RESPUESTA INMUNE EN PACIENTES CON BARTONELOSIS HUMANA EN UN ÁREA ENDÉMICA DE PERÚ
Ivan Best1,Juan Rodriguez-tafur2,Ciro Maguina3,Nelson Solorzano4,Julio Menacho5,Douglas Perez De Guimaraes6,Jose Chauca7,Palmira Ventosilla8 y Erick Fernando Huarcaya Castilla9
1Biologo, Instituto De Medicina Tropical “alexander Von Humboldt”, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Peru
2Medico, Departamento De Ciencias Dinamicas. Universidad Nacional Mayor De San Marcos, Lima, Peru
3Medico, Instituto De Medicina Tropical “alexander Von Humboldt”, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Peru
4Biologo, Hospital De Apoyo De Caraz, Ancash, Peru
5Medico, Hospital Regional De Huaraz, Ancash, Peru
6Medico, Hospital Regional De Huaraz, Ancash, Peru
7Biologo, Instituto De Medicina Tropical “alexander Von Humboldt”, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Peru
8Biologa, Instituto De Medicina Tropical “alexander Von Humboldt”, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Peru
9Medico, Assistant Physician, St Charles Community Health Center, New Orleans, EE.UU.
New Orleans, EE.UU. (SIIC)
Se presentan los resultados de los patrones inmunitarios humorales y celulares descritos durante las fases aguda y crónica de los pacientes con bartonelosis en la región andina de Perú.
La bartonelosis humana, o enfermedad de Carrión, ha afectado áreas de los Andes del Perú desde tiempos precolombinos, entre los 500 y 3 200 metros sobre el nivel mar. Su agente causal es la bacteria gramnegativa Bartonella bacilliformis, que se transmite por la picadura de mosquitos del género Lutzomyia.
La enfermedad en seres humanos produce una fase aguda, caracterizada por fiebre y anemia hemolítica grave, con una mortalidad tan alta como del 88%. Las principales complicaciones incluyen compromiso del sistema nervioso, pericarditis, congestión cardíaca y coinfecciones por Salmonella, reactivación de la tuberculosis y sepsis por S. aureus. Sin embargo, también se han descrito casos de portadores asintomáticos, en áreas endémicas, con una prevalencia tan alta como del 5% de la población. Ya desde 1926 se teorizaba acerca de un estado de anergia en estos enfermos. La fase crónica de la enfermedad tiene lugar entre uno y dos meses después de la fase aguda, y se caracteriza por la aparición de verrugas, entre una y cientos de ellas. En esta fase la enfermedad no causa mortalidad.
En el Perú no se llevaban a cabo estudios de inmunología en pacientes con bartonelosis humana desde las décadas de 1980 y 1990. Aún no se tiene conocimiento completo de las causas por las que algunos pacientes de la fase aguda presenten cuadros clínicos y complicaciones que sólo se ven en casos de inmunodepresión. Tampoco ha habido avances significativos en el entendimiento de la repuesta inmunitaria en la fase crónica, y lo que se conoce se debe a hallazgos hechos en estudios con otras especies de Bartonella.
Este vacío de conocimiento nos impulsó a realizar un estudio piloto*, en un área endémica de Perú, con pacientes con bartonelosis humana en fase aguda y crónica, en los que se investigó el recuento de glóbulos blancos, los niveles del factor de necrosis tumoral alfa, de interferón (IFN), de interleuquinas (IL) 4 y 10, así como el recuento de linfocitos T CD4+ y CD8+, al momento de ser incorporados al estudio y al final del tratamiento o seguimiento, en la medida de lo posible.
Entre octubre de 2004 y junio de 2006, pacientes con infección por B. bacilliformis en fase aguda y crónica fueron captados en dos hospitales de zona endémica en el departamento de Ancash, Perú. Se recolectaron controles de áreas no endémicas. Fueron incluidos trece pacientes que se hallaban en la fase aguda de la infección, con edades entre 5 y 49 años, y tiempo promedio de enfermedad de 16.3 días, y 21 pacientes en la fase crónica, de entre 9 y 51 años de edad, con un tiempo promedio de enfermedad de 42 días.
En los sujetos que se encontraban en la fase aguda de la enfermedad se observó una elevación de los niveles de IFN-alfa similar a la que se verifica en otras sepsis graves por bacterias gramnegativas. Niveles significativamente elevados de IL-10, como se determinaron en estos pacientes, pueden promover un fenómeno de tolerancia periférica a la infección, que ha sido descrita en sepsis graves por gramnegativos, al ser una citoquina Th2 que inhibe la secreción de citoquinas proinflamatorias que favorecen que el organismo combata la infección. Un paciente fallecido presentó niveles de IL-10 de 343.46 pg/ml.
Después de varias décadas se volvió a estudiar, esta vez con métodos modernos, recuentos de linfocitos T CD4+ y CD8+ durante la fase aguda, con el hallazgo de cuatro pacientes con recuentos de linfocitos CD4+ en el rango de inmunodepresión (por debajo de 150 células/µl), que se restablecía después de un tratamiento apropiado. Ninguno de los cuatro pacientes con cuadro clínico con complicaciones o el fallecido presentaron alteraciones numéricas en su recuento de linfocitos T CD4+.
Histológicamente, la fase crónica de la enfermedad se asemeja al sarcoma de Kaposi o a la angiomatosis bacilar, condiciones que se observan sólo en pacientes inmunocomprometidos. Se encontraron niveles significativamente elevados de IFN-alfa e IL-4, que facilitarían la fagocitosis de la bacteria por los macrófagos y células presentadoras de antígenos en la piel, en vez de su permanencia en sangre periférica, como se ha demostrado en modelos animales para B. henselae. No hubo anormalidades numéricas en el recuento de linfocitos T en la fase crónica de la enfermedad.