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Volumen 12, Número 1, Septiembre 2003
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ANALIZAN
LA IMPORTANCIA DEL INTERVALO QT
Durham, EE.UU.
No sólo los cardiólogos
deben estar familiarizados con la medición del intervalo QT en el
electrocardiograma, porque muchas drogas de uso habitual son capaces
de prolongarlo
Journal of
the American Medical Association 289(16):2120-2127
Abr 2003
Autores:
Al-Khatib SM, Allen LaPointe NM, Kramer JM y Califf RM
Institución/es
participante/s en la investigación:
Duke Center for
Education and Research on Therapeutics, Duke Clinical Research
Institute, Durham, EE.UU.
Título
original:
[What Clinicians Should Know About de QT Interval]
Título en
castellano:
Lo que los Clínicos Deben Saber Acerca del Intervalo QT
Introducción
El intervalo QT (IQT) en el electrocardiograma (ECG) ha ganado
importancia clínica, en primer lugar porque su prolongación puede
predisponer a arritmias ventriculares potencialmente letales,
conocidas como torsades de pointes. Múltiples factores han
sido implicados, entre ellos el uso inadecuado de fármacos que
prolongan este intervalo, como es el caso del cisapride y la
grepafloxacina.
Para reducir el riesgo de torsades de pointes, los
prestadores de salud deben comprender la importancia del IQT. En el
presente artículo se lo describe, se revisa el tratamiento y se
evalúa el uso de fármacos prolongan su duración.
Qué es el IQT y cómo se lo debe medir
El IQT se mide en el ECG desde el inicio del complejo QRS hasta el
final de la onda T. Es la manifestación electrocardiográfica de
despolarización y repolarización ventricular. Esta actividad eléctrica
del corazón es mediada por canales, estructuras moleculares
complejas en las membranas de las células miocárdicas, que regulan
el flujo de iones. El rápido aflujo de iones con cargas positivas
(sodio y calcio) resulta en despolarización. Cuando este aflujo es
excedido por la salida de iones potasio, ocurre repolarización. El
mal funcionamiento de estos canales lleva a un exceso intracelular
de iones con carga positiva, lo que prolonga la repolarización
ventricular con un IQT prolongado.
Se sabe que las mediciones del IQT están sujetas a gran
variabilidad por factores biológicos, técnicos o intraobservador e
interobservador, lo que puede dificultar la interpretación del ECG.
Un gran problema es que muchos clínicos simplememente no saben cómo
medir el IQT.
Si bien es una práctica común medir el IQT desde el inicio del
complejo QRS hasta el final de la onda T, esta medición nunca fue
estandarizada. Como el IQT se prolonga con frecuencias cardíacas
inferiores y se acorta con frecuencias superiores, se han propuesto
varias fórmulas para ajustar las variaciones (fórmula de Bazett,
corrección de raíz cúbica de Fridericia, ecuación de regresión
linear de Framingham, etc.), ninguna de las cuales fue examinada
comparativamente para determinar cuál es la más efectiva para
predecir pacientes de riesgo.
Un grupo de expertos en síndrome del QT prolongado (SQTP) reconoció
recientemente la carencia de información acerca de cuál es la
mejor forma de medir el IQT. Luego de discutir, delinearon las
siguientes guías: el IQT se debe medir en forma manual,
preferentemente en una de las derivaciones de los miembros que
muestre bien el final de la onda T; el IQT se debe medir desde el
inicio del complejo QRS hasta el final de la onda T (incluidas las
ondas U si son lo suficientemente grandes como para aparentar unirse
a la onda T), promediando 3 a 5 latidos; se debe medir el IQT
durante el pico de concentración plasmática de las medicaciones
que lo prolongan; se debe ajustar el IQT a la frecuencia cardíaca.
La medición del IQT se complica en pacientes con fibrilación
auricular, porque variará en cada latido, también en caso de QRS
amplios por defectos en la conducción ventricular.
Factores que afectan el IQT
Se identificaron varias formas de SQTP congénito, y 3 de ellas han
sido bien caracterizadas en estudios previos (LQT1, LQT2 yLQT3),
con cursos y manifestaciones clínicas diferentes, incluidos los
factores que desencadenan eventos y características electrocardiográficas.
Por ejemplo, la actividad tiende a desencadenar eventos en el LQT1,
los estímulos auditivos en el LQT2 y el reposo en el LQT3.
Además cada forma fue caracterizada electrocardiográficamente por
patrones específicos de ondas T: la onda T es prolongada en LQT1,
pequeña o bífida o ambas en LQT2 y de aparición muy tardía
en LQT3. Además, si bien el riesgo de eventos cardíacos es
más elevado en pacientes con LQT1 y LQT2, la
frecuencia de eventos cardíacos letales es significativamente
superior en el grupo de LQT3. Al ser expuestos a fármacos
que prolongan el IQT, algunas personas parecen tener más
susceptibilidad que otras, lo que sugiere que puede haber una
predisposición genética.
Los factores que predisponen a prolongación del QT con riesgo de torsades
de pointes son la edad, el sexo femenino, la baja fracción de
eyección del ventrículo izquierdo, la hipertrofia del ventrículo
izquierdo, la isquemia, la baja frecuencia cardíaca y las
alteraciones de los electrolitos. Respecto de la medicación antiarrítmica,
el mayor riesgo de torsades de pointes ocurre durante los
primeros días del tratamiento, por lo que es una buena práctica
internar a los pacientes que están iniciando este tipo de terapia.
Determinación del balance riesgo/beneficio de las medicaciones
que prolongan el IQT Se debe determinar si el potencial
beneficio justifica el riesgo.
Estas drogas deben ser usadas si no hay otra medicación que tenga
los mismos efectos beneficiosos, o si otros agentes tienen más
riesgo.
Por ejemplo, en el caso de los antiarrítmicos, es claro el efecto
benéfico que tienen en la terminación de una arritmia ventricular
sostenida, pero no en el caso de arritmias crónicas.
Debe determinarse el riesgo de torsades de pointes en
pacientes que están por iniciar un tratamiento con fármacos que
prolongan el IQT. Es necesario prevenir y tratar la hipokalemia y la
hipomagnesemia. El IQT basal debe ser establecido antes del inicio
de la terapia.
Los autores recomiendan las siguientes pautas de control del IQT en
pacientes que reciben drogas que lo puede prolongar: 1) realizar un
ECG antes y después del inicio del tratamiento con antiarrítmicos;
si el paciente tiene un QTc basal prolongado, habría que evitar
este tipo de drogas; si ya está en tratamiento con este tipo de
drogas y se debe agregar otro antiarrítmico, es necesario
determinar si éste también puede afectar el IQT, y buscar un
tratamiento alternativo, si no es posible, se debe obtener un ECG
antes y después de la adición del nuevo agente; 2) no es necesario
controlar el ECG antes y después del inicio del tratamiento con una
droga que según los expertos tiene potencial improbable o muy
improbable de prolongar el IQT, especialmente en pacientes de bajo
riesgo.
Un IQT de al menos 500 mseg mostró relación con alto riesgo de torsades
de pointes, pero no existe un umbral por debajo del cual haya
seguridad absoluta.
Algunas drogas antipsicóticas pueden prolongar el IQT, pero no
existen trabajos que investiguen el potencial que tienen de producir
torsades de pointes o muerte súbita, especialmente al
asociar varios agentes. Tampoco hay información acerca de cómo y
cuándo realizar el control del IQT en estos pacientes.
Manejo del riesgo con el uso de fármacos que prolongan el IQT
Todas las drogas que estén por ser lanzadas al mercado deben ser
evaluadas en cuanto al potencial que tienen de afectar la
repolarización cardíaca.
En febrero de 2002 se elaboró una guía (ICHS7B) para el testeo de
seguridad cardíaca, la cual especifica que se deben realizar 3
ensayos preclínicos, y si en alguno se demuestra que bloquea los
canales de potasio o prolonga el potencial de acción, se deben
evaluar los riesgos clínicos en ensayos cuidadosamente diseñados.
Aún se deben estandarizar las pruebas clínicas y preclínicas
cardiovasculares
Autoevaluación de Lectura
¿Cómo se mide
el intervalo QT?
A. Desde el inicio del complejo QRS
hasta el final de
B. Desde el inicio del complejo QRS hasta el inicio de la onda T.
C. Desde el final del complejo QRS hasta el final de la onda T.
D. Desde el final del complejo QRS hasta el inicio de la onda T.
Respuesta
Correcta
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EL
SINDROME ANTIFOSFOLIPIDICO Y EL LUPUS ERITEMATOSO SISTEMICO
PREDISPONEN A LA ATEROSCLEROSIS PREMENOPAUSICA
Atenas, Grecia
Las mujeres premenopáusicas
que padecen síndrome antifosfolipídico y lupus eritematoso sistémico
presentan mayor prevalencia de placas ateroscleróticas carotídeas
y femorales
Rheumatology
42:645-651 2003
Autores:
Vlachoyiannopoulos P, Kanellopoulos P, Ioannidis P y colaboradores
Institución/es
participante/s en la investigación:
Department of
Pathophysiology Medical School, National University of Athens,
Atenas, Grecia
Título
original:
[Atherosclerosis in Premenopausal Women with Antiphospholipid
Syndrome and Systemic Lupus Erythematosus: A Controlled Study]
Título en
castellano:
Aterosclerosis en Mujeres Premenopáusicas con Síndrome
Antifosfolipídico y Lupus Eritematoso Sistémico: Estudio
Controlado
Introducción
La contribución de los mecanismos autoinmunes a la generación de
enfermedad aterosclerótica ha sido motivo de controversia. Pueden
ocurrir respuestas inmunes contra las lipoproteínas de baja
densidad (LDL) oxidadas u otros antígenos secuestrados en la íntima
arterial. Los anticuerpos anticardiolipinas (AAC) han sido
vinculados especialmente con eventos cardiovasculares, que son
manifestaciones clave de la enfermedad aterosclerótica. Los
anticuerpos anti-LDL oxidadas presentan reacciones cruzadas con los
AAC en pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES), también se
ha descrito aterosclerosis acelerada en el LES pero, además de los
AAC, la medicación y la hiperlipidemia son posibles explicaciones
para este hallazgo. Del mismo modo, se desconoce si la presencia de
AAC en individuos sin LES con infarto de miocardio guarda relación
con la formación de ateromas o trombos.
Un modelo adecuado para el estudio de la asociación de
autoinmunidad y aterosclerosis es la trombofilia inmunomediada
adquirida, conocida como síndrome antifosfolipídico (SAFL), y
definido como una combinación de trombosis y morbilidad gestacional
con AAC o anticoagulante lúpico. Los AAC presentes en el SAFL a
menudo reconocen la glucoproteína-b2
I. Esta última, unida a las LDL oxidadas, puede ser reconocida por
los AAC, aumentando la recaptación de lipoproteínas por parte de
los macrófagos. Así, la inmunolocalización de las placas
ateroscleróticas humanas por parte de la glucoproteína-b2
I sugiere que los anticuerpos antiglucoproteína-b2
I pueden estar implicados en la progresión del ateroma.
Los datos no son concluyentes respecto de la asociación de
aterosclerosis con SAFL, AAC o anticuerpos antiglucoproteína-b2
I en humanos. Los estudios previos han sido trasversales y han
incluido mediciones únicas de anticuerpos sin grupo control.
El propósito del presente estudio fue detectar lesiones ateroscleróticas
en pacientes con SAFL tomando adecuados grupos control, incluyendo
pacientes con LES (con o sin AAC), con artritis reumatoidea (AR) e
individuos sanos.
Material y métodos
Se evaluaron mujeres premenopáusicas que padecían SAFL, las cuales
fueron comparadas con grupos pareados por edad de pacientes con LES,
con AAC o sin ella, o con AR, y un grupo de mujeres sanas. Treinta y
tres participantes de cada grupo fueron evaluadas en cuanto a sus
factores de riesgo cardiovascular, incluido un perfil lipídico. Se
efectuaron ecografías de las arterias carótida y femoral, midiendo
el grosor íntima-media, y la existencia de placas ateroscleróticas.
Resultados
La muestra estuvo constituida por 165 mujeres. La distribución de
las mujeres por factores de riesgo de enfermedad coronaria arterial
no fue significativamente diferente entre grupos. Sólo una paciente
(en el grupo del LES/AAC positivos) tenía enfermedad arterial
coronaria documentada. Una paciente padecía AR y otra del grupo
control presentaba diabetes mellitus. Dos, 4, 1, 2 y 3 mujeres tenían
antecedentes de hipertensión en los cinco grupos, respectivamente.
Los anticonceptivos orales fueron utilizados por 2 pacientes con
SAFL, una con LES/AAC positivos, y otra del grupo de mujeres sanas.
Existían antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria
en 9, 12, 12, 15 y 10 mujeres de los cinco grupos, respectivamente
(p = 0.63).
La mediana del título de anticuerpos de tipo IgG anticardiolipinas
(rango intercuartilo) fue 150 para pacientes con SAFL, 167 para
mujeres con LES/AAC positivos, 50 para pacientes con LES/AAC
negativos y 50 para mujeres con AR. Los títulos de AAC IgM fueron
154, 88, 50 y 50, respectivamente. Los títulos para anticuerpos
antiglucoproteína-b2 I fueron
174, 67, 59 y 26 y, para su contraparte IgM, de 59, 152, 53 y 70.
Las medianas de los títulos en las mujeres sanas fueron muy bajas
(13-60) para todos estos anticuerpos.
La cantidad de mujeres con enfermedad vascular confirmada fue mayor
en el grupo de SAFL (5 de 33). Sin embargo, la diferencia entre
grupos no fue significativa (p = 0.33). La diferencia entre el grupo
de SAFL y el de mujeres sanas no fue significativa (p = 0.20). La
diferencia entre los grupos combinados de SAFL y LES versus
los otros controles fue de significación limítrofe (p = 0.078).
Dentro del grupo de SAFL, se observaron placas en 2 de 11 (18%)
mujeres que reunían también criterios para LES, versus 3 de
22 (14%) mujeres que no reunían dichos criterios (p = 1.00); se
observó placa en 3 de 14 (21%) pacientes con antecedentes de
trombosis arterial o trastornos del sistema nervioso, versus
2 de 19 (11%) pacientes sin tales eventos clínicos (p = 0.63).
Los cinco grupos difirieron significativamente entre ellos (p =
0.042) en cuanto al número total de vasos afectados. Las pacientes
con SAFL o LES (independientemente de la presencia de AAC)
presentaban mayor prevalencia de lesiones detectables, en comparación
con las pacientes con AR y los controles sanos (p = 0.003). En las
comparaciones pareadas, el grupo de SAFL difirió significativamente
del de AR y las mujeres sanas (p = 0.042, y p = 0.016,
respectivamente).
De las 13 mujeres con enfermedad vascular confirmada de las carótidas
o de las arterias femorales, 1 tenía diabetes mellitus, 1
enfermedad coronaria arterial, 1 poseía un índice de masa corporal
> 33 kg/m2, 5 tenían antecedentes de haber fumado al
menos 15 atados/años, 2 de hipertensión, y 3 habían tomado
acumulativamente al menos el equivalente a 30 g de
metilprednisolona, y ninguna utilizaba anticonceptivos orales.
En total, sólo 6 mujeres que carecían de estos factores de riesgo
presentaron enfermedad vascular confirmada (2/25, 1/24, 2/23, 0/21 y
1/23 en los grupos de SAFL, LES/AAC positivos, LES/AAC negativos, AR
y mujeres sanas, respectivamente [p = 0.86]).
No hubo diferencias significativas en cuanto al espesor íntima-media
entre los 5 grupos. El espesor íntima-media carotídeo medio de
0.53, 0.54, 0.54, 0.56 y 0.56 mm en los cinco grupos,
respectivamente, y los valores correspondientes femorales fueron de
0.53, 0.52, 0.55, 0.52 y 0.51 mm (entre grupos, p = 0.58 para el
espesor íntima-media carotídeo; p = 0.69 para el espesor íntima-media
femoral).
Los cinco grupos comparados no difirieron significativamente en
cuanto a los niveles de lípidos totales, colesterol total y LDL.
Existió una tendencia para las diferencias de nivel de HDL, con
menor nivel en el grupo del SAFL respecto de los otros grupos. Se
observaron modestas diferencias en cuanto al nivel de triglicéridos,
con niveles medios más altos en el grupo de SAFL y de LES/AAC
negativos. Por el contrario, los niveles de lipoproteína-alfa
tendieron a ser mayores en el grupo de LES/AAC positivos y en el de
AR. Existieron diferencias entre grupos en cuanto a niveles de
apolipoproteína (Apo) A1 y ApoB.
Los análisis que incluyeron las 165 mujeres mostraron que la edad,
el colesterol total, LDL y la dosis acumulativa de corticosteroides
se asociaron con la detección de lesiones en carótidas o femorales
en los análisis univariados, mientras que se observó un fuerte
efecto predisponente, de significación estadística limítrofe, en
pacientes con SAFL o LES. En los modelos univariados, la edad, el
nivel de LDL, la dosis acumulativa de corticosteroides y el LES o el
SAFL fueron predictores independientes de lesiones arteriales. Las
probabilidades aumentaron 1.19 veces por año de incremento de la
edad (p = 0.001), 1.019 veces por cada 1 mg/dl de aumento de la LDL
(p = 0,020), 1.035 veces (p = 0.074) por cada 1 g adicional de
equivalentes a la metilprednisolona, y 4.35 veces (p = 0.10) en
presencia de SAFL o LES.
Cuando los análisis se limitaron a pacientes con SAFL o LES, no
hubo evidencia de que los AAC o los anticuerpos antiglucoproteína-b2
I se asociaran con lesiones en las arterias carótidas o femorales.
La edad, la dosis acumulativa de esteroides y los antecedentes de
tabaquismo se asociaron significativamente con las lesiones
arteriales en los análisis univariados, mientras que se observaron
tendencias limítrofes para el colesterol total, LDL o la duración
de la enfermedad. Los modelos multivariados mostraron que la mayor
edad (RR = 1.15 por año; p = 0.002) y la mayor dosis acumulativa de
corticosteroides (RR = 1.051 por 1 g de equivalentes a la
metilprednisolona; p = 0.007) fueron predictores independientes de
lesiones arteriales.
Discusión
Las consecuencias clínicas del aumento del riesgo de aterosclerosis
en pacientes con SAFL y LES podrían ser considerables. Si bien la
tasa de lesiones confirmadas de placas ateroscleróticas fue modesta
en el presente estudio, es preocupante cuando se considera que
pertenecen a pacientes cuyas edades se encontraban principalmente
entre los treinta y los cuarenta años. Debe considerarse la
necesidad de un rastreo más meticuloso de los factores de riesgo
cardiovascular y un manejo más agresivo de los factores de riesgo
identificados en los pacientes con SAFL y LES.
Autoevaluación de Lectura
Señale la
afirmación correcta:
A. Los anticuerpos anticardiolipina
no modifican el
B. El desarrollo aterosclerótico se acelera en el lupus
C. La trombofilia inmunomediada se asocia con disminución del
D. El síndrome antifosfolipídico se asocia con acretismo
Respuesta
Correcta
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ESTUDIAN
EL EFECTO DEL CARVEDILOL SOBRE EL DAÑO MITOCONDRIAL MIOCARDICO
Coimbra, Portugal
El carvedilol reduce
el daño mitocondrial asociado con la producción de especies
reactivas de oxígeno por la hipoxantina y la xantina oxidasa
Revista
Portuguesa de Cardiologia 21(12):1447-1455 2002
Autores:
Oliveira PJ, Rolo AP, Monteiro P y colaboradores
Institución/es
participante/s en la investigación:
Centro de Neurociências
e Biologia Celular de Coimbra, Unidade de Investigação Básica em
Cardiologia, Universidade de Coimbra,
Título
original:
[Impacto do Carvedilol sobre o Dano Mitocondrial Induzido por
Hipoxantina/Xantina Oxidase - Que Papel na Isquemia e Reperfusão do
Miocárdio?]
Título en
castellano:
Efecto del Carvedilol sobre el Daño Mitocondrial Inducido por
Hipoxantina/Xantina Oxidasa. ¿Qué Papel Tienen la Isquemia y la
Reperfusión del Miocardio?
IIntroducción
La síntesis de adenosín trifosfato (ATP) y el mantenimiento del
calcio mitocondrial y citosólico son dos procesos que dependen del
gradiente electroquímico de protones producido por la respiración
mitocondrial. Las elevadas demandas metabólicas del miocardio son
cubiertas por la síntesis mitocondrial de ATP. La reducción en la
disponibilidad de oxígeno, tal como ocurre durante la isquemia,
puede alterar la función mitocondrial. El papel de las mitocondrias
en la enfermedad isquémica se ha analizado en profundidad; se sabe
que la hipoxia por isquemia y la reoxigenación del tejido cardíaco
dañan las mitocondrias del músculo cardíaco en un proceso que se
denomina "paradoja de oxígeno". De hecho, el aumento
brusco en la disponibilidad de oxígeno puede asociarse con la
formación masiva de especies reactivas de oxígeno (ERO). El ciclo
respiratorio mitocondrial y la enzima xantina oxidasa -presentes en
las células endoteliales- son algunas de las fuentes de ERO.
La peroxidación, el daño genético nuclear y mitocondrial y la
oxidación de las proteínas son consecuencia de la rápida generación
de ERO. En las mitocondrias, el estrés oxidativo en combinación
con la presencia de calcio en el interior de dichas organelas se
acompaña de la formación y abertura de poros en la membrana
mitocondrial interna, fenómeno que se denomina transición de la
permeabilidad mitocondrial (TPM). La necesidad de mantener la función
de las mitocondrias en la sobrevida del músculo cardíaco luego de
un episodio de isquemia y reperfusión (I/R) ha motivado numerosa
investigación y el diseño de algunos agentes con capacidad
protectora potencial.
El carvedilol, recuerdan los autores, es un antagonista beta adrenérgico
que se usa en el tratamiento de pacientes con insuficiencia cardíaca
congestiva, hipertensión e infarto de miocardio. Además se ha
visto que tiene un fuerte efecto antioxidante intrínseco.
El objetivo de este estudio es determinar el efecto del fármaco
sobre las mitocondrias del miocardio después del estrés oxidativo
inducido por la enzima xantino oxidasa (XO) en presencia de su
sustrato: hipoxantina (HX). La función mitocondrial se evaluó
después de la producción de aniones superóxido generados por
estos prooxidantes en presencia y en ausencia de calcio en modelos
experimentales que reproducen lo que ocurre durante la I/R del
miocardio. Finalmente se estudia el efecto del carvedilol en este
fenómeno.
Métodos
Se utilizaron 8 ratas Wistar macho. Las mitocondrias cardíacas se
aislaron según el procedimiento convencional y se conoció la
cantidad de proteína mitocondrial mediante la reacción de biuret.
La excesiva acumulación de calcio en las organelas en condiciones
prooxidantes se asocia con TPM, cuya consecuencia es el aumento del
volumen mitocondrial que puede determinarse por las variaciones en
la densidad óptica de la suspensión de mitocondrias con una
longitud de onda de 540 nm.
Un efecto conocido del TPM es la liberación de calcio mitocondrial
inducida por calcio. La liberación y captación de calcio puede
conocerse con el marcador fluorescente Calcium Green-5N. La
respiración mitocondrial se estudió con un electrodo de oxígeno
Clark con la valoración del estadio 3 respiratorio (consumo
respiratorio durante la fosforilación mitocondrial de ADP en ATP),
estadio respiratorio 4 (posterior a la fosforilación de ADP en
ATP), índice de control respiratorio (RCR, relación entre los
estadios 3 y 4) y el índice ADP/O (una medición de la eficiencia
de la fosforilación mitocondrial que proporciona la cantidad de ADP
fosforilado por cada átomo de oxígeno consumido).
Resultados
El agregado de XO a la suspensión de mitocondrias precargadas con
calcio y en un medio con suplemento de HX se asoció con un
incremento del volumen mitocondrial, fenómeno que se suprimió en
presencia de ciclosporina A, un inhibidor de la TPM.
El carvedilol bloqueó el edema mitocondrial en forma dependiente de
la dosis. En ausencia de calcio, la concentración usada de XO y de
HX no ejerció efecto significativo.
En otros experimentos se valoró la capacidad de las mitocondrias de
retener calcio en presencia de los prooxidantes XO y HX. La XO se
agregó a las mitocondrias cardíacas precargadas con calcio en
presencia de HX. El resultado fue una descarga de calcio al medio,
efecto que también se bloqueó en presencia de ciclosporina A. El
carvedilol enlenteció la pérdida de calcio en forma dependiente de
la dosis.
Finalmente, los expertos evaluaron la influencia de los prooxidantes
en ausencia de calcio en los parámetros respiratorios de
mitocondrias cardíacas aisladas. La preincubación con los
prooxidantes inhibió el estadio 3 y, en menor medida, el estadio 4
de la respiración.
La incubación con XO afectó considerablemente la relación ADP/O y
el RCR. Sin embargo, el agregado de carvedilol 3 minutos antes del
aporte de XO se asoció con un efecto protector significativo
durante el estadio 3 (p < 0.05 versus ausencia del
agente). No obstante, el estadio 4 se mantuvo sin cambios. El
carvedilol se asoció de protección completa del índice ADP/O (p
< 0.001 versus sin carvedilol) y una protección parcial
del RCR (p < 0.01 versus ausencia de la droga). La
ciclosporina A, una droga que inhibe la TPM dependiente del calcio
no tuvo efecto protector sobre ninguno de dichos parámetros.
Discusión
En el estudio se trabajó con mitocondrias cardíacas aisladas con
la finalidad de establecer el efecto del carvedilol en un modelo de
daño inducido por el estrés oxidativo. Los autores recuerdan que
la combinación de XO y de su sustrato HX genera radicales libres de
oxígeno. Debido a que en estudios previos el carvedilol mostró una
excelente actividad antioxidante se evaluó su efecto en este modelo
de estrés oxidativo, en presencia y en ausencia de calcio.
En presencia de calcio y de los prooxidantes, las organelas
sufrieron TPM, fenómeno que fue inhibido por la ciclosporina A.
El carvedilol se asoció con un efecto protector sobre el edema
mitocondrial y sobre la liberación de calcio inducida por calcio.
Es bien sabido que la TPM está estrechamente relacionada con la
formación de ERO, dependiente del calcio. Además, el proceso
parece ser un determinante de la sobrevida de los cardiomiocitos
luego de la I/R. Más aun, los hallazgos del estudio confirman la
dependencia de calcio, una característica propia de la TPM. La pérdida
de la impermeabilidad de la membrana mitocondrial interna que
caracteriza el inicio de la TPM se debe a la formación de poros,
con proteínas que se entrecruzan con grupos tiol. Debido a que el
carvedilol es un agente con propiedades antioxidantes es posible que
evite la formación de dichos puentes. De hecho, el fármaco inhibió
la TPM inducida en presencia de calcio y fosfato.
En ausencia de calcio, el resultado fue distinto. La ciclosporina A
dejó de ejercer su efecto protector sobre la función mitocondrial
asociada con la incubación con agentes prooxidantes.
No es sorprendente, entonces, suponer que el carvedilol podría
ejercer una protección significativa durante la hipoxia y
reoxigenación del miocardio, situaciones que se sabe inducen
aumento del calcio y del estrés oxidativo celular. Aun en ausencia
de calcio, el fármaco se acompañó de un marcado efecto protector
en concentraciones de 10 a 20 gM,
cercanas a las que supuestamente se logran a nivel cardíaco durante
el tratamiento con el fármaco, altamente lipofílico.
Los hallazgos del estudio confirman el papel crucial de las
mitocondrias en la patogenia de la isquemia y reperfusión y
sugieren que el efecto protector de ciertos agentes con propiedades
antioxidantes podría estar relacionado con el mantenimiento de la
función mitocondrial. La prevención de la TPM dependiente de
calcio -en asociación con el tratamiento con carvedilol- también
podría tener importantes consecuencias en términos de inhibición
de muerte celular y de disfunción mitocondrial. De hecho, la TPM se
acompaña de la liberación de numerosos factores proapoptóticos a
partir del espacio mitocondrial intermembrana y con pérdida de la
capacidad de las organelas de producir ATP, señalan finalmente los
especialistas.
Autoevaluación de Lectura
¿Qué efecto
tiene el carvedilol sobre el daño miocárdico inducido por isquemia
y reperfusión?
A.El fármaco
aumenta el daño inducido por el estrés
B. El agente no tiene efecto alguno.
C. El carvedilol disminuye el daño mitocondrial asociado con el
estres oxidativo.
D. Depende de la presencia de ciclosporina.
Respuesta
Correcta
LOS
PACIENTES CON SINDROME DE MARFAN Y DILATACION VENTRICULAR IZQUIERDA
PUEDEN EXPERIMENTAR MUERTE SUBITA
Toronto, Canadá.
La dilatación del
ventrículo izquierdo en pacientes con síndrome de Marfán es un
factor predisponente de alteraciones de la repolarización y de
arritmias ventriculares mortales
Journal of
the American College of Cardiology 41(2):329-332 Ene
2003
Autores:
Yetman AT, Bornemeier RA y McCrindle BW
Institución/es
participante/s en la investigación:
University of Arkansas
for Medical Sciences, Arkansas Children's Hospital, Little Rock,
EE.UU.; The Hospital for Sick Children, University of Toronto,
Toronto, Canadá
Título
original:
[Long-Term Outcome in Patients with Marfan Syndrome: Is Aortic
Dissection the Only Cause of Sudden Death?]
Título en
castellano:
Evolución a Largo PLazo en Pacientes con Síndrome de Marfán.
Posibilidad de que la Disección de la Aorta No sea la Unica Causa
de Muerte Súbita
Introducción
La muerte súbita en el síndrome de Marfán se debe con frecuencia
a la disección aórtica. El tratamiento con betabloqueantes reduce
el riesgo de dilatación aórtica progresiva y de muerte súbita.
Aunque se considera que el defecto estructural de la fibrilina
afectaría al miocardio con un alteración secundaria en las
propiedades eléctricas, las arritmias no son reconocidas como causa
de morbilidad y mortalidad. En la presente experiencia, los autores
estudiaron una cohorte de pacientes con síndrome de Marfán para
evaluar su evolución a largo plazo, con enfoque en la muerte súbita.
Además, intentaron definir la prevalencia de disritmias
ventriculares y de anomalías de la repolarización y determinar las
variables clínicas asociadas con la ectopia ventricular.
Métodos
La población de estudio abarcó a individuos con síndrome de Marfán
controlados en una misma institución. La información evaluada
incluyó edad al momento del diagnóstico, duración del
seguimiento, antecedentes familiares de muerte súbita asociada con
el síndrome de Marfán, tratamiento farmacológico, cirugía cardíaca
previa y estado clínico. El control de los pacientes comprendió 2
evaluaciones ecocardiográficas anuales. La información obtenida en
el último estudio realizado fue utilizada en el análisis. La
dimensión de la raíz aórtica se expresó como valor absoluto y
como valor normalizado para el área de la superficie corporal.
También se utilizaron los valores aórticos normales registrados
con anterioridad. La dilatación de la raíz aórtica se definió
por dimensiones > 2 desviaciones estándar por encima de lo
pronosticado.
La dimensión ventricular izquierda de fin de diástole fue
expresada como un valor absoluto y como un puntaje Z a partir de la
información normativa. Los autores también registraron la
presencia de insuficiencia aórtica y de prolapso de la válvula
mitral, así como el grado de regurgitación mitral. El
electrocardiograma (ECG) de rutina se realizó en la evaluación
inicial antes de iniciar la terapia médica y anualmente. Se
analizaron Los ECG más recientes, y se calcularon los intervalos
QTc y QTu ante la presencia de ondas U > 50% de la altura de la
onda T.
El estudio de la cohorte incluyó el monitoreo Holter de 24 horas
para la evaluación de la existencia de arritmias ventriculares ante
la suspensión del tratamiento farmacológico; los monitoreos
posteriores fueron efectuados bajo terapia farmacológica. La
ectopia ventricular fue definida a partir de más de 10
contracciones ventriculares prematuras por hora. También se
documentaron las extrasístoles ventriculares apareadas y los
episodios de taquicardia ventricular. Los pacientes fueron divididos
en 2 grupos según la presencia o ausencia de ectopia ventricular.
La comparación entre ambos grupos comprendió las características
de los pacientes, los resultados de las pruebas y la sobrevida desde
el nacimiento.
Resultados
La muestra incluyó a 34 hombres y 36 mujeres; la media de edad era
de 10 años al momento del diagnóstico. El 90% de los casos había
sido diagnosticado y controlado desde la niñez. El seguimiento de
la muestra varió entre 20 meses y los 24 años. El antecedente del
síndrome estuvo presente en 24 de las 49 familias (49%), con una
historia positiva de muerte súbita asociada al síndrome en 13
grupos familiares (27%). En todos los casos se inició la terapia
antihipertensiva como profilaxis de la dilatación de la raíz aórtica,
aunque sólo el 83% continuó con el tratamiento debido a la
presencia de reacciones adversas. El 37% de los pacientes fue
tratado con betabloqueantes, el 36% con un inhibidor de la enzima
convertidora de angiotensina, el 3% con un bloqueante de los canales
de calcio y el 7% con una combinación de los anteriores.
Seis sujetos (8%) fueron sometidos a cirugía aórtica para
reemplazo de raíz aórtica en 5 casos y reparación de un aneurisma
de la aorta torácica descendente. Tres pacientes de 11, 21 y 23 años
fallecieron debido a muerte súbita, sin evidencia de disección aórtica
ni de otras causas de defunción; todos los óbitos fueron
considerados arritmogénicos.
En cuanto a las características cardíacas, todos los pacientes
presentaron compromiso cardiovascular, el 90% con dilatación de la
raíz aórtica, con una dimensión aórtica media de 34 mm. El 68%
de los sujetos evidenció DVI y el 11% tuvo reducción de la función
ventricular izquierda. La evaluación electrocardiográfica mostró
ritmo sinusal en todos los casos. El 16% de los pacientes presentó
prolongación de QTc > 440 ms en el ECG inicial y en los
posteriores. El 60% de los individuos exhibió ondas U prominentes y
evidencia de QTu prolongado con una media de 622 ms.
El monitoreo Holter reveló que el 21% de los enfermos presentó
ectopia ventricular, de los cuales el 6% también experimentó
taquicardia ventricular no sostenida. En ningún caso se detectó
extopia ventricular sostenida (taquicardia ventricular > 30 s).
El porcentaje de latidos ventriculares ectópicos varió del 1% al
24%.
El análisis demostró que los individuos con ectopia ventricular
presentaron mayor prevalencia de prolapso de la válvula mitral, con
regurgitación mitral asociada y DVI. Este grupo presentó una
prevalencia superior de anomalías de la repolarización, con
mayores intervalos QTc y QTu. Además, las 3 defunciones se
produjeron en pacientes con ectopia ventricular. En el análisis de
la sobrevida desde el momento del diagnóstico, la ectopia
ventricular se mantuvo como factor pronóstico significativo. El análisis
de regresión logística múltiple mostró que sólo la magnitud de
la DVI fue un factor independiente vinculado con la ectopia
ventricular. El mayor grado de DVI tuvo una asociación
significativa con la mayor dimensión de la raíz aórtica e
intervalos QT y QTu corregidos más prolongados. Los sujetos con
antecedentes familiares de muerte súbita presentaron mayor DVI.
Por último, los intervalos QTc más prolongados en el ECG inicial y
la presencia de insuficiencia aórtica se asociaron
significativamente con la magnitud de la DVI.
Cuatro pacientes presentaron taquicardia ventricular no sostenida en
el monitoreo ambulatorio, de los cuales 2 fallecieron a pesar de la
terapia médica con betabloqueantes. En 2 de los 3 pacientes
fallecidos las dimensiones de la raíz aórtica habían permanecido
estables, en tanto que al tercero se le había practicado reemplazo
de la raíz aórtica. Los 3 pacientes presentaron extrasístoles
ventriculares apareadas o taquicardia ventricular en el monitoreo
Holter ambulatorio.
Conclusión
Los autores documentaron una elevada prevalencia de dilatación
ventricular izquierda con anomalías de la repolarización asociadas
en pacientes con síndrome de Marfán. Tales anomalías de la
repolarización se asociaron con mayor riesgo de ectopia ventricular
y de muerte súbita. Los individuos con síndrome de Marfán y
disritmias ventriculares tendrían mayor riesgo de experimentar
muerte súbita. Por ello, el tratamiento agresivo con amiodarona o
desfibriladores internos estaría indicado en casos seleccionados.
Para finalizar, los autores consideran necesarios estudios que evalúen
los efectos de la terapia antihipertensiva en la función
ventricular y en la incidencia de ectopia ventricular en este grupo
de pacientes
Autoevaluación de
Lectura
¿ Qué
factor
está asociado con la presencia de ectopia ventricular en pacientes
con síndrome de Marfán?
A.
Dilatación del ventrículo izquierdo.
B.Empleo de betabloqueantes.
C.Sexo femenino.
D.Antecedente de cirugía.
Respuesta
Correcta
|
EFICACIA
TERAPEUTICA DE LOS AGENTES HIPOTENSORES EN EL ANCIANO
Buenos Aires,
Argentina
Los autores presentan el
impacto de diversas terapias en el riesgo cardiovascular de ancianos
hipertensos
Revista Argentina
de Medicina IV( 2):35-37 2002
Autores:
Waisman G, Galarza CR y Rada M
Institución/es
participante/s en la investigación:
Unidad de Hipertensión
Arterial, Servicio de Clínica Médica, Hospital Italiano de Buenos Aires,
Buenos Aires, Argentina
Título
original:
[Evidencias en el Tratamiento de la Hipertensión Arterial en el Anciano:
Lo Clásico y lo Nuevo]
Título en castellano:
Evidencias en el Tratamiento de la Hipertensión en el Anciano: Lo Clásico
y lo Nuevo
La presión arterial
sistólica (PAS) incrementa el riesgo de eventos cardiovasculares.
Asimismo, es mejor predictor de riesgo cardiovascular que la presión
arterial diastólica (PAD) en ancianos. La reducción de la PAS en 10 a 12
mm Hg y de la PAD en 5 a 6 mm Hg en hipertensos disminuye el
riesgo relativo de ictus en un 40%, el de enfermedad coronaria en un 20% y
el de mortalidad global en un 15%. La variación del riesgo relativo es
independiente de la presión arterial inicial y del riesgo absoluto de
enfermedad cardiovascular.
Estudios aleatorizados y controlados llevados a cabo en la década del '80
demostraron que el tratamiento antihipertensivo con atenolol y tiazidas
disminuye la tasa de ictus mortal (30%) y no mortal (42%). De los trabajos
iniciales se destaca el de Coope y Warrender, quienes comprobaron una
reducción de 18 mm Hg en la PAS y de 11 mm Hg en la PAD con
esta combinación en mayores de 60 años. La intervención produjo una
disminución del 30% en la tasa de ictus mortal y del 42% en el ictus no
mortal, sin variaciones en la incidencia de infarto miocárdico ni en la
mortalidad total.
Posteriormente, el European Working Party in Elderly (EWPHE) comparó
la combinación de hidroclorotiazida (HCTZ) y triamtireno con placebo en
hipertensos mayores de 60 años. El tratamiento activo redujo la
mortalidad de causa cardiovascular hasta los 80 años. Por otra parte, el Systolic
Hypertension in Elderly Program (SHEP) evaluó por primera vez el
impacto de la terapia hipotensora en ancianos con hipertensión (HTA) sistólica.
La experiencia incluyó 4 736 mayores de 60 años con PAS igual o
mayor de 160 mm Hg y PAD menor de 90 mm Hg tratados con droga
activa o placebo. Los pacientes iniciaron el tratamiento con 12.5 a 25
mg/d de clortalidona, con adición de 25 a 50 mg/d de atenolol ante la
persistencia de HTA. Al final de la intervención (4.5 años), el grupo
activo presentó valores de presión de 144/68 mm Hg, cifras que
ascendieron a 155/71 mm Hg en los otros pacientes. El tratamiento
activo evitó un evento cardiovascular mayor por cada 20 hipertensos
tratados durante 5 años.
Posteriormente se publicó el estudio del Consejo de Investigación Médica
(MRC), que pretendió establecer si el empleo de diuréticos o
betabloqueantes en ancianos con HTA sistólica, diastólica o ambas reducía
el riesgo de ictus, enfermedad coronaria y muerte.
La experiencia incluyó 4 396 sujetos con edades comprendidas entre
los 65 y los 74 años con PAS de 160 a 209 mm Hg y PAD menor de 115
mm Hg. Los pacientes que recibieron diuréticos y betabloqueantes
experimentaron una reducción del 31% en la incidencia de ictus, del 44%
en eventos coronarios y del 35% en todos los eventos cardiovasculares.
A mediados de la década del '90 se publican trabajos con bloqueantes de
los canales de calcio (BCC) e inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA). El estudio Shanghai Trial of Nifedipine in the
Elderly (STONE) evaluó la eficacia de la nifedipina de acción
prolongada en ancianos hipertensos. En el lapso de 30 meses, los pacientes
tratados con droga activa experimentaron una disminución significativa de
ictus y arritmias severas (59%). Por otra parte, el estudio Syst-China
(control de la presión arterial a largo plazo en ancianos chinos con HTA
sistólica aislada), reveló que la combinación de nitrendipina con HCTZ,
captopril o ambos redujo la incidencia de ictus (38%), de mortalidad
cardiovascular (39%) y de muerte por ictus (58%). El estudio europeo
Syst-Eur, de 1997, en 4 695 pacientes mayores de 70 años con HTA
sistólica aislada, mostró una diferencia de 10 mm Hg en la PAS y de
5 mm Hg en la PAD con la nitrendipina, con reducción en el riesgo de
ictus e insuficiencia cardíaca congestiva. El estudio sueco STOP-2 comparó
la eficacia del tratamiento convencional de la HTA con nuevas drogas
hipotensoras. En la experiencia participaron 6 614 pacientes de 70 a
84 años con PAS mayor de 180 mm Hg, PAD mayor de 105 mm Hg o
ambas. La terapia convencional incluyó betaboloqueantes y diuréticos
mientras que los nuevos agentes comprendieron IECA y BCC. El análisis
reveló que la terapia convencional y los agentes nuevos fueron igualmente
eficaces en la reducción de la presión arterial, así como en la
prevención de la mortalidad cardiovascular o eventos mayores. Por último,
el Estudio de Intervenciones No Farmacológicas en el Anciano evaluó
durante 30 meses a 975 individuos de 60 a 80 años. La experiencia fue la
primera en demostrar el efecto favorable de las modificaciones en el
estilo de vida, reducción del peso y del consumo de sodio, en el control
de individuos bajo terapia farmacológica. Al final de la experiencia, el
30% de los pacientes no requirieron tratamiento farmacológico. La reducción
moderada en el consumo de sodio (40 mEq/d), el descenso de peso (4 kilos)
o ambos produjeron una reducción del 50% en el requerimiento de fármacos
hipotensores. Recientemente se publicaron los hallazgos del LIFE
(Intervención con Losartán en la Hipertensión) que incluyó 1 326
participantes mayores de 55 años con PAS entre 160 y 200 mm Hg y PAD
menor de 90 mm Hg e hipertrofia ventricular izquierda. Los pacientes
tratados con losartán e HCTZ o atenolol e HCTZ experimentaron reducciones
similares de la presión arterial. Sin embargo, los individuos que
recibieron losartán evidenciaron una reducción significativa de la
mortalidad cardiovascular y de la diabetes de inicio reciente respecto de
los tratados con atenolol. Además, la terapia fue mejor tolerada y redujo
en mayor medida la hipertrofia ventricular izquierda respecto del otro régimen.
Autoevaluación de
Lectura
|
¿En qué
medida disminuye el riesgo de ictus la reducción de la presión
arterial sistólica en 12 mm Hg y la presión diastólica en 6
mm Hg en hipertensos?
A. 40%.
B.20%.
C 10%.
D 25%.
Respuesta
Correcta
|
Trabajos Distinguidos,
Serie Cardiología,
integra el Programa SIIC de Educación Médica
Continuada
Sociedad Iberoamericana de Información
Científica (SIIC)
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