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Introducción
Numerosos libros y estudios científicos se ocupan del tema del consumo de alcohol e incluyen los efectos agudos sobre el comportamiento humano y su desempeño. Por otro lado, un tema tan importante como la resaca alcohólica es negado ampliamente en la literatura existente y la mayoría de los estudios experimentales sobre este punto se llevaron a cabo durante las décadas del ’70 y del ’80. Los resultados de la mayoría de estos estudios fueron poco concluyentes y con frecuencia mostraron una metodología débil, mal diseño, bajo poder estadístico y circunstancias experimentales no controladas.1
Esta falta de interés científico en la investigación sobre la resaca alcohólica es peligrosa. A casi todas las personas que alguna vez consumieron alcohol les resultan familiares los efectos desagradables de la resaca que pueden surgir al día siguiente de una noche de bebida (excesiva) y la forma en que estos síntomas pueden afectar el desarrollo de las actividades al día siguiente de haber bebido.
Los efectos de la resaca alcohólica tienen lugar más frecuentemente después de una noche de beber en exceso. Este patrón de conducta con la bebida se denomina compulsión (binge drinking) y se define como la ingesta de más de cuatro tragos seguidos (para las mujeres) o más de cinco (para los hombres). A pesar que este número de tragos no resulte llamativo, esta cantidad es el punto de corte en el cual los problemas vinculados con el alcohol comienzan a producirse. Sin embargo, no hay consenso global sobre la definición del bebedor compulsivo. Las resacas alcohólicas comprenden una variedad de síntomas que incluyen adormecimiento, cansancio, problemas de concentración, confusión, boca seca, mareos, malestar gastrointestinal, sudoración y náuseas. Si se tienen en cuenta todos estos síntomas, el bebedor compulsivo puede experimentar una sensación generalizada de aflicción que puede prolongarse por más de 24 horas luego de haber bebido. Sin embargo, la presencia y la intensidad de los síntomas de la resaca pueden diferir tanto entre individuos como en una misma persona.
Las causas de la resaca alcohólica permanecen desconocidas. Sin embargo, se sugirió que los efectos del etanol y sus metabolitos derivados (especialmente el acetaldehído) y congéneres; la deshidratación, los trastornos del sueño y los cambios fisiológicos, endocrinos y psicológicos, juegan un papel en la producción de los síntomas de la resaca. Su interrelación y su correlación con la presencia de la resaca y su intensidad son áreas de la investigación aún no exploradas que requieren mayor atención científica.
Hasta el momento se sugirieron varios tratamientos para aliviar los síntomas de la resaca o incluso para prevenir su aparición. Lamentablemente, la eficacia de estos compuestos –frecuentemente promocionados por internet– en general no fue investigada. Un número muy limitado de estudios en los que se evaluaron los tratamientos para la resaca demostraron que los compuestos sugeridos son ineficaces (extracto de alcaucil,2 fructosa y glucosa,3-4 propranolol,5 Liv.52,6 clormetiazol7) o producen como mucho un alivio moderado de sólo algunos de los síntomas de la resaca (piritinol,8 ácido tolfenámico,9 Opunta ficus indica10). Hasta el momento, la mejor forma de evitar las resacas es consumir menos alcohol.
La resaca alcohólica: un problema frecuente que afecta a la sociedad en su conjunto
Beber compulsivamente es el problema de salud número uno que afecta a los estudiantes norteamericanos. Datos del Harvard School of Public Health College Alcohol Study11 revelaron que el porcentaje de bebedores compulsivos entre los estudiantes es de 44%, de los cuales 23% se emborrachan con frecuencia. Esto es preocupante, ya que a los bebedores compulsivos se les adjudica la mayoría de los problemas serios relacionados con el alcohol en el campus, los cuales afectan tanto al bebedor como a su entorno. Por ejemplo, los bebedores compulsivos son 21 veces más propensos que los bebedores no compulsivos a perder clases, retrasarse en las tareas escolares, dañar la propiedad privada, dañarse o herirse, verse involucrados en actividades sexuales no planificadas, no usar protección durante las relaciones sexuales, tener problemas con la policía del campus y conducir automóviles luego de haber bebido. El impacto sobre las vidas de otros estudiantes que rodean a los bebedores compulsivos es evidente por el hecho de que 71% de ellos sufrieron interrupciones del sueño, 57% debieron hacerse cargo de un estudiante intoxicado, 36% fueron insultados o humillados, 23% tuvieron discusiones serias, 16% padecieron daños en sus propiedades, 11% participaron en peleas y un 1% fue víctima de ataques sexuales o violaciones por su pareja. Daría la impresión de que cierto número de estudiantes bebedores compulsivos terminan con una doble resaca: una comprende los efectos adversos posconsumo de grandes cantidades de alcohol y la otra es resultado del daño y los problemas que causaron durante la intoxicación.
Las resacas por el alcohol no se limitan a los estudiantes. Esto puede verse en los resultados de una revisión que demostró que el 10% de los hombres británicos refirieron que experimentaban en su trabajo problemas relacionados con la resaca al menos una vez al mes.12 En 1993, una revisión mostró que 75% de las mujeres que consumen alcohol experimentaron la resaca al menos una vez en su vida y que 15% las experimentan al menos una vez al mes.13 Los resultados demuestran que la resaca alcohólica es un problema que concierne a toda la sociedad. Hay escasa evidencia o argumentos que sugieran que estos porcentajes hayan cambiado a través de los años. Actualmente, el ausentismo vinculado con la resaca alcohólica y el mal desempeño laboral cuestan unos 2 000 dólares por persona/año en los EE.UU., lo que equivale a una pérdida anual de 148 000 millones de dólares estadounidenses.14
El funcionamiento de la memoria durante la resaca alcohólica
En 2003, Verster y col. publicaron los resultados de su estudio sobre los efectos de la resaca alcohólica en el funcionamiento de la memoria en Neuropsychopharmacology.1
Cuarenta y ocho estudiantes participaron en el experimento, que fue conducido en el Utrecht Institute for Pharmaceutical Sciences en los Países Bajos. Los individuos se enrolaron en dos grupos. El primer grupo consumió una gran cantidad de alcohol mezclado con jugo de naranja (comparable con 8-10 tragos alcohólicos), mientras que el otro grupo consumió jugo de naranja sin alcohol (placebo). La noche antes de la ingesta y la mañana posterior todos realizaron una prueba de memoria. En esta prueba aprendían 15 palabras. El número de palabras que podían recordar se evaluaba inmediatamente luego de su aprendizaje (recuerdo inmediato; memoria de corto plazo) y 1 hora después (recuerdo tardío; memoria de largo plazo). Las palabras aprendidas se presentaron junto con una serie de palabras que generaran distracción para evaluar el reconocimiento. Por la noche se tomaron las medidas basales (antes de beber) y el funcionamiento de la memoria entre ambos grupos no varió significativamente. En cambio, después de una noche de borrachera, la memoria a largo plazo empeoró significativamente en el grupo alcoholizado comparado con el grupo no alcoholizado. La memoria a corto plazo y la capacidad de reconocimiento no se vieron afectadas significativamente durante la resaca. El hallazgo específico de la pérdida de los recuerdos tardíos, pero sin afección de la tarea de reconocimiento de palabras, sugiere que el proceso de recordar se ve dificultado durante la resaca. Un número considerable de estudiantes toma grandes cantidades de alcohol en aisladas ocasiones, lo que les provoca resaca. Estos hallazgos son específicamente importantes en este grupo, ya que la actividad principal de los estudiantes es aprender y recordar.
¿La intensidad de la resaca predice el empeoramiento del desempeño laboral
Un mayor análisis de los datos presentados en Neuropsychopharmacology demostró que la intensidad subjetiva de la resaca no se correlaciona significativamente con el desempeño en las pruebas de memoria. Esto significa que aunque los recuerdos tardíos se vieron afectados significativamente durante la resaca alcohólica, la gravedad y la presencia de los síntomas de la resaca no predicen el empeoramiento del desempeño (r = -0.13, p < 0.56). Cabe agregar que datos individuales demostraron que todos los individuos –ya sea los que informaron resaca intensa o leve– tuvieron peor desempeño en la prueba de recuerdos tardíos. Dentro de este contexto es interesante notar que aunque las mujeres refirieron una intensidad en la resaca mucho mayor que en los hombres (p < 0.03), no se encontraron diferencias significativas entre los géneros en lo relativo al funcionamiento de la memoria. En suma, parecería que el déficit en el desempeño durante la resaca alcohólica no puede predecirse adecuadamente por la intensidad de la resaca informada subjetivamente. Estos hallazgos sugieren que, al igual que lo observado luego de la intoxicación aguda por alcohol, los bebedores pueden predecir escasamente si son o no capaces de realizar tareas en forma adecuada sobre la base de su bienestar subjetivo. Esta observación merece especial atención, ya que es razonable asumir que los bebedores en exceso presumiblemente se involucran en actividades potencialmente peligrosas como conducir automóviles u operar maquinarias pesadas el día posterior a haber bebido.
Estudios futuros: evaluación de la conducción de automóviles durante la resaca
Hasta el momento, los efectos de la resaca en la habilidad para conducir permanecen inciertos. Un estudio determinó los efectos de la resaca en un circuito cerrado de calles e informó un empeoramiento significativo.16 Desafortunadamente, la tarea que se llevó a cabo –“maniobrar en un circuito piloto”– no es representativa de la conducción real de automóviles. Además, no había tráfico en el circuito. Por otra parte, un segundo estudio llevado a cabo por los mismos autores17 demostró que no había empeoramiento significativo en un simulador de manejo. Asimismo, su tarea –“conducir lo más rápido posible”– no fue representativa de la conducción real de automóviles. La presencia del tráfico y la posibilidad de que ocurran acontecimientos inesperados, a veces considerados problemáticos, son de hecho componentes necesarios en las pruebas reales de conducción. Si partimos del punto en que las pruebas en circuitos cerrados, los simuladores de manejo y las pruebas de laboratorio carecen de estos elementos, la validez y la confiabilidad de los resultados de estas pruebas en relación con la conducción real podría ser dudosa; además se demostró que las habilidades vinculadas a la conducción de vehículos medidas en laboratorio no predicen en forma adecuada el desempeño del manejo en las calles.18 Sin embargo, durante la resaca se reduce significativamente la capacidad de alerta y se informan numerosos efectos adversos. Puede asumirse que por estas causas se verá afectada la habilidad para conducir.
El hecho que aún no hayan sido determinados en forma precisa los efectos de la resaca en la habilidad para conducir es bastante preocupante, ya que aunque las campañas preventivas tuvieron un razonable éxito al evitar que los conductores operen un vehículo si están alcoholizados, la opinión general es que manejar por la mañana después de beber –cuando el resultado de la prueba de alcoholemia es cero– es seguro.
Dentro de este contexto, el Utrecht Institute for Pharmaceutical Sciences planeó realizar un estudio sobre los efectos de la resaca en la habilidad para conducir. Nuestro instituto condujo varios estudios aplicando la metodología de las pruebas de conducción en las calles. En esta prueba de manejo de 100 km, que se lleva a cabo en la vía pública con tráfico normal, se instruye a los individuos para operar un vehículo preparado para mantener una posición lateral estable dentro del carril derecho de tráfico lento, a una velocidad constante de 95 km/h. El parámetro primario de control vehicular es la desviación estándar de la posición lateral, o sea el balanceo del automóvil. Durante la prueba de conducción, un instructor matriculado acompaña a los individuos en un vehículo de doble comando. La prueba de manejo en las calles demostró ser sensible a los efectos nocivos dependientes de la dosis de varias drogas psicoactivas, incluyendo alcohol,15 antihistamínicos19 e hipnóticos.20
Conclusiones
Son escasos los estudios que investigan tratamientos posibles para aliviar los síntomas de la resaca o los métodos preventivos para evitarlos y la eficacia de los compuestos examinados es limitada. Además, el desempeño cognitivo y psicomotor puede verse disminuido significativamente durante la resaca. Actualmente, el único tratamiento adecuado para prevenir la aparición de la resaca es disminuir el consumo de alcohol.
Así como se concentra la atención en los efectos de la intoxicación aguda por alcohol, los investigadores y las campañas públicas de prevención deberían asimismo prestarles más atención a los efectos negativos de la resaca en el día posterior a una noche de borrachera.
Los autores no manifiestan conflictos.
Conclusión breve
Principal: Epidemiología, Toxicología, 