COMPROMISO HEPATICO EN LAS ENFERMEDADES REUMATICAS AUTOINMUNES
Reino Unido
En esta reseña se analizaron las manifestaciones hepáticas de las principales enfermedades reumáticas autoinmunes, tales como lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolípido primario, polimiositis, síndrome de Sjögren primario, esclerodermia, artritis reumatoidea y síndrome de Felty.
Annals of the Rheumatic Diseases 63:123-129, 2004
Autores:
Abraham S, Begum S e Isenberg D
Institución/es participante/s en la investigación:
Centre for Rheumatology, Bloomsbury Rheumatology Unit, Department of Medicine, University College of London, Londres, Reino Unido
Título original:
[Hepatic Manifestations of Autoimmune Rheumatic Diseases]
Título en castellano:
Manifestaciones Hepáticas de las Enfermedades Reumáticas Autoinmunes
Introducción
Una amplia variedad de enfermedades reumáticas comprometen al hígado, pero su prevalencia,
significado clínico y cambios patológicos hepáticos son diferentes. Es importante para el
reumatólogo estar alerta y monitorear la disfunción hepática que puede ser producto no sólo de la
farmacoterapia sino de un trastorno primario de la enfermedad reumática. En esta reseña los autores
analizaron la presencia de compromiso hepático en las principales patologías reumáticas
autoinmunes, tales como lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolípido primario,
polimiositis, síndrome de Sjögren primario, esclerodermia, artritis reumatoidea y síndrome de
Felty.
Metodología
Se realizó una búsqueda en la base de datos Medline de todos los artículos y comunicaciones de
casos publicados de compromiso hepático en las enfermedades reumáticas mencionadas entre 1996
y 2001.
Lupus eritematoso sistémico
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune crónica caracterizada por el
compromiso multisistémico y diversas manifestaciones clínicas y serológicas, que afecta
principalmente a mujeres en edad fértil. La patología hepática clínicamente significativa por lo
general es vista como inusual en el LES. Sin embargo, puede ser más común de lo que usualmente
se cree.
En un análisis retrospectivo de hace 20 años acerca del espectro de compromiso hepático en 238
pacientes con LES, se evidenció hepatomegalia en el 39%, esplenomegalia en el 6%, ictericia en el
24% y en el 21% histología anormal o aumento en dos veces o más de las enzimas de función
hepática en dos pruebas o más. El análisis anatomopatológico estuvo disponible en 33 individuos e
incluyó los siguientes hallazgos: esteatosis (n = 12), cirrosis y hepatitis crónica activa (n = 4 cada
una), granulomas hepáticos y necrosis centrolobulillar (n = 3 cada una), hepatitis persistente
crónica y microabscesos (n = 2), y hemocromatosis, colestasis, cirrosis biliar primaria y cambios
reactivos no específicos (n = 1 cada una). De este modo, 9 de 32 individuos con LES (4.4%)
presentaron enfermedad hepática crónica grave (principalmente cirrosis, hepatitis activa crónica y
cirrosis biliar primaria) y 3 fallecieron.
Otro estudio sistemático de 19 sujetos con LES con hepatomegalia o pruebas de función hepática
anormales evidenció que 6 de estos pacientes mostraban un examen histológico normal o cambios
insignificantes, 11 alteraciones menores, como hígado graso, fibrosis del tracto portal e infiltración
celular leve a moderada, mientras que 2 presentaron hepatitis crónica activa que progresó a cirrosis.
En un ensayo con 18 pacientes no seleccionados con LES, en 5 se encontró una histología hepática
normal y en 13 cambios menores como los descritos previamente. La incidencia de hepatomegalia
en el LES varía según las distintas series entre el 12% y el 55%; mientras que desde el punto de
vista anatomopatológico hay una amplia variedad de lesiones, la más frecuente es la infiltración
grasa excesiva (esteatosis) que puede producirse como parte de la enfermedad o como
consecuencia del tratamiento esteroideo. La hepatitis lúpica consiste en hepatitis crónica activa (por
anatomía patológica), ausencia de hepatitis viral activa y anticuerpos antinucleares positivos o
células LE. Clínicamente se manifiesta como fiebre, artralgias, malestar, pérdida de apetito e
ictericia; en general ocurre en mujeres jóvenes en las cuales muchos de los signos clásicos
asociados con el LES –como erupción malar y compromiso de otros órganos– están ausentes.
En cuanto a las alteraciones en las enzimas hepáticas, en un estudio con 81 pacientes con LES, el
55% presentó valores anormales, de los cuales el 29% no tenía otra causa distinta del LES. En otro
ensayo, se comprobó un aumento en los niveles de las enzimas hepáticas en 23% de 260 individuos
con LES, en 15% de los cuales se evidenció otra causa distinta de la enfermedad (como consumo
de alcohol). No se observó progresión de las anomalías en un período de seguimiento de 2 años en
4 sujetos. Este fue el único estudio prospectivo y controlado (100 individuos con otras
enfermedades reumáticas distintas de LES, sin alteraciones en las pruebas de función hepática) en
la presente reseña. En 12 de 15 pacientes los cambios en los niveles de transaminasas fueron
concordantes con la actividad lúpica.
La aspirina cumple un papel importante en las alteraciones de las enzimas hepáticas en las personas
con LES, en las cuales son bastante comunes los incrementos en los valores de transaminasas, que
pueden acompañarse por un aumento en la actividad de fosfatasa alcalina (FAL). La toxicidad
parece producirse con niveles de salicilatos más bajos que en los sujetos sin LES. Otras drogas del
tipo de los antiinflamatorios no esteroides, como naproxeno, fenoprofeno y sulindac, pueden
provocar hepatitis colestásica. De este modo, en el LES el compromiso hepático puede ocurrir
de novo o en forma secundaria a los agentes farmacológicos.
Síndrome antifosfolípido primario
El síndrome antifosfolípido primario (APS) se define por los hallazgos clínicos de trombosis
arterial y venosa, abortos recurrentes y trombocitopenia, y la presencia de anticuerpos
antifosfolípidos (aPL), principalmente anticuerpos anticardiolipina (aCL) y anticuerpos con
actividad anticoagulante lúpica. Se observaron diversas anomalías en el hígado en asociación con el
APS, tales como oclusión venosa hepática con el consiguiente síndrome de Budd Chiari.
Los anticuerpos también pueden tener importancia en la patogenia de otras lesiones hepáticas,
algunas de las cuales tienen una base vascular e involucran los pequeños vasos intrahepáticos. En
1998, Pérez Ruiz y colaboradores sugirieron un posible papel de los aPL en la patogenia de la
hiperplasia regenerativa nodular del hígado (NRHL), un trastorno raro, caracterizado por
transformación micronodular difusa del parénquima hepático con una zona nodular demarcada por
cordones comprimidos de células hepáticas.
Hasta la fecha, se comunicaron 10 pacientes con NRHL relacionada con aPL. Los patrones de
presentación clínica incluyen alteraciones en las pruebas de función hepática o signos y síntomas de
hipertensión portal. De manera que en sujetos con aPL que presentan pruebas de función hepática
persistentemente alteradas o con signos y síntomas de hipertensión portal debe considerarse el
diagnóstico de NRHL y la obtención de especímenes hepáticos para la evaluación histológica. Por
otro lado, en pacientes con aPL también puede ocurrir un aumento de las enzimas hepáticas sin
ninguna explicación evidente, presumiblemente por la formación de trombos de fibrina en los
pequeños vasos intrahepáticos.
Polimiositis
La polimiositis (PM) es un trastorno inflamatorio muscular autoinmune. El término
dermatomiositis (DM) se aplica cuando la PM se asocia con una erupción cutánea característica.
Un tercio de los casos se relaciona con diversas patologías reumáticas autoinmunes y un décimo
con neoplasias. La incidencia de síndrome paraneoplásico es mayor en hombres, especialmente en
aquellos con DM. Cualquier cáncer puede ser responsable de esta asociación, más comúnmente de
pulmón, ovario, útero, tracto gastrointestinal, próstata y trastornos mieloproliferativos; sólo se
informaron dos casos de carcinoma hepatocelular.
Las pruebas más importantes para establecer o confirmar el diagnóstico de DM o PM se basan en
las mediciones de los niveles séricos de enzimas musculares, el electromiograma y la biopsia
muscular. El ensayo enzimático más sensible es el de la creatininquinasa (CPK), aunque también
están elevados los valores de transaminasas y lactato deshidrogenasa (LDH). En ausencia de
determinaciones de CPK, el incremento en los niveles de las transaminasas y la LDH a menudo es
atribuido en forma errónea a enfermedad hepática. De este modo, las miositis inflamatorias son
algunas veces diagnosticadas como enfermedad hepática, con el retraso en el tratamiento
apropiado.
En una comunicación de un caso se describió asociación entre PM y hepatitis crónica activa, y se
informaron sólo 6 casos de PM relacionada con cirrosis biliar primaria (CBP) en mujeres. La CBP
es una enfermedad hepática colestásica, crónicamente progresiva, de etiología desconocida,
caracterizada por la obliteración inflamatoria de los conductos biliares intrahepáticos de mediano
calibre, vinculada con diversos anticuerpos tales como anticuerpos antimitocondriales [AMA]
(90%), factor reumatoideo (70%), anticuerpos anti-ADN desnaturalizado (22%) y que ocurre con
predominio en mujeres de mediana edad. Por ende, en la evaluación de la PM debe prestarse
atención al aumento en los niveles séricos de FAL, en vista de la posible asociación entre PM y
CBP.
Artritis reumatoidea
Las pruebas de función hepática pueden ser anormales en hasta el 6% de los pacientes con artritis
reumatoidea (AR) y comprenden principalmente incrementos en los niveles séricos de FAL y
gamma glutamiltransferasa. Los cambios histológicos hepáticos en la AR no son específicos e
incluyen hiperplasia de las células de Kupffer, infiltración grasa e infiltración de las áreas
periportales por células mononucleares. En un estudio donde se obtuvieron biopsias del hígado en
117 pacientes no seleccionados con AR, muchos de los cuales tenían pruebas de función hepática
normales, se encontraron alteraciones histológicas en el 65%; se observó hepatitis reactiva en el
43% e hígado graso en el 22%. En otro ensayo, se evidenciaron cambios reactivos no específicos en
el 74% de 31 pacientes con AR y sólo se halló enfermedad hepática definida en 4 sujetos.
Síndrome de Felty
El síndrome de Felty (AR, esplenomegalia y neutropenia), raramente compromete al hígado. En
una serie con 12 pacientes, 5 presentaron hepatomegalia y aumento en los niveles de FAL, y 8
cambios histológicos con infiltración linfocítica difusa dentro de los sinusoides e hiperplasia de las
células de Kupffer. Tres individuos tuvieron fibrosis periportal con infiltración linfocítica y uno
cirrosis macronodular. No hubo correlación entre las alteraciones en las pruebas de función
hepática y los hallazgos histológicos. La incidencia de compromiso hepático es desconocida, pero
en una serie se encontró hepatomegalia en el 68% y anomalías en las pruebas de función hepática
en el 25% de los pacientes estudiados.
La hipertensión portal con várices esofágicas y hemorragia gastrointestinal puede ser una
complicación mayor del síndrome de Felty. También se comunicó la presencia de NRHL en este
síndrome.
Esclerodermia
La esclerodermia es un trastorno reumático, autoinmune, multisistémico caracterizado por
fibrosis de la piel y numerosos órganos, aunque el compromiso hepático es raro. La enfermedad
hepática no se ha considerado un hallazgo significativo de la esclerodermia y, en series grandes, se
observó mayor prevalencia de esta patología en las poblaciones utilizadas como grupo control. En
una valoración prospectiva de la extensión del compromiso visceral en la esclerodermia, se
encontró que 16 de 31 pacientes (52%) presentaban alteraciones en las pruebas de función hepática
o prolongación del tiempo de protrombina. En una reseña de 727 individuos con esclerodermia,
sólo 8 (1.1%) evidenciaban compromiso hepático.
La enfermedad del hígado que se asocia usualmente con esclerodermia es la CBP. Si bien la
prevalencia de CBP en pacientes con esclerodermia no se ha aclarado, casi el 15% de aquellos con
CBP han presentado esclerodermia, la mayoría en su variante limitada (cambios cutáneos leves y
pérdida de la peristalsis esofágica). La relación entre CBP y esclerodermia parece ser más que una
coincidencia y sugiere que estas dos patologías pueden tener en común una base autoinmune. Esto
es avalado por estudios que indican que los anticuerpos anticentrómero (ACA) tienden a ocurrir en
asociación con los AMA.
Los ACA se detectaron no sólo en esclerodermia, sino en otras enfermedades autoinmunes, incluso
CBP. En un ensayo, 22 de 558 (3.9%) pacientes evidenciaron esclerodermia limitada con CBP, en
el 59% de los cuales la esclerodermia limitada precedió el diagnóstico de CBP (en el 91% también
se detectó síndrome de Sjögren) y todos (n = 22) tuvieron ACA. Se sugirió que la determinación de
éstos podría indicar a los individuos con riesgo de aparición de esclerodermia limitada en el futuro
y se propuso el acrónimo PACK, que engloba los componentes principales del síndrome (CBP,
ACA, CREST y queratoconjuntivitis).
En este estudio, se ha sugerido, más que probado, una asociación específica entre CBP y
esclerodermia limitada. Es probable que esta asociación sea genuina, ya que no se informó la
aparición simultánea de esclerodermia limitada con otras formas de enfermedad hepática. Sin
embargo, no se incluyó un grupo control con pacientes con otras patologías colestásicas y otras
enfermedades del hígado de patogenia inmune.
La NRHL es una complicación rara en las personas con esclerodermia y si bien se ha mencionado
ampliamente su asociación, sólo se comunicó un pequeño número de casos. Además, se propuso
una nueva entidad clínica que consiste en esclerodermia limitada con NRHL y CBP. Se
describieron casos de esclerodermia limitada asociada con NRHL y anomalías bioquímicas y
serológicas características de la CBP.
La relación entre colangitis esclerosante primaria (PSC) y esclerodermia es extremadamente rara,
pero puede esperarse sobre la base del amplio disturbio del tejido conectivo en la esclerodermia,
con depósito anormal de colágeno en el epitelio de los conductos biliares. La mayoría de los sujetos
con PSC permanecen asintomáticos por considerables períodos de tiempo, aun con evidencia de
colestasis en las pruebas de función hepática. En la bibliografía sólo se encontró un caso de PSC en
la esclerodermia. Hay una considerable superposición entre los hallazgos clínicos y bioquímicos de
PSC y CBP.
Síndrome de Sjögren primario
El síndrome de Sjögren (SS) primario es una enfermedad autoinmune, inflamatoria crónica de
las glándulas exocrinas, que afecta principalmente las glándulas lagrimales y salivales. Un limitado
número de estudios evaluaron el compromiso hepático en esta patología. El SS se asoció con CBP,
hepatitis crónica autoinmune y cirrosis criptogenética. Se comunicó una incidencia de enfermedad
hepática en el SS primario (sin AR) del 6%. Más tarde, se demostró que la relación entre el SS
primario con hepatitis crónica activa y cirrosis criptogenética fue del 22.2%. En un estudio de 300
pacientes con SS primario, se encontró que el 7% tenía evidencias de enfermedad hepática tanto
subclínica (2%) como asintomática (3%), con aumento de las enzimas hepáticas; en el 6.6% se
detectaron AMA por inmunofluorescencia. En el seguimiento durante 7 años de algunos de estos
sujetos no hallaron cirrosis y concluyeron que el compromiso del hígado en individuos con SS
primario es raro, subclínico y no lleva a la cirrosis, y que los AMA fueron los factores indicadores
más sensibles de enfermedad hepática subyacente. Otro ensayo similar, con un pequeño número de
pacientes, concluyó que las anormalidades en las pruebas de función hepática son comunes en el SS
primario y que pueden indicar patología autoinmune subyacente del hígado.
Es bien conocida la existencia de una asociación entre CBP y SS primario, aunque no se sabe la
prevalencia exacta de la CBP en este síndrome; en un estudio se encontró CBP en 5 de 80 (6%)
personas con SS primario. El SS primario y la CBP comparten muchos hallazgos. En ambas
enfermedades la inflamación comienza alrededor de los conductos y ambas poblaciones epiteliales
expresan inapropiadamente moléculas de clase II del complejo mayor de histocompatibilidad
(HLA); las células T CD4+ predominan en las lesiones de cirrosis biliar grave y en las lesiones de
las glándulas salivales en el SS primario. De modo que ambas enfermedades tienen mecanismos
patogénicos comunes, a pesar de que su perfil de autoanticuerpos es diferente; en los pacientes con
SS primario predominan los anticuerpos anti-Ro y anti-La, mientras que en la CBP lo hacen los
AMA.
Durante largo tiempo se ha sospechado acerca del papel causal de las infecciones virales en el SS
primario (principalmente herpesvirus y retrovirus). En 1992, se postuló una asociación entre el SS
primario y el virus de la hepatitis C (HCV). Mediante reacción en cadena de polimerasa, la
detección de viremia por HCV en pacientes con SS primario osciló entre 0% y 19%;
significativamente mayor que la observada en la población general (1%). En comparación con los
sujetos con SS primario sin infección por HCV, aquellos con este virus tuvieron una mayor
prevalencia de compromiso hepático (100% en un estudio).
La detección de AMA en el suero de individuos con SS primario, con aumento de las enzimas
hepáticas o sin él, sugiere en gran medida enfermedad hepática temprana. Las alteraciones en las
pruebas de función hepática aisladas son frecuentes y podrían indicar enfermedad hepática
autoinmune.
Conclusión
Las principales asociaciones de compromiso del hígado en las patologías reumáticas autoinmunes
son las siguientes: síndrome de Budd Chiari, hepatoesplenomegalia, ictericia, incremento de
transaminasas y NHRL en el APS; hepatomegalia, hipertensión portal, aumento de FAL,
hiperplasia de células de Kupffer, esteatosis, fibrosis leve del tracto portal y NRHL en el síndrome
de Felty; ictericia, aumento de FAL, hepatitis crónica activa y CBP en la miositis; aumento de FAL
y gammaglutamiltransferasa, hiperplasia de células de Kupffer y esteatosis en la AR;
hepatomegalia, prolongación del tiempo de protrombina, ictericia, incremento de enzimas
hepáticas, cirrosis, CBP y NRHL en esclerodermia; aumento de las enzimas hepáticas, ictericia,
CBP, hepatitis crónica activa y cirrosis criptogenética en SS primario, y hepatomegalia, ictericia,
incremento de transaminasas, esteatosis y hepatitis crónica activa en el LES.
Si bien las manifestaciones hepáticas son raras, pueden ocurrir concomitantemente o en forma
seriada; el médico clínico debe estar alerta sobre su existencia para realizar un diagnóstico precoz y
un tratamiento oportuno.
Autoevaluación de Lectura
¿En qué patologías reumáticas autoinmunes se encontró cirrosis biliar primaria (CBP)?
A. Lupus eritematoso sistémico (LES) y artritis reumatoidea (AR).
B. Miositis, síndrome de Sjögren (SS) primario y AR.
C. Esclerodermia, SS primario y AR.
D. Esclerodermia, SS primario y miositis.
Respuesta
Correcta
|
|