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Resúmenes SIIC |
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BETABLOQUEANTES EN PACIENTES CON PATOLOGIA CORONARIA SIN INFARTO NI INSUFICIENCIA CARDIACA Rochester, EE.UU. En pacientes con enfermedad coronaria grave sin antecedentes de infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca, el empleo de betabloqueantes tuvo un efecto protector contra la mortalidad por todas las causas. American Journal of Cardiology 95(7):827-831, Abr 2005 Autores: Bunch TJ, Muhlestein JB, Bair TL y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Cardiovascular Department, LDS Hospital; Division of Cardiology, University of Utah, Salt Lake City; Mayo Clinic Foundation, Rochester, EE.UU. Título original:
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Los resultados globales favorables demostrados con la terapéutica con betabloqueantes en cohortes seleccionadas de individuos con infarto agudo de miocardio (IAM) o con disfunción del ventrículo izquierdo provocaron la amplia aplicación de este tratamiento para los pacientes con enfermedad coronaria (EC). En hipótesis, el betabloqueo en todos los sujetos con EC debería resultar beneficioso mediante mecanismos similares a los comprobados luego del IAM. Sin embargo, esto aún necesita ser confirmado. ¿Cuál de los siguientes factores se asoció con una menor tasa de supervivencia en los pacientes en quienes se emplearon betabloqueantes debido a infarto de miocardio sin antecedentes de enfermedad coronaria? A. Sexo masculino. Respuesta Correcta
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CONTROVERSIA ACERCA DE LA TERAPIA ANTIPLAQUETARIA EN LA COLOCACION DE STENTS CORONARIOS Boston, EE.UU. Aún no se ha definido el esquema óptimo para la colocación de stent coronarios; sin embargo, la terapia antiplaquetaria dual constituye una parte importante de la estrategia antitrombótica. Circulation 111(9): 1097-1099, Mar 2005 Autores: Leopold JA y Antman EM Institución/es participante/s en la investigación: Whitaker Cardiovascular Institute, Boston University School of Medicine and Cardiovascular Division, Boston Medical Center and the Cardiovascular Division, Brigham and Women´s Hospital, Boston, EE.UU. Título original:
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La colocación de stents coronarios: A. No requiere del empleo de terapia antiplaquetaria. Respuesta Correcta
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COMPARAN LA EFICACIA DE AMIODARONA Y SOTALOL EN LA FIBRILACION AURICULAR West Los Angeles, EE.UU. La amiodarona y el sotalol poseen igual eficacia para la conversión de la fibrilación auricular a ritmo sinusal y tienen la misma utilidad en sujetos con enfermedad cardíaca isquémica. Sin embargo, la amiodarona es superior para el mantenimiento del ritmo. New England Journal of Medicine 352(18):1861-1872, May 2005 Autores: Singh SN, Fletcher R, Platt M y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Department of Veterans Affairs Medical Center, West Los Angeles, California; Department of Medical Affairs Medical Center, Washington D. C.; Department of Veterans Affairs, Hines y otros centros colaboradores; EE.UU. Título original:
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La fibrilación auricular (FA) es la arritmia más frecuente que necesita tratamiento continuo. La conversión y el mantenimiento del ritmo sinusal son objetivos esenciales de la terapia, pero la estrategia óptima para lograr estos resultados a largo plazo aún es discutible. El Sotalol Amiodarone Atrial Fibrillation Efficacy Trial (SAF E-T), efectuado a doble ciego, comparó la eficacia de ambos fármacos en la restauración y el mantenimiento del ritmo sinusal en pacientes con FA. El objetivo fue determinar si la amiodarona es superior al sotalol y si ambos son más eficaces que el placebo en el mantenimiento del ritmo sinusal en pacientes con FA persistente. Métodos Se incluyeron enfermos con FA documentada en forma electrocardiográfica durante por lo menos 72 horas y con FA todavía en el momento de la aleatorización y tratados con anticoagulantes. Se excluyeron pacientes con FA o aleteo auricular paroxísticos, sujetos con insuficiencia cardíaca clase III o IV, con depuración de creatinina por debajo de 60 ml/minuto, con intolerancia a los beta bloqueantes y con antecedentes de síndrome de QT largo. Aunque en un principio se excluyeron pacientes con FA de más de 12 meses de duración, esta restricción se eliminó en etapas posteriores de la investigación. Al inicio, los participantes fueron sometidos a electrocardiograma, radiografía de tórax, hemograma, estudio de orina, pruebas de función tiroidea y determinación de enzimas hepáticas y de nivel de digoxina en sangre. El cociente internacional normatizado (RIN) debía estar entre 2 y 3 antes del intento de cardioversión. La respuesta ventricular se controló con diltiazem, verapamilo y digoxina de manera tal que la frecuencia cardíaca se mantuviera en 60 a 90 latidos por minuto. La fracción de eyección del ventrículo izquierdo y el tamaño de la aurícula se conocieron por ecocardiografía. Se valoró la calidad de vida con el Medical Outcomes Study 36-item Short Form General Health Survey (SF-36) que contempla 8 dominios del estado de salud: bienestar mental y general; funcionamiento social y físico; función física y emocional y dolor y vitalidad. Los pacientes fueron sometidos a prueba de ejercicio según el protocolo Naughton modificado. Se asignaron 800 mg de amiodarona durante los primeros 14 días, 600 mg los siguientes 14 días, 300 mg por día durante el primer año y 200 mg diarios desde allí en adelante o, a sotalol, 80 mg 2 veces por día durante la primera semana y 160 mg 2 veces por día, desde entonces. En caso de que no ocurriera conversión espontánea hacia el día 28 posterior a la aleatorización se efectuó cardioversión (CV) con corriente directa. Se consideró que el procedimiento fracasó cuando no apareció ritmo sinusal o cuando el mismo duró menos de un minuto luego del shock de mayor energía. La administración de la droga en estudio se interrumpió si la FA recidivó después del segundo intento de CV. La dosis de los fármacos se redujo en enfermos que presentaron intervalo QT de más de 550 mseg. Los pacientes fueron retirados de la investigación en caso de aparición de hipertiroidismo. El tratamiento se interrumpió en forma definitiva en caso de arritmia (torsade de pointes), efectos adversos pulmonares, alteraciones hepáticas persistentes, insuficiencia cardíaca o broncoespasmo. Resultados El estudio se realizó entre 1998 y 2002. Un total de 6 582 enfermos fueron evaluados en 20 centros; 665 fueron sometidos a aleatorización: 267 fueron asignados a amiodarona; 261 a sotalol y 137 a placebo. El índice de adhesión fue superior de manera significativa en los pacientes tratados con amiodarona (98.1%) en comparación con los que recibían sotalol (95.8%) o placebo (94.9%). El 98.9% de los participantes era de sexo masculino; el 89.3%, de raza blanca; la edad promedio, de 67.1 años. Entre la aleatorización y el día 28, 70 de 258 pacientes en el grupo de amiodarona (27.1%) presentó conversión espontánea en comparación con 59 de 244 enfermos en el grupo tratado con sotalol (24.2%) y con 1 de 132 pacientes en el grupo placebo (0.8%, p < 0.001 respecto de ambos grupos activos). El resto de los pacientes fue sometido a CV eléctrica alrededor del día 28, sin éxito en el 27.7%, 26.5% y 32.1% de los casos en el grupo de amiodarona, sotalol y placebo, respectivamente. El índice total de conversión fue del 79.8%, 79.9% y 68.2% en igual orden (p = 0.01 para la comparación con amiodarona y sotalol). El índice de CV fue mayor con la aplicación de disparos bifásicos respecto de monofásicos, pero el éxito no difirió en forma significativa entre los grupos en términos de duración de la FA. Sin embargo, fue mayor en el grupo que presentó la arritmia durante no más de un año. La amiodarona y el sotalol resultaron mucho más eficaces que el placebo en prolongar el tiempo promedio hasta la primera recurrencia (p < 0.001). Ambos fármacos fueron superiores al placebo en subgrupos definidos según la duración de la FA (menos o más de un año), la presencia o ausencia de enfermedad cardíaca isquémica y la existencia de síntomas de arritmia. Por su parte, la amiodarona resultó superior al sotalol en todos los subgrupos con excepción de los pacientes con enfermedad cardíaca isquémica. En el grupo asignado a amiodarona, el tiempo hasta la recurrencia de FA fue mayor en el subgrupo sin enfermedad isquémica en comparación con pacientes con patología isquémica (867 días versus 569 días). Los valores correspondientes en el grupo tratado con sotalol demostraron la tendencia inversa (180 días en pacientes sin patología isquémica y 428 días en aquellos con enfermedad isquémica). Los puntajes en la escala de funcionamiento físico, salud general y funcionamiento social del SF-36 fueron mucho más favorables en pacientes que lograron el ritmo sinusal en comparación con aquellos con FA persistente. También hubo una tendencia a mejoría en los puntajes de vitalidad en el primer grupo. Las diferencias en las limitaciones en el desempeño físico, dolor, limitaciones emocionales y salud mental entre los grupos no fueron significativas. En la comparación de los tres grupos aleatorizados, no se registraron diferencias sustanciales en los puntajes de calidad de vida desde el inicio hasta el año, con excepción de un descenso en el puntaje de salud mental en el grupo tratado con amiodarona. La reducción de la frecuencia cardíaca en reposo y durante el ejercicio máximo fue mayor en pacientes que permanecieron en ritmo sinusal en comparación con aquellos con FA persistente. Sin embargo, no hubo una relación evidente entre los puntajes de calidad de vida y la capacidad para el ejercicio. No se produjeron diferencias en la frecuencia de efectos adversos entre los grupos de estudio, con excepción de un leve incremento en la frecuencia de episodios de sangrado menor en los pacientes tratados con amiodarona, respecto de los asignados a sotalol o placebo (8.33 por cada 100 pacientes/año de seguimiento versus 6.37 y 6.71, respectivamente). La frecuencia de hemorragia mayor fue de 2.07, 3.10 y 3.97 por cada 100 pacientes/año de observación en los enfermos tratados con amiodarona, sotalol y placebo, respectivamente; los valores correspondientes de accidente cerebrovascular (ACV) menor fueron de 1.19, 0.68 y 0.96; mientras que para ACV mayor resultaron 0.87, 2.03 y 0.95 por cada 100 pacientes/año de seguimiento, en igual orden. Se registraron 2 casos de efectos pulmonares adversos no fatales en el grupo de amiodarona y 1 en el grupo placebo. Entre los pacientes que recibieron sotalol se registró un episodio de torsades de pointes no fatal. Trece pacientes fallecimientos en el grupo amiodarona, 15 en el grupo sotalol y 3 en el grupo placebo. El índice de mortalidad fue de 1.3 en los pacientes tratados con amiodarona en comparación con placebo (p = 0.19) y de 1.8 en los enfermos asignados a sotalol respecto del placebo (p = 0.11). Discusión Durante la fase de terapia estable del SAFE-T, tanto la amiodarona como el sotalol se asociaron con índices similares de cardioversión espontánea y eléctrica, un efecto sustancialmente mayor al registrado en pacientes del grupo placebo. Por lo tanto, afirman los autores, los resultados ponen de manifiesto la importancia de llegar al estado de equilibrio con la terapia antiarrítmica antes de la CV eléctrica, cuando el ritmo sinusal sostenido es el objetivo terapéutico final en pacientes con FA. Un hallazgo inesperado fue que tanto la amiodarona como el sotalol se asociaron con un tiempo similar hasta la primera recurrencia de FA en pacientes con enfermedad cardíaca isquémica. Sin embargo, el sotalol se asoció con mayor tiempo de ritmo sinusal sostenido en pacientes con patología isquémica, en comparación con aquellos sin enfermedad isquémica; mientras que lo inverso ocurrió en pacientes tratados con amiodarona. La restauración y el mantenimiento del ritmo sinusal en pacientes con FA acompañó la mejoría sustancial en ciertos dominios de la calidad de vida. Los autores recuerdan que este parámetro está comprometido en sujetos con FA crónica; sin embargo, no todos los estudios encontraron mejoría después de la recuperación del ritmo sinusal. Los hallazgos del estudio actual avalan investigaciones anteriores que sugirieron que ambos fármacos son igualmente eficaces en el tratamiento de estos enfermos. Además, se constató que el perfil de seguridad de amiodarona y sotalol fue semejante. Sin embargo, que la amiodarona no resulte superior al sotalol en pacientes con enfermedad cardíaca isquémica tiene consecuencias clínicas importantes. Ambos fármacos reducen la respuesta ventricular durante las recidivas de la FA mediante la depresión de la conducción auriculoventricular. Por lo tanto, concluyen los autores, el uso de esquemas estandarizados permitirá diferenciar el verdadero papel del control de la frecuencia y del ritmo en pacientes con FA y crear compuestos antifibrilatorios auriculares.
¿Cuál de las siguientes drogas en más eficaz en la conversión de la fibrilación auricular a ritmo sinusal? A. Amiodarona. Respuesta Correcta
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LA DISFUNCION ENDOTELIAL SERIA CLAVE EN EL DETERIORO DE LA PERMEABILIDAD GLOMERULAR Pisa, Italia La barrera glomerular constituye el bloqueo renal físico del flujo irrestricto de moléculas desde el compartimiento vascular al espacio urinario, por lo que la disfunciónendotelial del glomérulo sería un factor clave en el deterioro de su permeabilidad. Biomedicine & Pharmacotherapy 59(1-2):30-37, Ene 2005 Autores: Camici M Institución/es participante/s en la investigación: Internal Medicine Department, Pisa University, Pisa, Italia Título original:
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Introducción La proteinuria no sólo es un buen signo de reconocimiento de patología renal sino que, además, es un factor de riesgo independiente para la progresión de la insuficiencia renal, la morbilidad y la mortalidad cardiovascular. Resulta obvia la relevancia de comprender los mecanismos moleculares subyacentes y los cambios estructurales que llevan a esta pérdida proteica a través de la "barrera" glomerular. La proteinuria es un rasgo característico de las glomerulopatías primarias y secundarias. Se reconocen dos mecanismos fundamentales responsables de la excreción urinaria anormal de proteínas, que caracteriza a todas las patologías glomerulares con o sin síndrome nefrótico. El primero es el incremento de la permeabilidad capilar glomerular, que lleva al pasaje de albúmina y proteínas de alto peso molecular. El segundo, el consiguiente deterioro del mecanismo de reabsorción de todas las proteínas y, en particular, las de bajo peso molecular, a nivel de las células epiteliales del túbulo proximal. Este último mecanismo representa el enlace entre la proteinuria y la lesión instersticial con progresión de la patología renal. La barrera glomerular selecciona a las moléculas de acuerdo con su tamaño, forma y carga iónica y previene, casi en forma completa, que grandes macromoléculas alcancen el espacio de Bowman. El endotelio fenestrado, cubierto con el glucocáliz, la membrana basal glomerular (MBG) y las hendiduras de filtración epitelial, se localizan en serie para hacer posible este filtrado altamente selectivo. Las tres estructuras mencionadas parecen funcionar como una unidad y desempeñan una función integrada: la lesión de cualquiera de ellas podría llevar a una proteinuria severa. En este estudio, el autor se refiere sólo a los últimos conocimientos sobre la estructura molecular del endotelio glomerular, que participa en la permeabilidad selectiva y cuyo daño puede ocasionar la pérdida de proteínas plasmáticas. Interacción entre podocitos y endotelio El endotelio –conjunto de células que revisten cada vaso sanguíneo– es el órgano más extenso del organismo y una de sus funciones es el mantenimiento de la homeostasis vascular. Una vez que estas células se lesionan, pierden el fenotipo maduro de perfil anticoagulante, antiinflamatorio y antiproliferativo y adquieren un fenotipo embriogénico de características procoagulantes, proinflamatorias y mitógenas (disfunción endotelial). En cultivos de células glomerulares endoteliales, los podocitos humanos muestran su influencia sobre las propiedades de la barrera endotelial a través de mediadores como el factor de crecimiento del endotelio vascular (FCEV). Un estudio reciente demostró el requerimiento del FCEV derivado de los podocitos para la organización y el mantenimiento de las células glomerulares endoteliales, así como para la función de la barrera de filtración. Las angioproteínas, factores de crecimiento específicos de las células endoteliales y promotores de su maduración y estabilización, se oponen a algunas de las funciones del FCEV. Esto sugiere que el balance entre la acción del FCEV y las angioproteínas podría regular la función glomerular. Interacción entre membrana basal glomerular y endotelio La MBG es una membrana basal muy gruesa que se interpone entre las células glomerulares endoteliales y el epitelio visceral (podocitos). Lo que se investiga es cuál es el enlace entre las células del endotelio glomerular y la MBG. Los componentes más importantes de la MBG son la laminina, el colágeno IV y los proteoglicanos. Las largas cadenas de carbohidratos que se unen a estos últimos imparten carga negativa a la molécula y contribuyen a la carga negativa de la MBG; en particular, se cree que esto es importante para la función de ultrafiltración selectiva de la MBG. La MBG es inusualmente gruesa porque durante el desarrollo surge de la fusión entre dos membranas basales: una sintetizada por el endotelio y la otra, por el epitelio. Ambos tipos celulares aportan laminina a la MBG; cuando estas células son incapaces de sintetizar laminina de manera apropiada, la MBG se rompe. Como resultado de esto, no se completa la glomerulogénesis y fracasa la vascularización. Esto evidencia la gran relación que existe entre la MBG y las células del endotelio glomerular, importantes para mantener la barrera de filtración y también para la organización vascular del glomérulo. La disfunción endotelial, más que otras causas renales –como una patología de los podocitos–, podría ocasionar ciertos trastornos nefróticos. Interacciones moleculares en la interfaz entre el plasma y el endotelio El glomérulo difiere de otros lechos capilares fenestrados o no fenestrados en varios aspectos. La magnitud de la conducción hidráulica glomerular y la presión de flujo de la circulación sanguínea son considerablemente mayores al resto de los capilares. Desde un punto de vista anatómico, los capilares glomerulares son únicos porque poseen barreras inexistentes en otras localizaciones, como la membrana fenestrada, crucial para limitar el pasaje de fluidos y solutos. El funcionamiento normal de la barrera endotelial depende de las proteínas plasmáticas; además de la albúmina, podrían necesitarse otras proteínas plasmáticas para el mantenimiento de la permeabilidad capilar normal. Éstas aportarían cargas negativas al glucocáliz y, por lo tanto, a la pared vascular, al reducir la permeabilidad para las macromoléculas aniónicas. Se cree que un defecto en estas proteínas podría causar microalbuminuria, luego asociada con morbilidad vascular y mortalidad cardiovascular. Glucocáliz endotelial La MBG es el sitio más importante en que se advierte la función de la barrera glomerular originada en cargas negativas. Algunos hallazgos recientes sugieren que el endotelio glomerular fenestrado podría estar cubierto por un diafragma similar al que cubre las fenestraciones de otros lechos vasculares. Algunos estudios previos mostraron una capa celular gruesa (glucocáliz) que cubre a las células endoteliales. Este glucocáliz, compuesto sobre todo por proteoglicanos, podría representar una importante barrera de cargas iónicas para el filtrado glomerular; además, hasta cierto punto podría funcionar como una barrera de selectividad por tamaño. Factores circulantes de permeabilidad e inhibición Recientemente, diversos autores demostraron que la permeabilidad glomerular podría ser resultado del balance entre algunos factores plasmáticos que la favorecen y otros que la inhiben. Existen cinco constituyentes plasmáticos normales, pertenecientes a las lipoproteínas de alta densidad que, in vitro, inhiben la permeabilidad que induce la glomeruloesclerosis segmentaria focal; el autor menciona la Apo-J como relevante, por su demostrada inhibición del complemento. Otro de los agentes propuestos es la albúmina, un transportador de ácidos grasos que modifican las características originales de la albúmina en cuanto a carga y conformación espacial. Algunos análisis bioquímicos recientes indican que algunos compuestos derivados de la albúmina incrementarían la permeabilidad endotelial a las macromoléculas. Caveolas y funciones glomerulares endoteliales La transcitosis, transporte de moléculas plasmáticas a través del endotelio vascular, está gobernada por tres tipos de factores: fuerzas de conducción plasmática (presiones hidrostática y oncótica que generan los gradientes de filtración); propiedades fisioquímicas de las moléculas transportadas (tamaño, forma, carga, química y gradientes de concentración para la difusión); y propiedades y actividad de las células endoteliales. Las células endoteliales son capaces de regular la permeabilidad vascular mediante 3 grupos de receptores: de la mediación vascular, de la endocitosis y de la transcitosis. Los caveolas son estructuras lipídicas vesiculares que representan sitios específicos de la membrana plasmática para la transcitosis de moléculas a través de las células endoteliales. La transcitosis mediada por caveolas es un mecanismo de trasporte transendotelial importante de albúmina y otros nutrientes ligados a la albúmina como los ácidos grasos y los compuestos hormonales. Los caveolas son ubicuos en las membranas plasmáticas de las células endoteliales, donde regulan las señales del óxido nítrico. Este último desempeña una actividad importante en la regulación de la hemodinamia renal y sus funciones: diversos trastornos renales exhiben menores niveles de óxido nítrico. Existe una asociación entre proteinuria y compromiso vascular; esto sugiere que la proteinuria no sólo refleja patología renal sino que, además, se asocia con inestabilidad vascular sistémica. Esta asociación entre proteinuria e incremento de la permeabilidad vascular sistémica refleja un trastorno, también sistémico, en el sistema de caveolas de difusión endotelial. Uniones estrechas y endotelio glomerular Las células endoteliales sirven como barrera entre los distintos compartimientos fisiológicos y controlan el intercambio de moléculas entre ellos. Las uniones estrechas (zonula occludens) forman un cinturón continuo entre los dominios apicales y laterales de la membrana plasmática de las células endoteliales vecinas y regulan el pasaje de moléculas a través de los espacios epiteliales intercelulares (función de compuerta) en forma selectiva. Se demostró que la disrupción de estas estructuras da lugar a algunas brechas entre las células endoteliales que producen incremento en la permeabilidad endotelial. Conclusiones Algunos estudios recientes sobre patologías genéticas indican que los podocitos (células epiteliales especializadas del glomérulo) y los diafragmas fenestrados son importantes para la restricción de la pérdida de proteínas en el proceso de filtración glomerular. No obstante, algunos adelantos recientes dirigen la atención hacia la función que desempeñan las células endoteliales en la permeabilidad selectiva del glomérulo y la pérdida de proteínas. Una disfunción en el endotelio glomerular podría ser trascendental en el desarrollo de trastornos en la permeabilidad glomerular selectiva y su consecuente proteinuria. Según el autor, estos hallazgos podrían ser de gran utilidad para el control de un eventual tratamiento farmacológico y el potencial desarrollo de terapias génicas. Estas nuevas áreas de investigación brindan grandes posibilidades en lo que respecta al diagnóstico, pronóstico y tratamiento de la patología renal proteinúrica.
¿Qué elementos son responsables de la selectividad del filtrado glomerular? A. El endotelio fenestrado cubierto con glucocáliz. Respuesta Correcta
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EVALUAN INSTRUMENTOS DE MEDICION DE CALIDAD DE VIDA EN LA EPOC Oxford, Reino Unido La mayoría de los instrumentos genéricos y específicos de la enfermedad son adecuados en el contexto de exacerbaciones agudas de bronquitis crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y revelan que éstas se asocian con deterioro sustancial de la calidad de vida. Pharmacoeconomics 23(4):345-363, 2005 Autores: Doll H y Miravitlles M Institución/es participante/s en la investigación: Oxford Outcomes, Old Barn, Jericho Farm, Cassington, Oxford, Reino Unido; Servei de Pneumologia, Institut Clínic de Pneumologia I Cirugia Toràcica (IDIBAPS), Hospital Clínic, Barcelona, España Título original:
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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la bronquitis crónica (BC) son patologías muy prevalentes, asociadas con elevada morbilidad y mortalidad. En su transcurso ocurren exacerbaciones agudas, caracterizadas por aumento de la disnea, del volumen de esputo y mayor purulencia. En promedio, los pacientes con EPOC experimentan entre 1 y 3 exacerbaciones agudas por año, según la gravedad de la obstrucción de la vía aérea. Estos episodios representan la causa más común de internación y muerte en sujetos con enfermedades pulmonares crónicas, lo cual ocasiona consecuencias económicas sustanciales para el paciente y la sociedad. La EPOC se asocia con un compromiso importante de la calidad de vida relacionada con la salud (HR-QOL [health-related quality of life]), inclusive en pacientes con enfermedad leve. En especial, estos efectos se advierten con algunos instrumentos, como el Medical Outcomes Study Short-Form (SF)- 36 en sus dominios de función física, emocional y de salud mental. La disnea es considerada uno de los síntomas que ocasiona más distrés en las enfermedades bronquiales crónicas. El síntoma empeora más durante las exacerbaciones agudas, lo que ocasiona mayor deterioro de la HR-QOL. Se cree que las exacerbaciones agudas representan uno de los factores causales más importantes en la progresión de la EPOC y, en particular, en la declinación del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). Por lo general, la gravedad y frecuencia de las crisis agudas aumentan en el curso de la patología, mientras se deteriora de manera constante el estado de bienestar general. La importancia de medir la HR-QOL es cada vez más reconocida. Sin embargo, si bien existe amplia información en relación con la HR-QOL de pacientes con BC y con EPOC, sólo en ocasiones se estudiaron las consecuencias de las exacerbaciones sobre la calidad de vida. De hecho, no es apropiado generalizar los datos que se obtuvieron en enfermos durante la fase estable a aquellos en períodos de exacerbaciones, sobre todo debido a que la HR-QOL sólo muestra una asociación moderada con los síntomas y los parámetros fisiológicos. Por lo tanto, las exacerbaciones agudas pueden ocasionar consecuencias importantes sobre la HR-QOL sin que se detecten cambios sustanciales en la función pulmonar. El objetivo de esta revisión fue analizar la bibliografía al respecto para conocer el estado actual de la valoración de HR-QOL en el contexto de las crisis agudas y establecer recomendaciones para la investigación venidera. Material y métodos La búsqueda se efectuó a través de MEDLINE (desde 1966), EMBASE (desde 1985), Biological Abstracts (desde 1985) y PsychINFO (desde 1967) hasta 2003. Resultados Se identificaron 50 artículos que evaluaron en forma específica HR-QOL; 22 se excluyeron porque no consideraron este parámetro durante exacerbaciones agudas; 21, de los restantes 28, fueron trabajos de evolución y 7, revisiones. En las 21 investigaciones se aplicaron 17 mediciones distintas de calidad de vida; 10 sólo utilizaron un instrumento de valoración, mientras que 11 aplicaron 2 o más cuestionarios. El interrogatorio específico de enfermedad St George's Respiratory Questionnaire (SGR Q) fue el más utilizado (9 trabajos); 4 análisis (3 estudios individuales) aplicaron el cuestionario genético Nottingham Health Profile (NHP); y 3 análisis (2 trabajos individuales) emplearon el SGRQ y el NHP. También se incluyeron varias mediciones genéricas, entre ellas el índice de Katz Activities of Daily Living (ADL); el SF-36; el Sickness Impact Profile; el Health Utilities Index; la escala de recursos sociales Older American Research and Service Center; la escala de depresión Yesevage; el Measure Your Medical Outcome Profile (MYM OP); el Medical Outcomes Study 6-item General Health Survey (MOS-6A); y el EuroQOL (EQ-5D), entre otros. Sólo en 4 trabajos se valoró en forma específica el rendimiento de las mediciones de HR-QOL durante las exacerbaciones agudas de BC o EPOC y los cuestionarios que se emplearon son Cronic Respiratory Disease Questionnaire (CRQ), SGRQ, NHP y la evaluación comparativa del MYMOP, del MOS-6A genérico y del EQ-5D. Un estudio comparó el NHP y el SGRQ y encontró que ambos instrumentos fueron igualmente válidos, aunque el último pareció más sensible para detectar diferencias entre pacientes. Sin embargo, el SGRQ (y, en particular, su dominio de síntomas) fue menos apto para identificar cambios en la HR-QOL asociados con exacerbaciones agudas. Los dominios de energía, morbilidad física y sueño del NHP resultaron más sensibles a las modificaciones en la calidad de vida. La poca capacidad del dominio sintomático del SGRQ podría reflejar el tipo de construcción de dicha sección, que permite evaluar síntomas crónicos en el año (o mes) previo más las manifestaciones relacionadas en forma específica con las exacerbaciones agudas. El CRQ permitió mediciones válidas y fue útil para detectar los cambios agudos en la HR-QOL (y en la disnea) asociados con exacerbaciones agudas en EPOC. Los pacientes que no presentaron recurrencias luego del episodio agudo tuvieron mejorías moderadas o importantes en todos los dominios del CRQ y cambios positivos más amplios en el Transitional Dyspnoea Index (TDI). Estas modificaciones se correlacionaron con la evolución clínica y los parámetros funcionales, el FEV1. En un estudio se valoró el funcionamiento de 3 instrumentos de HR-QOL en exacerbaciones agudas de BC. En general, los puntajes del MYMOP fueron más sensibles a los cambios en la calidad de vida que los valores en la MOS-6A o EQ-5D. Los autores de dicha investigación concluyeron que el MYMOP podría ser útil de manera potencial para evaluar la evolución del enfermo asociada con exacerbaciones agudas en BC. HR-QOL durante exacerbaciones agudas Quince de los 21 estudios refirieron puntajes de HR-QOL medidos durante el episodio agudo de BC o EPOC, donde se aplicaron el SGRQ, SF-36, el NHP, el CRQ y el BDI/TDI. Los enfermos incluidos en todas estas investigaciones refirieron peor calidad de vida durante las exacerbaciones agudas. En uno de los estudios, tres cuartas partes de los enfermos tuvieron QOL desfavorable durante las exacerbaciones agudas. Los dominios de función física, emocional, salud global y vitalidad del SF-36 se vieron afectados en forma particular durante los episodios agudos. En relación con el NHP, las secciones de actividad y sueño fueron las más comprometidas durante las exacerbaciones agudas. Once trabajos evaluaron los cambios en la HR-QOL asociados con exacerbaciones agudas y su tratamiento. Estos estudios mostraron que los cambios más importantes ocurren en el transcurso de estos episodios aun cuando el FEV1 se modifique poco. En un trabajo, los cambios en el puntaje del CRQ se asociaron de manera sustancial con la distancia de caminata en 6 minutos, con los cambios en el FEV1 y en la capacidad vital forzada. Aunque algunos grupos consideran que el dominio de síntomas del SGRQ no es apropiado para evaluar los efectos de las exacerbaciones agudas sobre la calidad de vida, debido a que evalúa manifestaciones crónicas en el año o mes previo, otros investigadores observaron descensos más importantes en este dominio luego de la resolución de una exacerbación aguda en BC o EPOC. La mejoría más notable se constató en el transcurso de las primeras 4 semanas y, en particular, en pacientes tratados con fluoroquinolonas, en comparación con aquellos que recibieron macrólidos, aun después del ajuste según el nivel de HR- QOL en el momento de presentación. En relación con las mediciones genéricas, los puntajes del NHP mejoran de forma significativa en pacientes con BC en fase estable, respecto de períodos de exacerbación aguda. La mejoría más notable se constata en el dominio emocional del SF-36. El puntaje de este instrumento también mejora en forma notoria luego de la terapia antibacteriana. Los resultados de las mediciones de HR-QOL se utilizaron como posibles parámetros predictivos de evolución en 7 de 21 trabajos. En 5 de los 7, la calidad de vida se asoció de manera significativa con la mortalidad y recidiva de internación por exacerbación aguda. Una investigación comprobó una asociación no significativa entre los puntajes más altos del SGRQ y la mortalidad. En otro trabajo, la medición de calidad de vida según el SGRQ tuvo mayor correlación con la evolución fatal que el índice Katz ADL, aunque la mortalidad después de la exacerbación acompañó mayor dependencia funcional y depresión, según la escala Yesevage. La dependencia funcional 2 semanas antes de la internación por exacerbación aguda también se asoció con mortalidad posterior. Por su parte, los resultados más adversos en el SGRQ, independientemente de la gravedad de la patología, se asociaron con reinternación por EPOC. La escala física del SF-36 se relacionó en forma sustancial con una nueva hospitalización por exacerbación aguda. Los valores de HR-QOL se utilizaron como factor predictivo de evolución en 8 estudios. En 5 de ellos, el patrón de cambio en dichas escalas fue semejante al observado con las mediciones de evolución clínica. Discusión La revisión de la bibliografía reveló pocos trabajos que evaluaron la calidad de vida durante las exacerbaciones agudas de BC o EPOC. En particular, sólo 21 investigaciones aplicaron instrumentos de HR-QOL, fenómeno que contrasta en forma clara con la cantidad de estudios que evaluaron la evolución clínica y el efecto del tratamiento en pacientes con BC y EPOC estable. De hecho, 3 revisiones recientes al respecto confirmaron el papel importante de la medición de la HR-QOL en términos de un tratamiento eficaz en estos casos. Se sabe que las mediciones de calidad de vida y los parámetros fisiológicos brindan información independiente acerca de la condición del paciente. De hecho, los cambios en la funcionalidad respiratoria, en enfermos que mejoran en forma sustancial en términos de calidad de vida y de bienestar general, suelen ser moderados. La mejoría de la HR-QOL puede no corresponder a cambios positivos en el FEV1; es por ello que la salud global debe evaluarse con instrumentos particulares y no puede inferirse a partir de mediciones fisiológicas. Sin embargo, la mayoría de los estudios de tratamiento en pacientes con exacerbaciones de BC y EPOC se basa en los cambios en parámetros funcionales que pueden evaluarse en forma fácil. Si bien el FEV1 es un indicador confiable de otros parámetros de evolución clínica, es relativamente insensible a las modificaciones en el estado general de salud. El SGRQ fue uno de los instrumentos más aplicados entre las mediciones específicas de enfermedad; además, es útil para caracterizar el curso temporal de la recuperación del estado de salud luego de un episodio agudo y muestra que la acumulación de exacerbaciones contribuye en forma adversa con la calidad de vida a largo plazo. Los enfermos con exacerbaciones frecuentes en el curso de un año tienen calidad de vida menos favorable que aquellos con episodios menos frecuentes. En general, los resultados del trabajo confirman la utilidad de las mediciones puntuales de calidad de vida en trabajos clínicos de antibacterianos. Además, estas valoraciones pueden predecir recidiva y mortalidad. Conclusiones Se requiere una definición reproducible de exacerbación aguda de EPOC/BC y una medición objetiva para determinar su gravedad de manera tal que los enfermos puedan ser clasificados en forma correcta. Los estudios venideros, concluyen los autores, deberán analizar la evolución de la exacerbación aguda en términos de un amplio espectro de puntos finales de valoración, entre ellos, la calidad de vida.
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