Sociedad Iberoamericana
de Información Científica |
Volumen 6, Número 4, 2003 |
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DETERMINAN
EL EFECTO DEL ZINC EN LA INCIDENCIA DE NEUMONIA EN NIÑOS.
New Delhi, India
El aporte de zinc se
asocia con reducción sustancial de la incidencia de neumonía en niños
que han recibido vitamina A.
British Medical
Journal:
324:1358, 2002
Autores:
Bhandari N, Bahl R, Taneja S y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Departments of Paediatrics, All India
Institute of Medical Sciences, Ansari Nagar, New Delhi, India.
Título
original:
[Effect of routine zinc supplementation on
pneumonia in children aged 6 months to 3 years: randomised
controlled trial in an urban slum]
Título en castellano:
Efecto del Suplemento Rutinario de Zinc en la Incidencia de
Neumonía en Niños de 6 Meses a 3 Años: Estudio Controlado y
Aleatorizado en un Barrio Urbano de Bajos Recursos
Introducción
La deficiencia de zinc es común en los países en vías de
desarrollo como consecuencia de la escasa incorporación de
alimentos, especialmente aquellos de origen animal. Asimismo, la pérdida
de zinc por episodios diarreicos recurrentes contribuye con la
deficiencia. Esta alteración, dicen los autores, se asocia con
trastornos inmunológicos y de otros mecanismos de defensa, lo cual
se acompaña de mayor susceptibilidad a infecciones. Los estudios
aleatorizados confirmaron la utilidad del zinc en diversos sistemas:
en ciudades en vías de desarrollo, el aporte de zinc se ha asociado
con menor frecuencia de diarrea.
Los autores recuerdan que las infecciones del tracto respiratorio
inferior son una causa común de muerte en la niñez. Aún se
desconoce el impacto del aporte de zinc en este fenómeno. Los pocos
estudios que analizaron el problema tuvieron errores de diseño que
dificultan la interpretación de los resultados, añaden los
expertos.
En este trabajo, evalúan el impacto del aporte diario de zinc en
niños en edad preescolar que han recibido dosis altas de vitamina
A, sobre la incidencia de infecciones agudas del tracto respiratorio
inferior y neumonía.
Métodos
El estudio se llevó a cabo en el barrio de pobres recursos de
Dakshinpuri, en Nueva Delhi, India, en el cual residen unos 75 mil
habitantes. Datos poblacionales recientes revelaron la elevada
incidencia de desnutrición infantil, deficiencia de zinc, diarrea e
infecciones del tracto respiratorio inferior en la población
infantil de la región.
El reclutamiento comenzó en febrero de 1999. Se identificaron
todos los niños de 6 a 30 meses. Se excluyeron infantes que habían
recibido dosis muy elevadas de vitamina A (100 mil UI en infantes y
200 mil UI en niños de más edad), dentro de los dos meses
anteriores al estudio.
Los infantes y niños recibieron 10 o 20 mg de zinc,
respectivamente, (el doble de la dosis diaria recomendada) en forma
de gluconato de zinc o placebo durante 4 meses. Las inmunizaciones y
el tratamiento de las infecciones agudas siguieron las pautas
establecidas por la Organización Mundial de la Salud. Los pacientes
con infecciones del tracto respiratorio inferior recibieron
trimetoprima-sulfametoxazol. En ausencia de respuesta a los 3 días,
el cotrimoxazol fue reemplazado por amoxicilina.
Un trabajador social visitó a cada niño cada 7 días durante
todo el estudio. En cada entrevista, la madre refirió la presencia
de fiebre, tos u otros síntomas como así también sobre la
necesidad de tratamiento en la semana previa. Los niños de 12 meses
o más de edad, con tos y frecuencia respiratoria de 35 o más por
minuto, y aquellos de menos de 12 meses, con 45 o más por minuto de
frecuencia respiaratria, fueron trasladados para atención médica.
Al inicio y al final del estudio se determinó la concentración
plasmática de zinc mediante espectrofotometría de absorción atómica.
Resultados
Se identificaron 3802 niños y se aleatorizaron 2482. Los
pacientes asignados a tratamiento activo o placebo fueron
comparables en edad, características antropométricas, hábitos de
alimentación, morbilidad en las 24 horas anteriores, factores
socioeconómicos y concentración de zinc. El 88% y 91% de los
participantes del grupo activo y control, respectivamente, completó
la investigación. Se registró un leve, aunque signifcicativo,
incremento en la cantidad de días con vómitos entre los niños
asignados a zinc. Ocho de estos niños (versus ninguno en el
grupo control) abandonaron el estudio por el síntoma.
La concentración plasmática promedio de zinc, al final del
protocolo, fue significativamente más alta en niños que recibieron
aporte de zinc (19.8 versus 9.3 gmol/l,
p< 0.001).
La diferencia con las cifras basales también fue sustancialmente
mayor en los pacientes asignados al suplemento (10.4 gmol/l
en comparación con -0.3 gmol/l en el
grupo placebo, p< 0.0001).
Un total de 425 y 423 niños en el grupo activo y control,
respectivamente, sufrió al menos un episodio de infección aguda
del tracto respiratorio inferior. En el análisis de persona tiempo,
la incidencia de infección del tracto respiratorio inferior fue de
0.53 y 0.54 episodios por cuatro meses/niño (reducción absoluta de
riesgo: 1%).
Ochenta y un niños del grupo activo y 112 del grupo placebo
tuvieron, al menos, un episodio de neumonía (reducción absoluta
del riesgo: 2.5%). En el análisis según tiempo, la incidencia de
neumonía/4 meses/niño mostró una reducción similar (2.4%). El número
de infantes que debió ser internado por cualquier causa fue
inferior entre aquellos niños que recibieron zinc. Tres pacientes,
todos del grupo placebo, fallecieron.
Discusión
El aporte diario de zinc en infantes y niños pequeños, en una
población carenciada, previene un cuarto de los episodios de neumonía,
en pacientes que recibieron simultáneamente las cantidades
necesarias de vitamina A. La administración de zinc no redujo el
riesgo de infecciones del tracto respiratorio inferior por lo que
puede suponerse que el mineral es eficaz para evitar infecciones
graves. De hecho, un estudio anterior mostró que el aporte de zinc
se asociaba con un importante impacto preventivo en la incidencia de
casos graves de diarrea pero no en la de enfermedad diarreica leve.
La dosis de zinc utilizada en el estudio correspondió al doble
de la recomendada y tuvo la finalidad de compensar posibles pérdidas
digestivas durante episodios diarreicos y la probable alteración en
la absorción digestiva como consecuencia de sobrecrecimiento
bacteriano e infecciones por parásitos.
Los resultados confirman que la prevención de la neumonía
mediante la optimización de la ingesta diaria de zinc es biológicamente
posible.
Los hallazgos del estudio, en combinación con los de
investigaciones previas, sugieren que el aporte de zinc puede
reducir sustancialmente la morbilidad grave. Las autoridades deben
considerar rápidamente la forma más útil y práctica de
implementar la medida ya sea mediante la fortificación de los
alimentos, la diversificación de la dieta, el cultivo de vegetales
ricos en zinc o mediante el aporte en subgrupos seleccionados, entre
otras alternativas, señalan finalmente los expertos.
Autoevaluación de Lectura
Cuál
fue el efecto del aporte de zinc en niños de barrios
carenciados? |
Respuesta
Correcta
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REVISAN
LA UTILIDAD DE LOS CARDIOVERSORES Y DESFIBRILADORES
IMPLANTABLES EN PEDIATRIA
Los Angeles,
EE.UU.
El implante de un
cardioversor desfibrilador parece tener en niños con mayor
riesgo de muerte súbita igual utilidad que en adultos.
Current
Opinion in Cardiology
17:280-282, 2002
Autor:
Shannon KM
Institución/es participante/s en la investigación:
Mattel Children's Hospital, University
of California, Los Angeles, EE.UU.
Título
original:
[Use of implantable
cardioverter-defibrillators in pediatric patients]
Título en castellano:
Uso de Cardioversor y Desfibrilador Implantable en
Pediatría
Introducción
Si bien la muerte súbita cardíaca es un fenómeno
infrecuente en pediatría, hay varios grupos de riesgo que
podrían beneficiarse especialmente con el implante de un
cardioversor-desfibrilador (CDI). Los enfermos con síndrome
de QT prolongado, displasia arritmogénica del ventrículo
derecho y con miocardiopatía hipertrófica son algunos
ejemplos. Además, cada vez es mayor el número de niños
que sobrevive a la cirugía cardiovascular por enfermedades
cardíacas congénitas. Estos enfermos pueden tener riesgo
significativamente más alto de desarrollar arritmias
ventriculares malignas y muerte súbita. Algunos cambios
tecnológicos recientes han permitido que el uso de los CDI
sea más seguro y eficaz en pacientes pediátricos.
Seguridad y eficacia de los CDI
En sí mismo, el procedimiento de la colocación es de bajo
riesgo; se estima que el índice de mortalidad está por
debajo del 1%. Sin embargo, aún hay importantes
interrogantes en lo que se refiere al crecimiento y la
longevidad de los electrodos a largo plazo.
Según la experiencia del autor, entre 12 pacientes
menores de 12 años no se registró desplazamiento del
electrodo ni alteración en su función durante los años de
seguimiento.
La eficacia no ha sido sitemáticamente estudiada. En
adultos, las investigaciones han sugerido que hay una clara
ventaja del CDI sobre la terapia médica convencional. Los
primeros estudios compararon la utilidad de ambas
estrategias en pacientes de alto riesgo (arritmias
ventriculares documentadas o sobrevivientes a paro cardíaco);
en cambio, algunos trabajos más recientes, entre ellos el Multicenter
Autonomic Defibrillator Implantation Trial (MADIT II),
han prestado mayor atención a la evolución en pacientes de
riesgo más bajo, como aquellos con una fracción de eyección
por debajo del 30% y sin otra indicación de CDI. Aun así,
la reducción del índice de mortalidad global fue del 30%.
El estudio mencionado evaluó el impacto de diversas vías
de inserción. De esta manera, demostró que la vía
subclavia se asociaba con mayor incidencia de complicaciones
en comparación con la inserción a través de la vena cefálica
(14% Vs. 4%, respectivamente). La colocación del
generador en el abdomen se asoció con más complicaciones
que su localización en la región pectoral (13% Vs.
6%). La mayor parte de los desplazamientos y de las
infecciones sistémicas ocurrió en los 3 meses siguientes
al implante; la ruptura de los electrodos fue una complicación
que también ocurrió a largo plazo. Sin embargo, señala el
experto, la aplicabilidad de estas observaciones a la
población pediátrica es incierta.
La investigación más amplia fue un trabajo
retrospectivo en 125 pacientes menores de 21 años sometidos
a la colocación de un CDI.
En este estudio, el 68% de los enfermos había recibido
un shock apropiado y la sobrevida a los 5 años fue del 90%.
La incidencia de descargas inapropiadas fue del 20%. Los
autores del estudio concluyeron en que los patrones de
descarga del CDI en pacientes jóvenes son similares a los
que ocurren en enfermos de mayor edad, por lo que puede
considerarse que el efecto preventivo sobre el desarrollo de
arritmias potencialmente fatales también debe ser
semejante. En otras palabras, todo parece indicar que los niños
tienen la misma posibilidad de beneficio a partir del CDI.
No obstante, en otro estudio se observó un mayor índice de
infección y migración y ruptura del electrodo en niños en
comparación con adultos.
Indicaciones del CDI en niños
La experiencia es limitada y por el momento no hay
recomendaciones precisas. En 1998, el American College of
Cardiology señaló que las indicaciones serían
similares a las de adultos y que la historia familiar de
muerte súbita debería ser un elemento más en favor de la
colocación de un CDI.
Posoperatorio de la cardiopatía congénita
Se estima en 0.9 por mil pacientes años la incidencia de
muerte súbita después de la cirugía por cardiopatías
congénitas. Estas enfermedades constituyen la causa del 20%
de las indicaciones de colocación de CDI en la población
pediátrica. La transposición de los grandes vasos, la
estenosis aórtica y la tetralogía de Fallot son las
entidades que con mayor frecuencia han motivado esta
terapia.
El riesgo de muerte súbita después de la reparación de
la tetralogía de Fallot oscila entre un 1.5% y 2.5% por década.
La ectopia ventricular de alto grado y la sobrecarga de
volumen o de presión del ventrículo derecho son factores
de riesgo de muerte súbita. Lo mismo ocurre con el QRS de más
de 180 ms de duración.
Sin embargo, hasta la fecha, no existen factores
indicadores de mayor riesgo que puedan utilizarse para
avalar la colocación de un CDI en ausencia de síntomas o
de arritmia documentada.
El papel de la vigilancia no invasiva y de los estudios
invasivos electrofisiológicos en la predicción del riesgo
tampoco está definido. Es probable que la arritmia asintomática
y los hallazgos positivos en los estudios electrofisiológicos
sean elementos de valor en la identificación de pacientes
con mayor riesgo, en quienes la indicación de CDI sería más
adecuada.
Miocardiopatía hipertrófica
El antecedente familiar de muerte súbita, el espesor de la
pared de más de 2 cm y la historia de paro cardíaco o
reanimación son factores de riesgo de muerte súbita en
pacientes con miocardiopatía hipertrófica. La serie
evaluada por Maron y colaboradores incluyó a 19 pacientes
pediátricos. La prevención primaria (antecedente familiar
de muerte súbita) y la prevención secundaria (historia de
paro cardíaco o taquicardia ventricular sostenida) fueron
las situaciones que más se asociaron con la decisión de
colocar un CDI.
Síndrome del QT prolongado
Si bien se conocen con bastante precisión las bases
moleculares del síndrome del QT prolongado, aún no están
pefectamente identificados los factores que se asocian con
mayor riesgo de muerte súbita. En ausencia de tratamiento,
se estima que el riesgo de muerte súbita en estos enfermos
es de aproximadamente un 20% en el primer año siguiente al
diagnóstico y del 50% en los primeros 10 años tras el
diagnóstico. El bloqueo adrenérgico beta reduce el riesgo
de muerte súbita en algunos enfermos. Se considera que el
riesgo de un segundo evento es del 14% dentro de los 5 años
del primer episodio. El CDI parece acompañarse de descargas
apropiadas en la mayoría de los enfermos con esta patología
y sometidos a esta estrategia de tratamiento.
Influencia de los avances tecnológicos en la evolución
de pacientes pediátricos
La modificación del tamaño
de los dispositivos fue uno de los principales avances, pero
la posibilidad de descargas inapropiadas constituye uno de
los aspectos más problemáticos del tratamiento. Cualquier
modificación que reduzca esta eventualidad es de suma
importancia, dado que los enfermos requieren tratamientos de
larga duración.
Conclusiones
Cada vez es mayor la cantidad de niños con patología cardíaca
sometidos a la colocación de un CDI. En términos
generales, la estrategia parece tener la misma seguridad y
eficacia en niños que en adultos, con un bajo índice de
complicaciones.
La mayor parte de las enfermedades que se asocian con
mayor riesgo de muerte súbita en niños son hereditarias.
De allí la importancia de la historia familiar. En la
medida en que los costos y la incidencia de complicaciones
se reduzcan, podrá ofrecerse esta posibilidad de terapia a
mayor número de enfermos.
Lamentablemente, es improbable que en el futuro inmediato
se disponga de mayor información a partir de estudios
prospectivos, dado que cualquiera de ellos, para ser útil,
debe ser de muy larga duración. Sólo así, concluye el
autor, se podrán establecer con certeza el riesgo y
beneficio a largo plazo y los aspectos inherentes al
dispositivo que pueden asociarse con una mejor evolución.
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Autoevaluación
de Lectura
¿En
qué enfermedades está indicada la colocación
de un desfibrilador cardioversor en pacientes
pediátricos? |
Respuesta
Correcta
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FACTORES
AMBIENTALES Y CRECIMIENTO INFANTIL
Kiel, Alemania.
La exposición a
diclorodifenil dicloroetano durante la niñez se asocia con menor
crecimiento en niñas hasta los 8 años de edad, pero no parece
influir en el crecimiento de los varones.
Journal of
Pediatrics 140:33-39,
2002
Autores:
Karmaus W, Asakevich S, Indurkhya A y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Department of Epidemiology, Michigan State
University, East Lansing; Ministry of Social Welfare, Hesse;
Institute of Toxicology, Chistian-Albrecht University, Kiel,
Alemania.
Título
original:
[Childhood growth and exposure to
dichlorodiphenyl dichloroethane and polychlorinated biphenyls]
Título en castellano:
Crecimiento Infantil y Exposición a Diclorodifenil
Dicloroetano y Bifenilos Policlorados
Introducción
Entre 1994 y 1997 los autores realizaron un amplio estudio epidemiológico
en el sur del estado de Hesse, en Alemania central. Los niños eran
residentes de tres regiones: el valle del Rin con montañas bajas y
actividad agrícola e industrial (incinerador y plantas químicas);
una segunda región también dedicada a la agricultura e industria y
una tercera, de montañas bajas, aproximadamente 400 m por encima
del nivel del mar. Este proyecto epidemiológico se basó en la hipótesis
general de que las condiciones del medioambiente podrían afectar el
crecimiento de la población infantil. Un informe previo ha referido
que la exposición prenatal y durante la época de lactancia a
diclorodifenil dicloroetano (DDE) se asocia con mayor talla en niños
hacia la pubertad. En este trabajo, los expertos analizan el
presunto impacto de la concentración ambiental de DDE y de
bifenilos policlorados (PCB), compuestos detectados en la leche
materna y en niños que participaron en estudios anteriores en
Alemania.
El DDE es un metabolito orgánico del pesticida DDT, un compuesto
lipofílico que se acumula en tejidos biológicos. Se considera que
el DDE altera las funciones endocrinológicas, y varios estudios han
demostrado su actividad estrogénica, antiestrogénica y competitiva
de andrógenos. En la valoración de la talla se tomaron 10
mediciones repetidas hasta los 8 años de edad.
Métodos
Se solicitó a los padres que permitieran la participación de sus
niños en el estudio sólo cuando el tabaquismo pasivo en el hogar
no superaba los 10 cigarrillos por día en los últimos 12 meses.
Se completaron cuestionarios que permitieron conocer las
condiciones de vivienda y de nutrición, la exposición a humo del
tabaco, el peso del infante al nacer, educación materna y paterna,
talla de los progenitores, tabaquismo durante la gestación, duración
de la lactancia materna y edad de la madre.
Los niveles plasmáticos de DDE y de 7 compuestos de PCB se
analizaron mediante cromatografía de gases de alta resolución.
La técnica tiene un límite de detección de 0.02
gg/l.
Resultados
El porcentaje de participación fue del 61.5% (671 de 1 091).
Se obtuvieron muestras de sangre en 350 niños, y en 343 de ellos se
pudo determinar la concentración de DDE y PCB. Ambos compuestos se
detectaron en todos los niños evaluados y las respectivas
concentraciones estaban correlacionadas (coeficiente de correlación
Spearman = 0.64).
Se observó que el nivel de DDE en sangre fue un factor
predictivo de la talla en niñas desde los 1.3 meses, con
significación persistente hasta los 8 años de edad; pero a los 10
años no se comprobó asociación significativa entre la exposición
a DDE y la talla en mujeres.
El modelo indicó una reducción global de la talla en 1.8 cm en
las infantes con mayor concentración respecto del grupo con menor
nivel de exposición. En las niñas el efecto del DDE sobre la talla
fue significativo; a los 8 años, en la categoría de mayor exposición
(por encima de 0.44 gg/l) tuvieron 7.3 cm
menos en promedio que las niñas en la categoría de menor exposición
(0.08 a 0.2 gg/l). En varones, la única
relación entre ambos parámetros existió hacia los 9 años de
edad, pero no se comprobó ningún otro efecto del DDE sobre su
talla. La concentración sanguínea de PCB no se relacionó con
reducción del crecimiento ni en niñas ni en varones.
El peso al nacer fue un parámetro predictivo de la talla. A los
8 años, las niñas que habían nacido con menos de 2 500 g medían
en promedio 5.7 cm menos que las niñas que habían nacido con más
de 4 kg. En niños se observó la misma relación entre el peso al
nacer y la talla posterior.
La talla de los padres también influyó en forma significativa
en la talla de los hijos. La altura de la madre fue un factor
predictivo de la talla en niñas en el modelo de exposición al PCB.
En niños, la relación se constató tanto en el modelo de exposición
a PCB como en el de exposición a DDE. Por último, las hijas de
madres con menos de 10 años de escolaridad tendieron a tener menor
talla que las infantes de madres con mayor nivel educativo.
Discusión
Los efectos de la concentración de DDE y otros organoclorados sobre
el crecimiento de los seres humanos no están bien establecidos. Los
resultados del estudio actual coinciden con los un trabajo en niños
en Yu-Cheng, expuestos a PCB y otros compuestos de este tipo, y con
otro realizado en infantes de la región del Mar de Aral, expuestos
a DDE, PCB y otros; pero son contradictorios con los hallazgos de
Gladen y colaboradores.
Estos investigadores observaron que los niños de 14 años
expuestos a DDE eran 6.3 cm más altos que los no expuestos, aunque
entre las niñas no encontraron ninguna asociación. Es de tener en
cuenta que en tal trabajo el nivel de exposición se basó en índices,
mientras que en el estudio actual se fundamentó en la medición
directa en sangre.
Cabe destacar que aunque se comprobó un descenso en el
crecimiento de las niñas con mayor nivel de exposición, las cifras
registradas en cada valoración caían dentro del espectro de
normalidad para la población infantil de Alemania. Si bien no se
sabe el motivo por el cual sólo se constató impacto en infantes de
sexo femenino, es posible que el DDE causara alteración endocrinológica.
Investigaciones anteriores demostraron que los organoclorados tienen
efectos endocrinos.
Además, la literatura indica que el crecimiento de las niñas se
reduce después de la menarca, probablemente en relación con la
producción de estrógenos. En caso de que el DDE simule la acción
de estas hormonas, el crecimiento podría detenerse en edades más
precoces.
Autoevaluación
de Lectura
Cuál
fue el efecto de la exposición a diclorodifenil
dicloroetano sobre el crecimiento de infantes? |
Respuesta
Correcta
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ES IMPORTANTE
MODIFICAR LOS HABITOS DE SUEÑO ALTERADOS EN LA LACTANCIA
Melbourne, Australia.
La intervención sobre el
comportamiento redujo significativamente los problemas del sueño
en los niños y los síntomas de depresión materna.
BMJ
324:1062-1065,
2002
Autores:
Hiscock H, Wake M.
Institución/es participante/s en la investigación:
Centre for Community Child Health, Royal
Children's Hospital, Melbourne, Australia
Título
original:
[Randomised Controlled Trial of Behavioural
Infant Sleep Intervention to Improve Infant Sleep and Maternal Mood]
Título en castellano:
Estudio Controlado Aleatorizado de Intervención Sobre los Hábitos
de Sueño del Lactante Para Mejorar el Sueño del Niño y el Estado
de Animo Materno
Introducción
En Australia, entre el 36 y el 46% de los padres refieren problemas
con el sueño de sus hijos después de los 6 meses de edad y del 10
al 15% de las madres experimentan depresión posnatal en el primer año
consecutivo al parto. Estos dos trastornos se asocian con aumento
del estrés matrimonial, ruptura familiar, maltrato infantil,
problemas de conducta en el niño y ansiedad materna. Los autores
realizaron un estudio aleatorizado controlado para determinar si una
intervención sencilla -el llanto controlado- era efectiva para
reducir los problemas del sueño en los lactantes y los síntomas de
depresión en las madres.
Métodos
Se invitó a completar una encuesta acerca de las características
del sueño de los niños y el bienestar materno a todas las madres
que concurrían a controles de rutina de la audición de sus hijos
en tres centros materno-infantiles estatales en un área suburbana.
Las madres eran elegibles para el estudio cuando informaban un
problema con el sueño de sus hijos y al menos una de las siguientes
manifestaciones durante las dos semanas precedentes: (a) el niño se
despertó más de cinco veces en la semana, (b) se despertó más de
tres veces en una noche, (c) tardó más de 30 minutos en quedarse
dormido o (d) requería la presencia de los padres para dormirse.
Las madres asignadas al grupo de intervención concurrieron a
tres consultas cada 15 días. Los planes de manejo del sueño fueron
adaptados a las necesidades de cada familia. Además de comentar con
los padres los ciclos de sueño normal, se les enseñó que el sueño
después de un despertar nocturno es una conducta aprendida que
puede ser modificada, que es posible enseñar a los niños a
dormirse en forma independiente. Asimismo, se comentaron los
factores que refuerzan el problema del sueño y que deben ser
eliminados con intervenciones apropiadas, se recordó que un niño
puede llorar por más de una razón y se recomendó adoptar una
rutina constante para la hora de ir a dormir.
La principal intervención fue el llanto controlado. Con esta técnica,
los padres respondían al llanto del niño a intervalos cada vez
mayores, permitiendo que el niño se durmiera solo. La alimentación
durante la noche (que contribuye al despertar nocturno) se manejó
reduciendo progresivamente en 7 a 10 días el volumen de la leche
administrada o el tiempo dedicado a suministrarla. Cuando el
problema era causado por la pérdida del chupete, se indicó a los
padres que lo eliminaran por completo o que lo adhirieran a la
vestimenta del niño durante la noche.
También se ofreció un plan de manejo del sueño para las
madres.
Se les informó acerca del desarrollo y el mantenimiento de los
problemas del sueño, así como de los patrones de sueño normal. Se
õ7É3 èles solicitó que completaran un registro
diario de las características del sueño. Las madres del grupo de
control recibieron por correo un folleto que describía las características
del sueño normal en niños de 6 a 12 meses, sin incluir consejos
acerca del manejo de los problemas del sueño.
Las madres asignadas en forma aleatoria a los grupos de
intervención o de control fueron, además, divididas en dos categorías:
«deprimidas» y «no deprimidas». Se midieron los resultados 2 y 4
meses después de la aleatorización. Los parámetros principales de
evaluación fueron la persistencia o no de los problemas del sueño
en el niño y de los síntomas maternos de depresión de acuerdo con
la Escala de Depresión Posnatal de Edimburgo, con puntos de corte
> 12 y >= 10.
Resultados
De las 738 madres que completaron la encuesta, 232 eran elegibles
para el estudio y 155 aceptaron participar. A los 2 meses de la
intervención, un número mayor de problemas del sueño en los niños
se había resuelto en el grupo de intervención en comparación con
el de control (53/76 vs. 36/76). El resto de los problemas era más
leve en el grupo de intervención. En el subgrupo de madres
deprimidas, un número significativamente menor de niños del grupo
de intervención experimentaba un problema del sueño. También un número
mayor de madres del grupo de control había buscado ayuda adicional.
Los puntajes de depresión habían disminuido en ambos grupos; la
mejoría fue significativamente mayor en las mujeres del grupo de
intervención pero, a los 4 meses, la diferencia perdió significación
estadística. En el subgrupo de mujeres con puntajes iniciales de
depresión ³ 10 se observó mejoría
tanto en el grupo activo como en el grupo control, pero la mejoría
fue más acentuada a los 2 y a los 4 meses en las mujeres del
primero.
Discusión
Una intervención simple sobre el comportamiento redujo los
problemas de sueño del niño y los síntomas maternos de depresión,
con mejoría de la cantidad y la calidad del sueño materno a corto
plazo (2 meses), concluyen los autores. La misma intervención también
redujo los síntomas de depresión a los 4 meses en las madres
deprimidas, así como la búsqueda de ayuda de otras fuentes.
Este fue el primer estudio aleatorizado controlado que analizó
el efecto de una intervención sencilla sobre el sueño del lactante
y los síntomas maternos de depresión. El efecto a corto plazo de
la intervención sobre los trastornos del sueño observados en los
niños fue similar al observado con anterioridad. A los 2 meses, los
puntajes de depresión se redujeron en una media de 6 puntos (45%)
en las madres «deprimidas» del grupo activo.
Esta breve intervención redujo los problemas de sueño, los síntomas
de depresión materna y la necesidad de buscar ayuda en otros
profesionales, fue de bajo costo y produjo trastornos mínimos en la
rutina familiar. Por esta razón se recomienda replicar estos
hallazgos en un estudio más grande en el cual los médicos de
atención primaria ofrezcan e implementen la õ7É3
èintervención.
Autoevaluación
de Lectura
¿Qué
técnica se recomienda para evitar los despertares nocturnos
en lactantes después de los 6 meses? |
Respuesta
Correcta
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