RECOMENDACIONES
PARA EL MANEJO TERAPEUTICO DE LA ASCITIS MALIGNA
Revisión
de los trabajos realizados hasta el momento
Freiburg, Alemania:
A pesar de que la paracentesis, los diuréticos y la derivación
peritoneovenosa representan procedimientos comúnmente empleados en el
manejo de la ascitis maligna, los indicios científicos referidos a su uso
resultan débiles, aunque muestran, por ejemplo, la aparición de un alivio
sintomático temporario con la paracentesis y la probabilidad de
complicaciones importantes relacionadas con las derivaciones.
Fuente científica:
[ European Journal of Cancer 42(5):589-597, Mar 2006] – aSNC
Autores
Becker G, Galandi D, Blum H
|
La ascitis maligna es
definida como la acumulación anormal de líquido en la cavidad peritoneal como
consecuencia de un cáncer, y representa una causa de molestia e incomodidad
para muchos pacientes en estadios avanzados de su enfermedad. En el pre
sente artículo, sus autores exponen una serie de recomendaciones referidas
a su manejo terapéutico.
La ascitis maligna comprende el 10% del total de casos de ascitis, y se
presenta en asociación con una variedad de neoplasmas, especialmente los
pertenecientes al cáncer de mama, bronquio, ovario, estómago, páncreas o
colon. La patofisiología de la ascit is maligna es multifactorial y aún no
es completamente comprendida. La ascitis puede resultar de la obstrucción
del drenaje linfático por parte de células tumorales que evitan la
absorción del líquido y las proteínas intraperitoneales, como se observa en
el caso de linfomas y cáncer de mama. La alteración de la permeabilidad
vascular también ha sido señalada como factor de patogénesis de la ascitis,
además de mecanismos hormonales. El volumen circulante se reduce y esto
activa el sistema renina-angioten sina-aldosterona, lo que produce
retención de sodio. Por eso, la reducción de la ingesta de sodio junto con
la administración de diuréticos conforman una estrategia usual de
tratamiento de la ascitis, aunque no existe un consenso acerca de su
efectividad . Una encuesta previa demostró que la paracentesis y los
diuréticos eran los procedimientos más usados en el manejo de los casos de
ascitis malignas, seguidos de las derivaciones peritoneovenosas, las
medidas dietéticas y otras modalidades como la quimio terapia sistémica o
intraperitoneal. Contrariamente al tratamiento del cáncer de base, no
existen normas generalmente aceptadas para el manejo de la ascitis maligna.
Por eso, los autores del presente trabajo llevaron a cabo una revisión de
los datos publ icados acerca de la efectividad de cada estrategia
terapéutica y elaboraron una serie de recomendaciones con el objeto de
llevar a las investigaciones científicas a la práctica, las cuales se
mencionan a continuación.
La paracentesis está indicada en aquellos pacientes que presentan síntomas
de presión intraabdominal creciente. Cuando se remueven hasta 5 litros de líquido,
no parece requerirse la administración de líquido por vía endovenosa. Sin
embargo, si el pacient e presenta hipotensión, deshidratación o una afectación
renal grave y aún así requiere paracentesis, se debe considerar la
hidratación endovenosa. Con el objeto de evitar la repetición del
procedimiento de paracentesis, puede considerarse la derivación p
eritoneovenos, aunque en el 6% de los pacientes puede esperarse la
aparición de complicaciones importantes, como edema o embolia pulmonar,
coagulación intravascular diseminada clínicamente relevante e infección. No
se han realizado ensayos clínicos acerc a de la eficacia de la terapia
diurética en la ascitis maligna. Los datos disponibles son controvertidos y
no existen factores predictores claros que identifiquen a los pacientes que
obtendrían beneficios de estos agentes. El uso de diuréticos debe ser c
onsiderado en todos los casos, pero debe ser evaluado en forma individual.
Los pacientes con ascitis maligna producida por una metástasis hepática
masiva parecen mostrar una mayor probabilidad de responder a los diuréticos
que los pacientes que presentan una ascitis causada por carcinomatosis
peritoneal. La elección de los diuréticos no ha sido evaluada. Debido a que
los datos disponibles sugieren que la eficacia de estos agentes en la
ascitis maligna depende de la concentración plasmática de renina/ald
osterona, deberían emplearse antagonistas de la aldosterona como la
espironolactona, solos o en combinación con un diurético del asa. Los
regímenes de diuréticos tampoco han sido evaluados en la ascitis maligna.
Sin embargo, no existen indicios que diver jan de la práctica clínica
estándar. Por eso, la dosificación debe ser realizada según las
instrucciones de los fabricantes y las especificaciones incluidas en los
envases.
Los autores concluyen que a pesar de que la paracentesis abdominal, los
diuréticos y la derivación peritoneovenosa son procedimientos comúnmente
empleados en el manejo de la ascitis maligna, los indicios científicos
relacionados con estas opciones terapé uticas son débiles. Al respecto, no
existen ensayos aleatorizados y controlados que evalúen su seguridad y
eficacia. Los datos disponibles indican, por ejemplo, la producción de un
alivio sintomático transitorio luego de la realización de la paracentesis ,
aunque la velocidad de la remoción del líquido y la hidratación intravenosa
concurrente no parecen haber sido suficientemente estudiados.
|
|
MORBILIDAD
NEUROPSICOLOGICA ASOCIADA A LA RESPIRACION DE LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO EN LA
INFANCIA
Revisión
de la relación entre ambas variables
Baltimore, EE.UU.:
Estudios recientes han demostrado que la presencia de apnea del sueño leve
y ronquidos en los niños se asocia con deficiencias en la función
neuropsicológica. Algunas de éstas pueden ser reversibles luego del
tratamiento del trastorno de base, aunque ciertos factores como la duración
de la entidad o el nivel intelectual previo a ésta, pueden afectar la
evolución en el largo plazo.
Fuente científica:
[ Sleep Medicine Reviews 10(2):97-107, Abr 2006] – aSNC
Autores
Halbower A, Mahone E
|
La respiración en los trastornos del sueño (RTS) es el resultado de una
obstrucción parcial o completa de la vía aérea que causa fragmentación o
trastornos en la ventilación. La patofisiología de la RTS en la infancia es
considerada como una combi nación de obstrucción mecánica del espacio
faríngeo y un desorden de la activación del tono neuromuscular que
normalmente dilataría dicho espacio. Esta entidad aún no es vista como un
problema de salud pública en la pediatría general, aunque un estudio r eciente
indicó que los niños con apnea del sueño emplean los servicios de atención
de salud con una frecuencia 2.6 veces mayor que los niños sin ésta. A pesar
de la morbilidad y los costos asociados con la apnea obstructiva del sueño
(AOS) y su prevalenc ia frecuente, los proveedores de atención primaria no
realizan en forma rutinaria preguntas dirigidas a la pesquisa de los
trastornos del sueño. La falta de identificación de la AOS puede determinar
consecuencias en el largo plazo. Los efectos neuropsico lógicos de la apnea
del sueño infantil no tratada, aún resultan desconocidos, especialmente
cuando se considera que la edad de comienzo de la enfermedad o de su mayor
gravedad puede alterar su evolución en forma significativa. Probablemente,
la diferenc ia más importante entre la AOS infantil y la adulta es que el “insulto”
asociado con la primera impacta en un cerebro en desarrollo. Por eso, el
momento y la duración de dicho “insulto” en los niños podrían determinar
qué funciones se alterarán.
Diversos estudios proveen indicios científicos acerca de que aún la apnea
del sueño leve y los ronquidos se asocian con reducciones en áreas
importantes de la función cognitiva. Sin embargo, los autores del presente
artículo sostienen que se requieren es tudios que clarifiquen la naturaleza
de la afectación neuropsicológica e identifiquen la contribución individual
de las diferencias económicas, la edad o la pubertad sobre la disfunción
cognitiva de los niños con apnea del sueño. De esta manera, podrían
identificarse más claramente las poblaciones en riesgo.
A pesar de que la RTS
se asocia con la afectación cognitiva, aún no se ha establecido la
existencia de una asociación causal entre ambas variables. Así, aún no
resulta claro si la apnea del sueño causa lesión cerebral o si la primera
es provocada por una lesión preexistente en el cerebro. La apnea del sueño
puede ser particularmente nociva para ciertas áreas cerebrales. La hipoxia
causa lesión neuronal en partes vulnerables del cerebro, especialmente el
cerebelo y el hipocampo. El primero controla las f unciones motoras
automáticas, y según fue sugerido recientemente, desempeña un papel en la
iniciación de la respiración y en el mantenimiento del tono faríngeo para
el mantenimiento de la vía aérea.
La obesidad representa un factor de riesgo de RTS, y es un hallazgo
frecuente en los niños referidos a los centros de atención del sueño. Ambos
factores pueden afectar la calidad de vida.
A pesar de que algunos cambios de comportamiento y deficiencias
neuropsicológicas pueden ser reversibles con el tratamiento de la apnea del
sueño leve en la infancia, muchos niños presentan una RTS grave durante
meses o años, y pocos estudios analizan en forma exhaustiva si la lesión
neuropsicológica asociada de la
AOS moderada a grave o la enfermedad de largo plazo
resulta reversibles en los niños. La reversibilidad de las consecuencias
neuropsicológicas de la apnea del sueño afectaría positivamente el
desempeño escolar y el potencial laboral futuros. Por eso, la pesquisa de la AOS podría estar justificada
en las poblaciones de niños sintomáticos.
Actualmente, los datos indican que los niños se encuentran en riesgo de
presentar consecuencias neuropsicológicas si muestran síntomas frecuentes
de RTS como ronquidos, respiración dificultosa o jadeos. Sin embargo, no se
conoce el grado de gravedad de l a apnea que justifica el tratamiento
quirúrgico. Por eso, es importante el juicio clínico que considera las
deficiencias del desempeño diurno, los trastornos del sueño, el
comportamiento y el desempeño escolar, y que debe combinarse con los
resultados de l los estudios de sueño y los riesgos quirúrgicos.
|
|
EFECTOS DE LA RESTRICCION CALORICA
PROLONGADA EN LA
LONGEVIDAD Y EL ESTRES OXIDATIVO
Estudio
en 48 individuos con sobrepeso
Baton Rouge, EE.UU.:
Los individuos con sobrepeso sometidos a una intervención de restricción
calórica prolongada presentan al cabo de ésta, no sólo reducción del peso
corporal y de la masa grasa, sino también disminución de dos biomarcadores
de longevidad (insulinemia en ayunas y temperatura corporal) y de la lesión
del ADN.
Fuente científica:
[ JAMA 295(13):1539-1548, Abr 2006] – aSNC
Autores
Heilbronn L, de Jonge L, Frisard M y colaboradores
|
La restricción calórica prolongada determina una reducción de dos
biomarcadores de longevidad; éstos son los niveles de insulina en ayunas y
la temperatura corporal. En los roedores y otras especies de vida corta, la
restricción de calorías durante un tiempo prolongado aumenta su período
vital. Se desconoce si esto ocurre en especies de vidas más duraderas,
aunque actualmente se investiga este efecto en primates no h umanos. Una
hipótesis que explica los efectos contra el envejecimiento de la
restricción calórica es la reducción del gasto energético, con la posterior
reducción de la producción de especies reactivas del oxígeno (ERO). Sin
embargo, también pueden actua r otros efectos metabólicos asociados con la
restricción de calorías, como la sensibilidad y las señales de la insulina,
la función neuroendócrina, la respuesta al estrés o una combinación de los
anteriores. Una de las teorías más aceptadas con relación al envejecimiento
es la del estrés oxidativo, la cual sostiene que las lesiones oxidativas de
las ERO se acumulan en el tiempo y determinan la aparición de enfermedades
como el cáncer. Las ERO son producto del metabolismo energético, que atacan
lípidos, proteínas y ADN, y generan productos que afectan la función
celular normal. Estudios en roedores con restricción calórica han
demostrado una reducción del 30% de la 8-oxo--7,8-dihidroguanina en el
cerebro, músculo y corazón. La temperatura corporal y los niveles de
sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA) e insulina representan
biomarcadores de restricción calórica y longevidad en roedores y monos. Al
respecto, los hombres con concentraciones plasmáticas de insulina o
temperatura corporal inferiores a l a mediana, y niveles de DHEA superiores
a la mediana, presentan una vida más prolongada. Más aún, un estudio
transversal que comparó individuos luego de una restricción calórica
(nutricionalmente adecuada) con un grupo control de peso normal durante 6
añ os, demostró que los participantes del primer grupo presentaban menores
niveles de glucemia, insulinemia y marcadores de aterosclerosis. Los
objetivos del presente trabajo fueron, por un lado, establecer si la
restricción calórica prolongada a través de la dieta o de una combinación
de ésta y ejercicio, podía ser implementada con éxito en individuos no
obesos, y, por otro lado, determinar los efectos de las intervenciones
sobre biomarcadores establecidos de restricción calórica, gasto energético
sedenta rio y lesión oxidativa en el ADN y las proteínas.
Fueron incluidos en el estudio 48 hombres y mujeres sanos con sobrepeso
(índice de masa corporal de 25
a 29). Los participantes fueron divididos en 4
grupos en forma aleatoria durante 6 meses: el grupo control (dieta de
mantenimiento de peso), el de rest ricción calórica (de un 25% sobre los
requerimientos energéticos al inicio del estudio), el de restricción
calórica y ejercicio (12.5% de restricción de calorías y 12.5% de aumento
del gasto energético), y por último, el grupo con una dieta de muy bajas
calorías (890 kcal/día hasta la reducción del 15% del peso, seguido por una
dieta de mantenimiento del peso). En todos, se evaluaron la composición
corporal, los niveles plasmáticos de sulfato de DHEA, glucosa e insulina,
los carbonilos proteicos, la les ión del ADN, el gasto energético de 24
horas y la temperatura corporal.
Los cambios promedio en el peso corporal a los 6 meses en los 4 grupos
fueron, respectivamente, de -1.0%, -10.4%, -10.0% y -13.9%. Los niveles
plasmáticos de insulina en ayunas se redujeron significativamente con
respecto al inicio en los grupos de inter vención, mientras que los niveles
de sulfato de DHEA y de glucosa no mostraron cambios. La temperatura
corporal disminuyó en el segundo y tercer grupo. Luego del ajuste en el
análisis según los cambios en la composición corporal, se observó que el
gasto energético sedentario de 24 horas no cambió en el grupo control, pero
se redujo en los otros tres grupos (-135, -117 y -125 kcal/día,
respectivamente). Estas “adaptaciones metabólicas” fueron estadísticamente
diferentes de los controles. Por su parte, la s concentraciones de
carbonilos proteicos no se modificaron en ninguno de los 4 grupos, mientras
que la lesión del ADN se redujo en todos los grupos de intervención.
Los resultados del presente trabajo demuestran que la restricción calórica
prolongada, implementada a través de la dieta o de una combinación de ésta
y ejercicio, reduce los niveles plasmáticos de insulina en ayunas y la
temperatura corporal, además de d isminuir la lesión del ADN. Sin embargo,
sostienen los autores, aún queda por investigar si estos efectos son
sostenidos en el tiempo y si afectan el envejecimiento humano.
|
|
VALOR DE LA ESTATURA EN
PACIENTES DIABETICOS PARA PREDICCION DEL RIESGO DE AMPUTACION
Estudio
en 93116 pacientes
Taipei, Taiwán (Republica Nacionalista China):
En los pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2, la estatura elevada
representa un factor predictor independiente del riesgo de ser sometidos a
una amputación de miembros inferiores. Así, por cada 10 cm adicionales en la
altura corporal, este riesgo aumenta un 16%.
Fuente científica:
[ Canadian Medical Association Journal 174(3):319-323, Ene 2006] – aSNC
Autores
Tseng C
|
En los pacientes con diabetes tipo 1 o tipo 2, la estatura representa un
factor predictor independiente de la amputación de miembros inferiores. Se
ha demostrado que los pacientes diabéticos de mayor altura son más
susceptibles a la pérdida de la sensibilidad periférica que aquellos más
bajos. Esta mayor susceptibilidad podría ser debida a una vulnerabilidad
superior de las fibras nerviosas más l argas a las lesiones traumáticas
externas, o a las complicaciones microvasculares y macrovasculares de la
diabetes. Debido a que la pérdida sensorial periférica acompañada por la
aparición de úlceras en el pie es la indicación más frecuente de amputación
de miembros inferiores en los pacientes con diabetes, aquellos de mayor
estatura podrían presentar un riesgo incrementado de requerir dicho
procedimiento. En Taiwan, país de los autores del presente trabajo, a pesar
de que la diabetes es la causa de un tercio a la mitad de todas las
amputaciones de miembros inferiores realizadas, el procedimiento es menos
frecuente en los taiwaneses de baja estatura que en las personas de raza
blanca, quienes presentan una altura muy superior. En forma similar, se han
observado bajas tasa de realización de amputaciones en otras poblaciones
asiáticas. El motivo de esta diferencia de tasas entre diferentes grupos
étnicos es desconocido, aunque, al respecto, la estatura podría representar
un factor. Los objetivos del pr esente trabajo fueron determinar la
prevalencia de amputación de miembros inferiores en pacientes con diabetes
mellitus tipo 1 o tipo 2, y evaluar la asociación entre la estatura y dicho
procedimiento, con ajuste de potenciales covariantes como la edad, el sexo
de pertenencia, la duración de la diabetes, el tabaquismo, la hipertensión,
los niveles de glucemia en ayunas y la presencia de dislipidemia.
De un total de 256 036 pacientes diabéticos que formaban parte de bases de
datos de hospitales y clínicas, se seleccionaron en forma aleatoria 128 572
para ser incluidos en el presente trabajo. Luego de excluir a los menores
de 18 años, finalmente 93 116 pacientes (42 970 hombres y 50 146 mujeres)
fueron entrevistados telefónicamente.
Se constató que el 3.5% de la muestra presentaba diabetes tipo 1. El
procedimiento de amputación de un miembro inferior fue realizado en el 1.7%
de los pacientes con diabetes tipo 1 y en el 0.8% de aquellos con diabetes
tipo 2. La prevalencia de amputaci ón no fue significativamente diferente
entre hombres y mujeres con diabetes tipo 1, pero sí fue significativamente
superior en los hombres con diabetes tipo 2 con respecto a las mujeres con
esta última entidad (0.9% y 0.7%, respectivamente). La estatura se asoció
significativamente con la realización del procedimiento de amputación de un
miembro inferior (odds ratio ajustado de 1.16 por cada 10 cm). Por su parte, en
un subgrupo de pacientes de quienes se disponían los datos referidos a sus
nivele s de glucemia en ayunas y a la presencia de dislipidemia, el ajuste
adicional según estas dos variables demostró que la estatura aún
representaba un factor predictor independiente de la amputación de miembros
inferiores (odds ratio ajustado de 1.7 9).
Los resultados del presente trabajo demuestran la existencia de una
asociación fuerte y estadísticamente significativa entre la estatura y el
riesgo de amputación de miembros inferiores en los pacientes diabéticos.
Así, por cada 10 cm
de altura adicional , el riesgo de ser sometido a dicho procedimiento
aumenta un 16%, mientras que, cuando el análisis incluye, además, el ajuste
según la glucemia en ayunas y la existencia de dislipidemia, el incremento
de este riesgo es aún mayor (79%).
|
|
ESTRES LABORAL,
SINTOMAS DEPRESIVOS, MODULACION LIPIDICA Y ANTIOXIDANTES
Estudio
en 33 participantes
Hamamatsu, Japón:
El estrés piscológico parece reducir los niveles plasmáticos de colesterol
LDL y VLDL y de alfatocoferol. A su vez, en los individuos sometidos a
bajos niveles de estrés laboral, los valores séricos elevados de
malondialdehído se correlacionan con la presencia de síntomas depresivos.
Fuente científica:
[ Journal of Affective Disorders 91(1):63-70, Mar 2006] – aSNC
Autores
Tsuboi H, Tatsumi A, Yamamoto K y colaboradores
|
El estrés psicológico podría reducir los niveles plasmáticos de colesterol
de lipoproteínas de baja y muy baja densidad (LDL y VLDL, respectivamente,
por sus siglas en inglés), y de α-tocoferol. El estrés oxidativo
aumentado o las defensas antioxidantes defectuosas podrían relacionarse con
la depresión. Al respecto, existen algunos indicios que sugieren que en los
casos de depresión mayor, podría existir una susceptibilidad aumentada a un
estrés oxidativo incrementado o a una afectación de la actividad
antioxidante. Sin embargo, aún no resulta claro si estos dos últimos
factores comprenden un riesgo de trastorno depresivo, o si la depresión
causa los cambios oxidativos. A pesar de que la depres ión clínica, los
síntomas depresivos y el estrés psicológico son conceptos que deben ser
distinguidos, éstos se encuentran muy relacionados entre sí. El estrés
subjetivo es un importante factor precipitante de la depresión. Al
respecto, se ha observado u na significativa correlación entre el comienzo
de depresión mayor y la existencia de eventos importantes (de alteración de
las circunstancias de vida) en los 3 meses anteriores. Los autores del presente
trabajo estudiaron una población de enfermeras sana s bajo un nivel de
estrés laboral alto o bajo, con el objeto de investigar las asociaciones
entre el estrés psicológico, los síntomas depresivos, el estrés oxidativo y
la actividad antioxidante. El propósito del trabajo fue examinar si la
actividad séric a oxidativa difería entre las participantes con diferente
nivel de estrés laboral, y si existía alguna relación significativa entre
la actividad antioxidante y los síntomas depresivos.
Fueron incluidas en el trabajo, 33 enfermeras pertenecientes a un hospital
universitario de Japón. A través de un cuestionario referido al estrés, las
participantes fueron clasificadas como expuestas a un nivel de estrés
laboral alto (n=18) o bajo (n=15) . A su vez, las participantes
respondieron un cuestionario que evaluaba la presencia de síntomas
depresivos, y fueron sometidas al estudio de sus niveles séricos de
colesterol, peroxidación lipídica (malondialdehído) y antioxidantes.
Se observó que las participantes con niveles elevados de estrés laboral
mostraron puntajes significativamente mayores en el cuestionario sobre
síntomas depresivos que aquellas con niveles bajos de dicho estrés, a la
vez que demostraron concentraciones si gnificativamente inferiores de colesterol
total, colesterol LDL y VLDL, α-tocoferol y β-caroteno. Sin
embargo, las reducciones de los parámetros séricos fueron sustancialmente
menores luego de controlar en el análisis los factores del estilo d e vida,
con la excepción del colesterol LDL y VLDL, y el α-tocoferol. Por su
parte, la importancia de las concentraciones de este último pareció
depender de los niveles de colesterol. En las participantes con niveles
bajos de estrés laboral, los pu ntajes en el cuestionario sobre síntomas
depresivos se correlacionaron positivamente con los niveles plasmáticos de
malondialdehido, y con los cocientes de éste con el colesterol total y con
la suma del colesterol LDL y VLDL. Por el contrario, en el grup o con
niveles elevados de estrés laboral, estas correlaciones no fueron
observadas. Luego de ajustar el análisis según los factores del estilo de
vida, la relación entre los puntajes del cuestionario sobre síntomas
depresivos y el cociente entre el malon dialdehido y la suma de colesterol
LDL y VLDL, permaneció significativa.
Los resultados del presente estudio demuestran que existen diferencias en
los lípidos plasmáticos y la actividad antioxidante entre los individuos
sometidos a altos niveles de estrés laboral y aquellos en quienes este
último es bajo. Por su parte, los ha llazgos también demuestran la
existencia de una asociación entre los síntomas depresivos y los índices
séricos relacionados con la peroxidación lipídica.
|
|
ACTUALIZAN LAS
CARACTERISTICAS DE LA
BACTERIEMIA POR S. AUREUS
Estudio
retrospectivo realizado en un hospital de Suiza entre 1998 y 2002
Basel, Suiza:
La mortalidad de los pacientes con bacteriemia por S. aureus fue elevada, a
pesar de la disponibilidad de drogas efectivas, y fue mayor en pacientes
con infección extrahospitalaria que nosocomial.
Fuente científica:
[ Clinical Microbiology and Infection 12(4):345-352, Abr 2006] – aSNC
Autores
Kaech C, Elzi L, Sendi P y colaboradores
|
La bacteriemia por Staphylococcus aureus (BSA) provoca sustancial
morbilidad y mortalidad en el mundo. Entre 25% y 40% de la población
general es portadora de S.aureus es las narinas anteriores y una
considerable proporción de las infecciones del torrente sanguíneo por S.aureus
son de causa endógena.
De todos los casos de BSA, 40% a 80% son adquiridas en el hospital, y en
particular preocupa la infección asociada con catéteres intravenosos (IV)
debido al creciente empleo de vías centrales.
En los pacientes con BSA extrahospitalaria, es característica la elevada
tasa de bacteriemia sin foco, entre 45% y 85%. En contraste, la mayor parte
de los casos de BSA nosocomial presentan una puerta de entrada evidente, es
decir, catéteres IV o sitios quirúrgicos.
Las complicaciones de la BSA
incluyen la presencia de endocarditis o de un foco secundario y ocurren con
mayor frecuencia en BSA extrahospitalaria que en la nosocomial y en pacientes
con bacteriemia sin foco que en pacientes con foco conocido de BSA.
La BSA tiene una tasa de mortalidad entre 20% y 40% a pesar de la
disponibilidad de antibióticos efectivos contra estafilococo. Además, la
bacteriemia por S.aureus meticilino-resistente (SAMR) presenta mayor
riesgo de mortalidad que la asociada co n S.aureus
meticilino-sensible (SAMS).
La BEA puede ser tratada con tratamiento antibiótico adecuado y remoción
del foco. Son factores de riesgo de mala evolución la edad, la bacteriemia sin
foco y el shock séptico.
Los autores realizaron un estudio para analizar en forma retrospectiva las
características clínicas, microbiológicas y terapéuticas de la BSA en un hospital de
Suiza en adultos internados entre 1998 y 2002.
Fueron incluidos los pacientes que presentaron al menos un hemocultivo
positivo para S.aureus sumado a síndrome de respuesta inflamatoria
sistémica. La BSA
fue considerada nosocomial si el priemer hemocultivo positivo fue obtenido
> 48 horas luego de la internación o luego de un procedimiento invasivo.
En total se incluyeron 308 episodios de BSA: 2% causados por cepas de SAMR;
49%, extrahospitalarios y 51%, intrahospitalarios. El 31% de los pacientes
con BSA extrahospitalaria eran drogadictos IV.
El 52% de la BSA
extrahospitalaria fue bacteriemia sin foco y el 61% de la BSA nosocomial fue
infección relacionada con catéteres IV. La endocarditis se observó en 17%
de los episodios y resultó más frecuente en pacientes con BSA
extrahospitalaria que no socomial (29% frente a 5%, respectivamente) y en
pacientes con bacteriemia sin foco.
En 82% de los casos se consultó a un infectólogo y 83% de los pacientes
recibieron tratamiento antibiótico apropiado dentro de las 24 hs de la
obtención de los hemocultivos. La terapia empírica fue apropiada en 77% de
los episodios. La terapia definitiva más frecuente fue flucloxacilina.
Los focos secundarios fueron más frecuentes en pacientes con BSA
extrahospitalaria y con BSA sin foco e incluyeron artritis séptica,
espondilodiscitis e infección de partes blandas.
La mortalidad hospitalaria global fue del 20%. La BSA extrahospitalaria se
asoció en forma independiente con una mayor tasa de mortalidad que la BSA nosocomial (26% frente
a 13%). Los factores de riesgo independientes para una evolución fatal fueron
la e dad, la inmunosupresión, el alcoholismo, la hemodiálisis, la
insuficiencia renal aguda y el shock séptico.
Los siguientes factores de riesgo para mortalidad fueron más frecuentes
para BSA extrahospitalaria: bacteriemia sin foco, foco secundario,
insuficiencia renal aguda, shock séptico, coagulación intravascular
diseminada, internación en terapia intensiva y ventilación mecánica.
La consulta con el especialista se asoció con una mejor evolución.
En comparación con un análisis retrospectivo previo en la misma institución
entre 1980 y 1986, se observó un incremento del 140% de la BSA extrahospitalaria, un
incremento del 60% de la BSA
asociada con catéter y una reducción del 14% en la mortalidad.
Los autores concluyen que la mortalidad en los pacientes con BSA permaneció
elevada, a pesar de la terapia antibiótica efectiva. Los pacientes con BSA
extrahospitalaria presentaron el doble de probabilidad de morir que los
pacientes con BSA nosocomial. P or último, la consulta con un especialista
podría reducir la mortalidad en pacientes con BSA.
|
|
MANIFESTACIONES
CLINICAS Y PROFILAXIS SECUNDARIA PARA CRIPTOCOCOSIS Y PENICILOSIS
Estudio
comparativo en pacientes con infección por HIV tratados con terapia
antirretroviral de gran actividad
Taipei, Taiwán (Republica Nacionalista China):
En pacientes con infección por HIV y SIDA existen diferencias en la
presentación clínica de la criptococosis y la penicilosis, y en los
individuos con buena respuesta a la terapia antirretroviral parece segura
la interrupción de la profilaxis secundaria.
Fuente científica:
[ Clinical Microbiology and Infection 12(4):381-388, Abr 2006] – aSNC
Autores
Sun H, Chen M, Hsiao C y colaboradores
|
En pacientes infectados con el virus de la inmunodeficiencia
humana (HIV) puede resultar difícil distinguir entre las infecciones
fúngicas invasivas endémicas por Crytococcus neoformans y Penicillium
marneffei. La introducción de la terapia antirretroviral de gran
actividad (TARGA) redujo la morbilidad, la mortalidad y las infecciones
oportunistas. Por ello, en los pacientes cuya inmunidad ha sido
reestablecida luego de la introducción de TARGA es factible la i nterrupción
de la profilaxis primaria y secundaria para varias infecciones oportunistas
como la neumonía por Pneumocystis jiroveci, la infección por
citomegalovirus, la infección diseminada por Mycobacterium avium y
la toxoplasmosis cerebra l.
Sin embargo, la interrupción de la profilaxis secundaria puede asociarse
con infecciones fúngicas invasivas incluyendo histoplasmosis, meningitis
por criptococo y penicilosis. Las infecciones oportunistas ocurren en
pacientes que desconocen estar infecta dos por HIV o que presentan baja
adherencia a la profilaxis antimicrobiana o a TARGA.
Los autores realizaron un estudio para determinar los indicadores clínicos
requeridos para diferenciar entre criptococosis y penicilosis en pacientes
con infección por HIV y evaluar la seguridad de la interrupción de la
profilaxis secundaria para dichas infecciones en pacientes con buena
respuesta a TARGA.
Para ello, compararon la presentación clínica de 58 episodios de
criptococosis y de 26 episodios de penicilosis en pacientes con HIV entre
1994 y 2004.
El diagnóstico de criptococosis fue realizado en caso de positividad de
cultivos para C.neoformans, tinción positiva con tinta china o
elevación de títulos de antígenos de criptococo en muestras clínicas.
El diagnóstico de penicilosis se basó en positividad de cultivos de
muestras clínicas para P.marneffei. En pacientes con criptococosis
se indicó anfotericina B seguido de terapia de mantenimiento con
fluconazol. En los pacientes con penicilosis se administró anfotericina B
seguido de itraconazol como mantenimiento.
Durante el período de estudio de 10 años, se diagnosticaron 58 episodios de
criptococosis en 50 pacientes y 26 episodios de penicilosis en 25
pacientes.
En los pacientes con criptococosis se observaron con mayor frecuencia síntomas
neurológicos, mientras que en los pacientes con penicilosis se observaron
síntomas respiratorios, linfadenopatía, hepatomegalia, esplenomegalia y
manifestaciones orales. Los p acientes con penicilosis presentaron mayor
probabilidad de tener hallazgos radiográficos patológicos, incluyendo
lesiones intersticiales, cavitaciones, fibrosis y lesiones ocupantes de
espacio.
La terapia antifúngica de mantenimiento fue interrumpida en 27 pacientes
con criptococosis en quienes el recuento medio de CD4 había aumentado a 186
células/µl y en 18 pacientes con penicilosis en quienes el recuento medio
de CD4 había aumentado a 95 cél ula/µl luego de la introducción de TARGA.
Luego de un seguimiento medio de 35.3 meses sólo hubo recurrencia de un
solo episodio de penicilosis: tasa de recaída de 1.72/100 años-persona.
No se observaron recurrencias en los pacientes con criptococosis luego de
un seguimiento medio de 22.3 meses.
Aunque los pacientes de ambos grupos presentaron similar frecuencia de
lesiones cutáneas, sólo los pacientes con penicilosis mostraron signos
microbiológicos o histopatológicos de invasión cutánea, por lo que la
biopsia cutánea y el cultivo parecen confe rir mayor rédito diagnóstico en
los pacientes con penicilosis que con criptococosis.
Aunque los pacientes con penicilosis presentaron mayor grado de
inmunosupresión -en términos de recuento de CD4- que los pacientes con
criptococosis, tanto al inicio como al momento del diagnóstico de las
infecciones fúngicas, las tasas de mortalidad a l as 2 y 4 semanas y la
mortalidad global de ambas enfermedades fueron similares.
Estos hallazgos, junto con datos previos, apoyan la recomendación de
interrumpir la profilaxis secundaria para la criptococosis cuando el
recuento de CD4 aumenta a más de 100 células/ml luego de TARGA.
Los autores concluyen que existen diferencias en las presentaciones
clínicas de la criptococosis y penicilosis endémicas en pacientes con
infección por HIV. Agregan además, que es seguro discontinuar la profilaxis
antifúngica secundaria para criptococosi s y penicilosis en pacientes con
buena respuesta a TARGA.
|
|
PREVALENCIA DE
HIPOPITUITARISMO LUEGO DEL TRAUMATISMO DE CRANEO
Estudio
prospectivo longitudinal con seguimiento de 12 meses
Munich, Alemania:
En la fase aguda del traumatismo de cráneo puede presentarse
hipopituitarismo que suele normalizarse con el paso del tiempo; sin
embargo, en algunas ocasiones se observan alteraciones tardías de ciertos
ejes hipofisarios.
Fuente científica:
[ European Journal of Endocrinology 154(2):259-265, Feb 2006] – aSNC
Autores
Schneider H, Schneider M, Saller B y colaboradores
|
En 1918 se describió por primera vez el hipopituitarismo secundario al
traumatismo de cráneo. Sin embargo, los estudios hormonales aún no forman
parte del diagnóstico de rutina posterior al traumatismo encefalocraneano
(TEC). Las consecuencias clínicas típicas del TEC incluyen trastornos de la
conciencia, déficit de atención, depresión y sueño. Algunos de estos
síntomas podrían ser consecuencia de insuficiencia pituitaria anterior. Por
tanto, el hipopituitarismo postraumático puede ser enmascarado por secuelas
del TEC o los síntomas del TEC podrían agravarse por el hipopituitarismo.
El hipopituitarimo no diagnosticado puede conducir a crisis hormonal con
peligro para la vida. No obstante, aún no resulta claro si el reemplazo
hormonal puede conferir beneficio adicional a la rehabilitación
postraumática.
Los estudios transversales reportan una elevada prevalencia de
hipopituitarismo luego del TEC, entre 30 y 70%, aunque no se han realizado
estudios longitudinales sobre el tiempo de manifestación o la
reversibilidad.
Por ello, los autores realizaron un estudio prospectivo, longitudinal para
evaluar la presencia de hipopituitarismo 3 y 12 meses luego del TEC en
pacientes de una unidad de rehabilitación de una clínica neurológica de
Alemania.
Los participantes fueron 78 pacientes(52 hombres, 26 mujeres; edad media 36
años) que sufrieron TEC grado I a III que fueron comparados con un grupo
control conformado por 38 sujetos sanos (25 hombres, 13 mujeres, edad media
36.4 años).
Los criterios de exclusión comprendieron tratamiento con glucocorticoides u
hormona del crecimiento, irradiación del cráneo, enfermedades pituitarias
preexistentes, sepsis, enfermedad hepática, renal o cardíaca grave o abuso
de sustancias.
La prevalencia de hipopituitarismo fue evaluada 3 y 12 meses posteriores al
TEC mediante hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH) +
prueba de arginina, prueba corta de adrenocorticotrofina (ACTH) y
mediciones basales hormonales en los pacientes (IFG-I, TSH, T4L,
T3, LH, FSH, prolactina, testosterona y estradiol).
Para la prueba de GHRH + arginina, se administró GHRH y L-arginina y
se realizaron mediciones de hormona del crecimiento (GH) a 0, 30,
45, 60, 90 y 120 minutos. Una respuesta de GH < 9 ng/ml fue
considerada secreción alterada de G H. La gravedad del trauma fue
determinada por la Escala
de Glasgow inicial: puntaje entre 3 y 8, grave (grado III); 9-12, moderado
(grado II) y 13-15, leve (grado I).
Como resultado, luego de 3 meses, 56% de los pacientes presentaban
deterioro de al menos un eje pituitario. La afección de los ejes fue: 32%,
gonadotrófico; 19%, corticotrófico; 9%, somatotrófico y 8%, tirotrófico.
Luego de 12 meses, menor cantidad de pacientes estaban afectados, pero en
algunos casos ocurrieron nuevas alteraciones. Del total de pacientes, 36%
aún presentaban alteraciones hormonales. La alteración de los ejes a los 12
meses fue: 21%, gonadotrófico; 10%, somatotrófico; 9%, corticotrófico y 3%,
tirotrófico.
Luego de 3 meses del trauma, presentaron alteraciones hormonales > 50%
de los pacientes y luego de 12 meses, > 1/3 de los pacientes. Se observó
una elevada prevalencia de hipogonadismo e hipocortisolismo a los 3 meses,
que se normalizaron con el tiempo e n la mayoría de los pacientes y
alteración de la secreción de GH en 10%, que permaneció estable
luego de 12 meses. El menos afectado fue el eje tiroideo.
El hipogonadismo a los 3 meses tuvo correlación con la gravedad del trauma.
En casos de enfermedad grave se produce una disminución de la función
reproductiva. Esto podría explicar la correlación entre la gravedad de la
enfermedad y el hipogonadismo y la normalización del hipogonadismo en una
gran proporción de pacientes a los 12 meses, excepto en los más gravemente
afectados. Sin embargo, la gravedad del TEC no se asoció con la presencia
de hipopituitarismo en general.
Los autores señalan que las alteraciones de los ejes gonadotrófico,
corticotrófico y tirotrófico parecen resolverse luego de 12 meses, mientras
que la afección del eje somatotrófico permanece estable. Además, pueden ocurrir
nuevas alteraciones los 12 mes es, particularmente del eje gonadotrófico y
corticotrófico. Por ello, sugieren reevaluar incluso a los pacientes con
respuestas iniciales normales.
Los autores concluyen que debe evaluarse la función pituitaria luego del
TEC en todos los pacientes, independientemente de la gravedad del trauma.
|
|
ECOGRAFIA CON
CONTRASTE EN EL DIAGNOSTICO DE LESIONES HEPATICAS
Estudio
en 200 pacientes
Guanghou, China:
En los pacientes con pequeñas lesiones hepáticas focales, la realización de
sonografía reforzada por contraste en tiempo real mejora la capacidad de
diferenciación entre la benignidad o malignidad de las lesiones con
respecto a la técnica ecográfica convencional. Además, mejora el
diagnóstico específico, excepto en los casos de pseudotumores inflamatorios
y pequeños abscesos.
Fuente científica:
[ Journal of Ultrasound in Medicine 25(3):349-361, Mar 2006] – aSNC
Autores
Xu H, Liu G, Lu M y colaboradores
|
En el diagnóstico por
imágenes de las pequeñas lesiones focales hepáticas (LFH), la sonografía
reforzada por contraste en tiempo real presenta un mejor desempeño que la
sonografía convencional. La cantidad de pequeñas LHF (de 3 cm o menores) ha
aumentado en forma considerable en la práctica clínica debido al extendido
uso de los procedimientos de imágenes abdominales. La determinación de la
naturaleza de estas lesiones resulta crucial para la p lanificación del
tratamiento. Sin embargo, la diferenciación entre la característica benigna
o maligna de las LHF a través de la sonografía puede no ser clara en la
mayoría de los casos. Aún con la información clínica y bioquímica, y otra
derivada de otr as técnicas de imágenes, resulta difícil arribar a un
diagnóstico definitivo, debido a que las pequeñas LHF pueden no mostrar las
manifestaciones típicas en otras modalidades de imágenes y a que el
marcador sérico tumoral puede no aumentar en algunos pac ientes con
carcinoma hepatocelular (CHC) o metástasis hepática. En un estudio
reciente, se observó que aproximadamente el 50% de los nódulos del CHC y el
40% de los nódulos macrorregenerativos en pacientes con cirrosis, no eran
diferenciables a través de la sonografía convencional, y la mayoría de
ellos presentaban un diámetro de 3 cm o menos. El modo de sonografía
específico por contraste, y en particular el recientemente desarrollado en
tiempo real, supera las limitaciones de la sonografía convenciona l, y,
según se ha demostrado, mejora la caracterización de las LHF. Los patrones
de refuerzo de las diferentes LHF en la sonografía reforzada por contraste,
han sido descritos previamente, y son conocidos por los clínicos. Sin
embargo, el desempeño diagn óstico de la sonografía reforzada por contraste
en tiempo real para las pequeñas LHF, no ha sido extensamente estudiado
aún. Por eso, en el presente trabajo, sus autores buscaron determinar si la
caracterización de las pequeñas LHF podría ser mejorada a través del uso de
un agente de contraste con microburbujas de sulfuro de hexafluride, con
relación a la sonografía convencional.
Durante el período 2004-23005, fueron evaluadas 200 LFH en 200 pacientes
(142 hombres y 58 mujeres) a través de la técnica de sonografía reforzada
por contraste en un modo de secuenciación del pulso de este último. Los
pacientes fueron seleccionados sobr e la base de sonografías convencionales
previas, que detectaron la presencia de las lesiones. Como se especificó,
el agente de contraste empleado en la segunda sonografía empleado fue el
sulfuro de hexafluoride. Las imágenes fueron clasificadas por dos e
xaminadores a través de un sistema de puntaje, como definitivamente
benignas (1 punto), probablemente benignas (2 puntos), indeterminadas (3
puntos), probablemente malignas (4 puntos) o definitivamente malignas (5
puntos). Los diagnósticos finales (por e xamen histopatológico)
comprendieron 114 lesiones malignas (95 CHC y 19 metástasis hepáticas) y 86
benignas.
El análisis de los resultados de la interpretación de las imágenes demostró
una significativa mejoría en la diferenciación entre la naturaleza benigna
o maligna de las LHF entre la sonografía convencional inicial y la
reforzada por contraste en tiempo re al. Luego de la administración del
agente de contraste, mejoraron la sensibilidad, el valor predictivo
negativo y la precisión de la técnica. Esta intervención determinó un mejor
resultado en el diagnóstico específico de las lesiones (38.5% con la sonogr
afía convencional y 80.5% con la reforzada por contraste), excepto en los
pseudotumores inflamatorios y los abscesos hepáticos. Por su parte, la
técnica con contraste produjo una mejoría del consenso entre los resultados
manifestados por los dos observad ores.
Los resultados del presente trabajo demostraron que en el estudio
diagnóstico de las pequeñas LHF, la sonografía reforzada por contraste
mejora la capacidad de diferenciación entre la naturaleza benigna o maligna
de las lesiones con respecto a la sonogra fía convencional. Con relación al
diagnóstico específico, la técnica con contraste en tiempo real no parece
agregar utilidad en los casos de pseudotumores inflamatorios y pequeños
abscesos hepáticos.
|
|
DISIMINUYE EL
RIESGO DE LEUCEMIA MIELOIDE LUEGO DEL LINFOMA DE HODGKIN
Estudio
de revisión en más de 35000 pacientes en 14 países de Europa y EE.UU.
Bethesda, EE.UU.:
El riesgo de presentar leucemia mieloide aguda luego del padecimiento de
linfoma de Hodgkin ha disminuido significativamente a lo largo de los
últimos años debido a las modificaciones en la quimioterapia.
Fuente científica:
[ Journal of the National Cancer Institute 98(3):215-218, Feb 2006]
– aSNC
Autores
Schonfeld S, Gilbert E, Dores G y colaboradores
|
En los últimos años
ha disminuido en forma importante el riesgo de padecer leucemia mieloide
aguda (LMA) luego de recibir tratamiento para el linfoma de Hodgkin
fundamentalmente debido a las modificaciones realizadas en la quimioterapia,
si bien s e requieren estudios analíticos con datos detallados de los
tratamientos para correlacionar esas disminuciones con los cambios
terapéuticos y para mejorar la comprensión del riesgo a largo plazo.
Las terapias para el linfoma de Hodgkin han logrado obtener excelentes
tasas de supervivencia, pero están asociadas con gran incremento del riesgo
relativo para padecer LMA. Sin embargo, existen pocas estimaciones acerca
del aumento de riesgo absoluto (A RA), una medición de utilidad para
explorar el problema de la enfermedad a nivel poblacional; la mayoría de
los estudios se han basado en un número relativamente pequeño de pacientes
con LMA y pocos de ellos evaluaron simultáneamente los efectos de la ed ad,
del año calendario para el diagnóstico del linfoma de Hodgkin, el tiempo
desde el diagnóstico inicial y el tratamiento de comienzo, señalan los
autores.
En el presente ensayo fueron analizados los pacientes con supervivencia a 1
año (n = 35 511) con linfoma de Hodgkin, que habían sido diagnosticados
entre el 1 de enero de 1970 y el 31 de diciembre de 2002 en 14 registros
poblacionales de individuos con n eoplasias en países de Europa y EE.UU. Si
bien los riesgos fueron elevados para todos los grupos analizados, aquellos
pacientes cuyo tratamiento inicial incluyó cualquier tipo de quimioterapia
en comparación con la radioterapia sola, presentaron mayor AR A
estadísticamente significativo para LMA (ARA = 11.3 y 5.4 respectivamente;
p < 0.001). Ese aumento del riesgo fue mayor para las pacientes con más edad
( > 35 años) y para el periodo más temprano evaluado (1970 – 1984 en
comparación con 1985 – 2001). L a declinación a lo largo del año calendario
determinada por la diferencia en los ARA fue particularmente notoria entre
los individuos que recibieron inicialmente cualquier tipo de quimioterapia.
Los informes basados en los datos detallados de tratamiento sugieren que el
riesgo de presentar LMA no sigue siendo elevado luego de 10 años o más de
finalizada la quimioterapia para el linfoma de Hodgkin, si bien varios
informes podrían no tener suficie nte potencia estadística para evaluar ese
riesgo en los supervivientes a largo plazo. La persistencia del ARA
incrementado en el presente estudio durante más de 1 década puede reflejar
el efecto de quimioterapias subsecuentes como las aplicadas en el cas o de
la recaídas, indican los autores.
En conclusión, si bien el riesgo de presentar LMA luego de sufrir linfoma
de Hodgkin ha tenido disminución estadísticamente significativa a lo largo
de los años evaluados, debido fundamentalmente a las modificaciones
efectuadas en los regímenes de quimio terapia, es necesario efectuar más
estudios que aporten datos detallados de los tratamientos para
correlacionar esas disminuciones con los cambios en las drogas quimioterápicas
empleadas, y para comprender mejor el riesgo a largo plazo de LMA que
subsist e luego de padecer linfoma de Hodgkin.
|
|
CARACTERISTICAS
DE LAS INFECCIONES EN LA DERIVACION
VENTRICULOPERITONEAL
Estudio
en 9 casos
Andhra Pradesh, India:
En los pacientes que presentan derivación vetriculoperitoneal la frecuencia
de infección en ella es del 3.98%. El germen más frecuentemente aislado es
el estafilococo coagulasa negativo, y la mayoría de las colonias aisladas
son sensibles a las cefalosporinas de tercera generación y a las
quinolonas.
Fuente científica:
[ Indian Journal of Medical Microbiology 24(1):52-54, Ene 2006] – aSNC
Autores
Sarguna P, Lakshmi V
|
La derivación ventriculoperitoneal (DVP) es uno de los procedimientos más
frecuentes en la práctica neuroquirúrgica. Al respecto, un problema
significativo que éste enfrenta es la posibilidad de infección. Las tasas
de esta complicación varían ent re 2% y 27%, y usualmente se asocia con un
mal pronóstico. Las infecciones de la derivación son causadas la mayoría de
las veces (65%) por Staphylococcus coagulasa negativos (SCN). Por su
parte, las bacterias Gram-negativas son los patógenos que l e siguen en
frecuencia, y causan del 19% al 22% de los casos. Los autores del presente
trabajo llevaron a cabo un análisis de todos los casos de infecciones de
derivaciones observados en su institución durante un período de 18 meses. Los
objetivos del tr abajo fueron evaluar la tasa de infección asociada con
derivaciones del sistema nervioso central, y analizar la frecuencia de los
patógenos y los patrones de sensibilidad antibiótica de éstos.
Durante el período en estudio, se produjeron 9 infecciones de las
derivaciones sobre un total de 226 procedimientos, lo que determinó una
tasa global de infección de 3.98%. De los 9 pacientes infectados, 7 eran de
sexo masculino. Las condiciones de base de los casos con infección fueron
malformaciones congénitas (n=4), craneofaringioma residual (n=1),
astrocitoma (n=1), meningitis tuberculosa con hidrocefalia (n=1) y
siringomielia (n=1). Seis infecciones tuvieron lugar dentro de los 30 días
del procedim iento (cirugía primaria o revisión de la derivación), mientras
que en 3 casos, la infección fue tardía. La presencia de infección en las
derivaciones fue definida a través del aislamiento del organismo en el
líquido ventricular, el tubo de la derivación, el reservorio o la sangre,
además de los signos y síntomas clínicos sugestivos de infección o
disfunción de la derivación (como fiebre, peritonitis o meningitis) o del
tracto de ésta, o no específicos (cefalea, vómitos, cambios en el estado
mental o con vulsiones). La fiebre (44.4%) y los vómitos (33.33%) fueron
los síntomas clínicos más frecuentes. En todos los casos, el líquido
cefalorraquídeo fue límpido y no presentaba pleocitosis ni caída de los
niveles de glucorraquia. Ocho infecciones fueron prov ocadas por un solo
organismo, mientras que en un caso se observaron múltiples colonias de SCN,
Pseudomona aeruginosa y
Escherichia coli. Todos los pacientes con infección habían sido
sometidos al procedimiento previo bajo profilaxis antibió tica, con una
combinación de ampicilina y cloxacilina, gentamicina o ceftriaxona. La
mayoría de las colonias aisladas eran sensibles a amikacina, cefalosporinas
de tercera generación (especialmente ceftriaxona) y ciprofloxacina.
La erradicación de la infección en los pacientes con DVP colonizadas ha
representado siempre un gran desafío para los neurocirujanos. Para esto,
varios métodos han sido probados, con resultados variados. La asepsia
meticulosa, tanto antes de la cirugía c omo durante ésta, resulta esencial
para prevenir la colonización. El uso profiláctico y en el largo plazo de
agentes antibacterianos, además de la remoción y el reemplazo del sistema
de drenaje, han provisto los mejores resultados con respecto a la colon
ización de las derivaciones. Las infecciones de las DVP tratadas
apropiadamente no se asocian con excesivas morbilidad y mortalidad. Al
respecto, la evolución de los pacientes es mejor si las infecciones son
identificadas en forma temprana, y manejadas c on los antibióticos
apropiados. Por su parte, la identificación de los factores de riesgo predictores
de las infecciones podría ayudar a evitar estas últimas.
|
|
Trabajos Distinguidos, Serie Clínica Médica , integra el
Programa SIIC de Educación Médica Continuada
|
Bienvenidos a siicsalud
Acerca de SIIC Estructura de SIIC
Sociedad Iberoamericana de
Información Científica (SIIC)
Av. Belgrano 430, (C1092AAR), Buenos Aires, Argentina
atencionallector@siicsalud.com;
Tel: +54 11 4342 4901; Fax: +54 11 4331 3305.
Casilla de Correo 2568, (C1000WAZ) Correo Central, Buenos Aires.
Copyright siicsalud© 1997- 2006,
Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC)
|