Red Científica Iberoamericana

LEPTOSPIROSIS: ENFERMEDAD ZOONÓTICA ENDÉMICA EN AMÉRICA

Marco Torres-Castro1,Silvia Hernández-Betancourt2,Piedad Agudelo-Flórez3,Esteban Arroyave-Sierra4,Jorge Zavala-Castro5 y Fernando I. Puerto6
1Médico Veterinario Zootecnista, Profesor Investigador Asociado, Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, México
2Licenciada en Biología, Profesora Investigadora Titular, Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, México
3Licenciada en Biología, Profesora Investigadora, Facultad de Medicina,, Universidad CES, Medellín, Colombia
4Ingeniero Agropecuario, Estudiante de Posgrado, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia
5Médico Cirujano, Profesor Investigador Titular, Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, México
6Médico Cirujano, Profesor Investigador Titular, Centro De Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, México

Mérida, México (SIIC)

El conocimiento de la epidemiología de la leptospirosis es fundamental para el diagnóstico correcto y oportuno, principalmente en países y regiones donde se presenta junto a otras enfermedades febriles.

La leptospirosis es una enfermedad zoonótica ocasionada por bacterias espiroquetas aerobias estrictas, gramnegativas, pertenecientes al género Leptospira, cuyo número de especies aumenta o se diversifica conforme se desarrollan las herramientas de diagnóstico, sobre todo las de tipo molecular. Actualmente, se han identificado hasta 22 especies: siete saprófitas (que sobreviven en diversos medios ambientales), diez patógenas (capaces de ocasionar enfermedad y de colonizar distintos órganos de hospederos o reservorios) y cinco intermedias (que pueden infectar organismos y también sobreviven en el medio ambiente); asimismo, se han reportado más 320 de serovares (diferenciadas por su homología y estructura antigénica) pertenecientes en su mayor parte a las especies patógenas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), cataloga la leptospirosis como enfermedad tropical desatendida, estimando una incidencia de 5.1 casos cada 100 000 habitantes en las áreas endémicas, y 14 casos cada 100 000 personas en epidemias.

Leptospira spp. es transmitida principalmente por el contacto directo con excreciones (orina) de roedores sinantrópicos infectados, como lo son el ratón doméstico (Mus musculus), la rata gris (Rattus norvegicus) y la rata negra (Rattus rattus), e indirectamente por la ingesta accidental de alimento o agua contaminados con ese mismo desecho, así como por el contacto con tejidos de animales positivos; las actividades recreacionales o turísticas en formaciones de agua dulce como ríos, estanques y lagos también representan un factor de riesgo para contraer la enfermedad. Por esto, la leptospirosis se presenta principalmente, por riesgo ocupacional, en soldados, agricultores, médicos veterinarios, carniceros, ganaderos, etcétera. De igual forma, alrededor del mundo se han documentado infecciones por exposiciones accidentales o involuntarias en laboratorios.

La leptospirosis en los seres humanos y en los animales es endémica en todos los continentes (a excepción de la Antártida, donde los reservorios no circulan o lo hacen en poblaciones escasas), por lo que es presumiblemente la enfermedad zoonótica más distribuida a nivel mundial; no obstante, dicha distribución es más importante y significativa en términos económicos y sociales en distintas regiones de América latina, donde las tasas de prevalencia, incidencia y mortalidad suelen ser muy variables, dependiendo de la convergencia de diversos factores medioambientales o ecológicos y sociodemográficos. La mayor parte de los casos en seres humanos se presentan en áreas con climas tropical y subtropical y con áreas inundables, produciéndose picos en los meses correspondientes al período de lluvias (junio a noviembre). En los países europeos, la infección está asociada con la convivencia inadecuada con animales domésticos, sobre todo perros, bovinos y porcinos. Por otra parte, la transmisión directa entre seres humanos es limitada, debido a la poca capacidad de Leptospira spp. para sobrevivir en el pH ácido de la orina; no obstante, existen informes que señalan que las poblaciones humanas pueden ser la causa de la circulación de serovares específicos en áreas determinadas.

Es reconocido que la leptospirosis puede presentarse en más de 160 animales mamíferos domésticos (perros, ovinos, caprinos, porcinos, equinos, etcétera) o silvestres (pequeños marsupiales, roedores, mofetas, felinos, simios, entre otros) además del ser humano, al cual le ocasiona diversas manifestaciones clínicas que van desde un cuadro similar a un resfriado común, hasta insuficiencia orgánica multisistémica (principalmente en el sistema renal) en los casos más graves conocidos, como el síndrome de Weil. La infección por Leptospira spp. también ha sido documentada en aves, anfibios y reptiles, aunque los signos clínicos han sido poco explorado o descritos.

El diagnóstico de la leptospirosis es relativamente complicado debido a que los síntomas pueden confundirse o enmascararse con otras enfermedades febriles (como las distintas arbovirosis); para ello es necesario el empleo de diversas técnicas diagnósticas como la microaglutinación (MAT) o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en sus diferentes variables. También es importante la sospecha del médico a partir del conocimiento de la epidemiología de la enfermedad.



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