento familiar en comparación con quienes no consumen, incluso se observa una mejor percepción en las dimensiones de salud física, salud mental y rol social.
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