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Informes SIIC |
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INFLUENCIA DE LA TERAPIA PARA HIPERTROFIA PROSTATICA BENIGNA EN EL FUNCIONAMIENTO SEXUAL
Resultados de una revisión de los artículos relevantes publicados entre 1984 y 2005 Swansea, EE.UU.: La hipertrofia prostática benigna con síntomas del tracto urinario inferior se relaciona con disfunciones sexuales, por lo que los autores recomiendan tener en cuenta este aspecto en la elección del tratamiento quirúrgico o farmacológico. Fuente científica: |
La hipertrofia prostática benigna (HPB) es un trastorno frecuente en los hombres mayores y puede asociarse con síntomas del tracto urinario inferior (STUI), los cuales aumentan el riesgo de disfunción sexual, incluyendo las disfunciones de la erección (DE), de la eyaculación (DEY) y un menor deseo sexual. La sexualidad es un elemento importante del bienestar individual y de la calidad de vida de las personas. Una encuesta multinacional reveló que en los hombres entre 50 y 80 años existe una alta prevalencia de disfunción sexual, la cual aumenta con el envejecimiento y con enfermedades como diabetes, depresión, cardiopatías y STUI relacionados con HPB. Debido a la proximidad del tejido prostático con la uretra, los pacientes con HPB a menudo presentan STUI como urgencia y mayor frecuencia miccional, nocturia y tenesmo vesical. Estos síntomas aumentan con la edad y pueden acompañarse de complicaciones como hematuria, infecciones recurrentes del tracto urinario inferior, obstrucción del vaciado vesical e insuficiencia renal. Si bien los STUI son molestos para muchos pacientes con HPB, la gravedad de los síntomas no siempre se correlaciona con el tamaño prostático. Los autores recalcan la importancia de que los profesionales y los pacientes conozcan la variedad de tratamientos disponibles para la HPB, los STUI y sus efectos sobre el funcionamiento sexual; por ello realizaron una exhaustiva revisión bibliográfica de los artículos relevantes publicados entre 1984 y 2005. Ante los casos de HPB con síntomas leves o que no afectan la calidad de vida de los individuos, se puede optar por una vigilancia expectante. En este caso, no se administra ningún tratamiento y el paciente debe acudir a controles periódicos con su médico de cabecera o urólogo mientras adopta medidas simples para aliviar los STUI: reducir la ingesta líquida antes de dormir y disminuir el consumo general de cafeína y alcohol. El tratamiento quirúrgico de la HPB es una opción adecuada cuando los síntomas asociados son muy molestos, cuando existen complicaciones como retención urinaria aguda o cuando los tratamientos conservadores no produjeron mejorías significativas. La resección transuretral de la próstata es el procedimiento preferencial, pero sus riesgos relacionados incluyen la disfunción sexual (DE, DEY), irritación local, contractura del cuello vesical, infecciones del tracto urinario y hematuria. La termoterapia transuretral por microondas y la ablación transuretral con aguja son dos alternativas terapéuticas mínimamente invasivas, aunque no están exentas de riesgos, ya que pueden producir irritación local, retención urinaria y dilación de la cateterización. Estudios previos mostraron que, además, la primera intervención tiene mayores tasas de DEY en relación a la segunda: 16% y 4%, respectivamente. Los alfa1-bloqueantes relajan el tejido muscular liso de la próstata y el cuello vesical, mitigando los STUI. Dentro de ellos, sólo la alfuzosina y la tamsulosina son uroselectivos y tienen un mayor efecto en el tracto urinario inferior que en el sistema cardiovascular, lo que disminuye los potenciales efectos adversos relacionados a la hipotensión como la astenia, los mareos y la hipotensión ortostática. La acción hormonal de los inhibidores de la 5-alfa-reductasa (5ARI) inhibe el crecimiento prostático. Se recomienda la administración de estos fármacos (dutasteride o finasteride) en los casos de un notable agrandamiento glandular con riesgo de progresión de la HPB, aunque sus desventajas incluyen una disminución de la libido, disfunción de la erección y de la eyaculación. Una alternativa terapéutica válida para los pacientes con STUI poco tolerables y agrandamiento prostático demostrado es la combinación de alfa1-bloqueantes y 5ARI, ya que se reducen los riesgos de progresión de la hipertrofia glandular, de la retención urinaria aguda y de la necesidad de resecciones quirúrgicas de la HPB. La afección del funcionamiento sexual causada por la combinación de estos fármacos suele ser mayor a la observada con la monoterapia. Al finalizar, los autores recuerdan que existen numerosos tratamientos quirúrgicos y farmacológicos para aliviar los STUI. Recomiendan tener en cuenta los efectos de cada alternativa terapéutica no sólo sobre la HPB, sino también sobre la calidad de vida del paciente, incluyendo los aspectos relacionados con el funcionamiento sexual. |
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EFECTOS DE LA TOXINA BOTULINA EN EL TRATAMIENTO DEL SINDROME DE VEJIGA DOLOROSA
Estudio en 14 pacientes Perugia, Italia: En los pacientes afectados por el síndrome de la vejiga dolorosa, el tratamiento a través de inyecciones intravesicales de toxina botulínica A produce reducción significativa del dolor y de la frecuencia miccional, además de aumentar la capacidad vesical cistométrica. Fuente científica: |
Las inyecciones intravesicales de toxina botulínica A (TBA) son efectivas en el manejo a corto plazo del síndrome de la vejiga dolorosa (SVD). A través de la modulación de la actividad de las fibras aferentes C dentro de las paredes vesicales, la TBA mejora significativamente los parámetros urodinámicos y reduce el dolor vesical y la frecuencia miccional.
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LA SOLIFENACINA MEJORA TODOS LOS
SINTOMAS DEL SINDROME DE VEJIGA HIPERACTIVA
Revisión de 4 estudios aleatorizados Sheffield, Reino Unido: La administración de 5 ó 10 mg de solifenacina a los pacientes con síndrome de vejiga hiperactiva mejora significativamente todos los síntomas componentes de éste y se asocia con una buena tolerabilidad. Fuente científica: |
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ACTUALIZAN EL MANEJO DEL SINDROME DE
LA VEJIGA HIPERACTIVA
Descripción de los mecanismos reguladores de la contracción vesical Sheffield, Reino Unido: En las funciones de llenado y vaciamiento vesical participan receptores y transmisores específicos. Al respecto, el síndrome de vejiga hiperactiva parece ser consecuencia de la pérdida de inhibición o la excitabilidad anormal en varios niveles del sistema nervioso o en el músculo liso vesical. En su tratamiento se emplean cada vez con mayor frecuencia agentes antimuscarínicos selectivos, como la oxibutinina y la tolterodina. Fuente científica: |
El tracto urinario inferior (TUI) está conformado por la vejiga urinaria y la uretra. La primera presenta fibras nerviosas adrenérgicas y colinérgicas que mantienen las fases de llenado y vaciamiento vesical. La aparición de síntomas del TUI refleja una alteración en la función de depósito de éste. Al respecto, el síndrome de vejiga hiperactiva (SVH) parece tener lugar como consecuencia de la pérdida de inhibición o la excitabilidad anormal en varios niveles de los sistemas nerviosos central y periférico y del músculo liso vesical. La contracción de la vejiga urinaria se encuentra principalmente bajo el control del sistema nervioso parasimpático a través de receptores muscarínicos. En la micción normal, la contracción del músculo detrusor se encuentra mediada predominentemente por el subtipo M3 de dichos receptores, aunque los receptores M2 los superan en cantidad. La activación de estos últimos causa la contracción del detrusor en forma indirecta a través de la inhibición de la relajación del músculo liso por los adrenoreceptores β (ARβ). En el urotelio vesical también se ha detectado la presencia de receptores muscarínicos, lo cual indica que este tejido también parece recibir inervación parasimpática. Por su parte, cuando se libera norepinefrina de los nervios adrenérgicos de la vejiga, la estimulación de los ARβ causa relajación del detrusor a partir del aumento de AMPc (lo cual, a su vez, activa la proteinquinasa A). Existen tres subtipos de estos receptores en el músculo detrusor, aunque el tipo ARβ 3 parecer ser el más importante en la relajación de éste. En la vejiga se han detectado receptores adrenoreceptores α (ARα), aunque su significado funcional aún se desconoce. Se ha demostrado que la atropina inhibe más del 95% de las contracciones eléctricas evocadas en el músculo detrusor. El sistema purinérgico desempeña un importante papel en las funciones sensorial y motora de la vejiga. Al respecto, el ATP representa un importante transmisor de excitación, el cual se libera con el estiramiento mecánico y la estimulación eléctrica de la vejiga. La contribución de las fuentes no neuronales de ATP es mucho mayor que la de las fuentes neuronales (84% y 16%, respectivamente). La L-arginina representa un importante nuerotransmisor inhibidor en el TUI; la enzima responsable de su síntesis es la óxido nítrico sintetasa. La histamina contrae el músculo liso vesical a través de receptores H1 localizados en éste. Los prostanoides (prostaglandinas y tromboxanos) son sintetizados por la ciclooxigenasa en el músculo detrusor y la mucosa vesical, y se ha demostrado que las prostaglandinas F2α, E1 y E2 contraen el músculo detrusor, cuya respuesta parece ser lenta. Por su parte, aún no resulta claro el papel de los neuropéptidos como el polipéptido intestinal vasoactivo, las endotelinas, las taquininas y la angiotensina, en la función del músculo detrusor. El SVH afecta la calidad de vida de los pacientes que lo presentan. Su diagnóstico se basa en la presencia de urgencia miccional, con incontinencia o sin ésta, acompañada frecuentemente de nocturia. En el manejo inicial del paciente con SVH, la terapia conductual representa un aspecto de gran importancia. Los ejercicios pelvianos refuerzan el piso de la pelvis y producen la inhibición de las contracciones involuntarias del detrusor. En la actualidad, los agentes antimuscarínicos son considerados como las drogas más efectivas en el manejo del SVH, aunque se asocian con efectos adversos como sequedad bucal, constipación y visión borrosa. En el pasado, el tratamiento del SVH comprendía la administración de agentes antimuscarínicos no selectivos, pero en la actualidad se emplean cada vez más, agentes con mayor selectividad. La oxibutinina presenta una elevada afinidad en particular por los receptores M1 y M3, y representa la droga con respecto a la cual son comparados los nuevos tratamientos en estudio. La sequedad bucal es el efecto adverso más frecuentemente observado con su uso. La tolterodina es un antagonista competitivo específico y potente de los receptores muscarínicos. Una dosis de 2 mg de este agente dos veces por día presenta una efectividad equivalente a la de 5 mg 3 veces por día de oxibutinina. La tolterodina es bien tolerada y costoefectiva en el tratamiento del SVH. La solifenacina es un antagonista selectivo del receptor M3; la administración de 5 ó 10 mg de este agente se asocia con efectividad y un nivel aceptable de efectos adversos anticolinérgicos. En la mayoría de los casos, el SVH no es curado sino que sus síntomas son reducidos, lo cual produce una mejoría de la calidad de vida de los pacientes afectados. Su tratamiento se basa en la combinación de la modificación conductual y la farmacoterapia. Con relación a ésta, en la actualidad se prescriben cada vez con mayor frecuencia, drogas antimuscarínicas selectivas.
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Trabajos Distinguidos, Serie Urología, integra el Programa SIIC de Educación Médica Continuada |
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