Sociedad Iberoamericana de Información Científica |
Volumen 8, Número 6, Abril 2003 |
Hallazgos Científicos |
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UTILIDAD DE LA VALORACION DE LA CALCIFICACION EN CORONARIAS Y VALVULA MITRAL Tel-Aviv, IsraelLa detección de calcio en la válvula mitral en combinación con el hallazgo de calcificación coronaria presenta escasa sensibilidad y especificidad y no mejora el diagnóstico no invasivo de enfermedad coronaria. Coronary Artery Disease 13:113-117, 2002 Autores: Tenenbaum A, Fisman EZ, Shemesh J y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Cardiac Rehabilitation Institute and the Neufeld Cardiac Research Institute, Tel-Aviv, Israel Título
original: Introducción Algunos estudios anteriores han demostrado una asociación entre el
calcio en el anillo mitral (CM) y la EC, pero aún no se conoce con
certeza la relevancia clínica de estos hallazgos. En este trabajo los
autores evalúan la posibilidad de que el estudio combinado (CC y CM) podría
mejorar el diagnóstico no invasivo de EC en pacientes con riesgo
cardiovascular.
Métodos La CC fue definida como un área de la arteria de al menos 5 mm2
en la cual la atenuación tomográfica estuvo por encima del umbral de 90
unidades Hounsfield. El puntaje total de CC (CCt) fue la sumatoria de 40
secciones; arbitrariamente, la lesión se consideró grave cuando este
puntaje resultó superior a 300.
El profesional que interpretó el estudio desconocía las características
clínicas del paciente. El diagnóstico de CM se basó en la detección de
una estructura ecográficamente intensa haciendo protrusión entre la zona
de la unión auriculoventricular y las hojuelas de la válvula. Cuando el
espesor de la estructura fue de 5 mm o más se consideró CM grave.
Resultados La prevalencia de CC en sujetos con EC fue del 95%; el 37% tenía CC
grave; para enfermos sin EC, los porcentajes correspondientes fueron del
68% y 12%. La prevalencia de CM fue del 63% en pacientes con EC y 51% en
aquellos sin la afección; hubo CM grave en el 19% y 10% de los pacientes,
respectivamente.
La CC se asoció con una sensibilidad y un VPN del 95% y 96%, pero la
especificidad y el VPP sólo fueron del 32% y 24%. La CM tuvo una
sensibilidad y un VPN del 63% y del 85%, aunque la especificidad y el VPP
fueron del 49% y 22%. La combinación de ambas determinaciones se asoció
con una leve mejoría de la especificidad a expensas de una reducción de
la sensibilidad, sin que se observara un aumento notorio en la utilidad
total del procedimiento.
Discusión Es esencial definir los criterios adecuados de derivación de enfermos
a estudio tomográfico para maximizar los beneficios clínicos. Hasta el
momento, la mayor aplicabilidad parece estar en la exclusión de EC a
partir de la ausencia de CC. Los resultados del estudio han confirmado el
excelente VPN del procedimiento; la ausencia de CC hace que el diagnóstico
de EC sea muy improbable. Al mismo tiempo, la interpretación de imágenes
positivas con fines clínicos es muy imprecisa, dado que no es fácil
distinguir entre EC obstructiva y no obstructiva sólo en función de CC.
La CM es un proceso degenerativo que afecta a personas de edad avanzada.
En la actualidad, el mejor estudio diagnóstico para detectarla es la
ecografía.
En conclusión, señalan los especialistas, el agregado de ecografía
para determinar CM no otorga beneficio adicional a la detección de CC en
el diagnóstico no invasivo de EC; incluso en combinación, los hallazgos
de CC y CM no se asocian con especificidad suficiente
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¿Cuál es la utilidad de la detección de calcificación en el anillo mitral, en conjunto con la calcificación coronaria, en el diagnóstico no invasivo de enfermedad arteriosclerótica? A.Aumento notable de la sensibilidad y |
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INMUNIDAD NATURAL Y RIESGO DE ENFERMEDAD NEUMOCOCICA INVASIVA Oxford, Reino UnidoAlgunos polimorfismos del gen de la lectina de unión a manosa, expresados en forma homocigota, parecen conferir un sustancial incremento del riesgo de enfermedad neumocócica invasiva. The Lancet 359: 1569-1573, 2002 Autores: Roy S, Knox K, Segal S y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Wellcome Trust Centre for Human Genetics, University of Oxford, Oxford, Reino Unido Título
original: Introducción Aunque el microorganismo es un habitante normal del tracto respiratorio
superior, la invasión puede asociarse con neumonía, septicemia y
meningitis, con un índice de mortalidad del 7%, 20% y 30%,
respectivamente. Aún se desconocen los factores del huésped que pueden
predisponer a la infección invasiva y, por el momento, no se han
identificado genes de susceptibilidad o resistencia.
La lectina de unión a manosa (MBL) es producida por el hígado como
reactante de fase aguda durante una infección. Se ha visto que tiene la
capacidad intrínseca de unirse a ciertas levaduras, opsonizar bacterias y
afectar la infección de los inmunoblastos por el virus de la
inmunodeficiencia humana. La unión de la MBL a serín proteasas (MASP) se
asocia con activación del complemento, en forma independiente del
anticuerpo.
El gen de la MBL se encuentra en el cromosoma 10 y codifica una molécula
con un dominio de reconocimiento de carbohidratos y una cola tipo colágeno.
En presencia de mutaciones puntuales del gen (D, B y C) se afecta la
formación de una triple hélice en la cola tipo colágeno y hay alteración
de la polimerización, lo cual se acompaña de degradación enzimática y
deficiencia funcional de la MBL. Las tres variantes mencionadas son muy
frecuentes y se observa expresión heterocigota y homocigota en el 33% y
el 5%, respectivamente, de la mayoría de las poblaciones. Asimismo, se ha
descrito una variación en la región promotora del gen (en posición
221), común en sujetos de raza blanca. La concentración sérica de MBL
es casi un 20% más baja en sujetos heterocigotas para cualquiera de las
variantes mencionadas. En individuos homocigotas o heterocigotas para dos
variantes distintas (de ahora en más denominados homocigotas), la MBL
puede ser mucho más baja o estar ausente. El cambio 221, presente en
alrededor del 40% de los europeos, se asocia con un defecto menor.
Estudios previos encontraron asociación entre las mutaciones del gen
de MBL, internación en niños y predisposición a infección en sujetos
con lupus eritematoso sistémico, entre otras. Asimismo, la deficiencia de
MBL se relacionó con incremento en el número de episodios de infección
respiratoria aguda en algunas poblaciones pediátricas. Sin embargo, hasta
la fecha no se ha evaluado la asociación entre los polimorfismos del gen
MBL y la susceptibilidad a patógenos particulares. En este trabajo, los
autores evalúan la asociación con enfermedad invasiva por S.pneumoniae.
Métodos Resultados La distribución por serotipo fue similar a la de estudios previos en
el Reino Unido. El 94% de los serotipos identificados está representado
en la vacuna actualmente disponible con polisacáridos de 23 serotipos. El
tipo más común fue el 14, el único sobrerrepresentado en el grupo
homocigota en comparación con otros genotipos de MBL (32% versus
13%, p= 0.013).
No se registraron diferencias en la frecuencia de las tres enfermedades
clínicas principales: neumonía, septicemia y meningitis entre los
distintos genotipos. La permanencia hospitalaria y la probabilidad de
sobrevida tampoco difirieron según los genotipos.
Se efectuó un estudio confirmatorio en 108 nuevos casos y 679
controles comparables en área de residencia y origen étnico. Los
resultados fueron semejantes a los del estudio inicial.
Discusión La presencia homocigota de variantes del gen de la MBL, detectable en
el 5% aproximadamente de los sujetos del norte de Europa y de América del
Norte y en porcentaje más alto en poblaciones de países en vías de
desarrollo, parece asociarse con riesgo significativamente mayor de
infección invasiva neumocócica. Las observaciones tienen consecuencias
clínicas relevantes, agregan los autores. De hecho, la terapia de
reemplazo con MBL se ha usado con éxito en algunos países en sujetos con
deficiencia de la MBL e infecciones graves repetidas, comentan finalmente
los expertos.
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¿En qué sujetos es más frecuente la infección invasiva neumocócica en relación con polimorfismos del gen de la lectina de unión a manosa (MBL)? A. En homocigotas.
ELEMENTOS DE UTILIDAD PARA DISTINGUIR FUNCION SISTOLICA NORMAL O REDUCIDA EN PACIENTES CON INSUFICIENCIA CARDIACA Illinois, EE.UU.Ninguna de las mediciones rutinarias permite distinguir entre función sistólica normal o reducida en pacientes con insuficiencia cardíaca, por lo que los enfermos deberían realizar pruebas diagnósticas especiales. American Journal of Medicine 112:437-445, 2002 Autores: Thomas JT, Kelly RF, Thomas SJ y colaboradores. Institución/es participante/s en la investigación: Division of Cardiology, Cook County Hospital, Chicago, Illinois, EE.UU. Título
original: Introducción Debido a que el tratamiento es distinto, el diagnóstico preciso es
crucial. En la actualidad esto puede lograrse mediante ecografía,
ventriculografía con radionúclidos, cateterización y ventriculografía
con contraste o resonancia nuclear magnética.
Sin embargo, el diagnóstico a partir de pruebas más sencillas sería
de utilidad enorme para los profesionales.
En el presente trabajo, los autores intentan establecer
prospectivamente el valor de mediciones sencillas en la distinción de
función ventricular normal o reducida en pacientes con ICC.
Métodos Se calculó la presión de pulso (presión sistólica menos presión
diastólica) y el índice de masa corporal (IMC). En el electrocardiograma
inicial (ECG) se constató el ritmo, la presencia de onda Q anormal,
hipertrofia del ventrículo izquierdo según criterios Estes y
alteraciones de la aurícula izquierda. En la radiografía de tórax se
determinó la existencia de cardiomegalia, cefalización del flujo,
derrame pleural y edema pulmonar. La función ventricular sistólica se
conoció mediante ecografía y se consideró normal cuando la fracción de
eyección fue igual o superior al 45%. Se excluyeron pacientes con
enfermedad valvular, aunque no aquellos con regurgitación mitral o de la
tricúspide consideradas consecuencia de la ICC.
Resultados Los enfermos con función sistólica normal fueron de más edad y
mayoritariamente de sexo femenino. No se detectaron diferencias
significativas en la existencia de factores de riesgo cardiovascular,
antecedentes de patología coronaria o historia de insuficiencia renal crónica.
Sin embargo, el antecedente de consumo de alcohol fue más común en
pacientes con función sistólica reducida.
Un mayor número de pacientes con alteración de la función
ventricular recibían inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA) y digoxina mientras que el uso de antagonistas del
calcio y de beta bloqueantes tendió a ser mayor en sujetos con función
sistólica normal.
Los síntomas fueron semejantes en pacientes de ambos grupos con
excepción de la angina de pecho, que fue más frecuente en enfermos con
menor función sistólica. Los sujetos con función ventricular normal
tendieron a tener mayor IMC; un número significativamente más alto tuvo
un IMC igual o por encima de los 30 kg/m2.
La frecuencia cardíaca promedio fue significativamente más alta en
sujetos con menor función sistólica, y la taquicardia fue más común.
La presión arterial sistólica y la presión de pulso fueron
significativamente más elevadas en aquellos con función ventricular
normal en quienes, además, fue más común la presión sistólica de 160
o más mmHg y la presión de pulso de 60 o más mmHg.
Aunque no hubo diferencias sustanciales en la presión diastólica
promedio entre los grupos, fue más probable que los pacientes con función
normal tuvieran cifras de 110 mmHg o mayores. No hubo diferencias en
relación con la presencia de edema, ritmo de galope por cuarto ruido o
regurgitación yugular. El ritmo de galope por tercer ruido fue más común
en personas con menor función ventricular, mientras que los estertores
fueron más frecuentes en pacientes con función sistólica normal.
Tampoco se registraron diferencias en el ritmo cardíaco o en la
prevalencia de onda Q anormal. La hipertrofia ventricular izquierda y las
anormalidades de la aurícula izquierda fueron más frecuentes en enfermos
con menor función sistólica. La cardiomegalia y cefalización del flujo
fueron más frecuentes en individuos con menor función ventricular
mientras que la incidencia de derrame pleural y de edema pulmonar fue
similar en ambos grupos.
Aunque algunos parámetros tuvieron aisladamente alta sensibilidad o
especificidad en el diagnóstico de función sistólica normal, ninguno
alcanzó especificidad y sensibilidad suficiente al mismo tiempo. Tampoco
ningún parámetro clínico tuvo valor predictivo positivo (VPP) o
negativo (VPN) para distinguir función ventricular normal o reducida.
En el análisis de variables múltiples, el sexo femenino, la
frecuencia cardíaca (por debajo de 100 latidos por minuto) y el uso de
IECA y digoxina fueron factores predictivos de función sistólica normal.
El 36% de los pacientes con función ventricular anormal fue de sexo
masculino y tuvo taquicardia, en comparación con el 11% de aquellos con
función sistólica normal. Dicha combinación se asoció con una
sensibilidad del 36%, especificidad del 89%, VPP del 80% y VPN del 55%.
Discusión
¿Cuál de los siguientes hallazgos fue de mayor valor en la distinción de función ventricular normal o reducida en pacientes con insuficiencia cardíaca? A.Sexo masculino y taquicardia.
DIABETES Y ANORMALIDADES VENTRICULARES Dundee, Reino UnidoLa hipertrofia y la disfunción sistólica del ventrículo izquierdo son alteraciones frecuentes en pacientes con diabetes. El seguimiento de los enfermos debe incluir un algoritmo racional para la detección precoz y el tratamiento adecuado. The Lancet 359: 1430-1432, 2002 Autores: Struthers AD, Morris AD Institución/es participante/s en la investigación: Departments of Clinical Pharmacology and Medicine, Ninewells Hospital and Medical School, Dundee, Reino Unido Título
original: Introducción El concepto de miocardiopatía diabética se estableció hace 30 años
y, desde entonces, la definición ha variado considerablemente. En la
actualidad hay acuerdo general en relación con el tipo de enfermedad cardíaca
prevalente en pacientes con diabetes.
El corazón en estos sujetos presenta tres características esenciales.
En primer lugar, recuerdan los autores, los enfermos con diabetes
desarrollan enfermedad coronaria más grave y más precoz. Muy a menudo
tienen enfermedad de múltiples vasos y microangiopatía.
Los individuos con diabetes tienen riesgo cuatro veces más alto de
desarrollar insuficiencia cardíaca después de un infarto de miocardio,
por lo que su pronóstico es más desfavorable tanto a corto plazo como a
largo plazo. De hecho, la insuficiencia cardíaca es la segunda
manifestación más importante de la miocardiopatía diabética. Los
hombres tienen el doble de riesgo y las mujeres cinco veces más riesgo de
desarrollar insuficiencia cardíaca en comparación con las personas sin
diabetes. La disfunción puede ser sistólica, diastólica o mixta.
La tercera alteración, a menudo no apreciada correctamente, es el
incremento notable de la masa del ventrículo izquierdo. Por ejemplo, el
estudio Framingham reveló que la masa del ventrículo izquierdo se
incrementaba, en promedio, 22% en mujeres con diabetes en relación con
las no diabéticas. Asimismo, otra investigación reveló una prevalencia
de hipertrofia ventricular del 32%, independientemente de la presión
arterial y del tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA).
La hipertrofia ventricular, en pacientes con diabetes, puede ser
consecuencia de la resistencia a la insulina que, en forma independiente,
estimula el crecimiento ventricular. La hipertensión es otro factor que
contribuye con el desarrollo de hipertrofia.
Por lo tanto, la diabetes se asocia con mayor riesgo de hipertrofia del
ventrículo izquierdo (HVI), disfunción sistólica del ventrículo
izquierdo (DSVI) y enfermedad coronaria (EC). La HVI y la DSVI también
aumentan el riesgo de fibrosis.
Importancia de las anormalidades del ventrículo izquierdo en
pacientes con diabetes Los efectos adversos de la HVI, la DSVI y la EC
probablemente superen el impacto de los factores de riesgo convencionales,
como hipertensión, tabaquismo, escaso control de la glucemia e
hipercolesterolemia. Estos últimos intervienen más a largo plazo
mientras que las anormalidades ventriculares se asocian con morbilidad y
mortalidad más inmediata. Si bien se debe prestar atención a los
factores tradicionales de riesgo, cada vez es más evidente la necesidad
de considerar las alteraciones del ventrículo. La neuropatía diabética
es otra entidad que puede precipitar la muerte cardíaca, pero al no
existir un tratamiento específico para ella, su rastreo rutinario es de
escaso valor, añaden los expertos.
Anteriormente se prestaba especial atención a la existencia de EC. Sin
embargo, su rastreo no es sencillo. En primer lugar, las pruebas no
invasivas, como la prueba de ejercicio, no tienen la suficiente
especificidad y sensibilidad para su uso rutinario en enfermos con
diabetes, mientras que los procedimientos invasivos -angiografía
coronaria- son demasiados riesgosos para ser utilizados en el rastreo. El
estudio ecocardiográfico o con radionucleidos es de mayor utilidad, pero
su costo es elevado.
En segundo lugar, en caso de diagnosticarse EC no existe evidencia
firme que avale una intervención agresiva, como angioplastia o cirugía
de derivación coronaria con injerto, a menos que el enfermo presente síntomas
típicos de enfermedad cardíaca isquémica.
No obstante, la HVI y la DSVI son blancos terapéuticos ideales para
reducir el riesgo de muerte cardíaca. Ambas alteraciones son indicadores
de pronóstico adverso. Por ejemplo, después del infarto de miocardio, la
DSVI es un factor de riesgo de muerte tan importante como la enfermedad de
tres vasos. La HVI y la DSVI son fácilmente detectadas con ecografía, un
estudio no invasivo.
Aunque por lo general estas alteraciones se buscan en pacientes con síntomas
compatibles con insuficiencia cardíaca, cabe destacar que dos tercios de
los enfermos con DSVI son asintomáticos. Además, en sujetos diabéticos,
el infarto de miocardio puede ser silente. Aunque el electrocardiograma se
emplea habitualmente para detectar HVI, el estudio no tiene suficiente
sensibilidad y puede perderse un número importante de enfermos con HVI
verdadera.
Las anormalidades ventriculares, una vez detectadas, son pasibles de
tratamiento. Por ejemplo, la disfunción sistólica ventricular responde
satisfactoriamente a los betabloqueantes (BB), a los inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina (IECA) y, en ocasiones, a la
espironolactona. El seguimiento durante la terapia es importante porque se
ha visto que en los pacientes en quienes se logra revertir la anormalidad
ventricular, el índice de eventos cardíacos se reduce considerablemente.
El tratamiento de la HVI debería incluir un IECA o un antagonista de
los receptores de la angiotensina II, aunque diversos estudios indicaron
que la HVI puede persistir aun en individuos tratados con IECA. Por tal
motivo, la evidencia de regresión de la alteración -y no las cifras de
la presión arterial- parece ser un objetivo más importante en estos
individuos. El tratamiento y el control de la HVI y de la DSVI se asocian
con beneficio obvio aun cuando la EC no se detecte y no se trate, agregan
los autores.
Péptido natriurético tipo B (BNP) Para mejorar la situación debería contarse con otro marcador
-igualmente sensible pero más sencillo y económico- que permitiera
identificar los pacientes de más riesgo, en quienes entonces estaría
indicada la ecocardiografía. Ya se mencionó que el electrocardiograma no
puede usarse con esta finalidad porque su sensibilidad es escasa. En
cambio, el dosaje del BNP puede ofrecer todas las ventajas necesarias. De
hecho, su determinación puede efectuarse con equipos simples, tal como se
hace habitualmente con la glucemia, la creatinina, la microalbuminuria y
la hemoglobina glucosilada.
Aunque la utilidad diagnóstica de este parámetro no se investigó
específicamente en individuos con diabetes, los estudios en personas
hipertensas no diabéticas sugieren que la concentración del BNP se
correlaciona bien con el índice de masa ventricular.
Un nivel de BNP superior a los 7.5 pg/ml se asoció con una
sensibilidad y una especificidad del 94% en la identificación de
anormalidades del ventrículo izquierdo. Asimismo, la medición se acompaña
de un valor predictivo positivo del 70% y de un valor negativo del 98% en
la detección de insuficiencia cardíaca.
La disfunción diastólica del ventrículo izquierdo también se
considera que es una anormalidad frecuente en pacientes con diabetes. Sin
embargo, al no existir tratamientos eficaces, su búsqueda no parece estar
justificada.
Conclusión
VALIDAN LA PARTICIPACION DE PSEUDOPACIENTES PARA CALIFICAR LA ATENCION MEDICA Los Angeles, EE.UU.La evaluación de la atención profesional mediante individuos previamente entrenados constituye un método válido para determinar la calidad médica. British Medical Journal 325:679, 2002 Autores: Luck J, Peabody W Institución/es participante/s en la investigación: Veterans Administration, Greater Los Angeles Healthcare System, Los Angeles, EE.UU. Título
original: Introducción En su capacitación como pacientes, dichos individuos son introducidos
en un escenario cuidadosamente controlado; son observados directamente,
trabajan en una habitación asignada, y se los evalúa a partir de un
programa de adiestramiento. Bajo estas circunstancias, es analizado su
desempeño; los sujetos bien entrenados imitan de manera convincente y
efectiva las condiciones médicas.
La observación directa en la clínica es dificultosa por varias
razones, entre ellas costo, potencial efecto Hawthorne (los médicos se
desempeñan mejor cuando son observados) y problemas éticos relacionados
con el consentimiento informado. Los autores de la presente revisión
realizaron un estudio de validación para determinar si los IPE actúan de
la misma forma en un escenario clínico como en uno de educación médica.
Los IPE fueron introducidos (sin anuncio previo) en clínicas, y sus
informes de la práctica médica comparados con un registro de audio de la
visita.
Métodos Fueron entrenados 45 actores profesionales, a los cuales se les instruyó
para desenvolverse como un individuo enfermo, y observar y recordar las
acciones del médico durante la consulta. A su término, completaron un
cuestionario basado en criterios de calidad de atención médica. Además,
durante la visita realizaron una grabación de audio mediante una lapicera
oculta entre sus pertenencias.
Los autores calcularon el porcentaje de puntos en común entre el
cuestionario y la transcripción de la grabación. Fueron determinados los
valores del índice kappa para cuantificar el grado de concordancia. Además,
se construyó una curva de calibración para evaluar la variación entre
los actores y una curva ROC para analizar la sensibilidad y especificidad
de los informes de cada visita respecto de las grabaciones.
Resultados También se graficaron los porcentajes de datos verdaderos positivos
contra los falsos positivos, con lo cual se pudo evaluar la curva ROC de
los actores. Cada punto representa el valor de especificidad y
sensibilidad por cada visita registrada en audio. El área bajo la curva
fue del 90%.
Discusión Como limitaciones del presente estudio puede citarse que sólo se
evaluaron comunicaciones verbales, y se espera que en un futuro los médicos
brinden su consentimiento para registrar en video las visitas sin previo
anuncio. Los autores no determinaron las variaciones que pueden producirse
en cada uno de los IPE en sucesivas visitas médicas, lo cual debería
investigarse en próximos trabajos.
La utilización de IPE para evaluar la calidad de prestación lleva a
plantear cuáles son las pautas para considerar una adecuada competencia
clínica. Paneles de expertos participaron en su determinación mediante
un modelo compensatorio, el cual tiene en cuenta un muy buen
comportamiento en una oportunidad y el no tan exitoso de otra. La
determinación de la calidad en la atención profesional mediante la
utilización de IPE parece ser un método válido para una variedad de
condiciones médicas comunes de pacientes externos. El registro oculto de
audio resultó adecuado para determinar la validez de la evaluación por
parte de los actores. La consideración de los IPE como un criterio estándar
puede servir para evaluar la validez de datos obtenidos de otras fuentes,
como grabaciones médicas, informes realizados por el profesional y nuevos
métodos clínicos computarizados.
En conclusión, este tipo de determinaciones precisas en la práctica
clínica sirven de base para proveer una mejor calidad de atención a los
pacientes
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