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FARMACODEPENDENCIA
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Carmen Quijada Garrido
Columnista Experto de SIIC

Artículos publicados por Carmen Quijada Garrido 
Recepción del artículo: 12 de mayo, 2000
Aprobación: 17 de octubre, 2000
Conclusión breve
La farmacodependencia constituye un grave problema de salud pública que merece ser prevenido o atenuado en el sentido de reducir la incidencia del consumo y los problemas asociados. Para el cumplimiento de estos objetivos se proponen estrategias en los clásicos niveles de prevención primaria, secundaria y terciaria.

Resumen



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FARMACODEPENDENCIA

(especial para SIIC © Derechos reservados)
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IntroducciónDesde los primeros tiempos de la historia, el hombre ha encontrado en la naturaleza, de manera accidental o deliberada, sustancias que producen cambios químicos en su organismo y modifican sus percepciones, emociones y comportamiento en general. El empleo inicial en ceremoniales religiosos, dio paso posteriormente a la utilización medicamentosa o recreativa. Por tal razón, el abuso actual de sustancias no se considera un hallazgo novedoso. Sin embargo, en determinadas épocas ocurren brotes cíclicos o epidémicos de abuso, seguidos de retrocesos.Las sustancias psicoactivas adquieren interés médico tanto por su uso para aliviar ciertos tipos de enfermedades como por sus efectos sobre el cerebro y la conducta que pueden provocar síntomas diversos que requieren tratamiento y prevención.Actualmente, el abuso de sustancias constituye un importante problema de salud pública en Chile. El abuso de la marihuana (M) o cannabis -sustancia ilegal psicoactiva- es el más frecuente y se asocia con una psicopatología significativa; en muchos individuos suele preceder, junto con el alcohol, al consumo de otras sustancias psicoactivas y en otros puede ser ocasional y no asociarse a secuelas adversas.EpidemiologíaEn Chile la prevalencia del consumo de M aumentó en 1960 y alcanzó un máximo entre 1978 y 1980. Los consumidores diarios, que conforman el grupo con mayor riesgo, declinaron la prevalencia entre estudiantes universitarios de 51% en 1980 a 29% en 1990, con consumo similar en adultos jóvenes y más frecuente en varones. Es posible que el descenso se deba a la percepción de la sustancia como peligrosa y no atractiva causada por la observación de los efectos adversos en los compañeros que la consumen con frecuencia, por campañas de prevención locales, por educación escolar o familiar. También pueden haber influido la menor disponibilidad de la sustancia y ciertas tendencias culturales que conllevan cambios de actitudes al conocer diversos patrones de abuso.El consumo de M forma parte de un continuo que va del uso experimental ocasional al consumo compulsivo. La M es la primera droga consumida por los jóvenes precedida por el uso de cerveza, vino y cigarros.Las particularidades socioculturales y geográficas determinan el consumo; asimismo, las características de la personalidad y la psicopatología interactúan con los efectos psicoactivos de la sustancia y son importantes para determinar los patrones y la frecuencia de consumo posterior. La hipótesis del trampolín plantea la existencia de una jerarquía en el consumo de drogas -la M se consume antes que los alucinógenos, la cocaína o la heroína- y al aumentar la frecuencia de consumo se incrementa la probabilidad de asociaciones con drogas puras. La mayoría de los consumidores admiten el uso combinado de pasta base de cocaína, marihuana y alucinógenos como el LSD y la psilocibina.La sustancia de inicio es habitualmente la M, precedida por el consumo de alcohol (cerveza, vino, etc.). Es, además, la sustancia con mayor prevalencia de consumo (62%), seguida por el de pasta de coca (50.3%) y el de cocaína (41.8%). La incidencia del total es de 94%.Definición Las clasificaciones internacionales intentan definir términos y dar parámetros sobre los fenómenos de abuso y dependencia. El término abuso define el consumo de un fármaco sin necesidad médica y en dosis excesivas que pueden implicar riesgos para el sujeto que lo utiliza o para quienes lo rodean. Puede ser:  Experimental: cuando el deseo de conocer los efectos lleva a una experiencia inicial, después de la cual se puede continuar el consumo o abandonarlo totalmente.  Esporádico: se puede repetir el consumo una vez conocidos los efectos buscados pero sólo en determinadas circunstancias.  Repetitivo: no son sólo las circunstancias las que impulsan el abuso y comienza a establecerse un aumento de la periodicidad.  Compulsivo: utilización excesiva y persistente que puede llevar a la dependencia farmacológica (habituación, toxicomanía, adicción).La denominación de farmacodependencia ha sido adoptada por la OMS con el fin de reemplazar las de toxicomanía, adicción y habituación. Según el Comité de Expertos, la farmacodependencia puede definirse de manera descriptiva como un estado psíquico y a veces físico resultante de la interacción entre un organismo vivo y un fármaco. Se caracteriza por modificaciones del comportamiento y otras reacciones que comprenden siempre un impulso irreprimible de tomar el fármaco en forma continua o periódica para experimentar sus efectos psíquicos o para evitar el malestar producido por su privación. Este estado puede estar acompañado de tolerancia. Es posible que un mismo sujeto posea dependiencia de uno o más fármacos.Esta definición tiene un carácter general para todo abuso de drogas e incluye, en primer lugar, un sentimiento de satisfacción o un impulso psíquico que requiere el uso periódico o continuo de la droga con el fin de procurarse placer o eliminar un malestar. Este es el fenómeno conocido como dependencia psíquica, que se corresponde con el anteriormente llamado hábito o habituación.Cuando al estado precedente se añade una tendencia a aumentar la dosis pues no se logra conseguir los efectos experimentados con cantidades más bajas, se habla en tal caso de tolerancia. La tolerancia -parcialmente determinada por cambios metabólicos a nivel del sistema nervioso central- provoca una disminución de la respuesta a la misma cantidad de droga; por lo tanto, para obtener los mismos efectos farmacodinámicos son necesarias dosis crecientes, en ocasiones por encima de las letales para un sujeto normal. Se desarrolla así una adaptación entre la sustancia dada y el organismo del individuo.Se ha convenido en llamar dependencia física al estado de adaptación que se manifiesta por intensos síntomas somáticos cuando se suspende la administración del fármaco o cuando su acción es contrarrestada por un antagonista. Estos intensos problemas físicos constituyen el síndrome de abstinencia o síntomas y signos de privación, que tienen particularidades y diversos grados de severidad según el medicamento utilizado. De esta manera el individuo que presenta dependencia física continuará el consumo con el objeto de evitar dichos fenómenos de supresión. La capacidad de una droga para evitar el síndrome de abstinencia producido por otra similar se conoce, actualmente, como tolerancia o dependencia cruzada. EtiologíaNo es posible hablar de un factor específico de la dependencia de drogas. Las causas no han sido totalmente esclarecidas. Simplemente se conocen múltiples factores que resultan de la interacción entre el fármaco, el usuario y el ambiente. Por tal razón deben analizarse estas tres condiciones.I.- Criterios diagnósticos para el abuso de sustancias modificado del DSM-IVA. Un patrón inadaptado de abuso de sustancias que provoca trastorno o malestar clínicamente significativo y se manifiesta con 1 o más de las siguientes características dentro de un período de 12 meses: 1. Consumo recurrente de la sustancia que provoca incumplimiento de las principales obligaciones laborales, escolares u hogareñas. 2. Consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que éste implica peligro físico (conducir automóviles, manejar maquinarias). 3. Problemas legales recurrentes causados por el consumo. 4. El consumo continúa a pesar de los problemas sociales o interpersonales recurrentes, causados o exacerbados por los efectos de la sustancia.II. Criterios diagnósticos de dependencia CIE-10El diagnóstico de dependencia debe hacerse si tres o más de los siguientes fenómenos han estado presentes durante algún tiempo en los 12 meses precedentes: 1. Un fuerte deseo o compulsión de consumir droga. 2. Vivencia subjetiva de la incapacidad para controlar el consumo de droga. 3. Uso de la sustancia con la intención de aliviar los síntomas de abstinencia, con conocimientos de que esta estrategia es efectiva. 4. Un estado fisiológico de abstinencia. 5. Evidencia de tolerancia, tal como el aumento de dosis para alcanzar los efectos originalmente producidos por cantidades menores. 6. Estrechamiento de los repertorios conductuales en el uso de la droga. 7. Abandono progresivo de otros intereses o aficiones a favor del uso de la droga. 8. Persistencia en el uso de la droga a pesar de la clara evidencia sobre sus consecuencias nocivas. 9. Evidencia de que el uso de la droga, después de un período de abstinencia, producirá rápidamente síntomas que no ocurren en individuos no dependientes.Factores individualesEl estudio experimental de personalidad que establece dimensiones de extraversión-introversión y emocionalidad-estabilidad señala que los sujetos con alto nivel de extraversión presentan, en general, tendencia a buscar riesgos, actuación más impulsiva, preferencia por el movimiento y actitudes más agresivas. La característica más notable en el extravertido es la búsqueda de estimulaciones sensoriales fuertes, gusto por la estridencia, los colores, el alcohol, las drogas, el cigarrillo y la promiscuidad sexual. En ellos el condicionamiento de tipo social es más difícil y, por tanto, todos los procesos de socialización o aprendizaje de normas que no tienen una adecuada adquisición. Las pruebas de evaluación en este sentido tal vez puedan predecir la posibilidad de riesgos en determinadas personas consumidoras. El consumo se realiza para aliviar la ansiedad, librarse de inhibiciones sociales o actitudes de pasividad, pertenecer a un grupo, mostrar independencia, etc. Se busca el placer, la evitación de molestias, la facilitación de la integración social, reducir la ansiedad, la depresión o el insomnio. Las anfetaminas se consumen con la idea se incrementar el rendimiento intelectual y la potencia sexual; la cocaína para lograr un mayor contacto social o desinhibirse; los alucinógenos para tener nuevas experiencias o un conocimiento mayor de sí mismo. La mayoría de los consumidores tienen comorbilidades psicopatológicas. La curiosidad y el deseo de experimentar, muy propios de la transición hacia la edad adulta, problemas de orientación sexual y necesidad de emancipación constituyen las causas más frecuentes de consumo en el adolescente. Es de natural aceptación que en las reacciones de adaptación a la adolescencia se encuentre buen número de consumidores. Entre los consumidores se comprueba un 20.8% de incidencia de trastornos depresivos no clasificados, afecciones bipolares y otras psicosis constituyen el 18.5%, con claro predominio de la personalidad llamada ciclotímica en un 19.2% de los sujetos. Los trastornos por ansiedad alcanzan un 2.3% y la reacción de adaptación de la adolescencia un 3.1%.ClasificaciónLas clasificaciones intentan agrupar las diversas drogas de acuerdo con criterios farmacológicos, clínicos, forenses o de control internacional. Se procura utilizar una clasificación que tenga predominio clínico, sin incluir aspectos de control.III. Clasificación de la farmacodependencia1. Narcóticos - analgésicos: Opiáceos (naturales) Opioides (sintéticos) Semisintético 2. Sedantes - hipnóticos: Barbitúricos No barbitúricos Benzodiacépicos3. Estimulantes: Naturales (cafeína - cocaína) Farmacéuticos (anfetaminas)4. Alucinógenos: Naturales (cannabis, hongos) Sintéticos (LSD o THC, etc.)5. Disolventes inhalables: Acetonas Pegamentos Gasolina Aerosoles Marihuana o cannabisEl uso milenario de esta sustancia en el Asia oriental (India, China) se ha relacionado con sus propiedades analgésicas, para aumentar el placer de la comida y la música, o como ayuda para la meditación religiosa. Sus primeras indicaciones médicas como anestésico, hipnótico y analgésico constan en un libro chino de medicina de hace 4 700 años.El cultivo de cannabis ha favorecido diversas aplicaciones industriales, tales como el aprovechamiento textil de las fibras de su tallo o el uso de sus semillas en la fabricación de aceite y como alimento para aves. Además, parece poseer propiedades terapéuticas al actuar como antinauseoso -en individuos que reciben quimioterapia o irradiación para tumores malignos- y como agente productor de broncodilatación. Se conocen más de 350 nombres para designar la planta y sus preparaciones, las cuales pueden ser de 3 tipos: para fumar, beber o comer.La resina pura -extraída de las plantas floriadas en forma de pasta para ser añadida a la miel, azúcar o confites- es conocida como hachís por los árabes y chatrias de la India. Dentro de los 30 compuestos del vegetal que han sido aislados y son conocidos como cannabinoides, la principal sustancia activa es el delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), del cual se conoce un metabolito hidroxilado. Los cigarrillos de marihuana pueden tener entre 1 y 3% de delta-9-THC, por lo que un cigarrillo de 500 mg tendrá 5 mg de la sustancia activa. El hachís -extracto de resina pura- llega a tener un contenido de hasta el 12%. Cuando se aspira (vía pulmonar) sólo se absorbe la mitad de la dosis. Cuando se ingiere (vía oral), la absorción es más lenta pero el efecto más prolongado. En forma inmediata se constata euforia, autoconfianza, ligera somnolencia, reacción rápida y ensoñación con pasividad. La duración del efecto, después de haber fumado, varía entre 3 y 4 horas y cuando se ingiere, es de 8 horas. Al cabo de este tiempo sobreviene un estado de calma y sueño y, posteriormente, un despertar agradable acompañado de discreta astenia. Con 20 a 70 mg de delta-9-THC no existen modificaciones pupilares, ni de la respiración ni tampoco de los reflejos tendinosos; sin embargo, se produce aumento del ritmo cardíaco, que puede ser bloqueado con propranolol. Puede comprobarse inyección conjuntival, también cuando se ingiere, sequedad de boca, piel anserina, disminución de fuerza muscular, incoordinación motora, aumento del apetito y sed. En el electroencefalograma se aprecia disminución del ritmo alfa.Se alcanza bienestar físico, aumento de la confianza en sí mismo, pérdida de inhibiciones y risa incoercible. La conciencia se altera con percepción prolongada del tiempo, dificultándose al mismo tiempo la concentración. El lenguaje es acelerado e imaginativo. Por otra parte, la memoria inmediata resulta afectada como lo demuestran las pruebas de reproducción de dibujos o ejercicios de cálculo, «desintegración temporal» con tendencia a confundir pasado, presente y futuro. La administración de 20 mg de THC a principiantes dificulta el aprendizaje o afecta la comprensión de la lectura.Otras alteraciones son el aumento de la agudeza auditiva y somnolencia, que es evitada voluntariamente por el consumidor. No se ha comprobado una mayor discriminación de los tonos musicales. La agudización del tacto y el olfato que algunas personas dicen sentir, tampoco se ha verificado. Ninguno de estos efectos se modifica con litio o con bloqueo de neurotransmisores. A dosis mayores aparece despersonalización; la percepción visual de distancia, profundidad y formas está gravemente afectada, con imposibilidad de conducir vehículos o ejecutar tareas complejas. Son clásicas las alucinaciones e iluminaciones visuales con figuras geométricas de colores vivos, cambios de tamaño del sitio circundante, modificación del esquema corporal y sensación subjetiva de flotar en el aire. La intensidad de todas las acciones descriptas está en estricta vinculación con la dosis empleada. Si ésta es elevada, pueden ocurrir alucinaciones de los tonos musicales. La agudización del tacto y el olfato, que algunas personas dicen sentir, tampoco se ha verificado. Ninguno de estos efectos se modifica con la administración de litio o con el bloqueo de los neurotransmisores. Puede aparecer agitación, ansiedad y obnubilación de conciencia, ya que en definitiva son psicosis tóxicas. También por susceptibilidad individual o por inexperiencia, aun con dosis bajas, pueden presentarse angustia, agitación, pánico, temblores, náuseas, vómitos, depresión con ideas de suicidio o conductas agresivas.En trabajos experimentales se demuestra claramente tolerancia reversiva; es decir, algunas personas a medida que aumenta el consumo requieren menos dosis de la droga para conseguir el mismo grado de intoxicación aguda, lo cual podría ser atribuido a un efecto químico acumulativo a nivel del sistema nervioso central. Se sabe que el metabolito de la THC dura hasta 8 días después de un consumo único.Se piensa que muchos consumidores eran previamente adolescentes desmoralizados, ansiosos o depresivos que habían perdido la motivación en el estudio o en el trabajo.Se han estudiado los antecedentes de los consumidores y se ha encontrado que el 5% tenía antecedentes de psicosis. El 61% eran previamente inestables, esquizoides o sociópatas. El 34% no presentaba historia de alteraciones mentales, ni problemas de personalidad. Los investigadores concluyen señalando que para presentar una psicosis por cannabis no es condición necesaria el tener una psicosis latente o trastornos de personalidad.Los efectos físicos de la M que se mencionan son bronquitis, conjuntivitis e inflamación de la úvula. Existen pruebas sobre actividad antiestrogénica e inhibición de la luterización. Igualmente se conoce la reducción de niveles de testosterona en usuarios crónicos. En sujetos jóvenes y sanos después de un mes de consumo diario se presentó disminución en el recuento de espermatozoides, reducción de la motilidad y presencia de formas anormales. Otra posible alteración sería la afectación de la respuesta inmunológica. Las alteraciones cromosómicas necesitan una investigación más sistemática.Detección y evaluación clínicaHabitualmente los jóvenes no refieren su problema de consumo y pasan inadvertidos sus síntomas por sus familiares y muchas veces por el médico. El motivo de consulta puede ser el fracaso escolar, trastornos de conducta u otros como el robo y la mentira. Es muy importante por eso para los profesionales que atienden la población infanto juvenil tener presente el abuso de sustancias.En la sospecha o detección de farmacodependencia: 1. Es necesario efectuar una evaluación global del paciente, de su entorno familiar, escolar y de sus amistades y es ideal que se logre en una entrevista no presionada. 2. En el examen físico se debe intentar detectar el enrojecimiento de las conjuntivas, la presencia de una úvula edematosa, bronquitis crónica, lesiones de piel, quemaduras leves en la ropa, labilidad emocional, descuido en el aseo, ropa etc. 3. Describir la psicopatología actual y la pasada, los patrones conductuales y los comportamientos problemáticos previos y actuales. 4. Intentar definir los patrones de consumo con la psicopatología. 5. Efectuar una deprivación o tratamiento lo que va a depender de la apreciación de los determinantes de los patrones de consumo y de sus consecuencias.Los preparados de M tienen mayor contenido de delta-9-THC, el principio activo, llegando de 3% hasta 9% en semillas (chocolate Tailandés).Diagnóstico de laboratorio Para la detección se requiere tomar una muestra de orina y sangre durante el consumo activo, o ante un cambio súbito del estado mental o accidentes. Se debe efectuar con intervalos en intoxicaciones agudas.Detección de la intoxicación Clínicamente se caracteriza por taquicardia, inyección conjuntival, sequedad bucal, apetito voraz, comportamientos desadaptativos, percepción de sonidos, sabores, texturas, ideas rápidas inconexas de variado énfasis e importancia. Se presentan después de la ingestión reciente con aparición de los signos psicológicos durante las 2 horas siguientes al consumo.Reacciones adversas a drogasAnsiedad y crisis de angustia, episodios depresivos de variada intensidad, reacciones psicóticas.Trastornos psicóticos inducidos por MIdeas delirantes o celos.DeliriumSe presenta después de la ingestión oral de gran cantidad de (M) y se caracteriza por compromiso de la conciencia, despersonalización, alucinaciones, alteraciones de la memoria, lentitud mental y trastornos del equilibrio.Síndrome de flashback Se presenta con recurrencia de sensopercepciones originariamente experimentadas por la ingestión de droga, pero después de un tiempo del consumo.Síndrome de abuso crónico de M: síndrome amotivacionalSe caracteriza por disminución de actividad dirigida a objetivos e incapacidad de resolver problemas nuevos con apatía. Los efectos del tratamiento de las adicciones a las drogas dependen de la interacción entre la psicobiología, la psicopatología, la farmacología, los efectos psicoactivos de las drogas, los patrones de consumo y las características psicosociales del individuo. LSD Corresponde a la abreviatura de su denominación en alemán: lyserg saure diathylamide. El LSD es el ácido lisérgico, producto semisintético derivado del hongo del centeno. Se toma por vía oral en dosis de 50 a 500 microgramos.La psilocibina es el producto activo de los hongos alucinógenos del tipo agárico (psilocibe mexicana heim) que crecen en forma aislada en los pastizales húmedos. Cuando estos hongos se consumen directamente, es difícil calcular la dosis; en este caso en nuestro medio, se asocian a leche condensada a causa de su sabor ácido.Los efectos son más moderados que los de la lisérgida, comenzado después de una fase de latencia que puede ser hasta de una hora. Predominan los cambios afectivos sobre los perceptivos: euforia, oleadas de ansiedad o depresión. La conciencia se altera con impresión de irrealidad, despersonalización y extrañeza. Las alucinaciones son inconstantes pero pueden aparecer intuiciones delirantes. La duración de la intoxicación es aproximadamente de 4 horas.NicotinaLa nicotina es el alcaloide principal del tabaco. Esta planta (Nicotama tabacum) pertenece a la familia de las solanáceas, existía hace ya muchos siglos en la América precolombina, de donde fue llevada por los conquistadores españoles a Europa.Se conoce que la nicotina es una potente sustancia psicoactiva e induce un aumento de los receptores nicotínicos colinérgicos del cerebro. Sin embargo, se admite que la conducta general no es afectada por el uso, pudiendo aumentar, al contrario, el desempeño en tareas simples.La nicotina produce una necesidad compulsiva. Se observa claramente un síndrome de abstinencia en fumadores que reciben un placebo. Los rasgos más sobresalientes son la irritabilidad, la inquietud motora, la dificultad en la concentración y el insomnio. Estos fenómenos desaparecen en un mes pero un especial aumento del apetito puede prolongarse hasta por tres meses.Tratamiento Si se acepta que la farmacodependencia puede ser originada por causas múltiples (individuales, farmacológicas y sociales), todo intento de tratamiento debe tener diversidad de enfoques. Por tal razón se debe controlar básicamente con un equipo terapéutico, en el cual se integran los conceptos biológicos, psicológicos y sociales. Dicho equipo debe contar entonces con personal médico, paramédico, psicológico, trabajadores sociales, socioterapeutas y ex pacientes (farmacodependientes rehabilitados).Una de las formas que ha demostrado mayor efectividad en individuos hospitalizados es la llamada comunidad terapéutica.Las anfetaminas, la cocaína y los alucinógenos no producen síntomas de abstinencia. La droga puede entonces ser suspendida teniendo sólo el cuidado de que no exista dependencia asociada a otras drogas. Como las anfetaminas dejan como señal retardo psicomotor, adinamia e irritabilidad, deben indicarse antidepresivos tricíclicos.PrevenciónLa farmacodependencia vista desde el ángulo de lo colectivo constituye un grave problema de salud pública que merece ser prevenido o atenuado en el sentido de reducir la incidencia del consumo y los problemas asociados. Se han propuesto una serie de objetivos en tal sentido, que incluyen la limitación de la oferta y la reducción del interés o la demanda de toda sustancia que produzca dependencia, así como la disminución de las complicaciones que estas últimas conllevan. Para el cumplimiento de estos objetivos será necesario establecer estrategias en los clásicos niveles de prevención primaria, secundaria y terciaria. Prevención primaria Tiene como enfoque principal el control legal sobre la disponibilidad de ciertas drogas, mediante el decomiso, la supresión del cultivo (de materias primas) o la fiscalización de su fabricación. En general este método ha mostrado su eficacia en cierta disminución del número de farmacodependientes, pero únicamente cuando se combina con medidas educativas e informativas. Se conoce también que la represión excesiva ha producido en algunos países la sustitución de una droga por otra.El segundo enfoque comprende los métodos de educación e información. La información debe ser veraz y objetiva sobre los efectos y consecuencias de las drogas; puede consistir en conferencias, material impreso (carteles, panfletos) y mensajes por radio o televisión. Aunque no hay una completa evaluación sobre la eficacia de este tipo de estrategia, los resultados no parecen muy prometedores.Un tercer enfoque en prevención primaria consiste en ofrecer alternativas al consumo de drogas, lo cual puede comprender actividades competitivas como el deporte, reuniones sociales para facilitar el contacto interhumano, grupos de estudio para satisfacer la curiosidad intelectual. Prevención secundaria Radica en la identificación temprana del consumidor inicial dándole orientación al tratamiento si fuera necesario. En este sentido, se considera que el tratamiento precoz es prometedor aunque costoso. Por tal razón es importante conocer en los jóvenes cambios en sus amistades, presentación personal, abandono de aficiones y el rendimiento escolar deficiente, por ser éstos síntomas probables de consumo. Se conoce también que el abuso de drogas es mayor en hijos o hermanos de consumidores y debe investigarse en los jóvenes que han utilizado tabaco o alcohol. Prevención terciaria Comprende el tratamiento y rehabilitación de sujetos con dependencia ya establecida. El aspecto propiamente preventivo está en la posibilidad de que estos individuos ya tratados no inducirán a otros al consumo de drogas.Todos los anteriores enfoques están sujetos a evaluaciones que deben comprender de preferencia observaciones controladas.Es necesario asimismo una vigilancia epidemiológica sobre grupos de población en alto riesgo, nuevos tipos de drogas con potencial de dependencia y su disponibilidad, y actitudes de la población en general. Igualmente es imprescindible la investigación de factores determinantes de dependencia que todavía son desconocidos. Bibliografía1. Vélez H, Rojas W, Borrero R, Restrepo J. Fundamentos de Medicina Psiquiátrica., Tercera Ed, Medellín, Colombia,1997 .2. DCMIV.3. David G P, Quijada G C, Un estudio sobre el uso y abuso de estimulantes. Revista del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes. CONACE, 2000; 38; pags 4-26. 4. Galanter M, Herber D. Editores, Ed Salvat , Barcelona 1998. Tratamiento de los trastornos por abuso de sustancias , American Psychiatric Association

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