Introducción
La adolescencia es un período de rápido desarrollo esquelético esencial para
alcanzar la masa ósea máxima (MOM). Una MOM insuficiente contribuye
significativamente al riesgo de padecer osteoporosis en etapas avanzadas de la
vida. En el desarrollo y la obtención de la MOM influyen varios factores, algunos
están programados genéticamente, otros bajo influencia hormonal y otros están
basados en la elección del estilo de vida. Las elecciones que limitan la MOM pueden
incrementar el riesgo de osteoporosis en poblaciones vulnerables.
Diferencias raciales y de sexo en el crecimiento óseo
La densidad ósea es similar en los niños y las niñas, pero los huesos de los
varones son más largos, lo que les proporciona una ventaja biomecánica
clara.1 Con un mismo nivel de ingesta, los varones retienen más
calcio que las niñas.2 La figura 1, extraída de Bailey y
col.,3 demuestra cuán rápidamente el contenido mineral óseo (CMO)
se acumula durante la pubertad en niños blancos canadienses. La velocidad para
alcanzar la MOM es mayor en los varones que en las niñas y tiene lugar
aproximadamente 1.5 año más tarde en los varones. La edad en que se alcanza la
MOM varía específicamente de acuerdo con el hueso. Por ejemplo, la cadera es la
primera en madurar a la edad de 16 a 18 años.4 En las niñas,
aproximadamente el 90% del CMO se alcanza a los 16.9 ± 1.3 años, y el
99% hacia la edad de 26.2 ± 3.7 años. El principal determinante de la
densidad mineral ósea (DMO) en las niñas parece ser el estadio Tanner, mientras
que en los varones es el peso.5 Otros autores también encontraron
marcadores de recambio óseo de predicción variable de la DMO en los
varones.6 En las niñas, la retención de calcio y los índices de
formación ósea disminuyen exponencialmente con la edad
posmenárquica.7,8 La retención de calcio se correlacionó más
fuertemente con la edad posmenárquica (-0.788, p < 0.001) y la altura (-0.650, p
< 0.001) entre las mujeres blancas de 11 a 30 años, que con la DMO corporal total
(0.519, p < 0.01) o el calcio corporal total (-0.595, p < 0.01) y continuó sin
relación con el peso o el índice de masa corporal (IMC).9 En los
varones y las mujeres prepuberales, los índices de formación ósea no se
correlacionan con el peso corporal.10 Las relaciones entre la
retención de calcio y los índices de formación ósea no han sido estudiadas en los
varones púberes.
Figura 1. Curva de velocidad del contenido mineral óseo corporal total que muestra la velocidad en el
máximo y las edades en el máximo de contenido mineral óseo, y las velocidades máximo de altura de
acuerdo con la edad cronológica para varones y niñas. Reproducido de Bailey y col.,3 con
autorización de la American Society of Bone and Mineral Research.
De qué manera las diferencias étnicas y raciales pueden modular el tiempo hasta la
MOM es desconocido. A cualquier edad ósea dada, los negros tienen mayor masa
ósea que los blancos. Un estudio entre 80 niños blancos y 80 niños negros con
edades entre 8 y 18 años demostró mediante tomografía computada (TC) que los
niños negros tenían 10.75% más densidad de hueso esponjoso, pero áreas
transversales similares en los cuerpos vertebrales de la columna vertebral. Mientras
que el área ósea cortical y la densidad cortical del hueso eran equivalentes, la
sección femoral fue 5.7% mayor entre los niños negros en comparación con los
blancos.1 Por el contrario, la DMO parece ser menor en los varones
hispanoamericanos, pero no en las mujeres de ese origen, en comparación con sus
equivalentes de razas blanca y negra.11
Factores endocrinos en el metabolismo del calcio y el crecimiento
óseo
Muchos de los cambios físicos de la pubertad, incluida la mineralización activa
de los huesos, son mediados al menos en parte por las acciones de los esteroides
sexuales, con pequeñas diferencias con respecto al sexo. Un estudio reciente
demostró que el estradiol, la hormona de crecimiento y la androstenediona tienen
participación en el "estirón" de crecimiento puberal en las mujeres, mientras que el
estradiol, la hormona de crecimiento y la testosterona eran importantes en los
varones.12 Tanto la producción de estrógenos como de testosterona
se incrementa gradualmente durante la pubertad13 para decaer en
períodos posteriores de la vida. Existen dos efectos dependientes del desarrollo del
umbral de estrógenos y testosterona.14,15 En la pubertad
temprana, bajas concentraciones de las hormonas sexuales estimulan el
crecimiento, mientras que en períodos puberales posteriores los niveles más
elevados inhiben el crecimiento óseo, por medio de la estimulación de la
maduración epifisaria. Esto ha sido confirmado en estudios entre mujeres púberes,
en quienes los marcadores bioquímicos de recambio óseo se correlacionan
negativamente con los niveles de estradiol16 y la edad
posmenárquica.9 Recientemente se encontraron receptores
estrogénicos en el cartílago de crecimiento y en los tejidos óseos adyacentes en
niños púberes y prepúberes, lo cual avala la participación de las hormonas sexuales
en dicho proceso.
Además, el FCSI-I y sus proteínas de unión, las PUFCSI 3 y 5, son importantes
reguladores de crecimiento y recambio óseo. El FCSI-I estimula la proliferación y la
diferenciación de los condrocitos en el cartílago de crecimiento epifisario, que es
esencial para el acople de la matriz de biosíntesis a la mineralización sostenida y
que puede también ser esencial para los efectos anabólicos plenos de la hormona
paratiroidea sobre el hueso trabecular.18,19
El perfil de incremento de los valores de FCSI-I hacia la pubertad se relaciona
estrechamente con el máximo aumento de calcio y los marcadores de recambio
óseo,13,20 coincidentes con la regulación del índice de crecimiento
esquelético. Un estudio en niñas demostró que el FCSI-I era una variable
importante de predicción del CMO y que la mayor DMO observada entre las niñas
negras era probablemente debida a mayores niveles de FCSI-I.21
La deficiencia de estrógenos durante la pubertad, como consecuencia del ejercicio
excesivo o de anorexia nerviosa, acarrea el riesgo de aumento de la resorción ósea
y de la reducción del MOM. Si bien algo de la pérdida de densidad ósea puede ser
revertida con la ganancia de peso y la reanudación de las menstruaciones, puede
persistir osteopenia significativa22 aun 20 años luego de la
recuperación.23 Los ciclos irregulares o anovulatorios y los ciclos con
fase lútea corta también pueden producir pérdida ósea, si bien menor que con la
anorexia. Los anticonceptivos orales (AO) pueden también afectar el hueso.
Diversos estudios demostraron beneficios de los AO en la DMO en mujeres
jóvenes,24 especialmente con menstruación
irregular.25 Sin embargo, entre las mujeres jóvenes de 18 a 31
años, los AO y un programa de ejercicios produjeron pérdida ósea en la columna
vertebral y en la cadera, que fue revertida si las mujeres consumían
aproximadamente 1 200 mg Ca/d.26,27
Factores dietarios y hueso
El hueso requiere todos los nutrientes esenciales al igual que cualquier otro
tejido vivo. La importancia de la nutrición en las adolescentes para la prevención de
la osteoporosis posmenopáusica fue revisada en detalle.28
El calcio comprende el 39% del CMO corporal total. Es el mineral predominante en
el hueso y el nutriente posiblemente más insuficiente en la dieta de una
adolescente. Estudios controlados y aleatorizados en niños y adolescentes
mostraron incremento de la DMO en uno o más huesos cuando el calcio dietario se
incrementa, ya sea como suplementos, alimentos fortificados o productos
lácteos.29-38 El mayor aumento de masa ósea tuvo lugar en los
niños que inicialmente habían tenido ingestas de calcio dietario más bajas. Cuando
Wosje y Specker39 compararon estudios que expresaban las
modificaciones en la DMO como cambios en los porcentajes anuales de DMO
concluyeron que los incrementos de DMO se produjeron inicialmente en los sitios
óseos corticales y que la DMO de la columna vertebral se incrementaba más en los
púberes que en los niños prepúberes. Las observaciones de seguimiento luego de la
supresión de la suplementación con calcio indicaron que el aumento de masa
esquelética, atribuido a la suplementación con calcio, se mantuvo en algunos
estudios,32,37 pero no en otros.40,41
Una limitación de muchos ensayos clínicos es que para los estudios se seleccionan
típicamente dos ingestas extremas de calcio, más que una gama de ellas. Esto
constituye una base inadecuada sobre la cual determinar las ingestas
recomendadas de calcio para optimizar el incremento esquelético. Debido a que el
99% del calcio corporal está contenido en el esqueleto, el aumento de calcio
determinado por protocolos de equilibrio metabólico predice el incremento óseo.
Mediante dicho abordaje se estudió la relación entre la ingesta y la retención de
calcio en niñas adolescentes sobre el rango total (800-2 300 mg/d
Ca).42 Un modelo de regresión no lineal demostró que las ingestas
de calcio por encima de 1 300 mg/d no proporcionan ventaja diferencial
estadísticamente significativa. Actualmente, la Ingesta Dietaria de Referencia (IDR)
para asegurar la adecuada captación del calcio entre los niños de 9 a 19 años en los
EE.UU. es de 1 300 mg/d.
El fósforo es un constituyente de la hidroxiapatita, el mineral que representa el
85% del CMO. La IDR para el fósforo en los adolescentes es de 1 250 mg/d. El
consumo inadecuado de fosfatos es raro entre los adolescentes. El fósforo excesivo
en la dieta es considerado un riesgo para el esqueleto del adolescente por algunos
autores debido a que la ingesta de fósforo aumenta con el incremento del consumo
de bebidas gaseosas y alimentos procesados.43 Se piensa
habitualmente que el fósforo dietario debería ser mantenido en un valor ideal
cercano al del calcio, sobre la base de sus índices en la hidroxiapatita, debido a que
un índice subóptimo puede producir aumento de la hormona paratiroidea circulante
(HP). Esta norma está basada en las evoluciones observadas en las dietas con poco
calcio y mucho fósforo,44 si bien el incremento de la HP sérica es
más probable que se produzca con baja ingesta de calcio, que con altas ingestas de
fósforo.45 El riesgo de aporte excesivo de fósforo relacionado con el
consumo exagerado de bebidas gaseosas puede ser atribuido a la tendencia actual
para sustituirlas por leche u otras bebidas ricas en calcio. Un estudio muy reciente
demostró que el consumo de bebidas carbonatadas se relacionó con menor DMO
del talón solamente en las niñas, aunque sin relación con cualquier otro lugar o en
los varones.46 Los adolescentes sanos pueden ajustarse a una
amplia gama de consumo de fósforo, mientras que su capacidad para adaptarse a
bajas ingestas de calcio parece ser limitada.
La vitamina D está involucrada en la eficiencia para la absorción de calcio a través
del aumento de las proteínas que se unen con el calcio, como la calbindina, y lo
transportan a través de las células intestinales hacia la corriente sanguínea. Este
proceso de absorción activa del calcio es especialmente importante cuando las
ingestas de calcio son bajas. La producción de calbindina requiere vitamina D
activada, 1.25 (OH)2 vitamina D (calcitriol). El metabolismo de 25
D (OH) a 1.25 D (OH)2 se eleva durante la
pubertad,47 y el aumento de 1.25 D (OH)2 podría
explicar el incremento de la absorción de calcio en los adolescentes, en
comparación con las mujeres jóvenes.7 Si las ingestas de calcio son
adecuadas, los adolescentes, excepto aquellos que viven en latitudes lejanas del
norte o del sur,48 no son dependientes del aporte de vitamina D
debido a que la mayoría de ellos fotosintetizan suficiente vitamina D por la
exposición a la luz del sol. Sin embargo, estudios recientes han informado aumento
de hipovitaminosis en muchos países, incluso en países
soleados.49
Consideraciones sobre la dieta. El consumo libre de productos lácteos asegura
adecuada suplementación de calcio, fósforo y vitamina D (sólo con los productos
fortificados) para producir el desarrollo óptimo de MOM. La leche es también una
buena fuente de magnesio, otro mineral óseo que frecuentemente es subóptimo en
la dieta. En promedio las niñas consumen valores de magnesio cercanos a los
requeridos hasta los 14 años, cuando las elecciones dietarias producen una caída de
la ingesta de aproximadamente el 60% de la IDR de 360
mg/d.50
Si bien los niños saben que los productos lácteos constituyen una buena fuente de
calcio importante para la salud de los huesos, las adolescentes frecuentemente
piensan en forma equivocada que la leche agrega grasa corporal. Este mito no es
apoyado por los datos provenientes de estudios aleatorizados que analizan los
productos lácteos con bajo contenido en grasas. En los individuos asignados al
grupo de tratamiento en el cual los productos lácteos eran provistos y consumidos
diariamente durante 12 a 24 meses se observó que ni el aumento de peso ni la
grasa corporal fueron mayores que en los grupos de
control.34,51
Las dietas para adolescentes deberían también incluir varias porciones de frutas y
vegetales cada día. Esto produce una dieta con cenizas alcalinas que reduce el
riesgo de la inducción de resorción ósea para proveer aniones a los ácidos débiles,
los que son necesarios para mantener el equilibrio del pH cuando la dieta es rica en
proteínas musculares. Además de los desequilibrios del pH, las altas ingestas de
proteínas y sal pueden aumentar la pérdida de calcio urinario. Los vegetales
proveen los nutrientes necesarios, ya que los vegetales verdes oscuros son fuente
de magnesio, vitamina K (requerida para la carboxilación de la osteocalcina), y
trazas de elementos como el cobre, un cofactor de la lisil oxidasa necesario para la
formación de las uniones de colágeno.
Además de los nutrientes individuales, la ingesta calórica total en relación con el
gasto de energía influye sobre la grasa y el peso corporal. Si bien el entorno
corporal está influido por la genética, los estados de sobrepeso y de peso
subóptimo pueden influir negativamente sobre la masa ósea y el riesgo de fracturas
durante la adolescencia. La excesiva delgadez es un factor de riesgo para la
osteoporosis, si bien la obesidad en los niños es también un factor de riesgo para
las fracturas del antebrazo.52 Aunque las niñas obesas que
emprenden un programa para la reducción de peso no pierden masa ósea, el índice
de crecimiento se vuelve más lento en comparación con las niñas de peso
normal.53
Hueso y ejercicio
Actualmente se considera que el ejercicio en relación con el peso desempeña
un gran papel en la obtención de la MOM. Los datos acumulados indican que el
ejercicio produce su mayor impacto sobre la DMO antes de la
pubertad.54 En un estudio retrospectivo en 294 mujeres entre 18 y
31 años, las que informaron haber participado en deportes de la escuela secundaria
presentaron 7% de incremento en la DMO del cuello femoral. El gasto energético
asociado con el ejercicio luego de finalizada la escuela secundaria no produjo
ventajas adicionales en el cuello del fémur.55 Por el contrario, otros
sitios óseos como la columna vertebral y el radio y la DMO corporal total estuvieron
influidos por el gasto energético posterior a ese período escolar. La práctica de
deportes antes de la aparición de la menstruación incrementa la DMO más que
cuando se inicia luego del comienzo de la menstruación.56,57 Un
estudio longitudinal demostró que las niñas físicamente activas tenían 17% más
CMO corporal total, cuando se compararon con sus equivalentes sedentarias, las
que obtuvieron el máximo de velocidad de CMO 1 año
después.3
Existen pocos estudios controlados y aleatorizados que determinen el valor del
ejercicio sobre el esqueleto de los niños. Uno de esos ensayos controlados
aleatorizados recientes incluyó saltar 100 veces sobre cajas de 61 cm de alto, 3
veces por semana durante el año escolar. Este régimen produjo una ganancia de
4.5% en el CMO del cuello femoral y de 3.1% en el CMO de la columna vertebral,
en comparación con un grupo control de niños de 6 a 10 años que realizaron
ejercicios de estiramiento sin impacto.58 Resultó sorprendente que
este simple ejercicio de impacto de alta intensidad (8.8 veces el peso corporal)
produjera resultados notorios dentro de los 7 meses. Si la actividad física modifica
el requerimiento de calcio podría ser interesante determinar si ese nivel de
intensidad de ejercicio altera los requerimientos óptimos de calcio en este grupo
etario y en los niños mayores.
Tabaquismo y excesivo consumo de alcohol
El tabaquismo es un factor de riego para la formación de huesos con baja
densidad, ya que reduce la absorción del calcio.59 El hábito de fumar
se incrementó aproximadamente 36% en la década de 1990 entre los estudiantes
secundarios de los EE.UU.60 Cerca del 80% de los que consumen
tabaco comenzaron a hacerlo antes de los 18 años. La MOM puede disminuir por el
tabaquismo, aunque el mayor efecto deletéreo del hábito de fumar iniciado en la
adolescencia aparece más tardíamente en la vida con más rápida pérdida de
hueso.61 El impacto del alcohol en la obtención de la MOM es
desconocido. Entre los adultos, el excesivo consumo de alcohol suprime la
formación de hueso y la ingesta crónica se asocia con menor
DMO.62
Conclusiones y recomendaciones
Los rápidos índices de recambio óseo y adquisición esquelética que tienen
lugar durante la adolescencia representan una oportunidad para influir en la medida
de la MOM, lo cual influye a su vez en la magnitud del riesgo de fracturas a lo largo
de toda la vida. Los adolescentes y los preadolescentes pueden adoptar hábitos y
estilos de vida que se reflejen sobre la salud ósea en un momento en que los
padres han disminuido la influencia sobre sus elecciones. Se requieren programas
de educación para los adolescentes y las personas que los cuidan, dirigidos a
hacerles comprender de qué manera la elección de estilo de vida y el
comportamiento adolescentes pueden proporcionar beneficios o riesgos para el
esqueleto.
Las recomendaciones para los adolescentes incluyen por lo menos 3 pociones
diarias de productos lácteos, así como 3 a 5 porciones de frutas y vegetales para
asegurar adecuadas ingestas de calcio, vitamina D, magnesio, fósforo, proteínas,
potasio y vitamina A. La actividad de alto impacto 3 veces por semana durante
aproximadamente 1 hora constituye una buena norma. Debe promoverse la
aplicación de hábitos permanentes que eviten el tabaquismo y el excesivo consumo
de alcohol. Las consecuencias de la deficiencia estrogénica, tal como la amenorrea,
deben ser investigadas exhaustivamente para determinar la causa. Las acciones
para restablecer menstruaciones regulares y lograr aumento de peso, en caso de
que éste sea bajo, son esenciales para reducir el riesgo de osteoporosis en etapas
posteriores de la vida.
Los autores no manifiestan conflictos.
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