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Incidencia del insomnio en jóvenes 18 a 25 años que transitan la pandemia de Covid-19
BMC Public Health, Szczecin, Polonia 19 Enero, 2022

El tiempos de pandemia el insomnio y la depresión son problemas importantes entre los jóvenes de 18 a 25 años. En consecuencia, la atención psicológica y psiquiátrica debe tenerse en cuenta para este grupo etario.

Gerardo Aragón, «Los abismos del sueño», arte digital sobre papel, 2010.
Gerardo Aragón,
«Los abismos del sueño», arte digital sobre papel, 2010

"Nuestro estudio* reveló una relación estadísticamente significativa entre la presencia de insomnio y depresión en un grupo de 18-25 años", afirman los autores del trabajo publicado por BMC Public Health aún sin revisión por pares.

El artículo señala que la pandemia de COVID-19 trajo consigo nuevos desafíos.
Las autoras recomiendan mantener la higiene del sueño porque ayuda a fortalecer el sistema inmunológico ya que las personas infectadas con COVID-19 pueden ser más propensas a tener problemas de insomnio y otros relacionados.

Según un metanálisis de estudios realizados en 2020 y 2021, el 34% de los pacientes con COVID-19 experimentaron trastornos del sueño de diversa gravedad.

Un estudio similar de 582 estudiantes en Arabia Saudita encontró que el 22% de ellos tenía problemas para conciliar el sueño, el 17,9% se despertaba por la noche, el 8,8% lo hacía temprano en la mañana, el 25,9% tenía mala calidad del sueño, el 22,7% se sintió cansado durante el día, y alrededor del 10% tuvo pesadillas.

Las tasas de prevalencia de épocas no pandémicas informadas en los resultados de estudios multicéntricos arrojaban insomnio en el 36,7% de los sujetos; sin embargo, estos hallazgos durante la primera ola de la pandemia aproximadamente se duplicaron.

Las investigadoras recuerdan que la calidad del sueño depende del estilo de vida. El ritmo circadiano y el uso de estimulantes revisten gran importancia en la era de las pandemias.
La cafeína en grandes dosis, consumida al final del día, causa agitación y, por lo tanto, afecta negativamente al sueño.
La nicotina, al igual que la cafeína, provoca estimulación y promueve la vigilia. Extiende el tiempo necesario para conciliar el sueño, reduce el tiempo total de sueño y promueve despertares prematuros.
Por otro lado, consumir grandes cantidades de alcohol antes de acostarse reduce la latencia, pero aumenta la excitación en la segunda mitad de la noche.

Las investigaciones muestran que el uso de los medios de comunicación en las horas de la noche tiene un impacto negativo sobre el sueño, al reducir su calidad y provocar ciclos irregulares de sueño-vigilia que afectan el funcionamiento normal durante el día.
Las autoras mencionan tres razones para que ocurran:
* la exposición a la luz azul emitida por televisores, monitores de computadora o pantallas de teléfonos inteligentes finalmente detiene la liberación de melatonina;
** la sobreestimulación provocada por contenido en movimiento, violento o sexual, puede dificultar el sueño o *** provocar una disminución de su calidad.

Un estudio realizado entre jóvenes (18-40 años) por Exelmans et al. (2016) mostró que cuanto más tiempo se usa un teléfono inteligente en el dormitorio menor es el tiempo de sueño, mayor es la fatiga y más tarde la hora de levantarse.

El objetivo del estudio
Las autoras se propusieron determinar la incidencia de insomnio entre las personas de 18 a 25 años durante la pandemia de COVID-19.

En este sentido se preguntaron: "¿cuál es la incidencia del insomnio entre las personas de 18 a 25 años?"

El estudio retrospectivo transversal se llevó a cabo a partir de una encuesta realizada entre el 20 de enero y el 27 de febrero de 2021.
Los criterios de inclusión fueron la edad de 18 a 25 años, residencia en la ciudad polaca de Szczecin y consentimiento para participar en el estudio. 
La selección del grupo se basó en un muestreo organizado por edad, sexo y lugar de residencia.

El trabajo fue aprobado por el Comité de Bioética de la Universidad Médica de Pomerania, Szczecin.

El cuestionario de la evaluación se envió por correo electrónico, Facebook y otras redes sociales; lo completaron 383 personas.
La edad media de los encuestados fue de 23 ± 1,84 años. La menor cantidad tenía 18 años (2%, n = 7) y los más numerosos tenían 23 años (28%, n = 86).

Las mujeres representaron al 73,5% (222) de la muestra aceptada y los hombres el 26,5% (80).
El 89,4% (270) de los encuestados estudiaba o había completado la educación superior, el 48,3% (146) estaban en la escuela o la universidad.

El insomnio se encontró en el 29,5% (n = 89) de los encuestados. Al analizarse la relación entre el insomnio y la edad de los encuestados el resultado no fue estadísticamente significativo (p> 0,19).
Menos de un tercio de los encuestados (30,1%, 115) informó una reducción en la calidad del sueño. Las mujeres indicaron la presencia de insomnio más a menudo que los hombres.

En el grupo de estudio, casi el 45% de los encuestados (n = 135) pasaban de cinco a ocho horas frente a la pantalla de un dispositivo electrónico todos los días y más del 27% de los encuestados (n = 82) superaban las ocho horas.
Más del 50% de los encuestados (n = 161) utilizaron un filtro de luz azul en sus dispositivos electrónicos.

La pandemia de COVID-19 cambió la vida social y laboral. Los autores remarcan que sin excepciones obligó a realizar cambios en los hábitos anteriores con un gran impacto en el sueño y el bienestar mental.

Las principales fuentes de estrés fueron el aislamiento, las restricciones de movimiento y viajes, el requisito de usar máscaras faciales, el lavado y desinfección frecuentes de las manos, evitar contactos y reuniones sociales, restaurantes, pubs y gimnasios cerrados, y además limitar la actividad física incluso al aire libre como así también practicar el aprendizaje remoto y trabajo en línea.

Los jóvenes son más vulnerables a los efectos del encierro; les resultó particularmente difícil debido a la limitación de los contactos sociales, hecho éste que contribuyó al deterioro de su salud mental.

Los estudios realizados por otros autores indican que los trastornos del sueño en la adolescencia pueden ser causados por el estilo de vida, especialmente el aprendizaje intensivo y el consumo de bebidas energéticas y café. La causa del insomnio puede ser el ritmo del día impuesto por los deberes escolares.

Un estudio de 2010 de Nueva Inglaterra de 357 estudiantes mostró que incluso un turno de media hora en la hora de inicio de la escuela (de 8:00 a. M. A 8:30 a. M.) ayudó a reducir la sensación de somnolencia y fatiga durante el día y aumentó la motivación para aprender. Además, la decisión demostró que el número de estudiantes con síntomas depresivos y experimentaban ansiedad e irritabilidad disminuyó en una quinta parte. Los resultados respaldan los posibles beneficios de ajustar los horarios escolares a las necesidades de sueño de los adolescentes, los ritmos circadianos y la etapa de desarrollo.

"Nuestro trabajo encontró que casi un tercio de los sujetos experimentaron un aumento de los problemas de sueño", precisan las autoras de la investigación polaca. 
Respecto a este inconveniente, Marelli et al. (2021), examinó la asociación de la pandemia COVID-19 con alteraciones del sueño en un grupo de 400 italianos. En su trabajo observaron un aumento significativo del insomnio en comparación con el estado prepandémico tanto en los grupos de estudiantes como de empleados universitarios. Además, demostraron que las mujeres sintieron el impacto de la pandemia en los trastornos del sueño con más fuerza que los hombres y más del 30% de los sujetos participantes informaron síntomas depresivos y de ansiedad por ese motivo.

De manera similar, los estudios muestran una relación entre el género e insomnio: las mujeres informaron insomnio y trastornos del sueño con más frecuencia que los hombres.
"Nuestros resultados se corresponden con los de Hasan et al. (2021) que estudió el insomnio en adultos jóvenes en Bangladesh y los de Taufig et al. (2021) que examinó a los estudiantes durante la pandemia de Covid-19".

Silva y col. (2020) mostraron que las alteraciones del sueño durante la pandemia, causadas por tensión mental y cambios en el ritmo circadiano, empeoran la inmunidad somática.

Según los criterios del DSM-V utilizados, se encontró insomnio en el 29,5% de los encuestados de entre 18 y 25 años, y la proporción de personas que informaron problemas subjetivos del sueño fue del 30,1%.

En el estudio basado en AIS realizado por Nowak et al. (2015) en un grupo de 133 estudiantes de salud pública, el 51% de los encuestados padecía insomnio.

Como señala Ohayon (2001), el trabajo por turnos y el estudio influye significativamente en el sueño. Las personas que trabajan por turnos o en la noche tienen más probabilidades de padecer trastornos del sueño.

Al comparar Wolinska (2020) personas empleadas y desempleadas no halló ninguna correlación entre el trabajo por turnos y el insomnio, pero, curiosamente, demostró que el insomnio era más común en los desempleados (p ≤ 0,001).

Las autoras señalan que su investigación "reveló una relación estadísticamente significativa entre la presencia de insomnio y depresión en un grupo de 18-25 años así como no la mostró entre el insomnio y el tiempo pasado frente a la pantalla de los dispositivos electrónicos y la exposición a la luz azul emitida por ellos."
En este sentido, informan que Exelmans et al. (2016) demostraron un impacto significativo del uso nocturno de teléfonos inteligentes en la aparición de insomnio.
Los efectos en el caso de las personas mayores fueron diferentes a los de los más jóvenes, pero en ambos grupos, el uso de estos dispositivos a la hora de acostarse resultó en insomnio y sensación de fatiga durante el día.
Este problema fue señalado por Chellappa et al. (2013), quien evidenció que la exposición a la luz saturada de azul en una habitación poco iluminada tiene un efecto significativamente negativo sobre el sueño.
En consecuencia, se debe tener cuidado para garantizar que el trabajo frente a dispositivos electrónicos durante la tarde y la noche se realice con la luz encendida.

Por otro lado, Benbir et al. confirmaron una relación entre el insomnio y la televisión vista durante 6-8 horas al día en el 18,4% de sus encuestados.


Las abundantes referencias a autores y estudios pueden consultarse en la página del trabajo completo*
aSNC-SIIC

* BMC Public Health
Assessment of The Incidence of Insomnia In The Group of Poles Aged 18-25 Years During The Covid-19 Pandemic
Weronika Woli?ska, Agata Gebel y Bo?ena Mroczek

Pomeranian Medical University, Polonia
DOI: 10.21203/rs.3.rs-1146042/v1

Página consutada el 5 de enero de 2022

Recordamos a nuestros lectores que artículo de BMC relatado por SIIC aún no fue revisado por pares.