Sociedad Iberoamericana de Información Científica |
Volumen 1, Número 5, Mayo 2003 |
Asociación Argentina de Cirugía |
Novedades de la Especialidad |
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LOS CIRUJANOS NO
PARECEN COMPRENDER LA IMPORTANCIA DEL USO DE DOBLE GUANTE Escasa proporción de cirujanos usan doble guante y se resisten en su mayoría a cambiar las prácticas. Edmonton, Canadá Se diseñaron dos cuestionarios a los fines del estudio. El primero de
los mismos fue enviado a 268 cirujanos y residentes del Departamento de
Cirugía de la Universidad para determinar cuáles eran las medidas de
seguridad que utilizaban dichos profesionales. Los médicos de obstetricia
y ginecología y los cirujanos generales tuvieron las tasas más altas de
respuesta. De los profesionales que respondieron el 57% dijo no usar doble
guante. El segundo cuestionario que contenía información de normas de
seguridad fue remitido a todos los médicos que no utilizaran los guantes
de forma rutinaria para evaluar si el conocimiento ofrecido podía
modificar sus prácticas; de éstos sólo el 23% pudo cambiarlas como
resultado de la información. Los datos estadísticos fueron procesados
con el método del chi - cuadrado a fin de obtener posibles asociaciones y
grado de significancia entre la especialidad, medidas de seguridad y
actitudes en torno al uso de guantes.
En el curso del estudio se observó que los cirujanos aceptan otras
medidas de prevención universales con una tasa de inmunización para
Hepatitis B del 97%; si bien sólo el 50% tiene control de su inmunidad en
los últimos tres años, según recomendaciones para la determinación de
la respuesta inmune.
La razón más frecuente para no utilizar doble guante, expresada por
los cirujanos y residentes fue la percepción de pérdida de la destreza y
del confort.
La mayor parte de los cirujanos que trabajan en éste entorno académico
no creen que el uso de doble guante mejore la seguridad en la sala de
operaciones y sólo un pequeño porcentaje lo hace cuando el grado de
evidencia es elevado.
El interrogante que se plantea es si será necesaria algún tipo de
legislación para que los profesionales modifiquen su práctica.
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LA INFECCIÓN DEL SITIO DE INCISION QUIRURGICA POSTERIOR AL ALTA TRIPLICA
LOS COSTOS DEL POSTOPERATORIO Estudio comparativo de recursos médicos utilizados y costos en 2 grupos de pacientes, uno de los cuales presentó infección del área de la incisión quirúrgica luego del egreso hospitalario. Boston, EE.UU. El incremento de los costos directos se origina en el aumento de
consultas ambulatorias, reinternaciones, gastos radiológicos y de
farmacia, ayuda especializada domiciliaria y otras prestaciones
necesarias.
Los sobrecostos médicos directos de la ISQ postalta son mucho menores
cuando el paciente no requiere reinternación.
La tendencia actual de internaciones cortas y cirugías ambulatorias,
lleva a que las ISQ postegreso se incrementen y escapen por lo tanto al análisis
y control de los Comités de Infecciones con que cuentan la mayoría de
los nososcomios.
Es bien conocida la importancia en la salud y costos de la ISQ
intrahospitalario, pero se sabe mucho menos de dicho impacto luego de la
salida del paciente del hospital.
Los autores estudiaron 4571 pacientes que sufrieron algún tipo de
intervención quirúrgica no obstétrica, con o sin internación y
observaron que 89 (o sea el 1,9 %) presentó una ISQ dentro de los 30 días
siguientes a su egreso. A los fines del estudio de costos, estos pacientes
fueron evaluados durante 8 semanas.
Se generó un grupo control basado en 178 casos que no sufrieron ISQ y
que tuvieran similar edad, patología, sexo y tipo de cirugía, a razón
de 2 pacientes control por cada enfermo con infección.
La duración del acto operatorio fue bastante más prolongada en el
grupo con infección (promedio de 177 minutos) que en los controles (137
minutos). Esto estaba dentro de lo previsible, ya que la duración del
acto operatorio es un importante factor de riesgo para la infección.
Los pacientes con ISQ duplicaron el número de visitas al médico (7,5
visitas) con relación al grupo control (3,4). No hubo diferencias en
cuanto a la cantidad de estudios de laboratorio entre ambas poblaciones.
Los pacientes con ISQ necesitaron más estudios radiológicos, mayor
asistencia domiciliaria, mayor consumo de antibióticos e incremento de
las reinternaciones.
El costo promedio de las 8 semanas de seguimiento de los enfermos con
ISQ fue de 5.155 dólares estadounidenses, mientras que el grupo control
tuvo un costo de u$s 1.773. El primer grupo requirió 34 % de
reinternaciones mientras que el segundo necesitó 12 %.
El costo promedio se reduce sensiblemente en aquellos casos de ISQ que
no requieren reinternación. Esta reducción puede estimarse en 76 %.
La ISQ postalta también estuvo asociada de manera significativa con
deterioro físico y mental. Esta situación incrementó la necesidad de
utilizar recursos de salud. Todos estos hallazgos confirman la importancia
de prevenir la aparición de ISQ postegreso hospitalario
HEPATOMA:
BUENOS RESULTADOS DE LA ABLACIÓN PERCUTANEA POR RADIOFRECUENCIA Utilizan un aparato de múltiples
agujas-electrodo que permite resecar tumores de mayor tamaño. El Cairo, Egipto Excluyeron aquellos pacientes con descompensación de la función del hígado,
tendencia a hemorragias y tumores mayores a 8 cm de tamaño y que fueran
inaccesibles para la ablación percutánea por radiofrecuencia.
Todos los pacientes habían desarrollado la cirrosis a partir de una
hepatitis viral, ya sea B o C y las edades de los pacientes oscilaron
entre 35 y 68 años. 81 % tenía una lesión única, 13 % presentaba 2
lesiones y 6 % tres lesiones.
Todos los pacientes toleraron bien la ablación por radiofrecuencia
(AR) sin mayores efectos colaterales. El dolor que presentó el 66 % de
los casos fue localizado y transitorio. Y se resolvió adecuadamente con
analgésicos poco potentes. Más de la mitad tuvieron fiebre, pero ésta
desapareció al cabo de 3 días.
La tomografía computada demostró la desaparición completa del tumor,
un mes después del procedimiento en los 128 pacientes que mostraban un
tumor menor a 3 cm. , y en 8 casos de los 30 que presentaban una neoplasia
de tamaño mayor.
3 pacientes con tumores mayores a 5 cm y 4 con lesiones múltiples
mostraron la presencia de lesiones residuales en zonas adyacentes a las
tratadas. Una nueva AR se realizó en 3 de ellos.
22 pacientes (13,9 %) que no respondieron al tratamiento con AR fueron
derivados al departamento de oncología con el objeto de realizar una
embolización arterial.
El CHC es una neoplasia sumamente frecuente ya que se estima que
aparecen un millón de casos nuevos por año en todo el mundo.
Las hepatitis virales B y C crónicas son consideradas como las causas
predisponentes más frecuentes de esta patología, quedando en segundo
lugar, la enfermedad hepática de origen etílico.
Los distintos países, presentan incidencia diferente de CHC en los
casos de cirrosis, alcanzando al 90 % en Europa occidental y Japón. En el
Medio Oriente esta incidencia es algo menor y en Egipto en particular se
estima que aparecen 5 a 7 nuevos casos por cada 100 000 habitantes.
El mejor tratamiento es la resección quirúrgica para las lesiones
pequeñas, pero esto no es posible en muchos casos por lo avanzado de la
insuficiencia hepática, o por la presencia de múltiples nódulos
tumorales al momento del diagnóstico o por la proximidad física del
tumor con áreas de gran riesgo como pedículos vasculares o estructuras
biliares, lo que impide la resección con algún margen de seguridad.
Los tratamientos no quirúrgicos, tales como infusión de citostáticos,
inmunoterapia, radioterapia convencional, y terapias hormonales, han
resultado insatisfactorias para resolver el problema.
En los últimos años han aparecido dos métodos para tratar el CHC:
embolización angiográfica vía catéter del tumor y ablación percutánea
dirigida por imágenes mediante métodos químicos (inyección de alcohol
etílico) o térmicos (electrocauterio de radiofrecuencia).
La aparición de un electrocauterio de radiofrecuencia constituido de múltiples
filamentos-electrodo, ha permitido un incremento de la eficacia en la
destrucción de tumores de mayor tamaño.
Lamentablemente el CHC es un tipo de tumor que inevitablemente va a
recidivar en pocos años, aún cuando la resección haya sido
aparentemente completa. Debido a que el tejido cirrótico tiene una gran
tendencia a generar nuevos procesos neoplásicos.
La AR tiene la ventaja sobre la cirugía convencional que reduce
sustancialmente el riesgo operatorio (todos los pacientes, en este
trabajo, soportaron la ablación con molestias mínimas y no hubo
muertes). Por otro lado el procedimiento de AR puede repetirse en caso que
se encuentren áreas residuales con tumor, o si aparecen nuevas lesiones
en la evolución del paciente.
Los autores remarcan que la ecografía fue un método útil para
posicionar el electrodo adecuadamente dentro de la masa tumoral.
Debe destacarse el alto éxito alcanzado en tumores pequeños (menores
a 3 cm, pero al mismo tiempo, observar que el tratamiento de los tumores
mayores a 5 cm sólo tiene éxito en el 27 % de los casos.
El 72,8 % de los pacientes tratados exitosamente mostraron normalización
de su nivel de alfafetoproteina al cabo de un mes. En 5 casos en los que
no se produjo la normalización de ese indicador, se detectó la presencia
de lesiones tumorales microscópicas en otras regiones no detectadas
originalmente.
Proponen la medición de la alfafetoproteina como una forma de
momitoreo de pacientes post AR.
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