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Volumen 1, Número
2, Noviembre 2003
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Sociedad Argentina
de Medicina Farmacéutica
Sociedad
Brasileira de Medicina Farmacéutica
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OBJETIVOS
SUSTITUTOS Y BIOMARCADORES EN LA INVESTIGACION CLINICA
Boston, EE.UU.
Los avances de la biotecnología han generado
nuevos métodos de análisis estadístico y gran cantidad de
biomarcadores útiles para el desarrollo y seguimiento de ensayos clínicos.
Controlled Clinical Trials 22:485-502, 2001
Autores:
De Gruttola V, Clax P, DeMets D y colaboradores.
Institución/es participante/s en la investigación:
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Boston,
EE.UU.
Título
original:
[Considerations in the Evaluation of Surrogate
Endpoints in Clinical Trials: Summary of a National Institutes of
Health Workshop]
Título en castellano:
Objetivos Sustitutos en Ensayos Clínicos: Recomendaciones de los
Institutos Nacionales de Salud (NIH) en EE.UU.
Biomarcadores
y Objetivos Sustitutos
La investigación en biociencias avanza actualmente hacia nuevas y
prometedoras maneras de entender los procesos de la enfermedad
humana. La revolución en la biotecnología genera miríadas de
biomarcadores, algunos de los cuales pueden servir como indicadores
tempranos de beneficio terapéutico o daño, para identificar
subgrupos de pacientes que responden a las terapias de maneras
diferentes o para la detección temprana de enfermedades.
Con el objeto de
determinar los beneficios clínicos de un tratamiento y sus efectos
sobre los biomarcadores de estado de salud o enfermedad, la bioestadística
ha proporcionado un marco para el diseño y el análisis de las
investigaciones clínicas.
Los bioestadistas
han investigado nuevos enfoques para evaluar si un parámetro biológico
puede servir como suplente o "sustituto" de un objetivo clínico
en el estudio de una terapia particular para una enfermedad
particular. Recientemente, los Institutos Nacionales de Salud (NIH)
de EE.UU. han recomendado las siguientes definiciones.
Marcador biológico
(biomarcador)
Una característica medida objetivamente que actúa como un
indicador de procesos biológicos normales o patogénicos, o de
respuestas farmacológicas a una intervención terapéutica.
Objetivo clínico
Una característica o variable que refleja la fisiología de un
paciente o el tiempo que sobrevive.
Objetivo
sustituto
Un biomarcador diseñado para sustituir un objetivo clínico a
partir de la evidencia epidemiológica, terapéutica, fisiopatológica,
o científica de otro tipo, que se espera prediga el beneficio clínico
o daño.
Un biomarcador es
apropiado como objetivo sustituto para evaluar un nuevo tratamiento
si puede predecir en forma confiable el beneficio clínico de esa
terapia respecto de una terapia normal.
Dicho uso,
generalmente, requiere la extrapolación de datos generados por
diferentes tratamientos y no del que se encuentra bajo investigación.
No sólo debe predecir el resultado clínico de interés sino también
capturar en su totalidad los efectos mayores del nuevo tratamiento.
Conocimiento empírico
y mecanicista
La bioestadística utiliza datos cuantitativos para estimar los parámetros
biológicos y probar las hipótesis. El uso de un objetivo sustituto
representa una predicción o extrapolación de la información del
pasado acerca de la relación entre el tratamiento, el sustituto y
el objetivo clínico con un nuevo tratamiento similar. Cuanto más
se conoce acerca del mecanismo biológico suyacente de la enfermedad
y el mecanismo de acción del tratamiento, probablemente más exacta
será la predicción. El desafío para los nuevos modelos estadísticos
de sustitución es usar el conocimiento mecanicista para construir
apropiados modelos estadísticos. En algunos escenarios, se puede
aprovechar el conocimiento acerca de los mecanismos para efectuar
asunciones razonables sobre las distribuciones de los parámetros
que caracterizan las relaciones bajo estudio. Ambos métodos estadísticos,
clásico y Bayesiano, pueden ser apropiados para utilizar información
recogida en una variedad de escenarios.
Las nuevas tecnologías
pueden involucrar metodologías (por ejemplo, métodos de
reconocimiento de patrones y modelos farmacocinéticos) aún no
utilizados en el diseño o análisis de ensayos clínicos. Esta área
de investigación es particularmente importante, dado que los
objetivos intermedios cuantitativos, altamente sensibles y específicos,
tienen el potencial para mejorar la eficacia de los ensayos de
tratamiento y prevención.
Se han investigado
los objetivos sustitutos en muchas áreas de la enfermedad; los
ejemplos incluyen el nivel sérico del colesterol como un sustituto
para la morbimortalidad por enfermedad cardiovascular en los
estudios de drogas para el descenso sanguíneo del colesterol, y la
densidad ósea como un sustituto para las fracturas en los estudios
de tratamientos para la osteoporosis.
La investigación
de biomarcadores y su relación con los objetivos clínicos puede
estar basada en los datos de un solo estudio, o, más
confiablemente, de estudios múltiples. Además de usar
biomarcadores como objetivos sustitutos, algunos investigadores han
considerado utilizarlos como "objetivos auxiliares" en
ensayos clínicos; es decir, como "variables de respuesta o
covariables" que fortalezcan el verdadero análisis del
objetivo.
Nuevos Métodos
para Usar Biomarcadores en la Investigación Clínica: Modelos Matemáticos
La comprensión de los mecanismos de acción permitiría el uso de
modelos matemáticos para explicar la relación entre objetivos
sustitutos, efectos del tratamiento y curso de la enfermedad clínica.
Mientras que estos modelos nunca podrán caracterizar todos los
factores que afectan la relación entre objetivos substitutos y clínicos,
sí pueden capturar los mecanismos subyacentes para contribuir a la
selección del tratamiento y la dosis, el diseño de los estudios y
la elección del objetivo de los mismos. Además, pueden aportar
evidencias que apoyen la plausibilidad biológica de reemplazar un
sustituto por un objetivo clínico.
Metaanálisis
La combinación de información de múltiples estudios a menudo
provee una base más precisa para la extrapolación de datos. Como
en los estudios únicos, los metaanálisis investigan la asociación
entre los efectos del tratamiento sobre un objetivo sustituto S y un
verdadero objetivo clínico T. Esta aproximación describe esa
asociación usando los resultados del modelo, y luego evalúa la
fiabilidad del modelo para predecir el efecto del tratamiento sobre
T, lo que da un efecto observado en S. Tales modelos asumen que el
nuevo tratamiento experimental Xn y su tratamiento de
control fueron tomados de una clase de estudios similares. El
impacto de X sobre T y sobre S es multivariado normal, con parámetros
de media y varianza que varían en los estudios. Se pueden predecir
los efectos de Xn sobre T a partir de los datos del
objetivo sustituto. Puede usarse también un modelo mixto lineal
para describir los efectos del tratamiento en S y T.
Los metaanálisis
pueden ser particularmente ventajosos cuando los estudios
disponibles evalúan efectos de diferentes clases o tipos de
intervenciones sobre biomarcadores y objetivos clínicos. De
particular interés son los análisis que usan los efectos sobre
biomarcadores para predecir los efectos de un tratamiento sobre
objetivos clínicos. Son necesarios la información acerca del
tratamiento, la respuesta del biomarcador y el objetivo clínico
para construir modelos de predicción.
Objetivos y
recomendaciones del taller
Meta 1. Desarrollo de un marco estadístico y lógico
Es necesario establecer un marco estadístico para evaluar
biomarcadores candidatos a las fases exploratorias del desarrollo de
drogas y para investigar objetivos sustitutos en los ensayos
confirmatorios. Asimismo, se requiere investigación adicional para
desarrollar modelos jerárquicos basados en el conocimiento científico
de los mecanismos (incluso modelos no lineales cuando
correspondiese), lo cual puede aplicarse para resultados continuos,
discretos o censurados.
Meta 2.
Desarrollo Futuro de Métodos y Normas para el Diseño y Conducción
de Ensayos Clínicos La evaluación de biomarcadores requiere la
información proveniente de una variedad de estudios. El metaanálisis
producirá datos útiles y confiables sólo si los estudios que lo
integran reúnen la información apropiada de un modo adecuado. El
tipo y frecuencia de las medidas de los marcadores dependen del uso
al cual se destina el marcador. Se deben establecer normas para la
recolección de datos de los diferentes estudios, sobre todo en lo
que respecta a los ítems más importantes necesarios para la
evaluación de la sustitución.
La evaluación
exitosa de un biomarcador requerirá el refinamiento del diseño de
los estudios para recoger los datos apropiados -como la cohorte de
casos y el diseño en dos etapas- y un seguimiento de los pacientes
a largo plazo para reunir datos suficientes y evaluar el desempeño
del biomarcador.
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DROGAS QUE
AFECTAN EL INTERVALO QT
Richmond, EE.UU.
Importancia
Clínica y Tratamiento de la Prolongación del Intervalo QT en
Asociación con Drogas.
Pharmacotherapy 23(7):881-908,
2003
Autor:
Crouch
MA, Limon L Y Cassano AT
Institución/es participante/s en la investigación:
Department of Pharmacy, Virginia Commonwealth University, Medical
College of Virginia,
Título
original:
[Clinical
Relevance and Management of Drug-Related QT Interval Prolongation]
Título en castellano:
Drogas que afectan el intervalo QT
En
los últimos años se ha prestado mucha atención a las drogas que
tienen capacidad de prolongar el intervalo QT y, por lo tanto,
desencadenar arritmias graves, potencialmente fatales.
Mecanismos de prolongación del intervalo QT
El impulso eléctrico normal que se genera en el nódulo sinusal,
ubicado en la aurícula
derecha, ocasiona una
onda de despolarización que viaja rápidamente a través de la aurícula.
Luego de llegar y estimular la unión auriculoventricular -nódulo
auriculoventricular y haz de His- el impulso se enlentece simultáneamente
con su paso a través de tejido auriculoventricular especializado y
permite el pasaje de sangre desde las aurículas a los ventrículos.
Posteriormente el estímulo pasa rápidamente por el haz de His, con
bifurcación en la rama derecha e izquierda y en los filamentos
terminales de las fibras de Pukinje, fenómeno que genera una onda
de despolarización y contracción ventricular. La repolarización
es el paso final de cada ciclo de conducción y es necesaria para
que pueda ocurrir un nuevo ciclo. La conducción del estímulo eléctrico
se refleja en el electrocardiograma (ECG) en la onda P
(despolarización auricular), el complejo QRS (despolarización
ventricular) y onda T (repolarización ventricular). La onda U, que
sigue a la onda T, representa la repolarización de las fibras de
Purkinje y la relajación ventricular. Los intervalos ECG también
son importantes; el intervalo PR representa el tiempo de
despolarización auricular y la propagación del impulso a través
de la unión auriculoventricular mientras que el intervalo QT es el
tiempo de despolarización y posterior repolarización
ventricular.
El intervalo QT en personas sanas tiene 400 mseg o menos y puede
corregirse según la frecuencia cardíaca (QTc) (440 mseg o menos).
Este intervalo refleja la sumatoria de todos los potenciales de acción
en las células cardíacas. Es por ello que ciertas porciones de
tejido ventricular pueden completar la repolarización antes de que
termine el intervalo QT; paralelamente, en otras secciones puede
seguir la repolarización.
Existe una relación directa entre el potencial de acción en una
fibra miocárdica aislada y el registro ECG. Este hecho crucial
demuestra que la prolongación del QT inducida por fármacos se
relaciona directamente con la modificación del potencial de acción.
La forma del potencial de acción es el resultado final del flujo
interno de iones positivos (sodio y calcio) y de la salida de
potasio. Cuando un impulso eléctrico llega a la fibra miocárdica
se produce un rápido movimiento de sodio al interior celular
seguido por un ingreso lento de calcio y más sodio y salida de
potasio. Al final del potencial de acción hay equilibrio electrolítico.
Los factores que modifican este movimiento de iones alteran la forma
del potencial de acción, prolongan la repolarización y, por ende,
alargan el intervalo QT.
Factores predisponentes en la prolongación del intervalo QT
El trastorno puede ser
primario (congénito) por mutaciones que generan disfuncionalidad de
los canales de iones o secundario. Este último puede obedecer a
alteraciones metabólicas (hipopotasemia aguda), patologías médicas
(miocarditis, hemorragia subaracnoidea) y drogas. Cuando se indica
un fármaco que tiene la capacidad potencial de prolongar el
intervalo QT deben considerarse ciertos factores predisponentes,
entre ellos, bradicardia (menos de 50 latidos por minuto),
enfermedad cerebrovascular, síndromes congénitos de QT largo,
diabetes, edad avanzada, insuficiencia cardíaca, hipertensión,
hipoglucemia e hipotermia. La aparición de torsade de pointes
(TP) como consecuencia de la prolongación del QT está fuertemente
influida por el sexo: las dos terceras partes de los casos ocurren
en mujeres.
Los canales de potasio, esencialmente el componente rápido de la
corriente tardía rectificadora (IKR), son de particular
importancia en los cambios en el QT inducidos por fármacos. El gen
que codifica dicho canal (human ether-a-go-go-related gen,
HERG) está involucrado en muchas de las modificaciones del QT por
drogas; los fármacos que bloquean el canal IKR prolongan
el QT y permiten la entrada de calcio y la afterdepolarization
(AD) en el tejido cardíaco. El alargamiento del QT se asocia con
riesgo elevado de arritmias ventriculares (TP), síncope y muerte súbita.
Drogas asociadas con prolongación del intervalo QT
El efecto de los fármacos que prolongan el QT puede clasificarse en
tres categorías. En los casos definitivos existe una
concordancia temporal positiva entre la administración de la droga
y el evento. Además hay evidencia in vitro e in vivo
que confirma el efecto de la droga en cuestión sobre los canales iónicos.
La segunda categoría (efecto probable) incluye fármacos que
representan un verdadero factor de riesgo aunque la evidencia es
menor. Finalmente, en la tercera categoría (propuesta) se incluyen
drogas para las cuales la evidencia es contradictoria.
Anestésicos
El enflurano, isoflurano y halotano prolongan el QT; el segundo es
el de mayor riesgo. La información, sin embargo, es discordante y aún
se discute su relevancia clínica.
Antiarrítmicos
Los antiarrítmicos tipo IA, IC y III afectan el intervalo QT. Los
agentes tipo IA influyen primariamente en los canales de sodio
mientras que los de tipo III ejercen una acción específica sobre
los canales de potasio. Las drogas tipo IA y IC también alteran el
movimiento de potasio.
Los fármacos tipo IA -quinidina, disopiramida y procainamida-
afectan la entrada celular rápida de sodio y la salida de potasio,
por lo cual enlentecen la velocidad de conducción y prolongan la
refractariedad. La quinidina se asocia con síncope en el 2% al 6%
de los enfermos, probablemente como consecuencia de la prolongación
del QT y la inducción de TP. Las anormalidades preexistentes del
QT, el uso simultáneo de digoxina u otras drogas que prolongan el
QT, la alteración de la función ventricular y la hipopotasemia son
factores de riesgo en la capacidad arritmógena de la quinidina. El
nivel sérico de potasio y magnesio debería ser normal antes del
inicio del tratamiento.
Los agentes tipo IC -flecainida y propafenona- reducen la entrada de
sodio (canales rápidos) e influyen también en los canales de
potasio. A diferencia de los agentes IA, enlentecen marcadamente la
velocidad de conducción sin alterar sustancialmente la
refractariedad. La flecainida es arritmógena en pacientes con
insuficiencia cardíaca pero, en dosis normales ejerce poco efecto
sobre la repolarización.
Los fármacos clase III (sotalol, amiodarona, ibutilide y
dofetilide) causan TP por un efecto combinado en la AD precoz
dependiente de calcio y mayor dispersión de la repolarización. La
frecuencia de TP con sotalol es de 1% a 4%; el aumento de la
concentración sérica o su acumulación por alteración renal o por
edad avanzada son factores predisponentes de riesgo. Las mujeres
tienen el triple de riesgo. El sotalol enlentece la frecuencia cardíaca
por su antagonismo ß-adrenérgico; la bradicardia y las
alteraciones electrolíticas favorecen la AD precoz.
La incidencia de arritmias en asociación con amiodarona es cercana
a 2%. El mecanismo arritmógeno incluye el bloqueo de los canales IKR,
de los canales rápidos de sodio y del canal lento de calcio y es
probable que la baja frecuencia de TP obedezca a la reducción de la
entrada de calcio a la célula. El riesgo de TP con amiodarona es
muy inferior al relacionado con otros antiarrítmicos clase
III.
El ibutilide aumenta el período refractario y prolonga el potencial
de acción al enlentecer la entrada de potasio. La frecuencia de TP
es del 1.7%; el sexo femenino, la raza no caucásica, la bradicardia
y la insuficiencia cardíaca son factores que aumentan el riesgo
arritmógeno de la droga.
El dofetilide es un nuevo fármaco clase III que se asocia con
incidencia de TP de 0.8% en pacientes tratados por arritmia
supraventricular. El fármaco bloquea el canal IKR pero
no afecta otros canales de potasio. La mayoría de los episodios de
TP ocurre durante los primeros 3 días de tratamiento, por lo que
los enfermos deben ser rigurosamente monitoreados durante este
tiempo.
Anticonvulsivos y antidepresivos
El felbamato y la fosfofenitoína aumentan el riesgo de prolongación
del QT y de TP pero sus efectos no han sido caracterizados con
precisión.
Los antidepresivos tricíclicos y tetracíclicos afectan el
intervalo QT pero la cardiotoxicidad se observa, casi con
exclusividad, en el contexto de sobredosis. Los inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina influyen menos en el QT.
Una revisión de 1982 encontró alteraciones en relación con la
sobredosis de amitriptilina, desipramina, doxepina, imipramina y
nortriptilina. Los trastornos ECG incluyen prolongación del PR y
QRS como así también modificaciones en el ST y onda T. En
pacientes graves con sobredosis de antidepresivos tricíclicos, la
frecuencia de prolongación del QRS y del QT es del 42%. Sin
embargo, los registros de complicaciones clínicas cardiológicas
importantes son bajos. La prolongación del QT también se puede
observar con dosis normales en niños y adultos. En un estudio
epidemiológico reciente en 495 pacientes, el riesgo fue mayor con
los antidepresivos tricíclicos que con otros agentes. La
cardiotoxicidad se atribuye a efectos similares a los de quinidina.
La imipramina y amitriptilina -en concentraciones terapéuticas-
inhiben la conductancia del HERG. La fluoxetina, paroxetina y
sertralina también han sido involucradas en prolongación del QT
pero la información es insuficiente. La venlafaxina podría
ocasionar la misma alteración, especialmente cuando se la indica
con otros agentes que prolongan el QT.
Antihistamínicos
La terfenadina y astemizol son fármacos con capacidad
establecida de prolongar el QT. Ambos fueron eliminados del mercado
de los Estados Unidos. La toxicidad cardiológica de otros
antihistamínicos es menos clara. A principios de la década del
noventa se demostró que la terfenadina -no su metabolito- alarga el
QT. La administración simultánea de ketoconazol, eritromicina o
jugo de pomelo eleva el riesgo. EL efecto de estos antihistamínicos
parece ser secundario al bloqueo de los canales de potasio, con
retraso de la repolarización. Un estudio mostró que la sobredosis
de difenhidramina puede asociarse con prolongación del QTc. Lo
mismo ocurriría con clemastina pero la información se obtuvo en
estudios en animales. La loratadina, cetirizina, fexofenadina y
desloratadina no tendrían efecto sobre el QT.
Agentes
antiinfecciosos
Los
macrólidos, fluoroquinolonas, antifúngicos del grupo imidazol y
los antipalúdicos son los antimicrobianos más estudiados. La
eritromicina prolonga el QT por bloqueo del IKR; el efecto es mayor
con dosis más altas. La acción de este antibiótico es semejante a
la de los antiarrítmicos clase III y el mayor efecto se observa en
pacientes que reciben eritromicina por vía intravenosa en infusión
rápida. La evidencia global indica que las mujeres, las personas de
edad avanzada, el uso simultáneo con otros fármacos y la presencia
de otras patologías son factores que incrementan el riesgo. Se
observa interacción farmacológica con agentes metabolizados por el
sistema de la citocromo P450 -CYP3A4. Cuando esto ocurre hay
acumulación de la droga y mayor riesgo de prolongación del QT. El
antipalúdico halofantrina inhibe el HERG y puede ser causa de
trastornos de la repolarización. Existen varias comunicaciones de
alargamiento del QT y de TP con pentamidina, en pacientes con
infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV). Sin
embargo, los efectos son difíciles de interpretar por la presencia
de múltiples factores de confusión (uso de otras drogas,
alteraciones electrolíticas o disfunción renal). Los enfermos
infectados por el HIV con neumonía por P. carinii que reciben
pentamidina por vía parenteral parecen presentar mayor riesgo de
prolongación del QT y de arritmias ventriculares. Estos pacientes
suelen estar medicados con esteroides que pueden originar
hipopotasemia. El uso de pentamidina por vía inhalatoria no parece
asociarse con riesgo. Varias fluoroquinolonas han sido involucradas
en alargamiento del QT, particularmente sparfloxacina y
grepafoxacina. Ambos agentes, eliminados del mercado, bloquean el
IKR. La moxifloxacina es un nuevo agente. Un estudio en 4 000
enfermos sugiere que el riesgo de prolongación del QT con esta
droga sería bajo pero mayor cuando se la usa por vía
intravenosa.La gatifloxacina debe administrarse con cautela en
sujetos con síndrome de QT largo o con hipopotasemia no corregida.
No debe utilizarse en pacientes que reciben antiarrítmicos tipo IA
o tipo III u otros agentes que prolongan el intervalo QT. La
claritromicina, al igual que eritromicina, inhibe la CYP34A. Se han
registrado casos de prolongación del QT y TP en relación con
claritromicina, probablemente por bloqueo del canal IKR. Sin
embargo, la mayoría de los eventos ocurrió en pacientes que recibían
simultáneamente el antibiótico y cisapride. El efecto adverso de
los antimicóticos del grupo azol (ketoconazol, itraconazol y
fluconazol) parece obedecer más a la inhibición de la CYP3A4 que a
prolongación directa del QT. El fluconazol es el agente con menor
capacidad de inhibición enzimática. El ketoconazol también
bloquea el HERG y podría tener efectos sobre la corriente de
potasio. El fluconazol, cuando se administra por vía intravenosa,
se acumula rápidamente.Se ha propuesto asociación entre foscarnet,
ganciclovir, levofloxacina, trimetoprima más sulfametoxazol (TM/SX)
y mefloquina y alteraciones del QT. Sin embargo, hasta la fecha, la
evidencia en relación con el antiviral es escasa. La levofloxacina
parece tener un riesgo inferior en comparación con otras
quinolonas. El prospecto recomienda un uso cuidadoso en enfermos con
hipopotasemia o bradicardia significativa o cuando se indica en
forma simultánea con antiarrítmicos clase IA o III. A pesar del
uso extenso de TM/SX sólo se han registrado dos casos de prolongación
del QT, probablemente por bloqueo del IKR. Aunque la información en
relación con mefloquina es escasa, los resultados de estudios en
animales sugieren prolongación sinérgica del QT entre mefloquina y
halofantrina.
Antipsicóticos
Las butirofenonas (haloperidol, droperidol y pimozida) como así
también la tioridazina, mesoridazina y ziprasidona causan
prolongación del QT. La pimozida es un fuerte inhibidor del HERG y
sustrato de la CYP3A4. El haloperidol también bloquea el HERG pero
tiene poco efecto sobre otros canales IKR. Un grupo mostró que el
droperidol tiene propiedades semejantes a las de los antiarrítmicos
clase III y que bloquea el IKR, aún en bajas concentraciones plasmáticas.
Cualquiera de las butirofenonas mencionadas se acompaña de mayor
riesgo de problemas de repolarización. En el caso de haloperidol y
droperidol el peligro es mayor cuando las concentraciones son
elevadas mientras que este último también podría ocasionar
eventos adversos en dosis convencionales. Se sugiere realizar un ECG
basal y determinar el nivel de potasio y magnesio antes de iniciar
el tratamiento con estos agentes. La tioridazina tiene efectos
similares a los de la quinidina. Su metabolismo puede enlentecerse
con cualquier droga que inhiba la CYP2D6 (como fluoxetina y
paroxetina). El fármaco está contraindicado en sujetos que reciben
simultáneamente otros inhibidores enzimáticos, en pacientes con
QTc por encima de los 450 mseg y en aquellos con antecedente de
arritmias cardíacas. La ziprasidona es un antipsicótico que se
asoció con prolongación del QTc en 9 a 14 mseg más que la
observada con risperidona, olanzapina, quetiapina y haloperidol. En
cambio, el efecto es menor que con tioridazina. En estudios
controlados, la ziprasidona en la mayor dosis recomendada (160 mg)
aumentó el QTc 10 mseg más que el placebo. En el 11.1% de los ECG
de pacientes tratados con este agente se constató prolongación del
QT de 30 a 60 mseg. El fármaco debe, por lo tanto, usarse con
cautela en personas con prolongación del QT, o infarto de miocardio
reciente o insuficiencia cardíaca descompensada. La droga no se
asoció con TP. La clorpromazina fue el primer neuroléptico usado.
El riesgo de prolongación de QT es inferior con las fenotiazinas
-inclusive clorpromazina- que con tioridazina. Se comunicaron dos
casos de QT largo en enfermos con sobredosis de quetiapina; la
información sobre risperidona es escasa y el sertindol, clozapina y
olanzapina parecen asociarse con menos prolongación del
QT.
Quimioterápicos
El trióxido de arsénico -aprobado para pacientes con leucemia
promielocítica aguda resistente al tratamiento o en recidiva- se
asocia con cardiotoxicidad, que incluye ensanchamiento del QRS,
prolongación del intervalo QT, depresión del segmento ST,
aplanamiento de la onda T y taquicardia ventricular multifocal.
Antes del inicio del tratamiento debe realizarse un ECG y debe
dosarse el nivel de electrolitos y creatinina. Durante la terapia
debe haber control EGC regular ya que se observaron arritmias entre
los 5 a 117 días de tratamiento. Este tipo de toxicidad sugiere
acumulación tisular. En concentraciones clínicamente altas, el
tamoxifeno bloquea el IKR.
Otras
drogas cardiovasculares
El bepridil es un bloqueante de los canales de calcio que se usa
como terapia de segunda línea en pacientes con angina de pecho.
Tiene actividad antiarrítmica clase IKR y afecta la corriente rápida
de sodio. El bloqueo del HERG se relaciona con la dosis de bepridil
y, en menor medida, de verapamilo y mibefradilo. En cambio,
nitrendipina y diltiazem ejercen un efecto insignificante sobre los
canales HERG. El tratamiento con bepridil debe iniciarse en forma
lenta a lo largo de 8 días; está contraindicado en pacientes con
antecedente de arritmia, con hipotensión o con insuficiencia cardíaca
descompensada y en enfermos tratados con otras drogas que prolongan
el QT. El efecto del probucol -actualmente no comercializado- se
relaciona con la dosis plasmática. El mibefradil es otro bloqueante
de los canales de calcio con supuesta acción sobre el QT. Se retiró
del mercado por interacción farmacológica múltiple. El efecto de
la indapamida parece depender de la hipopotasemia inducida por este
agente, con propiedades diuréticas.
Fármacos gastrointestinales
Actualmente,
la venta de cisapride es restringida por su efecto ECG establecido.
Todas las arritmias ocasionadas por el fármaco ocurrieron en
pacientes medicados en forma simultánea con drogas que inducen su
elevación plasmática. Hacia fines de 1999 se comunicaron 341 casos
de arritmias con 80 fallecimientos. El cisapride es metabolizado
primariamente por la CYP3A4 y la cardiotoxicidad probablemente se
relacione con bloqueo de los IKR. El droperidol también prolonga el
QT. Un estudio epidemiológico reciente mostró que el efecto es
superior con este fármaco en comparación con otros psicotrópicos.
El droperidol tiene actividad antiarrítmica clase III y bloquea el
IKR, aun en bajas concentraciones. Se ha sugerido que el octreótido
prolonga el QT en pacientes con acromegalia. Sin embargo, cabe
destacar que las alteraciones ECG son comunes en enfermos con esta
patología. La información en relación con dolasetrón, un agente
antinauseoso, es escasa.
Drogas antimigraña y
otros fármacos
Los
agonistas del receptor de serotonina -sumatriptán, naratriptán y
zolmitriptán- alargan el QT. El levometadil y la metadona bloquean
el HERG en forma importante, en comparación con fentanilo,
meperidina, codeína, morfina y buprenorfina.Catorce de 17 pacientes
tratados con metadona y prolongación del QT tenían al menos un
factor adicional de riesgo. La tizanidina, un relajante muscular, se
asocia con alargamiento del QT. La epinefrina ejerce un efecto
similar pero no se sabe aún si el mismo es atribuible al incremento
de las catecolaminas o a la hipopotasemia. De hecho, las
catecolaminas pueden generar AD. Se comunicaron dos casos de
prolongación del QT en asociación con tacrolimus, un macrólido
desde el desde el punto de vista químico.
Interacciones farmacológicas
En este contexto, las interacciones farmacológicas se producen
por reacciones en fase I. Las isoenzimas CYP son responsables del
metabolismo oxidativo en fase I que convierte la droga madre en un
metabolito más hidrosoluble. La terfenadina y el cisapride
representan un ejemplo excelente de cardiotoxicidad por este tipo de
interacción. Los casos de TP relacionados con terfenadina
ocurrieron en sujetos que aparentemente no tenían factores de
riesgo de arritmia. La mayoría de los agentes involucrados en TP
son metabolizados primariamente por la CYP3A4 y la CYP2D6; algunos
son metabolizados por más de una isoenzima (imipramina); otros
inhiben múltiples CYP (amiodarona). Algunos fármacos, como
quinidina, son sustratos de una isoenzima e inhibidores de otra. No
obstante, el hecho de que dos drogas sean sustrato de la misma
isoenzima no significa per se presencia de interacción.
El
profesional debe identificar los pacientes con mayor predisposición
a presentar estos trastornos y minimizar la combinación de drogas
que alargan el QT. Aún así, el riesgo no se elimina por completo.
No existen recomendaciones precisas para manejar a un paciente que
presenta alargamiento del QT. Tampoco se conocen los factores que
pueden motivar su progresión a arritmia. De hecho, cabe destacar
que la prolongación del QT o del QTc es un marcador de riesgo de
arritmia más que un mecanismo arritmógeno, y el riesgo debe
evaluarse en cada paciente en particular. El QT que excede los 500
mseg implica riesgo alto, independientemente de la frecuencia cardíaca,
y el tratamiento con el fármaco involucrado debe
interrumpirse por completo. La amiodarona representa una excepción,
ya que a menudo prolonga el QT pero rara vez es causa de TP. Esta
última arritmia puede ser asintomática y remitir en forma espontánea
o puede originar paro cardíaco. El tratamiento de enfermos con
alteraciones ECG es farmacológico (magnesio e isoproterenol) y no
farmacológico (marcapasos o desfibrilación). Sin embargo, esta última
alternativa sólo debe emplearse en pacientes hemodinámicamente
inestables; su efecto sólo es temporario y, en la mayoría de los
casos, la arritmia reaparece posteriormente. Los objetivos
esenciales de la terapia incluyen el aumento de la frecuencia cardíaca,
el acortamiento del QT y la prevención de la repolarización anómala
o de AD precoz. Debe administrarse magnesio, independientemente de
su concentración en plasma.
Aspectos
regulatorios
La
Administración de Drogas y Alimentos (FDA, Food and Drug
Administration) trabaja en común con las industrias farmacéuticas
para definir la relación riesgo/beneficio de cada terapia. En este
caso en particular, debe determinarse la frecuencia y magnitud de
los cambios ECG y el beneficio clínico posible de un nuevo agente.
La medición del intervalo QT es un punto de controversia ya que,
como se mencionó, el trastorno no progresa indefectiblemente a TP.
Sin duda, el desarrollo de mejores métodos de vigilancia farmacológica
poscomercialización también es crucial en este sentido, comentan
finalmente los expertos.
LA
INCLUSION DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y DE LA APROBACION DEL COMITE
DE ETICA EN ESTUDIOS CLINICOS MEJORA LA CALIDAD DE LAS
INVESTIGACIONES
Chicago, EE.UU.
En
los últimos años, las principales publicaciones médicas mejoraron
la consignación del consentimiento informado y la aprobación del
comité ético
Journal
of the American Medical Association 287(21):2835-2838, Jun
2002
Autor:
Yanks V y Drummond R
Institución/es participante/s en la investigación:
Institute for Health Policy Studies and Medical School, University
of California, San Francisco; EE.UU.
Título
original:
Reporting
of Informed Consent and Ethics Committee Approval in Clinical Trials
Título en castellano:
Comunicación del
Consentimiento Informado y de la Aprobación del Comité de Etica en
Estudios Clínicos
Introducción
La Asociación Médica Mundial emitió
la declaración de Helsinki en 1964, con actualizaciones
posteriores, para establecer regulaciones internacionales en el
campo de la investigación en seres humanos. Específicamente
identifica 2 protecciones. En primer lugar, todos los participantes
deben comprender los riesgos, beneficios y alternativas del ensayo
y, posteriormente, pueden tomar parte de la experiencia mediante la
firma de un consentimiento informado. En segundo término, el comité
de ética o el consejo de revisión institucional deben aprobar el
protocolo del estudio luego de asegurar que el diseño sea
apropiado. Los informes de trabajos que no cumplan con los
principios de la declaración de Helsinki no deben ser aceptados
para su publicación. Es esencial que las publicaciones científicas
informen al público, en la medida en que puedan determinarlo, que
los artículos publicados son éticos. Ello es posible si los
trabajos adjuntan el consentimiento informado de los participantes y
la aprobación del comité de ética, posición respaldada por el
Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE). Sin
embargo, a pesar de esta obligación, en 1997, en el 50º
aniversario del Código de Nuremberg, la evidencia indicó que las
publicaciones no estaban cumpliendo estas pautas. La información
sugiere que la calidad metodológica es superior en los artículos
que incluyen las protecciones éticas. En la presente experiencia se
evalúan las variaciones en la calidad de la información de las
protecciones éticas en estudios clínicos a partir del año 1997.
Métodos
Los expertos
seleccionaron una muestra aleatorizada de trabajos clínicos
publicados en los 18 meses anteriores y posteriores a 1997 (julio de
1995 a diciembre de 1996, y enero de 1998 a junio de 1999) en Annals
of Internal Medicine, BMJ, JAMA, The Lancet
y New England Journal of Medicine. Sobre la base de información
derivada de un estudio piloto, seleccionaron una muestra de 300 artículos
por período (60 por revista). Las variables principales para la
valoración fueron las tasas de consignación del consentimiento
informado (CI) y de aprobación del comité de ética (ACE). Las
variables secundarias para evaluar las publicaciones incluyeron la
tasa de registro de la presencia, en cada artículo, de ambas
protecciones o de ninguna de ellas; la tasa de consignación de
mayores detalles respecto al CI (escrito, oral, familiar, no
familiar, con testigos o combinaciones), y la tasa de enumeración
de los comités de ética. Información adicional se utilizó para
el análisis de participantes de poblaciones vulnerables (niños,
embarazadas, adultos incapacitados para tomar decisiones, presos,
individuos infectados por HIV y personas con discapacidad física
importante). Las categorías de este subgrupo se identificaron
mediante revisión de la bibliografía y de documentos oficiales. El
análisis incluyó la cantidad de comités éticos por artículo y
la identificación de las fuentes que financiaron los trabajos,
definidas como industria (laboratorios farmacéuticos), no industria
(gobierno, fundaciones, universidades), combinaciones, ninguna, no
mencionada, e incierta. Por último, evaluaron si las instrucciones
de cada publicación para los autores manifestaban explícitamente
que los artículos debían describir CI y ACE.
Resultados
La falta de información
con respecto a las protecciones éticas fue más frecuente en los
artículos publicados antes de 1997. El análisis reveló que las
publicaciones con las tasas de comunicación más bajas generalmente
fueron las que más mejoraron en este aspecto. Sólo 2 revistas, Lancet
en CI y Annals en ACE, agregaron una nueva condición explícita
a sus instrucciones para los autores en cuanto a las protecciones éticas.
Ambas publicaciones mostraron mejoras importantes en la notificación
de las protecciones respectivas. Todas las revistas progresaron en
la descripción del CI y de la ACE en cada artículo. Las
publicaciones con las tasas iniciales más bajas fueron las que más
mejoraron; BMJ, JAMA y Annals comenzaron con
tasas de 42%, 53% y 57%, respectivamente, y ascendieron a 63%, 72% y
75%. En total, la tasa de información varió de 58% (175 de 300)
antes de 1997 a 74% (221 de 300) después de 1997 (p < 0.001).
Una cantidad discreta de artículos (9%) no publicó estas
protecciones a partir de 1997. Respecto de los trabajos con
poblaciones vulnerables, la cantidad que no refirió CI, ACE o ambas
fue significativamente inferior a partir de 1997. De los trabajos
que registraron el CI, la mayoría ofreció mayor descripción sobre
el tipo obtenido. Antes y después de 1997, el CI fue suministrado
por terceras personas en el 9% y 15%, respectivamente. En la mayoría
de los artículos, la cantidad de comités éticos se
correspondieron con la cantidad de sitios de estudio. La cantidad
media de comités de ética por artículo aumentó de 6.7 a 7.2. En
contraste, en los trabajos que cumplieron con la definición
estricta de aprobación ética, la tasa de consignación de los
comités disminuyó notablemente del 78% al 67%. En relación con el
patrocinio, las revistas mejoraron la consignación de las
protecciones, independientemente del origen de los recursos económicos.
Conclusión
Aunque las principales publicaciones médicas mejoraron la
comunicación del consentimiento informado y de la aprobación por
parte del comité de ética, todavía el 9% de los estudios clínicos
carece de esta información. La consignación de ambas
protecciones afirma públicamente un nivel mínimo de consideración
ética. Es obligación moral asegurar a los participantes de
estudios clínicos la debida atención a su seguridad. Los expertos
recomiendan que las revistas publiquen en sus instrucciones para los
autores el requerimiento explícito de que todos los artículos
incluyan el consentimiento informado y la aprobación del comité de
ética, o el motivo de su omisión. Las publicaciones deben revisar
sus prácticas para mejorar la comunicación de este tipo de
información, mientras que los autores deberían ofrecer la mayor
cantidad de detalles para describir la implementación de estas
medidas de seguridad.
CADA
VEZ PREOCUPA MAS LA SEGURIDAD DE LOS PACIENTES
Se están haciendo cada vez más evidentes los
esfuerzos por mejorar la seguridad en la medicina
Medscape Money & Medicine 4
(1),
Sep 2003
Autor:
Darves B
Institución/es participante/s en la investigación:
Medscape/WebMD
Título
original:
Improving
Patient Safety: Challenges Abound, but Signs of Progress are Evident
Título en castellano:
Mejora en la Seguridad de los Pacientes: Abundan los
Desafíos, pero los Signos de Progreso son Evidentes
Introducción
La atención que se presta al antes ignorado tema de
la seguridad de los pacientes aumentó desde que el Instituto de
Medicina emitió su informe "Errar es humano: construcción de
un sistema de salud más seguro", en 1999. A pesar de esto, las
mejoras en la seguridad recién se están empezando a notar, a través
del uso de la tecnología, sistemas organizados de atención e
implementación de programas de informes de errores, que promueven
su análisis y la divulgación de las lecciones así aprendidas. De
acuerdo con los oradores de la Conferencia de Seguridad para los
Pacientes, es imprescindible que el esfuerzo se realice a nivel
nacional. En el evento, los participantes identificaron las barreras
que existen para la mejora de este tema: cuestiones culturales,
carencia de un enfoque basado en sistemas y falta de coordinación
entre los prestadores de atención médica. Uno de los oradores indicó que, luego de 3 años
del informe del Instituto de Medicina, donde parecía evidente la
necesidad de evitar los errores y simple la solución, lo único
obvio es que nada es simple.
Nuevas prácticas de seguridad del National
Quality Forum (NQF)
Lo más destacable de la conferencia fue el informe
del NQF de nuevos estándares en la seguridad de los pacientes,
llamado "Prácticas seguras para un mejor cuidado de la
salud". Consiste en 30 prácticas que, si fueran universalmente
adoptadas, en opinión del Presidente y CEO del NQF reducirían
sustancialmente la incidencia de errores médicos en los hospitales.
El informe recomienda realizar prácticas basadas en
evidencia para 5 categorías clave en la seguridad de los pacientes:
1) crear una cultura de seguridad; 2) equiparar las necesidades de
cuidado de la salud con la capacidad de brindar servicio; 3)
facilitar la transferencia de información y comunicación clara; 4)
adoptar prácticas seguras; 5) aumentar el uso seguro de medicación.
A la cabeza de las prácticas de seguridad está la
creación de una cultura de seguridad que cambie de una que culpa
los errores médicos a otra que fomente el informe de errores en una
atmósfera no putativa. Los pacientes deben estar advertidos de que
hay menos posibilidades de error en lugares donde se manejan altos
volúmenes de consultas que en aquellos en que los procedimientos se
realizan con poca frecuencia. Otras prácticas de seguridad clave son: 1) crear
protocolos específicos para asegurar la atención adecuada; 2)
asegurar que todos los pacientes de terapia intensiva sean atendidos
por médicos certificados en cuidados críticos; 3) involucrar a los
farmacéuticos en los procesos de uso de medicamentos, asegurándose
de que estén disponibles para consultas; 4) grabar todas las
indicaciones médicas verbales y solicitar que los que las deben
ejecutar las repitan para verificar la precisión; 5) usar sólo
abreviaturas y dosificaciones estandarizadas cuando se realiza una
prescripción. Esto permitiría a las organizaciones ir de un modo
reactivo a otro proactivo. Las prácticas deben ser lo
suficientemente específicas como para que puedan ser transmitidas y
que los auditores determinen si se cumplen o no. Otros criterios
incluyen la evidencia de efectividad en la reducción de errores y
la posibilidad de ser generalizable. Se eligen prácticas que puedan
ser beneficiosas para muchos pacientes y que estén listas para ser
implementadas.
Errores en la medicación: terreno fértil para
mejoras en seguridad
De todas las áreas posibles, la de medicamentos es una de las más
importantes en la implementación de mejoras a corto plazo. El Institute
for Safe Medication Practices educa acerca de eventos adversos y
realiza el análisis de errores informados a una base de datos
nacional. Será necesario utilizar prescripciones computarizadas,
estandarizar las abreviaturas y designaciones de dosis, prohibir la
redacción manual de prescripciones e indicaciones, estandarizar los
prospectos y envases, e identificar claramente las drogas que
requieren de más cuidado. Se sabe que 20% de las drogas son
responsables del 80% de los errores en la medicación. La
estandarización e implementación de protocolos de manejo de drogas
reducirá los errores en forma significativa.
Barreras a la mejora en la seguridad
La principal barrera es la cultura de "culpa y
vergüenza" respecto del tratamiento de pacientes víctimas de
errores médicos. A diario se nos recuerda que vivimos en este tipo
de cultura, y si ocurre algo malo, alguien tiene derecho a algo
(compensación). En este ambiente, las organizaciones de salud
desarrollan una contracultura que desalienta a los médicos a
informar de los errores, por temor a perjuicios en la reputación o
a sanciones.El entrenamiento médico se centra en la autonomía del
médico más que en la toma colaborativa de decisiones. Esta tradición
desalentó la formación del tipo de grupos interdisciplinarios que
probaron ser efectivos en la erradicación de fuentes potenciales de
error, e impidió la adopción de un enfoque sistemático en la
seguridad, algo habitual en otras industrias fuera de la de la
salud.La
insistencia dentro de las organizaciones de salud en determinar qué
persona está en falta, más que en la identificación del defecto
del sistema que llevó al error, deterioraron marcadamente la
seguridad.Otras barreras que impiden las mejoras en seguridad
son las fallas en las organizaciones de salud en establecer a la
seguridad como una prioridad, la consideración y análisis
inadecuado de errores, la carencia de infraestructura, y la falta de
disposición de proveedores y consumidores de reconocer la magnitud
del problema.Ni los médicos ni los pacientes ven a estas barreras
como auténticas amenazas, sino que existe un fenómeno psicológico,
llamado sesgo optimista: si se le dice a un médico o a un paciente
que las chances de que ocurra algo malo es del X%, y se les pregunta
cuáles piensan que son las probabilidades de que ocurra respecto de
que no ocurra, la mayoría pensará que es 1/20 del 1% de lo
informado.El hecho de que las organizaciones líderes no pongan a la
seguridad como una prioridad puede obedecer a cuestiones económicas,
tales como estrechos márgenes de ganancia, recursos inadecuados o
falta de personal. Los administradores deben además estar
involucrados en las iniciativas de mejora de la seguridad.Un
problema fundamental es que las organizaciones que invierten en
seguridad no son las mismas que ven los resultados. Aun en las
instituciones con un sistema de informe de errores bien establecido,
la retroalimentación puede ser insuficiente, y el conocimiento
adquirido en el análisis de errores rara vez se comparte fuera de
la institución. Por eso se siguen produciendo los mismos errores.
Ingreso computarizado de prescripciones médicas (ICPM): promesas y
problemas Los sistemas de ICPM son una de las herramientas más
poderosas que los hospitales pueden utilizar para disminuir la
incidencia de errores médicos, pero sólo fueron adoptados por 5%
de los hospitales en EE.UU., básicamente por los costos y la
resistencia de los médicos. Al computarizar los procedimientos de
prescripción, se reducen los errores en dosis, frecuencias o vías
de administración. También permite la comunicación entre
diferentes hospitales, otro aspecto generador de errores que quedaría
resuelto. Pocas instituciones tienen los recursos financieros y logísticos
necesarios para implementar sistemas de ICPM.
Organizaciones que realizan iniciativas para mejoras
en la seguridad
Durante décadas, la UCLA confió en su reputación
como indicador de la calidad de atención. Pero últimamente varios
hechos la llevaron a intensificar la atención en la seguridad y
promover iniciativas relacionadas con cambios en la actitud. Hoy día,
en la UCLA se realizan informes que detallan el desempeño en la
seguridad del paciente, tasas de infecciones, satisfacción de los
pacientes y costos, entre otros. Además se publican folletos acerca
de la seguridad en diferentes idiomas. Hay otras iniciativas
relacionadas con la seguridad: la realización de rutina del análisis
de las causas de los eventos significativos, institución de rondas
de seguridad, y participación en la alianza estratégica para la
reducción de errores junto con la Universidad de California.
Los compradores de salud ayudan en la mejora de la
seguridad de los pacientes Estas organizaciones están decididas a incluir en
los contratos con los hospitales estándares de seguridad. Uno de
los líderes de estas empresas expresa que el problema "no
pertenece a nadie". Todas las partes involucradas tienen
excusas. Todos son responsables pero nadie se hace cargo. Recién
empezaron a aparecer las iniciativas de pago por desempeño, que
forzarán a la industria de la salud a responder a variaciones en
los costos, basados en el progreso de los prestadores hacia las
mejoras en la seguridad.
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Trabajos
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