Resúmenes amplios

EFECTOS DEL APORTE PERINATAL DE PROBIÓTICOS EN LA PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES ALÉRGICAS EN LOS NIÑOS


Trondheim, Noruega
El aporte materno de probióticos, desde la semana 36 de la gestación hasta los 3 meses posteriores al parto, protegería contra la aparición de dermatitis atópica en los niños, hasta los 6 años. En cambio, no parece asociarse con efectos protectores sobre la incidencia de rinoconjuntivitis alérgica, asma o sensibilización atópica.

BMC Dermatology 15(13):1-8

Autores:
Rae Simpson M, Dotterud CK, Storro O, 0ien T

Institución/es participante/s en la investigación:
Norwegian University of Science and Technology

Título original:
Perinatal Probiotic Supplementation in the Prevention of Allergy Related Disease: 6 Year Follow Up of a Randomised Controlled Trial

Título en castellano:
Aporte Perinatal de Probióticos en la Prevención de Enfermedades Relacionadas con Alergia: 6 Años de Seguimiento de un Estudio Aleatorizado y Controlado

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.56 páginas impresas en papel A4

Introducción

En los niños, la dermatitis atópica (DA), el asma y la rinoconjuntivitis alérgica (RCA) son las enfermedades crónicas más comunes. Según la hipótesis de la higiene, el patrón de colonización y la diversidad de la microbiota intestinal serían algunos de los factores de influencia en el aumento de la prevalencia de estos trastornos en las últimas décadas. Por este motivo se ha prestado mucha atención al posible efecto de los probióticos para la prevención de las enfermedades relacionadas con alergia (ERA) en la infancia; la mayor protección se comprobó para la DA. En la consideración de las ERA se reconoce que no todos los casos de DA, asma y RCA son procesos inflamatorios mediados por la inmunoglobulina (Ig) E.

En los estudios en los cuales se analizaron los posibles efectos de los probióticos para la prevención de las ERA en la niñez se utilizaron diversas cepas bacterianas y esquemas distintos de tratamiento, y los efectos se analizaron a diferentes edades. En un metanálisis reciente, con la evaluación del primer seguimiento de cada trabajo, se constató que la administración de probióticos protege contra la aparición de DA en la primera infancia; sin embargo, se desconoce si ese efecto protector persiste a largo plazo. Cabe mencionar que en los estudios, por lo general, no se consideraron los antecedentes familiares de atopía, un elemento importante de confusión.

El Probiotics in the Prevention of Allergy among Children in Trondheim (ProPACT) fue un estudio a doble ciego, aleatorizado y controlado en el cual se investigó el efecto del aporte materno de probióticos sobre el riesgo de ERA en la primera infancia, en la población general. Los resultados preliminares sugirieron que el aporte de probióticos reduce significativamente la incidencia acumulada de DA a los 2 años de edad (odds ratio [OR]: 0.51; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.30 a 0.87; p = 0.013). De manera llamativa, el principal efecto protector se comprobó en los niños no considerados con “alto riesgo” de ERA, a juzgar por los antecedentes familiares. En cambio, el tratamiento con probióticos no influyó en la incidencia de asma, RCA o sensibilización atópica a los 2 años. Cabe mencionar, sin embargo, que el diagnóstico de las dos primeras situaciones es difícil en los niños de tan corta edad.

Los participantes del ProPACT fueron contactados nuevamente a los 6 años de edad; el objetivo del presente estudio fue determinar los efectos del aporte materno perinatal de probióticos sobre la incidencia acumulada de DA y RCA y la prevalencia de asma y sensibilización atópica, en los niños, a los 6 años de edad.


Pacientes y métodos

En el ProPACT se incluyeron 415 mujeres residentes de Trondheim, Noruega, asignadas al tratamiento diario con probióticos o placebo, desde la semana 36 de la gestación hasta los tres meses posteriores al parto. Los probióticos se administraron con 250 ml de leche descremada con 5 x 1010 unidades formadoras de colonias de Lactobacillus rhamnosus GG (LGG) y Bifidobacterium animalis, subespecie lactis Bb-12 y 5 x 109 unidades formadoras de colonias de L. acidophilus La-5. Los niños no recibieron ningún probiótico.

Mediante cuestionarios especiales se conocieron los hábitos de vida durante la gestación y a los seis meses, al año y a los dos años luego del parto. También se obtuvo información sobre los antecedentes familiares de ERA, el tabaquismo en los padres, la estructura familiar, las condiciones de la vivienda y la salud general de los niños. Se valoró la presencia de síntomas compatibles con ERA a los 12 meses y a los 2 y 6 años.

En los niños que presentaron erupciones cutáneas sugestivas de DA (eccema pruriginoso de más de cuatro semanas de evolución) antes del año se efectuó examen clínico; a los 2 y 6 años, todos los niños fueron invitados a realizar estudio clínico, incluso pruebas cutáneas de alergia (skin-prick test [SPT]) y determinación de los niveles séricos de IgE específica.

Los criterios principales de valoración fueron la incidencia acumulada de DA y RCA y la prevalencia de asma en los 12 meses previos. La DA se evaluó con los criterios del UK Working Party (UKWP), en tanto que la RCA y el asma se establecieron sobre la base de las respuestas a preguntas específicas sobre los síntomas. También se tuvo en cuenta la incidencia acumulada de sibilancias y los antecedentes de infecciones de las vías aéreas inferiores (bronquitis y neumonía).

La sensiblización atópica se definió en presencia de, al menos, una SPT positiva o niveles de IgE específica iguales o superiores a 0.35 kU/l frente a ácaros del polvo doméstico, hongos, epitelio de perro y de gato, pólenes de gramíneas y compuestas, clara de huevo, bacalao, avellana, maní o leche de vaca.

Los análisis se realizaron en la población con intención de tratar (PIT), los datos faltantes se abordaron con el método de imputación múltiple por ecuaciones encadenadas (MICE, por su sigla en inglés). Mediante modelos de regresión logística de variables únicas se determinó la influencia del aporte materno de probióticos sobre cada una de las variables de evolución.

 

Resultados

Las familias fueron reclutadas entre 2003 y 2005; el primer seguimiento de los niños de 6 años tuvo lugar entre 2009 y 2011. A los 6 años, el cuestionario fue completado por 281 familias (67.7%) y 163 de ellas (39.3%) realizaron la entrevista clínica.

La edad promedio, al momento del examen clínico de seguimiento, fue de 6.3 años en los dos grupos. El grupo activo, respecto del grupo control, se caracterizó por una mayor proporción de varones (49.7% y 41.8%, respectivamente) y por el mayor porcentaje de niños con hermanos mayores (44% y 39% en el mismo orden).

La incidencia acumulada de DA diagnosticada con los criterios UKWP tendió a ser más baja en el grupo activo (OR: 0.64; IC 95%: 0.39 a 1.07; p = 0.086; número necesario para tratar [NNP]: 10), en el análisis MICE. El hallazgo fue estadísticamente significativo en el análisis completo de los casos (OR: 0.48; IC 95%: 0.25 a 0.92; p = 0.027; NNT: 6). El ajuste según los antecedentes familiares, el sexo y la presencia de hermanos de más edad en el hogar no afectó los resultados.

No se observaron diferencias estadísticamente significativas en la incidencia acumulada de RCA, la prevalencia de asma en los 12 meses previos o la sensibilización atópica al momento de la valoración, entre los dos grupos, en ninguno de los análisis. La incidencia acumulada de sibilancias o de infecciones de las vías aéreas inferiores no estuvo influida por el aporte de probióticos. Sin embargo, la incidencia acumulada de neumonía tendió a ser más baja en el grupo activo (OR: 0.41; IC 95%: 0.17 a 1.04; p = 0.062); la diferencia tampoco fue significativa en el análisis MICE.

 

Discusión

Si bien el aporte materno de probióticos administrados en la población general podría reducir la incidencia acumulada de DA hasta la edad escolar, en los análisis MICE, los resultados no fueron significativos. Los probióticos no modificaron la incidencia acumulada de RCA, la prevalencia de asma en los 12 meses anteriores y la sensibilización atópica.

Un porcentaje importante de las ERA se presentan en niños no considerados de “alto riesgo”, de allí la importancia de identificar aquellas estrategias que podrían ser útiles, en términos de prevención, en la población general. El estudio ProPACT es útil en este contexto.

Los resultados de los trabajos disponibles no han sido homogéneos, posiblemente en relación con las poblaciones analizadas, los criterios aplicados para definir la DA, el momento de la intervención (durante el embarazo o después del parto) y las cepas bacterianas utilizadas como probióticos, entre otros factores. La información en conjunto, sin embargo, sugiere que la administración de probióticos podría asociarse con efectos beneficiosos en los niños, hasta los 6 años de edad.

En relación con el asma, la RCA y la sensibilización atópica, es indudable que se requieren más investigaciones de buen diseño; un hallazgo importante, no obstante, fue la observación de que el aporte de probióticos no se asoció con riesgo aumentado de asma o sibilancias, tal como había sido sugerido en una investigación anterior.

 

Conclusiones

Previamente se demostró que el aporte materno perinatal de probióticos reduce la incidencia acumulada de DA a los 2 años. El presente estudio, sin embargo, no sugiere definitivamente que el efecto persista a largo plazo, aunque la incidencia acumulada tendió a ser más baja, en el grupo activo, a los 6 años. Por lo tanto, los probióticos evitarían, y no sólo retrasarían, la aparición de DA en la infancia. El aporte materno de probióticos no ejerció efectos protectores sobre la incidencia acumulada de RCA, la prevalencia de asma ni la sensibilización atópica a los 6 años.



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