Extracto del informe de The New York Times elaborado en castellano por la agencia Sistema de Noticias Científicas, brazo periodístico de SIIC.
A principios de junio, con cicatrices y golpes, Europa salía de las profundidades de su lucha contra la pandemia del coronavirus. Habían levantado los bloqueos estrictos en la mayoría de los países, las prevenciones de los sistemas de salud, la Unión Europea animaba a que se reabrieran las fronteras y los europeos estaban desesperados por un descanso. Lo pagaron caro.
Pese a la renuencia de los gobiernos por el retorno a los bloqueos e infligir nuevas cicatrices en las economías europeas, la segunda ola devastadora los obligó a repetir conductas de la primera. El optimismo del verano se ha ido, reemplazado por la comprensión de que la flexibilización de las precauciones provocó miles de muertes a pocos meses de alcanzarse las vacunas.
Ahora sabemos que la segunda ola de Europa es más mortífera que la primera. En 31 países monitoreados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades murieron en noviembre por la Covid-19 casi 105.000 personas, superando el total de abril. En Italia, fallecen por día aproximadamente tantas personas como cuando Bérgamo era el centro de la atención mundial.
Y en la mayoría de los países, las muertes diarias del otoño se incrementaron más que nunca.
Los países de Europa occidental como Italia y Bélgica, que se vieron muy afectados la primera vez, están sufriendo ahora casi igual que en la primera oleada; Portugal aún peor.
Algunos países, incluida Alemania, hicieron más o menos lo mismo, mientras que otros algo mejor. Gran Bretaña. Noruega, Irlanda y Finlandia lo han hecho mejor que ninguno.
Pero lo más notable es que casi toda Europa central y oriental, que como región se había mantenido en la periferia del primer brote, experimentan ahora picos alarmantes tanto en casos como en muertes.
Las dramáticas escenas de primavera que daban cuenta de europeos occidentales enfermos, varados en camillas de hospitales abarrotados, están aconteciendo en estos momentos aen Bulgaria y otras partes de Europa del Este.