Sociedad Iberoamericana de Información Científica |
Volumen 1, Número 4, 2003 |
Asociación Argentina de Cirugía |
Hallazgos Científicos |
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VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL TRASPLANTE HEPATICO DE DONANTES VIVOS
Título original:
Introducción El trasplante de una parte del hígado, una de las múltiples estrategias probadas, se ha transformado en los últimos años en una importante alternativa.
Antecedentes
del trasplante de hígado de donante vivo Entre 1990 y 1996 la Red de Trasplante (UNOS) registró 60 procedimientos de este tipo, lo cual representa aproximadamente un 1% de todos los trasplantes hepáticos. El procedimiento fue aplicado fundamentalemente en niños que recibían el trasplante del lóbulo izquierdo del hígado (o algunos de sus segmentos) proveniente de un progenitor. En EE.UU. los primeros intentos datan de la década del '90, aunque sin éxito importante. El lóbulo izquierdo no parece tener el tamaño suficiente para la mayoría de los pacientes de ese país, físicamente de mayor contextura que los asiáticos. Por lo tanto, la evolución habitualmente no ha sido favorable. El primer trasplante del lóbulo derecho del hígado se realizó en 1994 en Japón y el primero efectuado exitosamente en EE.UU. data de 1997. El perfeccionamiento de la técnica y la evolución favorable de los enfermos hizo que el procedimiento se expandiera rápidamente. En los 5 años siguientes el número de individuos en quienes se trasplantó el lóbulo derecho del hígado a partir de un donante vivo ha mostrado un importante incremento.
Selección
de dadores y receptores Otra ventaja radica en que el abordaje puede ser apropiadamente programado, a diferencia del trasplante de hígados cadavéricos. Además, el donante vivo puede ser sometido a una amplia batería de estudios para descartar enfermedad hepática u otras situaciones que anulen la posibilidad de donación. Los órganos cadavéricos, en cambio, se obtienen de enfermos que fallecieron a causa de una enfermedad grave; la función del órgano en estos casos pudo haberse comprometido por ventilación mecánica prolongada, hipotensión y utilización de fármacos vasopresores. Por último, señalan los autores, el tiempo de isquemia en frío (período que transcurre entre la remoción del hígado del donante y el implante en el receptor) se reduce significativamente en el caso de trasplante de donante vivo; de 8 a 12 horas a una hora o menos, respectivamente. Este hecho reviste gran importancia, siendo que la isquemia fría prolongada se asocia con mayor incidencia de complicaciones y de disfunción del injerto. No obstante, el procedimiento también presenta ciertas desventajas que deben ser analizadas. Aunque aún no se conoce con precisión la evolución del donante y del receptor a largo plazo, algunas investigaciones iniciales sugieren una mayor frecuencia de complicaciones biliares en receptores de órganos de donantes vivos. El receptor de un órgano de un donante vivo debe reunir los criterios establecidos por la UNOS, dada la posibilidad de ejecución de un trasplante de órgano cadavérico si fracasa el injerto de un donante vivo. La evaluación inicial es idéntica en ambos casos, aunque no todos los individuos pasibles de ser sometidos a trasplante de órgano cadavérico son aptos para recibir el lóbulo hepático de un dador vivo. Los mejores candidatos son los enfermos que requieren un trasplante urgente, debido a que tienen una elevada posibilidad de muerte antes de que esté disponible un órgano cadavérico. En pacientes con insuficiencia hepática aguda, la evolución fatal ocurre en unos pocos días o semanas. En estos casos se ha efectuado exitosamente el trasplante de órgano a partir de un donante vivo. Sin embargo, añaden los especialistas, la mayor parte de los procedimientos a partir de donantes vivos ocurre en sujetos con hepatopatía crónica descompensada. En este grupo, los pacientes que tienen mayor urgencia son aquellos con 10 puntos o más en la escala Child-Turcotte-Pugh, hepatoma pequeño (estado UNOS 2B) o ambos factores. Estos pacientes tienen un riesgo elevado de fallecer antes de que pueda llevarse a cabo el trasplante convencional.
La evidencia hasta la fecha sugiere que el trasplante hepático de donante vivo se asocia con mayor morbilidad y mortalidad en receptores que requieren asistencia continua en salas de cuidados intensivos en comparación con receptores de órganos cadavéricos. Aún se discute si los pacientes con enfermedad hepática crónica y estable deben ser rutinariamente evaluados para recibir el órgano de un donante vivo. En algunos centros esto no se efectúa porque se considera que los riesgos para el donante superan los beneficios potenciales del receptor. En otros servicios, en cambio, los sujetos en estado 3 son rutinariamente evaluados para trasplante de órgano de donante vivo, puesto que consideran que estos enfermos son los que presentan mayor posibilidad de evolución favorable. Además, el trasplante previo a la descompensación de la enfermedad reduce el riesgo de muerte antes del procedimiento. La decisión de considerar esta estrategia depende de la experiencia y del criterio del equipo. Los autores señalan que, en su institución, aproximadamente la mitad de los enfermos pasibles de trasplante de órgano de donante vivo no es evaluada por la presencia de enfermedades médicas subyacentes importantes o situaciones quirúrgicas. Las razones incluyen edad avanzada, obesidad mórbida o trasplante previo. El donante debe tener entre 18 y 60 años, el mismo grupo sanguíneo, no presentar patologías médicas graves y tener una fuerte relación afectiva con el receptor. Los dadores potenciales se evalúan en forma progresiva para eliminar lo antes posible a los que no son aptos. En primer lugar se tiene en cuenta la edad, sexo, talla, peso, parentesco con el receptor, tipo sanguíneo, tratamiento actual y antecedentes médicos, psiquiátricos y quirúrgicos. En caso de que esta primera fase indique que el donante es apto, siguen estudios más complejos. Los expertos señalan que en su servicio el 60% de los potenciales donantes es definitivamente aceptado. La evaluación requiere tiempo y es costosa, por lo que los individuos no aptos para donación deben ser identificados lo antes posible. Un estudio reciente sugirió que el índice de masa corporal es uno de los factores de mayor importancia en este sentido. De hecho, Rinella y colaboradores observaron que el 76% de los potenciales donantes con un índice de masa corporal superior a 28 tiene esteatosis hepática sustancial. Debido a que dichos órganos no funcionan correctamente después del trasplante, los dadores con ese índice de masa corporal deben ser excluidos desde el principio.
Técnica
quirúrgica El remanente hepático en el dador duplica su volumen una semana después de la lobectomía.
Evolución
del donante y del receptor El riesgo exacto de complicaciones en el donante aún no se conoce con certeza, pero el derrame biliar también parece ser la complicación más frecuente. Además, entre un 9% y 19% tiene complicaciones relacionadas con la cirugía abdominal mayor, como infección de la herida, obstrucción del intestino delgado y hernia. Una investigación reciente reveló que la calidad de vida del donante a largo plazo no difiere y que el 96% vuelve a sus ocupaciones habituales luego de un promedio de 10 semanas; el 71% refirió síntomas abdominales menores. La mayor preocupación en relación con los donantes vivos está relacionada con el riesgo de muerte, del 0.28%.
Perspectiva
futura y controversias
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PRONOSTICO DE LAS RECIDIVAS LOCORREGIONALES LUEGO DE LA TERAPIA CONSERVADORA DEL CANCER DE MAMA
Título original:
Introducción En la presente experiencia los autores analizaron las recidivas locorregionales y sus características y compararon la evolución y pronóstico de los diferentes tipos de recidiva según el lugar de aparición.
Métodos La terapia consistió en la tumorectomía amplia con vaciamiento ganglionar axilar homolateral y radioterapia posquirúrgica, con una dosis de 50 Gy en toda la mama y una sobredosis en el lecho tumoral (16 a 20 Gy). La radioterapia en las áreas ganglionares se aplicó en tumores ubicados en cualquier cuadrante con vaciamiento de al menos 6 ganglios axilares y en los vaciamientos ganglionares con 10 ganglios o más. La quimioterapia se administró desde 1989 a pacientes con ganglios positivos y a mujeres con ganglios negativos y factores de riesgo de recidiva (tumor mayor de 2 cm y grado histológico III, receptores hormonales y citometría de flujo). El seguimiento comprendió exploración física locorregional cada 6 meses, radiología torácica y mamografía bilateral anuales. Las recidivas locorregionales se clasificaron como de mama exclusivamente o local y locorregional que incluyeron a las axilares con recidiva mamaria o sin ella. La recidiva se diagnosticó mediante exploración física, mamografía o ambas y el diagnóstico histológico fue confirmado mediante biopsia. Las recidivas locales fueron tratadas mediante mastectomía y posterior tratamiento sistémico. En los casos de recidiva locorregional con compromiso mamario o sin él se practicó biopsia y exéresis de la adenopatía. En los casos de recidiva axilar se practicó resección de la recidiva ganglionar con tratamiento sistémico en todos los casos seguido de radioterapia en las áreas ganglionares afectadas y no irradiadas con anterioridad. Los autores analizaron las diferencias entre los grupos con recidiva local y locorregional respecto de las características del tumor primario, edad, estado hormonal, intervalo libre de recidiva y sobrevida global y sin enfermedad. Resultados En el 60% de los casos el médico detectó la recidiva, dado que se trató de lesiones palpables en mama o áreas ganglionares; en el 20% la paciente notó una tumoración o nódulo. El 42.85% de las 35 recidivas locorregionales se detectó en mama, el 17.14% en mama y áreas ganglionares y el 40% en las áreas regionales. El total de recidivas en mama fue de 21 casos (60%), el 46.8% de tipo II. Las recidivas ganglionares en axila y fosa supraclavicular se presentaron con igual frecuencia, del 1.22%. De las 15 pacientes con recidivas en mama, 14 se encuentran libres de enfermedad; la otra desarrolló recidiva inflamatoria y falleció por diseminación metastásica. Por otra parte, las 20 mujeres con recidivas locorregionales presentaron distintas respuestas al tratamiento. Así, 15 pacientes fallecieron debido a progresión de la enfermedad; el resto no desarrolló mestástasis a distancia hasta el momento del último control. El análisis estadístico reveló que el grado histológico III recidivó con mayor frecuencia a nivel ganglionar y que la presencia de invasión linfática y vascular presentaron mayor tendencia a la recidiva ganglionar. No se observó influencia de la edad, estado hormonal y compromiso ganglionar, aunque la edad del grupo con recidiva en mama fue inferior a la del grupo con recidiva locorregional. El estudio de los márgenes de resección del tumor demostró que fue inferior a 0.5 cm en el 13.3% de las recidivas en mama y en el 20% en las locorregionales. La media de ganglios extirpados por vaciamiento ganglionar no difirió entre grupos. Tres mujeres con recidiva en mama desarrollaron neoplasia en mama contralateral a los 3, 6 y 10 años. La experiencia reveló diferencia significativa en el intervalo libre de enfermedad desde el primer tratamiento entre la recidiva locorregional y la local, de 20 y 45 meses, respectivamente. Por último, la sobrevida global del grupo con recidiva locorregional fue de 46 meses desde el diagnóstico, inferior a la del otro grupo de 115 meses. Conclusión |
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¿Qué factor está asociado de manera significativa con la recidiva ganglionar posterior al tratamiento conservador del cáncer de mama en estadios I y II? A. Grado histológico. |
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ESTUDIAN LA EVOLUCION DE PACIENTES SOMETIDOS A CIRUGIA PROGRAMADA
Título original:
Introducción
Métodos
Resultados Para cada intervención se registraron los cambios en los 8 dominios del SF-36 y en los puntajes de los cuestionarios específicos de enfermedad. Se consideró la distribución de los síntomas y del índice de incapacidad antes y después de la cirugía. Las mejorías más notorias en el cuestionario de calidad de vida se observaron en las intervenciones sobre la columna lumbar por patología discal y con el reemplazo total de cadera. En ambas situaciones se produjeron importantes cambios favorables en casi todos los dominios del SF-36. A su vez, los cuestionarios específicos North American Spine Society (para cirugía de disco) y Western Ontario and McMaster University Osteoarthritis Index (WOMAC, para reemplazo de cadera) mostraron que la mayoría de los enfermos obtuvo un notable beneficio a partir de la operación. Sin embargo, un porcentaje considerable, 2% de los pacientes sometidos a reemplazo de cadera y 26% de los intervenidos por patología del disco intervertebral, tuvieron peores puntajes del HRQOL tras la operación respecto de los registros prequirúrgicos. El 32% de los enfermos sometidos a cirugía de cataratas tuvo un puntaje superior a 90 en el Visual Function Assessment de 100 puntos antes de la cirugía; el 70% tuvo mejoría luego de la intervención. El resto estuvo igual o peor que antes. Como se esperaba, no hubo modificación en ninguno de los dominios del cuestionario genérico de HRQOL SF-36. Más del 90% de los enfermos obtuvo mejoría según el cuestionario WOMAC y sólo el 2% refirió haber empeorado luego de la cirugía de reemplazo de cadera. El procedimiento significó aproximadamente un costo de 12 dólares por paciente. La mitad de los cirujanos consideró que el protocolo había sido útil y opinó favorablemente al respecto. La otra mitad consideró que el procedimiento tenía poco valor y no se mostró proclive a repetir la experiencia. Interpretación La implementación sistemática de un programa de valoración de evolución y la mejor comprensión de la validez de los datos proporcionados por los enfermos serán útiles para los cirujanos y los médicos generales que derivan los pacientes a cirugía, dado que hará posible la investigación de los motivos de una evolución desfavorable en casos individuales y redefinir el proceso de selección. |
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¿Cuál de las siguientes cirugías programadas se asoció con la mejoría más notable en la calidad de vida? A. Reemplazo total de cadera. |
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CAMBIO EN EL RIESGO DE CARCINOMA RENAL CONTRALATERAL METACRONICO: FACTORES TUMORALES Y DEMOGRAFICOS
Título
original:
Introducción
Métodos El número esperado de CCR contralaterales fue calculado multiplicando esas tasas por el número de personas en riesgo cada año. El riesgo relativo (RR) de tumor contralateral se calculó como el cociente entre los casos observados y los esperados.
Resultados El RR de CCR contralateral metacrónico en los primeros 2 años fue significativamente mayor en los hombres negros que en los de raza blanca (95.3 Vs. 16.0), y lo mismo sucedió con el RR entre los 2 y los 5 años de seguimiento (41.9 Vs. 8.8). El poder estadístico sólo fue suficiente para analizar el cambio de RR con el tiempo en los pacientes de raza blanca. El RR se mantuvo relativamente constante a lo largo del seguimiento, tanto en los hombres (16.0 hasta 2 años, 13.0 a más de 10 años) como en las mujeres (13.7 hasta 2 años, 13.7 a más de 10 años). En la cohorte analizada no se incluyeron 357 casos de individuos con tumores bilaterales sincrónicos. La incidencia de este tipo de tumores fue significativamente más elevada en los varones de raza negra que en los de raza blanca (2.1% Vs. 0.8%). La incidencia en las mujeres no difirió según la raza (0.9% para las de raza negra, 0.6% para las de raza blanca).
Discusión
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