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DIETA Y SINTOMATOLOGIA DEL TRACTO URINARIO INFERIOR EN VARONES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Juha Koskimäki
Columnista Experto de SIIC

Artículos publicados por Juha Koskimäki 
Recepción del artículo: 28 de marzo, 2001
Aprobación: 17 de mayo, 2001
Conclusión breve
El consumo de vegetales y manteca afecta favorablemente la prevalencia de síntomas urinarios bajos. En cambio, la ingesta regular de carne representaría un elemento de riesgo de desarrollo de tales síntomas.

Resumen



Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: Urología
Relacionadas: EpidemiologíaMedicina InternaNutriciónOncologíaSalud Pública


DIETA Y SINTOMATOLOGIA DEL TRACTO URINARIO INFERIOR EN VARONES

(especial para SIIC © Derechos reservados)
Artículo completo
ResumenObjetivo. El propósito del trabajo fue establecer la relación de distintos elementos de la dieta con síntomas del tracto urinario inferior (STUI) en hombres y, por ende, con enfermedades que son causa de STUI.Material y métodos. El estudio poblacional se realizó en 1994. Se envió un cuestionario a todos los hombres nacidos en 1924, 1934 o 1944, residentes en Tampere u once municipalidades rurales o semirurales del mismo condado. La cohorte estuvo integrada por 3143 hombres, 68% de los cuales fueron incluidos en el análisis final. Se utilizó la escala DAN-PSS-1 modificada (diez de las preguntas de la DAN-PSS-1 original) para determinar la presencia de síntomas urinarios y las molestias originadas por ellas. Se calculó el índice sintomático al multiplicar los puntajes de síntomas y molestias, como titubeo, vaciado incompleto, sensación de urgencia e incontinencia, nocturia y frecuencia diaria y la suma de los productos. Los participantes refirieron sus antecedentes clínicos y la frecuencia con que ingerían verduras y carne. Asimismo, indicaron si consumían manteca, margarina o acetite vegetal en las comidas y cuánto alcohol o café ingerían. Se conoció la historia de tabaquismo, peso y talla. El riesgo de STUI se estimó en relación con la frecuencia de incorporación de carne y vegetales y el tipo de grasa utilizado. Resultados. El riesgo de STUI, ajustado según factores de confusión, fue de 0.68 (IC 95%, 0.54 a 0.86) en hombres que consumían verduras en forma diaria en comparación con aquellos que lo hacían menos frecuentemente. En varones que consumían carne semanalmente, el riesgo fue de 2.08 (IC 95%, 1.0 a 4.1) y de 2.56 (IC 95%, 1.3 a 5.02) en los que ingerían carne diariamente, en relación con los que comían carne con menor frecuencia. El riesgo ajustado fue de 0.73 (IC 95% 0.58-0.93) en hombres que utilizaban manteca en comparación con los que no lo hacían. Conclusiones. Los elementos de la dieta también pueden participar en forma importante en el desarrollo de enfermedades que causan STUI. El efecto de algunos componentes de la comida pueden, así, influir en el desarrollo de STUI. AbstractObjective. The purpose of the study was to establish whether dietary elements are related to lower urinary tract symptoms (LUTS) and thus to diseases causing LUTS.Materials and methods. This population-based study was carried out in 1994; a questionnaire was mailed to all men born 1924, 1934 or 1944 living in Tampere or eleven rural or semirural municipalities in the same county, altogether 3143 men. Of this population 68% were ultimately included in the study. A modified DAN-PSS-1 ( ten of the questions of DAN-PSS-1) was used to assess urinary symptoms and bother arising from them. A symptom index was formed by multiplying the symptom and bother scores of hesitancy, incomplete emptying, urge, urge incontinence, nocturia and daytime frequency, and totaling the products. The men were also asked to report their medical history, how often they ate vegetables and meat and whether they used butter, margarine or vegetable oil in food, how much alcohol and coffee they used, what was their smoking history and what was their weight and height. The risk of LUTS was estimated according to the frequency of meat and vegetable intake and the kind of fat used. Results. The counfounder-adjusted risk of LUTS was 0.68 (with 95% CI 0.54-0.86) among men using vegetables daily compared with men using vegetables less frequently. Among men who were eating meat weekly the confounder adjusted risk of LUTS was 2.08 (with 95% CI 1.00-4.10), and among men eating meat daily it was 2.56 (with 95% CI 1.30-5.02) compared to men with less frequent consumption. The confounder adjusted risk of LUTS was 0.73 (with 95% CI 0.58-0.93) among men who used butter compared to those who did not.Conclusions. Dietary elements may also have an important role in the development of diseases causing LUTS. Direct effects of components of food may likewise influence the occurrence of LUTS.IntroducciónCualquier proceso que afecte la estructura y los mecanismos que controlan el almacenamiento o el vaciado de la vejiga pueden ser causa de STUI. Sin embargo, las enfermedades prostáticas se han considerado la principal etiología en la disfunción urinaria en hombres. Entre ellas, el agrandamiento prostático benigno (APB), la prostatitis crónica y el cáncer de próstata (CP) son las más comunes. El CP es una de las neoplasias malignas más frecuentes en los países occidentales, con una incidencia que aumenta entre un 2% a un 3% cada año.1,2 Los estudios posmortem revelaron que la prevalencia de CP es igual en Asia y en Norteamérica. No obstante, la variación geográfica en la incidencia de enfermedad maligna es amplia: 30 veces más alta en negros norteamericanos en comparación con varones de Japón y 120 veces más alta que en los hombres de China.3 En japoneses que migran a Norteamérica, la incidencia aumenta a casi la mitad de la que muestra la población autóctona en una o dos generaciones. El fenómeno aparece con tal velocidad que se piensa que intervienen factores ambientales y dietéticos más que genéticos.4 En estudios de prevalencia en todo el mundo se ha encontrado que los STUI son frecuentes en todas partes en hombres de más de 50 años.5 El número de pacientes con CP y el conocimiento acerca de la amplitud de los STUI aumentaron considerablemente durante los últimos años. Desde el punto de vista de prevención de la enfermedad, el conocimiento sobre factores de riesgo representa el primer paso. Sin embargo, la etiología se desconoce casi por completo aún y sólo se tienen unos pocos datos acerca de los factores de riesgo, especialmente en el caso de factores nutricionales. Nuestro estudio sobre la asociación de factores dietéticos y STUIObjetivoEl objetivo del estudio fue establecer cuáles elementos de la dieta están relacionados con STUI y, por lo tanto, con enfermedades que causan STUI. Materiales y métodosLa experiencia tuvo carácter poblacional y se llevó a cabo en 1994. Se envió un cuestionario a todos los hombres nacidos en 1924, 1934 y 1944, residentes en Tampere u once municipios rurales o semirurales del mismo condado, en conjunto 3143 varones. El 68% de dicha población fue incluida en el análisis. Se utilizó la escala DAN-PSS-1 modificada (diez de las preguntas de la DAN-PSS-1 original) para determinar la presencia de síntomas urinarios y las molestias originadas por ellas. Se calculó el índice sintomático al multiplicar los puntajes de síntomas y molestias, como titubeo, vaciado incompleto, sensación de urgencia e incontinencia, nocturia y frecuencia diaria, y la suma de los productos. El paciente que presentaba 7 puntos o más se definió como STUI positivo y se comparó con aquellos que tenína menor puntaje. Los participantes refirieron sus antecedentes clínicos y la frecuencia con que ingerían verduras y carne. Asimismo, indicaron si consumían manteca, margarina o acetite vegetal en las comidas y cuánto alcohol o café ingerían. Se conoció historia de tabaquismo, peso y talla. Se definió a los fumadores actuales como aquellos cuya historia de tabaquismo había durado al menos un año, fumadores previos en caso de que hubieran fumado al menos un año en sus vidas pero no en la actualidad, y no fumadores a los que nunca fumaron o los que sólo lo hicieron durante menos de un año. El consumo de alcohol se estimó en gramos por semana y se clasificó en tres grupos: no bebedores, consumidores de 1 a 150 g por semana y consumidores de más de 150 g semanales. El consumo de café se definió en tres categorías: ningún consumo, ingesta de 1 a 5 tazas por día y de 6 o más tazas por día. El índice de masa corporal (IMC) permitió establecer tres grupos: el 10% de los varones con el IMC más bajo, el 10% de los hombres con el IMC más alto y el resto (80%, valores intermedios). El consumo de verduras y carne se estableció según la frecuencia de ingesta: diaria, semanal u ocasional. En relación con el consumo de grasas, los participantes respondieron acerca del uso de manteca, margarina, aceites vegetales o ninguno de estos productos. La asociación entre los elementos de la dieta y los STUI se estimó por regresión logística como riesgo relativo (RR) con 95% de intervalo de confianza (IC). En el caso de ingesta de verduras, se compararon los hombres que consumían vegetales en forma diaria con aquellos que lo hacían con menos frecuencia (semanalmente u ocasionalmente). En relación con el consumo de carne se eligieron los varones que lo hacían esporádicamente como parámetro basal y se estimaron los riesgos para aquellos que lo hacían diaria o semanalmente. El consumo de grasas se evaluó en dos grupos: varones que utilizaban manteca en comparación con los que no lo hacían. En primer lugar se estimaron los riesgos según ajuste por edad y posteriormente se incorporaron en el modelo los restantes factores posibles de confusión: consumo de alcohol y café, tabaquismo, IMC, ingesta de carnes, verduras y grasas y antecedente de cirugía prostática, intervención pelviana, cáncer de próstata y cáncer de vejiga. ResultadosUn total de 2198 de los 3143 varones respondió el cuestionario. Después de las exclusiones por falta de información en ciertas preguntas, cuestionarios completados por las esposas, diálisis renal o enfermos internados por patologías crónicas, quedaron 2128 (68%) participantes. En forma global, el 17% de los sujetos no tenía ninguno de los síntomas incluidos en el índice de STUI, el 59% presentaba entre 1 y 6 puntos y el 24% alcanzó 7 puntos o más. Entre los que respondieron el primer cuestionario, el 25% presentó un puntaje de 7 o superior. El porcentaje fue del 23% entre los que respondieron el segundo cuestionario. La proporción de varones con 7 o más puntos aumentó en relación con la edad: fue sólo del 13% en sujetos de 50 años, del 28% en individuos de 60 años y 2.5 veces más alta (32%) en los de 70 años en comparación con los de 50 años. El consumo de alcohol y café disminuyó según la edad, al igual que el tabaquismo. El punto inferior y superior de corte del IMC fue de 23.0 y de 31.0, respectivamente. En forma global, 88 hombres habían sido sometidos a cirugía de la próstata, de vejiga o pelviana. Trece enfermos refirieron estrechez uretral y 8 tenían historia de cáncer de próstata o vejiga. La mayoría de los hombres (55%) refirió consumo de verduras frescas todos los días. Unos pocos informaron consumo de vegetales ocasionalmente. Todos los grupos etarios con ingesta diaria de verduras tuvieron menos prevalencia de STUI en comparación con aquellos que tenían consumo menos frecuente. El RR ajustado según edad fue de 0.7 (IC 95%, 0.56 a 0.87) en varones que consumían veduras en forma diaria respecto de los consumidores menos frecuentes. Después del ajuste según otros factores de confusión, el RR de STUI persistió y fue de 0.68 (IC 95%, 0.54 a 0.86). Casi el 53% de los sujetos que respondieron refirieron ingesta diaria de carne. La prevalencia de STUI aumentó en relación con mayor consumo de este producto en todos los grupos etarios. El RR ajustado por edad fue de 2.18 (IC 95%, 1.12 a 4.23) entre varones que consumían carne semanalmente y de 2.61 (IC 95%, 1.34 a 5.05) en aquellos que lo hacían diariamente. Después del control según otros factores de confusión, el riesgo de STUI fue de 2.08 (IC 95%, 1.0-4.1) para varones con ingesta semanal de carne y de 2.56 (IC 95%, 1.3 a 5.02) para los consumidores diarios. En todas las edades, la prevalencia de STUI fue inferior en sujetos que refirieron consumo de manteca en comparación con otros tipos de grasas. Después del ajuste por edad, el RR de STUI disminuyó en varones que empleaban manteca en relación con otros elementos. La significación estadística se mantuvo aun después del ajuste según otros variables de confusión. Discusión de los hallazgos del estudio y revisión de la literatura: Debido a que sólo unos pocos hombres refirieron consumo de verduras ocasionalmente, en la evaluación de la asociación entre ingesta de vegetales y STUI se consideraron sólo dos grupos. El RR de STUI descendió en forma estadísticamente significativa en hombres que consumían vegetales frescos en forma diaria en comparación con aquellos que lo hacían menos frecuentemente. Por lo tanto, las verduras parecen contener elementos naturales con acción terapéutica o preventiva sobre enfermedades que causan STUI; deberían usarse a menudo y en forma regular para que se obtenga dicho efecto. Es bien sabido que los extractos de plantas se han utilizado durante mucho tiempo con la finalidad de aliviar los síntomas urinarios.6 Están enteramente disponibles y carecen de efectos adversos por lo que son muy populares y probablemente utilizados sin un diagnóstico urológico específico. Los extractos de plantas están formados por varias sustancias cuyo mecanismo de acción es difícil de definir y, en la mayoría de los casos, comprender.7 Sin embargo, se reconoció la presencia de sustancias no esteroideas con actividad estrogénica y muchas plantas tienen algún grado de actividad estrogénica.8 Además de dicha actividad, los compuestos vegetales influyen sobre la biología celular por inhibición de la 5-alfa-reductasa, inhibición de la aromatasa, inhibición de tirosinquinasas, inhibición de topoisomerasas de ADN, inhibición de angiogénesis, inhibición del desarrollo tumoral y actividad antioxidante.8 Los compuestos más conocidos son los isoflavonoides (fuentes: soja, trébol rojo), lignanos (fuentes: cereales, granos, frutas y verduras) y flavonoides (fuentes: cebollas, manzanas, té, vinos rojos y muchas hierbas). Se desconocen en qué cantidades están presentes en la dieta natural pero, las observaciones del trabajo actual claramente implican a dichas sustancias en el alivio de los STUI. La relación entre la incorporación de carne y STUI es muy diferente de la de vegetales: el RR ajustado según edad aumentó en varones que consumían carne o embutidos semanalmente o más frecuentemente en comparación con aquellos que sólo lo hacían ocasionalmente. Después del ajuste según posibles factores de confusión, el RR prevaleció entre los participantes que refirieron ingesta diaria de carne. La fuerte asociación entre dicho consumo y STUI sugiere la participación en el desarrollo de enfermedades que causan STUI. Los hallazgos del trabajo actual coinciden con los de Chyou y colaboradores, quienes refirieron que la ingesta de carne de vaca era un indicador de riesgo de prostatectomía por APB sintomático.9 Además, las observaciones del estudio avalan resultados de trabajos previos en los cuales el elevado consumo de grasas y carne se había asociado con un incremento en el riesgo de cáncer de próstata,10 mientras que el consumo alto de frutas y verduras podría constituir un elemento de prevención en este contexto.11 Papel de la prevención de las enfermedades prostáticas: El avance en el manejo de la patología prostática fue rápido.12 Sin embargo, se ha avanzado menos en el terreno profiláctico. Los elementos de la dieta tienen un papel esencial en la prevención de enfermedades cardiovasculares y, especialmente, la reducción del colesterol demostró ser de suma importancia.13 Se ha sugerido que cualquier agente que pueda reducir los niveles de colesterol en la próstata también inhibiría su crecimiento. Esto conduciría a una reducción en el tamaño de la glándula con mejoría de los síntomas en el APB.11 Por ejemplo, la sustitución de sitostanol/éster, el cual se vio que era eficaz en el descenso del colesterol total y del colesterol asociado con lipoproteínas de baja densidad (LDLc)14 como parte de la dieta diaria de grasas en pacientes con hipercolesterolemia leve, podría reducir el riesgo de agrandamiento benigno y de cáncer de próstata. Nos hubiera complacido poder demostrar que el uso de manteca (una fuente importante de colesterol) aumentaba notablemente el riesgo de STUI. Sin embargo, el resultado fue completamente opuesto: la manteca confirió protección frente al desarrollo de los síntomas. El colesterol en las comidas no necesariamente se asocia con aumento de la concentración plasmática de colesterol; múltiples factores también pueden incidir en ello.15 Por otra parte, Field y colegas demostraron que la ingesta de grasas vegetales se asociaba estadísticametne con los niveles séricos de dihidrotestosterona (DHT), pero no ocurría lo mismo con la incorporación de grasas de origen animal.16 Sin embargo, el RR de STUI inferior al esperado entre varones que refirieron elevado consumo de verduras y manteca y el mayor RR entre aquellos con alta ingesta de carne podría deberse a otros componentes de la dieta además del elevado contenido en colesterol. Posiblemente, todos los elementos de la dieta tienen su propio componente de acción. Los resultados del estudio no permiten distinguir APB de otras causas de STUI, pero es obvio que el APB fue una de las causas más comunes de síntomas. Los hallazgos del estudio y los registros de investigaciones anteriores sugieren que la dieta tiene un efecto general importante sobre el desarrollo de STUI, directa o indirectamente. Los hábitos dietarios, por lo tanto, tienen influencia decisiva en las causas de STUI. Desde el punto de vista de la prevención, los hábitos correctos también son apropiados para enfermedades que causan STUI. Sin embargo, para definir una «dieta urinaria saludable» aún se requiere más investigación. Bibliografía1. Silverberg E, Boring CC, Squires TS. «Cancer statistics», Cancer J Clin 1990; 40:9-26.2. Boyle P. «Evolution of an epidemic of unknown origin», in Denis L (ed.) European School of Oncology Monograph. Prostate Cancer 2000. Heidelberg: Springer Verlag. 1994: 5-11.3. 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