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Resúmenes SIIC |
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LA ATOMOXETINA PODRIA SER ADECUADA PARA EL TRASTORNO POR DEFICIT DE ATENCION E HIPERACTIVIDAD CON TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE Indianapolis, EE.UU. La administración de atomoxetina provocó mejoría significativa de los síntomas del trastorno oposicionista desafiante entre los pacientes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Sep 2006 Autores: Bangs ME, Hazell P, Levine LR Título original:
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Introducción En cuanto al tratamiento de los pacientes que presentan trastorno por déficit de atención e hiperactividad en comorbilidad con trastorno oposicionista desafiante, ¿cual de las siguientes opciones es correcta?
A. La administración de atomoxetina provocó un empeoramiento del cuadro.
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SEGUIMIENTO LONGITUDINAL DE LA INFECCION CRONICA POR EL VIRUS DE LA HEPATITIS B ADQUIRIDA EN LA INFANCIA Padua, Italia El pronóstico global para los niños de raza blanca con infección crónica por el virus de la hepatitis B, principalmente adquirida por vía horizontal, fue favorable; aunque algunos pacientes progresaron a carcinoma hepatocelular y hepatitis con HBeAg negativo. Hepatology 43(3):556-562, Mar 2006 Autores: Bortolotti F, Guido M, Bartolacci S Institución/es participante/s en la investigación: Fifth Medical Clinic - University of Padova Título original:
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Introducción Autoevaluación de Lectura En una cohorte de pacientes de raza blanca con infección crónica por el virus de la hepatitis B adquirida en la infancia y seroconversión del antígeno e de la hepatitis B (HBeAg) al anticuerpo (anti-HBe) seguida por un período de 20 años ¿qué porcentaje presentó carcinoma hepatocelular? A. 6%. Respuesta Correcta
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EVALUAN EL USO DE SIBUTRAMINA PARA TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD EN LA ADOLESCENCIA Filadelfia, EE.UU. El tratamiento con sibutramina combinado con terapia conductual produjo mayor pérdida de peso y mejoría en una amplia gama de factores de riesgo cardiovascular y metabólico en los adolescentes obesos, en comparación con la terapia conductual sola. Annals of Internal Medicine 145(2):81-90, Jul 2006 Autores: Berkowitz RI, Fujioka K, Daniels SR Institución/es participante/s en la investigación: Behavioral Health Center, Children´s Hospital of Philadelphia Título original:
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Introducción En los últimos años se produjo un aumento en la prevalencia de obesidad en la adolescencia. En los EE.UU., el 15.5% de los individuos entre 12 y 19 años presenta sobrepeso (índice de masa corporal [IMC] > percentilo 95). Durante la infancia, el sobrepeso produce consecuencias graves para la salud, como hipertensión, depresión y exclusión social. Recientemente se demostró un incremento en la incidencia de diabetes mellitus tipo 2 en la población pediátrica y mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular como dislipidemia, sensibilidad a la insulina e hipertensión en los adolescentes con sobrepeso en comparación con aquellos con IMC < percentilo 85. El tratamiento de la obesidad en los adultos comprende la implementación de dieta, actividad física, modificaciones conductuales, farmacoterapia y cirugía. El inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina sibutramina facilita la pérdida y el mantenimiento de peso en los adultos obesos con mejoría en las variables metabólicas por hasta 2 años de tratamiento. En los niños pequeños, la implementación de métodos conductuales generalmente es efectiva para lograr el descenso de peso; sin embargo, con frecuencia no son suficientes en los adolescentes. El objetivo de este estudio consistió en analizar los efectos a largo plazo sobre la pérdida de peso con el agregado de sibutramina a la terapia conductual en adolescentes obesos. Métodos El diseño del estudio fue de tipo aleatorizado, a doble ciego y multicéntrico, de 12 meses de duración, realizado entre julio de 2000 y febrero de 2003. El objetivo residió en evaluar la eficacia y seguridad de la sibutramina como agregado a la terapia conductual en adolescentes obesos. A nivel inicial, los participantes fueron asignados al azar (relación de aleatorización 3:1) a sibutramina o placebo. El programa de aleatorización se estratificó de acuerdo con el centro médico y el IMC inicial (= 37 kg/m2 o > 37 kg/m2). Los pacientes, sus padres y el personal del estudio desconocían la asignación a la terapia. Fueron incluidos los adolescentes de entre 12 y 16 años, con IMC de al menos 2 unidades más que la media calculada del percentilo 95 basada en la edad y el sexo de la población estadounidense pero no mayor de 44 kg/m2. Los participantes completaron las evaluaciones conductuales llevadas a cabo con un psicólogo o un psiquiatra. Además, recibieron instrucción en un programa de terapia conductual específica de cada institución. Los centros médicos implementaron estrategias para la modificación en el estilo de vida específicas para las necesidades de cada participante. Estas estrategias comprendieron una autoevaluación de los hábitos alimentarios y de la actividad física, manejo del estrés y de las contingencias, control de los estímulos, resolución de problemas, reestructuración cognitiva y apoyo social. El asesoramiento en cada consulta promovió el aumento de la actividad física y la reducción del sedentarismo. El consejo nutricional alentó el desarrollo de hábitos alimentarios saludables y promovió un consumo dietario basado en un déficit de 500 kcal/día. En cuanto al protocolo farmacológico, a nivel inicial los participantes fueron divididos al azar (relación 3:1) para recibir 10 mg de sibutramina o placebo diariamente. A los 6 meses, las dosis de todos los pacientes que no hubiesen perdido más del 10% de su IMC inicial se aumentaron a 15 mg de sibutramina o placebo. Se suspendió la terapia o se evaluó estrechamente a los participantes si la presión arterial (PA) sistólica, diastólica o el pulso se incrementaron en una visita a más de 150 mm Hg o por más de 20 mm Hg, a más de 95 mm Hg o por más de 15 mm Hg o a 110 latidos/minuto o por más de 20 latidos/minuto, respectivamente. El criterio principal de valoración fue el cambio absoluto en el IMC respecto del nivel inicial. Los criterios secundarios comprendieron el porcentaje de cambio en el IMC, el porcentaje de pacientes que logró una disminución del IMC del 5% o más o del 10% o más, los cambios absolutos y en porcentajes del peso corporal y del perfil lipídico y glucémico y el cambio absoluto en la circunferencia de la cintura. Los adolescentes realizaron consultas semanales durante las primeras 2 semanas, cada 2 semanas hasta la semana 12 y luego mensualmente. En cada visita se registró el peso del participante en ropas livianas y sin zapatos y mensualmente se midió la circunferencia de la cintura. La adhesión al tratamiento se valoró mediante el recuento de las cápsulas. El crecimiento se evaluó mediante las tablas pediátricas de percentilos y se realizó examen físico completo al ingreso del estudio y a los 3, 6 y 12 meses (o hasta la interrupción de la terapia). La maduración sexual fue determinada mediante la autoevaluación realizada con los gráficos de los estadios de Tanner. Se efectuaron electrocardiogramas antes del tratamiento y al mes 12 (o hasta la interrupción de la terapia) y se determinaron en ayunas los parámetros glucémicos (glucosa, insulina y el modelo de evaluación de la homeostasis de resistencia a la insulina [HOMA, homeostasis model assessment]) y lipídicos (niveles de triglicéridos, colesterol asociado a lipoproteínas de alta [HDLc, high-density lipoprotein cholesterol] y baja densidad y colesterol total). En todas las visitas se tomó la PA y el pulso. Los investigadores registraron todos los efectos adversos, tanto los observados como los comunicados por los pacientes. En cuanto a la metodología estadística, en todos los análisis de eficacia, la población de interés se examinó de acuerdo con la intención de tratar, definida por todos los participantes que recibieron al menos una dosis de la droga en estudio y registraron como mínimo una medición del IMC durante el seguimiento. Para el protocolo del ensayo, la medida principal de eficacia fue el cambio absoluto en el IMC entre el nivel inicial y a los 12 meses, la última medición durante el seguimiento. Se utilizó el modelo lineal de efectos mixtos para medidas repetidas para cada paciente. También se empleó el método LOCF (análisis de la última observación). Para los criterios de valoración secundarios se evaluaron los cambios entre el nivel inicial y los 12 meses por medio del análisis de covarianza. Para la recopilación de los efectos adversos se incluyeron todos los pacientes aleatorizados. Se realizaron análisis post hoc adicionales para el IMC. Todas las pruebas estadísticas tuvieron un nivel de significación de 0.05 (2 colas) y se calcularon los intervalos de confianza del 95% (IC). Resultados Participaron 498 adolescentes que fueron divididos al azar para recibir terapia conductual y sibutramina en dosis de 10 mg (n = 368) o terapia conductual más placebo (n = 130). Al momento de la aleatorización, no se observaron diferencias estadísticamente significativas en las características de ambos grupos. A nivel inicial, la mayoría de los participantes eran normotensos y mostraban valores de glucemia en ayunas normales, mientras que el 52% presentó dislipidemia. Doscientos ochenta y un pacientes (76%) en el grupo de sibutramina y 80 (62%) en el grupo placebo (p = 0.001) completaron el estudio. La media de la tasa de adhesión terapéutica fue del 89.1% y 83.9%, respectivamente. A los 6 meses, 174 (47.9%) adolescentes del grupo sibutramina incrementaron su dosis a 15 mg. A nivel inicial, el 96.6% de los participantes recibió terapia conductual y, durante el seguimiento, la tasa media fue del 97.7%. A los 12 meses, el cambio promedio estimado en el IMC para el grupo sibutramina fue de -3.1 kg/m2 en comparación con -0.3 kg/m2 para el grupo placebo (diferencia de -2.9 kg/m2; IC: -3.5 a -2.2 kg/m2; p < 0.001, modelo lineal de efectos mixtos). La diferencia entre los grupos terapéuticos fue estadísticamente significativa durante todo el seguimiento, desde la primera semana (diferencia media: -0.3 kg/m2; IC: -0.4 a -0.2 kg/m2; p < 0.001) hasta el mes 12. Los análisis basados en el método LOCF mostraron resultados similares a los 12 meses; el cambio medio en el IMC en el grupo sibutramina fue de -2.9 kg/m2 en comparación con -0.3 kg/m2 en el grupo placebo (diferencia media: -2.6 kg/m2; IC: -3.1 a -2 kg/m2; p < 0.001). Cuando los datos del IMC se presentaron como puntaje z se observó una diferencia estadísticamente significativa entre los grupos terapéuticos de 0.22 a favor de sibutramina (p < 0.001). Al mes 12, 93 de 281 participantes (33.1%) del grupo activo y 6 de 79 (7.6%) del grupo placebo abandonaron el IMC de al menos 2 unidades por encima del percentilo 95, mientras que 47 de 281 integrantes (16.7%) del primer grupo en comparación con 3 de 79 (3.8%) del segundo presentaron un IMC por debajo del percentilo 95. A los 12 meses, el cambio promedio estimado (± error estándar) en el peso corporal en el grupo sibutramina en comparación con el grupo placebo fue de -6.5 ± 0.31 kg versus 1.9 ± 0.56 kg/m2 (diferencia de -8.4 kg; IC: -9.7 a -7.2 kg; p < 0.001). A partir de la segunda semana, la diferencia entre los grupos fue estadísticamente significativa durante todo el seguimiento. El sexo, la edad, la raza o la maduración sexual afectaron los efectos terapéuticos evaluados en los cambios en el IMC. En los participantes que completaron el ensayo se observaron diferencias estadísticamente sustanciales entre los grupos para los cambios en el peso, la circunferencia de la cintura, los niveles en ayunas de triglicéridos, HDLc e insulina y en el modelo HOMA, que mejoraron significativamente en el grupo de sibutramina en comparación con placebo (p < 0.001). La PA y el pulso difirieron sustancialmente entre los grupos terapéuticos en la mayoría de las visitas hasta el mes 12; las diferencias medias fueron de 1 mm Hg para la PA sistólica, 1.7 mm Hg para la PA diastólica y 2.5 latidos por minuto para el pulso. En cuanto a los efectos adversos, la taquicardia fue significativamente más frecuente con sibutramina que con placebo (12.5% versus 6.2%, respectivamente; diferencia de 6.3%; p = 0.049) pero no llevó a un incremento en las tasas de abandono de la droga (2.4% versus 1.5%, respectivamente; diferencia de 0.9%; p = 0.74). Las tasas de reacciones adversas para boca seca, constipación, vértigo, insomnio e hipertensión fueron más habituales en el grupo activo aunque no se detectó una diferencia sustancial respecto del placebo. Discusión y conclusión Según los autores, el presente fue el primer estudio multicéntrico amplio que informó el efecto del tratamiento con sibutramina sobre el peso en adolescentes obesos. El agregado de sibutramina a la terapia conductual durante un año produjo una mejoría estadísticamente significativa en el IMC, el peso corporal, la circunferencia de la cintura, los niveles de triglicéridos, HDLc e insulina y la sensibilidad a la insulina. En conclusión, el tratamiento con sibutramina combinado con terapia conductual promovió una mayor pérdida de peso y mejoría en una amplia gama de factores de riesgo cardiovascular y metabólico en adolescentes obesos en comparación con la terapia conductual sola.
¿Qué efectos produjo el tratamiento con sibutramina más terapia conductual por un año sobre el índice de masa corporal en comparación con la terapia conductual sola en adolescentes obesos? A. Ninguna. Respuesta Correcta
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ESTUDIO MULTICENTRICO SOBRE LA PREVALENCIA DE ANEMIA EN EMBARAZADAS DE ARGENTINA Buenos Aires, Argentina Un estudio observacional transversal realizado en 9 hospitales de Argentina en 2004-2005 en 2 097 mujeres embarazadas mostró presencia de anemia al finalizar el embarazo en el 40% de la población estudiada. Revista FASGO: Ciencia-Informa 5(1):25-30, Jun 2006 Autores: Moggia A, Castro MG, Elizalde Cremonte A Institución/es participante/s en la investigación: Hospital Piñero Título original:
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Introducción Dentro de los trastornos nutricionales de mayor prevalencia en mujeres embarazadas en el mundo se encuentra el déficit de hierro y la anemia ferropénica. De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, en los países en desarrollo 1/5 de la mortalidad perinatal y 1/10 de la mortalidad materna se deben a déficit de hierro, con valores promedio de anemia durante el embarazo de 56% (35% a 75%, en diferentes regiones). Si bien en los países desarrollados la prevalencia es inferior, no deja de ser importante, con un promedio aproximado de 18%. Respecto de Latinoamérica, la prevalencia de anemia en el embarazo estimada es de 39% y la deficiencia de hierro -un estado previo a la anemia- es mucho mayor. Hacia el final del embarazo, tanto en países en desarrollo como desarrollados, la concentración de ferritina sérica disminuye a valores de déficit. La deficiencia de hierro y la anemia durante el embarazo se asocian con parto prematuro, menor peso al nacer, alteración de la conducta de los hijos y complicaciones durante el parto. Varios factores incrementan el riesgo de anemia en las embarazadas, incluyendo multiparidad, intervalo intergenésico < 2 años, antecedente de menstruaciones abundantes y de empleo de dispositivo intrauterino (DIU), dietas con baja disponibilidad de hierro, adolescencia y ciertas infecciones parasitarias. La anemia ferropénica en la embarazada aumenta el riesgo de mortalidad materna posparto, prolonga el período expulsivo (por disminución de la fuerza muscular), aumenta el riesgo de prematurez, restringe el crecimiento fetal y se asocia con cansancio y apatía, que dificultan el cuidado tanto de sí misma como del niño. Los autores realizaron un estudio para examinar la prevalencia e incidencia de anemia durante el embarazo en la República Argentina, así como el cumplimiento de la recomendación de suplementación con hierro y folato. Materiales y métodos Entre octubre de 2004 y abril de 2005 se realizó un estudio observacional transversal en 9 hospitales de Argentina. Las participantes fueron 2 097 mujeres embarazadas. Al momento del parto se completó una ficha donde se registraron los datos personales, antecedentes laborales y sociales, datos clínicos del embarazo y enfermedades asociadas, medicación y análisis de laboratorio, datos relacionados con el parto y condiciones clínicas del recién nacido. Se analizaron las variaciones regionales de prevalencia de anemia durante el embarazo en Argentina, la asociación entre anemia del embarazo y factores de riesgo y los efectos sobre los resultados perinatales. La anemia fue definida con un punto de corte de 11 g de hemoglobina para la primera y segunda mitad del embarazo y el preparto. Además, los autores construyeron una distribución de frecuencia para diferentes niveles de hemoglobina y analizaron el uso de hierro y folato en la muestra. El estudio incluyó mujeres cuyo parto fue asistido en hospitales de las provincias de Tucumán, Catamarca, Corrientes, Neuquén, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires). Fueron incluidas todas las mujeres internadas para su parto durante el período mencionado. Fueron excluidas las mujeres con embarazos múltiples. Resultados En total, fueron incluidas en el estudio 2 097 mujeres embarazadas. Los resultados del estudio indicaron presencia de anemia al finalizar el embarazo en 40% de la población estudiada. La distribución geográfica de pacientes por centro fue: 7% en Tucumán, 19% en Catamarca, 7% en Corrientes, 8% en Neuquén, 18% en Mendoza, 6% Córdoba, 4% en la Ciudad de Buenos Aires (Hospital Piñeyro) y de 13% y 18% en 2 hospitales del Gran Buenos Aires (Fiorito y Eva Perón, respectivamente). Respecto de la ocupación, 2% eran obreras, 20% empleadas, 1% profesionales y 77% no tenían trabajo. Con referencia al nivel de instrucción: 2% no tenía, 53% primario, 41% secundario y 4% universitario. La distribución respecto del estado civil fue la siguiente: 27% solteras, 17% casadas y 56%, unión estable. Sobre 1 355 gestantes con datos registrados en el período previo al parto, en las mujeres sin anemia (hemoglobina > 11 g%), el promedio del nivel de hemoglobina fue de 12.41 g% y el promedio de edad materna, de 24.65 años y en las mujeres anémicas (hemoglobina < 11 g%), el promedio del nivel de hemoglobina fue de 10.11 g% y el promedio de edad materna, de 25 años. El porcentaje de hemoglobina < 11 g% fue de 37.5% antes de las 20 semanas, 53.1% después de las 20 semanas y de 39.4% en el preparto. Uso de hierro durante el embarazo La utilización de hierro durante el embarazo no parece haber marcado una diferencia significativa. Recibieron suplementos de hierro 40% de las mujeres con hemoglobina > 11 g/dl y 37% de las mujeres con anemia (hemoglobina < 11 g/dl). La media de la hemoglobina inicial fue mayor en aquellas embarazadas que no recibieron suplemento de hierro en comparación con las que recibieron hierro. Esto podría deberse a una indicación de hierro con fines terapéuticos más que profilácticos (para las mujeres que ya presentaban niveles bajos de hemoglobina). En las mujeres con anemia, no se observaron diferencias en los niveles promedio de hemoglobina preparto entre quienes habían recibido suplementación con hierro y quienes no la habían recibido. El nivel promedio de hemoglobina en las que recibieron hierro fue de 10.11 ± 0.867 g% y en las que no recibieron hierro fue de 10.11 ± 0.858 g%. En una época en la que es muy frecuente el tratamiento profiláctico con hierro durante el embarazo, la falta de control médico regular podría explicar la falta de utilización de suplementación. Uso de folatos durante el embarazo Se observó algo similar respecto del empleo de folatos durante el embarazo. Del total de mujeres consideradas anémicas al momento del parto, 11% habían utilizado suplementos de folato y de las mujeres sin anemia, los habían empleado, 16%. Conclusiones Los resultados de la presente investigación epidemiológica en mujeres embarazadas confirman las informaciones oficiales publicadas por la Autoridad Sanitaria Argentina respecto de la presencia de un elevado índice de anemia en varias regiones del país y los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, que señalan el déficit de hierro como la carencia nutricional más frecuente y la primera causa de anemia en los países en desarrollo. En el presente estudio, la determinación de los niveles de hemoglobina antes del parto muestran que 39.48% de las mujeres presentaban niveles de hemoglobina < 11 g%, 5.83% registraban niveles de hemoglobina < 9 g% y 17.64%, niveles inferiores a 10 g%. Estos datos coinciden con los datos de estudios realizados en Latinoamérica y en países en desarrollo. El 40% de las mujeres había recibido suplementación con hierro durante el embarazo y no hubo diferencias significativas entre las mujeres anémicas y no anémicas. Respecto del empleo de folatos, los resultados fueron similares. Recibieron folatos 11% de las mujeres con anemia y 16% de las mujeres con hemoglobina > 11 g%. Los autores comentan que las pacientes podrían desconocer el uso de folatos, debido a que habitualmente se los indica junto con hierro en la misma presentación. No se observaron importantes variaciones de los valores de hemoglobina en relación con el momento del registro: hemoglobina < 11 g% en 37% de las determinaciones antes de las 20 semanas y 53% luego de las 20 semanas y casi 40% en el preparto. Las embarazadas con hemoglobina < 11 g% en el preparto, no presentaron diferencias en los valores promedio de hemoglobina entre las que habían recibido suplementación con hierro y las que no la habían recibido. Los autores señalan que podría inferirse cierto grado de ineficacia del hierro para revertir la anemia del embarazo. Esto plantea el interrogante respecto del cumplimiento del tratamiento o de la profilaxis debido al control prenatal tardío o incompleto. Para ser efectivo, el tratamiento de la anemia con sales de hierro debería prolongarse 3 a 6 meses. No obstante, en la práctica se observan interrupciones parciales o definitivas por efectos indeseables o decisiones individuales. Los autores subrayan la importancia de la prevención primaria para evitar o corregir el déficit de hierro durante el embarazo, con asesoramiento para un adecuado aporte por la dieta y suplementación farmacológica.
Señale qué factores incrementan el riesgo de anemia en las embarazadas: A. Intervalo intergenésico < 2 años Respuesta Correcta
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ACTUALIZAN TERAPEUTICAS PARA LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO EN PEDIATRIA Omaha, EE.UU. En el tratamiento de los trastornos del sueño, el 92.8% de los pediatras utilizó las intervenciones conductuales como terapia única, el 39.6% empleó sólo tratamientos farmacológicos, y el 55% la combinación de ambos. Clinical Pediatrics 45(3):229-238, Abr 2006 Autores: Schnoes CJ, Kuhn BR, Workman EF, Ellis CR Institución/es participante/s en la investigación: Munroe-Meyer Institute, University of Nebraska Medical Center Título original:
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Introducción
¿Qué porcentaje de los pediatras utilizó clonidina para tratar los trastornos del sueño en los niños? A. Aproximadamente el 20%. Respuesta Correcta
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Trabajos Distinguidos, Serie Pediatría, integra el Programa SIIC de Educación Médica Continuada |
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