Resúmenes amplios

ESTUDIAN LA PREVALENCIA DE LOS SÍNTOMAS DEPRESIVOS EN ADOLESCENTES CON DIABETES TIPO 2


Houston, EE.UU.
Los síntomas depresivos en adolescentes con diabetes tipo 2 tendrían una prevalencia similar, de aproximadamente el 15%, a la de la población sana, con excepción de las adolescentes de mayor edad, que podrían presentar tasas más elevadas.

Diabetes Care 34(10):2205-2207

Autores:
Anderson BJ, Edelstein S, Marcus MD

Institución/es participante/s en la investigación:
Baylor College of Medicine

Título original:
Depressive Symptoms and Quality of Life in Adolescents With Type 2 Diabetes: Baseline Data From the TODAY Study

Título en castellano:
Síntomas Depresivos y Calidad de Vida en Adolescentes con Diabetes Tipo 2: Datos Iniciales del Estudio TODAY

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.29 páginas impresas en papel A4
Introducción
La tasa de síntomas depresivos en adultos con diabetes tipo 2 (DBT2) es aproximadamente el doble de la de aquellos que no presentan esta enfermedad. Además, en los adultos, la depresión ha sido asociada con gran número de complicaciones físicas y psicosociales. Sin embargo, poco se sabe con respecto a este tema en los adolescentes. Hasta la fecha, no se cuenta con estudios sistemáticos amplios sobre depresión en jóvenes con DBT2. En consecuencia, se llevó a cabo un estudio cuyo objetivo fue evaluar la prevalencia de síntomas depresivos, su relación con la calidad de vida y las características demográficas en una amplia cohorte de jóvenes de diversas etnias con diagnóstico de DBT2. Este trabajo ofrece información relevante acerca del funcionamiento psicosocial de los adolescentes que presentan esta afección.
Métodos y diseño del estudio
Un total de 704 jóvenes con DBT2 participaron del ensayo. Los pacientes tenían una edad comprendida entre los 10 y los 17 años, una duración de la enfermedad de menos de 2 años y un índice de masa corporal mayor o igual al percentilo 85. Fueron excluidos del ensayo los pacientes con diagnóstico de depresión mayor, así como aquellos que se encontraban en tratamiento con psicofármacos.
Antes de comenzar con el estudio, todos los participantes completaron un período de preinclusión de 8 a 24 semanas, en el cual cada joven debía alcanzar un valor de hemoglobina glucosilada (HbA1c) menor de 8, sólo con metformina. De esta manera, el valor promedio de HbA1c basal fue de 5.9%.
El Children’s Depression Inventory (CDI) fue utilizado para la evaluación de los síntomas depresivos en los participantes de 15 años o menos. Un puntaje de 13 puntos o más en esta escala identifica niveles clínicamente significativos para los síntomas depresivos. Asimismo, los participantes de 16 años o más completaron el Beck Depression Inventory II (BDI-II). En esta escala, un puntaje de 14 puntos o más identifica un nivel clínicamente significativo para los síntomas depresivos, mientras que un puntaje de 29 o mayor indica la presencia de síntomas depresivos graves. Por otra parte, la Pediatric Quality of Life (PedsQL) se utilizó para medir la percepción de la calidad de vida de los jóvenes. Esta escala está compuesta por 23 ítems y su puntaje total se obtiene como promedio de todos ellos.
Resultados
El 65% de la cohorte eran mujeres y el 61% tenía una edad comprendida entre los 12 y los 15 años. Más del 80% informó pertenecer a una minoría étnica. Los participantes eran, en su mayoría, obesos o tenían sobrepeso y un 87% presentaba un índice de masa corporal superior al percentilo 95. En general, los pacientes provenían de un bajo nivel socioeconómico.
De acuerdo con los resultados del estudio, el 14.8% de los jóvenes evaluados obtuvieron un nivel de síntomas depresivos por encima del umbral considerado clínicamente significativo. No se encontraron diferencias en los puntajes en relación con los distintos grupos étnicos, pero sí con respecto al sexo. Los puntajes obtenidos en el BDI fueron significativamente más altos para las niñas de mayor edad que para los varones, tal como se deduce de los resultados del BDI y del BDI más el CDI combinados. Además, no se observaron diferencias en relación con el grupo étnico o con el sexo en la PedsQL, ni tampoco en el CDI. También, las dos escalas de depresión utilizadas obtuvieron una correlación negativa con la escala de calidad de vida.
Discusión
En el presente estudio, casi el 15% de la cohorte evaluada obtuvo un puntaje clínicamente significativo para la presencia de síntomas depresivos. Esta tasa es similar a la informada para el caso de los adolescentes que no presentan DBT2.
Las autoras reconocen que, dado que los síntomas depresivos no fueron evaluados antes del período de preinclusión, no es posible descartar que este lapso haya ejercido algún tipo de beneficio psicológico en los participantes. De todos modos, señalan que las características demográficas y los síntomas depresivos de esta cohorte fueron similares a los de otro estudio llevado a cabo en jóvenes con DBT2.
Las adolescentes de mayor edad obtuvieron un puntaje más elevado para los síntomas depresivos en comparación con las niñas de menor edad y con los varones. Un análisis post hoc reveló que solo un número pequeño de participantes, todas de sexo femenino y de mayor edad, obtuvo un puntaje por encima de lo considerado para síntomas depresivos graves. Este patrón es similar al informado en muestras de la población general, en las que la tasa de depresión es aproximadamente igual para varones y mujeres durante la niñez, pero que difiere durante la adolescencia, en la cual las mujeres tienen tasas de depresión 2 a 3 veces más altas que los varones.
En términos generales, la depresión ha sido el factor psicosocial más estudiado en adolescentes con diabetes tipo 1. De hecho, se ha informado un aumento en el riesgo de síntomas depresivos en estas pacientes de entre el 14% y el 33%. El riesgo de depresión se incrementa si la enfermedad aparece en la juventud o adultez temprana: se ha informado que la mitad de los adultos jóvenes con diabetes tipo 1 presenta un trastorno depresivo o un trastorno de ansiedad.
Igualmente, en el presente estudio no se observaron diferencias significativas en los puntajes obtenidos para síntomas depresivos o para la calidad de vida entre los distintos grupos étnicos. De acuerdo con lo esperado, se encontró un menor nivel de calidad de vida a mayor puntaje de síntomas depresivos en ambos grupos etarios considerados.
Las autoras reconocen que, debido al diseño del estudio, la muestra a nivel basal fue relativamente homogénea, lo cual limita su posibilidad de generalización. En su mayoría, los participantes pertenecían a un bajo nivel socioeconómico y provenían de minorías étnicas, además de ser obesos o con sobrepeso y de presentar un adecuado control glucémico basal. Dado que la cohorte en estudio puede volverse más heterogénea con el tiempo en relación con el control glucémico, el índice de masa corporal y el cumplimiento de la terapia, la presencia de síntomas depresivos a nivel basal podría convertirse en un importante factor predictivo de los resultados ulteriores del tratamiento.
Si bien la homogeneidad de la muestra ha sido considerada como una limitación del estudio, las autoras destacan que, a pesar del adecuado control glucémico de base, un gran porcentaje de participantes presentaba alteraciones metabólicas graves, por lo que se sugiere que esta cohorte es representativa de la población de jóvenes con DBT2.
La DBT2 duplica el riesgo de depresión en adultos, y menos del 25% de los casos recibe un tratamiento adecuado. Si se toman en cuenta las graves complicaciones físicas y psicosociales que tiene la depresión en los adultos con DBT2, los médicos que tratan a los pacientes jóvenes que presentan esta enfermedad deben estar atentos ante la presencia de síntomas depresivos a fin de poder derivar oportunamente a todo adolescente con diagnóstico de DBT2 y presencia de estos síntomas.
Conclusión
En el presente estudio, las tasas de síntomas depresivos clínicamente significativos fueron similares a las informadas en adolescentes sanos e inferiores a las de los jóvenes con diabetes tipo 1. De todos modos, el médico tratante debe estar atento ante la presencia de síntomas depresivos en pacientes jóvenes con DBT2, especialmente en las adolescentes de mayor edad.


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