Sociedad Iberoamericana
de Información Científica |
Volumen 11, Número 5, Junio 2003
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CARACTERISTICAS
CLINICAS, DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DEL SINDROME DE BRUGADA
Barcelona, España.
El síndrome Brugada está
determinado genéticamente y es distinto de otros síndromes, como
el del QT largo o la displasia ventricular derecha. Los autores
analizan distintas formas y posibilidades de tratamiento en
pacientes con el síndrome.
Medicina
Clínica (Barcelona): 118(4):150-156, 2002
Autores:
Brugada J, Brugada P y Brugada R.
Institución/es participante/s en la investigación:
Sección de Arritmias, Instituto de
Enfermedades Cardiovasculares, Hospital Clínic, Universidad de
Barcelona, España.
Título
original:
[Síndrome de bloqueo de rama derecha, elevación
del segmento ST en las derivaciones V1 a V3 y muerte Súbita].
Título en castellano:
Síndrome de Bloqueo de Rama Derecha, Elevación del Segmento
ST en las Derivaciones V1 a V3 y Muerte Súbita
Definición
El síndrome de bloqueo de rama derecha, elevación del segmento ST
en las derivaciones V1 a V3 y muerte súbita es un diagnóstico clínico
y electrocardiográfico, caracterizado por episodios de síncope o
muerte súbita con respuesta a la resucitación o sin ella, en
pacientes sin alteraciones cardíacas estructurales. En el
electrocardiograma (ECG) se observa una elevación del segmento ST
en V1 a V3, con una morfología que simula el bloqueo de rama
derecha. Los episodios clínicos se atribuyen a crisis de
taquicardia ventricular polimórfica rápida, comentan los expertos.
Historia
Los autores diagnosticaron por primera vez el síndrome en un niño
caucásico de 3 años que había presentado episodios de pérdida de
la conciencia con resucitación satisfactoria. Su hermana había
fallecido súbitamente a la edad de 2 años y medio, después de
varios episodios de muerte súbita con resucitación. Los ECG de
ambos pacientes eran similares y anormales. Posteriormente se
identificaron otros 2 enfermos y, desde entonces, el número de
informes ha ascendido a unos 800. La identificación de las
alteraciones genéticas responsables del trastorno significó un
importante avance para su diagnóstico y tratamiento.
Observaciones previas
Algunos investigadores habían referido, con anterioridad, pacientes
cuyas alteraciones en el ECG eran compatibles con el síndrome. Sin
embargo, por ese entonces no se otorgó al trastorno su verdadera
importancia. En la década del 80, el los Centros para el Control de
Enfermedades de Atlanta (CDC) comunican una incidencia anormalmente
alta de muerte súbita en jóvenes asiáticos refugiados en los
Estados Unidos. En el nordeste de Tailandia esta forma de muerte se
conocía como Lai Tai (muerte durante el sueño). La
incidencia anual se calculó entre 26 y 38 por cien mil varones y se
considera que la muerte súbita inesperada es la causa más
frecuente de muerte natural en los varones jóvenes de Tailandia.
Etiología y genética
El síndrome está genéticamente determinado. En casi el 60% de los
pacientes resucitados de muerte súbita que exhiben ECG típico,
existe el antecedente familiar de fallecimiento súbito. También
hay casos aislados en personas que probablemente representan la
primera mutación dentro de una familia. La enfermedad se transmite
de manera autosómica dominante; la mayoría de los casos se
registra en varones, y en algunas regiones (Tailandia), por motivos
que no se conocen aún, parece afectarlos de modo exclusivo.
Se han encontrado numerosas mutaciones pero éstas no se detectan
en todas las familias estudiadas, lo cual pone de manifiesto la
heterogeneidad del trastorno.
Los defectos genéticos conocidos a la fecha se localizan en el
cromosoma 3, en genes que codifican los canales de sodio (SCN5A).
Se han identificado 8 mutaciones y tres de ellas han sido muy
bien estudiadas. Una de las mutaciones se asocia con inactivación más
rápida de los canales de sodio. La falta de oposición en la fase 1
del potencial de acción monofásico de la corriente de sodio a la
corriente transitoria de potasio hacia el exterior (Ito) se asocia
con acortamiento del potencial de acción en el epicardio, lo cual
representa la base de los trastornos de conducción y la falta de
homogeneidad de los períodos refractarios, causa de arritmias.
Incidencia
Los distintos estudios indican que entre el 4% y el 12% de los casos
de muerte súbita e inesperada, especialmente en gente joven, son
atribuibles al síndrome. Probablemente sea la causa más común de
muerte súbita antes de los 50 años en ausencia de antecedentes de
patología cardíaca. La existencia de formas menos claras,
intermitentes y ocultas complica el cálculo preciso de la
incidencia. Todos los enfermos que han superado un síncope de causa
desconocida o fibrilación ventricular teóricamente idiopática
deberían ser estudiados en detalle, con una prueba de ajmalina,
procainamida o flecainida.
Un estudio prospectivo en algo más de 22 mil adultos de Japón
mostró una incidencia de ECG compatibles con el síndrome del orden
del 0.05%. Otro estudio en la misma región reveló una incidencia
mayor (0.6%). La incidencia en niños, en cambio, fue muy inferior
(0.0006%), lo cual indica que la enfermedad se manifiesta, por lo
general, en la edad adulta. Los autores enfatizan en que el ECG
puede variar a lo largo del tiempo y por momentos puede ser
totalmente normal, lo cual complica el diagnóstico y las
estimaciones de incidencia.
Patogenia y papel del sistema nervioso autónomo
Hay personas asintomáticas con ECG característico. Sin embargo,
estos enfermos pueden desarrollar manifestaciones en forma abrupta y
la muerte súbita puede ser el primer síntoma.
En pacientes sintomáticos, los episodios de arritmia ventricular
suelen ser recurrentes, aunque aún no se conocen con precisión los
factores que la desencadenan. Los trastornos del ritmo son clásicamente
arritmias rápidas polimórficas. Antes de la arritmia, los enfermos
suelen tener ritmo sinusal normal, sin cambios en la repolarización
ni en el intervalo QT.
Se ha sugerido que la aparición de la arritmia depende de la
bradicardia y esto explicaría la mayor incidencia de muerte súbita
durante la noche. Sin embargo, este fenómeno no se da en todos los
enfermos. Asimismo, la estimulación con marcapaso no evita
completamente la muerte súbita. Es probable entonces que, en un
determinado número de enfermos, la arritmia en vez de ser
desencadenada por bradicardia sea gatillada por la estimulación
adrenérgica. Además, la fiebre podría ser un elemento ya que al
menos una de las mutaciones se asocia con efectos que dependen de la
temperatura.
Hallazgos anatómicos y anatomopatológicos
Ninguno de los enfermos que pudieron estudiarse anatomopatológicamente
presentó alteraciones cardíacas estructurales. Se discute si la
enfermedad es una variante de la displasia ventricular derecha.
Arbustini y colaboradores encontraron que en el 15% de los corazones
normales puede observarse infiltración grasa transmural. Sin
embargo, el seguimiento prolongado de enfermos no pudo confirmar el
desarrollo de cardiopatía estructural en ninguno de los pacientes
con el síndrome.
Manifestaciones clínicas
El síndrome típico se caracteriza por episodios de taquicardia
ventricular polimórfica rápida en pacientes cuyo patrón
electrocardiográfico es el comentado anteriormente. La taquicardia
produce síncope cuando termina espontáneamente y muerte súbita
cuando persiste o no responde a la cardioversión.
Hay pacientes asintomáticos en quienes las alteraciones del ECG
sólo se descubren en forma casual. En otros casos, la historia de
muerte súbita en un familiar obliga al estudio. En algunos
pacientes sintomáticos se efectúa erróneamente el diagnóstico de
síncope vasovagal o fibrilación ventricular idiopática. En ellos,
el diagnóstico del síndrome sólo puede efectuarse con el
seguimiento prolongado para detectar las alteraciones esporádicas
del ECG. El mismo fenómeno puede ocurrir en el contexto del
tratamiento con algunos antiarrítmicos que ponen de manifiesto la
alteración. En los años posteriores al diagnóstico, más del 40%
de los enfermos desarrolla un nuevo o primer episodio de taquicardia
ventricular polimórfica, que puede conducir a muerte súbita.
Cuando la alteración se pone de manifiesto después de la
administración de ciertos antiarrítmicos, el pronóstico parece
algo mejor.
Diagnóstico
El diagnóstico es relativamente fácil si se detectan las
alteraciones típicas del ECG. La elevación del segmento ST en las
derivaciones V1 a V3 con un patrón de bloqueo de rama derecha es
característica y totalmente diferente de la de isquemia aguda
septal y pericarditis. Sin embargo, existen patrones menos típicos
e, incluso, el ECG puede ser normal. Es posible que los patrones del
ECG varíen según la alteración genética involucrada, tal como
ocurre en el síndrome de QT largo.
Los enfermos que han padecido un síncope de origen desconocido
deben ser sometidos a pruebas farmacológicas, y se debe tener
presente la influencia de los sistemas simpático y vagal en la
elevación del ST.
Antzelevitch y colaboradores encontraron que las células cardíacas
tienen propiedades electrofisiológicas distintas según pertenezcan
al endocardio, al mesocardio o al epicardio. Es importante la
presencia de células con potencial de acción monofásico de larga
duración en el mesocardio; su comportamiento electrofisiológico es
muy distinto del de las células del epicardio y el endocardio.
Estudios posteriores demostraron, sin embargo, que estas células no
tienen ningún efecto aparente en el síndrome. El bloqueo de rama
derecha estaría relacionado con la pérdida del lomo del potencial
de acción de las células epicárdicas. El mismo grupo comprobó
que también existen diferencias en la reacción de las células
epicárdicas y endocárdicas al bloqueo de los canales de sodio con
flecainida.
El mecanismo de las arritmias ventriculares es reentrada en fase
dos, similar al que se observa en el síndrome de QT prolongado.
En el síndrome de Brugada hay acortamiento de la repolarización
a nivel del epicardio. Un 10% de los pacientes también tiene
fibrilación auricular paroxística o crónica que puede iniciarse a
edades muy tempranas, lo cual sugiere un origen genético.
Mecanismos celulares
Todas las intervenciones que aumentan la corriente de potasio
aumentarán el grado de elevación del segmento ST, mientras que
aquellas que elevan la corriente de calcio disminuyen la elevación
del ST. Consecuentemente, la disminución de la corriente de potasio
normalizará la elevación del segmento ST.
Relación con otros síndromes
Un grupo de investigadores de la Argentina publicó en 1982 que, en
ciertos pacientes con enfermedad de Chagas, la administración de
ajmalina mostraba trastornos ocultos de la conducción y
desenmascaraba lo que hasta entonces se había considerado una
miocardiopatía chagásica oculta. Probablemente la enfermedad de
Chagas afecte los canales de sodio y, aunque existen grandes
diferencias entre la parasitosis y el trastorno genético, es
posible que los mecanismos fisiopatológicos finales sean los
mismos.
Hallazgos electrofisiológicos
Por lo general, la función sinusal es normal. Sólo
excepcionalmente se requiere la colocación de un marcapaso. La
taquicardia ventricular polimórfica (o fibrilación ventricular)
puede ser inducida en más del 80% de los pacientes.
Pronóstico y tratamiento
El síndrome Brugada es una enfermedad muy grave. En quienes
sobreviven a un episodio de fibrilación ventricular, la incidencia
de recidiva es muy alta: la tercera parte presenta un nuevo episodio
en los dos años siguientes. Desafortunadamente, el pronóstico de
los enfermos asintomáticos no es más favorable. La evolución es
algo mejor en los pacientes en quienes el síndrome sólo aparece
después de la administración de ciertos fármacos antiarrítmicos.
El abordaje es complejo. Las drogas tradicionales -amiodarona y
beta bloqueantes- no son eficaces. Sin embargo, el pronóstico
mejora ostensiblemente cuando se coloca un desfibrilador
cardioversor, que reconoce y termina los episodios de fibrilación
ventricular. En quienes se implementa esta estrategia, la mortalidad
parece nula. Nuevamente, sólo los individuos en los que el síndrome
se pone de manifiesto después de la administración de ciertas
drogas no requieren indefectiblemente la colocación del
dispositivo.
Es de esperar que en un futuro la biología molecular permita
identificar mejor los mecanismos fisiopatogénicos y crear así
nuevas opciones de tratamiento
Autoevaluación de Lectura
¿Cuál de los siguientes hechos
permite hacer el diagnóstico de síndrome Brugada?
A.Bloqueo de rama derecha.
B. Elevación del segmento ST en las derivaciones derechas.
C.Muerte súbita.
D.Todos ellos.
Respuesta
Correcta
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ESTUDIAN
EL EFECTO DE LA MAYOR EXPRESION DEL RECEPTOR TIPO 2 DE ANGIOTENSINA
II
Charlottesville, EE.UU.
La mayor expresión cardíaca
del receptor tipo 2 de angiotensina II mejora la función sistólica
del ventrículo izquierdo y la preserva durante el proceso de
remodelamiento posinfarto.
Circulation
106: 106-111, 2002
Autores:
Yang Z, Bove CM, French BA y colaboradores
Institución/es participante/s en la investigación:
Departments of Medicine, Radiology, Biomedical
Engineering and Health Evaluation Sciences, and the Cardiovascular
Research Center, University of Virginia Health System,
Charlottesville, EE.UU.
Título
original:
[Angiotensin II Type 2 Receptor Overexpression
Preserves Left Ventricular Function After Myocardial Infarction]
Título en castellano:
La Mayor Expresión del Receptor Tipo 2 de Angiotensina II
Preserva la Función del Ventrículo Izquierdo después del Infarto
de Miocardio
Introducción
El remodelamiento del ventrículo izquierdo (VI) es frecuente después
del infarto de miocardio, especialmente cuando éste es extenso. El
volumen de fin de sístole del VI es el marcador más importante de
mortalidad después del evento isquémico. El remodelamiento se
asocia con la elongación de los segmentos no afectados del
miocardio y con hipertrofia celular. Este último proceso es
iniciado, en parte, por el estrés de la pared, el estiramiento
local y la activación del sistema local de renina-angiotensina, lo
cual se acompaña de mayor nivel de angiotensina II (AII). Los
efectos cardiovasculares de la AII incluyen vasoconstricción,
hipertrofia celular y fibrosis intersticial.
Se sabe que la mayoría de los efectos de la AII están mediados
por su interacción con los receptores tipo 1 (ATR1), mientras que
las funciones fisiológicas de los receptores tipo 2 (ATR2) se
conocen menos.
La AII, mediante el ATR1, origina vasoconstricción, secreción
de aldosterona, crecimiento celular y liberación de catecolaminas.
En forma opuesta, a través de la interacción con el ATR2,
inhibe el crecimiento celular y el remodelamiento e induce
vasodilatación. El ATR2 parece expresarse en bajo nivel en
condiciones fisiológicas y aumentar durante diversos estados patológicos.
En opinión de los autores, parece posible que la mayor expresión
de los ATR2 atenúe el proceso de remodelamiento posinfarto en el
corazón. La resonancia nuclear magnética cardíaca (RNM) es un
excelente método para evaluar la estructura y la función miocárdicas.
En el trabajo analizan esta posibilidad en ratones transgénicos
(RT) con mayor expresión del ATR2, sometidos a lesión por
reperfusión. Los resultados se comparan con los de ratones salvajes
(RS).
Métodos
Los RT se generaron mediante ingeniería genética. La expresión
del ATR2 se valoró mediante análisis del ARN por Northern blot.
La presencia del transgén se confirmó mediante reacción en cadena
de polimerasa.
Se utilizaron ratones machos controles (C57BL/6) de 10 a 14
semanas. Todos los animales fueron estudiados antes y seriadamente
después del infarto de miocardio inducido, a lo largo de 28 días.
Resultados
La presión arterial promedio y la frecuencia cardíaca,
determinadas en forma no invasiva, fueron similares en RT y RS.
El peso corporal, la masa del VI según peso y el volumen de fin
de diástole del VI según peso fueron semejantes en los dos grupos
de animales. En cambio, en RT se constató un volumen de fin de sístole
significativamente inferior y una mayor fracción de eyección que
en RS. No hubo diferencias en el volumen minuto. El espesor de la
pared al fin de la diástole fue mayor en RT que en RS en el ápice
y en la región media del VI. El engrosamiento de la pared fue mayor
en la base y en la región central del VI.
El tamaño del infarto, según hallazgos de la RNM, fue similar
en RS y RT.
La frecuencia cardíaca y el peso corporal no cambiaron durante
el estudio en ninguno de los grupos. En todos los animales la
alteración funcional del VI en el primer día posinfarto se
caracterizó por un incremento en el volumen de fin de sístole y en
la masa del VI (ambos ajustados según peso) y un descenso en la
fracción de eyección y en el volumen minuto. El tamaño y la función
del VI estuvieron más conservados en los RT en comparación con los
RS, tal como lo reflejaran el menor volumen de fin de diástole y el
volumen de fin de sístole y la mayor fracción de eyección. No se
registraron modificaciones importantes en el tamaño ni en la función
del VI en ninguno de los grupos entre el primero y el séptimo día
posinfarto, con excepción de un descenso en la masa del ventrículo
izquierdo en los RT.
Hacia el día 28 posterior al evento se constató un incremento
en el volumen de fin de sístole y de fin de diástole y una
disminución en la fracción de eyección en ambos grupos, aunque el
volumen de fin de sístole fue más bajo y la fracción de eyección
fue más alta, en cada momento, en los RT. Hacia el día 28, el
espesor de la pared en el fin de la diástole fue mayor en la base y
en el ápice en los RT. El engrosamiento de la pared en sístole
permaneció más alto en los RT, tanto en la base como en el ventrículo
medio.
No se registraron diferencias en la frecuencia cardíaca durante
el seguimiento en ninguno de los dos grupos. La presión arterial
-sistólica, diastólica y media- fue más baja en RT. Finalmente,
la función sistólica y diastólica del VI estuvo conservada en los
RT, en comparación con los RS.
Discusión
Según los autores, el estudio muestra dos resultados importantes.
En primer lugar, la mayor expresión del ATR2 se asocia con mejor
función sistólica basal y, en segundo lugar, durante el
remodelamiento poslesión, la función global y local del VI se
mantiene mejor en RT en comparación con RS, con expresión normal
del ATR2. Al día 28, el espesor de la pared del VI, las presiones
de llenado y la función contráctil fueron superiores en RT. El
efecto beneficioso de la mayor expresión de los ATR2 ocurrió en
ausencia de modificaciones de la frecuencia cardíaca, del volumen
minuto o de la masa ventricular.
Los resultados son coincidentes con los de estudios previos que
sugirieron que el ATR2 participaría en el remodelamiento al inhibir
el crecimiento y la fibrosis. Es probable, comentan por último los
autores, que algunos de los efectos favorables de los antagonistas
de los ATR1 obedezcan a mayor activación de los ATR2, mediada en
parte por la bradiquinina. De hecho, investigaciones previas del
autor y su grupo revelaron que, en un modelo de lesión miocárdica
en ovejas, la combinación de bloqueantes de la enzima convertidora
de angiotensina y antagonistas de los ATR1 atenuaba la remodelación
en mayor medida que cualquiera de los fármacos por separado. En
conclusión, la modulación de los ATR2 podría ser de beneficio en
este contexto
Autoevaluación de Lectura
¿Cuál es la función de los
receptores tipo 2 de angiotensina II en la lesión posinfarto?
A. Aumentar el remodelamiento miocárdico.
B.Reducir el remodelamiento miocárdico.
C.No ejercen ningún efecto.
D.Depende del bloqueo simultáneo de la enzima convertidora de
angiotensina
Respuesta
Correcta
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DISPERSION
DE LA REPOLARIZACION EN EL SINDROME DE QT PROLONGADO
Osaka, Japón
El principal problema que
produce el síndrome de QT prolongado no es la extensión de este
intervalo electrocardiográfico sino la dispersión de la
repolarización que suele acompañar a tal prolongación.
Current
Opinion in Cardiology 17:43-51, 2002
Autor:
Antzelevitch C y Shimizu W
Institución/es participante/s en la investigación:
Masonic Medical Research Laboratory, Utica,
New York, EE.UU.; National Cardiovascular Center, Osaka, Japón
Título
original:
[Cellular Mechanisms Underlying the Long QT
Syndrome]
Título en castellano:
Mecanismos Celulares del Síndrome de QT Prolongado.
Introducción
El síndrome de QT prolongado (SQTP) se caracteriza por la aparición
de intervalos QT prolongados en el electrocardiograma, una
taquicardia ventricular polimórfica atípica con características
de torsade de pointes y un alto riesgo de muerte súbita de
origen cardíaco.
El SQTP congénito puede ser dividido en 6 genotipos que se
distinguen por mutaciones en al menos 5 genes que codifican para
canales iónicos. Tales mutaciones llevan a defectos en el canal de
sodio (gen SCN5A en el locus LQT3), en el canal que media la
corriente rectificadora retardada de activación rápida o IKr
(gen HERG en el locus LQT2, o gen KCNE2 en el locus
LQT6), y el canal que media la corriente rectificadora retardada de
activación lenta o IKs (gen KCNQ1 en el locus
LQT1, o gen KCNE1 en el locus LQT5).
El SQTP adquirido, indican los expertos, es un síndrome similar
al congénito pero causado por la prolongación de QT secundaria a
una bradicardia o un desbalance electrolítico, o por la exposición
a drogas que prolongan la duración del potencial de acción
ventricular. Diversos estudios han relatado las diferencias
regionales en las propiedades eléctricas de las células
ventriculares y las diferencias en la respuesta de esos tipos
celulares a los agentes farmacológicos y los estados fisiopatológicos.
Entre esas heterogeneidades, señalan los autores, figuran las
diferencias eléctricas y farmacológicas entre endocardio y
epicardio; y las diferencias en las características electrofisiológicas
y de respuesta farmacológica de las células M localizadas en lo
profundo de los ventrículos.
Las células M se distinguen porque su potencial de acción se
prolonga más que el de las células epicárdicas y endocárdicas en
respuesta a la disminución de la frecuencia cardíaca o a drogas
que prolongan el intervalo QT. Los bloqueantes de IKr,
incluyendo el D-sotalol y la eritromicina, producen mucha más
prolongación de la duración del potencial de acción (DPA) en las
células M que en las del endocardio o epicardio. La situación es
algo más compleja, apuntan los expertos, cuando se trata de drogas
que afectan a 2 o más canales iónicos; es el caso de la quinidina,
el pentobarbital o la amiodarona.
A bajas concentraciones la quinidina prolonga el intervalo QT e
incrementa la dispersión transmural de la repolarización (DTR),
pero a concentraciones más altas la prolongación del QT no se
acompaña de un aumento en la DTR. Esto podría explicar la aparición
de torsades de pointes a concentraciones bajas de quinidina,
pero no a concentraciones elevadas. El pentobarbital sódico es un
ejemplo de fármaco que prolonga el intervalo QT pero reduce la DTR.
Al igual que en el caso de las concentraciones altas de quinidina,
este efecto se debe a la inhibición de IKr, Ks
e INa. Otro agente que prolonga el intervalo QT pero no
suele inducir torsades de pointes es la amiodarona, que
bloquea los canales cardíacos de sodio, potasio y calcio. Cuando se
la administra en forma crónica, comentan los autores, la amiodarona
produce mayor prolongación de la DPA en el epicardio y el
endocardio que en la región M, reduciendo la DTR. Otra droga que
prolonga el intervalo QT sin incrementar la DTR es el cromanol 293B,
un bloqueante de IKs que produce una prolongación homogénea
de la DPA a través de la pared ventricular. En este caso, el
agregado de un agente b-adrenérgico
produce un notable acortamiento de la DPA en el epicardio y el
endocardio pero no en las células M, lo cual desemboca en torsades
de pointes. Estas observaciones sustentan la hipótesis de que
el principal problema con el SQTP no son los intervalos QT
prolongados sino la dispersión de la repolarización que suele
acompañar a esta prolongación.
Modelos experimentales de SQTP
La prolongación preferencial de la DPA en las células M parece
causar el SQTP, contribuyendo al desarrollo de intervalos QT
prolongados, ondas T anormales y torsades de pointes. Las
evidencias en apoyo de estas hipótesis, comentan los autores,
derivan de modelos experimentales de perfusión arterial. En este
modelo se usó cromanol 293B para imitar el SQTP de tipo LQT1. El
bloqueo de IKs produce una prolongación homogénea de la
repolarización sin inducir arritmias. En cambio, el agregado de
isoproterenol lleva a un acortamiento de la DPA en epicardio y
endocardio, con un cambio pequeño o nulo de DPA en las células M;
lo cual deriva en un notable aumento de DTR y el desarrollo de torsades
de pointes.
Para imitar el SQTP de tipo LQT2, la forma más común de SQTP
inducido por fármacos, se recurrió al bloqueo de IKr
con D-sotalol. En este modelo, una mayor prolongación de la DPA de
las células M y un retardo en la fase 3 del potencial de acción en
los 3 tipos celulares lleva a torsades de pointes, tanto
espontáneas como inducidas por estimulación. El agregado de
isoproterenol incrementa aún más la DTR, aumentando la incidencia
de torsades de pointes. Se recurrió al aumento de la
corriente INa tardía con la toxina ATX-II para imitar la
forma LQT3 del SQTP, explican los autores. La toxina ATX-II prolonga
notablemente el intervalo QT, retarda el inicio de la onda T y
produce una aumento agudo de la DTR como consecuencia de una mayor
prolongación de la DPA de las células M. Inesperadamente, en este
modelo la estimulación b-adrenérgica
con isoproterenol reduce la DTR al acortar la DPA de las células M
más que la DPA del epicardio o el endocardio. El propranolol, un
bloqueante b-adrenérgico, tiene efecto
protector en los modelos de LQT1 y LQT2, pero ejerce el efecto
contrario en el caso de LQT3, amplificando la DTR y promoviendo las torsades
de pointes.
Mecanismos de las torsades de pointes
La taquiarritmia hallada con mayor frecuencia en los SQTP congénitos
y adquiridos es la torsade de pointes, una taquicardia
ventricular polimórfica atípica. Se cree, comentan los autores,
que una extrasístole inducida por una posdespolarización temprana
es la causante del latido prematuro que inicia la torsade de
pointes; pero el mantenimiento de la arritmia se debería a un
movimiento circular de reentrada.
En los modelos experimentales de perfusión arterial las
torsades de pointes son espontáneas o, en el caso de LQT1,
pueden ser inducidas por un agonista b-adrenérgico.
En el modelo de LQT2, las torsades de pointes pueden ocurrir
en ausencia del agonista b-adrenérgico,
pero su frecuencia es mayor en presencia de una influencia simpática.
En los modelos de LQT3 sólo se observan torsades de pointes
en ausencia de isoproterenol. Aunque la taquicardia ventricular
polimórfica puede ser consecuencia de mecanismos focales o de
reentrada, los datos disponibles indican la presencia de una
heterogeneidad eléctrica en condiciones basales, principalmente en
forma de DTR. Esta heterogeneidad intrínseca es amplificada por
agentes que reducen la corriente de repolarización neta por
disminución de IKr o IKs o por aumento de las
corrientes ICa o INa tardías, por mutaciones
en los canales iónicos que afectan a esas corrientes, o por el
remodelado ventricular en la miocardiopatía hipertrófica y
dilatada. Las situaciones que llevan a una reducción de IKr
o un aumento de INa tardía producen una prolongación
preferencial de la DPA de las células M. Esto conduce a una
prolongación del intervalo QT y se acompaña de un aumento drástico
en la DTR. En cambio, las situaciones que llevan a reducción de IKs
producen una prolongación homogénea de la DPA, llevando a la
prolongación del intervalo QT sin aumento de la DTR. En este último
caso no se presentan torsades de pointes espontáneas ni pueden ser
inducidas por estimulación a menos que se agregue un agonista b-adrenérgico.
Fundamentos del tratamiento farmacológico del SQTP
Se sabe que los b-bloqueantes reducen la
incidencia de síncope y de muerte súbita de origen cardíaco en
los pacientes con SQTP congénito, comentan los expertos. En los
modelos experimentales estos fármacos confieren protección total
en el caso de LQT1, pero no en el caso de LQT2. Esto concuerda con
la observación de que es necesario un agonista b-adrenérgico
para inducir torsades de pointes en el modelo de LQT1 pero no
en el de LQT2. Todavía no se cuenta con evidencias definitivas
sobre el efecto de los b-bloqueantes en
el LQT3.
Los bloqueantes de la corriente tardía de sodio, como la
mexiletina, son eficaces para acortar el intervalo QT en los casos
de LQT3, pero tienen menor eficacia en LQT1 o LQT2. La flecainida
también es eficaz para reducir el intervalo QT en los pacientes con
LQT3. Aunque no se conoce hasta qué punto pueden ser eficaces los
bloqueantes de los canales de sodio para prevenir la muerte súbita
en cualquiera de los tipos de SQTP, los estudios experimentales
indican que estas drogas pueden tener valor terapéutico en los 3
genotipos. Los fármacos que inducen la apertura de los canales de
potasio, como el nicorandil, suprimen la posdespolarización
temprana y acortan el potencial de acción monofásico y el
intervalo QT en los pacientes con SQTP; esto sugiere su posible
valor terapéutico en las formas congénitas y adquiridas del síndrome.
El nicorandil, señalan los expertos, acorta el intervalo QT,
reduciendo la DTR y previniendo las torsades de pointes, en
el SQTP de tipo LQT1 o LQT2 pero no en el de tipo LQT3.
Autoevaluación de Lectura
¿En qué tipo de síndrome de QT
prolongado sería más beneficioso el tratamiento con mexiletina?
A. En el tipo LQT1.
B.En el tipo LQT2.
C.En el tipo LQT3.
D.La droga es igualmente eficaz en todos los casos
Respuesta
Correcta
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AVANCES
EN LA CIRUGIA DE REEMPLAZO DEL ARCO AORTICO AFECTADO POR ANEURISMAS
Missouri, EE.UU.
Las tasas de éxito del
reemplazo del arco aórtico han mejorado durante la última década
gracias a los avances en los métodos de perfusión, las estrategias
de neuroprotección intensiva y los avances técnicos.
Coronary
Artery Disease 13:85-92, 2002
Autor:
Moon MR y Sundt TM.
Institución/es participante/s en la investigación:
Division of Cardiothoracic Surgery y Center
for Thoracic Aortic Diseases, Washington University School of
Medicine, St. Louis, Missouri, EE.UU.
Título
original:
[Aortic Arch Aneurysms]
Título en castellano:
Aneurismas del Arco Aórtico
Introducción
El estado del arco aórtico es de fundamental importancia y requiere
un manejo especial durante la cirugía, destacan los autores. La
reparación quirúrgica de las enfermedades que comprometen al arco
aórtico requiere invariablemente de la interrupción del flujo
sanguíneo al cerebro, pero en los últimos 15 años se han
registrado avances importantes que hacen relativamente seguros estos
procedimientos en manos de cirujanos experimentados.
Etiología de los aneurismas del arco aórtico
La etiología y tratamiento de los aneurismas del arco dependen de
su localización primaria, señalan los autores. El 60% de los
aneurismas se localizan en el arco proximal y en la mayoría de los
casos comprometen a la aorta distal ascendente. La degeneración
medial no aterosclerótica es común en esa región como resultado
de la lesión aórtica repetitiva y el envejecimiento, pero los
aneurismas ascendentes asociados con el síndrome de Marfan
raramente se extienden al arco a menos que haya ocurrido una disección
aguda. De manera similar, apuntan, la dilatación de la aorta
ascendente es común en los pacientes con válvulas aórticas bicúspides,
pero la extensión al arco es rara.
Los aneurismas ateroscleróticos son frecuentes en el arco
proximal como la extensión más distal de un aneurisma de aorta
ascendente. No es infrecuente que los aneurismas ateroscleróticos o
degenerativos fusiformes comprometan a todo el arco, destacan los
expertos. La dilatación del anerisma puede producirse luego de la
reparación quirúrgica exitosa de una disección aguda de aorta
ascendente o como consecuencia previsible de una disección no
tratada. Los aneurismas del arco distal son generalmente ateroscleróticos
y pueden estar limitados al arco o actuar como extensión proximal
de un aneurisma que se extiende a la aorta torácica descendente.
Existen algunas causas raras de aneurismas del arco, como la infección
micótica, la arteritis de Takayasu y la aortitis (incluyendo la
sifilítica).
Presentación y diagnóstico de los aneurismas de arco
Gran parte de los aneurismas de arco son descubiertos
accidentalmente, señalan los autores, durante la radiografía torácica
de rutina o durante el seguimiento de una disección de aorta
ascendente tratada exitosamente. La imagen es la de un
ensanchamiento del mediastino o una prominencia en la protuberancia
aórtica. Sin embargo, los aneurismas del arco pueden presionar
sobre estructuras mediastínicas importantes y por lo tanto dan síntomas
con mayor frecuencia que los aneurismas de aorta ascendente o
descendente. Tales síntomas incluyen disfonía, dificultades para
la deglución o la respiración, síndrome obstructivo de la vena
cava y dolor. En los pacientes asintomáticos, indican los expertos,
un hallazgo anormal en la radiografía de torax debe motivar una rápida
investigación mediante tomografía computada para diferenciar una
dilatación de aneurisma de una tortuosidad benigna de la aorta. La
tomografía y la resonancia magnética han reemplazado a la
arteriografía de arco aórtico en muchos centros médicos. En el
período prequirúrgico debe hacerse angiografía coronaria para
identificar lesiones coronarias asociadas, las que deben ser
solucionadas por vía percutánea antes de operar el aneurisma o al
momento del reemplazo del arco aórtico.
Indicaciones para la cirugía y riesgo de ruptura
Desafortunadamente existen muy escasos datos acerca del riesgo de
ruptura de los aneurismas del arco aórtico, comentan los autores,
no obstante lo cual pueden extrapolarse los hallazgos de estudios
sobre aneurismas de la aorta descendente torácica. En una
investigación realizada por la Mayo Clinic en 1982 en 72 pacientes
con aneurismas torácicos, la tasa de ruptura fue del 51% en
aquellos con aneurismas de causa aterosclerótica, con una tasa de
mortalidad superior al 90%. La supervivencia para los pacientes con
aneurismas no disecantes fue del 57% a 1 año y del 19% a 5 años.
En otro estudio, señalan los expertos, la supervivencia a 2 años
para los pacientes no operados fue del 24%, mientras que para los
sometidos a cirugía la supervivencia a 5 años fue del 59%. Aunque
se estima que los aneurismas saculares pueden entrañar un mayor
riesgo de ruptura que los aneurismas fusiformes, señalan, los datos
acerca de la historia natural de los primeros son limitados. En una
revisión de 392 casos de aneurisma sacular postraumático crónico
se halló que sólo el 40% de estas lesiones no se extendieron o
dieron síntomas al cabo de 10 años, y que el 33% de los pacientes
no sometidos a cirugía murieron de ruptura aórtica súbita. Por lo
tanto, la cirugía está claramente indicada en los pacientes sintomáticos
con aneurismas saculares y podría estar justificada en muchos casos
asintomáticos sin patologías concomitantes significativas.
Recientemente, comentan los autores, un grupo de investigadores
ha desarrollado un modelo matemático para predecir el riesgo de
ruptura en pacientes con aneurismas de aorta torácica descendente
en base al tamaño de la lesión, la edad del enfermo y la presencia
de enfermedad pulmonar obstructiva crónica o dolor torácico o
lumbar atípico no atribuible al propio aneurisma. Las indicaciones
actuales para la resección de los aneurismas del arco aórtico
incluyen un diámetro del vaso mayor a 6 o 7 cm, o mayor que el
doble del tamaño normal de la aorta torácica en ese individuo, señalan
los expertos. También está indicada la cirugía en los aneurismas
que sufren un aumento de 7 a 10 mm al cabo de 1 año y en los casos
en que existen síntomas atribuibles al aneurisma (dolor, disfonía,
etc.). Otra indicación para la cirugía son los aneurismas
saculares localizados que pueden significar un mayor riesgo de
ruptura. Los pacientes con síndrome de Marfan son por lo general más
jóvenes y más proclives a tener una dilatación aórtica rápidamente
progresiva, por lo que debe considerarse el reemplazo del arco
cuando la expansión excede los 3 a 5 mm por año.
Paro circulatorio hipotérmico
La cirugía del arco aórtico suele requerir la cesación del flujo
sanguíneo al cerebro, señalan los autores. En la mayoría de los
procedimientos que involucran al arco es esencial un paro
circulatorio hipotérmico profundo (PCHP) para prevenir la lesión
cerebral por anoxia mientras está interrumpido el flujo cerebral.
Durante el PCHP se enfría el cerebro para reducir al mínimo la
actividad metabólica y el consumo de oxígeno. Para llevar a cabo
el reemplazo del arco, el paciente es llevado a una temperatura de
entre 15 °C y 18 °C, lo cual permite en teoría entre 45 y 60
minutos de PCHP segura. La incidencia de accidente cerebrovascular
aumenta progresivamente a medida que se extiende el tiempo de PCHP,
especialmente más allá de los 60 minutos. Se administran barbitúricos
y esteroides justo antes del paro circulatorio para reducir aún más
la tasa metabólica y minimizar el edema cerebral, destacan los
expertos. La perfusión cerebral retrógrada a través de la vena
cava superior es utilizada durante el paro para matener el
enfriamiento cerebral y expulsar aire y partículas fuera del
cerebro. En esta técnica se perfunde sangre oxigenada fría a baja
presión y bajo flujo por la vena cava superior en el sentido
inverso al de la circulación normal. Esto permite aportar entre el
20% y el 25% de los requerimientos metabólicos del cerebro. Cuando
se la combina con el enfriamiento tópico, la circulación retrógrada
ayuda a mantener la hiportermia cerebral. También puede realizarse
perfusión cerebral anterógrada colocando una cánula directamente
en las arterias carótidas durante el PCHP, lo cual, según algunos
investigadores, da muy buenos resultados.
Principios quirúrgicos del reemplazo de arco
Los aneurismas del arco proximal se asocian con mucha frecuencia con
aneurismas de la aorta ascendente distal y deben ser abordados
mediante una esternotomía mediana, explican los expertos. Una de
las opciones quirúrgicas es el reemplazo de medio arco, el cual es
adecuado si la aorta torácica descendente no presenta aneurisma. En
los pacientes cuyos aneurismas se extienden a la porción proximal
de la aorta descendente puede efectuarse un reemplazo total del arco
con reimplantación de los vasos del mismo en forma de botón, pero
el método quirúrgico ideal en estos casos es el procedimiento de
"trompa de elefante".
Este último facilita las futuras operaciones sobre la aorta torácica
descendente, lo cual puede ser necesario en muchos casos. La
"trompa" distal del implante, que cuelga en la aorta
descendente proximal, hace innecesario disecar o
"clampear" el arco distal durante las cirugías
posteriores. Los aneurismas del arco distal, indican los autores,
son mejor abordados por toracotomía izquierda, que en caso
necesario permite la extensión hacia la aorta descendente distal.
En algunos pacientes la aorta puede ser cerrada con clamps entre la
carótida izquierda y las arterias subclavias, pero es necesario
realizar PCHP para completar la anastomosis proximal si el aneurisma
compromete a una porción significativa del arco.
Resultados quirúrgicos del reemplazo de arco
Durante los últimos 4 años se han realizado 75 reemplazos totales
o parciales de arco aórtico en la Washington University, comentan
los autores. Los pacientes operados fueron 43 varones y 32 mujeres
de entre 23 y 85 años. La tasa global de mortalidad fue del 15%, y
fue mayor para las disecciones agudas ascendentes o descendentes
(28%) que para los aneurismas crónicos (12% para los no disecantes,
0% para los disecantes). En 10 estudios publicados entre 1983 y
2000, la tasa promedio de mortalidad quirúrgica asociada con el
reemplazo del arco aórtico fue del 13%. Para los aneurismas crónicos
la mortalidad quirúrgica promedió el 11% y fue similar para los
pacientes con aneurismas degenerativos que para las disecciones crónicas.
El daño neurológico posterior a la cirugía de reemplazo de arco
puede ser focal o difuso, transitorio o permanente, indican los
autores. La disfunción neurológica transitoria, manifestada como
confusión y letargo superior a 24 horas, se presenta en el 14% al
27% de los pacientes con aneurismas crónicos y el 25% al 37% de los
enfermos con disecciones agudas. Las lesiones focales son por lo
general embólicas y generadas por la dispersión de restos
ateromatosos intraaórticos más que por la prolongación del tiempo
de PCHP. En los 10 estudios antes mencionados, el riesgo de
accidente cerebrovascular permanente promedió el 7%. En general,
los eventos embólicos son más frecuentes en los ancianos diabéticos
con enfermedad vascular periférica.
Conclusión
El reemplazo del arco aórtico sigue siendo una tarea formidable, señalan
los autores, pero con los avances en los métodos de perfusión, las
estrategias de neuroprotección intensiva y los avances técnicos,
las tasas de éxito han mejorado durante la última década y deberían
seguir mejorando en el futuro
Autoevaluación de
Lectura
|
¿En qué casos está
indicada la resección del aneurisma de arco aórtico?
A. Cuando el vaso tiene más de
4 cm.
B.Cuando el aneurisma crece más de 7 mm por año.
C.Cuando el diámetro aórtico es mayor a 1.5 veces el normal.
D.Sólo si el paciente tiene síntomas.
Respuesta
Correcta
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ELEMENTOS
DE UTILIDAD PARA DISTINGUIR FUNCION SISTOLICA NORMAL O REDUCIDA EN
PACIENTES CON INSUFICIENCIA CARDIACA Illinois,
EE.UU.
Ninguna de las mediciones
rutinarias permite distinguir entre función sistólica normal o reducida
en pacientes con insuficiencia cardíaca, por lo que los enfermos deberían
realizar pruebas diagnósticas especiales.
American
Journal of Medicine 112:437-445, 2002
Autores:
Thomas JT, Kelly RF, Thomas SJ y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Division of Cardiology, Cook County Hospital,
Chicago, Illinois, EE.UU.
Título
original:
[Utility of History, Physical Examination,
Electrocardiogram and Chest Radiograph for Differentiating Normal from
Decreased Systolic Function in Patients with Heart Failure]
Título en castellano:
Utilidad de la Historia, Examen Físico, Electrocardiograma y
Radiografía de Tórax en la Diferenciación de la Función Sistólica
Normal o Reducida en Pacientes con Insuficiencia Cardíaca
Introducción
La insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) puede presentarse con función
sistólica del ventrículo izquierdo normal o reducida.
Debido a que el tratamiento es distinto, el diagnóstico preciso es
crucial. En la actualidad esto puede lograrse mediante ecografía,
ventriculografía con radionúclidos, cateterización y ventriculografía
con contraste o resonancia nuclear magnética.
Sin embargo, el diagnóstico a partir de pruebas más sencillas sería
de utilidad enorme para los profesionales.
En el presente trabajo, los autores intentan establecer
prospectivamente el valor de mediciones sencillas en la distinción de
función ventricular normal o reducida en pacientes con ICC.
Métodos
Se evaluaron enfermos consecutivos con diagnóstico de ICC en el momento
de la internación. Se consideraron las características demográficas,
factores de riesgo coronario, uso de alcohol, fármacos e historia de
enfermedad coronaria o insuficiencia renal crónica. Se registraron los síntomas
y signos (frecuencia cardíaca, presión arterial sistólica y diastólica,
reflujo hapatoyugular, sibilancias y ritmo de galope, entre otros).
Se calculó la presión de pulso (presión sistólica menos presión
diastólica) y el índice de masa corporal (IMC). En el electrocardiograma
inicial (ECG) se constató el ritmo, la presencia de onda Q anormal,
hipertrofia del ventrículo izquierdo según criterios Estes y
alteraciones de la aurícula izquierda. En la radiografía de tórax se
determinó la existencia de cardiomegalia, cefalización del flujo,
derrame pleural y edema pulmonar. La función ventricular sistólica se
conoció mediante ecografía y se consideró normal cuando la fracción de
eyección fue igual o superior al 45%. Se excluyeron pacientes con
enfermedad valvular, aunque no aquellos con regurgitación mitral o de la
tricúspide consideradas consecuencia de la ICC.
Resultados
Se internaron 282 pacientes con diagnóstico primario de ICC, 225 de los
cuales cumplieron con los criterios de inclusión. El 54% tenía función
sistólica reducida. El 75% era de raza negra, 10% de raza blanca y 11%
era hispánico. Con excepción de dos pacientes, los restantes cumplían
los criterios Framingham para diagnóstico de ICC.
Los enfermos con función sistólica normal fueron de más edad y
mayoritariamente de sexo femenino. No se detectaron diferencias
significativas en la existencia de factores de riesgo cardiovascular,
antecedentes de patología coronaria o historia de insuficiencia renal crónica.
Sin embargo, el antecedente de consumo de alcohol fue más común en
pacientes con función sistólica reducida.
Un mayor número de pacientes con alteración de la función
ventricular recibían inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA) y digoxina mientras que el uso de antagonistas del
calcio y de beta bloqueantes tendió a ser mayor en sujetos con función
sistólica normal.
Los síntomas fueron semejantes en pacientes de ambos grupos con
excepción de la angina de pecho, que fue más frecuente en enfermos con
menor función sistólica. Los sujetos con función ventricular normal
tendieron a tener mayor IMC; un número significativamente más alto tuvo
un IMC igual o por encima de los 30 kg/m2.
La frecuencia cardíaca promedio fue significativamente más alta en
sujetos con menor función sistólica, y la taquicardia fue más común.
La presión arterial sistólica y la presión de pulso fueron
significativamente más elevadas en aquellos con función ventricular
normal en quienes, además, fue más común la presión sistólica de 160
o más mmHg y la presión de pulso de 60 o más mmHg.
Aunque no hubo diferencias sustanciales en la presión diastólica
promedio entre los grupos, fue más probable que los pacientes con función
normal tuvieran cifras de 110 mmHg o mayores. No hubo diferencias en
relación con la presencia de edema, ritmo de galope por cuarto ruido o
regurgitación yugular. El ritmo de galope por tercer ruido fue más común
en personas con menor función ventricular, mientras que los estertores
fueron más frecuentes en pacientes con función sistólica normal.
Tampoco se registraron diferencias en el ritmo cardíaco o en la
prevalencia de onda Q anormal. La hipertrofia ventricular izquierda y las
anormalidades de la aurícula izquierda fueron más frecuentes en enfermos
con menor función sistólica. La cardiomegalia y cefalización del flujo
fueron más frecuentes en individuos con menor función ventricular
mientras que la incidencia de derrame pleural y de edema pulmonar fue
similar en ambos grupos.
Aunque algunos parámetros tuvieron aisladamente alta sensibilidad o
especificidad en el diagnóstico de función sistólica normal, ninguno
alcanzó especificidad y sensibilidad suficiente al mismo tiempo. Tampoco
ningún parámetro clínico tuvo valor predictivo positivo (VPP) o
negativo (VPN) para distinguir función ventricular normal o reducida.
En el análisis de variables múltiples, el sexo femenino, la
frecuencia cardíaca (por debajo de 100 latidos por minuto) y el uso de
IECA y digoxina fueron factores predictivos de función sistólica normal.
El 36% de los pacientes con función ventricular anormal fue de sexo
masculino y tuvo taquicardia, en comparación con el 11% de aquellos con
función sistólica normal. Dicha combinación se asoció con una
sensibilidad del 36%, especificidad del 89%, VPP del 80% y VPN del 55%.
Discusión
Aunque algunos hallazgos clínicos fueron más frecuentes en pacientes con
función sistólica normal o anormal, ninguno de ellos alcanzó
sensibilidad y especificidad suficiente para ser de utilidad en el diagnóstico
clínico diferencial. Las observaciones avalan, entonces, las
recomendaciones vigentes de que todo enfermo con ICC debe ser sometido a
un estudio diagnóstico específico
Autoevaluación de
Lectura
|
¿Cuál de los siguientes
hallazgos fue de mayor valor en la distinción de función
ventricular normal o reducida en pacientes con insuficiencia
cardíaca?
A. Sexo masculino y
taquicardia.
B. Sexo femenino.
C. Presión sistólica.
D. Presión de Pulso.
Respuesta
Correcta
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EVALUAN
EL SIGNIFICADO DE LAS ARRITMIAS VENTRICULARES
INDUCIDAS POR EL EJERCICIO
Minnesota, EE.UU.
La arritmia ventricular inducida
por el ejercicio, en pacientes con sospecha de enfermedad coronaria, se
asocia con mayor riesgo de muerte cardiovascular y de infarto de
miocardio.
American
Journal of Cardiology 90:95-100, 2002
Autores:
Elhendy A, Chandrasekaran K, Gersh BJ y colaboradores
Institución/es participante/s en la investigación:
Division of Cardiovascular Diseases and Internal
Medicine, Mayo Clinic, Rochester, Minnesota, EE.UU.
Título
original:
[Functional and Prognostic Significance of
Exercise-Induced Ventricular Arrhythmias in Patients With Suspected
Coronary Artery Disease]
Título en castellano:
Significado Funcional y Pronóstico de las Arritmias Ventriculares
Inducidas por el Ejercicio en Pacientes con Sospecha de Enfermedad
Coronaria
Introducción
El significado clínico y pronóstico de las arritmias ventriculares
inducidas por el ejercicio (AVIE) ha variado en forma marcada de un
estudio a otro. En personas sanas, las AVIE no parecen asociarse con pronóstico
desfavorable mientras que en sujetos con sospecha de enfermedad coronaria
(EC), los resultados son más dispares. Asimismo, señalan los autores, no
hay información disponible en relación con la AVIE y las anormalidades
en la motilidad de la pared del ventrículo izquierdo (AMVI) durante el
ejercicio. La ecocardiografía es un procedimiento ideal para evaluar este
parámetro tanto en reposo como durante el ejercicio. Más aun, se vio que
las AMVI transitorias, durante la ecocardiografía de ejercicio,
representan un marcador muy específico de isquemia del miocardio y un
elemento predictivo de riesgo de futuros eventos cardíacos.
En este trabajo, los autores determinaron la relación entre las AVIE y
las AMVI durante la actividad física en pacientes con una probabilidad
preprueba intermedia de EC.
Métodos
El estudio abarcó 1460 enfermos derivados para ecocardiografía de
ejercicio por presunta EC. Se seleccionó a los enfermos con probabilidad
intermedia de presentar EC (25% a 70%) sobre la base del modelo propuesto
por Diamond y Forrester, según edad y sexo.
Se analizaron los factores de riesgo considerados por Patterson y
Horowitz.
Se excluyó a los enfermos con antecedentes de infarto de miocardio,
cirugía previa de revascularización coronaria, EC documentada por
angiografía y bloqueo de rama izquierda. La cohorte de estudio estuvo
integrada por 867 hombres y 593 mujeres con dolor precordial, con disnea o
con ambos.
La prueba de ejercicio en cinta ergométrica se efectuó según los
protocolos de Bruce, de Naughton y de Bruce modificado y se obtuvieron imágenes
ecográficas bidimensionales en reposo e inmediatamente después del
esfuerzo. Se calculó el índice de AMVI y se consideró que la aparición
de nuevas anormalidades o el empeoramiento de las preexistentes eran parámetros
indicadores de isquemia de miocardio. El electrocardiograma (ECG) de
ejercicio pudo ser positivo para isquemia (depresión del ST de 1 mm o más,
80 ms después del punto J o elevación de 0.1 mV o más, persistente 80
ms después del punto J); no diagnóstico (segmento ST anormal en forma
basal) y negativo para isquemia. Las AVIE pudieron ser complejas,
actividad ectópica ventricular frecuente, taquicardia ventricular no
sostenida, taquicardia ventricular sostenida o fibrilación ventricular.
El seguimiento se efectuó mediante cuestionarios enviados por correo. Los
puntos de evaluación fueron eventos cardíacos mayores -muerte cardíaca
e infarto de miocardio no fatal.
Resultados
En el 10% de los pacientes (n: 146) se comprobó una AVIE. Las arritmias
de mayor gravedad fueron contracciones ventriculares prematuras frecuentes
(n: 53), contracciones ventriculares prematuras complejas (n: 52) y
taquicardia ventricular no sostenida (n: 41). Ningún enfermo desarrolló
taquicardia ventricular sostenida o fibrilación ventricular durante el
ejercicio o después de él.
Los pacientes con AVIE tuvieron mayor prevalencia de hallazgos
ecocardiográficos anormales (AMVI en reposo o inducidas por la actividad
física) e isquemia (nuevas anormalidades o empeoramiento de las
existentes). La prevalencia de ecocardiografías anormales durante el
ejercicio fue del 59% en pacientes con taquicardia ventricular y del 44%
en sujetos con otras AVIE. La prevalencia de AMVI en reposo no difirió
entre los dos grupos.
El índice de AMVI en reposo y durante el ejercicio y el porcentaje de
segmentos ST anormales en el ECG de ejercicio fueron mayores en sujetos
con AVIE. En pacientes sin AMVI de reposo, la aparición de AVIE aun se
asoció con mayor prevalencia de isquemia (29% vs. 15%, p<
0.001) y con mayor proporción de segmentos ST indicadores de isquemia.
Hubo modificaciones electrocardiográficas de isquemia en el 34% de los
enfermos sin AVIE y en el 37% de aquellos con AVIE (p= 0.7).
En el modelo de múltiples variables, la edad y el porcentaje de
segmentos ST anormales se asociaron significativamente con la aparición
de AVIE. En el modelo clínico, la edad avanzada y el sexo masculino
fueron parámetros predictivos de AVIE. En el modelo electrocardiográfico,
la mayor frecuencia cardíaca durante el ejercicio fue un elemento
adicional de riesgo. La fracción de eyección y el porcentaje de
segmentos ST compatibles con isquemia también fueron indicadores de
riesgo de AVIE.
Un total de 62 pacientes fue sometido a cirugía de revascularización
coronaria, en promedio, 165 días después de la ecocardiografía de
ejercicio. Estos enfermos tuvieron mayor prevalencia de isquemia en la
ecocardiografía (61% vs. 22%, p < 0.001), mayor frecuencia de
angina inducida por el ejercicio (23% vs. 7%, p < 0.0001) y
mayor prevalencia de modificaciones isquémicas en el ECG (53% vs.
15%, p = 0.001), en comparación con los pacientes sin necesidad de
revascularización.
En el modelo de variables múltiples, los parámetros predictivos
independientes de eventos cardíacos fueron el desarrollo de AVIE y la
frecuencia cardíaca durante el ejercicio. En el modelo que incluyó los
hallazgos ecocardiográficos, el porcentaje de segmentos ST anormales
durante el ejercicio y la frecuencia cardíaca también predijeron muerte
cardíaca e infarto de miocardio.
Discusión
Los resultados del estudio demuestran que la prevalencia de AMVI fue
significativamente más alta en pacientes con AVIE en comparación con
sujetos sin AVIE (48% vs. 29%). Asimismo, la frecuencia de isquemia
inducida por el ejercicio (AMVI nuevas o empeoramiento de las
preexistentes) fue superior en pacientes con AVIE. El estudio se efectuó
en una población homogénea en la cual la prueba de estrés brindó el
mayor beneficio en la estratificación pronóstica, comentan por último
los expertos
Autoevaluación de
Lectura
|
¿Cuál es el valor pronóstico
de la arritmia ventricular inducida por ejercicio, en
pacientes con sospecha de enfermedad coronaria?
A. Ningún significado.
B.Dependió del sexo.
C.Dependió de la edad.
D.Confirió mayor riesgo de muerte cardíaca y de infarto de
Respuesta
Correcta
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DIAGNOSTICO
ELECTROCARDIOGRAFICO DE LA TAQUICARDIA DE COMPLEJO ANCHO
Sheffield, Reino Unido
Descripción de las características
electrocardiográficas de las taquicardias ventriculares monomórficas.
British Medical
Journal 324:719-722, 2002
Autor:
Edhouse J y Morris F
Institución/es participante/s en la investigación:
Stepping Hill Hospital, Stockport; Northern General
Hospital, Sheffield, Reino Unido
Título
original:
[Broad Complex Tachycardia]
Título en castellano:
Taquicardia de Complejo Ancho
Introducción
Las taquicardias de complejo ancho se producen por varios mecanismos y
pueden ser de origen ventricular o supraventricular.
En la medicina de emergencia, este tipo de arritmias tiene un origen
ventricular. Sin embargo, la taquicardia que se origina en la aurícula o
en la unión auriculoventricular puede producir un complejo ancho si está
asociada con preexcitación ventricular o bloqueo de rama. El tratamiento
de la taquicardia de complejo ancho depende de su origen. En la presente
exposición los autores describen las taquicardias ventriculares monomórficas
(TVM).
Terminología
La taquicardia ventricular (TV) es definida por 3 o más extrasístoles
ventriculares sucesivas a una frecuencia mayor de 120 latidos por minuto.
La arritmia puede ser autolimitada pero es descripta como «sostenida» si
dura más de 30 segundos. El término «ritmo idioventricular acelerado»
se refiere a los ritmos ventriculares con frecuencias que oscilan entre
100 y 120 lpm.
Mecanismos de arritmias ventriculares
Los mecanismos responsables de la taquicardia ventricular comprenden
reentrada o incremento del automatismo miocárdico. La taquicardia
generalmente se genera por una extrasístole e involucra 2 vías de
conducción con diferentes propiedades eléctricas. Los circuitos de
reentrada que sustentan la taquicardia pueden ser «micro» o «macro» en
escala y con frecuencia se producen en la zona de isquemia o fibrosis que
rodea al miocardio lesionado. La TV puede ser el resultado de lesión
directa del miocardio secundaria a isquemia o miocardiopatías o de los
efectos de miocarditis o drogas tales como antiarrítmicos de clase I. La
TVM generalmente se produce luego del infarto miocárdico y es signo de
lesión miocárdica importante; su elevada mortalidad intrahospitalaria se
asocia más con disfunción ventricular que con recurrencia de la
arritmia.
Hallazgos electrocardiográficos en la TVM
En la TV, la secuencia de activación cardíaca está alterada y el
impulso no sigue la vía de conducción intraventricular normal. En
consecuencia, la morfología del complejo QRS es anómala, con duración
prolongada (mayor de 0.12 segundos). Como regla general, mientras más
ancho el complejo mayores las probabilidades de que el ritmo sea de origen
ventricular, especialmente si la duración excede los 0.16 segundos. La
duración del QRS puede exceder los 0.2 s si el paciente presenta anomalías
electrolíticas o enfermedad miocárdica importante o si está bajo
tratamiento con antiarrítmicos. Cuando la taquicardia se origina en la
porción proximal del sistema de His-Purkinje, la extensión puede ser
relativamente breve. El complejo QRS en la TV con frecuencia presenta
morfología de rama derecha o izquierda. En general, la taquicardia
originada en el ventrículo izquierdo produce un patrón de bloqueo de
rama derecha, mientras que la arritmia que se produce en el ventrículo
derecho exhibe un patrón de bloqueo de rama izquierda. En la TV la
frecuencia oscila entre 120 y 300 latidos por minuto. El ritmo es regular
o casi regular, a menos que existan latidos de fusión o de captura. Si
una TVM monomórfica tiene un ritmo irregular el diagnóstico más
probable es el de fibrilación auricular con conducción anómala o
preexcitación. En el electrocardiograma normal, el eje de QRS en el plano
frontal varía entre -30° y +90°, cerca de los 60°. La variación del
eje en más de 40° hacia la izquierda o la derecha es indicativo de TV.
Por otra parte, un complejo QRS positivo en aVR indica un eje
extremadamente anormal. Cuando el complejo QRS en aVr es enteramente
positivo la taquicardia se origina cerca del vértice del ventrículo, con
la onda de despolarización moviéndose hacia la base del corazón. En la
TV, el nódulo sinusal inicia la contracción auricular. Debido a esta
actividad independiente, las ondas P están disociadas de los complejos
QRS y son positivas en las derivaciones I y II. La frecuencia auricular es
más lenta que la ventricular, con una conducción 1:1. Aunque la
evidencia de disociación auriculoventricular es diagnóstica de TV, la
ausencia de evidencia directa de actividad P no excluye el diagnóstico.
Ocasionalmente un impulso auricular puede producir despolarización
ventricular mediante el sistema de conducción normal. El complejo QRS
resultante aparece antes y es estrecho. Este latido muestra que incluso
ante frecuencias rápidas el sistema de conducción es capaz de conducir
normalmente. Los latidos de captura son infrecuentes, y aunque confirman
el diagnóstico de TV, su ausencia no lo excluye. El latido de fusión se
produce cuando un latido sinusal se trasmite a los ventrículos por vía
del nódulo auriculoventricular y se fusiona con un latido originado en
los ventrículos. Como los últimos son despolarizados en parte por el
impulso conducido a través del sistema His-Purkinje y parte por el
impulso que se origina en el ventrículo, el complejo QRS resultante
aparece entre un latido normal y uno taquicárdico. Como los latidos de
captura, los de fusión son infrecuentes, y aunque sustentan el diagnóstico
de TV, su ausencia no lo excluye. Por otra parte, existe concordancia
cuando todos los complejos QRS en las derivaciones precordiales son
predominantemente positivos o negativos. La presencia de concordancia
sugiere que la taquicardia tiene un origen ventricular. La concordancia
positiva indica que el origen de la taquicardia se encuentra en la pared
ventricular posterior, la onda de despolarización se mueve hacia las
derivaciones precordiales y produce complejos positivos. De manera
similar, la concordancia negativa se correlaciona con taquicardia
originada en la pared ventricular anterior.
Autoevaluación de
Lectura
|
¿Cuál de las siguientes es
una característica electrocardiográfica de la taquicardia
ventricular monomórfica?
A. QRS mayor de 0.12 s.
B.Ondas P normales.
C.Eje del QRS a 60°.
D.QRS menor de 0.12 s.
Respuesta
Correcta
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