Sociedad Iberoamericana
de Información Científica |
Volumen 6, Número 3, 2002 |
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Hallazgos
Científicos
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HISTORIA
NATURAL DEL ASMA
Tucson, EE.UU.
Estudios longitudinales recientes
brindan nueva información sobre la patogenia y progresión natural
del asma.
Pediatrics
109(2):362-367, 2002
Autor:
Martínez FD
Institución/es participante/s en la investigación:
University of Arizona, Tucson, EE.UU.
Título original:
[Development of Wheezing Disorders and Asthma in Preschool Children]
Título en castellano:
Desarrollo de Obstrucción Bronquial y Asma en Niños Preescolares
La
identificación de distintos fenotipos y de factores de riesgo seguramente
permitirá un mejor manejo de los pacientes.
Introducción
Si bien aún se desconocen múltiples aspectos de la historia natural
del asma, los estudios longitudinales recientes revelan información
sustancial acerca de la patogenia y la evolución natural. El asma
es una enfermedad heterogénea con signos y síntomas que varían de
un individuo a otro y en un mismo sujeto a lo largo del tiempo.
Algunas características de la patología en la niñez persisten en
la edad adulta, y aunque en algunos casos es posible la remisión
completa, por lo general se trata de una entidad progresiva en muchos
niños, particularmente en aquellos con asma grave.
Patrón
de expresión de asma en la niñez y en la edad adulta
En 1964 se inició un estudio longitudinal en Melbourne, Australia.
A partir de la cohorte inicial de 30 mil niños, 401 fueron reevaluados
a los 7 años y luego cada 7 años hasta los 35 años de edad. En ese
momento los participantes se categorizaron en cuatro grupos: sin
asma reciente (sin broncoespasmo desde 3 años o más antes de la
evaluación), broncoespasmo infrecuente (sibilancias en los últimos
3 años pero no en los 3 meses anteriores), asma frecuente (sibilancias
menos de una vez por semana en los 3 meses anteriores) y asma persistente
(sibilancias al menos una vez por semana en los últimos 3 meses).
La valoración sintomática a los 35 años se comparó con la categorización
entre los 7 y 10 años. Se comprobó que, entre los 65 pacientes con
bronquitis espasmódica leve a los 7 años, el 77% no tenía síntomas
a los 35; y sólo el 23% tenía asma frecuente o persistente a esa
edad. De la misma manera, de 98 pacientes con asma a los 7 años,
el 50% no presentaba la enfermedad en la edad adulta, mientras que
la otra mitad refería asma frecuente o persistente a los 35 años.
Llamativamente, el 75% de los niños con asma grave a los 10 años
tenía asma frecuente o persistente a los 35 años. Según muestran
estos resultados, en un gran porcentaje de pacientes el asma no
remite y, cuanto mayor la gravedad, menor la posibilidad de remisión
espontánea. El seguimiento permitió comprobar que la presencia de
asma o asma grave a los 7 años se asoció con mayor deterioro de
la funcionalidad respiratoria. En cambio, los participantes que
a los 7 años se categorizaron con patología leve no tuvieron evidencia
de obstrucción bronquial a los 35 años. De este modo, se constató
que el patrón de broncoespasmo y asma en etapas tempranas de la
vida habitualmente persiste en la edad adulta. Por último, se comprobó
que la pérdida más importante de la función respiratoria ocurre
fundamentalmente entre el año y los 6 años después del nacimiento.
Fenotipos
de asma Broncoespasmo precoz transitorio (BPT)
En la mayoría de los niños el BPT remite hacia los
3 años de vida. Habitualmente, este patrón no se asocia
con historia familiar positiva o con sensibilización alérgica.
Se constató que los niños con BPT no tienen mayor
prevalencia de hiperreactividad a la metacolina o variabilidad positiva
del pico de flujo a los 11 años. La prematurez y la exposición
a otros hermanos y otros niños en guarderías parecen
ser factores de riesgo de BPT; y el tabaquismo materno durante la
gestación y la exposición posnatal al humo del tabaco
aumenta el riesgo en niños de menos de 3 años.
Asma no atópica
(ANA)
La mayoría de los niños en edad escolar con asma tiene
historia de obstrucción de la vía aérea durante
los 2 o 3 primeros años de vida. La causa más frecuente
son las infecciones virales, predominantemente las causadas por
el virus respiratorio sincicial (VRS). El objetivo del estudio prospectivo
de Tucson fue determinar si las infecciones del tracto respiratorio
inferior por el VRS per se representan un factor de riesgo de persistencia
de asma.
En
207 de 472 niños (43.9%) se documentó infección
por VRS; en el 14.4% se observó infección por virus
parainfluenza, y en un porcentaje similar se comprobó infección
por otros patógenos (adenovirus, influenza, Chlamydia, citomegalovirus,
rinovirus, bacterias). En el 27.3% de los pacientes no se identificó
ningún patógeno. El estudio mostró que las
infecciones por VRS incrementan de manera significativa el riesgo
de ANA durante los primeros 10 años de vida; pero el riesgo
desciende con la edad y desaparece hacia los 13 años.
La
infección por el VRS durante los 3 primeros años de
edad no se asoció, en el transcurso de los años, con
mayor riesgo de positividad cutánea a alergenos ni con mayor
nivel de IgE en comparación con otras infecciones del tracto
respiratorio. No se identificó ninguna relación entre
la infección del tracto inferior por VRS y sensibilización
alérgica, independientemente de la historia familiar de asma.
Los niños que adquirieron la infección por VRS antes
de los 3 años tuvieron un flujo espiratorio forzado en el
primer segundo significativamente más bajo que aquellos sin
este antecedente infeccioso. Fue más probable que los pacientes
infectados respondieran favorablemente a los broncodilatadores.
Aunque
la investigación futura será importante para definir
las alteraciones de la función pulmonar secundarias a la
infección por VRS, el estudio de Tucson permitió obtener
dos conclusiones esenciales. En primer lugar, si bien la infección
por el VRS es un factor de riesgo de sibilancias en la infancia,
la patología remite en la mayoría de los niños
hacia los 13 años. En segundo término, la relación
entre infección y broncoespasmo hasta esa edad no parece
asociarse con mayor riesgo de sensibilización alérgica.
Asma atópica (AA)
Más de la mitad de los casos de asma persistente comienza
antes de los 3 años y el 80% lo hace antes de los 6. El inicio
antes de los 3 años se asocia con patología más
grave y con mayor hiperreactividad bronquial. Los enfermos con asma
de inicio precoz tienen deterioro funcional más significativo;
las modificaciones decisivas de la vía bronquial parecen
ocurrir en esta etapa crucial de la vida. El asma de inicio precoz
se asocia con atopia, predisposición genética a desarrollar
sensibilización a alergenos, que a su vez parece cumplir
un papel importante en la persistencia del asma.
Un
estudio realizado en casi 400 niños de Australia, de 8 a
10 años, sometidos a pruebas cutáneas con un panel
de 13 aeroalergenos permitió separar a los participantes
en tres grupos según la sensibilización estuviera
presente antes del reclutamiento, no hubiera sensibilización
o la misma apareciera en el transcurso del estudio. La prevalencia
de asma persistente fue similar en niños de las dos últimas
categorías mencionadas.
Por
el contrario, los infantes sensibilizados al inicio del estudio
tuvieron mayor prevalencia de síntomas respiratorios y riesgo
significativamente más alto de desarrollar asma respecto
de los otros dos grupos. Los resultados, señala el autor,
ponen de manifiesto la importancia de la sensibilización
alergénica precoz en la persistencia de la enfermedad bronquial
obstructiva.
Se
han identificado recientemente diversos factores que reducirían
el riesgo de sensibilización alergénica: el mayor
contacto con otros niños, mascotas domésticas y animales
de granja parecería conferir un papel protector. En 412 niños
de Suecia, la exposición a mascotas durante el primer año
de vida se asoció con menor incidencia de rinitis alérgica
a los 7 a 9 años y menor frecuencia de asma entre los 12
y 13 años de edad; y el número de hermanos se asoció
de manera inversa con el riesgo. En forma similar, un estudio realizado
en Quebec mostró que los infantes que habían pasado
la primera etapa de su vida en un ambiente de granja tenían,
significativamente, menor riesgo de desarrollar asma, hiperreactividad
bronquial y sensibilización cutánea a alergenos; en
este estudio el número de hermanos no afectó los resultados.
No obstante, aún no se sabe si el efecto observado es atribuible
a una verdadera protección del ambiente de granja o a la
menor exposición a polutantes ambientales urbanos.
El
papel protector de otros hermanos y de la exposición a otros
niños quedó confirmado en un estudio de Tucson en
más de mil infantes. El 12% de los niños con hermanos
mayores y criados en guarderías durante los primeros 6 meses
de vida desarrolló asma.
En
cambio, esto ocurrió en el 21% de los infantes sin hermanos
mayores y criados en el hogar.
Una
investigación preliminar sugirió que el efecto de
la exposición a endotoxinas en el polvo doméstico
podría brindar protección contra el desarrollo posterior
de sensibilización alérgica. Un grupo de Denver constató
que los niños que viven en casas con concentración
significativamente inferior de endotoxinas tienen mayor prevalencia
de sensibilización cutánea respecto de aquellos que
viven en casas con elevada concentración de endotoxinas.
Asimismo, estos últimos tuvieron mayor proporción
de linfocitos T productores de interferón gamma y menor porcentaje
de linfocitos productores de interleuquina (IL) 4, IL-5 e IL-13.
Los resultados permitieron suponer que la presencia õ7É3
ède un nivel elevado de endotoxinas contribuiría
al viraje de la respuesta inmunológica hacia linfocitos colaboradores
(Th) 1 y menor sensibilización a aeroalergenos.
Asma como enfermedad progresiva
La información global apunta a la existencia de distintas
formas de asma. Una de ellas está representada por enfermedad
progresiva que se inicia fundamentalmente en los primeros años
de vida.
Cuando
las intervenciones específicas ocurren después de
los 6 o 7 años, parece ser demasiado tarde como para alterar
el curso natural de la enfermedad y sólo los síntomas
son controlables.
Por
lo tanto, la identificación de los niños con esta
forma de asma es esencial para intervenir precoz y específicamente
en una etapa crítica de la vida.
El
Programa de Manejo del Asma en la Infancia evaluó la relación
entre la gravedad de la enfermedad y su duración en más
de mil niños de 5 a 12 años con asma crónica
leve o moderada, atopia y función pulmonar conservada. La
funcionalidad respiratoria declinó considerablemente por
cada año de duración del asma.
Asimismo,
los niños con mayor duración de la patología
también tuvieron mayor nivel de síntomas y de demanda
de albuterol durante los 28 días de observación. Los
hallazgos avalan, entonces, que el asma persistente se asocia con
inflamación crónica de la vía aérea,
menor función pulmonar y mayor sintomatología. El
estudio mencionado corroboró que los esteroides inhalados
eran eficaces en la reducción de las manifestaciones asmáticas.
Sin embargo, a lo largo de 4 años de estudio el curso natural
de la enfermedad, reflejado por la respuesta bronquial a los broncodilatadores,
no pareció alterarse en forma significativa. Estos hallazgos
sugieren que las medidas preventivas y terapéuticas deben
comenzar antes de los 5 a 6 años.
Conclusiones
El asma, concluye el autor, es una enfermedad heterogénea,
a pesar de lo cual se han podido definir tres fenotipos esenciales.
La
identificación de los factores que predisponen a cada uno
de ellos es fundamental para iniciar las medidas profilácticas
necesarias para modificar, en lo posible, la evolución natural.
Autoevaluación de Lectura
¿Cuál de los siguientes fenotipos
de asma se asocia con mayor riesgo de persistencia de la enfermedad
en etapas posteriores de la vida?
A. Broncoespasmo precoz transitorio.
B. Asma no atópica.
C. Asma atópica.
D. Depende del nivel de exposición a polutantes ambientales.
Respuesta
Correcta
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CLINICA,
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA FIBROSIS QUISTICA
Pennsylvania,
EE.UU.
Los autores describen
las características clínicas de la enfermedad así como aspectos
esenciales del tratamiento que modificaron sustancialmente
el pronóstico de estos pacientes.
Journal
of Pediatrics 140: 156-164, 2002
Autores:
Orenstein DM, Winnie GB y Altman H.
Institución/es participante/s en la investigación:
Departments of Pediatrics and Pediatric
Pulmonology, Antonio J. and Janet Palumbo Cystic Fibrosis
Center, Children's Community Care, Children's Hospital of
Pittsburgh, Pennsylvania, EE.UU.
Título
original:
[Cystic fibrosis: A 2002 Update]
Título en castellano:
Fibrosis Quística: Puesta al Día al 2002
Introducción
La fibrosis quística (FQ) fue descripta en 1938 por Andersen.
En ese entonces, la sobrevida era inferior al año. En cambio,
actualmente, se considera que en los Estados Unidos la sobrevida
promedio es de 32 años, y mayor aún en Canadá y Dinamarca.
El gen de la FQ se clonó y caracterizó en 1989 y se lo conoce
con el nombre de regulador de conductancia transmembrana
de la FQ (CFTR). Codifica una proteína que es el principal
canal de cloro de las células epiteliales pero también es
importante en el control del transporte de otros iones.
Las células epiteliales de pacientes con FQ secretan menos
cloro y absorben más sodio, principio en el que se basa
la prueba diagnóstica en sudor. Se conoce un amplio número
de mutaciones en el gen CFTR.
Características
de la enfermedad
Aparato respiratorio
A nivel de tracto respiratorio superior, la pansinusitis
radiográfica es casi universal aunque la forma sintomática
es menos frecuente. Se observan pólipos nasales hasta en
un 26% de los pacientes.
El compromiso del tracto respiratorio inferior limita la
expectativa de vida y afecta considerablemente la calidad
de vida. La infección está casi siempre presente, desde
etapas tempranas. La obstrucción bronquial con secreciones
viscosas es característica de la FQ y probablemente participe
en la persistencia de la infección e inflamación. El compromiso
pulmonar es inexorablemente progresivo, con un patrón de
obstrucción periférica de las vías aéreas y eventual restricción
e hipoxemia. Se constata hiperinsuflación, dilatación bronquial,
quistes, sombras lineales e infiltrados.
Ocurre neumotórax en el 5% al 8% de los pacientes con FQ.
Esta complicación, junto con la hemoptisis masiva, representan
dos situaciones que comprometen en forma aguda la vida del
enfermo.
El neumotórax es más común en sujetos de más edad. Sin la
terapia adecuada, es común la recurrencia en los meses o
años siguientes.
La hemoptisis menor es frecuente, especialmente en adultos.
La hemoptisis masiva es mucho más rara pero puede ser fatal.
Casi el 84% de los pacientes con FQ tiene reactividad inmunológica
frente a antígenos de Aspergillus. Sin embargo, menos
de un 10% tiene aspergilosis broncopulmonar alérgica y casi
ningún sujeto desarrolla enfermedad micótica invasiva.
La insuficiencia respiratoria es la causa habitual de muerte.
Puede desencadenarse en forma aguda en el contexto de una
infección viral grave.
Manifestaciones
digestivas
La insuficiencia pancréatica, causa de malabsorción
de grasas y proteínas, es una característica patognomónica
de la enfermedad.
Se observa en el 90% de los pacientes hacia el año de vida
pero sólo en el 59% de los recién nacidos con FQ. Ciertos
genotipos predisponen a la insuficiencia del páncreas. Pocos
enfermos desarrollan pancreatitis mientras que la diabetes
suele desarrollarse en el 50% de los pacientes de más de
30 años.
El reflujo gastroesofágico es común en pacientes con FQ.
La terapia física para mejorar la función respiratoria puede
agravar el reflujo.
Casi un 20% de los infantes con FQ presenta, en las primeras
48 horas de vida, ileo meconial, una obstrucción distal
del intestino delgado. Casi la totalidad de los neonatos
con esta complicación tiene FQ. Los recién nacidos también
pueden desarrollar una complicación más benigna -bloqueo
del colon con meconio. Se estima que el 25% de los infantes
con este cuadro tiene FQ. En la infancia posterior, adolescencia
y adultez, el 10% presenta síndrome de obstrucción distal
del intestino delgado. La apendicitis suele tener una incidencia
menor que en la población general. En menos del 1% de los
pacientes ocurre prolapso rectal cada año. Puede ser la
manifestación de presentación, particularmente en los niños.
La colelitiasis sintomática se observa en menos del 5% de
los casos. La colestasis neonatal -infrecuente- no evoluciona
a enfermedad hepática sintomática. Luego del período perinatal,
casi un tercio de los pacientes presenta elevación asintomática
de las transaminasas y de la fosfatasa alcalina pero casi
nunca ocurre enfermedad sintomática del hígado; sólo el
2% al 5% fallece por complicaciones hepáticas.
Nutrición
Los niños afectados son, por lo general, pequeños y
tienen dificultad para ganar peso. Las demandas de calorías
están aumentadas por las infecciones y por el mayor trabajo
respiratorio.
Afección
de otros sistemas
La pubertad se retarda en muchos pacientes con FQ,
en mayor medida por los problemas nutricionales. El 98%
de los varones es estéril por azoospermia obstructiva. Asimismo,
las mujeres con FQ pueden tener menor fertilidad pero muchas
logran completar exitosamente el embarazo.
Diagnóstico
El diagnóstico sigue siendo esencialmente clínico y de laboratorio
al demostrar la anormalidad epitelial en la sudoración.
La prueba debe ser realizada en un centro especializado;
de lo contrario son frecuentes los falsos positivos y los
falsos negativos. El estudio puede realizarse desde muy
temprana edad. El análisis del ADN permite confirmar la
mutación del gen responsable de la FQ.
Sin embargo, agregan los autores, el mayor obstáculo en
el diagnóstico de FQ está representado por la falta de sospecha
en un enfermo que tal vez no reúne todos los criterios clínicos
comentados. En la actualidad, puede realizarse estudio prenatal
en las familias con un miembro afectado.
Tratamiento
Medidas generales
El tratamiento adecuado mejora la salud y la expectativa
de vida de los pacientes con FQ. A su vez, la terapia precoz
y agresiva mejora la evolución. De hecho, los enfermos que
comienzan con un programa especial antes de que el compromiso
pulmonar se haga sintomático tienen mucho mejor pronóstico
que aquellos en quienes la terapia se inicia cuando la afectación
pulmonar es obvia.
Tracto
respiratorio
El objetivo esencial del tratamiento es evitar o enlentecer
la progresión del daño de la vía aérea. El tratamiento está
destinado a controlar la infección y la inflamación y a
reducir la acumulación de moco. Debe realizarse el esquema
rutinario de inmunizaciones y los pacientes deben recibir
la vacuna antiinfluenza en forma anual. Pocos pacientes
requieren tratamiento antibiótico continuo. Sin embargo,
es habitual que demanden cursos prolongados y frecuentes
de antibacterianos para controlar las exacerbaciones respiratorias.
La administración de tobramicina por vía inhalatoria mejora
la funcionalidad respiratoria y reduce la necesidad de internación.
Los corticoides en días alternos y el ibuprofeno también
son útiles para mejorar la función del pulmón. En algunos
centros se utilizan esteroides tópicos.
Existen varias alternativas de tratamiento físico para controlar
la obstrucción bronquial. No obstante, la adherencia a muchos
de estos métodos es escasa. La administración de alfa dornasa
por vía inhalatoria reduce la viscosidad del moco al cortar
el ADN extracelular de los neutrófilos. Muchos enfermos
reciben broncodilatadores a pesar de que no hay evidencia
firme de su utilidad.
Las exacerbaciones pulmonares deben manejarse con antibióticos
que se asocian con mejoría respiratoria, mejor tolerancia
al ejercicio y mejor calidad de vida. Los antimicrobianos
orales deben cubrir fundamentalmente las infecciones por
Haemophillus, Staphylococcus y Pseudomonas.
La elección del fármaco debe basarse en los resultados de
los cultivos del esputo. En las exacerbaciones leves, los
antibióticos por vía oral o inhalatoria suelen ser eficaces
mientras que en cuadros graves es necesaria la administración
por vía parenteral. Aunque en los últimos años se tendió
a que los tratamientos se efectúen en el domicilio del enfermo,
los estudios demostraron que los resultados, en estas circunstancias,
son inferiores a los que se obtienen con el paciente internado.
El neumotórax puede tratarse con drenaje aunque, de esta
forma, no se evita la recidiva. La ablación pleural por
pleurodesis química o pleurectomía quirúrgica es definitiva
pero complica el trasplante pulmonar posterior. En la mayoría
de los centros, la cirugía puede realizarse por toracoscopía.
Algunos pacientes con hemoptisis se benefician con el tratamiento
con vitamina K y con la interrupción de las drogas que interfieren
con la coagulación. La hemoptisis mayor puede requerir transfusión
y monitoreo hospitalario.
El manejo de la insuficiencia respiratoria depende del curso
precedente. En un enfermo terminal debe permitirse que el
sujeto esté en la manera más cómoda y digna posible. La
administración de oxígeno es esencial.
En cambio, en enfermos con patología leve o moderada y empeoramiento
brusco de la función pulmonar, la ventilación mecánica puede
ser necesaria para la recuperación. El trasplante de pulmón
es el paso final en presencia de insuficiencia respiratoria
irreversible. La evolución de los enfermos sometidos a trasplante
de pulmón mejoró considerablemente en los últimos años:
la sobrevida al año y a los 3 años es del 84% y del 61%,
respectivamente. Sin embargo, menos de la mitad de los pacientes
que sobreviven a los 3 años está libre de bronquiolitis
obliterante, una manifestación usualmente fatal del rechazo
crónico.
Aparato
digestivo y nutrición
El reemplazo enzimático mejora la absorción de las grasas
en el 80% de los pacientes. Muchos enfermos con FQ, recuerdan
los autores, tienen hipersecreción ácida gástrica y menor
secreción de bicarbonato, lo cual complica la disolución
de los preparados enzimáticos. En esta situación, la supresión
ácida del estómago puede ser de ayuda.
Algunos pacientes requieren, sin embargo, suplementos orales
con elevado contenido de calorías ya que las medidas anteriores
no son suficientes.
El ácido ursodesoxicólico parece un fármaco prometedor para
retardar la progresión de la hepatopatía y probablemente
esté indicado en todos los individuos con FQ, elevación
de las enzimas hepáticas o evidencia de hipertensión portal.
Tratamientos
futuros
La FQ es una de las enfermedades en las cuales la terapia
génica es más alentadora. Sin embargo, el beneficio de este
tratamiento no se ha trasladado tan rápidamente a los pacientes
y, por el momento, los resultados no son los esperados.
Además de la terapia génica destinada a reemplazar el gen
anómalo de la FQ, parece posible mejorar las propiedades
de transporte de iones de la membrana de las células epiteliales.
La amilorida disminuye la absorción de sodio en las células
de pacientes con FQ.
Pronóstico
y papel del médico general en el manejo de pacientes con
FQ Los autores recalcan que el pronóstico de pacientes
con FQ ha mejorado notablemente en los últimos años. Medidas
generales en el estilo de vida -como programas de actividades
físicas aeróbicas- son parte importante del cambio que se
ha registrado en la evolución. Asimismo, recalcan la importancia
de iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible para
evitar la progresión de las lesiones pulmonares.
Las mujeres afectadas tienen sobrevida menor que los hombres
y se ha visto que la colonización respiratoria con Pseudomonas
empeora considerablemente el pronóstico. Asimismo, la infección
por algunas cepas de B. cepacia se asocia con pronóstico
particularmente adverso.
Los pacientes con FQ no están exentos de experimentar otras
infecciones o enfermedades comunes. Es aquí donde el médico
o pediatra general tienen un papel esencial en el manejo
del enfermo. La profilaxis contra el virus sincicial respiratorio
ocupa un papel importante en estos enfermos. Los pacientes
tratados con dosis altas de esteroides no deberían recibir
vacunas a gérmenes atenuados. Finalmente, la información
en conjunto apunta a que los pacientes asistidos en centros
que se dedican específicamente a esta enfermedad tienen
mejor evolución.
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Autoevaluación
de Lectura
¿Qué porcentaje
de pacientes con fibrosis quística suele tener
aspergilosis broncopulmonar alérgica?
A. 55%
B. 84%
C. Menos del 10%
D. Se desconoce.
Respuesta
Correcta
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ACERCA DEL
USO DE FLUOROQUINOLONAS EN PEDIATRIA
Evidencias
sobre la seguridad de estos fármacos en niños.
El uso de quinolonas en pediatría
se vio limitado por los efectos adversos observados en animales.
Sin embargo, la evidencia -aunque todavía escasa- parece indicar
que estos antibióticos son seguros en niños.
Infect Urol
15(3): 3-8, 2002
Autores:
Mormile R, Cuzzolin L y Fanos V.
Título
original:
[Fluoroquinolones in Complicated Pediatric
Urinary Tract Infections: A Review of the Literature]
Título en castellano:
Fluoroquinolonas en Infecciones Complicadas del Tracto Urinario
en Pediatría: Revisión de la Literatura
Introducción
Hasta la fecha, el uso de las fluoroquinolonas (FQ) en pediatría se
limitó a pacientes con fibrosis quística e infecciones pulmonares
y a enfermos con shigelosis y salmonelosis epidémica en países en
vías de desarrollo. Aunque la terapia prolongada se toleró bien y
no hubo evidencia de condrotoxicidad, su uso ha sido muy cauteloso
por la observación de artropatía en animales jóvenes.
La Sociedad Internacional de Quimioterapia sugiere que
las FQ podrían utilizarse en niños con exacerbaciones broncopulmonares
de la fibrosis quística causadas por Pseudomonas aeruginosa,
en infecciones del tracto urinario, en otitis media supurativa,
en shigelosis o salmonelosis epidémica, en osteomielitis, en la
profilaxis antibacteriana en pacientes con neutropenia e infecciones
por meningococo y en enfermedad por micobacterias resistentes a
los fármacos.
En la revisión, los autores analizan la información disponible
en relación con el uso de FQ en infecciones del tracto urinario
(ITU) en pediatría. Asimismo, comunican su experiencia con la administración
de ciprofloxacina en 3 infantes con infecciones complicadas por
P. aeruginosa.
Seguridad de las FQ en la población pediátrica
Los principales efectos adversos asociados con el uso de FQ en pediatría
incluyen alteraciones del tracto gastrointestinal y de la piel.
Sin embargo, las artralgias y las artropatías son las situaciones
que más preocupan.
Todas las FQ analizadas producen efectos artropáticos en animales
inmaduros en forma dependiente de la dosis. Hasta la fecha, el daño
cartilaginoso inducido experimentalmente no se ha reproducido en
las articulaciones inmaduras humanas. Hay más de 30 trabajos que
describen el uso de ácido nalidíxico, ciprofloxacina, norfloxacina
u ofloxacina en más de 7000 niños sin evidencia de efectos negativos
sobre el crecimiento lineal.
Las únicas excepciones ocurrieron en pacientes con fibrosis quística
en quienes es difícil separar el efecto de la medicación del inherente
a la enfermedad de base.
El ácido nalidíxico se ha utilizado en infantes durante más de
2 décadas, habitualmente en tratamientos prolongados. Sin embargo,
el seguimiento no reveló desarrollo de artropatías. En un estudio
que comparó el efecto del ácido nalidíxico con el de la norfloxacina
en 59 niños con shigelosis tampoco se registró ningún efecto secundario
a nivel de las articulaciones.
Los estudios con ciprofloxacina comenzaron a principios de la
década del ochenta. Una revisión que abarcó a 202 pacientes (de
menos de 1 año a 17 años) sólo puso de manifiesto artralgias en
5 enfermos. Empero, cuatro de ellos tenían fibrosis quística. Por
su parte, Hampel y colaboradores y otros grupos confirmaron el excelente
perfil de seguridad de las FQ. Una rigurosa investigación de vigilancia
en 13 pacientes prepuberales que recibieron 30 mg/kg/día de ciprofloxacina
durante 3 meses indicó, 4 a 6 meses más tarde, la falta de efecto
sobre el crecimiento o de artropatía.
Asimismo, Loebstein y colegas evaluaron la toxicidad fetal de
las FQ administradas a 200 mujeres embarazadas. Los autores concluyeron
que estos antibióticos, utilizados durante la embriogénesis, no
se asocian con mayor riesgo de malformaciones o de alteraciones
musculoesqueléticas. En el contexto de infecciones urinarias complicadas
durante la gestación o en presencia de micropatógenos resistentes,
los beneficios de las FQ parecen superar los riesgos.
Uso racional de las FQ en ITU en pediatría
Las ITU en pediatría son problemas importantes ya que pueden originar
daño del parénquima renal e insuficiencia renal crónica.
El tratamiento de niños con ITU (cistitis o pielonefritis) obliga
a la rápida administración de antibióticos, a la valoración de posibles
anormalidades estrucutrales de la vía urinaria y a la prevención
de las recurrencias. De hecho se ha visto que el retardo en la administración
de antibiióticos se asocia con mayor riesgo de defectos corticales.
Una vez curada la infección aguda, en pacientes con anormalidades
anatómicas del tracto urinario, como reflujo vesicoureteral u obstrucción,
está indicada la profilaxis. El agente ideal no debería ser costoso
y debería mantener una buena concentración en orina con bajo nivel
en sangre. El desarrollo de resistencia bacteriana y de alergia
limita las posibilidades terapéuticas, fenómenos que obligan a contar
con otras opciones.
Dado su espectro antibacteriano y sus propiedades farmacocinéticas,
las FQ pueden considerarse candidatos potenciales en niños con infecciones
por organismos con múltiple resistencia o en pacientes con menor
funcionalidad renal. Más del 90% de los patógenos de las ITU son
gramnegativos y las FQ tienen excelente actividad frente a ellos.
Asimismo, las infecciones por P. aeruginosa y por especies
de Staphylococcus, frente a las cuales los antibióticos beta
lactámicos y las cefalosporinas de tercera generación no son eficaces,
constituyen una excelente indicación para el uso de FQ. La ciprofloxacina
es particularmente eficaz frente a P. aeruginosa. Asimismo,
en infecciones complicadas por bacterias resistentes a múltiples
drogas, la combinación de rifampicina, ceftazidima o cefotaxima
puede asociarse con un efecto sinérgico frente a S aureus,
especies de Pseudomonas y E. coli, respectivamente.
Las FQ por vía oral, por su excelente biodisponibilidad, son particularmente
útiles en niños ya que permiten una actividad normal y evitan la
internación. Muchas de ellas tienen una vida media larga por lo
que pueden administrarse una o dos veces por día. Tienen, además,
buena penetración en los sitios purulentos y alcanzan una adecuada
concentración en orina. Con excepción de la trovafloxacina que se
excreta primariamente por bilis, las restantes se eliminan esencialmente
por orina. Finalmente, por su mecanismo de acción, parece más difícil
el desarrollo de resistencia.
Revisión de los estudios clínicos de tratamiento de las ITU
en pediatría Sólo se han publicado unos pocos estudios retrospectivos.
En una investigación japonesa, la eficacia de la norfloxacina oral,
en dosis de 6 a 16 mg/kg/día, fue del 98% en 108 pacientes con ITU
documentada. Otro estudio de los Países Bajos encontró que, en 40
enfermos de 5 meses a 19 años, la norfloxacina en dosis de 9 a 14
mg/kg/día seguida de la profilaxis con 2.6 mg/kg/día se asoció con
evolución exitosa a pesar de que en el 18% de los casos se produjo
sobreinfección por Enterococcus durante la etapa de profilaxis.
Una revisión de la literatura acerca del uso de ciprofloxacina
en 28 neonatos pretérmino mostró que la droga fue capaz de erradicar
microorganismos de varias localizaciones, incluyendo orina en 16
neonatos con muy bajo peso al nacer e infección por gérmenes resistentes
a múltiples fármacos.
En forma más reciente, los autores publicaron su experiencia en
3 niños de 15 meses a 4 años de vida con infección recurrente por
P. aeruginosa resistente a múltiples drogas. Después del
tratamiento con ciprofloxacina oral en dosis de 25 mg/kg por día,
los microorganismos fueron erradicados en todos los pacientes, sin
que se registraran efectos adversos.
En conclusióm, las FQ aparecen como una buena opción terapéutica
en distintas situaciones aunque por ahora su uso se limitó fundamentalmente
a pacientes con fibrosis quística o infecciones digestivas. Sólo
las investigaciones a mayor escala pondrán de manifiesto su papel
en el manejo de otras afecciones, como las ITU en pediatría.
Comentario editorial: Seguridad de las FQ en Niños
A pesar de que las FQ se han asociado con el riesgo de desarrollo
de efectos adversos en infantes, su uso en situaciones clínicas
particulares es cada vez mayor. Las mismas incluyen pacientes con
FQ y predisposición a infección por P. aeruginosa; niños
inmunocomprometidos por quimioterapia o inmunosupresión por trasplante,
infantes con anomalías complejas del tracto urinario, niños con
infecciones por Salmonella y enfermos con infecciones por
otras bacterias que no responden al tratamiento antimicrobiano inicial.
Asimismo, por su alta eficacia en infecciones por P. aeruginosa,
las FQ también fueron empleadas en estas infecciones en pacientes
normales.
Los estudios en animales revelaron toxicidad articular, especialmente
a nivel del cartílago.
En los últimos 15 años aumentó considerablemente el número de
niños tratado con FQ. El ácido nalidíxico fue la primer quinolona
desarrollada y, en animales, el fármaco se asoció con toxicidad
articular. Desde entonces, las restantes FQ mostraron el mismo perfil
de toxicidad en animales. Sin embargo, en 1989, la Administración
de Drogas y Alimentos permitió el uso de la ciprofloxacina en 2
subpoblaciones de enfermos -pacientes con fibrosis quística y sujetos
con neutropenia asociada con quimioterapia antineoplásica. Hampel
y colaboradores comunicaron la evidencia a partir de 1795 niños
que recibieron un total de 2030 cursos de tratamiento con ciprofloxacina.
Más recientemente se dispuso de información de más de 4.5 millones
de niños de menos de 18 años tratados con FQ. La evidencia en conjunto
mostró una incidencia de efectos adversos similar a la que se observa
en sujetos adultos y semejante a la de los controles. La ciprofloxacina
fue utilizada en el tratamiento de enfermedades diarreicas, infecciones
broncopulmonares asociadas con fibrosis quística, infecciones bacterianas
en pacientes neutropénicos, infantes con neumonía y en niños portadores
asintomáticos de meningococo.
Por lo tanto, afirma el doctor Richard Grady, a pesar del temor
relacionado con la posible toxicidad musculoesquelética de las FQ,
estos antibióticos se han utilizado en diversas situaciones clínicas
y los resultados, en conjunto, parecen sugerir que el perfil de
seguridad es mayor en niños que en animales.
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Autoevaluación de
Lectura
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¿Cuál de las siguientes
es una indicación de uso de fluoroquinolonas en pediatría?
A. Fibrosis quística.
B. Salmonelosis.
C. Anomalías complejas del tracto urinario.
D. Todas ellas.
Respuesta Correcta
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REVISAN UNA
SERIE DE MAS DE CINCUENTA PACIENTES CON CONDUCTO TIROGLOSO
Santos, Brasil.
El conducto tirogloso es
una alteración frecuente en niños aunque también puede observarse
en adultos. Los autores revisan el tratamiento óptimo, complicaciones
y evolución a partir de una serie de 55 enfermos.
Journal of
the American College of Surgeons 194: 274-277, 2002.
Autores:
Dedivitis RA, Camargo DL, Peixoto GL y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Service of Head and Neck Surgery, Ana Costa
Hospital, Santos, Brasil.
Título original:
Thyroglossal Duct: A Review of 55 Cases.
Título en castellano:
Conducto Tirogloso: Revisión de 55 Casos.
Los remanentes del
conducto tirogloso representan la causa más común de masas en la
línea media del cuello en niños, más del 75% de los casos. Aproximadamente
el 7% de la población adulta tiene estos remanentes embrionarios.
Los mismos pueden obliterarse o transformarse en una estructura
quística, un conducto o tejido ectópico. El examen físico pone de
manifiesto una masa firme y móvil en la línea media del cuello a
nivel del hueso hioides o por debajo de el. Sin embargo, los autores
recuerdan que el 10% al 24% de los quistes se localizan lateralmente,
a menudo hacia la izquierda.
Sistrunk describió
el procedimiento quirúrgico para la resección y aún se considera
la técnica de elección para la remoción de los quistes del conducto
tirogloso ya que se asocia con el menor índice de recurrencia. Los
casos familiares son muy infrecuentes.
Se ha estimado que,
en aproximadamente un 1% de los quistes, hay transformación maligna.
El carcinoma es muy raro y, en la mayoría de los casos, es asintomático.
El crecimiento rápido de un quiste puede ser un parámetro indicador
de malignidad pero también puede ocurrir durante infecciones agudas.
El adenocarcinoma papilar es la forma histológica más frecuente:
75% al 85% de los casos.
Otros tipos incluyen
tumores mixtos papilares y foliculares y tumores de células escamosas.
Este último representa una forma de mayor malignidad con pronóstico
adverso.
Los autores revisan
una serie de 55 pacientes con conducto tirogloso estudiados entre
enero de 1994 y noviembre de 2000 en el Servicio de Cirugía de Cabeza
y Cuello del Hospital Ana Costa de Brasil. La serie incluyó 29 hombres
y 26 mujeres con una edad promedio de 20.67 años. El diagnóstico
fue clínico. El síntoma principal fue un nódulo cervical o una fístula
con secreción serosa intermitente en la región cervical entre el
hueso hioides y el cartílago cricoides. En 13 pacientes la alteración
se expresó en forma de fístula mientras que en los 42 enfermos restantes
fue quística con un quiste de 2.4 cm de tamaño en promedio. El estudio
ecográfico, realizado en 22 pacientes, reveló una estructura quística
de contenido denso y restos tisulares en su interior.
En seis pacientes,
la manifestación inicial fue un quiste abscedado, después de un
episodio de infección del tracto aerodigestivo alto. Los 10 enfermos
con fístula presentaron secreción salival intermitente. En ningún
sujeto con fístula fue necesaria la terapia con antibióticos antes
de la cirugía. Seis enfermos habían sido operados previamente.
El abordaje fue quirúrgico
en todos los casos. Se efectuó cervicotomía y resección del quiste
o fístula según el procedimiento descripto por Sistrunk. El drenaje
posquirúrgico es habitual en el servicio.
El examen ecográfico,
realizado en 12 pacientes, mostró una estructura semejante en tamaño
al estimado durante la palpación.
Ningún enfermo permaneció
en el hospital más de un día. Dos pacientes que no recibieron antibióticos
desarrollaron infección en el posoperatorio (3.6%). La complicación
evolucionó favorablemente con la administración de cefalosporinas
de primera generación sin necesidad de drenaje quirúrgico.
En tres pacientes ocurrieron
seromas en los primeros días que siguieron a la cirugía. El tratamiento
consistió en aspiración con aguja. Sólo se encontró un caso de carcinoma
papilar en el quiste.
Luego de un período
de observación de 3 a 33 meses se comprobó una única recurrencia
en una enferma que había sido intervenida una vez con anterioridad.
Los autores recuerdan
que el conducto tirogloso puede localizarse en forma intralingual
(2%), suprahioidea (25%), tirohioidea (60%) y supraesternal (13%).
Aunque puede observarse una fístula, la misma suele ser complicación
de un trauma, cirugía anterior o drenaje espontáneo después de una
infección.
El quiste del conducto
tirogloso lingual, localizado en la base de la lengua, es una variante
infrecuente. Dada su ubicación orofaríngea puede ser causa de disfagia
o de distrés respiratorio.
El diagnóstico es clínico;
la ecografía no se realiza en forma rutinaria. En cambio, afirman
los autores, siempre es conveniente evaluar la glándula tiroides,
su ubicación y la presencia de nódulos.
Los quistes del conducto
tirogloso tienen apariencia ultrasonográfica variable pero la presencia
de infección, inflamación o hemorragia no se correlaciona con los
hallazgos ecográficos. La aspiración con aguja fina es útil en la
distinción de lesiones benignas y malignas.
Cuando durante el examen
físico no se encuentra una glándula tiroides normal, el estudio
de imágenes puede ser de utilidad para descartar glándula ectópica.
El principal interrogante en el tratamiento de un carcinoma del
conducto tirogloso tiene que ver con la conducta a seguir en relación
con la glándula tiroides ya que sólo hay registros de unos pocos
casos y no hay seguimiento a largo plazo.
Algunas investigaciones
sugirieron que la terapia esclerosante con etanol es el tratamiento
de elección para el quiste del conducto tirogloso. Sin embargo se
requiere mayor investigación para confirmar la utilidad del procedimiento.
En conclusión, señalan
los autores, el diagnóstico de la alteración es eminentemente clínico.
La operación de Sistrunk se asocia con buenos resultados. En la
serie, el índice de complicaciones y de recurrencia fue bajo.
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Autoevaluación de
Lectura
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¿Cuál es la localización
más frecuente de los remanentes del conducto tirogloso?
A. Línea media del cuello.
B. Parte izquierda del cuello.
C. Parte derecha del cuello.
D. Supraesternal.
Respuesta
Correcta
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DOLOR ABDOMINAL RECURRENTE, ANSIEDAD E HIPERALGESIA VISCERAL
EN NIÑOS
Pittsburgh, EE.UU.
Se demostró hiperalgesia
en niños con dolor abdominal recurrente y síndrome de colon irritable.
La localización de la hiperalgesia estaría asociada con los diferentes
fenotipos sintomáticos.
The Journal
of Pediatrics 139:838-843, 2001
Autores:
Di Lorenzo C, Youssef NN, Sigurdsson L y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Departamentos de Pediatría y Medicina, University
of Pittsburgh School of Medicine, Children's Hospital of Pittsburgh,
Pittsburgh, EE.UU.
Título
original:
[Visceral Hyperalgesia in Children With Functional Abdominal Pain]
Título en castellano:
Hiperalgesia Visceral en Niños con Dolor Abdominal Funcional
Introducción
Recientemente se han establecido criterios basados en los síntomas
para la clasificación de los trastornos gastrointestinales funcionales
(TGIF), una metodología conocida como "Roma II", en los adultos, también
propuestos para los niños. Estos criterios tienen en cuenta la localización
del dolor y los cambios gastrointestinales asociados. Con anterioridad
al desarrollo de estos criterios, comentan los autores, se utilizaba
el término "dolor abdominal recurrente" (DAR) para describir a los
niños con episodios intermitentes de dolor abdominal de al menos 3
meses de duración, sin causa identificable y que interfiere con las
actividades cotidianas. En general se acepta que hay una interacción
entre motilidad, factores sensoriales y psicosociales que contribuye
al desarrollo de diversos trastornos funcionales en niños. Los pacientes
pediátricos con síndrome de colon irritable (SCI) presentan alteraciones
en la sensibilidad rectal con disminución del umbral doloroso y trastornos
de la motilidad. Este umbral disminuido para el dolor en respuesta
a estímulos nocivos ha sido denominado "hiperalgesia".
Los autores estudiaron si los niños con dolor abdominal funcional
presentan hiperalgesia visceral y si diferentes sitios con hiperalgesia
se asocian con DAR o SCI. También analizaron la prevalencia de ansiedad
y depresión y su posible correlación con la gravedad de los síntomas
y la presencia de hiperalgesia visceral.
Métodos
Un grupo de pacientes pediátricos con dolor abdominal crónico registró
diariamente sus síntomas durante 4 semanas. Se indicó a los padres
que calificaran la intensidad del dolor según una escala analógica
visual. Los criterios de inclusión fueron los siguientes: pacientes
de 8 a 14 años de edad, puntaje total de intensidad del dolor >12
durante las 4 semanas anteriores a la inclusión, diagnóstico de
dolor abdominal funcional realizado por un gastroenterólogo pediátrico
y exámenes complementarios normales. Los niños fueron clasificados
en dos grupos: 10 pacientes con DAR y 10 con los criterios de Roma
para SCI. En los primeros la duración del dolor era de 1.3 ±
0.7 años y en los segundos de 1.7 ± 0.6 años. La sensación visceral
en el estómago y en el recto fue evaluada mediante un baróstato
electrónico.
También se incluyeron 8 niños de control en quienes se utilizó el
baróstato gástrico.
La evaluación de los pacientes incluyó la intensidad del dolor durante
las 4 semanas previas al estudio (puntaje promedio de dolor por
semana), puntajes de dolor en diferentes volúmenes y presiones del
baróstato, distensibilidad de la pared gástrica y abdominal y puntajes
obtenidos en los cuestionarios psicológicos.
Resultados
Los umbrales de percepción de dolor en el recto estaban disminuidos
en los pacientes con SCI y DAR, pero eran significativamente más
bajos en los primeros. Por el contrario, los niños con DAR tuvieron
umbrales de dolor más bajos en el estómago. Los pacientes con SCI
no exhibieron esta alteración.
En el 45% de los pacientes se registraron puntajes elevados de ansiedad,
pero ninguno tuvo puntajes indicativos de depresión clínica. Una
duración más prolongada de los síntomas se asoció con mayores puntajes
de ansiedad y depresión, pero no se halló una correlación estadística
entre el registro diario de intensidad del dolor durante las últimas
4 semanas antes de la inclusión en el estudio y los puntajes de
ansiedad o depresión.
No se observó ninguna correlación entre los puntajes de depresión
y los umbrales de dolor visceral en pacientes con DAR o SCI.
Discusión
Los niños con dolor abdominal funcional estudiados tenían evidencias
de hiperalgesia visceral. El sitio predominante de hiperalgesia
se asoció con diferentes síntomas gastrointestinales. Estos hallazgos
brindan una explicación fisiológica de los síntomas en niños con
diversos trastornos funcionales del aparato digestivo. Además, los
puntajes más elevados en los cuestionarios psicológicos de ansiedad
y depresión se asociaron con mayor duración de los síntomas, pero
no con la hiperalgesia visceral.
A partir de estos datos, los niños con DAR tienen hiperalgesia visceral
generalizada, en tanto que los que padecen SCI sólo presentan hiperalgesia
rectal. La hiperalgesia rectal más severa se asocia con síntomas
de SCI; la hiperalgesia generalizada (aunque no tan intensa como
en el recto) explicaría el dolor abdominal de los niños con DAR.
El hallazgo de mayores puntajes de ansiedad no asociados con menores
umbrales de dolor durante la distensión rectal sugiere que la hiperalgesia
rectal representa un verdadero fenómeno biológico y no una calificación
excesiva de su dolor por los niños excesivamente ansiosos.
El aumento de la percepción de ciertos estímulos viscerales, sea
como resultado de una mayor sensibilidad de las vías viscerales
aferentes o como consecuencia de la amplificación central de estos
estímulos, es uno de los aspectos más estudiados de los TGIF. Como
era de esperar, la ansiedad fue frecuente en los pacientes, lo que
coincide con la asociación establecida entre dolor abdominal y ansiedad
en niños. Se ignora si el aumento de este síntoma causa hiperalgesia
o viceversa.
La hiperalgesia visceral está presente en niños con TGIF y su perfil
sería específico del sitio en el SCI y el DAR, concluyen los autores.
Otras manifestaciones concomitantes, como ansiedad y depresión,
están relacionadas con la duración de los síntomas. Es posible que
los TGIF se inicien como hiperlagesia visceral específica en la
infancia y que las alteraciones psicológicas conduzcan al desarrollo
de sensibilidad visceral más generalizada en la vida adulta.
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Autoevaluación de Lectura
|
¿Qué porcentaje de pacientes
con bronquitis aguda tratado con azitromicina desarrolla efectos
adversos?
A. 25%
B. 5%
C. 35%
D. 11%
Respuesta Correcta
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Trabajos Distinguidos, Serie Pediatría, integra
el Programa SIIC de Educación Médica Continuada
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