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Resúmenes SIIC |
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Evaluación y Conducta Diagnóstica
Terapéutica del Dolor Mamario La mastalgia suele responder a medidas no farmacológicas; en caso de dolor intenso el danazol, el tamoxifeno y la bromocriptina pueden ser efectivos, aunque el riesgo de efectos adversos limita su uso. Mayo Clinic Proceedings 79(3):353-372, Mar 2004 Autores: Smith R, Pruthi S y Fitzpatrick L Institución/es participante/s en la investigación: Breast Diagnostic Clinic, Division of General Internal Medicine and Division of Endocrinology, Diabetes, Metabolism, Nutrition and Internal Medicine, Mayo Clinic College of Medicine, Rochester, EE.UU. Título original:
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Introducción La mastalgia, o dolor mamario, constituye el trastorno mamario más frecuente en mujeres. Si bien la preocupación ante el riesgo de cáncer podría ocasionar que las mujeres busquen atención médica por síntomas mamarios, la mastalgia suele ser poco informada. En una encuesta realizada a mujeres en el sur de Gales el 45% describió dolor mamario leve y 21% dolor intenso; pero menos de la mitad de las mujeres con dolor intenso habían comentado este síntoma al médico. El dolor mamario se clasifica en: mastalgia cíclica, mastalgia no cíclica y dolor extramamario. La mastalgia cíclica se presenta en mujeres premenopáusicas y se relaciona con el ciclo menstrual. La mastalgia no cíclica es definida como dolor mamario constante o intermitente no relacionado con el ciclo menstrual. El dolor extramamario puede presentarse con síntomas de dolor mamario. La mastalgia cíclica representa dos tercios del dolor mamario, mientras que la mastalgia no cíclica constituye el tercio restante. Mastalgia cíclica La molestia y la tumefacción que comienza en la fase lútea y se intensifica en los días previos a la menstruación es considerada una situación fisiológica. En orden decreciente de frecuencia, los síntomas premenstruales mamarios incluyen los siguientes: sensibilidad, tumefacción, dolor y nodularidad. Los criterios diagnósticos de mastalgia cíclica incluyen: dolor mayor de 4, medido en una escala analógica visual de 10, y duración del dolor de al menos 7 días al mes. El dolor suele involucrar el cuadrante superoexterno de la mama y se irradia al brazo y la axila. Suele ser difuso y bilateral, pero puede ser más intenso en una mama y se presenta durante la tercera o cuarta décadas de la vida. Suele haber remisión con el embarazo y la menopausia. Sólo el 14% de las mujeres presenta resolución espontánea. Su etiología aún no ha sido establecida con exactitud. El dolor mamario no indica histología fibroquística de la mama; estos cambios histológicos se presentan en mujeres sintomáticas y asintomáticas y son considerados parte del espectro de patrones involutivos normales de la mama. Además, no se identificaron anormalidades hormonales específicas; no obstante, se ha detectado con frecuencia un incremento de la secreción de prolactina inducida por tirotrofina asociada con la mastalgia. El volumen mamario puede incrementarse en más de 100 ml en la fase lútea; sin embargo, no se observó que la medición del agua corporal total estuviese aumentada en mujeres con mastalgia cíclica. A este respecto, la mayoría de los investigadores no recomienda el uso de diuréticos para su tratamiento. En varios estudios se identificó incremento de la ansiedad y depresión en mujeres con dolor mamario en comparación con mujeres asintomáticas, observándose mejoría sustancial de la depresión y del desempeño social en mujeres cuyo dolor fue tratado exitosamente. Se ha estudiado la relación entre la mastalgia cíclica y otros síntomas premenstruales; los síntomas de la fase lútea, incluyendo estado de ánimo negativo, deterioro de la concentración y cambios de conducta, son mayores en mujeres con mastopatía cíclica intensa en comparación con mujeres sin síntomas mamarios. Aunque el cáncer de mama no es considerado una causa de dolor mamario cíclico, algunos estudios identificaron una asociación potencial entre mastalgia cíclica y riesgo de cáncer de mama. Se ha sugerido que el incremento tisular de la sensibilidad a estrógenos, tal vez relacionado con el consumo de grasa en la dieta y los niveles de ácidos grasos, podría tener un papel en la etiología tanto en el dolor mamario cíclico como del riesgo de cáncer de mama, y podría explicar la relación. Mastalgia no cíclica Esta patología comprende dolor constante o intermitente no asociado con el ciclo menstrual. Es menos común que la mastalgia cíclica y lo presenta el 31% de las mujeres atendidas por mastalgia. Suele ser unilateral, con ubicación en un cuadrante de la mama, pero puede haber dolor difuso e irradiación a la axila. Suele aparecer en mujeres en la cuarta o quinta décadas de la vida, puede ser resultado del embarazo, mastitis, trauma, tromboflebitis, macroquistes, tumores benignos o cáncer. Sin embargo, en la mayoría de los casos el dolor mamario no cíclico no tiene causas definidas, aunque obedecería a una causa anatómica más que hormonal. Una excepción puede ser el dolor mamario asociado con medicación. Alrededor del 16% de las mujeres informa dolor mamario como efecto adverso de la terapia con estrógenos y el 32% por la terapia hormonal combinada. En comparación, los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos, tibolona y raloxifeno, se asocian en menor medida con dolor mamario. La mastalgia no cíclica podría relacionarse con la ectasia ductal (dilatación de los conductos mamarios). La medición ecográfica de los diámetros ductales ha evidenciado un máximo de 1.8 mm en mujeres asintomáticas, 2.34 mm en mujeres con mastalgia cíclica y 3.89 mm en mujeres con mastalgia no cíclica. El diámetro ductal se ha correlacionado con la intensidad del dolor. El dolor asociado con cáncer de mama suele ser unilateral, constante e intenso. Sin embargo no parece haber asociación entre el dolor mamario no cíclico y el cáncer de mama. La incidencia de dolor relacionada con previa cirugía de mama (mastectomía, implantes mamarios para reconstrucción o aumento con colocación submuscular del implante, o reducción) parece ser elevada. Las causas propuestas incluyen dolor disestésico de la cicatriz, regeneración nerviosa, lesión nerviosa focal por isquemia, radioterapia, linfedema o encapsulación del implante. Dolor extramamario Los diagnósticos diferenciales de mastalgia son numerosos y pueden dividirse en dolor localizado en la mama o en la pared torácica o irradiado desde otros sitios. El dolor de la pared torácica incluye costocondritis, síndrome de Tietze y artritis. Su tratamiento consiste en reposo y antiinflamatorios no esteroides. Tratamiento del dolor mamario Medidas físicas Un mejor soporte mecánico puede aliviar el dolor mamario. Alrededor del 70% de las mujeres usa corpiños inadecuados. El dolor mamario durante el ejercicio puede afectar al 56% de las mujeres y se atribuye al movimiento del tejido mamario, por lo que se recomiendan los corpiños deportivos. La aplicación de calor o frío y un masaje suave puede reducir el dolor. Las técnicas de relajación parecen reducir el dolor mamario. Medidas nutricionales Se recomienda una dieta baja en grasas, con un consumo de grasas < 20% del consumo calórico total para obtener beneficios. En mujeres premenopáusicas, una dieta rica en proteína de soja aumenta la duración de la fase folicular y retrasa la menstruación y reduce los niveles de estradiol; sin embargo no hay estudios en relación con la mastalgia. Medidas farmacológicas No hay estudios prospectivos controlados para determinar la utilidad de los antiinflamatorios no esteroides para el tratamiento del dolor mamario, aunque tanto los agentes orales como tópicos pueden ser adecuados, por lo que es necesaria investigación adicional. Asimismo, parece conveniente el ajuste de medicaciones que pueden contribuir al dolor mamario, como los anticonceptivos orales o la terapia de reemplazo hormonal para la menopausia. La reducción de la dosis de estrógenos suele ser efectiva en la práctica clínica. Los estudios con anticonceptivos orales con bajas dosis (20 µg de etinilestradiol) no hallaron incremento de los síntomas mamarios en comparación con placebo. Los progestágenos por vía tópica, oral y parenteral han sido estudiados para tratar la mastalgia, con resultados variables. En estudios clínicos controlados el danazol, la única medicación aprobada por la FDA para el tratamiento del dolor mamario, un derivado de la 17-alfa-etinil testosterona que suprime la secreción de gonadotrofinas e inhibe la síntesis de esteroides ováricos, redujo la mastalgia entre un 60% a 92% de las mujeres tratadas. La dosis inicial es de 200 mg/d con eventual titulación. Los efectos adversos se relacionan con la dosis y son androgénicos (acné, caída del cabello, aumento de peso, cefaleas, náuseas, ansiedad y depresión, irregularidades menstruales, amenorrea). La administración durante la fase lútea para el dolor cíclico no mostró incremento de efectos adversos en comparación con placebo. La gestrinona, que tiene efectos androgénicos y antigonadotrópicos, parece también reducir la mastalgia. El uso de agonistas dopaminérgicos para tratar el dolor mamario se basa en el incremento de la secreción de prolactina inducido por tirotrofina; la bromocriptina y lisurida han mostrado buenos resultados. Debido al riesgo de efectos adversos potencialmente graves, que incluyen trombosis venosa profunda y cáncer de endometrio, entre otros, el tamoxifeno debe reservarse para mujeres con mastalgia intensa refractaria a otras medidas. La goserelina, un análogo de la hormona liberadora de gonadotrofinas, reduce los niveles de estrógenos y podría ser útil para la mastalgia; no obstante, hay poca evidencia que apoye su uso y los efectos adversos son frecuentes (cefaleas, fatiga, depresión, ansiedad, entre otros). Conclusiones El dolor mamario suele responder a la combinación de medidas no farmacológicas; pero en caso de dolor importante que afecta la calidad de vida puede ser necesario el tratamiento con medicación a bajas dosis o de fase lútea, como danazol y tamoxifeno, que son efectivos pero con potenciales efectos adversos. En ciertas circunstancias puede aplicarse bromocriptina o goserelina. Sin embargo, la orientación futura incluye la identificación de factores etiológicos y la evaluación de los agentes existentes y de nuevos enfoques para optimizar los resultados y minimizar los efectos adversos. Autoevaluación de Lectura En relación con la mastalgia, cual de las siguientes afirmaciones es correcta: A. Se clasifica en mastalgia cíclica, no cíclica y dolor extramamario. Respuesta Correcta
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Efecto de la Obesidad y de la Resistencia a la Insulina sobre el Metabolismo del Sustrato y la Eficiencia del Miocardio en Mujeres Jóvenes En mujeres jóvenes, la obesidad es factor predictivo independiente de mayor consumo de oxígeno por el miocardio y de menor eficacia del músculo cardíaco. Circulation 109(18):2191-2196, May 2004 Autores: Peterson LR, Herrero P, Schechtman KB y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Department of Medicine, Divisions of Cardiology and Geriatrics and Nutricional Science; Mallinckrodt Institute of Radiology; Department of Biostatistics of Washington University School of Medicine, St Louis, EE.UU. Título original:
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Introducción ¿Cuál de los siguientes factores predice en forma independiente el consumo de oxígeno del miocardio en mujeres jóvenes obesas? A. Indice de masa corporal (IMC). Respuesta Correcta
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Infecciones del Aparato Urinario durante el Embarazo Las infecciones urinarias en el embarazo requieren seguimiento apropiado y el uso de antimicrobianos adecuados para optimizar los resultados maternos y garantizar la seguridad del feto. Annals of Pharmacotherapy 38(10):1692-1701, Oct 2004 Autores: Le J, Briggs GG, McKeown A y Bustillo G Institución/es participante/s en la investigación: College of Pharmacy, Western University of Health Sciences, Pomona; Women’s Hospital at Long Beach Memorial Medical Center, Long Beach; Departments of Obstetrics/Gynecology, University of California at Irvine Medical Center, Irvine, EE.UU. Título original:
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Introducción ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta en relación con las infecciones urinarias en las embarazadas? A. La bacteriuria asintomática en la mujer embarazada no requiere tratamiento antibiótico. Respuesta Correcta
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INDUCCIÓN AL PARTO EN MUJERES CON UNA CESÁREA ANTERIOR: REVISIÓN SISTEMÁTICA DE LA LITERATURA Adelaida, Australia La información prospectiva disponible acerca de la seguridad de los diferentes métodos de inducción al parto es limitada. ANZJOG 44(5):392-395, Oct 2004 Autores: Dodd J Institución/es participante/s en la investigación: Department of Obstetrics and Gynaecology, The University of Adelaide, Adelaida, Australia Título original:
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Aún existen controversias respecto de la posibilidad de inducir el trabajo de parto en las pacientes que presentan una cesárea anterior o si se debería realizar una cesárea electiva. Cuál de las siguientes opciones es correcta: A. No se observaron diferencias significativas entre la utilización de PGE2 vaginal o amniotomía más ocitocina endovenosa en las pacientes con cesárea anterior. Respuesta Correcta
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ESTUDIO HISTOLÓGICO, MORFOMÉTRICO Y ULTRAESTRUCTURAL DE LA PLACENTA EN DIABÉTICAS E HIPERTENSAS GESTACIONALES CON BUEN CONTROL TERAPÉUTICO Madrid, España Análisis de vellosidades terminales placentarias de diabéticas e hipertensas gestacionales con buen control glucémico para valorar hallazgos histológicos, morfométricos y ultraestructurales comunes. Acta Ginecológica 61(5):146-153, Sep 2004 Autores: Alvarez MJ, Clavero JA, Furio V y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Departamento de Obstetricia y Ginecología, Hospital General Universitario Gregorio Marañón; Departamento de Anatomía Patológica, Hospital General Universitario San Carlos, Madrid, España Título original:
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Introducción Cuál de las siguientes opciones acerca de los cambios histológicos en las placentas de las pacientes diabéticas e hipertensas gestacionales es correcta: A. En las placentas de las diabéticas gestacionales el diámetro de los capilares fetales es menor. Respuesta Correcta
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Guías para Diagnóstico, Prevención y Tratamiento de la Osteoporosis 2004 Actualización sobre las pautas para el diagnóstico, prevención y tratamiento de la osteoporosis. Revista Argentina de Osteología 3(3):4-15, 2004 Autores: Schurman L, Bagur A, Claus-Hermberg H y colaboradores Institución/es participante/s en la investigación: Sociedad Argentina de Osteoporosis y Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral Título original:
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Introducción La osteoporosis es un problema sanitario mundial que afecta a más de 200 millones de personas. Se calcula que entre 30% y 50% de las mujeres posmenopáusicas sufrirán esta enfermedad. Dado el crecimiento de la población mayor de 65 años y debido a la discapacidad, morbilidad y mortalidad asociadas con la fractura de cadera, se requieren pautas de diagnóstico, prevención y tratamiento que permitan atenuar los efectos de la osteoporosis en la salud pública. Estudios realizados en Argentina revelan que una de 4 mujeres mayores de 50 años presenta osteoporosis y 2 de cada 4 tienen osteopenia. Anualmente se producen 298 fracturas cada 100 000 mujeres mayores de 50 años y 117 fracturas cada 100 000 varones de la misma edad. Definición La osteoporosis es una enfermedad metabólica del hueso que se caracteriza por baja masa ósea y deterioro de la microarquitectura, que ocasiona mayor fragilidad ósea e incremento del riesgo de fractura. La fortaleza ósea depende de la densidad y calidad ósea. La primera se expresa en gramos de mineral por área o por volumen y está determinada por el pico de masa ósea alcanzado y por el equilibrio entre ganancia y pérdida. La calidad está determinada por la arquitectura, el recambio, la acumulación del daño y la mineralización. El diagnóstico de osteoporosis se efectúa en base a la baja densidad mineral ósea (DMO). La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la fractura osteoporótica (por fragilidad) a la ocasionada por una lesión y que resulta de una fuerza o torsión que se ejerce sobre el hueso. La OMS efectuó una clasificación basada en la comparación de los valores de la DMO del paciente con la media de la población adulta joven normal del mismo sexo y raza. En la clasificación se considera el valor T (T-Score), que es el número de desviaciones estándar por arriba o debajo de la DMO media de la población normal adulta joven estudiada mediante absorciometría de rayos X de energía dual (DXA). Medición de la DMO Actualmente no existe ningún método que permita valorar la resistencia ósea. La DMO se usa con frecuencia como medición sustitutiva ya que permite explicar aproximadamente el 70% de la resistencia ósea. La técnica densitométrica puede usar un haz monoenergético o un doble haz de energía proveniente de una fuente de rayos (DXA). Es el método más ampliamente utilizado en el mundo por su mayor precisión. Informa la cantidad de mineral óseo en g/cm2 (DMO real). Por su parte, la tomografía fue adaptada para evaluar la DMO y el método se denomina tomografía computarizada cuantitativa. Define una región de interés en el interior del hueso y compara su densidad radiológica con la de estándares que se obtienen simultáneamente con el paciente en estudio e informa la DMO volumétrica (g/cm3). El ultrasonido también puede evaluar la calidad ósea, aunque se discute si además de medir la mineralización del hueso también evalúa la microarquitectura o las propiedades biomecánicas del tejido óseo. Los sitios anatómicos estudiados comprenden columna vertebral, fémur proximal (esqueleto axial), radio, metacarpo, falanges, cóndilos femorales, diáfisis tibial y calcáneo (esqueleto periférico). Indicaciones de DMO Se recomienda realizar la densitometría a mujeres mayores de 65 años, menores de esa edad con un factor de riesgo como mínimo, adultos con fractura por fragilidad, con enfermedades asociadas a baja masa ósea o pérdida ósea, y en hombres mayores de 70 años. El estudio también debe realizarse periódicamente en quienes están bajo tratamiento para controlar los resultados. La DMO debe ser medida en columna (L1-L4) anteroposterior y en fémur. Es recomendable la medición del antebrazo no dominante cuando la columna anteroposterior y el fémur no pueden ser medidos o interpretados en los sujetos con hiperparatiroidismo o muy obesos. En fémur se puede medir el cuello femoral, el trocánter o el fémur proximal total y se debe elegir para el diagnóstico la zona de menor valor, con exclusión del triángulo de Ward. Se recomienda la inclusión de ambos fémures en la evaluación inicial. Para el seguimiento y para el diagnóstico, se debe utilizar el fémur con menor valor. La clasificación de la OMS para el diagnóstico de osteopenia y osteoporosis no debe utilizarse con mediciones periféricas, salvo la medición de la DMO en radio 33%. Cuando se cuenta con la medición de más de un sitio anatómico, el diagnóstico debe basarse en el área de menor valor. Factores de riesgo de osteoporosis Sólo la anamnesis completa con un interrogatorio dirigido a buscar factores de riesgo que afecten la masa ósea permite la selección de las personas que deben ser estudiadas para descartar osteopenia y osteoporosis. La prevención de la osteoporosis está dirigida a una población de mediana edad compuesta en gran parte por mujeres. La incidencia de fracturas osteoporóticas es mayor en mujeres posmenopáusicas de raza blanca. La fractura de cadera se produce en personas de edad avanzada, 80 años en promedio. Por otra parte, el cese de la secreción estrogénica precoz (antes de los 40 años) y abrupta está asociada con pérdida importante de la masa ósea. En estos casos está indicado el tratamiento con terapia hormonal hasta la edad fisiológica de la menopausia para prevenir la osteoporosis. Las amenorreas prolongadas no hiperandrogénicas previas a la menopausia también producen deterioro óseo que debe ser diagnosticado. Los individuos con delgadez extrema (índice de masa corporal menor de 20 kg/m2) experimentan mayor riesgo de osteoporosis. El interrogatorio debe abarcar los antecedentes de trastornos de la conducta alimentaria, debido a que estos pacientes también pueden experimentar hipoestrogenismo u otros trastornos hormonales, así como disminución de la absorción de nutrientes que pueden afectar al hueso. Los individuos con antecedentes de fracturas por traumas leves experimentan mayor riesgo de sufrir nuevas fracturas osteoporóticas. La disminución de 3 centimetros como mínimo en la talla, el aumento de la cifosis dorsal o ambos pueden orientar hacia la presencia de aplastamientos vertebrales. Los pacientes con antecedentes familiares de fracturas, especialmente de cadera, vertebrales o de muñeca, experimentan mayor riesgo de osteoporosis. La actividad física influye en forma positiva durante la etapa de crecimiento para aumentar la masa ósea y en la vida adulta favorece su mantenimiento, por lo que el sedentarismo debe ser evitado. El hábito de fumar actúa de manera negativa en la masa ósea mediante múltiples mecanismos patogénicos. Además, los niveles elevados de marcadores de recambio óseo constituyen un indicador de riesgo aumentado de fracturas, independientemente del valor de la DMO. El empleo de corticoides supone un riesgo para futuras fracturas, dependiente en gran medida de la DMO. El riesgo relativo de fractura vertebral es de 5.2 con dosis mayores de 7.5 mg de prednisona por día o equivalente. El aumento del riesgo relativo es dependiente de la dosis y del tiempo de administración. Por otra parte, la osteomalacia, hiperparatiroidismo, hipertiroidismo, hipogonadismo, síndrome de Cushing, insuficiencia renal crónica, litiasis renal, enfermedades hepáticas crónicas, enfermedad celíaca y neoplasias, entre otras, pueden producir osteoporosis secundaria. Asimismo, el tratamiento con hormona tiroidea, análogos de la hormona liberadora de gonadotrofina, antiandrógenos, anticonvulsivos, anticoagulante y furosemida producen osteoporosis. En estos casos, se requiere el tratamiento de la enfermedad de base y el reemplazo o la reducción de los fármacos nocivos. Métodos diagnósticos Las radiografías de columna dorsal y lumbar, de frente y perfil permiten el diagnóstico de aplastamientos vertebrales y la ubicación de los posibles factores de error en los informes densitométricos. La densitometría central o axial ofrece información sobre el estado de densidad ósea del paciente. La anamnesis y el examen físico guiarán al profesional en la solicitud de los estudios de laboratorio para efectuar el diagnóstico diferencial entre diversas patologías sistémicas que puedan afectar el hueso. El análisis de laboratorio del metabolismo mineral comprende calcemia, fosfatemia, creatininemia, reabsorción tubular de fósforo, magnesemia, calciuria y magnesuria. La medición de la hormona paratiroidea (PTH) y de la 25-hidroxivitamina D se ordena en base a los datos bioquímicos iniciales y a la situación del paciente. Los parámetros del remodelamiento óseo indican el grado de recambio del hueso. Como marcador del formación ósea se puede solicitar fosfatasa alcalina o su isoenzima ósea, o la osteocalcina; como marcador de resorción ósea, la desoxipiridinolina o los telopéptidos del colágeno tipo I. Medidas generales de prevención de la osteoporosis La prevención se basa fundamentalmente en la modificación de los factores de riesgo. Es aconsejable una dieta con un elevado contenido de calcio (1 000 mg diarios). También es importante asegurar un buen aporte de proteínas, vitaminas y minerales. La gimnasia aeróbica, como la caminata, es una propuesta de actividad física con gran aceptación por parte de la población de edad avanzada. Deben aconsejarse distancias no menores de 20 cuadras diarias. La exposición al sol es importante ya que la vitamina D, que favorece la absorción del calcio a nivel intestinal, se forma en la piel por exposición a los rayos ultravioletas. En verano se recomiendan exposiciones de hasta 20 minutos, mientras que en otoño e invierno deben ser más prolongadas. Algunos pacientes requieren suplementos de vitamina D. En la prevención de caídas es fundamental la identificación de defectos sensoriales, enfermedades neurológicas y artropatías, la disminución de las dosis de drogas sedantes que puedan afectar la coordinación, la instalación de agarraderas en los baños y de pasamanos en las escaleras, y asegurar una iluminación adecuada. Recomendaciones para el tratamiento de la osteoporosis Se recomienda el tratamiento farmacológico en mujeres posmenopáusicas con fractura osteoporótica previa y en aquellas posmenopaúsicas con un factor de riesgo como mínimo y que tengan un valor T de DMO menor o igual a -2 por DXA de columna o cadera. También deben recibir tratamiento las mujeres posmenopáusicas sin factores de riesgo con un valor T de DMO menor o igual a 2.5 por DXA de columna o cadera, mujeres premenopáusicas y varones con osteoporosis, sujetos tratados con corticoides y ancianos con valor T inferior a -1.5. Los bisfosfonatos, especialmente alendronato y risedronato, son los fármacos de primera línea en el tratamiento de las pacientes con osteoporosis densitométrica, especialmente si tienen fracturas preexistentes, y de la osteoporosis del varón e inducida por corticoides. La asociación de alendronato y terapia hormonal produce mayor ganancia de DMO, a pesar de que no hay evidencia directa de mayor reducción en la tasa de fractura con esta asociación. Los bisfosfonatos por vía intravenosa son los agentes de segunda línea en mujeres con osteoporosis posmenopáusica que no toleran a los agentes por vía oral o que no pueden recibir otro tipo de régimen. La calcitonina nasal puede ser utilizada en el tratamiento de la osteoporosis posmenopáusica y considerada en la osteoporosis del varón, de la mujer premenopáusica y secundaria a corticoides. La calcitonina nasal o parenteral es el agente de elección para el tratamiento del dolor asociado a la fractura vertebral aguda. La terapia hormonal está indicada en mujeres con síndrome climatérico, atrofia genitourinaria, menopausia precoz espontánea o quirúrgica y con intolerancia digestiva a los bisfosfonatos. Un estudio reveló que un esquema de estrógenos conjugados más medroxiprogesterona administrado durante 5 años redujo en un 34% el riesgo de fracturas vertebrales y de cadera y en un 23% el riesgo de otras fracturas osteoporóticas. Algunos trabajos demostraron que la tibolona aumenta la DMO, aunque queda por demostrar su eficacia antifractura. El raloxifeno es eficaz en la prevención de fracturas vertebrales en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis. Administrado en dosis de 60 mg diarios durante 3 años reduce el riesgo de fracturas vertebrales en un 30% en sujetos con fractura vertebral previa y en un 55% en aquellos sin el antecedente. El ion flúor actúa como amplificador de señales anabólicas en los osteoblastos y puede inducir aumento de la masa ósea trabecular. Debido a que no se comprobó su efecto sobre la densidad mineral de la cadera, no debería administrarse en pacientes con fractura de cadera o disminución acentuada de la DMO femoral. Asimismo, no debe indicarse a ancianos. La PTHrh1-34 (primeros 34 aminoácidos de la PTH humana obtenidos por técnica recombinante) es eficaz en la prevención de fracturas vertebrales y no vertebrales en mujeres con osteoporosis intensa. El régimen reduce el riesgo de las primeras en un 65% y el de las segundas en un 53% luego de 18 meses de tratamiento. El calcio y la vitamina D son adyuvantes esenciales en el tratamiento de la osteoporosis. Para mujeres posmenopáusicas y hombres mayores de 50 años se recomiendan 1 500 mg de calcio elemental y 800 UI de vitamina D por día, preferentemente como vitamina D3. Todos los pacientes que reciben glucocorticoides deben tomar calcio y vitamina D como prevención primaria, previa determinación de la calciuria de 24 horas. Además, los mayores de 65 años y aquellos con antecedentes de fracturas deben comenzar el tratamiento con un bisfosfonato u otro agente antiosteoporótico. La evaluación del tratamiento generalmente se efectúa mediante los cambios en la DMO de regiones esqueléticas axiales determinadas mediante DXA a partir de los 12 meses. Cabe destacar que los fármacos pueden disminuir el riesgo de fractura sin incrementos objetivables de la DMO. Conclusión Los autores destacan que las recomendaciones expuestas son guías de diagnóstico y tratamiento de la osteoporosis, adaptables a situaciones y pacientes individuales. Como todo conocimiento médico deben ser revisadas y actualizadas periódicamente a medida que se logren herramientas diagnósticas y terapéuticas nuevas y mejores. ¿Cuál es el fármaco de primera línea para el tratamiento de la mujeres con osteoporosis densitométrica?
A. Alendronato.
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IMPACTO DE LA DEAMBULACIÓN EN EL PRIMER PERÍODO SOBRE EL TIPO DE PARTO EN LAS MUJERES CON ANALGESIA EPIDURAL Sydney, Australia Análisis del efecto de la deambulación en el primer período del trabajo de parto en mujeres con analgesia epidural, sobre el tipo de parto y los resultados perinatales. ANZJOG 44(6):489-494, Dic 2004 Autores: Roberts CL, Algert CS, Olive E Institución/es participante/s en la investigación: Centre for Perinatal Health Services Research, School of Public Health, University of Sydney, Sydney; Royal Prince Alfred Hospital, Camperdown; The George Institute, Newtown, Australia Título original:
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Introducción La deambulación o la posición vertical durante el trabajo de parto aportan numerosos beneficios fisiológicos, como el efecto de la gravedad y el aumento de las dimensiones de la pelvis, que pueden disminuir la necesidad de parto instrumental. Dada la frecuente asociación entre analgesia epidural en el trabajo de parto y el parto instrumental, las mujeres con este tipo de analgesia pueden beneficiarse al caminar o mantener la posición vertical. Las epidurales tradicionales han limitado la capacidad de caminar de las mujeres durante el trabajo de parto debido a los efectos que producen sobre la sensación y el control muscular de los miembros inferiores. Sin embargo, cambios recientes en la administración de analgesia regional permiten mantener la función motora, lo que permite la deambulación. Aún no es claro si la deambulación en el primer período del trabajo de parto mejora los resultados en las pacientes que reciben analgesia epidural. Se realizó una revisión sistemática y un metaanálisis de estudios controlados aleatorizados que compararon la deambulación o las posiciones verticales con la posición de decúbito (acostado) en el primer período del trabajo de parto en mujeres con analgesia epidural. El objetivo consistió en determinar el efecto de la deambulación sobre el tipo de parto y las posibles diferencias en otros resultados maternos y neonatales. Métodos Los estudios relevantes fueron identificados mediante una búsqueda en las bases de datos electrónicas Medline, Embase, CINAHL, y el Registro Central de Cochrane de Estudios Controlados hasta marzo de 2004. Los criterios de inclusión fueron: estudios controlados aleatorizados de deambulación o posiciones verticales versus el reposo en el primer período del trabajo de parto, en mujeres que recibieron analgesia regional con un embarazo no complicado. La vía de parto fue otro resultado requerido. Sólo fueron seleccionados los textos completos publicados. Dos evaluadores valoraron en forma independiente cada estudio para su inclusión en la revisión. La definición de posiciones verticales incluyó la deambulación y la posición de pie o sentada; y para el reposo incluyó posiciones supinas o laterales a menos de 45° de la horizontal. El resultado primario fue el parto instrumental. Los resultados secundarios maternos incluyeron: cesárea (C), parto vaginal espontáneo, aumento de las dosis de ocitocina, extensión del primer período (tiempo desde la inserción epidural hasta la dilatación completa), extensión del segundo período (tiempo desde la dilatación completa hasta el parto), laceración perineal (episiotomía, desgarros de segundo, tercer y cuarto grados), hemorragia posparto (pérdida sanguínea estimada > 500 ml), alivio inadecuado del dolor, satisfacción con la atención del trabajo de parto; y resultados a largo plazo como incontinencia urinaria o fecal y problemas sexuales o dolor lumbar. Los resultados adversos potenciales incluyeron hipotensión materna, bloqueo motor, cateterización vesical, alteraciones de la frecuencia cardíaca fetal (FCF) o caídas durante la deambulación. Los resultados secundarios neonatales fueron: puntaje de Apgar, necesidad de ventilación, admisión en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), trauma del nacimiento y muerte perinatal. También se preespecificó el análisis de los subgrupos por factores en los que existía la posibilidad de heterogeneidad clínica: cantidad de partos (primer nacimiento y segundo nacimiento o subsiguientes), tipo de analgesia regional (bolo intermitente, infusión continua o epidural combinada) y alta calidad del estudio (adecuado ocultamiento de la distribución, < 20% de pérdidas en el seguimiento y análisis por intención de tratar). Además se realizaron los análisis estadísticos de los datos extraídos. Resultados De los 98 estudios identificados inicialmente, 88 fueron excluidos debido a la falta de una adecuada población de estudio o a su diseño. Otros 5 fueron excluidos por falta de aleatorización o debido a que la deambulación fue valorada sólo en el segundo período del trabajo de parto. Se incluyeron por último cinco estudios controlados aleatorizados, con análisis por intención de tratar. Los criterios de inclusión para cada estudio fueron similares, pero se utilizaron distintas epidurales e intervenciones sobre la deambulación. No se observaron diferencias estadísticamente significativas en el tipo de parto (parto instrumental, cesárea o parto vaginal espontáneo) entre las mujeres que deambularon y las que permanecieron en reposo. Tampoco hubo diferencia en el empleo de mayores dosis de ocitocina entre ambos grupos. Los dos estudios que informaron la duración total del trabajo de parto mostraron una reducción global significativa de 49 min en el grupo de pacientes que deambularon. Sin embargo, los resultados agrupados de los dos estudios que informaron la duración del primero y del segundo períodos del trabajo de parto no mostraron aumentos significativos por separado en la duración de ambos períodos en las mujeres que deambularon. El estudio más extenso no comunicó la duración del trabajo de parto. No se detectaron diferencias significativas entre las pacientes que deambularon y las que no lo hicieron respecto del empleo de analgesia extra o de la satisfacción con la analgesia a un día del parto. Ninguno de los estudios comunicó resultados relacionados con el piso pelviano. Pocos estudios aportaron información acerca de acontecimientos adversos, y éstos fueron escasos. En un solo estudio se comunicó un caso de bloqueo motor que fue transitorio. Sólo un estudio examinó la capacidad de evacuar la vejiga durante el trabajo de parto y se observó que la deambulación disminuyó significativamente el número de mujeres que requirieron cateterización vesical en la última hora. Dos estudios informaron acerca de la ausencia de caídas en las mujeres que deambularon. Se observó una disminución global no significativa de las alteraciones de la FCF relacionadas con la deambulación. Los resultados agrupados para los puntajes de Apgar bajos demostraron diferencias estadísticamente no significativas a 1 o 5 min, en los hijos de las madres que deambularon o que permanecieron en reposo. No se comunicaron datos acerca de los otros resultados neonatales preespecificados. Discusión La presente revisión sistemática y metaanálisis incorpora información sobre la base de 1 161 mujeres de estudios controlados, aleatorizados. No se demostró ningún beneficio clínico claro de la deambulación o de las posiciones verticales durante el primer período del trabajo de parto para las mujeres con analgesia epidural, y los intervalos de confianza para los riesgos relativos agrupados disminuyeron la posibilidad de que existan beneficios clínicos importantes a obtener con esta intervención. No hubo daños asociados a la deambulación en las madres que recibieron epidurales de baja dosis o en los neonatos, pero en la mayoría de los estudios la información acerca de los acontecimientos adversos era insuficiente. No se puede excluir la posibilidad de que la deambulación pueda aumentar el riesgo de parto instrumental, y los autores no encontraron evidencia de que su implementación en el primer período del trabajo de parto lo redujera. Sin embargo, estos hallazgos sólo se limitan al primer período y no deberían ser generalizados a las posiciones verticales en el segundo período del trabajo de parto. Algunos expertos sugieren que mientras se demuestre que la deambulación con una epidural es segura, se les debería permitir deambular a las pacientes. Sin embargo, aún existen varios obstáculos que necesitan ser superados. Si se va a alentar a las mujeres con epidurales de baja dosis a deambular, los obstetras y anestesistas deberían realizar un monitoreo electrónico fetal continuo o convencer a su unidad de invertir en telemetría. El Royal Austalian and New Zealand College of Obstetricians and Gynaecologists recomienda el monitoreo fetal continuo en las mujeres a las que se les aplica analgesia epidural; ésta es una práctica habitual en la mayoría de los hospitales australianos. También puede ser necesaria la obtención de bombas portátiles de infusión de ocitocina. Además, será necesario la aplicación de criterios para una deambulación segura. Los expertos sugieren los siguientes: ninguna contraindicación obstétrica; ausencia de cambios de la tensión arterial (< 10%) en decúbito y sentada; capacidad para elevar ambas piernas extendidas; capacidad para realizar una o más flexiones de rodillas al costado de la cama y, lo más importante, tener un acompañante. Otros expertos agregarían una prueba de propiocepción, como el signo de Romberg, y una evaluación supervisada de la deambulación. Conclusiones Se han propuesto varias estrategias para el manejo de los efectos de la epidural sobre la extensión del trabajo de parto y los resultados del parto. Los autores sostienen que aunque la deambulación en el primer período del trabajo de parto no aporta beneficios claros a los resultados perinatales o a la satisfacción con la analgesia, no existe razón por la que las mujeres con epidurales en baja dosis no deban deambular. Sin embargo, proveer apoyo para la deambulación en el primer período del trabajo de parto puede consumir recursos escasos que podrían ser dirigidos a intervenciones que aporten beneficios demostrados. Autoevaluación de Lectura Cuál de las siguientes opciones acerca de la deambulación en el trabajo de parto con analgesia epidural es correcta: A. La deambulación disminuye el porcentaje de parto instrumental. Respuesta Correcta
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Trabajos Distinguidos, Serie Obstetricia y Ginecología, integra el Programa SIIC de Educación Médica Continuada |
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