REVISAN LOS CONOCIMIENTOS SOBRE LA DISFUNCION SEXUAL ASOCIADA CON ENFERMEDADES NEUROLOGICAS
Burnaby, Canadá
Las afecciones neurológicas (vasculares, traumáticas, desmielinizantes o degenerativas) pueden producir disfunción sexual en pacientes de ambos sexos, y el conocimiento más detallado de las vías de neurotransmisión central y periférica que participan en la respuesta sexual puede permitir, en el futuro, disponer de nuevas opciones terapéuticas para sus variadas manifestaciones.
Lancet 369(9560):512-525, Feb 2007
Autores:
Rees PM, Fowler CJ, Maas CP
Institución/es participante/s en la investigación:
Burnaby Hospital
Título original:
Sexual Function in Men and Women with Neurological Disorders
Título en castellano:
La Función Sexual en Varones y Mujeres con Trastornos Neurológicos
Introducción Las técnicas de imágenes funcionales del sistema nervioso central (SNC), recientemente creadas, han permitido precisar las regiones cerebrales activadas durante la excitación sexual. La lesión de estas áreas, así como aquellas de la médula espinal o de los nervios periféricos que constituyen el nexo entre los genitales y los centros cognitivos centrales, puede repercutir notablemente sobre la calidad de vida de los pacientes afectados, que pueden percibir la disfunción sexual como el aspecto más angustiante de su afección. Las enfermedades neurológicas pueden alterar el procesamiento de los estímulos sexuales e impedir la excitación, disminuir o aumentar la libido o imposibilitar la congestión vascular a nivel de los genitales. Por otra parte, los orgasmos espontáneos pueden constituir una manifestación de ciertas crisis epilépticas. El compromiso de los tractos nerviosos de la médula espinal también puede comprometer la actividad sexual en sus diferentes aspectos de erección, eyaculación y orgasmo. Además, las enfermedades neurológicas pueden afectar la capacidad de las personas para abrazar o estimular a la pareja o la continencia esfinteriana durante la actividad sexual. Los autores del trabajo que se reseña a continuación realizaron una búsqueda bibliográfica exhaustiva en bases de datos electrónicas y revisaron la literatura publicada referente a los trastornos neurológicos y su relación con las alteraciones de la función sexual. También expusieron algunas opciones terapéuticas para los trastornos mencionados.
Neurofisiología y neuroanatomía de la sexualidad La disponibilidad de técnicas de neuroimágenes funcionales no invasivas, como la resonancia magnética funcional y la tomografía por emisión de positrones, permitió confirmar que las áreas cerebrales involucradas en la respuesta sexual incluyen la amígdala, el tegmento mesencefálico y los núcleos septales (estructuras que suelen ser referidas como centros de la recompensa), además de otras regiones. La actividad sexual comienza en el cerebro: las imágenes eróticas activan regiones límbicas y paralímbicas, importantes para la motivación sexual, así como áreas parietales que modulan respuestas motoras y emocionales. Existen también regiones inhibitorias, que interrumpen esta activación. Los nervios del sistema nervioso autonómico son también un nexo entre el SNC y los genitales. Las motoneuronas lumbosacras reciben proyecciones del SNC, originadas en el tegmento mesodiencefálico.
Traumatismo encefalocraneal La tasa de disfunción sexual notificada por los pacientes que han sufrido un traumatismo encefalocraneal (TEC) varía entre 36% y 54%, es decir, duplica aquélla correspondiente a sujetos sanos. Sin embargo, es sumamente difícil valorar el grado en que la disrupción del funcionamiento neuronal, secundaria a la lesión, repercute sobre la respuesta sexual, dado que existen otros factores que pueden afectarla, como las lesiones musculoesqueléticas y las consecuencias psicológicas (especialmente la depresión, la ansiedad y la pérdida de la autoestima). El tipo de trastorno sexual asociado con la lesión cerebral traumática depende de su extensión y de las áreas afectadas. Por ejemplo, las lesiones de la región prefrontal habitualmente generan apatía e hiposexualidad. La dispareunia y la falta de lubricación genital son las dificultades referidas más frecuentemente por las mujeres que han sufrido un TEC, mientras que los varones presentan disfunción eréctil, eyaculatoria o ambas, algunas veces relacionada con la medicación que reciben. Recientemente, ha surgido interés renovado en las consecuencias de los TEC graves sobre la disfunción del eje hipotalámico-hipofisario. La hemorragia o necrosis de la hipófisis es frecuente en los traumatismos craneoencefálicos graves. En un estudio de autopsias, Crompton comprobó el infarto o la necrosis hipotalámica en 45 de 106 estudios practicados a pacientes que habían fallecido durante la etapa aguda del trauma cerebral (Brain, 1971). Las fracturas de la base del cráneo pueden involucrar estructuras vasculares de la silla turca y comprometer la hipófisis. Algunas fracturas, además, pueden no ser detectadas por la tomografía computarizada o la resonancia magnética nuclear pero, a veces, puede visualizarse el edema cerebral y la compresión del III ventrículo como una señal indirecta de lesión hipotalámica. El panhipopituitarismo es raro en aquellos sujetos que superan un trauma craneoencefálico; puede observarse durante la etapa aguda pero los déficit hormonales no suelen mantenerse una vez superado el cuadro. Los porcentajes de deficiencia de gonadotrofinas y de somatotrofina, de origen central y etiología traumática, varían en los informes entre 1% y 25%; sería importante establecer la relación entre las alteraciones hormonales mencionadas y la disfunción sexual postraumática.
Accidente cerebrovascular La frecuencia de trastornos de la sexualidad posteriores a un accidente cerebrovascular es similar a la observada con los TEC. Luego de un evento, los pacientes de ambos géneros muestran declinación notable de la sexualidad y la insatisfacción mencionada por la pareja de los pacientes es elevada. Las secuelas del accidente cerebrovascular pueden afectar la capacidad para moverse, la continencia esfinteriana, la percepción y el procesamiento de los estímulos sensitivos u originar sialorrea y otras manifestaciones inoportunas. Los factores psicosociales y la presencia de depresión también contribuyen a la disfunción sexual; además, algunos fármacos, como los bloqueadores de los receptores adrenérgicos ß (beta bloqueantes), pueden interferir con los fenómenos fisiológicos durante la excitación sexual al reducir la presión en las arterias de los cuerpos cavernosos. Algunos individuos restringen su vida sexual por temor a consecuencias desfavorables para su salud. La hemorragia subaracnoidea puede originar panhipopituitarismo y trastornos en la secreción de hormonas del eje hipotalámico-hipofisario. Por su parte, ciertas lesiones (infartos lacunares) que afectan las conexiones frontolímbicas pueden causar hipersexualidad y aquellas lesiones que comprometen los núcleos subtalámicos se asocian con conductas sexuales desinhibidas.
Epilepsia Manifestaciones comiciales Entre los trastornos neurológicos, la epilepsia se diferencia por la frecuencia de actividad sexual involuntaria con la que se asocia. Los automatismos sexuales, como acariciarse, tocarse o rascarse los genitales pueden formar parte de la expresión de crisis parciales complejas, originadas en el circuito temporolímbico o frontolímbico. También es posible que los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal refieran auras de contenido sexual o sensaciones eróticas en el abdomen o los órganos genitales que, en ocasiones, pueden preceder al orgasmo; esta situación es más frecuente en las mujeres que en los varones y puede tratarse mediante lobectomía temporal anterior.
La sexualidad y los fármacos antiepilépticos Diversos estudios han establecido la asociación entre la presencia de disfunción sexual y la exposición a fármacos antiepilépticos, en especial aquellos con capacidad de inducción del sistema enzimático citocromo P450: fenitoína, fenobarbital, carbamazepina y primidona. Su empleo se acompaña de incremento progresivo de los niveles de globulina transportadora de hormonas sexuales, con disminución de la testosterona libre. En un estudio realizado en hombres, la administración de esta última hormona junto con un inhibidor de la aromatasa mejoró notablemente su desempeño sexual. La inducción de síndrome de ovarios poliquísticos por el ácido valproico puede ser causa de esterilidad femenina; además, el aumento de peso, secundario al empleo del fármaco, puede modificar el deseo sexual. Según los autores, es necesario que se evalúen las posibles ventajas de la indicación de fármacos antiepilépticos que no afectan la actividad enzimática (gabapentina, lamotrigina, levetiracetam, pregabalina o topiramato) sobre la sexualidad de los pacientes epilépticos.
Enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento La calidad de la vida sexual de los varones y mujeres con enfermedad de Parkinson suele ser inferior a la de la población general, y se ha mencionado que la gravedad del trastorno neurológico y la presencia de depresión son los principales factores determinantes de esta situación. Entre los motivos de insatisfacción, los varones refieren la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. El papel de la dopamina, y de la medicación dopaminérgica, sobre la conducta sexual es complejo. Una consecuencia adversa de estos fármacos, bien conocida, es la hipersexualidad, que puede tratarse con la reducción de estos agentes o con quetiapina. Por otra parte, la disfunción eréctil progresiva puede preceder en varios años a otras manifestaciones de la atrofia multisistémica.
Lesiones de la médula espinal Luego de una lesión completa de la médula espinal, por encima del nivel D12-L2, la erección de origen psicógeno no es posible, pero se conserva su mecanismo reflejo; por el contrario, las lesiones bajas, en especial aquellas que involucran la cola de caballo, reducen sustancialmente la capacidad para lograr la erección. Sólo el 4% de los varones con lesiones espinales altas y 18% de aquellos con lesiones bajas conservan la capacidad para eyacular, hecho que representa un problema para quienes desean tener hijos. En las mujeres, la disfunción de las vías espinales puede afectar la sensibilidad local o la lubricación vaginal. La altura y el grado de la lesión espinal determinan la preservación o no de la lubricación vaginal de origen psicógeno o reflejo. Sin embargo, las pacientes con lesiones completas, independientemente de su nivel, pueden lograr el orgasmo mediante la estimulación vibratoria del cuello cervical.
Esclerosis múltiple Los trastornos de la erección afectan aproximadamente al 60% de los varones con esclerosis múltiple, la disfunción durante la eyaculación al 50% y la disminución del deseo sexual, al 40% de ellos. La fatiga, la depresión, la espasticidad y el temor de perder el control esfinteriano durante una relación aumentan los problemas con la sexualidad. A su vez, la mayoría de las mujeres afectadas por esta enfermedad refieren disfunción sexual, que puede incluir pérdida de la capacidad para alcanzar el orgasmo, disminución de la libido, aumento de la espasticidad durante la actividad sexual y alteraciones sensitivas en la región de los genitales. La incidencia de estos trastornos aumenta cuanto mayor es el grado de discapacidad de las pacientes.
Síndrome de la cola de caballo y neuropatía periférica Las lesiones de la cola de caballo pueden afectar las raíces sacras, que contienen fibras nerviosas somáticas y parasimpáticas, lo que resulta en la pérdida de la sensibilidad perineal, de la respuesta sexual y del control voluntario de los esfínteres uretral y anal. El tratamiento de estas lesiones es muy dificultoso. La diabetes mellitus, otras neuropatías periféricas y ciertas enfermedades con disautonomía prominente pueden causar disfunción sexual.
Lesión quirúrgica de la inervación simpática de los órganos genitales Una consecuencia frecuente de la cirugía radical pelviana, como parte del tratamiento para el cáncer de cuello uterino, próstata, vejiga o recto, es la disrupción de la vía nerviosa simpática de los órganos genitales, con la consecuente disfunción sexual. Las técnicas quirúrgicas que preservan los nervios pelvianos podrían reducir la incidencia de trastornos de la función sexual en ambos sexos.
Perspectivas futuras La comparación de las imágenes obtenidas mediante técnicas funcionales en pacientes con trastornos neurológicos y en controles sanos y el conocimiento más preciso de los mecanismos de neurotransmisión central y periférica que participan de la respuesta sexual podrían permitir, en el futuro, disponer de opciones terapéuticas para las diversas manifestaciones de la disfunción sexual. Además de la afección de los circuitos neurales, otros factores pueden alterar el desempeño sexual de los pacientes, como la fatiga, la disminución de la autoestima, la pérdida de movilidad e independencia, la depresión y el cambio de roles interpersonales. Estas variables deben considerarse en todo plan de rehabilitación destinado a los pacientes neurológicos, concluyen los autores.
Autoevaluación de Lectura
Además del tipo, la localización y la extensión de las lesiones en el sistema nervioso, ¿qué otros factores deben evaluarse durante el tratamiento de la disfunción sexual en pacientes con trastornos neurológicos?
A. El género de los individuos.
B. La presencia de limitaciones en la movilidad, trastornos afectivos (en especial, depresión) y medicación administrada.
C. El antecedente de enfermedades previas.
D. La historia familiar de trastornos de la función sexual.
Respuesta
Correcta
|
|