CRECIMIENTO BACTERIANO EXCESIVO, FACTOR DE NECROSIS TUMORAL
ALFA Y ESTEATOHEPATITIS NO ALCOHÓLICA |
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Adelaida, Australia (especial
para SIIC)
El crecimiento bacteriano excesivo en el intestino delgado podría contribuir al desarrollo de esteatohepatitis no alcohólica, probablemente mediante la estimulación de la producción de factor de necrosis tumoral alfa. RESUMEN
Palabras clave: crecimiento bacteriano excesivo en intestino delgado, esteatohepatitis no alcohólica, TNFa, enfermedad celíaca.
Abreviaturas: ABSTRACT
Keywords: small intestinal bacterial overgrowth, non-alcoholic steatohepatitis, TNF-a, celiac disease.
Abbreviations: NUESTRA HIPOTESIS A partir de la lectura de la bibliografía disponible al respecto surgieron razones suficientes para sospechar que el CBEID podría ser un factor contribuyente en la etiología de la EHNA. En primer lugar, en ratas con CBEID se han encontrado lesiones hepáticas similares a las que se observan en la EHNA. En el mismo modelo se comprobó que las endotoxinas sistémicas podrían ser causa de EHNA, a través del factor de necrosis tumoral alfa (TNFa). A su vez, hay observaciones interesantes en el hombre, tales como la asociación entre la cirugía de derivación yeyuno-ileal y el desarrollo de EHNA y la mejoría de la EHNA después del tratamiento con antibióticos o al eliminar la derivación intestinal. Estos y otros hallazgos similares nos hicieron suponer que el CBEID podría ser un factor importante en la patogenia de la EHNA. Según nuestra hipótesis, el CBEID generaría aumento de la permeabilidad intestinal y de la absorción de endotoxinas las cuales, a su vez, estimularían la producción de TNFa en las células Kupffer del hígado, fenómeno que culminaría con el desarrollo de EHNA. Nos sorprendió que no se hubiese formulado la teoría anteriormente y que tampoco se realizaran experiencias en seres humanos para evaluar la prevalencia de CBEID, la mayor permeabilidad intestinal o la elevación de los niveles de TNFa en estos enfermos. Por lo tanto, comenzamos un estudio de casos y controles para probar nuestra hipótesis, que abarcó a 22 pacientes con EHNA (casos) y 23 controles comparables en edad y sexo.
PRINCIPALES HALLAZGOS
DEBATE QUE SIGUIO A NUESTRO TRABAJO En otra carta al editor, Poullis y colaboradores de Inglaterra criticaron la falta de control adecuado según la prevalencia de obesidad y alcoholismo.3 Los autores presentaron algunos de sus datos, que demuestran correlación positiva entre la obesidad y el nivel de TNFa, y señalaron que el índice de masa corporal (IMC) significativamente más alto en pacientes con EHNA (30 versus 24, p = 0.002) pudo haber sido un factor de confusión en la mayor concentración de TNFa en nuestra población de enfermos con EHNA. Por este motivo estudiamos la relación entre el IMC y la concentración de TNFa pero no encontramos dicha correlación positiva en ninguno de los grupos. Poullis y colaboradores también presentaron datos interesantes en relación con la correlación negativa entre el consumo de alcohol y el nivel de TNFa. Sugirieron que el mayor consumo de alcohol en el grupo control podría explicar la diferencia en el nivel de TNFa entre ambos grupos. Sin embargo, cuando evaluamos nuestra población no pudimos encontrar una asociación entre el consumo de alcohol y la concentración de TNFa. Poullis y su grupo sugirieron que otras interleuquinas (particularmente la IL-6, asociada positivamente con el IMC y el consumo de alcohol en sus estudios) debían ser investigadas. Grieco y colaboradores, de Italia, también enviaron una carta muy interesante revelando su preocupación en relación con la falta de consideración de enfermedad celíaca (EC) en los pacientes que estudiamos.4 Presentaron su propia serie de enfermos con EHNA en quienes, mediante estudio anatomopatológico, se encontró una prevalencia de EC del 13%. Asimismo, describieron la mejoría en los síntomas de EHNA en todos los sujetos con EC sometidos a dieta libre de gluten. Aunque no lo incluimos en el artículo, en todos nuestros enfermos se buscaron anticuerpos (IgA e IgM) antigliadina porque, al igual que Grieco, estuvimos interesados en esta posible asociación. Tres de nuestros 22 pacientes con EHNA tuvieron anticuerpos antigliadina. En uno de ellos se confirmó posteriormente EC por biopsia de duodeno, y en los dos casos restantes se requieren estudios adicionales. No obstante, estamos seguros de que la EC no fue un factor de confusión en nuestro estudio, ya que ninguno de los posibles enfermos con EC tuvo una prueba positiva en aire espirado y el nivel promedio de TNFa no difirió significativamente entre este subgrupo y el resto de los enfermos con EHNA. En otra carta al editor, Riordan y colaboradores, de Australia, revelaron su incertidumbre en relación con la confiabilidad de la prueba en aire espirado para establecer el diagnóstico de CBEID.5 El elevado número de resultados positivos en nuestro grupo control (5 de 23) fue interpretado por el grupo de Riordan como una baja especificidad de la prueba. Sin embargo, tres de los 5 normales que tuvieron resultados positivos estaban tratados con drogas antiácidas y es posible, entonces, que la aclorhidria (un conocido factor predisponente de CBEID) originada por la terapia fuese responsable de la positividad de la prueba. En cambio, los pacientes utilizaron mucho menos frecuentemente antiácidos (1 de 11 sujetos con EHNA y prueba positiva) por lo que la elevada prevalencia de CBEID en este grupo no puede ser atribuida al uso de drogas antiácidas. En respuesta a esta crítica también expusimos trabajos que confirmaron la utilidad de la prueba y su mejor especificidad en comparación con la tradicional prueba de la D-xilosa marcada con C14 en aire espirado.
SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS DE NUESTRA INVESTIGACION Por primera vez en el hombre, la observación de mayores concentraciones de TNFa en pacientes con EHNA avala la teoría de que ciertas alteraciones en la red de citoquinas podrían participar en la patogenia de la EHNA. Esta posibilidad es actualmente más importante aún dado el reciente descubrimiento de la base molecular subyacente en la resistencia a la insulina.6 El trastorno, que tiene un papel crucial en el desarrollo de EHNA, parece ser consecuencia de la activación crónica del IKK-beta. Más aún, se sabe que el TNFa es un importante activador de esta quinasa. Estos hallazgos ayudaron a confirmar la importancia del TNFa, cualquiera sea la causa de su elevación, en la patogenia de la EHNA. La EHNA probablemente afecte, al menos, al 20% de la población general y evoluciona a cirrosis en el 10% al 20% de los enfermos. A su vez, es la principal causa de cirrosis criptogénica.7 A pesar de estas cifras alarmantes, la investigación de esta enfermedad hepática aún está en sus comienzos y hay mucho que aprender en relación con la historia natural de la patología, su patogenia y su tratamiento. El momento actual es ideal para los investigadores interesados en la EHNA; pequeños grupos con recursos limitados, como en nuestro caso, pueden brindar contribuciones interesantes.
BIBLIOGRAFIA
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MORTALIDAD POR CANCER DE COLON: ¿SIN CAMBIO? |
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ABORDAJES COMBINADOS PARA EVITAR LA RECURRENCIA DE SANGRADO POR VARICES
ESOFAGICAS
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Kaohsiung,
Taiwan (especial para SIIC) El tratamiento combinado parece ser una de las mejores estragegias para evitar una nueva hemorragia por várices esofágicas en pacientes sin contraindicaciones específicas. RESUMEN En pacientes con hemorragia digestiva por várices esofágicas frecuentemente ocurre resangrado. Se han desarrollado múltiples procedimientos profilácticos. Dada la invasividad, las técnicas quirúrgicas o la derivación portosistémica intrahepática con stent por vía transyugular (TIPS) se reservan para aquellos enfermos en quienes fracasa el tratamiento médico o endoscópico. La escleroterapia por inyección endoscópica, por su mayor frecuencia de complicaciones y menor eficacia en reducir el índice de resangrado, ha sido reemplazada gradualmente por la ligadura en banda. El tratamiento médico con beta bloqueantes y mononitrato de isosorbide tiene la ventaja de asociarse con baja incidencia de complicaciones y con disminución importante de la presión portal. La terapia combinada con ligadura en banda y beta bloqueantes podría, en teoría, reducir la ocurrencia de resangrado por diferentes mecanismos. Nuestro estudio mostró que el tratamiento combinado con ligadura en banda, nadolol y sucralfato se acompaña de un índice de resangrado por várices esofágicas de sólo 12% luego de un seguimiento de 21 meses en promedio. Esta cifra fue definitivamente inferior a la que se logró mediante ligadura o tratamiento médico en forma exclusiva. Nuestros resultados sugieren que el abordaje combinado sería la alternativa de elección para prevenir una nueva hemorragia por várices esofágicas en pacientes sin contraindicaciones específicas.
ABSTRACT
INTRODUCCION Entre las diversas técnicas quirúrgicas, las dos más comúnmente empleadas eran la derivación esplenorrenal distal y los procedimientos de desvascularización; con ellas, el índice de resangrado por várices puede reducirse entre un 10% y un 20%.2 Sin embargo, la morbilidad y mortalidad asociadas son preocupantes. En las últimas tres décadas, la cirugía fue gradualmente reemplazada por terapias endoscópicas y, en la actualidad, sólo está indicada en pacientes con episodios repetidos de sangrado a pesar de tratamientos endoscópicos sucesivos.
TERAPIAS ENDOSCOPICAS En 1989, Stiegmann y Goff introdujeron la ligadura endoscópica de la várice (LEV) para tratar las várices sangrantes.5 A diferencia del efecto químico inducido por la EIE, la LEV consiste en el estrangulamiento mecánico con bandas de goma al igual que en el tratamiento de las hemorroides. Varios estudios demostraron que la LEV es superior a la EIE en relación con la reducción del índice de resangrado y la frecuencia de complicaciones.6-10 Incluso, algunas investigaciones sugirieron que los enfermos sometidos a LEV con la finalidad de evitar el resangrado por várices tienen mejor sobrevida en comparación con aquellos sometidos a EIE.6,9 Además, está bien documentado que se necesitan menos sesiones de LEV para obliterar las várices esofágicas, en comparación con la EIE. Por lo tanto, la LEV se recomienda como el tratamiento endoscópico de elección en el manejo de várices esofágicas sangrantes.11 La principal desventaja de la LEV es la elevada frecuencia de recurrencia de várices.12 Afortunadamente, las nuevas várices pueden tratarse con una nueva ligadura. En forma opuesta a las diversas variaciones técnicas de la EIE, la LEV parece ser técnicamente bastante homogénea. Inicialmente se empleaba una única ligadura acompañada con un overtube. Posteriormente se introdujo la ligadura con múltiples bandas para evitar el uso del overtube. No se han encontrado diferencias significativas en la eficacia de estas ligaduras. Sin embargo, el trauma asociado con el uso del overtube puede evitarse con el uso de múltiples ligaduras. En forma similar a la EIE, aún no se estableció el intervalo óptimo entre las sesiones de LEV. La mayoría de los endoscopistas están a favor de un intervalo de 1 a 2 semanas13 pero nosotros consideramos que 3 a 4 semanas es un lapso más apropiado. Esta preferencia tiene que ver con el hecho de que dentro de las 2 semanas de la ligadura aún se observan úlceras no cicatrizadas. Por su parte, un intervalo más largo no se asocia con mayor índice de resangrado. En la actualidad, nuestro índice de recurrencia es habitualmente inferior al de otros grupos.9,14 Se requiere una investigación que analice la eficacia y las complicaciones asociados con sesiones de tratamiento a diferentes intervalos. Con el propósito de aumentar el efecto de la LEV, se han llevado a cabo algunos estudios para evaluar el potencial impacto positivo de su combinación con EIE.15 Sin embargo, la mayor parte de los trabajos que combinaron EIE y LEV no demostraron superioridad en comparación con la LEV en forma exclusiva. No obstante, nuestra investigación mostró que la EIE con una dosis baja de esclerosantes seguida de LEV repetidas podía reducir la incidencia de resangrado.16 TRATAMIENTO MEDICO TRATAMIENTO COMBINADO Luego de la publicación del trabajo mencionado, expertos especializados en hipertensión portal emitieron diversas opiniones. Garcia-Tsao sugirió que los pacientes con antecedente de sangrado por várices podrían recibir beta bloqueantes o LEV para evitar la recidiva mientras que la terapia combinada de LEV más nadolol podría reservarse para enfermos en quienes fracasa el tratamiento médico o endoscópico en forma exclusiva.29 Boyer sugirió que los beta bloqueantes podrían asociarse con la LEV, como modalidad de elección en la prevención de la recurrencia de hemorragia por várices.30 Los beta bloqueantes deberían emplearse durante el curso de la LEV así como también después de la obliteración varicosa con la finalidad de evitar la recidiva. Hasta el momento, dos trabajos compararon nadolol y MNI con LEV.31,32 Los resultados fueron contradictorios en relación con la eficacia preventiva aunque semejantes en términos de sobrevida. Se requiere mayor investigación para establecer más precisamente si el tratamiento farmacológico es comparable a la LEV en la prevención del sangrado por várices. Por ende, concluimos que los profesionales pueden optar entre varios métodos en la profilaxis del resangrado. El nadolol (combinado con MNI), la LEV o la combinación de nadolol más LEV (con o sin sucralfato) son las alternativas. En pacientes que no toleran las molestias o las complicaciones inducidas por las terapias endoscópicas, el nadolol más MNI parece una buena alternativa. En caso de resangrado puede intentarse la LEV. En enfermos que no toleran los beta bloqueantes o que tienen contraindicaciones para su uso (asma, hipotensión o bradicardia) la LEV es la estrategia preferida. Con la finalidad de erradicar las várices esofágicas, también pueden emplearse sesiones repetidas de LEV seguidas de EIE. En individuos sin contraindicaciones específicas, el abordaje combinado con LEV y nadolol (o sucralfato) puede ser el tratamiento de elección porque su eficacia en reducir el resangrado es comparable a la TIPS o a la cirugía de derivación y se asocia con menos complicaciones.33 Los pacientes en quienes fracasa el tratamiento endoscópico o médico pueden requerir procedimientos quirúrgicos de derivación, TIPS o, incluso, trasplante hepático.
BIBLIOGRAFIA
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RIESGO DE LINFOMA NO HODGKIN ASOCIADO CON LA ENFERMEDAD CELIACA |
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Baltimore,
EE.UU. (especial para SIIC) El doctor Carlo Catassi respondió a las preguntas del Columnista Experto de SIIC, doctor William Dickey, sobre su trabajo acerca del riesgo de linfoma asociado con la enfermedad celíaca. El doctor Dickey es Consultor en Gastroenterología del Altnagelvin Hospital, en Londonderry, Irlanda del Norte, y autor del trabajo ”Identificación de la enfermedad celíaca en la atención primaria, < http://www.siicsalud.com/dato/dat013/99d09026.htm>. Las investigaciones conducidas por el doctor Catassi demostraron que la enfermedad celíaca se asocia con un riesgo aumentando de padecer linfoma no-Hodgkin, especialmente afectando a linfocitos T, y en el tracto intestinal.
Según explicó a SIIC, estas conclusiones fueron obtenidas en un estudio de casos y controles realizado entre 1996 y 1999 en varios centros de investigación italianos. Los casos fueron más de 650 pacientes mayores de 20 años con linfoma no-Hogkin en cualquier localización primaria y de cualquier tipo histológico. Los controles, más de 5 000 hombres y mujeres sanos.
Todos los participantes fueron sometidos a pruebas de detección de anticuerpos antiendomisio de tipo A, a partir de las cuales se diagnosticó la enfermedad celíaca.
El doctor Catassi observó que el 0.92% de los pacientes con linfoma padecía además enfermedad celíaca, en comparación con el 0.42% de los controles. Entre los primeros, además, predominaron los tumores a células T, y los localizados en el intestino.
El experto, quien ha publicado trabajos en las revistas Journal of the American Medical Association y European Journal of Gastroenterology and Hepatology, destaca que esta asociación, si bien es significativa, no tiene la importancia suficiente como para justificar el rastreo masivo de la enfermedad celíaca en los pacientes con linfoma.
SIIC: Su definición de enfermedad celíaca no tratada se basó en un resultado positivo en la prueba de detección de anticuerpos antiendomisio (EmA). Se ha sugerido que hasta el 20% de los pacientes con enfermedad celíaca no presenta estos anticuerpos. ¿La exclusión de los pacientes EmA negativos podría haber afectado sus resultados? Dr. Carlo Catassi: Soy consciente de la posibilidad de que haya pacientes con enfermedad celíaca que no presentan anticuerpos antiendomisio, aún si la frecuencia de esta situación no está muy clara todavía (en mi experiencia, es mucho menor del 20%).
Sin embargo, no creo que esta posibilidad pueda haber afectado nuestros resultados, ya que los casos y los controles fueron incluidos de manera simétrica de acuerdo con este potencial factor de selección. En otras palabras, la estimación del riesgo de padecer linfoma no-Hodgkin no está sesgada, ya que el porcentaje de pacientes celíacos EmA negativos es el mismo en la población general (grupo control) como en los pacientes con linfoma no-Hodgkin inicialmente (grupo de casos). La bibliografía disponible, por cierto, no indica que exista una respuesta anormal en los anticuerpos antiendomisio en los pacientes con diagnóstico reciente de linfoma no-Hodgkin.
SIIC: ¿Cuántos de los pacientes con linfomas intestinales pequeños exhibían atrofia vellosa, o exceso de linfocitos intraepiteliales indicadores de enteropatía relacionada con el gluten, aún en ausencia de anticuerpos antiendomisio? C.C.: Esta es una pregunta muy interesante. Lamentablemente no puedo responderla, ya que el protocolo de nuestro estudio no requería el control de las biopsias intestinales de los pacientes con resultados negativos para los anticuerpos antiendomisio, a menos que el diagnóstico de enfermedad celíaca se hubiese realizado antes de la aparición del linfoma no-Hodgkin.
SIIC: El linfoma a menudo tiene un pronóstico desfavorable. Usted ha sugerido que la detección de la enfermedad celíaca y su tratamiento podrían ser beneficiosos para estos pacientes, a pesar de que el hecho de seguir una dieta libre de gluten es difícil. ¿Qué pacientes verían una mejora más importante en su calidad de vida con esta medida? C.C.: Yo considero que la calidad de vida podría mejorarse en los pacientes con linfoma no- Hodgkin en cualquier localización primaria y de cualquier tipo histológico, tratando la enfermedad celíaca asociada. La absorción de drogas que requieren un transporte a través de la mucosa del intestino delgado puede mejorarse en los pacientes con linfoma no-Hodgkin y enfermedad celíaca activa, mediante una dieta libre de gluten.
Desde la perspectiva de la salud pública, sin embargo, nuestro estudio sugiere que el rastreo en todos los pacientes con linfoma no-Hodgkin en el momento del diagnóstico probablemente no tenga una buena relación entre el costo y la eficacia, ya que el riesgo de que haya enfermedad celíaca asociada es bastante bajo.
Por otro lado, sería definitivamente recomendable realizar el rastreo de la enfermedad celíaca en los pacientes con linfoma a células T o linfoma intestinal (incluyendo el de células B), ya que este subgrupo de pacientes con linfoma no-Hodgkin muestra un riesgo elevado de padecer enfermedad celíaca asociada.
SIIC: ¿Cree que debemos mencionar el riesgo de este tipo de enfermedad maligna a los pacientes celíacos recientemente diagnosticados, algunos de los cuales se niegan a seguir una dieta libre de gluten, en especial si sus síntomas son leves? C.C.: Dado que el riesgo de linfoma es al parecer bastante bajo, creo que es éticamente apropiado mencionarlo sin asustar al paciente remarcando excesivamente este evento poco probable. Yo acostumbro a discutir la necesidad de la dieta libre de gluten, informando al paciente que este tipo de alimentación en general mejora el bienestar psicofísico en los afectados por la enfermedad celíaca (aún en la llamada forma silenciosa), y que puede, en cierta medida, prevenir la mayoría de las complicaciones a largo plazo, especialmente la osteoporosis, la anemia y la infertilidad.
SIIC: ¿Planean realizar nuevas investigaciones sobre este tema? C.C.: No. Por otra parte, mis colegas y yo estamos participando en un estudio europeo cuyo objetivo es verificar nuestros resultados, en una muestra más numerosa de pacientes. Este estudio, que es realizado con fondos aportados por la Unión Europea, ha completado recientemente la etapa de reclutamiento de pacientes y controles.
Los resultados de la investigación del doctor Catassi muestran que
existe una relación entre el linfoma no Hodgkin y la enfermedad celíaca,
si bien por el momento no se justifica el rastreo de los pacientes con
ambos cuadros. |
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de Gastroenterología (SAGE) de Educación Médica Continuada
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