Sociedad Iberoamericana
de Información Científica |
Volumen 11, Número 4, 2003
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Hallazgos
Científicos
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ANGINA
EN LA SEMANA PREVIA AL INFARTO Y SU RELACION CON LAS COMPLICACIONES
INMEDIATAS EN DIABETICOS
Málaga, España
La angina preinfarto se
asocia con menor incidencia de complicaciones intrahospitalarias
en diabéticos y no diabéticos.
The American
Journal of Cardiology 90:160-162, 2002
Autores:
Jiménez Navarro M, Gómez Doblas JJ, Hernández García JM y
colaboradores
Institución/es participante/s en la investigación:
Servicio de Cardiología y Unidad de Cuidados
Intensivos, Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria, Málaga,
España
Título
original:
[Does Angina Pectoris the Week Before Protect
Against First Acute Myocardial Infarction in Patients with Diabetes
Mellitus?]
Título en castellano:
Posibilidad de que la Angina de Pecho en la Semana Previa
Proteja Frente al Primer Infarto Agudo de Miocardio en Pacientes con
Diabetes Mellitus
Introducción
La diabetes mellitus está relacionada con un incremento notable en
el riesgo de enfermedad coronaria, señalan los autores. En
pacientes con infarto miocárdico (IAM) la diabetes se asocia con
mayores tasas de mortalidad, incluso luego de la introducción de la
fibrinólisis. Diversos estudios sugieren que los individuos con
angina preinfarto experimentan IAM más pequeños y mejor pronóstico
que aquellos sin angina. Sin embargo, existe escasa información
sobre los efectos de la angina preinfarto en los diabéticos y su
relación con la fracción de eyección ventricular izquierda (FEVI)
residual.
Métodos
Los autores estudiaron 209 pacientes con diagnóstico de primer IAM,
el 23.4% de ellos, diabéticos. Otros criterios de inclusión
comprendieron la ausencia de angina más allá de la semana previa
al IAM y de cardiopatía estructural. Los antecedentes de la angina
preinfarto se obtuvieron al ingreso mediante un cuestionario. El
desarrollo del IAM fue definido por el inicio de síntomas cardíacos
con una duración mayor de 30 minutos. Los parámetros de valoración
intrahospitalarios comprendieron muerte, insuficiencia cardíaca
congestiva, con inclusión de shock cardiogénico, isquemia residual
y arritmias malignas. Entre los 6 y 8 días posteriores al IAM los
autores determinaron la FEVI. La incidencia de reingresos debidos a
insuficiencia cardíaca, angina inestable o IAM recurrente,
antecedente de procedimientos de revascularización coronaria o
muerte cardíaca también fue evaluada. El seguimiento mediante
contacto directo o entrevista telefónica duró en promedio 19 meses
a partir del IAM.
Resultados
El grupo de diabéticos presentó una proporción superior de
mujeres y de sujetos con hipercolesterolemia, mayor edad y menor
cantidad de fumadores. Por otra parte, no se comprobaron diferencias
en el porcentaje de pacientes con angina prodrómica, localización
del IAM, función ventricular deprimida y terapia fibrinolítica. La
angina preinfarto estuvo presente en el 39.7% de los diabéticos y
en el 36% del otro subgrupo. Tampoco se detectaron diferencias entre
los diabéticos, con angina o sin ella, con respecto a edad,
factores de riesgo cardiovasculares, localización del IAM y empleo
de trombolíticos. Los diabéticos presentaron con mayor frecuencia
el parámetro combinado de muerte intrahospitalaria e insuficiencia
cardíaca congestiva (20.6%) en relación con los no diabéticos
(15%). Por otra parte, los diabéticos con antecedentes de angina
prodrómica experimentaron con menor frecuencia el parámetro
combinado (7%) en comparación con los diabéticos sin este
antecedente (30%). Asimismo, la incidencia de arritmias malignas fue
superior en la población sin angina previa. El 33% y 36% de los
diabéticos sin angina previa y con angina
previa presentaron depresión de la función ventricular, valores
que alcanzaron el 20% y 40% en el otro grupo. Las tasas de
complicaciones durante el seguimiento fueron similares en la población
de estudio. El análisis multivariado confirmó que la ausencia de
angina preinfarto fue un factor pronóstico independiente de defunción
intrahospitalaria e insuficiencia cardíaca congestiva en toda la
población estudiada.
Conclusiones
En la presente experiencia, la angina preinfarto se asoció con
menor incidencia de defunción e insuficiencia cardíaca en diabéticos
y no diabéticos. Posiblemente, finalizan los autores, el desarrollo
de angina prodrómica en la semana previa al infarto produzca
precondicionamiento isquémico.
Autoevaluación de Lectura
¿Cuál es un factor pronóstico
independiente de complicaciones intrahospitalarias en diabéticos
que experimentan primer infarto miocárdico?
A.Ausencia de angina preinfarto.
B.Presencia de angina preinfarto.
C.Tamaño del infarto.
D.Localización del infarto.
Respuesta
Correcta
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CONCLUSIONES
DEL GRUPO DE TRABAJO SOBRE FISIOPATOLOGIA DE LA ENFERMEDAD
CARDIOVASCULAR ASOCIADA CON OBESIDAD
Colorado, EE.UU.
La epidemia de obesidad en
los últimos años y sus consecuencias cardiovasculares representan
un enorme problema a nivel de salud pública. Los autores comentan
los posibles mecanismos fisiopatológicos involucrados en dicha
asociación.
Circulation 105:
2923-2928, 2002
Autores:
Eckel RH, Barouch WW y Ershow AG.
Institución/es participante/s en la investigación:
University of Colorado Health Sciences Center,
Denver, Colorado, EE.UU.
Título
original:
[Report of the National Heart, Lung and Blood
Institute-National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney
Diseases Working Group on the Pathophysiology of Obesity-Associated
Cardiovascular Disease]
Título en castellano:
Comunicación del Grupo de Trabajo del Instituto Nacional de
Corazón, Pulmón y Sangre e Instituto Nacional de Diabetes y
Enfermedades Digestivas y Renales sobre la Fisiopatología de la
Enfermedad Cardiovascular Asociada con Obesidad
Introducción
Expertos del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre (National
Heart, Lung, and Blood Institute, NHLBI) y del Instituto
Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (National
Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, NIDDK)
establecieron un comité de trabajo sobre fisiopatología de la
enfermedad cardiovascular asociada con obesidad. Se exponen a
continuación los conceptos surgidos durante dos días de reuniones.
Antecedentes
La población adulta de los Estados Unidos con sobrepeso y obesidad
supera actualmente el 60% y está considerablemente expuesta a
factores de riesgo cardiovascular relacionados con el trastorno del
peso. Asimismo, es alarmante el incremento de sobrepeso y obesidad
en niños y adolescentes, cuya prevalencia se triplicó en los últimos
30 años. La mayor incidencia de patologías asociadas, como
dislipidemia, hipertensión, diabetes tipo 2 y daño hepático en
este grupo etario pone de manifiesto que los jóvenes no están
protegidos de las alteraciones metabólicas que acompañan al exceso
de tejido adiposo.
Las personas con sobrepeso u obesidad experimentan mayor
morbilidad y mortalidad por casi todas las enfermedades
cardiovasculares comunes, como accidente cerebrovascular, enfermedad
coronaria, insuficiencia cardíaca congestiva, miocardiopatía y,
posiblemente, arritmia y muerte súbita. Debido a que el tratamiento
primario y la prevención de la obesidad son exitosos sólo de en
parte, en el futuro se incrementará indudablemente el número de
afectados por patología cardiovascular. El desarrollo de nuevas
estrategias de tratamiento requiere completa comprensión de la
biología básica en las alteraciones del peso y en la patología
cardiovascular.
Aspectos salientes
El grupo tuvo como objetivo principal evaluar el estado actual de
los conocimientos con la finalidad de comprender mejor los
mecanismos fisiopatológicos e identificar áreas con potencial
aplicación terapéutica.
Estudios en animales y en el hombre
El papel principal del tejido adiposo es almacenar energía en forma
de lípidos. Sin embargo, el recambio de triglicéridos del tejido
adiposo con la liberación de ácidos grasos libres (AGL) nunca se
interrumpe. En la obesidad, el índice basal de recambio de AGL
desde el tejido adiposo aumenta mientras que disminuye la inhibición
de la lipólisis mediada por insulina. El resultado es el flujo
aumentado de AGL hacia la circulación y la consecuente mayor
disponibilidad en los tejidos periféricos. Probablemente dicho fenómeno
es responsable, en parte, de muchos de los hallazgos del síndrome
de resistencia a la insulina, uno de los determinantes de mayor
riesgo cardiovascular en asociación con la obesidad. Aún queda por
establecer el papel de otras fuentes de AGL, como depósitos
viscerales y subcutáneos.
La biología de la secreción de leptina a partir de los
adipocitos y su acción sobre el sistema nervioso central se
esclareció parcialmente en estudios con ratones ob/ob. Sin
embargo, aún no se conocen con precisión sus mecanismos de acción
y tampoco la interacción entre su regulación y la actividad del
sistema nervioso simpático y del aparato cardiovascular. En cambio,
surgieron interesantes conexiones en relación con la fisiología de
la leptina y del sueño: se ha visto que las interrupciones de la
respiración, en pacientes con apnea del sueño, se asocian con
modificaciones en los niveles plasmáticos de leptina.
Asimismo, surgió el concepto de «resistencia a la leptina», a
partir de la observación de que la leptina circulante aumenta en la
obesidad a pesar de mantenerse grandes depósitos adiposos tisulares
de la hormona. No se sabe aún si este fenómeno de resistencia es
selectivo de ciertos tejidos.
El angiotensinógeno y la angiotensina II (producidos por el
tejido adiposo) merecen atención especial, ya que el sistema
renina-angiotensina-aldosterona es un regulador crítico de las
funciones cardiovasculares. Finalmente, el conocimiento de los
estadios madurativos del adipocito, desde la célula precursora,
seguramente permitirá distinguir las bases celulares y moleculares
subyacentes en la hipertrofia e hiperplasia del tejido adiposo.
Lipotoxicidad en músculo y otros tejidos no adiposos
El efecto deletéreo de la infiltración de AGL en varios órganos
se conoce como lipotoxicidad. Los estudios en animales destacaron la
importancia de este efecto al demostrar que el exceso de AGL
contribuye con la destrucción de los cardiomiocitos mediante el
incremento del contenido de triglicéridos y la apoptosis.
Asimismo, la acumulación de lípidos en páncreas y en hígado
se asocia con grave riesgo funcional. En el corazón, la acumulación
de lípidos ocurre en el miocardio y en el sistema de conducción.
Inflamación y trombosis
Se considera que la inflamación es un factor contribuyente mayor en
el desarrollo de la aterosclerosis. Más aún, se reconoce que el
tejido adiposo es una fuente importante de mediadores inflamatorios,
como factor de necrosis tumoral alfa (TNFa)
e interleuquina (IL) 6. Aunque es posible que exista una relación
entre obesidad, resistencia a la insulina y aterosclerosis
probablemente por la mayor producción y liberación de dichos
mediadores, la información en conjunto aún no es definitiva.
La obesidad es un estado protrombótico, posiblemente secundario
a la resistencia a la insulina. Es un importante factor de riesgo
coronario y de ACV. La enfermedad pulmonar tromboembólica también
se observa con mayor frecuencia en pacientes obesos y probablemente
no se relacione exclusivamente con la estasis venosa. De hecho, el
mayor recambio de AGL promueve trombosis al inducir alteraciones en
diversas proteínas protrombóticas y antitrombóticas. Por otra
parte, se ha visto que la leptina aumenta la agregación plaquetaria
y la posibilidad de trombosis arterial.
Regulación hemodinámica y neural/simpática
En la obesidad se han descripto innumerables alteraciones hemodinámicas,
como reactividad vascular anómala, hipertensión, alteración
funcional diastólica y miocardiopatía. Dichas alteraciones
posiblemente estén relacionadas con un trastorno en la regulación
neural de la circulación en el contexto de una mayor masa grasa.
Asimismo, la apnea obstructiva del sueño, común en la obesidad,
genera aumentos bruscos en la actividad simpática. Esto se refleja,
por ejemplo, en elevación de la presión arterial que puede
mantenerse durante las horas del día.
Por lo tanto, la apnea obstructiva del sueño puede ser una causa
secundaria de hipertensión. Además, la alteración de la función
renal y la mayor retención de sodio también participan en forma
crucial en las alteraciones cardiovasculares que se relacionan con
obesidad.
El sistema nervioso central y el periférico están relacionados
en forma compleja con el desarrollo de obesidad y las complicaciones
cardiovasculares asociadas. El balance energético depende de señales
aferentes y eferentes no bien comprendidas. La activación simpática
parece involucrada en muchas de las complicaciones cardiovasculares
de la obesidad (hipertensión, disfunción diastólica,
insuficiencia cardíaca congestiva, apnea obstructiva del sueño y
arritmias cardíacas).
Metabolismo de los lípidos y arteriosclerosis
La principal alteración, en pacientes con obesidad, es la reducción
en los niveles del colesterol asociado con lipoproteínas de alta
densidad (HDLc), consecuencia, en parte, de la hipertrigliceridemia.
Sin embargo, añaden los especialistas, el menor nivel de HDLc también
puede observarse en pacientes obesos sin elevación de los triglicéridos.
Cuando esta última alteración está presente suele detectarse
aumento en el nivel de lipoproteínas de baja densidad (LDL) pequeñas
y densas, supuestamente más aterogénicas.
El incremento de la aterosclerosis en la obesidad también puede
ser consecuencia de un mayor nivel de lipoproteína Apo B, alteración
en la que participaría el efecto de la resistencia a la insulina
sobre el hígado y el mayor recambio de AGL. Por su parte, la
resistencia a la insulina ha sido poco estudiada como mecanismo
subyacente en el mayor riesgo de aterosclerosis.
Tampoco se conocen con exactitud los cambios relacionados con la
hiperglucemia y se observó que, en pacientes con diabetes, el
control de la glucemia no se correlaciona bien con la incidencia de
patología macrovascular aunque es obvio el beneficio a nivel
microvascular.
Enfermedad renal
La diabetes y la hipertensión, ambas relacionadas con la obesidad,
son las dos causas principales de enfermedad renal terminal (ERT).
En animales, el exceso de calorías origina patología renal y
obesidad, por mecanismos que no se comprenden aún. Sólo unos pocos
estudios clínicos y experimentales analizaron los cambios en la
estructura y función glomerular durante los primeros estadios de la
obesidad, antes de que ocurran alteraciones significativas en el
control de la glucemia.
La obesidad es causa de microalbuminuria y, eventualmente,
proteinuria así como también de engrosamiento de la membrana basal
y mayor liberación de factores de fibrosis y crecimiento en los riñones,
antes de que sean evidentes los cambios histológicos típicos de la
ERT.
Hiperinsulinemia
La asociación entre la resistencia a la insulina y la presencia
simultánea de factores de riesgo tales como dislipidemia
probablamente no explique en su totalidad por qué la
hiperinsulinemia contribuye con la enfermedad cardiovascular.
Estudios recientes sugieren que el efecto metabólico de la
insulina difiere bioquímicamente de la acción mitogénica, lo cual
podría tener importancia en el desarrollo de la placa de ateroma.
Sexo, hormonas y raza
El riesgo cardiovascular aumenta en relación directa con el peso
pero la relación no es igual en ambos sexos. Más aún, la biología
de la hipertensión relacionada con obesidad puede variar de un
grupo étnico a otro. Se requiere mayor investigación para
establecer el verdadero papel de las hormonas sexuales en la biología
cardiovascular.
Estudios clínicos adicionales, perspectivas futuras de
investigación El desarrollo de nuevos modelos animales es
esencial para resolver estos importantes interrogantes. Además, se
deberá analizar el impacto de la obesidad y de la delgadez en
modelos de obesidad inducidos artificialmente por la dieta o genéticamente
determinados. La tecnología disponible en la actualidad deberá
poder extender su aplicabilidad a las investigaciones destinadas a
comprender la relación entre las complicaciones cardiovasculares y
la obesidad. Así, la ultrasonografía, la tomografía computada y
la resonancia magnética de características especiales podrían ser
de gran ayuda en este sentido. El abordaje multidisciplinario será
esencial para avanzar en el diagnóstico, la prevención y el
tratamiento de las complicaciones cardiovasculares en obesidad,
concluyen los expertos
Autoevaluación de Lectura
¿Cuáles factores parecen estar
involucrados en el desarrollo de complicaciones cardiovasculares en
pacientes con sobrepeso y obesidad?
A.Nivel de Leptina
B.Resistencia a la insulina.
C.Actividad simpática y sistema renina angiotensina.
D.Todos ellos.
Respuesta
Correcta
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ATONTAMIENTO
MIOCARDICO DURANTE LA PRUEBA DE DOBUTAMINA EN LA ENFERMEDAD
CORONARIA
Londres, Reino Unido.
En pacientes con enfermedad
coronaria y angina pectoris estable el atontamiento miocárdico
puede producirse luego de un episodio de isquemia por demanda, como
el generado en la prueba de dobutamina.
Journal of the
American College of Cardiology 39(3):420-427, 2002
Autores:
Barnes E, Hall RJ, Dutka DP y Camici PG.
Institución/es participante/s en la investigación:
MRC Clinical Sciences Centre y Division of
Cardiology, National Heart and Lung Institute, Imperial College
School of Medicine, Hammersmith Hospital, Londres, Reino Unido.
Título
original:
[Absolute Blood Flow and Oxygen Consumption in
Stunned Myocardium in Patients with Coronary Artery Disease]
Título en castellano:
Flujo Sanguíneo Absoluto y Consumo de Oxígeno en el
Miocardio Atontado en Pacientes con Enfermedad Coronaria.
Introducción
La característica del atontamiento miocárdico, explican los
autores, es la disfunción ventricular izquierda posisquémica sin
daño irreversible a los miocitos y en presencia de flujo sanguíneo
miocárdico (FSM) normal o casi normal. En los pacientes con
enfermedad coronaria, la isquemia por demanda puede llevar a la
disfunción ventricular izquierda reversible, la cual es percibida
como atontamiento miocárdico en base al hallazgo de FSM normal en
la tomografía computada por emisión fotónica simple (SPECT). Sin
embargo, la SPECT provee, cuando mucho, datos semicuantitativos,
mientras que la tomografía por emisión de positrones (PET) permite
la medición cuantitativa del FSM. En el presente estudio se utilizó
PET para medir el FSM absoluto y el consumo miocárdico de oxígeno
(CMO) en pacientes con enfermedad coronaria y función ventricular
izquierda normal en reposo para establecer si la disfunción
ventricular reversible posisquémica es en verdad atontamiento miocárdico.
Métodos
El estudio incluyó a 18 pacientes con angina pectoris crónica
estable, quienes presentaban función ventricular izquierda normal
en reposo y una estenosis de al menos el 70% en al menos una de las
arterias epicárdicas mayores. Los participantes suspendieron el uso
de b-bloqueantes y antagonistas del
calcio 72 horas antes del estudio, y toda otra medicación
antianginosa el día del estudio. Se solicitó a los pacientes que
en las 12 horas previas evitaran actividades que pudieran precipitar
una angina. La función ventricular izquierda fue evaluada por
ecocardiografía transtorácica antes de la prueba con dobutamina.
El FSM fue medido por PET usando agua con oxígeno marcado (H215O)
en condiciones basales, durante el estrés con dobutamina y a los
12.5 minutos de terminado el estrés. El CMO fue medido por inhalación
de oxígeno marcado antes de la administración de dobutamina y
nuevamente al finalizar la toma de imágenes con agua marcada. Para
corregir los datos en función de los cambios de FSM secundarios al
aumento de la carga cardíaca, este parámetro y el CMO fueron
corregidos por el producto de frecuencia cardíaca por presión
(FPP). Los puntos finales primarios se basaron en el efecto del estrés
farmacológico sobre los parámetros ecocardiográficos de función
ventricular izquierda (fracción de eyección, regiones con disfunción
posisquémica, regiones sin disfunción posisquémica, y FSM antes,
durante y después del estrés con dobutamina).
Resultados
La fracción de eyección de los 14 pacientes varió entre 61.5% y
67.2% (media 64.5%). El FPP fue mayor al momento de tomarse la última
imagen con agua marcada que antes del estudio, lo cual se debió a
una elevación persistente de la frecuencia cardíaca.
A los 30 y 45 minutos de la prueba de estrés, la fracción de
eyección promedio fue 59.1% y 61.2%, respectivamente. A la hora y a
las 2 horas, los valores eran 62.8% y 64.7%, respectivamente.
Todos los pacientes, salvo uno, exhibieron una reducción de
acortamiento fraccional mayor al 30% en al menos una región del
ventrículo izquierdo. A los 30 minutos de la prueba con dobutamina,
la disfunción posisquémica era significativamente menor que antes
de la prueba (1.96 Vs. 3.73). Sin embargo, a las 2 horas la
disfunción había retornado a sus valores previos al tratamiento.
Las regiones sin disfunción posterior a la isquemia eran 3.77 antes
del tratamiento y permanecieron prácticamente sin cambios entre los
30 y los 120 minutos luego del estrés (3.58 a 3.72). El FSM previo
al tratamiento hacia regiones que exhibían una función sistólica
reducida luego de la dobutamina (disfunción posisquémica) fue de
0.88 ml/min por gramo. El FSM hacia las regiones sin disfunción
posisquémica fue de 0.89 ml/min por gramo. En el punto de máximo
estrés, el FSM se incrementó en ambas regiones (1.44 y 1.71 ml/min
por gramo, respectivamente), pero el incremento fue
significativamente inferior en las regiones con disfunción posisquémica.
Antes de la prueba, el CMO era similar en las regiones con disfunción
posisquémica y sin ella (16.64 y 12.48 ml/min por 100 g). Luego del
estrés con dobutamina, cuando la función se hallaba deteriorada
pero luego se recuperó y el FSM volvió a los valores
pretratamiento, el CMO en las regiones con disfunción era menor que
antes del tratamiento, aunque la diferencia no era significativa. En
cambio, el CMO de las regiones sin disfunción posisquémica aumentó
luego de la prueba con dobutamina (a 14.66 ml/min por cada 100 g).
La función regional a los 30 minutos del estrés no cambió en
comparación con los valores pretratamiento en las regiones
irrigadas por vasos con estenosis inferiores al 50% (96.3% del valor
pretratamiento). En las regiones irrigadas por arterias con
estenosis del 50% al 80% y en aquellas con estenosis mayores al 80%,
la función regional fue del 89.4% y el 88.3% respecto del valor
previo al tratamiento. En 9 pacientes con una reducción de la
fracción de eyección mayor al 5% se evaluó la relación entre
severidad de la estenosis y gravedad de la disfunción ventricular
izquierda a los 30 minutos del estrés con dobutamina. La gravedad
de la disfunción ventricular se relacionó con el grado de
estenosis e inversamente con el aumento de FSM en el momento de estrés
máximo.
Discusión
Este estudio, señalan los autores, demuestra que el FSM y el CMO
absolutos medidos luego de un episodio de isquemia inducida por
dobutamina en el miocardio con disfunción contráctil reversible no
difieren de los valores hallados antes de la prueba de estrés.
Aunque no es posible la medición simultánea de función
ventricular izquierda regional por ecocardiografía y la obtención
de imágenes por PET, en esta investigación se demuestra un
deterioro significativo, pero reversible, en la función ventricular
inmediatamente después de confirmarse que el FSM no se hallaba
reducido. Además, destacan, queda demostrado que el grado de tal
disfunción se relaciona con la gravedad de la isquemia por demanda,
la cual, a su vez, se relaciona con la gravedad de la estenosis en
la arteria que irriga esa región.
Este estudio, concluyen los expertos, confirma que el
atontamiento miocárdico puede producirse luego de un episodio de
isquemia por demanda en pacientes con enfermedad coronaria y angina
pectoris estable y que la velocidad de CMO por el miocardio atontado
no se reduce
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CAMBIOS
ELECTROCARDIOGRAFICOS ASOCIADOS AL INFARTO DE MIOCARDIO
Charlottesville, EE.UU.
Características
electrocardiográficas del infarto agudo de miocardio.
British Medical
Journal 324:831-834, 2002
Autor:
Morris F y Brady WJ
Institución/es participante/s en la investigación:
Emergency Medicine, Northern General Hospital,
Sheffield, Reino Unido; Department of Emergency Medicine, University
of Virginia, Charlottesville, EE.UU.
Título
original:
[Acute Myocardial Infarction - Part I]
Título en castellano:
Infarto Miocárdico Agudo. Primera Parte
Introducción
En la evaluación clínica del angor, el electrocardiograma (ECG)
constituye un complemento esencial de la historia clínica y el
examen físico, señalan los autores. El diagnóstico rápido y
preciso en pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM) es vital,
ya que la terapia de reperfusión temprana puede mejorar el pronóstico.
La elevación del segmento ST en 2 o más derivaciones anatómicamente
contiguas constituye el criterio electrocardiográfico empleado con
mayor frecuencia para la identificación del IAM. En las primeras
etapas del IAM, el ECG puede ser normal o casi normal; menos de la
mitad de los pacientes exhibe cambios diagnósticos claros en el
primer trazado. Aproximadamente el 10% de los pacientes con IAM
probado no presenta elevación o depresión del ST. En la mayoría
de los casos, sin embargo, los ECG seriados revelan cambios que
tienden a seguir patrones reconocidos.
Ondas T hiperagudas
Los signos más precoces de IAM son sutiles e incluyen un aumento en
la amplitud de la onda T en el área afectada. La onda T se hace más
prominente, simétrica e "hiperaguda". Las ondas T
hiperagudas son más evidentes en la derivaciones precordiales.
Estos cambios se encuentran presentes entre los 5 a 30 minutos
posteriores al inicio del infarto, que son seguidos por variaciones
en el segmento ST.
Cambios en el segmento ST
En la práctica, la elevación del ST es con frecuencia el signo más
temprano de IAM y es por lo general evidente en las horas
posteriores al inicio de la sintomatología. Inicialmente el
segmento puede enderezarse, con la pérdida del ángulo entre ST y
T. Posteriormente la onda T se ensancha y el segmento ST se eleva,
perdiendo su concavidad normal. Con la elevación, el segmento
adquiere una forma convexa. El grado de elevación del segmento varía
entre menos de 1 mm a más de 10 mm.
Ondas Q patológicas
Con la evolución del IAM, los cambios en el complejo QRS comprenden
la pérdida de la altura de la onda R y el desarrollo de ondas Q
patológicas. Ambas alteraciones se producen como consecuencia de la
pérdida de miocardio viable, y las ondas Q son la única evidencia
electrocardiográfica firme de necrosis miocárdica. Las ondas Q se
pueden desarrollar dentro de las 2 horas posteriores al inicio del
evento, aunque pueden tardar hasta 24 horas en aparecer. La
presencia de ondas Q patológicas, sin embargo, no necesariamente
indica infarto completo. Cuando la lesión es extensa, las ondas Q
actúan como marcador permanente de necrosis.
Resolución de los cambios en el egmento ST y en las ondas T
Con la evolución del infarto, la elevación del ST disminuye y la
onda T comienza a invertirse. La elevación del ST asociada con IAM
de cara inferior puede tardar hasta 2 semanas en resolverse.
En el infarto de cara anterior, la elevación persiste por más
tiempo, y ante el desarrollo de aneurisma ventricular izquierdo podría
persistir indefinidamente. La inversión de la onda T puede
subsistir por varios meses y en ocasiones permanece como signo
permanente de infarto.
Depresión del segmento ST recíproca
La depresión del segmento ST en derivaciones alejadas del sitio del
IAM es conocida como cambio recíproco y es un indicador altamente
sensible de IAM. Los cambios recíprocos se observan en el 70% y 30%
de los IAM de cara inferior y anterior, respectivamente. La
comprobación de cambio recíproco es particularmente útil frente a
la duda de la significancia clínica de la elevación del ST. El
cambio recíproco indica IAM, con una sensibilidad y valor
predictivo positivo mayor del 90%.
Localización del infarto
La distribución de los cambios registrados permite la localización
de la lesión. Las oclusiones arteriales proximales producen las
anomalías electrocardiográficas más importantes. Las caras
anterior e inferior del corazón son las áreas afectadas con mayor
frecuencia. Los infartos anteroseptales son indicadores muy específicos
de patología en la arteria coronaria descendente anterior. Los IAM
inferiores aislados están generalmente asociados con compromiso en
la coronaria derecha o circunfleja distal. La patología en la
circunfleja proximal, por otra parte, se asocia con un patrón de
infarto lateral. El IAM ventricular derecho con frecuencia es
ignorado, debido a que el ECG de 12 derivaciones no es un indicador
particularmente sensible de lesión en esta cámara. El IAM
ventricular derecho está asociado con el 40% de los IAM inferiores.
El IAM presenta signos de infarto inferior, asociados con elevación
del segmento ST en V1.
Las derivaciones precordiales derechas son más sensibles a la
presencia de este infarto. V4R es la derivación más útil, y debe
se registrada tempranamente en todos los casos de IAM inferior,
debido a que la elevación del ST en el IAM ventricular derecho es
breve. Este IAM se produce generalmente por oclusión de la
coronaria derecha proximal hasta las ramas marginales del ventrículo;
por ello su asociación con el infarto de cara inferior. En otro
orden, el IAM de cara posterior se debe isquemia de la pared
posterobasal del ventrículo izquierdo. El diagnóstico a veces no
se realiza porque el ECG convencional no incluye derivaciones
posteriores. La detección temprana es importante ya que el
tratamiento trombolítico puede mejorar los resultados en este grupo
de pacientes, destacan los autores. Los cambios del IAM posterior
son detectados indirectamente en las derivaciones precordiales
anteriores. Las derivaciones V1, V2, V3 enfrentan la superficie
endocárdica de la pared posterior del ventrículo izquierdo. Debido
a que el registro de estas derivaciones ocurre desde la posición
opuesta del corazón, los cambios se ven invertidos. Las ondas R
aumentan de tamaño, más anchas y dominantes, asociadas con depresión
ST y ondas T verticales. Esto contrasta con las ondas Q, elevación
del ST e inversión de la onda T observados en el IAM anterior. La
isquemia de la pared anterior del ventrículo izquierdo también
produce depresión del segmento ST en las derivaciones V1, V2 y V3,
por lo que debe diferenciarse del infarto posterior. Finalmente, el
empleo de las derivaciones V7 a V9 evidenciará elevación del
segmento ST en el IAM posterior
Autoevaluación de
Lectura
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Qué característica
electrocardiográfica presenta el infarto miocárdico de cara
posterior?
A. Aumento del tamaño de las
ondas R
B.Elevación del segmento ST
C.Inversión de la onda T
D.Ondas Q patológicas
Respuesta
Correcta
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EVENTOS MEDICOS EN
PASAJEROS DURANTE EL VUELO: PAPEL DEL PROFESIONAL Oklahoma
City, EE.UU.
La atención de pacientes que
sufren eventos médicos durante vuelos comerciales es un aspecto de enorme
preocupación. En la medida en que aumenten el número de vuelos y la edad
de los pasajeros es de esperar que estos acontecimientos sean cada vez más
comunes
New England Journal of
Medicine 346(14):1067-1073, 2002
Autor:
Gendreau MA y DeJohn C
Institución/es participante/s en la investigación:
Department of Emergency Medicine, Lahey Clinic,
Burlington, Massachusetts; Civil Aerospace Medical Institute, Federal
Aviation Administration, Oklahoma City, EE.UU.
Título
original:
[Responding to Medical Events during Commercial
Airline Flights]
Título en castellano:
Respuesta a los Eventos Médicos Durante los Vuelos Comerciales
Hallazgos epidemiológicos
Incidencia y características de los eventos
Es difícil precisar la verdadera incidencia de estos episodios, ya que no
existen en la actualidad sistemas estandarizados de registro. Por lo
tanto, la información disponible es fragmentaria.
En 1980, dos estudios evaluaron el número de eventos médicos entre
los pasajeros que llegaban a dos aeropuertos principales de los Estados
Unidos. Uno de ellos encontró una incidencia de 1 evento médico cada 33 600
pasajeros mientras que el otro registró una frecuencia de 1 cada 39 600
viajeros.
En el 2000, una investigación llevada a cabo por la Administración
Federal de Aviación (FAA), sobre 1 132 eventos médicos durante
vuelos comerciales entre 1996 y 1997, encontró un índice de 13 episodios
por día. Sin embargo, es posible que la cifra esté subestimada, ya que
muchos episodios son de menor gravedad y no quedan registrados. De hecho,
se estima que sólo la mitad de los problemas médicos requiere asistencia
combinada con profesionales en tierra.
No obstante, todo parece indicar que la frecuencia de eventos médicos
durante los vuelos está aumentando y se estima que hay un evento por cada
14 000 pasajeros en todo el mundo. La mayoría consiste en problemas
sin gravedad, como crisis vasovagal. Las complicaciones cardíacas,
respiratorias y neurológicas revisten sin duda la mayor importancia, ya
que suelen ser las que obligan a modificar el recorrido del vuelo y a
efectuar un aterrizaje no programado, situación que genera enormes
consecuencias prácticas y económicas.
Participación de los médicos que viajan
La información disponible parece indicar que la mayoría de los
profesionales no muestra inconvenientes para asistir voluntariamente a un
pasajero afectado. El temor por la responsabilidad es una de las
principales causas por las cuales el profesional se rehúsa a ofrecer
asistencia. En el estudio de la FAA del 2000, el 69% de los eventos en
vuelo fue asistido por un profesional a bordo (médicos, enfermeras y
paramédicos). En forma significativa, en casi el 80% de los casos hubo
concordancia entre el diagnóstico establecido durante el episodio y el
posterior realizado en el hospital. La salud de los pasajeros mejoró en
el 60% de las circunstancias, lo cual indica que las medidas adoptadas
fueron las correctas.
Desviaciones del vuelo
La necesidad de aterrizar en un aeropuerto por una emergencia médica
origina numerosos inconvenientes a la empresa aeronáutica y al resto de
los pasajeros. El estudio mencionado con anterioridad reveló que el 13%
de los incidentes médicos en vuelo, en su mayoría cardíacos, demandaron
esta conducta. Les siguieron en frecuencia los problemas neurológicos y,
por último, los incidentes respiratorios.
Factores ambientales y fisiológicos
Presión de la cabina
Durante el vuelo, la presión de la cabina habitualmente se ajusta para
que sea equivalente a la presión barométrica que se encuentra a una
altitud de 1 500 m a 2 500 m por encima del nivel del mar. Estas
presiones se acompañan de una disminución en la presión parcial de oxígeno
arterial (de unos 95 mmHg a aproximadamente 56 mmHg en personas sanas). Si
bien esta reducción sólo corresponde a un 4% menos de oxígeno
transportado por la sangre, en pacientes con patología cardiopulmonar la
saturación de oxígeno puede caer en forma dramática. En ellos, la presión
de la cabina aumenta el riesgo de hipoxia hipobárica.
El aire y el gas en el cuerpo se expanden en proporción directa ante
el descenso de la presión (un aumento del 30% en un ambiente con presión
correspondiente a la de 1 500 m por encima del mar).
En personas sanas la expansión gaseosa sólo origina leves molestias
gastrointestinales, pero puede ser causa de dehiscencia de heridas en
pacientes que han sido recientemente sometidos a cirugía. Asimismo,
diversos dispositivos huecos (sondas, catéteres) pueden afectarse por la
expansión de gas o de aire.
Calidad del aire de la cabina
Muchos estudios científicos confirmaron la buena calidad del aire que se
respira en las cabinas de los aviones. Sin embargo, la humedad suele
descender a valores muy bajos -entre un 10% a un 20%-, lo que puede
aumentar la reactividad de la vía aérea y desencadenar problemas menores
como sequedad de ojos.
Aunque existen registros puntuales de transmisión de ciertas
enfermedades infecciosas entre los pasajeros -tuberculosis, influenza,
sarampión, entre otras-, la información concerniente al verdadero riesgo
de contagio es escasa. La duración del vuelo (8 horas o más) y la cercanía
con la persona afectada parecen factores contribuyentes de riesgo. Los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS) establecieron pautas de indicación
de quimioprofilaxis antimicrobiana después de ciertas exposiciones.
Violencia a bordo
El número de incidentes violentos, considerando sólo la línea comercial
American Airlines, se triplicó entre 1994 y 1997.
El consumo excesivo de alcohol estuvo involucrado en la cuarta parte de
los incidentes. El fenómeno ha motivado una mayor vigilancia y serias
penalidades para los responsables.
Aptitud médica para el vuelo
Principios generales
Muchos pasajeros desconocen si su estado físico es apto para volar y cada
vez con mayor frecuencia se le solicita al profesional que certifique la
aptitud de los pacientes para el vuelo. Desde 1986 se prohíbe a las compañías
aéreas discriminar a un pasajero por incapacidad, pero pueden negarse a
trasladar a un enfermo no apto para volar.
Ciertos enfermos, por ejemplo aquellos que requieren aporte de oxígeno,
para poder viajar necesitan un certificado especial preferentemente
emitido por un profesional entrenado en medicina aérea. Las directivas de
seguridad establecidas por la FAA a partir de los eventos del 11 de
septiembre de 2001 sólo permiten el transporte de agujas y jeringas
cuando hay necesidad médica documentada para ello y los elementos deben
acompañarse de la droga que se inyectará. Aunque son múltiples las
situaciones que contraindican el vuelo, en términos generales, los
enfermos con cualquier patología que pueda afectarse por la hipoxia o por
los cambios de presión no son aptos para volar. Una prueba simple para
determinar el estado físico del sujeto es valorar si puede caminar unos
50 m sin presentar angina o disnea grave.
Terapia con oxígeno
Cualquier individuo con una presión parcial de oxígeno en reposo de
menos de 70 mmHg, a nivel del mar, requerirá aporte de oxígeno durante
el vuelo. Las líneas aéreas tienen cada vez mayor experiencia en el
traslado de sujetos con enfermedad cardiopulmonar y cada vez es mayor el
uso de oxígeno terapéutico durante el viaje. Los pasajeros no pueden
transportar su propio tubo de oxígeno y, por lo tanto, deben informar de
la necesidad 48 horas antes del vuelo.
Responsabilidad médica
En general, las líneas aéreas son responsables legalmente por los
eventos que ocurren en vuelo. El peligro de sufrir una demanda legal motivó
que las empresas aeronáuticas estén cada vez mejor preparadas para hacer
frente a estos inconvenientes.
Sin embargo, ¿cuáles son las obligaciones y deberes de un pasajero médico
durante un evento en vuelo? En los Estados Unidos, Canadá y el Reino
Unido, los profesionales no tienen el deber legal de brindar asistencia médica
en estas circunstancias a menos que exista una relación previa con el
enfermo. En cambio, en muchos países de Europa y en Australia, el médico
está obligado a prestar atención profesional. Las leyes internacionales
establecen que el país en el cual está registrada la aeronave tiene
jurisprudencia legal.
En 1998 se promulgó la ley (Aviation Medical Assistance Act)
que brinda un estado limitado de protección, "del buen
samaritano", a cualquier profesional que, como pasajero, asista a un
enfermo durante el vuelo. El médico no debe usar ningún tratamiento con
el cual no se sienta confiado.
Recursos médicos a bordo de un vuelo comercial
Desde 1998, la FAA requiere que cualquier vuelo comercial con capacidad de
transportar más de 30 personas debe portar un equipo médico de
emergencia. La lista de medicamentos se ha ampliado considerablemente en
los últimos años al observarse que, en muchas circunstancias, los
enfermos debían ser tratados con remedios que llevaban otros pasajeros.
La lista incluye estetoscopio, tensiómetro, equipo para intubación,
guantes, jeringas y agujas, nitroglicerina, dextrosa al 50%,
difenhidramina, epinefrina, aspirina, lidocaína y broncodilatadores,
entre otros.
Muchas líneas aéreas llevan, además, medicamentos para resucitación,
sedantes, diuréticos y equipo de intubación.
Desfibriladores externos automáticos
En general, estos aparatos analizan el ritmo cardíaco y disparan automáticamente
un impulso desfibrilatorio cuando se detecta fibrilación ventricular o
taquicardia ventricular de alta frecuencia. Se ha visto que son de
utilidad para tomar decisiones más adecuadas en enfermos con dolor
precordial, palpitaciones o disnea. Hacia 2004 todos los vuelos con, al
menos, un asistente deberán llevar este equipo. Algunas líneas aéreas
ya disponen de ellos y sólo permiten que los utilicen asistentes
entrenados -y no profesionales voluntarios que pueden no estar
familiarizados con el dispositivo.
Asistencia médica dirigida desde tierra
Muchas compañías ya no confían en la posibilidad de que haya un médico
entre los pasajeros. La mayoría dispone actualmente de conexiones
directas con sistemas de asistencia médica en tierra con profesionales
especializados en medicina de urgencia y entrenados en medicina aérea.
Aunque la decisión final de modificar o no la ruta de vuelo y planear un
aterrizaje no programado recae en el capitán, el profesional en tierra
puede ser de gran ayuda en el momento de decidir. De hecho, este sistema
de cooperación redujo considerablemente el porcentaje de modificaciones
de ruta.
Abordaje general ante un evento médico en vuelo
Cada línea aérea tiene su propia política y la tripulación es
responsable por brindar asistencia ante un pasajero que enferma en forma
aguda. El papel de cualquier profesional de la salud debe ser el de
colaborar, pero no el de tomar el control. En cada situación médica
particular hay tareas en las que el pasajero médico puede cooperar.
La falta de respuesta del enfermo justifica la utilización del
desfibrilador, uso de oxígeno, colocación de una vía y administración
de dextrosa al 50%. La angina puede tratarse con aspirina y nitratos y los
enfermos con obstrucción bronquial deben recibir broncodilatadores. Las
reacciones alérgicas agudas deben manejarse con difenhidramina y, en
casos graves, con epinefrina subcutánea. Un pasajero agitado, violento o
psicótico puede ser sedado con benzodiazepinas.
Debe considerarse la posibilidad de derivar el vuelo cuando el pasajero
tiene dolor precordial, dificultad respiratoria o dolor abdominal grave
que no mejora con las medidas iniciales. Otras cirunstancias que obligan a
considerar esta alternativa incluyen la posibilidad de paro cardíaco, síndrome
coronario agudo, disnea grave, accidente cerebrovascular, convulsiones
refractarias o agitación grave.
Conclusiones
Las pautas señaladas son de extrema importancia no sólo para los
empleados de la línea aérea sino también para cualquier profesional del
área de salud. Un papel fundamental del médico es identificar, entre sus
pacientes, aquellos que puedan tener más riesgo de eventos adversos
durante el vuelo y adoptar las medidas necesarias
Autoevaluación de
Lectura
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¿Quién toma la decisión
final de modificar la ruta de vuelo y planear un aterrizaje no
programado ante un evento médico en un pasajero?
A. El médico que brinda
asistencia desde tierra.
B.El pasajero médico.
C.El capitán.
D.Depende del país de la empresa aérea.
Respuesta
Correcta
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Trabajos Distinguidos,
Serie Cardiología, integra el Programa SIIC de Educación Médica
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