LA INFORMACION FAVORECE EL DIAGNOSTICO PRECOZ DEL MELANOMA
Impacto de una campaña educativa
Glasgow, Reino Unido
La educación dirigida a la población reduce
significativamente el tiempo transcurrido entre la detección del
melanoma y la consulta al especialista.
[British Medical
Journal 326:367, Feb 2003 - SIIC]
Las campañas educativas fomentan la consulta
temprana al profesional por parte de individuos con lesiones
dermatológicas pigmentadas. La conclusión se desprende de las
investigaciones efectuadas por científicos de la Universidad de
Glasgow, quienes evaluaron la eficacia de una campaña educativa
sobre el melanoma que se inició en Escocia y se extendió a todo el
Reino Unido. Con tal objetivo compararon la conducta de los
pacientes en 1986 y 2001. El análisis comprendió el tiempo
transcurrido entre la primera vez que el paciente notó la lesión
pigmentada y la consulta al médico clínico, así como las fechas
de derivación, visita al especialista y biopsia diagnóstica. En el
año 2001, el 67% de los 162 casos estudiados consultó al clínico
dentro de los 3 meses posteriores a la detección de la lesión
sospechosa, el 25% lo hizo en el primer año, mientras que el 8%
superó este lapso. Por otra parte, los clínicos derivaron al 71%
de los pacientes el día de la consulta, el 25% efectuó la derivación
en las 4 semanas siguientes y el 3% después del mes. En el 39% de
los casos transcurrieron menos de 3 semanas entre la derivación al
especialista y la realización de la biopsia diagnóstica. El 33% de
los pacientes acudió al especialista dentro de las 2 semanas
posteriores a la consulta al clínico. El 61% de los sujetos fue
sometido a cirugía diagnóstica dentro de los 7 días posteriores a
la consulta con el especialista. Finalmente, el 72% de los casos
correspondió a lesiones con buen pronóstico (menos de 1.5 mm de
espesor). En el año 1986, por otra parte, el 16% de los 125
pacientes consultó al clínico dentro de los 3 meses posteriores a
la detección del mismo tipo de lesión, el 50% esperó de 3 a 12
meses y el 34% tardó más de 12 meses. Los clínicos derivaron rápidamente,
y sólo 3 individuos debieron esperar más de 4 semanas para
consultar al especialista. Todos los pacientes fueron sometidos a
cirugía dentro de las 3 semanas posteriores a la derivación y el
38% presentó melanomas de menos de 1.5 mm.
La presente experiencia revela que la educación de la población
fomenta la consulta temprana al clínico y al especialista y aumenta
la proporción de casos con lesiones de mejor pronóstico, fenómeno
que se traslada a una mayor sobrevida, finalizan los autores.
LA
SOBREVIDA EN JOVENES CON CANCER DE LENGUA NO ES PEOR QUE EN
PACIENTES MAYORES
Análisis retrospectivo de 76 casos
con carcinoma epidermoide de lengua en menores de 45 años
La sobrevida en jóvenes y pacientes
de edad más avanzada con cáncer de lengua, es similar. Es el tipo
de tumor, la situación ganglionar, el tipo de cirugía y la elección
del tratamiento adecuado lo que influye en la sobrevida, y no la
edad del paciente.
[International Journal of Oral and
Maxillofacial Surgery 32:167-173, 2003 – SIIC]
El estudio retrospectivo de 76 pacientes
menores de 45 años, con cáncer epidermoide de lengua, llevado a
cabo por los autores, les permitió observar, que la mortalidad no
era superior a la encontrada en pacientes con más años. Por lo
tanto, concluyeron que la edad no era un predictor de la sobrevida.
Otros autores, también encontraron una supervivencia similar en
pacientes jóvenes y mayores con cáncer de lengua.
En Kerala, India, los cánceres de la cavidad oral, representan
el tipo más común de neoplasia en varones y ocupan el tercer lugar
entre las neoplasias femeninas. Pueden hallarse en 24,2 hombres por
cada 100 000 y en 11,2 mujeres por igual cantidad de población, y
estas cifras, probablemente, sean las de mayor incidencia
encontradas en el mundo.
Múltiples publicaciones científicas aseveran que hay un
incremento de cáncer oral en jóvenes de todo el globo.
El manejo del cáncer de lengua, especialmente en poblaciones
menores a 45 años, siempre ha sido materia de no poca controversia.
Están en discusión temas tales como curso clínico, resultados del
tratamiento, factores predictores de sobrevida y pronóstico en el
carcinoma epidermoide de los jóvenes, y las contradicciones
abundan.
La serie de 76 pacientes estudiados, representa la mayor cantidad
de casos reunidos en personas menores de 45 años, hasta el
presente. Todos ellos tenían el diagnóstico histológicamente
confirmado, y la lesión se hallaba en la parte bucal de la lengua.
Los casos fueron reunidos entre 1990 y 1994 en el Centro Regional
del Cáncer en Kerala, India.
La relación entre hombres y mujeres fue de 1,7 a 1. Esta
predominancia masculina, está de acuerdo con otro estudio realizado
en México sobre 170 pacientes y en oposición a una investigación
previa del mismo centro oncológico al que pertenecen los autores y
que había mostrado una ligera prevalencia femenina. El sexo no
demostró influencia sobre la tasa de sobrevida.
El borde lateral de la lengua fue el sitio de localización más
frecuente (80 %), y la mayoría de los pacientes exhibían lesiones
de tipo úlcero-proliferativo. El tipo morfológico de lesión no
pareció tener influencia significativa sobre la supervivencia.
El 63 % de los casos, estaba confinado a la lengua, y el piso de
la boca estuvo involucrado en algo menos del 30 %. Más de la mitad
de los pacientes, no tenía metástasis en ganglios linfáticos del
cuello. Estudios previos habían publicado que la invasión linfática
era más temprana en pacientes jóvenes, en forma independiente del
tamaño tumoral, y que las metástasis ganglionares estaban
asociadas con disminución de la sobrevida. Estas afirmaciones no
pudieron corroborarse en el presente trabajo, y ello podría deberse
a que hubo escasa cantidad de casos en estadío N 2 y N 3 en la
población analizada.
La sobrevida a los 5 años en pacientes libres de enfermedad,
alcanzó 65,5 % en el estadío I, mientras que en el estadío IV fue
de 36,6 %. Es evidente que existe una tendencia hacia mejor nivel de
sobrevida en los estadíos tempranos de la enfermedad, pero la
diferencia no fue estadísticamente significativa, ya que el estudio
incluyó pocos pacientes con formas avanzadas de la patología, lo
que podría ser causa de un desvío que se corregiría con una
población de mayor envergadura.
Otros estudios han sugerido, que el estadío del proceso, es un
predictor de la sobrevida. Esto fue confirmado por el trabajo de
Siegelmann-Danieli y colaboradores y el de Friedlander y asociados.
Estos últimos, llegaron a la conclusión que el pronóstico y la
sobrevida estaban influenciados por el estadío, y no por la edad.
No todos han coincidido con esto, ya que Sarkaria y colaboradores,
establecieron que en pacientes por debajo de los 40 años, el pronóstico
es desfavorable aún en los estadíos tempranos.
El margen de resección libre de tumor, resultó ser un factor
estadísticamente significativo: a los 5 años el 61,5 % de los
pacientes estaban vivos y libres de enfermedad. De aquellos con
presencia tumoral en el margen, solo el 35 % sobrevivió sin
recurrencia.
Los pacientes que no recibieron radioterapia, presentaron mejor
sobrevida libre de tumor, que aquellos que sí la recibieron. Los
casos operados y con radioterapia posterior fueron los de peor
supervivencia.
Aquí, se plantea la posibilidad que aquellos operados, que no
reciben radioterapia, pertenecen en realidad a un grupo de pacientes
con enfermedad más leve: sin metástasis ganglionares y tumores más
diferenciados.
Los pacientes que fueron sometidos a cirugía por enfermedad
recurrente, luego de una primera operación, tuvieron mucho mejor
pronóstico, que aquellos en los que la segunda cirugía fue
necesaria, por recurrencia luego de radioterapia (enfermedad
radioresidual).
Los resultados de este trabajo demostraron que el pronóstico en
jóvenes y mayores, es similar y que en ambos casos, depende del
estadío tumoral, invasión de ganglios linfáticos, tipo de cirugía
y la selección apropiada del tratamiento.
FACTORES
QUE AFECTAN LA EXACTITUD DE LA PESQUISA MAMOGRAFICA
Densidad mamaria, edad y uso de terapia hormonal sustitutiva como
elementos que influyen en el resultado de la mamografía.
Dartmouth, EE.UU.
El aumento de la densidad radiológica
de la mama incrementa el riesgo de cáncer y dificulta la
interpretación de la mamografía. La densidad aumenta con el uso de
terapia de reemplazo hormonal en la postmenopausia y disminuye con
la edad. La interrelación de todos estos factores modifica la
exactitud de las pesquisas mamográficas.
[Annals of Internal Medicine,
138:168-175, 2003 - SIIC]
La exactitud de la pesquisa mamográfica de
cáncer es mejor en mujeres mayores y en aquellas que tienen mamas
adiposas. La sensibilidad en estas últimas resultó de 87% y la
especificidad de 96,9% . En cambio en las mujeres con glándulas
mamarias sumamente densas, la sensibilidad de la mamografía se
redujo a 62,9 % y la especificidad a 89,1 %.
En mujeres mayores de 80 años la sensibilidad supera el 85 %. La
mamografía es sumamente eficaz en estos casos para la detección de
neoplasia, pero en cambio su sensibilidad se coloca por debajo del
85 % entre los 50 y 79 años de edad. La sensibilidad y la
especificidad fueron menores en mujeres jóvenes con mamas densas.
Aquellas mujeres que no recibieron tratamiento hormonal de
reemplazo (THR), exhibieron una mayor especificidad.
La Agency for Healthcare Research and Quality de los EE.UU. que
es una institución dedicada a fijar estándares de calidad, fijó
la sensibilidad ideal para la mamografía en 85 %. Como podemos ver,
esta sensibilidad ideal se alcanza en mujeres mayores de 80 años,
pero no ocurre lo mismo en las más jóvenes y particularmente en
aquellas que tienen mamas radiologicamente densas.
La densidad mamaria representa uno de los factores de riesgo más
subestimados en estudios que intentan determinar la presencia de
cáncer mamario. El riesgo de padecerlo, es 4 a 6 veces superior en
mujeres con mamas radiologicamente densas. Asimismo, la densidad
disminuye la sensibilidad del método y por ende disminuye la
exactitud del diagnóstico mamográfico. La densidad no solo puede
enmascarar la presencia de un tumor, sino que puede dar la
sensación de la presencia de una neoplasia en donde no la hay.
La densidad mamaria es afectada por la edad, el uso de THR, fase
del ciclo menstrual, índice de masa corporal, embarazos y partos y
factores hereditarios.
Los autores estudiaron la información obtenida de 463.372
mamografías por chequeo, realizadas en 329.495 mujeres de los
EE.UU. Se detectaron de esta forma 2223 casos de cáncer de mama.
La densidad de la glándula en la mamografía, disminuye con la
edad, y aumenta con la TRH. La densidad y la edad resultaron
importantes predictores independientes sobre la exactitud de la
pesquisa mamográfica, pero la TRH no es un factor independiente, ya
que su acción se manifiesta a través del cambio de densidad.
En mujeres de 50 o más años de edad, con mamas densas, la
incidencia de cáncer fue mayor en aquellas que recibieron TRH, por
el contrario, en aquellas con mamas no densas, el THR no mostró
mayores efectos.
Las mujeres con mamas densas o que reciben TRH deberían ser
advertidas, que la mamografía en ellas, podría ser menos exacta
como método para detectar cáncer.
Sería conveniente también, que los informes mamográficos
mencionaran aspectos vinculados con la densidad radiológica de la
glándula. Toda esta información, permitiría a las mujeres contar
con un panorama más claro sobre las posibilidades que les ofrece la
mamografía como método para descartar el cáncer.
EL
CARCINOMA HEPATOCELULAR REDUCE LA CALIDAD DE VIDA DE LOS PACIENTES
Coincide
con hallazgos similares en cirróticos e infectados con hepatitis
crónica
Bologna, Italia
El carcinoma hepatocelular es una
enfermedad de pronóstico ominoso. Surge como complicación de
estadios terminales de varias enfermedades hepáticas. Los sujetos
que lo padecen perciben una disminución de la calidad de vida por
causa del dolor y los trastornos del sueño.
[Digestive and Liver Disease
35:46-54, 2003 - SIIC]
La calidad de vida relacionada con la enfermedad (CVRE), estimada
subjetivamente por el paciente, es un parámetro de gran importancia
en la evaluación de cualquier intervención terapéutica. Asume un
papel relevante en las enfermedades crónicas o incurables, en las
cuales el objetivo de los tratamientos es mantener a los enfermos
libres de síntomas, viviendo en su comunidad por todo el tiempo
posible, o reducir la angustia provocada por la afección.
En las enfermedades hepáticas crónicas, la investigación de la
CVRE es un área de mucho interés. Si bien la severidad de los
padecimientos es variable y los afectados a veces viven años en
forma asintomática, el impacto en el bienestar de los sujetos puede
ser enorme. Estudios realizados en individuos cirróticos o con
hepatitis crónica muestran que sufren ansiedad por la infección
crónica y por el riesgo de contagio, problemas emocionales por
abuso de drogas o alcoholismo y angustia ante los procedimientos
terapéuticos reiterados. También disminuye la CVRE debido al temor
de progresión de la enfermedad, sus complicaciones y las
manifestaciones extrahepáticas (fenómenos autoinmunes,
crioglobulinemia).
Investigadores de la Universidad de Bologna realizaron un estudio
de corte transversal en el que compararon sujetos con diagnóstico
de carcinoma hepatocelular con pacientes cirróticos. Estos
individuos contestaron las versiones modificadas italianas del Short
Form-36 y el Nottingham Health Profile, dos índices genéricos del
impacto de la enfermedad en el bienestar de los pacientes.
Participaron del trabajo 101 enfermos con carcinoma hepatocelular
(CHC) superpuesto a cirrosis hepática. Entre ellos hubo 74 hombres
y 27 mujeres, cuyas edades estaban comprendidas entre los 41 y 87
años. El diagnóstico del tumor fue hecho mediante estudios de
imágenes y confirmado por niveles de alfa fetoproteína elevados
más de diez veces por sobre el valor normal. Un total de 81
pacientes tenían nódulos únicos, 13 mostraban dos tumores, y en 7
se descubrieron 3 o más. Fueron excluidos los sujetos que padecían
otra neoplasia o presentaban encefalopatía hepática. Un grupo
control de 202 cirróticos fue elegido al azar de la base de datos
del Servicio de Gastroenterología, comprobándose una correcta
correlación en variables demográficas con el grupo de casos.
En cuanto a la etiología de la cirrosis, la hepatitis viral fue
la más frecuente, con 75% de los casos, seguida por el alcohol.
Presentaron patologías asociadas 65% de los enfermos, las cuales se
repartieron uniformemente entre varios aparatos de la economía. La
mayoría registró el grado B en la clasificación de Child-Pugh
(43%), 35% mostró el grado A y 22% tenían el grado C. Los campos
en los cuales los enfermos con CHC presentaron una alteración
significativa fueron energía, sueño, motilidad física y dolor.
Estos trastornos determinan una importante disminución de la CVRE
comparada con la de los cirróticos que no desarrollan neoplasias
hepáticas. El grado de afección no se relacionó con el tamaño
del tumor.
La divergencia más llamativa fue en relación al dolor. Es
importante tener en cuenta que los cirróticos sin CHC no informaron
tasas de dolor mayores que la población general. La sensación
dolorosa es un síntoma significativo en el CHC, formando parte
relevante de la percepción de disminución de la calidad de vida.
Esta conclusión es importante para el manejo terapéutico del
CHC.
Los pacientes con CHC refirieron menor aislamiento social que los
cirróticos sin carcinoma. Este sorpresivo hecho se explicaría por
el mayor acercamiento de las familias de los pacientes oncológicos
al enterarse del mal pronóstico y la necesidad de tratamientos
agresivos.
La presencia de patologías asociadas, una edad relativamente
menor y los trastornos del sueño fueron los factores que
determinaron una sensación de peor nivel de salud.
La conclusión a la que arribaron los autores es que el dolor
físico es el aspecto más afectado de la calidad de vida en los
pacientes con CHC. Dicho hallazgo debe inducir a los médicos
tratantes a abordar este problema con los enfermos y tratarlo cuando
sea necesario
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