Volumen 9, Número 1, Junio 2003 |
Expertos Invitados |
TRATAMIENTO DEL SINDROME DE INTESTINO IRRITABLE: REVISION DE ESTUDIOS ALEATORIZADOS CONTROLADOS |
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El síndrome de intestino irritable (SII) es el trastorno intestinal funcional más frecuente y afecta a aproximadamente el 20% de la población. Es una entidad que se caracteriza por dolor abdominal relacionado con la defecación, o modificaciones en el hábito intestinal y con características de alteraciones de la evacuación y distensión en ausencia de anomalías demostrables. Existen 3 subgrupos: un tercio de los pacientes experimenta constipación, un tercio presenta diarrea y el resto sufre constipación y diarrea de manera alternada. La variedad de intervenciones utilizadas en la terapia del SII es muy amplia; incluyen antiespasmódicos, agentes que incrementan el volumen de la masa fecal, drogas psicotrópicas y psicoterapias. Una cantidad importante de investigaciones se llevó a cabo para determinar la eficacia de estas intervenciones. Varias revisiones sobre tratamientos del SII han sido publicadas (Pace y colaboradores,2 Pittler y Ernst,sup>3 Poynard y colaboradores4) y todas destacaron las deficiencias de los estudios sobre el SII. Más recientemente, Jailwala y colaboradores, También comunicaron que la loperamida es eficaz en el terapia de la diarrea. Nuevamente, en esta revisión, los autores mencionana las limitaciones metodológicas de los estudios sobre SII. El propósito del presente artículo fue evaluar la calidad de los trabajos aleatorizados controlados publicados que estudian la eficacia de los terapias para el SII. La intención no fue realizar una revisión sistemática de los estudios sobre SII, sino enfocar la evaluación de la calidad de los ensayos aleatorizados controlados publicados sobre las terapias del SII. La búsqueda bibliográfica se realizó en la Biblioteca Cochrane, Base de Datos de Resúmenes de Reseñas sobre Eficacia (DARE), Medline y Embase. Sólo fueron incluidos los ensayos considerados realmente aleatorizados y publicados en revistas evaluadas por pares. Formaron parte del análisis los materiales publicados en inglés, francés, alemán, italiano y castellano. En total identificamos 45 estudios sobre terapias del SII que describieron ensayos aleatorizados controlados (EAC). Las medidas de resultados utilizados en los trabajos incluyeron la evaluación global de los síntomas por parte del paciente o el médico, dolor abdominal, constipación, diarrea y distensión abdominal. Los criterios de Jadad1 fueron aplicados para evaluar la calidad de estos estudios. Los criterios incluyen descripción adecuada de la aleatorización, doble ciego y descripción de las suspensiones y deserciones. Los criterios de Jadad conforman una lista de valoración reconocida y ampliamente aceptada utilizada en la evaluación de la calidad de los EAC. También están disponibles otras listas de valoración más complicadas. Sin embargo, parece que muy pocos trabajos pueden responder a una lista de criterios más rigurosa. De los 45 EAC identificados, sólo 6 cumplieron los 3 criterios definidos por Jadad y colaboradores. Respecto a la aleatorización, sólo 6 de los 45 estudios describieron el método utilizado. Aunque no fue informado, los otros ensayos probablemente hayan utilizado un método apropiado de aleatorización y simplemente no lo describieron. El método de aleatorización es el componente de los criterios de Jadad que la mayoría de los estudios no cumple. El empleo de métodos de aleatorización inapropiados pueden introducir una fuente de sesgos. Por lo tanto, es importante que los trabajos informen el método empleado en la distribución aleatoria de los pacientes. Sólo 4 de los 45 estudios no se efectuaron a doble ciego. El doble ciego, donde tanto el investigador como el paciente desconocen el tratamiento recibido, es particularmente importante en los ensayos sobre SII debido a que la respuesta al placebo es muy elevada. En las intervenciones con administración de comprimidos, el doble ciego presenta pocas dificultades, dado que el placebo puede tener la misma apariencia que la droga en estudio. Las intervenciones psicoterapéuticas implicarían mayores dificultades respecto al doble ciego. Aunque los pacientes y terapeutas no podrían desconocer el tipo tratamiento, el empleo de un asesor que sí lo ignorara podría ser incoroporado en el diseño del trabajo. La descripción de suspensiones y deserciones comprenden el tercer componente de los criterios de Jadad. Sólo 1 de los 45 estudios no ofreció información respecto de lo anterior. Los pacientes suspenden o abandonan los ensayos por diversos motivos. Por ejemplo, la terapia puede producir efectos adversos desagradables que inducen al paciente a suspender el terapia. Los pacientes también pueden desilusionarse del tratamiento cuando consideran que no se producen mejorías en su patología. En constraste, si los síntomas desaparecen, la terapia puede ser interrumpida debido a que se considera que ya no es necesaria. Los pacientes con SII frecuentemente experimentan síntomas cíclicos; por lo tanto, pueden estimar que el tratamiento no es necesario durante los períodos en que se encuentran asintomáticos. En nuestra revisión, sólo 6 de los 45 EAC identificados alcanzaron los 3 componentes de los criterios de Jadad. De estos 6 estudios, 2 trataron sobre agentes que incrementan el volumen de la masa fecal, 2 sobre drogas antiespasmódicas o anticolinérgicas y 2 sobre agentes antidepresivos o psicotrópicos. El hecho de que sólo 6 trabajos hayan cumplido con un conjunto relativamente mínimo de criterios indica que la calidad de la evidencia actual es pobre. Desde nuestra revisión, varios EAC sobre terapias del SII han sido publicados. Por ejemplo, Camilleri y colaboradores6 informaron sobre un importante EAC a doble ciego con alosteron. Este estudio comprendió los 3 componentes de los criterios de Jadad ya que informó un método de aleatorización apropiado, utilizó doble ciego y ofreció una descripción adecuada de interrupciones y abandonos. Otro trabajo reciente realizado por Müller-Lissner y colaboradores7 investigó la eficacia del tegaserod para la terapia del SII. El estudio también cumplió con los 3 componentes de los criterios de Jadad. Ambos ensayos comunican resultados prometedores para el alivio de los síntomas del SII. Aparte de los componentes de los criterios de Jadad, es importante que los estudios sobre SII también incorporen otros aspectos salientes del diseño de trabajos. Los estudios sobre SII deben durar un mínimo de 12 semanas para que permita tomar en cuenta la naturaleza cíclica del SII. Todos los pacientes de un ensayo sobre SII deben provenir del mismo ámbito y ser agrupados de acuerdo con la intensidad y duración de los síntomas. También son necesarias medidas de resultados claras y bien definidas. Por último, todos los pacientes deben ser sometidos a vigilancia activa durante la extensión del estudio. En el presente, existen pocos trabajos que ofrezcan evidencia convincente acerca de la eficacia en el tratamiento del complejo sintomatológico del SII. En nuestro estudio, aunque 45 EAC fueron identificados, pocos fueron de buena calidad. Los criterios de Jadad proveen una herramienta simple para valorar de manera crítica la calidad de trabajos, aunque los investigadores deben considerar cuidadosamente diversos aspectos del diseño del estudio cuando investigan terapias para el SII. En total identificamos 45 estudios sobre terapias del SII que describieron ensayos aleatorizados controlados (EAC). Las medidas de resultados utilizados en los trabajos incluyeron la evaluación global de los síntomas por parte del paciente o el médico, dolor abdominal, constipación, diarrea y distensión abdominal. Los criterios de Jadad1 fueron aplicados para evaluar la calidad de estos estudios. Los criterios incluyen descripción adecuada de la aleatorización, doble ciego y descripción de las suspensiones y deserciones. Los criterios de Jadad conforman una lista de valoración reconocida y ampliamente aceptada utilizada en la evaluación de la calidad de los EAC. También están disponibles otras listas de valoración más complicadas. Sin embargo, parece que muy pocos trabajos pueden responder a una lista de criterios más rigurosa. De los 45 EAC identificados, sólo 6 cumplieron los 3 criterios definidos por Jadad y colaboradores. Respecto a la aleatorización, sólo 6 de los 45 estudios describieron el método utilizado. Aunque no fue informado, los otros ensayos probablemente hayan utilizado un método apropiado de aleatorización y simplemente no lo describieron. El método de aleatorización es el componente de los criterios de Jadad que la mayoría de los estudios no cumple. El empleo de métodos de aleatorización inapropiados pueden introducir una fuente de sesgos. Por lo tanto, es importante que los trabajos informen el método empleado en la distribución aleatoria de los pacientes. Sólo 4 de los 45 estudios no se efectuaron a doble ciego. El doble ciego, donde tanto el investigador como el paciente desconocen el tratamiento recibido, es particularmente importante en los ensayos sobre SII debido a que la respuesta al placebo es muy elevada. En las intervenciones con administración de comprimidos, el doble ciego presenta pocas dificultades, dado que el placebo puede tener la misma apariencia que la droga en estudio. Las intervenciones psicoterapéuticas implicarían mayores dificultades respecto al doble ciego. Aunque los pacientes y terapeutas no podrían desconocer el tipo tratamiento, el empleo de un asesor que sí lo ignorara podría ser incoroporado en el diseño del trabajo. La descripción de suspensiones y deserciones comprenden el tercer componente de los criterios de Jadad. Sólo 1 de los 45 estudios no ofreció información respecto de lo anterior. Los pacientes suspenden o abandonan los ensayos por diversos motivos. Por ejemplo, la terapia puede producir efectos adversos desagradables que inducen al paciente a suspender el terapia. Los pacientes también pueden desilusionarse del tratamiento cuando consideran que no se producen mejorías en su patología. En constraste, si los síntomas desaparecen, la terapia puede ser interrumpida debido a que se considera que ya no es necesaria. Los pacientes con SII frecuentemente experimentan síntomas cíclicos; por lo tanto, pueden estimar que el tratamiento no es necesario durante los períodos en que se encuentran asintomáticos. En nuestra revisión, sólo 6 de los 45 EAC identificados alcanzaron los 3 componentes de los criterios de Jadad. De estos 6 estudios, 2 trataron sobre agentes que incrementan el volumen de la masa fecal, 2 sobre drogas antiespasmódicas o anticolinérgicas y 2 sobre agentes antidepresivos o psicotrópicos. El hecho de que sólo 6 trabajos hayan cumplido con un conjunto relativamente mínimo de criterios indica que la calidad de la evidencia actual es pobre. Desde nuestra revisión, varios EAC sobre terapias del SII han sido publicados. Por ejemplo, Camilleri y colaboradores6 informaron sobre un importante EAC a doble ciego con alosteron. Este estudio comprendió los 3 componentes de los criterios de Jadad ya que informó un método de aleatorización apropiado, utilizó doble ciego y ofreció una descripción adecuada de interrupciones y abandonos. Otro trabajo reciente realizado por Müller-Lissner y colaboradores7 investigó la eficacia del tegaserod para la terapia del SII. El estudio también cumplió con los 3 componentes de los criterios de Jadad. Ambos ensayos comunican resultados prometedores para el alivio de los síntomas del SII. Aparte de los componentes de los criterios de Jadad, es importante que los estudios sobre SII también incorporen otros aspectos salientes del diseño de trabajos. Los estudios sobre SII deben durar un mínimo de 12 semanas para que permita tomar en cuenta la naturaleza cíclica del SII. Todos los pacientes de un ensayo sobre SII deben provenir del mismo ámbito y ser agrupados de acuerdo con la intensidad y duración de los síntomas. También son necesarias medidas de resultados claras y bien definidas. Por último, todos los pacientes deben ser sometidos a vigilancia activa durante la extensión del estudio. En el presente, existen pocos trabajos que ofrezcan evidencia convincente acerca de la eficacia en el tratamiento del complejo sintomatológico del SII. En nuestro estudio, aunque 45 EAC fueron identificados, pocos fueron de buena calidad. Los criterios de Jadad proveen una herramienta simple para valorar de manera crítica la calidad de trabajos, aunque los investigadores deben considerar cuidadosamente diversos aspectos del diseño del estudio cuando investigan terapias para el SII. Bibliografía
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RELACION ENTRE LA DURACION DE LA ESTADIA HOSPITALARIA POR NEUMONIA, Y LA EVOLUCION DE LOS PACIENTES |
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En 1983, Medicare, el programa gubernamental de seguros de salud para la gente mayor en los EE.UU., introdujo el sistema de pago prospectivo (SPP), por el cual los hospitales recibían un reembolso sobre la base del diagnóstico al egreso del paciente. Tal reembolso antes se calculaba por cada día de estadía hospitalaria, y la aplicación del nuevo método indujo a los nosocomios a reducir el tiempo de internación. Después de implementado el SPP, surgió la preocupación acerca del impacto negativo que podría traer el cambio en los pacientes. Kosecoff y colaboradores1 investigaron el punto y encontraron que, con la institución del SPP, el porcentaje de pacientes egresados sin resolver su condición médica se incrementó concomitantemente con la reducción del 24% en la media de la estadía hospitalaria para 5 patologías comunes. En estos individuos se registró un índice más alto de mortalidad durante los 90 días posteriores al alta. Otros trabajos realizados por el mismo2 y por otros investigadores3 encontraron que, en conjunto, la menor duración de la estadía no se asociaba con peores resultados. También se observó aumento en los índices de derivación a cuidados domiciliarios a medida que los hospitales egresaban pacientes que aún no podían cuidarse por sí solos en sus hogares.2,4 A pesar de la influencia del SPP en la década de '80, en la de '90 se evidenció disminución adicional en la duración de la estadía hospitalaria en los EE.UU., probablemente favorecida por el alza en los costos de atención. Por causa de esta situación cambiante, el autor decidió reevaluar el impacto de la tendencia a menor tiempo de hospitalización sobre la evolución de los pacientes. Fueron examinados todos los ingresos por neumonía entre los pacientes asistidos por Medicare en Connecticut, EE.UU., entre 1992 y 1997.5 A diferencia de otras causas de admisión hospitalaria que declinaron durante este período, el índice anual de ingresos por neumonía entre los beneficiarios mayores de 65 años se incrementó de 21.1 por mil cada año a 25.7 por mil. La duración media de la estadía hospitalaria disminuyó marcadamente durante el período en estudio, de 11.9 ± 11.4 días a 7.7 ± 7.2 días. La gravedad de la enfermedad, estimada por diferentes criterios, aumentó levemente. Se midieron diversos resultados. El porcentaje de pacientes fallecidos en el hospital declinó. Sin embargo, el porcentaje de los fallecidos durante los 30 días posteriores al egreso se incrementó de 6.9% a 9.3%, al igual que el porcentaje de aquellos que fueron reingresados por neumonía después de los 30 días del alta (de 3% a 3.7%). El cambio más profundo se notó en el porcentaje de pacientes derivados a tratamientos domiciliarios, que aumentó de 30.3% a 43.1%. Después del ajuste mediante análisis multivariado para la gravedad de la enfermedad, todas las tendencias permanecieron estadísticamente significativas, excepto el índice de mortalidad durante los 30 días posteriores al alta, que perdió significación (p = 0.09). Los hallazgos sugieren que, al menos en algunos pacientes, la internación más breve en los casos de neumonía provoca aumento de resultados adversos después del egreso hospitalario.
Después del presente estudio, Halm y colaboradores6 publicaron un trabajo dirigido a ampliar el tema. Estos investigadores analizaron en forma prospectiva el curso clínico de 680 pacientes internados con diagnóstico de neumonía y definieron varios factores como indicadores de "inestabilidad" al momento del egreso. Los factores comprendían signos vitales anormales, hipoxemia, intolerancia para la alimentación oral y estado mental. Los resultados no fueron sorprendentes. El 19% de los pacientes dejó el hospital con 1 o más de los criterios de inestabilidad enunciados y el 2% tenía 2 o más anormalidades. Los individuos con 2 o más criterios presentaron, comparados con el resto, riesgo notablemente más elevado de muerte o readmisión durante los 30 días posteriores al egreso (odds ratio [OR] 5.4; intervalo de confianza del 95% [IC 95%], 1.6-18.4).y el riesgo de los que demostraron 1 inestabilidad fue marcadamente menos alto (OR,1.6; IC 95%, 1-3). Estos hallazgos son dignos de atención ya que demuestran que factores fácilmente detectables pueden advertir acerca de cuáles pacientes se encuentran en alto riesgo. Aquellos con 2 o más inestabilidades no deben ser dados de alta del hospital; con sólo un criterio el riesgo es mucho menos importante, pero ha de estar entre los elementos que evalúan los médicos al decidir el egreso del paciente. Otros factores pueden influir en los resultados adversos después del alta en asociación con menor duración en la estadía hospitalaria. El mayor índice de mortalidad visto en el presente estudio puede obedecer al mayor índice de derivación a tratamientos domiciliarios, en combinación con un riesgo de por sí más elevado en estos pacientes.5 La gravedad de la enfermedad explica este hecho, aunque surge el interrogante sobre si la calidad de los cuidados ambulatorios también influye en los resultados. Varios médicos comunicaron la misma preocupación a propósito del trabajo. Uno de ellos advirtió diferencias significativas en la calidad de atención en los servicios de cuidados domiciliarios cuando evaluó a estos pacientes. En su percepción, el factor predictivo más importante fue a cuál servicio eran derivados. Otro profesional expresó una inquietud similar. Reveló que los médicos de cuidados domiciliarios a menudo no indicaban el antibiótico recomendado en el hospital, debido a la falta de disponibilidad o a la ausencia de familiaridad con la medicación. A medida que se acorta la estadía hospitalaria, más antibióticos son prescriptos en la atención domiciliaria, de modo que la elección de un medicamento inadecuado podría tener consecuencias más significativas. El tratamiento antibiótico apropiado puede ser también un problema para los pacientes, ya que quizás no puedan cumplir adecuadamente el tratamiento por falta de recursos u otras razones. Es decir que cuanto más corto sea el curso de antibióticos intrahospitalarios, mayor será el impacto sobre la evolución de los pacientes. Nuestro estudio mostró que la menor duración de la hospitalización por neumonía arrojó un ahorro de aproximadamente $1.500 (23%) en los costos de internación. Debido a que los factores económicos influyeron en la disminución de la duración de la estadía hospitalaria en los EE.UU., es necesario determinar en qué medida el incremento en la atención domiciliaria y en los índices de reingreso resultan en un desvío de costos en lugar de un ahorro verdadero. Hemos realizado un análisis preliminar acerca de esta preocupación. Encontramos que aunque los costos médicos para los pacientes asistidos por Medicare aumentaron entre 1992 y 1997, el cargo promedio durante los 100 días posteriores al egreso de individuos internados por neumonía, se incrementó en aproximadamente $500 más de lo esperado al considerar sólo el antecedente del alza en los costos médicos. La mayor parte de este aumento parece consecuencia del incremento en los requerimientos de cuidados domiciliarios asociados con menor estadía hospitalaria. Una carta al editor en respuesta a nuestro artículo puntualizó que la situación en los EE.UU. puede no ser representativa de la observada en otros países.7 Los autores documentaron una declinación similar en la hospitalización por neumonía después de la implementación del SPP en Italia, pero expresaron que no ocurrió un incremento en el sistema de atención domiciliaria probablemente debido a la falta de disponibilidad de tales recursos. Para la mayoría de los pacientes, los encargados de la atención después del alta hospitalaria son los familiares. Esto puede conducir a considerable estrés en ellos, ya que deben enfrentarse súbitamente con una obligación dificultosa, inesperada y que consume tiempo, que tiende a incrementarse a medida que la duración de la estadía hospitalaria se acorta. También es probable que la responsabilidad de cuidar a un familiar mientras se recupera de su enfermedad cause pérdida de horas de trabajo y, por ende, costos socioeconómicos de difícil medición contra el ahorro realizado por la menor hospitalización. Queda claro que la mayoría de los pacientes con neumonía no requieren una estadía hospitalaria prolongada. Sin embargo, los resultados de nuestro estudio, así como los del más reciente realizado por Halm y colaboradores,6 sirven como advertencia. Algunos pacientes, a menudo identificables por la presencia de signos físicos que se detectan fácilmente, se perjudican con el alta precoz. Además, sepodrían atribuir ciertos efectos a otros factores relacionados con la calidad de los cuidados domiciliarios después del egreso, aunque de ello sólo exista evidencia anecdótica. En conclusión, el aumento en los requerimientos de servicios médicos después del alta disminuye los ahorros emergentes de la menor estadía hospitalaria. Abreviaturas: SPP, sistema de pago prospectivo. Bibliografía
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INFECCIONES
POR SCEDOSPORIUM APIOSPERMUM Y SCEDOSPORIUM PROLIFICANS ORIGINADAS
POR CONFUSIONES DIAGNOSTICAS OCASIONALES. DIFICULTAD EN SU
TRATAMIENTO |
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Los hifomicetos del género Scedosporium incluyen dos especies importantes desde el punto de vista médico cuyos nombres han sido modificados en varias oportunidades. El artículo pone énfasis en los hallazgos típicos de estos gérmenes, en las infecciones que originan y en la susceptibilidad de Scedosporium apiospermum y Scedosporium prolificans a los antimicóticos. Scedosporium apiospermum (SACCARDO) CASTELLANI & CHALMERS
1919 Los conidios de S. apiospermum se forman habitulamente de manera única en los conidióforos mientras que los de G. eumorphum se agrupan en el ápice de cada synnema. Scedosporium, Graphium o ambas formas pueden estar presentes en el mismo aislamiento.5 El tipo Scedosporium es la forma predominante y se caracteriza por aleurioconidios solitarios o conidios anélidos que se producen en forma terminal o lateral en la hifa conidiógena.3 En la literatura reciente,4 los teleomorfos del género Scedosporium pertenencen a los géneros Pseudallescheria y Petriella (Ascomycota, Euascomycetes, Microascales: Microascaceae). Las características distintivas de ambos géneros incluyen las colonias de Pseudallescheria en agar con avena (Oat meal, OA) de crecimiento rápido a 30 °C, algodonosas a lanosas, inicialmente blancas que se tornan marrón pálido. El hongo es homotálico y muchas cepas producen cleistotecia de 100 a 200 µm de tamaño, membranosas, esféricas y amarronadas habitualmente en medios nutritivos desfavorables como agar maíz o agar de papa y dextrosa. Los asci son subesféricos con 8 esporas. Los ascosporos tienen 1 célula con forma de limón, de pared lisa y de marrón oro. Muchos ascosporos llevan gotas internas de grasa que los puede distinguir de las esporas asexuales. Otro hallazgo que distingue los ascosporos de las esporas asexuales es la falta de una base truncada en los primeroS. El otro teleomorfo de Scedosporium, Petrialla, produce colonias umbilicadas en OA, blancas con manchas grises que rápidamente se tornan granulares por la producción de peritecio membranoso, esférico, amarronado con un ostiolo central en el cuello corto apical cubierto por pelos rígidos de pared lisa. Los asci son ovoideos o claviformes amplios, con 8 esporas evanescentes de 21-25 x 12-15 µm. Los ascosporos son de una célula, fusiformes, ligeramente aplanados en un lado, marrón rojizo de 8-10.5 x 5-6 µm con dos poros germinales discretos4 Desde el punto de vista patogénico, Scedosporium y su teleomorfo S. boydii pueden ocasionalmente ser causa de infecciones invasivas en huéspedes inmunocomprometidos e inmunocompetentes. En delfines cautivos se ha descripto también una infección subcutánea mixta originada por Petriella. 4 En un modelo murino de infección diseminada6 se observó que dos cepas clínicas de S. apiospermum fueron menos virulentas que 8 cepas de S. prolificans de distintas fuentes clínicas y ambientales a pesar de la falta de diferencias significativas entre las cepas de diversas áreas geográficas o de distinta forma de enfermedad. Según la información más reciente y los datos provenientes de estudios de biología molecular, pueden distinguirse las siguientes especies: (i) Scedosporium prolificans (Hennebert & Desai) Guého & de Hoog, (ii) Scedosporium anamorfo de Petriella setifera, (iii) Scedosporium anamorfo de Pseudallescheria boydii; de Hoog sugirió una clave para la identificación sobre la base de las células conidiógenas y los conidioS. Claves morfológicas distintivas de Scedosporium
Scedosporium prolificans (HENNEBERT & DESAI) GUÉHO &
DE HOOG 1991 En el pasado, frecuentemente los agentes etiológicos inducían la
generación de una nueva taxonomía ya que no se reconocía su identidad
con otras especies. Es por ello que la literatura tiene un número
considerable de ghost taxa en géneros divergentes como Acremonium,
Cephalosporium, Graphium, Madurella y Verticillium
que probablemente sean idénticos a S. boydii.13 Por
el momento, el tratamiento óptimo de infecciones por S. apiospermum y
S. prolificans se desconoce.34 Sin embargo se recomienda
el debridamiento y la eliminación del tejido necrótico -cuando es
posible- y la terapia antimicótica.30, 36-38 No obstante, las
indicaciones de cirugía son limitadas y aún no se ha establecido la
dosis y la duración del tratamiento. Los resultados con las diversas
opciones terapéuticas han sido variables y el pronóstico depende, en
gran medida, del estado inmune del huésped, de la extensión de la
infección y de la posibilidad de eliminar quirúrgicamente el tejido
infectado.21,36,37,39 En 1988, Rippon1 sugirió que
la evolución fatal es común es pacientes inmunocomprometidos.
Desafortunadamente aún no se dispone de un tratamiento eficaz para las
infecciones diseminadas.8 Se conoce poco la susceptibilidad de Scedosporium
spp a los agentes antimicóticos.36,40 Estudios recientes
mostraron que las drogas antifúngicas tienen poca actividad frente a
especies in vitro .36,41 En la literatura clásica
existen algunas generalizaciones mientras que en los trabajos más
recientes suelen emplearse combinaciones sinérgicas o nuevos fármacos
antimicóticos. Muchas cepas de S. apiospermum son resistentes a la
anfotericina B y las infecciones causadas por este hongo deben ser
tratadas con drogas del grupo azol, como miconazol parenteral (MCZ) o
quetoconazol oral (KTZ) (400 a 600 mg por día). El itraconazol (ITZ) en
dosis de 400 mg diarios también fue eficaz en algunos enfermos.14,34
Se ha investigado la posibilidad de terapia combinada y algunos estudios
in vitro revelaron que la combinación de terbinafina (TRB) con ITZ se
asocia con actividad sinérgica frente al hongo.42 Las drogas más
nuevas, como voriconazol (VRZ) tienen eficacia in vitro ligeramente
superior a la de los antimicóticos tradicionales y podrían ser de
utilidad en el tratamiento de estos enfermos.40 Un estudio de
susceptibilidad realizado en 15 cepas de S. prolificans mostró
resistencia de todas ellas a las drogas evaluadas. Entre los fármacos, el
ITZ fue el de menor concentración inhibitoria mínima (MIC); 8 cepas tenían
una MIC de 8 µg/ml.8 De Hoog y colaboradores4 analizaron los
resultados de los estudios de sensibilidad realizados entre 1997 y 2000:
para 33 cepas de S. prolificans, la MIC de MCZ osciló entre 0.25 a
16 µg/ml, MIC90 > 4; para 20 cepas de S. prolificans,
la MIC de TRB estuvo en el espectro de los 0.5 a 64 µg/ml, MIC90
> 2 y para 19 cepas de S. prolificans, la MIC de VRZ estuvo
entre 1 y 32 µg/ml, MIC90 >2. Los resultados demuestran
gran variabilidad en la susceptibilidad de las diversas cepas frente a
MCZ, TRB y VRZ, que parecen alternativas promisorias. No obstante, la
terapia de estas infecciones habitualmente se asocia con una evolución clínica
desfavorable. Un estudio36 abarcó 16 enfermos con infecciones
profundas por S. prolificans (14 de ellos con neutropenia),
tratados con antimicóticos (AMB, n: 9; AMB más flucitosina, n: 1; AMB más
ITZ, n: 2; AMB liposomal más ITZ, n: 1; AMB más fluconazol, n: 1; otros
dos pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos). Dos enfermos
sobrevivieron en coincidencia con la recuperación hematológica y 14
(87.5%) murieron en un lapso promedio de 4 días luego del cultivo final
(rango de 0 a 60 días). Los autores remarcaron la necesidad urgente de
disponer de nuevas opciones farmacológicas.36 En base a toda
la información disponible, concluimos en que las infecciones causadas por
Scedosporium spp se asocian con una gran dificultad diagnóstica
(clínica y de laboratorio) así como con el monitoreo de la terapia. El
pronóstico esencialmente depende del estado inmunológico del paciente y
se pone de manifiesto la necesidad de desarrollar nuevas estrategias para
manejar enfermos con infecciones producidas por diverasas cepas de Scedosporium.
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EL ACIDO
ZOLEDRONICO ES EL NUEVO TRATAMIENTO ESTANDAR DE LA HIPERCALCEMIA ASOCIADA
A PROCESOS MALIGNOS |
Pierre P. Major, MD Columnista Experto de SIIC Institucion: Medical Oncology Department, Hamilton Regional Cancer Centre, Hamilton, Ontario, Canada., Hamilton, Ontario, Canadá |
La hipercalcemia asociada a procesos malignos (HPM) es una complicación metabólica potencial con tratamiento de por vida, y afecta aproximadamente a entre 10% y 20% de los pacientes con cáncer avanzado.¹ Su incidencia es mayor en caso de mieloma múltiple y carcinomas de mama, pulmón, riñón, cabeza y cuello.2- 4 Los síntomas clínicos de HPM tales como náuseas, vómitos y alteración del estado cerebral producen angustia y disminución de la calidad de vida en los últimos estadios de la progresión del cáncer; además, la patología puede llevar a un daño renal y generalmente se asocia con mal pronóstico, con supervivencia mediana de sólo 30 días de los pacientes que reciben terapia antihipercalcémica.5 Los bisfofonatos son potentes inhibidores de la resorción ósea, y por este motivo resultan la terapia más efectiva para la HPM; la administración endovenosa de pamidronato en dosis de 60 a 90 mg por perfusión durante 2 a 4 horas ha sido considerado el tratamiento estándar desde principios de los años '90. En estudios que investigaron varias dosis (30 a 90 mg) y programas de administración de pamidronato, se observó un índice de remisión completa (RC) de 40% al 100% en los 7 días siguientes a la perfusión endovenosa intensiva de fluidos para la hidratación, y la duración de la respuesta en promedio fue desde los 11 días hasta las 3 o 4 semanas.1,6-12 El ácido zoledrónico es un bisfosfonato de nueva generación que contiene nitrógeno en su estructura, y en estudios preclínicos ha demostrado ser más potente que otras drogas de la misma clase comúnmente disponibles, incluido el pamidronato.13 Recientemente se realizaron de forma simultánea dos estudios idénticos, multicéntricos, aleatorizados y a doble ciego (uno en los EE.UU. y Canadá, y el otro en Europa y Australia), con el fin de investigar la efectividad clínica del ácido zoledrónico (4 mg y 8 mg) vs. 90 mg de pamidronato para el tratamiento de la HPM moderada a severa. El análisis conjunto especificado en los protocolos de los datos obtenidos en estas 2 pruebas, publicado en el Journal of Clinical Oncology en enero del 2001,14 demostró que 4 mg u 8 mg de ácido zoledrónico fueron superiores a 90 mg de pamidronato para el tratamiento de HPM. Los resultados de este análisis conjunto son brevemente resumidos a continuación. Pacientes y métodos Los participantes fueron tratados en forma aleatorizada por vía endovenosa con una dosis única de ácido zoledrónico (4 mg u 8 mg) durante 5 minutos o con pamidronato (90 mg) durante 2 horas. La terapia con bifosfonatos fue administrada de forma simultánea con hidratación endovenosa (en total, 500 ml de fluidos durante 4 horas). Los pacientes recibieron 250 ml del fluido antes de la perfusión con la droga en estudio, mientras que el resto del liquido para hidratación fue administrado como parte de una perfusión por doble simulación, lo cual mantuvo la característica de doble ciego de la muestra. Esto quiere decir que cada paciente recibió: (a) la administración por 5 minutos de ácido zoledrónico seguida de 2 horas de perfusión salina, finalizando con otras 2 horas de administración de fluidos, o (b) primero recibió una solución salina durante 5 minutos seguida por la administración de pamidronato por 2 horas, finalizando con la perfusión durante 2 horas de fluidos. Cabe destacar que este régimen de hidratación es mucho menos agresivo que el utilizado en otros ensayos con bisfosfonatos, incluidos los efectuados previamente con pamidronato, que a menudo requieren hidratación endovenosa durante 24 a 48 horas antes de la administración de los fármacos en estudio. Se efectuó el seguimiento de los pacientes durante 56 días o hasta la recaída; ésta fue definida por una concentración de CSC ≥ igual a 2.90 mmol/l (11.6 mg/dl). El tratamiento con ácido zoledrónico (8mg) fue reiniciado en los pacientes refractarios al tratamiento inicial, cuando la concentración de CSC respecto al nivel basal no disminuyó más de 0.05 mmol/l (0.2 mg/dl) en el día 4 o no más de 0.25 mmol/l (1.0 mg/dl) en el día 7, o si al décimo día el CSC fue ≥ mayor o igual a 2.90 mmol/l. Los pacientes refractarios a la terapia inicial o que tuvieron recaída dentro de los 56 días de iniciado el tratamiento con ácido zoledrónico o pamidronato fueron tratados nuevamente con una dosis única de 8 mg de ácido zoledrónico por perfusión endovenosa durante 5 minutos y posteriormente seguidos durante 28 días. El criterio principal para evaluar los tratamientos fue la proporción de pacientes con RC, definida como la normalización de la concentración de CSC a valores ≤ 2.70 mmol/l (10.8 mg/dl) al décimo día. Otros criterios clínicos de comparación importantes incluyen el tiempo de recaída de la HPM, duración de la respuesta, eficacia del tratamiento repetido por recaída o refractariedad, y el grado de seguridad de los fármacos. La metodología estadística ha sido descripta en detalle con anterioridad.14 Resultados
Indice de remisión completa
Figura 1. Porcentaje de pacientes que alcanzaron la remisión completa (CSC ≤ 2.7 mmol/l [10.8 mg/dl]). (*), significación estadística vs. pamidronato. (Correción por día: día 4 = días 2 a 5; día 7 = días 6 a 8; día 10 = días 9 a 11.)14 Además, los niveles promedio de CSC en los días 4, 7 y 10 fueron significativamente menores (p ≤ 0.05) en pacientes tratados con ácido zoledrónico respecto de los que recibieron 90 mg de pamidronato (figura 2).14
Figura 2. Calcio sérico corregido promedio al inicio y en los días 4, 7 y 10 siguientes al tratamiento de la hipercalcemia con ácido zoledrónico (4 mg u 8 mg) o pamidronato (90 mg). Si no se encuentra el valor de calcio, se considera el último valor obtenido.14 Fueron evaluados diversos factores con valor pronóstico, pero el ácido zoledrónico demostró ser efectivo a pesar de los niveles iniciales de CSC, concentración de proteína relacionada con la hormona paratiroidea (PRHP) o presencia o no de metástasis (tabla 2).14
El porcentaje de pacientes con RC al décimo día fue similar entre los participantes con CSC inicial < 3.4 o ≥ 3.4 mmol/l (13.6 mg/dl). Además, la RC en el día 10 fue similar dentro de cada grupo en tratamiento independientemente de los niveles basales de PRHP, del índice de nitrógeno ureico/creatinina en sangre, de la edad, sexo o variedad de cáncer. Los índices de RC en los grupos administrados con ácido zoledrónico fueron similares pese a la presencia de metástasis ósea. Sin embargo, entre los participantes tratados con pamidronato, sólo el 61% de los pacientes sin metástasis obtuvieron la RC al décimo día vs. 80% de los que padecían esta patología. Duración de la remisión completa y tiempo de recaída
Figura 3. Estimación de Kaplan-Meier del tiempo de recaída por hipercalcemia luego del tratamiento con ácido zoledrónico 4 mg, 8 mg o pamidronato 90 mg. Las flechas indican los momentos de registro.14 Retratamiento con ácido zoledrónico Seguridad
Las reacciones adversas posiblemente relacionadas con la droga en estudio incluyeron fiebre, hipofosfatemia e hipocalcemia asintomática. Fueron informados efectos secundarios a nivel renal, con más frecuencia en los grupos tratados con ácido zoledrónico; a pesar de esto, la incidencia de cambios en la creatinina sérica de grado 3 o 4 fue baja y similar entre los grupos en tratamiento (tabla 4).14
Discusión Debido a que la administración de 4 mg de ácido zoledrónico fue tan efectiva como la de 8 mg en la población total de HPM, la primera resultó la dosis recomendada. A pesar de que la administración de 8 mg puede producir duración de la respuesta levemente mayor, no se recomienda su utilización por el gran potencialidad de daño renal. Luego de realizado el presente trabajo, se efectuaron 3 pruebas en más de 3 000 pacientes con metástasis ósea, o lesiones como tumores sólidos o mieloma múltiple; estos estudios demostraron la amplia eficacia del ácido zoledrónico y su superioridad en comparación con el pamidronato para el tratamiento y prevención de las complicaciones óseas. En dichos ensayos, las dosis repetidas de 8 mg de ácido zoledrónico produjeron riesgo mayor de elevación de la creatinina sérica; además, las pruebas demostraron que la perfusión durante 15 minutos de ácido zoledrónico (administrado cada 3 a 4 semanas) se asocia con riesgo menor de daño renal, en comparación con su perfusión por 5 minutos. Por lo tanto, basada en la mayor experiencia con el ácido zoledrónico, la recomendación actual sobre su dosificación es de 4 mg mediante perfusión por 15 minutos.15,16 A pesar de que pocos pacientes respondieron al retratamiento, el índice de respuesta del 52% observado en participantes con recaída o HPM refractaria es importante. La poca respuesta al retratamiento con bifosfonatos en la HPM ha sido sugerida en otras pruebas con menor número de pacientes.17,18 Una de las inquietudes acerca de estos trabajos fue el índice de respuesta menor al esperado (70%) con la administración de 90 mg de pamidronato, ya que en pruebas anteriores sobre HPM se informó que había normalizado el CSC en el 100% de los pacientes.10,19,20 A pesar de esto, existen diversas explicaciones razonables acerca de esta diferencia; entre los factores que pueden contribuir están los cambios en el tratamiento del cáncer y el diseño de los estudios. En trabajos previos con pamidronato, se evaluó sólo un número pequeño de pacientes (10 a 20) con una dosis de 90 mg, y los niveles basales de CSC eran inferiores a los 3.49 mmol/l (13.95 mg/dl) considerados en el grupo tratado con pamidronato en los trabajos actuales. Además, los estudios anteriores requirieron de 24 a 48 horas de hidratación endovenosa previa al tratamiento con bifosfonatos, y hubo variaciones entre los trabajos respecto al grado de hipercalcemia requerida para iniciar el estudio y la definición de la respuesta.18 Es importante considerar que la presente fue una prueba prospectiva y aleatorizada con tratamientos equilibrados. Otros dos bisfosfonatos que contienen nitrógeno también han sido evaluados para el tratamiento de HPM en pequeñas pruebas de fase II. Por ejemplo, en un estudio reciente de 147 participantes con un CSC iniciaal promedio de 3.4 mmol/l, la administración de ibandronato (4 mg o 6 mg por vía endovenosa) normalizó los niveles de calcio sérico en 76% y 77% de los pacientes, respectivamente.21 La respuesta fue dependiente de la dosis administrada, de la severidad de la hipercalcemia y de la variedad tumoral (los pacientes con cáncer mamario y tumores hematológicos tuvieron mejor respuesta que los participantes con otra clase de tumor). En otro pequeño estudio en que participaron 59 pacientes con un CSC inicial mayor o igual a 2.88 mmol/l, la administración de dosis únicas de 5 mg, 10 mg o 15 mg de alendronato sódico permitió la RC en el 74% de los individuos.18 La tasa de respuesta mas elevada (90%) fue alcanzada con 15 mg de la droga, pero solo 10 pacientes recibieron dicha dosis. Estos estudios sugieren que tales fármacos también tienen actividad en el tratamiento de HPM, pero en ausencia de pruebas comparativas aleatorizadas resulta dificultoso analizarlos con respecto a la administración de 90 mg de pamidronato o de 4 mg de ácido zoledrónico. El ácido zoledrónico fue bien tolerado en el presente estudio, con un perfil de seguridad total similar al de 90 mg de pamidronato. La hipocalcemia y la hipofosfatemia ocurren con un poco más de frecuencia en pacientes tratados con ácido zoledrónico en comparación con los que reciben pamidronato, lo que puede obedecer a su actividad farmacológica más potente. Debido a que todos los bisfosfonatos endovenosos pueden ocasionar daños en el funcionamiento renal y que la HPM también puede afectarlo de modo adverso, la monitorización de la creatinina sérica es muy importante en la práctica de rutina; esta determinación ha de efectuarse especialmente cuando los pacientes presentan patologías subyacentes o concomitantes asociadas con daño renal, o cuando tienen función renal disminuida antes del tratamiento. En conclusión, la administración de 4 mg de ácido zoledrónico mediante perfusión endovenosa durante 15 minutos proporciona un tratamiento mas efectivo y conveniente para la HPM que el pamidronato, con niveles de seguridad similar. Además, esta droga puede ser considerada como el nuevo tratamiento estándar para la HPM. Desde su aprobación en el año 2001, el ácido zoledrónico ha sido aceptado de manera entusiasta por la comunidad médica mundial, e igualmente es preferido por los pacientes que toman en cuenta la conveniencia del menor tiempo de perfusión. Abreviaturas: RC, remisión completa. CSC, calcio sérico corregido. HPM, hipercalcemia asociada a procesos malignos. PRHP, proteína relacionada con la hormona paratiroidea. Bibliografía
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