Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)
 
Informe
Autor del informe original
C Calvo
Institución: Sociedad Española de Infectología Pediátrica,
España

Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre COVID-19
En esta reseña, se analizan las características de los coronavirus humanos, específicamente el SARS-CoV2, la epidemiología, el diagnóstico microbiológico, el cuadro clínico y las recomendaciones, basadas en la evidencia, elaboradas por un grupo de trabajo de la Asociación Española de Pediatría..

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163284

Comentario
Autor del informe
Patricio Herrera 
Director Médico, A&M Salud Infantil, Quito, Ecuador


La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta en Wuhan, China (31 de Diciembre de 2019) por primera vez un brote de COVID-19. Una enfermedad nueva, un cuadro clínico variable, tratamiento desconocido, sin vacunas; sistemas de salud tradicionales poco o nada preparados, un nuevo reto para la humanidad.
La OMS informa que la mayori´a de las personas con COVID-19 solo presentan un cuadro leve o sin complicaciones; aproximadamente el 14% acaba presentando un cuadro grave que requiere hospitalizacio´n y oxigenoterapia, y el 5% tiene que ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos. En los casos graves, la COVID-19 puede complicarse por si´ndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), septicemia y choque septice´mico, y fallo multiorga´nico (en particular lesiones renales y cardi´acas agudas). Existen pocos
datos sobre la presentacio´n cli´nica de la COVID-19 en grupos poblacionales especi´ficos, como nin~os y embarazadas. En los nin~os con COVID-19, los si´ntomas suelen ser menos graves que en los adultos y la enfermedad cursa principalmente con tos y fiebre, habie´ndose observado casos de coinfeccio´n. Se han notificado relativamente pocos casos de menores de un an~o con COVID-19, que presentaron cuadros leves. En la actualidad no se conocen diferencias entre las manifestaciones cli´nicas de la COVID-19 en las mujeres embarazadas y las que aparecen en las mujeres no embarazadas y, en general, en el conjunto de adultos en edad reproductiva. Las embarazadas o pue´rperas con sospecha o confirmacio´n de COVID-19 deben recibir los tratamientos sintoma´ticos y de soporte vital descritos ma´s adelante teniendo en cuenta los cambios inmunitarios y fisiolo´gicos que tienen lugar durante el embarazo y el puerperio. Esto es sólo un ejemplo de las directrices que cada vez van apareciendo con respecto a esta nueva enfermedad, y poco a poco nos vamos acercando a una vacuna.
Hoy vamos a hablar, no de lo que hacemos los profesionales de salud en A&M Salud Infantil (Centro privado ambulatorio de especialidades Pediátricas en Ecuador), sino de cómo esto nos ha afectado a los profesionales y sobre todo como a afectado a esos verdaderos protagonistas de la historia en el mundo, aquellos que llevarán al hombro la nueva sociedad posterior a la pandemia, nuestros niños.
En Ecuador todo empezó súbitamente. Un día llegué a casa y mi hijo estaba emocionado: “Papá desde mañana no hay clases”. Se podía ver la emoción que sentía, la inocencia y la ternura se personificaron para mí, él no sabe la gravedad de la situación, las redes sociales lo mantenían informado de un virus, de una enfermedad en China, por ahora no ir a clases nos va a ayudar a no contagiarnos, pero no sabía que era sólo el principio.
El COVID-19, como lo llamaron, empezó y se propagó tan rápido que se produjo una pandemia y ahora todos estábamos en casa encerrados en familia. Veía la felicidad en mis hijos, pero ellos no entendían aún que acabamos de perder lo más importante en la vida de los seres humanos: nuestra libertad de interactuar personalmente, de abrazar de acariciar, de besar, la libertad física (pues cuando éramos niños nos encerraban en la habitación como castigo, y a los adultos cuando cometen algún delito los encierran, han perdido su libertad).
Han pasado dos semanas y mis hijos reciben clases por internet. Ya no están felices, empiezan a sentir su aislamiento social, están notando que han perdido su libertad, tienen muchísima información (hay enfermos, hay muertos). Ya hay familiares de amigos enfermos; entienden y aceptan que el encierro es una opción, la más importante para no infectarnos.
Ha pasado un mes y mis hijos se ven aparentemente alegres… ¿Pero será verdad? Mi hijo varón justo estaba por graduarse del colegio, un año atrás planificaron la fiesta y tenían todo listo. ¿Será que se adaptan más fácilmente que nosotros, los adultos? ¿Podemos los adultos tener esa flexibilidad y resignación? Mi hija debía realizar una rotación de verano fuera del país. Se había esforzado mucho, obtuvo las mejores calificaciones en la Universidad los últimos dos semestres, se preparó y lo logró. Estaba tan feliz… sin embargo, ¡Oh sorpresa! Se suspendió su rotación. Pero hoy ya la veo alegre, entiende que quedarse en casa es la mejor manera de prevenir ésta catástrofe de salud.
Hemos visto una crisis de salud mundial, ningún país estuvo preparado, pero nos afectó a todos por igual. Hemos tenido que actuar primordialmente bajo las premisas de nuestros instintos. Los médicos, con la poca evidencia publicada hasta ese momento, luchan en los hospitales por combatir una guerra contra un enemigo desconocido. Pero nuestros hijos sólo piensan que es parte de una nueva forma de crecimiento, ellos son los que llamamos millenials, la generación Z. La naturaleza ya los venía preparando y hoy están realizando sus exámenes para la naturaleza, estaban listos, dominan las tecnologías de información y se adaptan fácilmente.
Hoy las organizaciones de derechos humanos, de derechos de los niños y de expertos en la enseñanza se muestran preocupados porque alguien más haga un trabajo con los niños, pero quizá ni siquiera han visto un niño en confinamiento: ellos no necesitan que éste sea un tema político o una política de sociedad. Ellos ya están viviendo una realidad y están aprendiendo cosas nuevas: están en casa con sus padres o familiares más cercanos. La naturaleza nos ha dado la oportunidad de verlos de cerca, de aprender de ellos y nosotros los padres y pediatras tenemos la obligación de acompañarlos en esta fase de aprendizaje.
El mundo ya no es el mismo y los niños entienden esto. El gran reto es para nosotros, no nos tomemos de las manos, no nos abracemos, no más besos; pero si, más comprensión, más paciencia, en definitiva más amor con ellos.
A mis hijos, a mis pacientes, a los hijos de mis amigos, a los hijos de mis familiares, a los hijos del mundo entero, a esos héroes que tendrán que recuperar el mundo para cuando nosotros ya no podamos luchar por él, a ellos va esta carta. Copyright © SIIC, 2020

Palabras Clave
coronavirus, SARS-CoV-2
Especialidades
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