Países Bajos: sugieren la regulación del Estado para controlar el medio ambiente alimentario cercano a las escuelas
Frontiers in Public Health, Leiden, Países Bajos 6 Abril, 2022

Es deseable la acción de los municipios para cambiar el entorno alimentario comunitario en cercanía de escuelas. En otros países, las autoridades locales han utilizado leyes de zonificación que pueden influir en el entorno físico del vecindario porque incentivan o restringin la radicación de establecimientos de comidas nocivas para la salud.

Sin embargo, los municipios carecen de los medios legales para prohibir puntos de venta de alimentos poco saludables en áreas determinadas de la zona.

El estudio publicado hoy en la revista Frontiers in Public Health* considera que dicha regulación se ve obstaculizada porque la salud no se contempla con la energía necesaria en el desarrollo de áreas y el medio ambiente para la vida humana.

Bajo la Ley de Medio Ambiente y Planificación de los Países Bajos, vigente a partir de 2022, la salud solo se considera si un aspecto específico del entorno físico daña directamente en el área circundante la salud de las personas.

Los investigadores del Department of Public Health and Primary Care/LUMC, del Centro Médico de la Universidad de Leiden, Países Bajos, advierten en su estudio que el ambiente alimentario alrededor de las escuelas primarias afectaría el consumo y el peso porque los padres/cuidadores pueden comprar alimentos fácilmente en el camino hacia y desde la escuela, probablemente porque sus hijos los piden.

Los propios niños, especialmente los que están en los grados superiores de la escuela primaria (de ± 10 a 12 años) pueden visitar con frecuencia los establecimientos de comida cercanos y, en especial, cuando sus padres no están cerca.

Aunque crece la atención al entorno alimentario, la zonificación no se ha utilizado en los Países Bajos.
Una influencia menos directa del entorno alimentario es la percibida a través de las señales alimentarias. Ver y oler la comida estimula a comprarla y comerla. Los niños son generalmente más sensibles a tales señales que los adultos y también tienden a copiar a sus compañeros.

En función del tipo de lugares que venden alimentos alrededor de las escuelas sus presencias pueden fomentar e instituir hábitos de consumo poco saludables para los niños y sus padres/cuidadores.

Además, si alrededor de las escuelas la demanda de alimentos es alta y los puntos de venta numerosos, la competencia entre ellos podría reducir sus precios de venta.

Una posible razón por la que no encontramos asociaciones más fuertes entre el entorno alimentario y la prevalencia del sobrepeso infantil entre las escuelas con niveles más altos de desventaja social es que la comida rápida también podría ser inasequible para las personas que enfrentan limitaciones acentuadas por la pobreza extrema.

Para los autores otra explicación puede ser que los hallazgos se atribuyan a la variedad de motivaciones que impulsan las compras de alimentos. Incluso en zonas de bajo nivel socioeconómico, algunas personas compran alimentos impulsivamente, también se encuentran quienes las planifican o disfrutan y otras que apenas se toman el tiempo para hecerse de ellos.

La capacidad de tomar decisiones saludables también está determinada por la capacidad de un individuo en controlar sus actos. Por lo tanto, las personas no se ven igualmente afectadas por el entorno alimentario.

Los puntos fuertes del estudio incluyen la estratificación por tipo de comida rápida y la combinación de análisis visuales/espaciales y estadísticos. Es la primera investigación centrada en las escuelas primarias; se evitó el sesgo de selección al incluir casi todas las existentes en los Países Bajos.

Los investigadores consideran que los resultados del trabajo deben interpretarse a la luz de sus limitaciones. Los hallazgos relacionados con las asociaciones entre el entorno alimentario y la prevalencia de sobrepeso deben tratarse con cautela.

El estudio muestra que muchas escuelas primarias, especialmente aquellas localizadas en barrios desfavorecidos, están situadas en un entorno alimentario poco saludable que se asociaría con la prevalencia del sobrepeso infantil.

Estos hallazgos proponen un cambio que plantee quién debe abordar el problema. Para el subentorno alimentario comunitario, es probable que se trate de municipios, mientras que los entornos del consumidor y de la información sería  mejor un encuadre a nivel nacional.

El entorno alimentario de la comunidad es un problema local, pero parece poco probable que los habitantes y/o las instituciones locales, incluidas las escuelas, intenten influir activamente en su entorno alimentario.

Los autores consideran que también faltan leyes o políticas a las que recurrir.
El entorno alimentario escolar no ha recibido mucha atención en los Países Bajos, con excepción de la resistencia a los refrigerios calientes extremadamente accesibles en exhibidores de comidas rápidas (snack-walls) en su mayoría fritas, a base de carne y típicos productos holandeses como el 'kroket' (bocadillos empanados rellenos de carne) o el 'frikadel' (salchicha de carne picada) ubicados en supermercados próximos a las establecimientos educativos.

Las escuelas secundarias se esfuerzan por lograr que sus propios bares sean más saludables y enseñar sobre alimentación sana, sin embargo no presionan por un ambiente de comida saludable alrededor de sus instalaciones.

Por lo tanto, es deseable la acción de los municipios para cambiar el entorno alimentario comunitario. En otros países, las autoridades locales han utilizado leyes de zonificación que pueden influir en el entorno físico del vecindario al incentivar o restringir el uso de espacios por ciertos tipos de establecimientos de comida.
Los ejemplos incluyen prohibir la apertura de nuevos restaurantes de comida rápida a menos de 400 m de las escuelas y limitar la cantidad de restaurantes de este tipo de comida para llevar o la proporción de área comercial que ocupan.
Dichas medidas también deben adaptarse a áreas desfavorecidas específicas, ya que la variación encontrada en este estudio dentro de la ciudad y la asociación con la desventaja del vecindario sugieren que es necesario.

Aunque crece la atención al entorno alimentario, la zonificación no se ha utilizado en los Países Bajos.
Las autoridades municipales carecen de los medios legales para prohibir puntos de venta de alimentos poco saludables en áreas determnadas de sus municipios debido a los posibles efectos perjudiciales para la salud.

Dicha regulación se ve obstaculizada por la segregación política de áreas ya que la salud no es abordada en términos políticos con la energía que se contemplan el desarrollo de áreas y el medio ambiente como lugar de vida humana.
Bajo la Ley de Medio Ambiente y Planificación de los Países Bajos, vigente a partir de 2022, la salud solo se considera si un aspecto específico del entorno físico daña directamente en el área circundante la salud de las personas.

Para permitir que los municipios prohíban los establecimientos de comida rápida en áreas específicas, la ley debe modificarse para abarcar una definición más amplia de un entorno de vida seguro y saludable.
Sin embargo, debe señalarse que el impacto de la zonificación en el sobrepeso/obesidad sigue siendo cuestionable. La implementación de cualquier política de este tipo debe evaluarse cuidadosamente.

La regulación nacional de lo propuesto en el interior de las tiendas (es decir, el entorno del consumidor) y la comercialización de alimentos (es decir, el entorno de la información) repersentan las formas alternativas de mejorar el ambiente alimentario.

Una evaluación reciente de expertos sobre la implementación de la política del gobierno holandés con respecto al entorno alimentario concluye que el cuerpo actual de políticas es débil.

El panel de especialistas aconseja al gobierno holandés que imponga regulaciones con respecto a la composición nutricional y el precio de los alimentos y que prohíba la comercialización dirigida a los niños de productos que no se encuentran en las pautas nacionales de nutrición.

El estudio muestra que hay motivos de preocupación con respecto al entorno alimentario en el que viven los niños en edad escolar. En la ciudad holandesa de La Haya, la densidad de restaurantes de comida rápida, parrillas y tiendas de kebab (carne picada de tendones, piel y restos de tejidos grasos, marinada con ajo, aceite, vinagre, zumo de limón, sal, tomate, mostaza, pimienta y pimentón) alrededor de las escuelas primarias era desproporcionadamente alta y la distancia de escuelas primarias a estos establecimientos de comida rápida era desproporcionadamente pequeño en los barrios desfavorecidos.

Los hallazgos también sugirieron que un entorno alimentario poco saludable puede asociarse con una mayor prevalencia de sobrepeso entre los niños.
Para controlar posibles factores de confusión, la investigación futura posiblemente debería analizar en estudios longitudinales el peso y otras variables a nivel individual. Además, se justifica más investigación sobre la posible interacción entre la desventaja social y el entorno alimentario en su efecto sobre la prevalencia del sobrepeso.

Un resultado positivo reforzaría la necesidad de intervenir en el entorno alimentario para reducir el sobrepeso infantil, especialmente en las zonas desfavorecidas.
Este estudio respalda las políticas nacionales y especialmente las locales para mejorar el entorno alimentario y sugiere que los barrios desfavorecidos deberían ser el objetivo específico de las intervenciones destinadas a mejorarlo.


* Frontiers in Public Health
The Food Environment Around Primary Schools in a Diverse Urban Area in the Netherlands: Linking Fast-Food Density and Proximity to Neighbourhood Disadvantage and Childhood Overweight Prevalence
Bente A. Smagge, Laura A. van der Velde and Jessica C. Kiefte-de Jong