DETECTAN
ANOMALIAS DEL CRECIMIENTO CEREBRAL EN NIÑOS AUTISTAS DURANTE EL
PRIMER AÑO DE VIDA
Estudio
en 48 niños entre 2 y 5 años de edad.
San Diego, EE.UU.:
La aparición clínica del
autismo parece estar precedida por 2 fases de crecimiento anormal
del cerebro, caracterizadas por tamaño reducido de la cabeza al
nacimiento e incremento excesivo entre los 2 y los 14 meses de
vida.
Fuente científica:
[JAMA
290(3): 337-344 Jul 2003] –aSNC
Autores
Courchesne E, Carper
R y Akshoomoff N.
Los signos y síntomas durante el
segundo y el tercer año de vida, que incluyen comienzo tardío
del habla, reacciones sociales y emocionales inusuales y escasa
atención y exploración del medio ambiente, pueden alertar sobre
la presencia de autismo en el niño.
El autismo es un trastorno neurobiológico, aunque dichos signos
biológicos no han sido todavía completamente descubiertos, y uno
de ellos es el incremento del volumen cerebral, detectable a una
edad en la cual los signos clínicos comienzan a ser aparentes. El
excesivo tamaño cerebral es debido fundamentalmente al aumento de
la sustancia blanca del cerebelo, especialmente de los lóbulos
frontales.
Si el crecimiento anormal del cerebro precede , coexiste o sigue a
la aparición de las primeras manifestaciones clínicas de
autismo, es desconocido.
Dado que el perímetro cefálico en los primeros años de la vida
es un índice confiable del tamaño cerebral, es importante
destacar que dicho perímetro en niños con autismo, no es
excesivamente grande en el momento del nacimiento y, teniendo en
cuenta que dicha anormalidad se presenta entre los 2 y 3 años, el
crecimiento exagerado debe presentarse en algún período entre
esas 2 edades.
Los resultados de este ensayo encontraron evidencia de crecimiento
cerebral neonatal disminuído, seguido por un período de rápido
y excesivo crecimiento postnatal, que comienza algunos meses
precedentes a la aparición de los comportamientos clínicos
propios del autismo.
Se incluyeron un total de 48 niños entre 2 y 5 años de edad,
entre los cuales el 92% eran de raza blanca y de familias de clase
media.
Los análisis estadísticos se consideraron significativos con un
valor de p<0.05.
Las bases celulares del incremento del volumen cerebral en los niños
autistas deben aún ser determinadas, y podrían reflejar
numerosas posibilidades, tales como el número excesivo de índices
de crecimiento neuronal o de las células gliales, exagerada y
prematura expansión de los árboles dendríticos y axonales, número
aumentado de conexiones neuronales y mielinización prematura.
Las causas de ese incremento también restan por identificar,
aunque se cree que podrían reflejar la aceleración anormal del
proceso de crecimiento postnatal, o el trastorno del proceso
regresivo prenatal tardío y postnatal temprano. Dicho volumen
cerebral aumentado podría también indicar respuestas
compensatorias aberrantes frente a condiciones adversas
prenatales, o mecanismos biológicos desviados que se manifiestan
en la etapa temprana posterior al nacimiento.
Este es el primer estudio, a criterio de los autores, que
encuentra un signo neurobiológico potencial para el autismo y lo
relaciona con anormalidad cerebral posterior ya que, específicamente,
se observó rápido y excesivo aumento del perímetro cefálico y
presumiblemente también del tamaño cerebral, que comenzó varios
meses luego del nacimiento, pasando del percentilo 25 observado en
los niños normales, al percentilo 84 entre los 6 y los 14 meses
en los niños con autismo, y este incremento se observó antes de
la aparición de los signos clínicos de comportamiento de la
enfermedad.
Dicho período de hipercrecimiento temprano, puede ser factor
causal importante para la emergencia del autismo, ya que la
observación de las actitudes de tipo autista comienza durante una
etapa de importante desarrollo de neuroplasticidad y aprendizaje,
y estudios previos han demostrado que el cerebro humano está diseñado
para beneficiarse con un período extenso de crecimiento guiado en
base a la experiencia. Esa etapa de larga plasticidad proporciona
la oportunidad para una multitud de experiencias en base a
sensaciones, emociones, pensamientos y acciones que llevan
directamente al crecimiento axonal y dendrítico, y a crear,
reforzar o eliminar sinapsis de acuerdo a las necesidades.
Luego de ese proceso, emergen inevitablemente funciones de
neurocomportamiento más refinadas, como las cognitivas,
emocionales, lingüísticas y motoras, necesarias para la
comprensión y la interacción social que involucra a las demás
personas.
En el caso del autismo, el cerebro podría comprimir durante un
corto tiempo, una cantidad de crecimiento global que lleva muchos
años de desarrollo entre los niños normales, lo que además
puede producir gran cantidad de conexiones neuronales no
adaptativas, por lo que el niño podría perder la habilidad para
encontrarle sentido al mundo y, en consecuencia, abandonarlo.
Posteriormente, cuando el índice de crecimiento excesivo
disminuye, el niño ahora autista, tendría la oportunidad de
utilizar los procesos guiados por la experiencia y seleccionar las
conexiones que todavía podrían ser utilizadas, eliminando las
que no pueden serlo.
En conclusión, señalan los autores, el presente estudio halló
evidencia de crecimiento cerebral neonatal subnormal, seguido por
una etapa de crecimiento rápido y excesivo que comienza algunos
meses previos a la aparición de los signos clínicos del autismo,
y el grado, índice y la duración de dicho período, podría
estar relacionado con la evolución clínica y neuroanatómica. El
aumento del perímetro cefálico en estos niños, tendría un
potencial de aplicación clínica, ya que ocurre tempranamente, rápidamente
y en forma habitual entre los pacientes, probando ser distintivo
de otras formas de crecimiento cerebral y cefálico, y de
realización simple, de bajo costo, no invasiva, objetivo y
confiable.
CONSIDERACIONES
PARA EL TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS EN NIÑOS INFECTADOS CON
CEPAS MULTIRRESISTENTES
Estudio
prospectivo a mediano plazo en 16 niños, sobre la tolerancia de
las drogas de segunda línea.
Boston, EE.UU.:
Los resultados del estudio
demostraron buena tolerancia para las drogas de segunda línea
utilizadas en el tratamiento de la tuberculosis debida a cepas
multirresistentes, si bien el diagnóstico se efectuó
generalmente en forma tardía.
Fuente científica:
[The
International Journal of Tuberculosis and Lung Disease 7(7):
637- 664 Jul 2003] –aSNC
Autores
Mukherjee J, Joseph
J, Rich M, Shin S y otros.
Palabras
clave
Tuberculosis, Cepas
multirresistentes, Resistencia a múltiples drogas, Niños
Los niños son menos propensos
que los adultos a adquirir resistencia durante el tratamiento de
la tuberculosis debido a su menor carga de bacilos, aunque no hay
razón para pensar que puedan escapar a la infección por cepas
tuberculosas resistentes.
Cuando esos niños presentan resistencia a múltiples drogas
contra la tuberculosis, es generalmente resistencia de tipo
primaria, es decir una infección transmitida por adultos que
portan cepas resistentes.
El diagnóstico de la enfermedad es más dificultoso en los
infantes que en los adultos, y raramente es confirmado por medio
de la bacteriología, lo que plantea un problema especial en niños
con diagnóstico de la patología y que conviven con contactos
hogareños de cepas multirresistentes, ya que aquellos pueden
haber sido infectados por cepas resistentes, y a pesar de tener
infección activa, permanecer siendo negativos en los cultivos.
Los resultados de este ensayo demostraron que no existen motivos
para pensar que la población pediátrica no pueda ser infectada
por cepas que presenten resistencia a las drogas contra la
tuberculosis, y si bien la tolerancia de las drogas alternativas
utilizadas ha sido buena, en general el diagnóstico se realizó
en forma tardía.
Se incluyeron en el estudio los primeros 16 niños con edades
entre 2 y 14 años, que ingresaron en un programa expandido para
el tratamiento de la tuberculosis provocada por cepas
multirresistentes en Perú, y se presentan los resultados en un
plazo de 4 años de dicho tratamiento.
Debido a que no existe diferencia entre la presentación clínica
de la tuberculosis producida por cepas multirresistentes y por
cepas susceptibles, el diagnóstico de la resistencia a dichas
drogas se basa en el cultivo positivo y los tests de sensibilidad,
aunque frecuentemente éstos se realizan en forma tardía.
En los casos en que dicho test de sensibilidad a las drogas de los
contactos del niño sea conocido, pero la obtención del cultivo
en dicho niño no sea exitosa, es razonable tratar a ese infante
con un régimen empírico basado en el patrón de sensibilidad de
los contactos.
Para el tratamiento pediátrico de la enfermedad producida por
cepas multirresistentes, algunos autores habían agregado 2 drogas
frente a las cuales el preparado analizado del paciente, eran
sensibles al régimen para el tratamiento de cepas con resistencia
múltiple, aunque en este trabajo, debido a que todos los niños
eran resistentes a por lo menos 3 agentes de primera línea, los
esquemas utilizados fueron más agresivos, y recibieron al menos 5
drogas frente a las cuales la muestra examinada presentaba
sensibilidad.
Un niño debe ser considerado en riesgo de presentar patología
resistente a las drogas si se observa progresión clínica o
radiológica de la enfermedad, a pesar del curso corto de
quimioterapia, o si tiene contactos hogareños con personas
conocidas de presentar preparados de muestras con cepas
multirresistentes.
En conclusión, señalan los autores, prácticamente todos los niños
en este estudio han tolerado bien la terapia contra las cepas
resistentes y han tenido evoluciones favorables.
De todas maneras, es necesario tener en cuenta que debido a que se
utilizan definiciones que dependen de la baciloscopía, y están
basadas en la población adulta, el diagnóstico de enfermedad
debida a cepas resistentes a múltiples drogas antituberculosas se
hace tardíamente y, por lo tanto, se debería desarrollar una
nueva definición clínica para prevenir la progresión y
cronicidad de la patología en los casos pediátricos.
EL
AIRE AMBIENTAL SERIA TAN BUENO COMO EL OXIGENO PURO PARA LA
RESUCITACION DEL NEONATO
Estudio
multicéntrico en 431 neonatos con asfixia.
Nueva Delhi, India.:
Los resultados de este
estudio sugieren que el aire ambiental sería similar al oxígeno
100% para la resucitación de los neonatos asfixiados en el
nacimiento.
Fuente científica:
[Indian
Pediatrics 40(6):
510-517 Jun 2003] –aSNC
Autores
Ramji S, Rasaily R,
Mishra P y otros.
Palabras
clave
Neonatología,
Reanimación, Asfixia neonatal, Encefalopatía isquémica hipóxica,
Mortalidad, Oxígeno, Resucitación, Reanimación
La asfixia en el nacimiento es
una de las principales causas de mortalidad neonatal temprana en
la India, y la resucitación puede reducir la mortalidad y las
secuelas de dicha asfixia.
Las normas estandarizadas recomiendan el uso de oxígeno al 100%
para la ventilación asistida, aunque estudios recientes sugieren
que la reanimación con altas concentraciones de oxígeno, llevan
a excesiva liberación de radicales libres durante la fase posthipóxica
de reoxigenación, lo que a su vez tiene el potencial de causar daño
a nivel celular y orgánico. Estas observaciones iniciaron varios
estudios experimentales para evaluar la eficacia del aire
ambiental en la resucitación neonatal.
Los resultados del presente ensayo demostraron que el aire
ambiental resulta tan eficaz como el oxígeno 100%, para la
reanimación de los recién nacidos con asfixia, sin su efecto
oxidativo deletéreo.
Se incluyeron en este estudio 431 recién nacidos entre 1995 y
1997, con un peso de nacimiento mayor de 1 000 gramos, y se
dividieron en 2 grupos: uno de ellos recibió oxígeno puro (n =
221) y el otro aire ambiental (n = 210).
Para comparar las proporciones estadísticas entre los grupos, se
utilizó el test de chi cuadrado, y los valores principales se
compararon mediante el test t de Student.
La asfixia neonatal no es sólo la principal causa de mortalidad
temprana entre los recién nacidos, sino una causa importante de
discapacidad neuromotora en los niños, y la práctica estándar
recomendada para la resucitación de los neonatos asfixiados, ha
sido el uso de oxígeno puro en la ventilación asistida.
El presente estudio demostró también que la evolución de los niños
asfixiados y reanimados con aire ambiental fue similar a la de los
que recibieron oxígeno 100%.
Además, no se encontraron diferencias significativas en la mejoría
de la frecuencia cardíaca medida a 1, 5 y 10 minutos y en la
puntuación de Apgar entre los 2 grupos de tratamiento a los 5 y
10 minutos, y el período hasta el primer grito y la duración de
la reanimación, fueron significativamente más cortos en el grupo
con aire que en el grupo con oxígeno.
La mortalidad global en el grupo resucitado con aire pareció ser
más baja que en el grupo con oxígeno, y la mortalidad
relacionada con la asfixia fue también mayor en este último
grupo que en el que recibió aire, aunque las diferencias no
fueron estadísticamente significativas.
Se puede mencionar como limitación del estudio la falta de
aleatorización del mismo, aunque estos resultados son similares a
los de análisis multicéntricos previos y a los de un estudio
aleatorizado a ciego.
Los hallazgos de este ensayo clínico, comentan los autores,
indican que existe la necesidad de cambiar las normas de reanimación
para los recién nacidos, y tienen especial implicancia cuando no
se encuentra disponible el oxígeno para la resucitación de
dichos neonatos.
Recientes normativas han recomendado que la ventilación con aire
ambiental puede ser una alternativa cuando no está disponible el
suplemento del 100% de oxígeno, aunque se requieren estudios de
seguimiento a largo plazo para establecer la evolución neurológica
de esos niños.
El subgrupo de la población de prematuros en este estudio fue muy
pequeño como para sacar conclusiones sobre la eficacia del aire
para la ventilación asistida en dichos neonatos, por lo que se
requiere investigación adicional.
En conclusión, señalan los autores, el aire del medioambiente
resultó en este estudio tan bueno como el oxígeno puro, para la
reanimación de los recién nacidos asfixiados en el momento del
nacimiento. |