Introducción
Desde hace poco tiempo se acepta que el trastorno bipolar (TB)
puede comenzar en la niñez o en la adolescencia. En un estudio
epidemiológico realizado recientemente se constató, en
adolescentes, una prevalencia de TB subumbral del 6% y de
patología franca del 1%, similares a la que se observa en
poblaciones adultas. Sin embargo, el trastorno sigue sin ser
correctamente diagnosticado en la niñez. Las características del
TB en niños y adolescentes difieren de las descritas en adultos.
Los niños con la enfermedad clásicamente tienen irritabilidad
crónica pero carecen de episodios bipolares obvios. Asimismo, la
presencia de otras patologías psiquiátricas a menudo complica el
diagnóstico preciso.
Presentación clínica
Los preadolescentes con depresión tienen 31.7% de riesgo de
presentar TB posteriormente. Esta cifra es superior a la que se
registra en adolescentes con depresión (20%) y en adultos (5% a
18%) con depresión mayor. El antecedente familiar; el retardo
psicomotor y ciertos hallazgos psicóticos son algunos de los
factores que predicen la patología en jóvenes con depresión.
Fenomenología
En una muestra de pacientes jóvenes con trastorno bipolar, el
44% presentó inicialmente síntomas depresivos; el 19%,
manifestaciones maníacas, y el 37% tuvo síntomas mixtos. El TB en
niños tiende a ser más continuo y menos episódico que en adultos.
Los adolescentes y adultos tienen cuadros más eufóricos. La
relación hombre:mujer en adultos y adolescentes es de 1:1. En
cambio, en la patología de inicio en la niñez, esta relación es
3.9:1, probablemente porque los varones son más proclives a
expresar externamente los síntomas. Asimismo, los niños con más
frecuencia tienen síntomas de trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (ADHD).
Psicosis
La incidencia de sintomatología psicótica en niños con TB es
más alta que en adultos; esto hace que en muchos casos se realice
el diagnóstico incorrecto de esquizofrenia.
El TB tiene un curso relativamente crónico y puede asociarse con
alteración sustancial del funcionamiento social. La evolución
suele ser más desfavorable que la que se observa en adultos. Se
registra un elevado índice de suicidio y de abuso de sustancias.
Sin embargo, el deterioro es menor que el ocasionado por la
esquizofrenia y suele preservarse el rendimiento escolar. En
pacientes con TB de inicio en la niñez se refirió un índice de
recuperación a los 6 meses de sólo 37.1%; asimismo, el índice de
recaída fue del 38.3%. La familia biológicamente intacta parece
esencial para garantizar una mejor evolución. En cambio, no se
observaron diferencias en la evolución en relación con el
tratamiento con estabilizantes del estado de ánimo, fenómeno que
refleja la gravedad de la enfermedad.
TB de inicio en la niñez y TB II
La prevalencia de TB II (predominio de depresión con algunos
períodos de hipomanía) aún no se estableció con precisión,
probablemente porque los pacientes con estos síntomas no están tan
comprometidos y por lo tanto no solicitan asistencia profesional.
Podría ser un prodromo del TB de inicio en la niñez, más que una
entidad separada. También podrían existir diferencias en la edad
de inicio del TB II, respecto del TB I, en las poblaciones más
jóvenes. Por ejemplo, en un estudio epidemiológico se observaron
índices más altos de TB II en adolescentes de más edad y adultos.
TB subclínico. Patologías asociadas
Una gran cantidad de niños tienen síntomas maníacos –
irritabilidad y grandiosidad– sin reunir criterios de TB. Aun así,
tienen un elevado nivel de compromiso psicológico y social. En
2000, el National Institute of Mental Health estableció que
el TB subclínico podría representar un fenotipo diagnóstico
separado del TB I o del TB II.
Es excepcional que los niños con TB no tengan otro trastorno
psiquiátrico. La presencia de otras alteraciones afecta
sustancialmente el pronóstico; el abordaje de estos enfermos es
complejo ya que el diagnóstico preciso suele complicarse.
TB y ADHD
Uno de los puntos más controvertidos tiene que ver con
establecer si los niños con TB tienen además ADHD. Un estudio
mostró que el 91% de los jóvenes con TB tenía ADHD simultáneamente
mientras que sólo 19% de estos últimos tenían también TB. Los
enfermos con ADHD que posteriormente presentaron TB tuvieron una
forma más grave de ADHD desde el inicio, con coeficientes
intelectuales más bajos. Los síntomas de grandiosidad y euforia
distinguen a jóvenes con TB de aquellos con ADHD.
TB y trastornos de ansiedad
Una investigación en 43 pacientes encontró que el 76.5% de los
jóvenes con TB tenía trastornos de ansiedad y una elevada
incidencia de manía o hipomanía inducidas por el tratamiento
psicofarmacológico, esencialmente antidepresivos. La patología más
comúnmente asociada con TB fue el trastorno de angustia.
TB y trastornos de conducta
Varios grupos encontraron que entre 40% y 70% de los niños con
manía tienen simultáneamente trastornos de conducta, probablemente
porque el TB de inicio en la niñez se asocia con elevado nivel de
irritabilidad, impulsividad y agresión. Sin embargo, ambas
alteraciones son independientes.
Genética
La investigación genética comienza a dar los primeros
resultados interesantes. Varios trabajos sugieren heterogeneidad
genética aunque las muestras pequeñas analizadas y las diferencias
fenotípicas complican la interpretación de los resultados. Por
ahora permanece sin respuesta el interrogante acerca del TB de
inicio en la niñez como entidad separada, como subgrupo fenotípico
o como una fase de evolución hacia el TB del adulto. Por su parte,
el TB y el ADHD tienden a existir simultáneamente en las mismas
familias. El TB del niño tiene lugar más en familias que el de
aparición en la adolescencia. Parecería existir un componente
hereditario más fuerte en el TB de comienzo en las primeras etapas
de la vida.
Estudios de imágenes
Los trabajos al respecto sugieren etiología neurobiológica.
Los estudios de imágenes no encontraron diferencias entre
pacientes con TB y esquizofrenia ni entre grupos individuales de
pacientes y controles. Sin embargo, cuando los enfermos se
analizaron combinadamente versus normales se registró una
reducción significativa del volumen intracraneal y un incremento
del tamaño de las cisuras temporal y frontal. Los estudios con
resonancia magnética nuclear involucran en conjunto al tálamo y al
sistema límbico en la fisiopatología del TB de inicio en la niñez.
Estudios de tratamiento
Litio
Un único estudio a doble ciego y controlado con placebo mostró
que el litio es beneficioso en el TB de la juventud aunque no se
asoció con diferencias significativas en dominios relacionados con
el estado de ánimo.
Anticonvulsivos
Dadas las manifestaciones clínicas del TB en estos enfermos es
razonable asumir que ciertos anticonvulsivos, entre ellos
divalproex y carbamazepina, podrían ser más eficaces que el litio.
La combinación de litio con valproato se acompañó de remisión en
47% de los pacientes. En un trabajo abierto, el índice de
respuesta asociado con divalproex, litio y carbamazepina fue de
53%, 38% y 38%, respectivamente.
Antipsicóticos
La risperidona y la olanzapina se asocian con mejoría
sustancial de los síntomas. Asimismo, la clozapina podría ser útil
en el tratamiento de pacientes que no responden a otras formas de
terapia. El uso combinado de quetiapina más divalproex es más
eficaz que la monoterapia durante la fase maníaca. Sin embargo,
algunos grupos sostienen que los estabilizantes del estado de
ánimo aisladamente pueden ser eficaces.
Conclusiones
El elevado nivel de morbilidad, suicidio y homicidio asociado
con la patología pone de relieve su importancia desde el punto de
vista de la salud pública. Es necesario que los profesionales
comprendan que el TB en niños no se presenta con las mismas
manifestaciones que en adultos; que puede confundirse con otras
alteraciones psiquiátricas y que es muy frecuente que existan
simultáneamente otros trastornos. En general, el TB de inicio en
la niñez se asocia con un pronóstico más desfavorable que el de la
edad adulta, concluyen los autores.