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Perú: Los medicamentos que no demostraron efecto contra el SARS CoV-2
RPP, Lima, Perú 1 Octubre, 2020

Durante la pandemia, algunos medicamentos como la hidroxicloroquina y la azitromicina fueron usados en pacientes hospitalizados por COVID-19. Sin embargo, no han demostrado prevenir, evitar el agravamiento o curar la enfermedad.

Por Lucia Barja

Extracto de la nota redactado por la agencia Sistema de Noticias Científicas (aSNC), brazo periodístico de SIIC.


...A lo largo de los meses, el conocimiento sobre la enfermedad ha cambiado también. Algunos medicamentos como la hidroxicloroquina y la azitromicina, usados en pacientes hospitalizados por COVID-19 y luego retirados del manual, no han demostrado prevenir, evitar el agravamiento o curar la enfermedad.

La ciencia y la tecnología ocupan un sitio importante en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus. En ese sentido, las investigaciones en torno a los medicamentos efectivos contra el SARS CoV-2 también siguen su rumbo. Si bien no existe tratamiento específico antiviral contra el nuevo coronavirus, a lo largo de la pandemia se probaron algunos fármacos, usados en otros cuadros médicos, como la hidroxicloroquina y azitromicina, pero fueron retirados por no mostrar los efectos esperados.

Milagros Dueñas Roque, médico genetista de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UTP, menciona que, a nivel mundial, desde que se reportaron los primeros casos en China, “se han estado probando distintos medicamentos y cada país ha ido adoptando recomendaciones de entidades referentes” como la Organización Mundial de la Salud, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y la literatura científica disponible.

“Sin embargo, en la medida en que se ha ido conociendo más de la infección y la patología de la COVID-19 se han ido reportado experiencias clínicas, series de casos y ensayos clínicos, se han ido descartando medicamentos que al inicio parecian tener algún efecto beneficioso, pero que a la luz de la evidencia científica no han demostrado superioridad frente al placebo en la prevención o tratamiento de la COVID-19”, menciona.

Dueñas agrega que las razones de poner en uso un medicamento en particular sin suficiente evidencia científica y basado muchas veces en estudios in vitro.

“Es la necesidad imperiosa de poder brindar alguna opción terapéutica para los pacientes dados los efectos inflamatorios que puede causar el síndrome respiratorio agudo severo y la alta mortalidad que se ha observado, principalmente en los grupos de riesgo. Definitivamente, el adoptar las medidas de salud pública e incluir ciertos medicamentos al Plan Nacional de la lucha contra la COVID-19 es una decisión propia de cada país por recomendación del grupo de expertos y basada en la evidencia científica disponible en un determinado momento. En este caso, particularmente ha ido cambiando muy rápidamente, lo que ha desencadenado que muchas guías de manejo tengan que actualizarse de manera continua”, sostiene.

Juan Manuel Parreño, químico- farmacéutico del Instituto Carrión, menciona que las investigaciones aún continúan. “Se ha aprobado de alguna forma, pero no son fehacientemente: son medicamentos para el tratamiento de otras enfermedades. Cada país tiene sus propios protocolos, otro tipo de uso de medicamentos. En conclusión, aún se sigue en investigación, se sigue ensayando y probando estos medicamentos que incluso figuran en la relación de medicamentos básicos y genéricos que están estipulados en los documentos que están en el Ministerio de Salud”, comenta.

José Luis Cabrera, neumólogo de Clínica Internacional, explica que si bien existió al inicio de la pandemia alguna evidencia preliminar sobre el efecto beneficioso de la hidroxicloroquina, sobre todo basado en estudios en laboratorio, “estos no llegaron a replicarse en estudios en humanos”.

“Ni para la prevención ni para el tratamiento en las formas iniciales ni para el tratamiento en formas tardías y complicaciones de la COVID-19. De tal manera que, si bien es cierto al inicio de toda esta pandemia se incorporó en algunos protocolos de atención y algunas normas técnicas en algunos países, en la mayoría dejó de hacer rápidamente que dada la evidencia de toxicidad y de la falta de efecto beneficioso”, menciona.

En el Perú, tanto a hidroxicloroquina como la azitromicina ya no son distribuidos por el Minsa, según confirmó la propia ministra Pilar Mazzetti.

Hidroxicoroquina
Pese a que no existían estudios clínicos que avalran su efecto frente a la COVID-19, era parte del Documento Técnico para el tratamiento de pacientes COVID-19 positivos en el Perú. Las más recientes investigaciones afirman que este fármaco usado en el tratamiento de la malaria no previene ni sirve para tratar pacientes con el nuevo coronavirus.

Dueñas señala que en el caso de la hidroxicloroquina, la plausibilidad biológica se sustentó en que “una de sus funciones conocidas es la elevación del PH endosónico, que parece tener un efecto en el receptor del enzima convertidora de ansioenzimas tipo 2 que como sabemos es el sitio de unión de la proteína S del virus y mediante el cual este virus es incorporado a la célula del huésped”.

Dueñas resalta que el ensayo clínico más notable que evaluó el papel del hidroxicloroquina en la prevención de la COVID-19 fue publicado en la revista New England Journal of Medicine en junio del 2020. “Participaron 821 individuos asintomáticos y cuyos resultados indicaron que no había mayor efecto de la hidroxicloroquina en la prevención de la COVID-19 postexposición frente al placebo”, menciona.

Parreño sostiene que el problema con el uso de la hidroxicloroquina en casos de coronavirus “son los efectos tóxicos que este tiene como son hipersensibilidad, carcinogénesis, mutagénesis, daño reversible en la retina e incluso arritmias”. 

Cabrera menciona que en el caso peruano, el uso de la hidroxicloroquina fue avalado por el Comité de Expertos del Ministerio de Salud en base a la evidencia preliminar sobre un efecto potencial.
“Se pensó que podría servir para contrarrestar formas iniciales- no tanto para prevenir-, pero, digamos que la evidencia ya es abrumadora en contra de su uso y su efectividad, y sobre todo por su toxicidad adultos mayores y ya se ha retirado de la normativa del ministerio, lo que fue correcto, tardío, pero a la vez correcto”, sostiene.

A lo largo de los meses, el conocimiento sobre la enfermedad ha cambiado también. Durante los meses, algunos medicamentos como la hidroxicloroquina, la azitromicina y la ivermectina, usados en pacientes hospitalizados por COVID-19, no lograron demostrar su acción al prevenir, evitar el agravamiento o curar la enfermedad.

Azitromicina e Ivermectina
Otros dos medicamentos que no han demostrado prevenir, evitar el agravamiento o curar la infección por SARS CoV-2: azitromicina e ivermectina.
La azitromicina es un antibiótico que actualmente, junto a la hidroxicloroquina, es usada en algunos países para tratar pacientes hospitalizados bajo supervisión médica. En el Perú, tanto a hidroxicloroquina como la azitromicina ya no son distribuidas por el Minsa, según confirmó la propia ministra Pilar Mazzetti.

La azitromicina no ha demostrado fehacientemente su efectividad a través de ensayos clínicos y se necesita más información. En la bibliografía médica, la azitromicina es usada para combatir infecciones bacterianas como bronquitis, neumonía, infecciones de los oídos, pulmones, piel, garganta y algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Por su parte, la ivermectina es un fármaco antiparasitario que demostró que inhibe la replicación in vitro de algunos virus ARN. En el caso de la COVID-19, no hay ningún estudio clínico aleatorizado que pruebe la reducción de la carga viral en pacientes con el nuevo coronavirus. Bajo esto, la Organización Mundial de la Salud desaconsejó su uso. En el Perú, confirmó la ministra Mazzetti se está realizando un estudio de cuatro semanas (ya pasaron 2) para saber si continuarán con su distribución a pacientes COVID-19 hospitalizados.

Dueñas resalta que en el caso de la ivermectina, al ser un antibiótico, solo estaría indicado “si es que se sospecha de alguna infección”. “Por otro lado, deben mantenerse las medidas de prevención general sabiendo que la mayor parte de la transmisión del SARS CoV-2 a través de aerosoles respiratorios, las medidas que disminuyen el riesgo de infección serán cubrirse al toser o estornudar, el uso de mascarillas, lavado de manos frecuentes y mantener la distancia de 1.8 metros y cuando esto no sea posible el uso de protectores faciales, así como limpiar y desinfectar las superficies que se tocan con frecuencia. Finalmente, la estrategia de salud pública que previene la diseminación del virus es la detección precoz de los infectados y la cuarentena de los mismos, así como las medidas higiénico-sanitarias mencionadas”, finaliza.