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La Covid-19, protagonista de la campaña electoral de EE.UU.
The Atlantic, EE.UU. 21 Septiembre, 2020

Resumen en español escrito por aSNC de la nota firmada por el médico James Hamblin, colaborador de The Atlantic. El doctor Hamblin es miembro de  Yale School of Public Health.

El 13 de abril , Robert Redfield, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), aseguró por televisión que lo peor había casi pasado.
En ese momento había transcurrido un mes en que miles de aficionados se congregaron en un estadio deportivo cerrado, hecho que dió inicio a la fatídica semana en que los estadounidenses comenzaron a comprar por pánico agua embotellada y productos enlatados.
Por entonces, la conductora del programa le pidió a Redfield que informara acerca de los informes que pronosticaban otras tres semanas de distanciamiento social. El funcionario respondió: "en este momento nos estamos acercando a la cima, claramente nos estamos estabilizando en el estado del brote".

En julio, el número de casos diarios se había duplicado y el total de muertos superaba los 100.000. Cuando Redfield miró hacia adelante, su tono se volvió más siniestro. El otoño y el invierno, dijo en una entrevista en el Journal of the American Medical Association (JAMA), "serán probablemente uno de los momentos más difíciles que hemos experimentado en la salud pública estadounidense".

Ahora es ampliamente aceptado entre los expertos que Estados Unidos está preparado para un aumento de casos en un momento singularmente peligroso de su historia nacional. "A medida que nos acercamos a los meses de otoño e invierno, es importante que obtengamos el nivel de referencia de infecciones diarias mucho más bajo de lo que son ahora", declaró al redactor de esta nota Anthony Fauci, director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases (Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas).
Durante las últimas semanas, el país ha promediado unas 40.000 nuevas infecciones por día. Fauci dijo que " si queremos mantener el control de este brote en las próximas semanas deberíamos reducir esa línea de base de infecciones a 10,000 por día, o incluso mucho menos".

Esta puede ser la advertencia más destacada de la pandemia. Reducir en cuestión de semanas el 75 por ciento una tasa de infección tan alta como la actual requeriría casi con certeza cierres generalizados en los que casi todos se deberían guarecer, como sucedió en China al comenzar 2020.
Eso no sucederá en Estados Unidos porque Donald Trump hace campaña para su reelección con el mensaje opuesto: promete que la normalidad y la grandeza estadounidense están a la vuelta de la esquina, promociona tratamientos dudosos y aseveró al menos 34 veces que el virus desaparecerá.
Ante la inmediatez de las elecciones la desinformación se acrecienta: Trump anticipó que una vacuna podría estar disponible dentro de pocas semanas.

La fría realidad es que debe planificarse un invierno en el que la vacunación no sea parte de la vida. Actualmente, en los EE.UU., hay tres candidatos con ensayos clínicos de fase 3 y los resultados podrían llegar en noviembre. Pero incluso si lo logran, e incluso si fueran perfectos, no significaría que la vacuna estaría ampliamente disponible.
El miércoles pasado, Redfield dijo en el Congreso que era improbable que una vacuna estuviera ampliamente disponible hasta el verano del próximo año, si no más tarde.
Fauci, menos optimista, declaró que si los ensayos clínicos evolucionan favorablemnete, podría significar que algunos millones de dosis estarían disponibles para principios de 2021. "Estará bien entrado el 2021" para cuando dupliquemos las 50 millones de dosis, calculó. Si cada persona necesita dos dosis, como suponen muchos especialistas, alcanzaría para vacunar aproximadamente al 11 por ciento de la población.

El virus llegó para quedarse. En el mejor de los casos, se desvanecerá gradualmente, pero eso sucedería después del invierno. La autora de la nota considera que "cuanto antes podamos aceptar esto, más podremos concentrarnos en minimizar las pérdidas de los tristes y espantosos meses venideros. Parte de nuestro destino es ahora inevitable, pero mucho no lo es. Todavía hay cosas básicas que podemos hacer para sobrevivir."

El clima frío también empuja hacia adentro, donde el aire recircula. "A medida que las cosas se ponen más frías, las actividades y las personas comenzarán a moverse en interiores, y desafortunadamente eso aumentará el riesgo de transmisión y el riesgo de eventos de súper propagación", comentó Tom Inglesby, director del Center for Health Security (Centro de Seguridad Sanitaria) de la universidad Johns Hopkins . Las directivas de salud pública que en los últimos meses permitieron activar empresas —con apertura de ventanas y haciendo todo lo posible al aire libre— no serán factibles en regiones donde las temperaturas caen a medida que los días se acortan.