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Asociación Argentina de Psiquiatras |
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Expertos Invitados |
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REVISIÓN DE LA TEORIA TRIDIMENSIONAL DE LA PERSONALIDAD: APLICACION A LOS DESORDENES DE ABUSO DE SUSTANCIAS |
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Valencia,
España (especial para SIIC) De las tres dimensiones (buscador de novedad, evitador del daño y dependencia de la recompensa), el principal hallazgo de este estudio es la relación positiva entre actividad serotonérgica y “evitador del daño” en sujetos abstinentes y depresivos. RESUMEN Cloninger y colaboradores (1987) formularon la hipótesis de una teoría tridimensional de la personalidad y diseñaron el cuestionario tridimensional de la personalidad (TPQ, Tridimensional Personality Questionnaire) sobre la base de tres dimensiones independientes: buscador de novedad (BN), evitador de daño (ED) y dependencia de la recompensa (DR). El presente estudio incluye el estado actual de esta hipótesis que incluye diferencias individuales y heredadas en cada una de las dimensiones descritas. El polimorfismo del receptor D4 (exón III) acontece sólo para un pequeño porcentaje de la varianza de BN, sugiriendo que otros genes adicionales pudieran influir tanto sobre BN como sobre otros temperamentos. La correlación entre BN y ED se describe principalmente en individuos que abusan del consumo de drogas y podría ser concordante con la correlación descripta entre comportamiento acting out y sintomatología depresiva. Además, cada sistema está compuesto por múltiples estructuras cerebrales y neurotransmisores relacionados con los estados de ansiedad y de humor, y trastornos de personalidad. Así, el principal hallazgo de este estudio es una relación positiva entre actividad serotonérgica y ED en sujetos abstinentes y depresivos. En general, los individuos que abusan de sustancias muestran valores altos de BN y bajos de ED y DR, mientras que la baja persistencia se relaciona con sus frecuentes recaídas. Palabras clave: cuestionario tridimensional de la personalidad, abuso de sustancias, buscador de novedad, evitación de daño, persistencia. SUMMARY Key words: tridimensional personality questionnaire, substance abuse, novelty seeking, harm avoidance, persistence. INTRODUCCION Su resolución se produce tras completar el autocuestionario tridimensional de la personalidad (TPQ, Tridimensional Personality Questionnaire), compuesto de 100 preguntas con dos posibles respuestas (verdadero/falso).4 De esta forma, BN, ED y DR se asocian con la capacidad de iniciar, inhibir o mantener respectivamente una actividad, constituyendo la base a nivel temperamental del comportamiento. Así, a mayor BN mayor comportamiento explorador y ávido de conocer y experimentar situaciones nuevas, mientras que si la que crece es ED, aparecería una tendencia de incomodidad y rechazo a romper con lo cotidiano. Con la combinación alcista de BN y DR se reforzaría la base de un comportamiento activo, con una capacidad de matener la acción de forma constante (elevada PE) o reconocimiento social (SS elevada), mientras que una ED alta se correlacionaría inversamente con la tendencia natural a autofomentar la adquisición de nuevos conocimientos. La dimensión DR aparece desdoblada en la actualidad en sus dos principales componentes: persistencia y sensibilidad social.5 Sin embargo, ya que en la actualidad no existe un consenso suficiente capaz de soportar indiscutiblemente la hipótesis de Cloninger, dejando la puerta abierta a futuras investigaciones, vamos a tratar de ponderar aun más y con los datos más recientes a nuestro alcance los tres aspectos fundamentales que subyacen tras esta hipótesis: el origen predominantemente genético, su correlación con neurotransmisores específicos, su independencia entre sí, su constancia a lo largo de la vida, y su aplicación al conocimiento de la personalidad, concretamente al posible papel en el abuso o dependencia de sustancias. ORIGEN GENETICO Además, BN ha sido positiva o negativamente asociado al polimorfismo del receptor D4 de la dopamina dependiendo de diferencias metodológicas como la elección de la muestra, origen étnico (judíos y orientales), sexo (femenino), edad (jóvenes), educación (homogeneidad) o presencia de morbilidad (alcoholismo, adicción a la heroína) principalmente.8 Sin embargo, en el mejor de los casos el polimorfismo del D4DR supone un pequeño porcentaje de la varianza de BN sugiriendo que otros genes adicionales pudieran influir sobre este rasgo. En este sentido, Ebstein y colaboradores,9 estudiando 120 voluntarios normales de origen mayoritariamente judío, encontraron dos polimorfismos adicionales, una sustitución de glicina por serina en el receptor D3 de la dopamina (D3DR) y una sustitución de cisteína por serina en el receptor de la serotonina 5- HT2c, de forma que DR y PE disminuían significativamente por la presencia del polimorfismo menos común 5-HT2c ser. Si tenemos en cuenta que BN disminuye con la edad en relación con su interacción con el ambiente podemos comprender la necesidad de estudiar poblaciones juveniles y neonatos aún con la dificultad que supone caracterizar rasgos temperamentales a tan temprana edad. Así, Benjamin y colaboradores10 encontraron mayor asociación entre BN y polimorfismo en relación con la edad y también cuando los individuos compartían tres polimorfismos -DRD4, región reguladora-promotora del transportador de la serotonina (5-HTTLPR) y catecol O-metil-transferasa (COMT)- y no si diferían en uno solo de los polimorfismos. También si en COMT homocigotos, con genotipos valina/valina o metionina/metionina, la presencia adicional de un alelo corto 5- HTTLPR aumentaba la dimensión PE.11. RELACION CON NEUROTRANSMISORES ESPECIFICOS Actualmente, diversos estudios con pacientes deprimidos con trastorno obsesivo- compulsivo (DOC), o sin él, han permitido valorar una posible correlación entre estas dimensiones y la actividad serotonérgica. En un caso, los valores de ED y DR generalmente elevados en estos pacientes, podían predecir de manera significativa la respuesta a la nefazodona, sustancia antagonista del receptor 5-HT2 e inhibidor de la recaptación de serotonina (5-HT).12 En otro estudio, los valores de ED mostraban una correlación inversa con la Bmax LSD-I125 plaquetaria (marcador del receptor 5HT2, que disminuye por regulación negativa tras la liberación de 5-HT presináptica) poniendo de manifiesto que un incremento de la función 5HT mediaba el comportamiento evitador de estos sujetos.13 Sin embargo, dos estudios previos14,15 no encontraron una asociación significativa entre la actividad serotonérgica periférica y la dimensión ED; el primero realizado con pacientes diagnosticados de DOC y con valores elevados de ED y el segundo en una muestra de mujeres diagnosticadas de bulimia (medida de la unión plaquetaria a imipramina y los valores sanguíneos de serotonina total, respectivamente). Más recientemente, Hansenne y colaboradores (en deprimidos)16 y Gómez-Perretta y colaboradores17 (en adictos abstinentes) encontraron correlación positiva entre ED y la actividad serotonérgica central mediante la medida de prolactina en sangre tras la estimulación con flesinoxán (potente agonista 5-HT1A) y fenfluramina, respectívamente. De esta forma, se planteaba que el aumento global de la actividad 5-HT o la hiperactividad específica del receptor 5-HT1A pudieran mediar un temperamento ED. Sin embargo, ni Evans y colaboradores18 ni en nuestro laboratorio (datos no publicados) encontramos esta asociación entre ED y el incremento de prolactina posfenfluramina en volunatrios sanos. Por otro lado, estudios recientes han relacionado la alteración de la función serotonérgica con la adicción y con otros trastornos psiquiátricos comórbidos aunque sin revelar claramente su relación con el status temperamental19,20 Finalmente, aunque aún requiere posteriores confirmaciones, Garvey y colaboradores21 describieron una relación indirecta entre el rasgo DR y niveles de 3-metoxi-4-hidroxi-fenil-glicol (MHPG) en orina (r = -0.41; p = 0.03) demostrando su hipotética relación entre la actividad noradrenérgica. INDEPENDENCIA DE LAS DIMENSIONES ENTRE SI
La correlación directa encontrada entre BN y ED en el grupo de abstinentes es concuerda con los hallazgos entre comportamiento «acting out» y la sintomatología depresiva descriptos en muestras de niños y adolescentes en régimen de comunidad.23,24 Otra posible explicación provendría de que BN y ED comparten, en adolescentes con abuso de drogas, una correlación directa con impulsividad y pobre autocontrol.25 Finalmente, Wills y colaboradores25 indicaron que si BN es alto, una ED alta disminuiría la búsqueda de la sustancia y viceversa, pero si BN es baja una ED alta aumentaría el riesgo de abuso. RELACION CON VARIABLES DEMOGRAFICAS Y LOS ESTADOS DE ANIMO También se describe que ED depende del estado de ánimo,27-30 de manera que niveles altos de ED se correlacionan con una mala adaptación al estrés y tendencia a la depresión. APLICACION AL CONOCIMIENTO DE LA PERSONALIDAD Y EN CONCRETO A SU
POSIBLE PAPEL EN EL ABUSO O DEPENDENCIA A SUSTANCIAS Por otro lado, Pomerleau y colaboradores43 han descripto que la probabilidad de llegar a ser fumador dependía de las escalas de BN y DR, mientras que el grado de dependencia o adicción, una vez establecido el hábito, se asociaba a ED. En conclusión, el análisis temperamental muestra que el aumento extremo de la búsqueda de novedad y la menor persistencia parecen caracterizar principalmente a nuestra población de abstinentes a las drogas. Asimismo, el aumento extremo de la dimensión BN parece correlacionarse con un comportamiento propenso a desarrollar actividades que entrañan excitación y peligro, siguiendo el impulso del momento y sin observar reglas ni regulaciones. Por otro lado, una baja persistencia se asocia con una menor capacidad de consecución y perseverancia, además de relacionarse probablemente con la frecuente tasa de recaídas observada generalmente en estos sujetos.44 Recientemente, en nuestro laboratorio (datos no publicados) (tabla 2), hemos observado que los AAD y buscadores de riesgo (paracaidistas) comparten elevada búsqueda de novedad, pero que el segundo grupo manifiesta significativa mayor persistencia capaz de compensar hipotéticamente el riesgo con adecuado entrenamiento.
También, el análisis de correlación entre los rasgos de personalidad (Personality Diagnostic Questionnaire45) y las dimensiones del TPQ (datos no publicados) (tabla 3) demostró que BN se correlacionaba especialmente con el grupo B (antisocial, border line, histriónico, narcisista) (0.7; p < 0.001) y menos con el A (paranoide, esquizoide, esquizotipo) (0.31; p < 0.05) y el C (evitador, dependiente, obsesivo-compulsivo, pasivo-agresivo) (0.38; p < 0.01). A su vez, ED se correlacionó con A (0.49; p < 0.001) y C (0.46; p < 0.001) y menos con B (0.39; p < 0.01); y DR, de forma inversa con A (-0.44; p < 0.001) y B (-0.25). De esta forma, se corroboraba la hipótesis de que cuanto mayor fuera BN mayor probablilidad de sufrir un trastorno de personalidad, especialmente del tipo antisocial, mientras que un ED ascendente aumentaría la probablilidad de sufrir un trastorno de evitación. Finalmente, el aumento de la subescala sensibilidad social supondría la ausencia de síntomas del tipo esquizotípico/esquizoide/paranoide. De esta forma, el conocimiento de unos rasgos intrínsecos que constituyen el denominador común de múltiples procesos podría constituir la base para comprender cuestiones tan debatidas en la actualidad como la comorbilidad. BIBLIOGRAFÍA
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LA INHIBICION DEL COMPORTAMIENTO COMO PRECURSORA DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD: ¿CUAL ES LA NATURALEZA DEL RIESGO CONFERIDO? |
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DISTRACTORES
AFECTIVOS Y TOLERANCIA AL DOLOR |
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Utrecht,
Países Bajos (especial para SIIC) El modelo fundamental de modulación del dolor sostiene que los distractores positivos reducen el dolor y los distractores negativos lo incrementan. Teniendo en cuenta que los distractores no se relacionan con el estímulo doloroso, el factor implicado sería el de la atención. RESUMEN La presente investigación, llevada a cabo por el Laboratorio de Psicología del Departamento de Psicología Experimental, Universidad de Utrecht, estudia los mecanismos psicológicos que pueden estar involucrados en los efectos inhibitorios del dolor de los distractores afectivos. Se resumen dos experimentos realizados en el laboratorio referido a fin de determinar si la atención per se u otros procesos cognitivos, incluyendo preparación y evaluación, median los efectos de los distractores afectivos sobre el dolor frío presor. Se discuten estudios paralelos que examinan el papel de la atención, la preparación o el estímulo emocional en la tolerancia al dolor. Los hallazgos sostienen un modelo primordial de modulación frente al dolor, con posibles distractores positivos que reducen el dolor y distractores negativos que lo incrementan. Aún así, la información sugiere la participación de la atención, si se tiene en cuenta que el distractor no se relaciona con el estímulo doloroso y/o induce altos niveles de estímulo emocional. Se propone que los efectos inhibitorios del dolor que tienen los distractores afectivos podrían resultar de la contribución complementaria de mecanismos psicológicos. Palabras clave: atención, distracción, cuadros afectivos, prueba de frío presor, tolerancia al dolor, emoción. ABSTRACT Keywords: attention, distraction, affective pictures, cold-pressor test, pain tolerance, emotion. CUADROS AFECTIVOS, ATENCION Y TOLERANCIA AL DOLOR En referencia a la investigación sobre el papel modulatorio de las emociones sobre la atención y el área cognitiva, las emociones positivas pueden ser vistas como reductoras del dolor a través de los procesos de preparación, evaluación o atención. La hipótesis de preparación motivacional, propuesta por Lang y colaboradores,9,10 sostiene que las emociones son conducidas por dos sistemas primarios: el sistema del apetito y el de la aversión. Se considera que los dos sistemas operan como procesos que se oponen. Eso significa que si las asociaciones, representaciones y programas de acción relacionadas con el sistema activador se encuentran en preparación, entonces los procesos mentales vinculados con el sistema que no está comprometido se inhiben. La hipótesis de preparación podría predecir que las emociones positivas reducen el dolor debido a que la activación del sistema del apetito prepara procesos mentales ligados con el sistema involucrado e inhibe respuestas al estímulo nocivo. La información de valencia no sólo afectaría respuestas reflejas, sino también procesos cognitivos, incluyendo los de evaluación. Isen11 propuso que los estados afectivos pueden servir como una clave de recuperación del material afectivo en la memoria, la cual, a su vez, puede afectar la percepción, la evaluación, las expectativas y el gusto. En concordancia con esta línea de investigación parece posible sugerir que los pensamientos positivos reducen el dolor debido a que podrían (a) modificar el significado del estímulo, de tal modo que el estímulo nocivo sea valorado como menos negativo o (b) mejore los sentimientos de competencia individual. De manera alternativa, se podría argumentar que la atención per se constituye un factor crucial en la eficacia observada de tareas de distracción emocional. La investigación12,13 sugiere que los estímulos emocionales relevantes de manera automática reclutan la atención focal y la capturan de manera más poderosa que los estímulos neutros. Si se asume que los estímulos emocionales poseen propiedades que permiten capturar la atención, los distractores emocionales podrían ser más eficaces en reducir el dolor que los distractores no emocionales porque colocan una demanda más fuerte sobre la atención. Dos estudios14 fueron realizados en nuestro laboratorio para determinar si la atención media los efectos de los distractores afectivos sobre el dolor frío presor o si los procesos de preparación y evaluación dan cuenta mejor de estos efectos. Experimento I La prueba presora al frío se administró durante la exposición a las escenas. Se llenó con agua (mantenida a un promedio de 2 ºC) un cuenco con un sistema incorporado de refrigeración y un termostato. Los participantes fueron instruidos para mantener su mano en el agua fría el mayor tiempo posible, pero se les permitió retirarla cuando les empezaba a doler. La tolerancia al dolor se definió como el período de tiempo transcurrido entre la inmersión y el momento en que se retira la mano del agua, con un tiempo máximo de tolerancia de 230 segundos. Mediante una escala visual analógica (VAS, Visual Analogue Scale) se midió el grado de dolor experimentado por los participantes en el momento de sacar su mano del agua fría. Para certificar si la inducción de afecto fue eficaz, se les pidió a los participantes que indicaran en una escala de 9 puntos en qué medida cada cuadro provocaba en ellos un sentimiento positivo o negativo. Los puntajes de valencia fueron colocados durante la presentación de los cuadros. Nosotros anticipamos que si los distractores afectivos reducen el dolor porque alejan la atención del estímulo doloroso, la tolerancia al dolor mejoraría tanto en las situaciones positivas como negativas, con respecto a la situación neutral. Por el contrario, si los procesos de preparación o evaluación desempeñan un papel determinante, la tolerancia al dolor podría mejorar en la situación positiva, y verse reducida en la situación negativa, con respecto a la situación neutral. Los puntajes de valencia revelaron que las tareas de distracción indujeron de manera exitosa estados de sentimientos positivos, negativos y neutrales. De manera coherente con las predicciones basadas en las hipótesis de preparación y evaluación, la información arrojó una tendencia lineal significativa para los puntajes de tolerancia al dolor, con los puntajes más elevados en la situación positiva y los más bajos en la situación negativa. Como los participantes informaron niveles similares de dolor en el momento que sacaron la mano del agua fría, la información sugiere que el contenido del cuadro influyó sobre el tiempo que llevó alcanzar un cierto grado de dolor. Experimento II Un total de 39 participantes del sexo masculimo fueron expuestos a cualquiera de uno de los dos grupos de pinturas, mientras se les administraba la prueba presora al frío. El procedimiento, el aparato y las mediciones de respuesta en ambas condiciones fueron similares a las utilizadas en el primer estudio. Los puntajes de dolor mostraron que los participantes en ambas condiciones toleraron el agua fría hasta que sintieron el mismo grado de dolor. Sin embargo, los participantes que miraron pinturas sin indicadores de dolor toleraron el agua fría por un período mayor de tiempo que los participantes que miraron pinturas que contenían material relacionado con el dolor. Dado que los grupos de cuadros indujeron iguales niveles de afecto negativo en ambas condiciones, estos hallazgos significan que el contenido de las pinturas con imágenes vinculadas al dolor realizan una contribución única en relación a la tolerancia al dolor. Estos hallazgos se corresponden con observaciones previas de que el sólo hecho de utilizar palabras relacionadas con el dolor podría ser facilitador del dolor.17,18 Otros asuntos FOCALIZAR LA ATENCION EN EL DOLOR De manera compatible con la información obtenida en nuestros estudios, las imágenes positivas (externas e internas) mejoraron la tolerancia al dolor con respecto a las imágenes negativas. Agregado a ello, conforme con las predicciones basadas en las observaciones de que los estímulos relacionados con el dolor podrían incrementar el dolor, los grupos que focalizaron su atención en una condición externa informaron menos dolor y tuvieron una tendencia de mantener sus manos en el agua por un período más prolongado de tiempo que los grupos que focalizaron su atención en una situación interna. Por lo tanto, los resultados muestran que la distracción de la atención del estímulo doloroso reduce el dolor. Sumado a ello, los pensamientos positivos irrelevantes para el dolor parecieron ser más eficaces en reducir el dolor que los pensamientos negativos irrelevantes para el dolor. Estos hallazgos parecen implicar que los efectos modulatorios del dolor de los distractores afectivos posiblemente son el resultado de una operación combinada de los procesos de preparación, evaluación y atención. ESTIMULO EMOCIONAL Y DOLOR Es de hacer notar que aunque los participantes vieron las diapositivas antes de realizar la prueba presora al frío, la información se corresponde estrechamente con la información obtenida en nuestros estudios. La información concuerda con las predicciones basadas en un modelo de preparación motivacional en la modulación del dolor establecido por Meagher y colaboradores, con emociones negativas que incrementan el dolor y emociones positivas que lo reducen, al menos en la medida que se mantiene un cierto umbral de estimulación. Aunque la hipótesis de preparación brinda una explicación para los efectos modulatorios del dolor que ejerce la emoción, Rhudy y Meagher23,24 argumentaron que la hipótesis no brinda una explicación para el hecho de que las emociones negativas podrían también inhibir el dolor. De hecho, numerosos estudios han encontrado que las emociones negativas pueden tanto incrementar como reducir el dolor, como bastante recientemente fue reseñado por Janssen.25 Asimismo, Rhudy y Meagher23 demostraron que los efectos modulatorios del dolor que ejercen las emociones negativas podrían variar en función del nivel de estimulación. Así, utilizaron una descarga ya sea para provocar estados emocionales negativos que generan tanto alta como baja estimulación. El umbral del dolor se midió utilizando una prueba de umbral de dolor al calor. Los participantes fueron asignados a una de tres condiciones. En la condición de alta estimulación, recibieron numerosas descargas; en la condición de baja estimulación, sólo una descarga, y en la condición neutral se les dijo que no se les administraría ninguna descarga. La inhibición al dolor se produjo en la condición de alta estimulación con respecto al grupo control, mientras que el dolor se incrementó en la condición de baja estimulación. El incremento del dolor en la condición de baja estimulación es compatible con el incremento observado después de la exposición a las diapositivas que provocaban miedo, como lo establecieron los investigadores, porque las pinturas del IAPS inducen sólo niveles bajos a moderados de estimulación. Para dar cuenta de los efectos no monotónicos de las emociones negativas, los investigadores propusieron que los mecanismos que probablemente se encuentran involucrados en los efectos que incrementan el dolor de las emociones negativas leves a moderadas (como aquellas inducidas por las pinturas) serían los de preparación, mientras que los involucrados en los efectos inhibitorios del dolor de las emociones negativas de alta estimulación serían otros. Posiblemente, los mecanismos que inhiben el dolor son los de liberación de opioides endógenos o la distracción de la atención. CONCLUSIONES BIBLIOGRAFIA
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PRUEBAN LA
EFICACIA DE UNA TERAPIA CONDUCTUAL PARA ADOLESCENTES CON SOBREPESO |
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Cincinnati,
EE.UU. (especial para SIIC) El doctor Brian Saelens presentó, en un diálogo exclusivo con SIIC, los resultados obtenidos por su grupo de investigación con un programa para el control del peso en los adolescentes. El doctor Saelens probó la eficacia de una terapia, iniciada en el ámbito de la atención primaria y continuada en forma no tradicional mediante comunicaciones telefónicas y por correo, en la modificación de las conductas asociadas con el sobrepeso en los adolescentes. El tratamiento, explicó el especialista, fue probado en 23 jóvenes, y sus resultados comparados con los obtenidos por otros 21, tratados de la manera tradicional. Los adolescentes del grupo estudiado, según el doctor Saelens, mostraron luego de cuatro meses un cambio en el índice de masa corporal, y una mayor satisfacción con el tratamiento recibido. El experto ahondó en estas conclusiones en su diálogo con SIIC. Anteriormente, ha publicado trabajos científicos en las revistas Obesity Research, Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, International Journal of Eating Disorders y Journal of Pediatrics, entre otras. SIIC: Doctor Saelens, ¿qué hallazgos previos lo llevaron a plantear esta investigación? Dr. Brian Saelens: Existen muchas investigaciones previas sobre el tratamiento de los niños más pequeños con sobrepeso (de menos de 12 años), pero pocos estudios se han dedicado específicamente al tratamiento conductual para el control del peso en adolescentes con este problema. Además, mientras que los tratamientos para el control del peso en el adulto se han extendido a formas de administración no tradicionales (el teléfono, el correo, Internet), para los tratamientos de la obesidad en pediatría no se ha evaluado la generalización de la eficacia en entornos que no sean los de la clínica. La elevada prevalencia de la obesidad en la adolescencia hace destacar la necesidad de nuevas investigaciones en el desarrollo de intervenciones más eficaces y más fáciles de brindar, para un control saludable del peso. SIIC: ¿Cuáles son las principales barreras para el control del peso en el adolescente? B.S.: Probablemente, las barreras más significativas para el control del peso en los adolescentes de hoy (al menos en los Estados Unidos) son los cambios de nuestro entorno, que se hace más inherentemente sedentario, y que brinda un acceso más fácil a los alimentos ricos en calorías y en grasas. Las oportunidades para que los jóvenes desarrollen actividades sedentarias (por ejemplo, los juegos de vídeo o computadora, Internet, la televisión) y para que se alimenten en forma poco saludable son más importantes en nuestra cultura que las oportunidades de desarrollar actividades físicas o de elegir alimentos saludables. Luego de que el adolescente se ha convertido en obeso, existen pocos programas de control del peso completos y accesibles que lo ayuden a establecer mejores hábitos de alimentación y de actividad física. SIIC: ¿Podría describir la intervención evaluada en este estudio? B.S.: La intervención para el control del peso que nosotros evaluamos, desarrollada durante 14 semanas mediante el teléfono y el correo, traslada componentes conductuales de los tratamientos desarrollados en el ámbito clínico a un formato de aplicación en el hogar. Comenzando con una sesión de asesoramiento médico individualizado, se instruyó a los adolescentes en las habilidades de comportamiento (automonitoreo, establecimiento de objetivos, control de los estímulos) diseñadas para ayudarlos a consumir menos calorías y a comprometerse más en las actividades físicas. Los adolescentes estuvieron en contacto posteriormente con los consejeros en forma telefónica y mediante el correo, recibiendo instrucciones y asesoramiento sobre cómo ser capaces de implementar estas estrategias. SIIC: ¿Qué tratamiento se brindó al grupo control? ¿Esta es la terapia habitual en la práctica clínica? B.S.: El tratamiento brindado a los adolescentes asignados al azar al grupo control fue una única sesión de asesoramiento médico sobre el control del peso, sin contacto posterior con el profesional. El médico les recomendó a estos adolescentes que intentasen controlar su peso por sí mismos. Este grupo obtuvo menos resultados positivos en el control de su propio peso en el tiempo que los adolescentes que recibieron el tratamiento conductual. Lamentablemente, esta sesión única de asesoramiento médico sin un seguimiento, o con uno mínimo, parece ser muy similar a las prácticas clínicas comunes actuales. SIIC: Los adolescentes del grupo tratado presentaron un mejor control del peso; sin embargo su ingesta de energía o grasas fue similar a la del grupo control. ¿Cómo explica este resultado? B.S.: Yo estimaría que los participantes del grupo de la intervención realizaron algunos cambios que permitieron el mejor control del peso en el período de 14 semanas de tratamiento, que no hicieron los adolescentes asignados al grupo control. Probablemente no encontramos diferencias después del tratamiento o en el seguimiento en nuestras evaluaciones de la alimentación o las actividades físicas porque éstas se basaron en medidas informadas por los propios participantes. Los informes de la propia actividad física y alimentación presentan sesgos inherentes, y pueden no ser lo suficientemente sensibles como para detectar cambios pequeños en la ingesta y en el gasto energéticos. En investigaciones futuras, se necesitarán medidas mejores de estas conductas. SIIC: ¿Cómo podría desarrollarse una intervención de este tipo en la práctica clínica? B.S.: Es claro que se necesita desarrollar e investigar más profundamente cuál es la mejor forma de integrar, en la práctica clínica de todos los días, el tratamiento conductual para el control del peso en los jóvenes. Esta integración requerirá destinar recursos para crear un equipo interdisciplinario, que incluya a médicos, nutricionistas, y especialistas en comportamiento o psicólogos, que puedan trabajar juntos para mejorar el control del peso de una población joven determinada (es decir, la población de jóvenes atendidos en una clínica). Cada miembro de este equipo tendrá que dedicar el tiempo y el esfuerzo necesarios para ayudar a los jóvenes con sobrepeso en el difícil proceso de modificar sus costumbres alimentarias y de realización de actividades físicas. Las observaciones del doctor Saelens indican que este tipo de terapia, brindada de una forma poco convencional, es beneficiosa para los adolescentes con sobrepeso, y podría implementarse en el ámbito de la atención primaria |
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LA DEPRESION AFECTA NEGATIVAMENTE LA EVOLUCION DE LOS PACIENTES CARDIACOS |
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Baltimore, EE.UU. (especial
para SIIC) En una entrevista concedida al doctor Mario Marzilli, la doctora Ingrid Connerney presentó los resultados de su estudio sobre el papel de la depresión en la evolución de los pacientes sometidos a cirugía de revascularización coronaria. La experta advirtió que ”se considera que la depresión es una reacción comprensible e inevitable frente a las circunstancias graves que acompañan a la cirugía, y en consecuencia no siempre se la trata”. El doctor Marzilli es Director de Cardiología Invasiva y Profesor Asociado de Medicina en el Departamento de Cardiología de la Universidad de Pisa, en Italia, y Columnista Experto de SIIC. Ha publicado el trabajo “Reducción del daño miocárdico en el infarto agudo de miocardio” (http://www.siicsalud.com/des/des022/01316009.htm). La doctora Connerney demostró, en su investigación, que la depresión predice el riesgo de muerte y de nuevas internaciones por causas cardíacas en pacientes sometidos a cirugía de revascularización coronaria con injerto. El trabajo, explicó la investigadora, incluyó a 207 hombres y 102 mujeres que fueron seguidos durante un año después de la intervención. Antes de su alta hospitalaria, se evaluó en cada caso la presencia de síntomas de depresión. Durante el seguimiento se registraron las internaciones por angina o insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio, paro cardíaco o intervenciones quirúrgicas cardíacas, y la mortalidad por causas relacionadas. El 20% de los pacientes cumplían inicialmente con los criterios diagnósticos de depresión. En este grupo, el 17% presentó un episodio cardíaco posterior, en comparación con el 10% de los pacientes que inicialmente no manifestaban síntomas de la alteración psiquiátrica. La doctora Connerney explicó estos hallazgos en su diálogo con SIIC. La experta es autora de numerosos trabajos de investigación publicados en revistas como The Lancet. SIIC: Doctora Connerney, ¿qué observaciones existían, previas a su estudio, sobre la relación entre la enfermedad coronaria y la depresión? Dra. Ingrid Connerney: Los resultados de los estudios prospectivos realizados en la comunidad han mostrado que la depresión influye en la mortalidad por causas cardíacas. La depresión después de un infarto de miocardio o de la cateterización cardíaca eleva el riesgo de episodios de tipo cardíaco en dos a cuatro veces, independientemente de las variables estándar de gravedad de la enfermedad, y es un predictor importante de la mortalidad cardíaca a los seis meses, y después de cinco a diez años de seguimiento. SIIC: ¿Cómo se evaluó la presencia de depresión en este grupo? ¿Podría describir los cuestionarios que se utilizaron con este fin? I.C.: Utilizamos dos instrumentos estandarizados para evaluar la depresión. El primero era una versión modificada del US National Institute of Mental Health Diagnostic Interview Schedule (DIS), que brinda un diagnóstico confiable, y del criterio psiquiátrico del Diagnostic and Statistical Manual-IV (DSM-IV) para la depresión mayor. Este esquema modificado nos permitió hacer el diagnóstico basándonos en el estado del paciente en los primeros días después de la cirugía, en lugar esperar el período habitual, de dos semanas. Después de la entrevista en la cual se aplicó el DIS, se evaluó a cada paciente con el Beck Depression Inventory (BDI) de 21 ítems. SIIC: ¿Presentaban depresión estos pacientes antes de la cirugía? I.C.: Nosotros entrevistamos a los pacientes inmediatamente antes del alta (cuatro a diez días después de la cirugía), y no realizamos ninguna evaluación de la depresión antes de la intervención quirúrgica. Sin embargo, investigamos los antecedentes de depresión, pero lo hicimos al mismo tiempo que la entrevista del DIS, y por lo tanto también antes de la salida del hospital. A pesar de todo esto, yo creo que la ansiedad podría interactuar estrechamente con la depresión antes del alta, y planeamos realizar una evaluación antes de la cirugía en nuestro próximo estudio. SIIC: ¿Qué trastornos de la personalidad se identificaron en estos pacientes? I.C.: Solamente evaluamos la presencia de depresión mayor con la entrevista del DIS. En el 20% de nuestros pacientes (63 de un total de 309) se identificaron trastornos de depresión mayor antes del alta. Además, utilizamos un puntaje de síntomas de 10 o más en el cuestionario del BDI para indicar la presencia de sintomatología depresiva. 87 de los 309 pacientes (el 28%) cumplían los criterios de la sintomatología depresiva. SIIC: ¿El valor predictivo fue significativo aún después de considerar la influencia de los factores de confusión? I.C.: Los pacientes que cumplían con los criterios del DSM-IV modificado para la depresión mayor en el hospital tenían más del doble de probabilidades de morir o de ser reingresados por causas cardíacas en los 12 meses siguientes al alta hospitalaria, en comparación con aquellos que no padecían este trastorno. Este resultado se mantuvo después de controlar la influencia de otras variables. Probamos muchas variables. Aquellas que se asociaban significativamente en los análisis de una variable con la depresión (como el número de vasos o válvulas afectados o la reoperación, el grupo de acuerdo con la clasificación de la NYHA, y la permanencia hospitalaria posoperatoria) o con los episodios cardíacos (el sexo, el hecho de vivir solo, la fracción de eyección, y el tiempo de permanencia posoperatoria), fueron utilizados en los modelos de riesgo proporcional de Cox, para asegurar el poder predictivo de la depresión, y para establecer el mejor modelo de predicción para los episodios cardíacos. SIIC: ¿La depresión resultó igualmente predictora en ambos sexos? I.C.: El sexo fue una de las variables que tuvo una asociación significativa con los episodios cardíacos. El sexo femenino resultó ser un factor predictor independiente para los mismos en los 12 meses posteriores a la cirugía de revascularización coronaria con injerto (con un riesgo 2.3 veces más elevado que el de los hombres). El 9% de los hombres y el 23% de las mujeres fallecieron o fueron ingresados por segunda vez al hospital debido a un episodio cardiaco, pero el efecto de la depresión en la aparición de éstos no fue diferente entre los sexos. SIIC: ¿Cómo explica la relación observada? I.C.: Estos resultados coinciden con los de otros trabajos, que mostraron que la depresión aumenta independientemente el riesgo de eventos adversos, en pacientes con enfermedad de la arteria coronaria. La depresión puede asociarse con los cuadros cardíacos agudos y con la mortalidad mediante distintos mecanismos. Entre ellos podemos mencionar el menor cumplimiento de la prescripción médica, de los cuidados de seguimiento y de la modificación de los factores de riesgo; los cambios fisiopatológicos tales como el aumento de la frecuencia cardíaca y la reducción de su variabilidad; los efectos diferenciales en los procesos ateroscleróticos; o factores antecedentes comunes y desconocidos, que tengan un papel en el desarrollo tanto de la depresión como de la enfermedad cardiaca. Nosotros no evaluamos factores causales, pero sí registramos una tasa significativamente mayor de episodios ateroscleróticos durante el seguimiento entre los pacientes que habían presentado depresión mayor en el hospital. SIIC: ¿Cómo podrían influir estos hallazgos en las prácticas actuales? I.C.: Se considera que la depresión es una reacción comprensible e inevitable frente a las circunstancias graves que acompañan a una cirugía de revascularización coronaria con injerto, y en consecuencia no siempre se la trata. Los datos de nuestro estudio y de otros similares indican que, dado que la prevalencia de la depresión es de entre el 20 y el 25%, no es una consecuencia inevitable de este tipo de intervención. Esperamos que los médicos presten una mayor atención al tratamiento de la depresión en este grupo de pacientes. Y, en vista de la fuerte relación entre la depresión y los episodios cardíacos negativos, deberán realizarse estudios en los cuales se evalúe tanto la etiología de esta relación, como la posibilidad de que el tratamiento de la depresión reduzca los episodios cardíacos después de la cirugía de revascularización coronaria. Los hallazgos de la doctora Connerney y su equipo demuestran
que la depresión aparece con frecuencia entre los pacientes
sometidos a cirugía de revascularización coronaria con injerto, y
que se asocia con una peor evolución. En el futuro deberán
evaluarse los factores que determinan esta relación, y la forma de
evitarla. |
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