Resúmenes amplios

INSUFICIENCIA DE LAS VENAS PELVIANAS Y DOLOR PELVIANO CRÓNICO, PARTE V


Birmingham, Reino Unido
Existen diferencias en la estrategia diagnóstica del síndrome de congestión pelviana por parte del especialista en dolor y del radiólogo intervencionista, no existe un consenso amplio sobre el tratamiento quirúrgico y es frecuente la diferencia de opiniones sobre la causa del dolor pelviano crónico.

Health Technology Assessment 20(5):61-78

Autores:
Champaneria R, Shah L, Daniels JP

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Birmingham

Título original:
The Relationship Between Pelvic Vein Incompetence and Chronic Pelvic Pain in women: Systematic Reviews of Diagnosis and Treatment Effectiveness

Título en castellano:
Relación entre la Insuficiencia de las Venas Pelvianas y el Dolor Pelviano Crónico en las Mujeres: Revisión Sistemática del Diagnóstico y de la Efectividad de los Tratamientos

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.87 páginas impresas en papel A4

Introducción y objetivos 

En el síndrome de congestión pelviana (SCP) existen cantidad de aspectos en los que la opinión de las comunidades profesionales puede complementar la investigación respecto de su propia práctica. La definición misma de la enfermedad no es consistente, por lo que la importancia de las características de presentación varía entre las diferentes especialidades. La embolización de las venas pelvianas con insuficiencia es un tratamiento que se ofrece con frecuencia en las pacientes con SCP, que informan aproximadamente un 80% de mejoría en los síntomas dolorosos después del procedimiento. Sin embargo, no existen datos adecuados del número de procedimientos de embolización realizado en el Reino Unido para esta indicación, ya que se informaron los resultados, pero no las opiniones subjetivas o los motivos de indicación de los expertos que realizan las intervenciones.

En la investigación de los temas de salud, la encuesta es un método útil para reunir información cuantitativa sobre las prácticas vigentes y evaluar el grado de “entusiasmo” de los especialistas con el tema. Las encuestas también evalúan el conocimiento de la población afectada acerca de los síntomas, el diagnóstico y los tratamientos disponibles y exploran los aspectos cualitativos. Una encuesta tiene varios componentes: la muestra, el método de recolección de datos y las preguntas individuales; cada uno de estos componentes puede introducir sesgos. En general, las encuestas están basadas en una muestra de la población de interés, por lo que la generalidad de los resultados depende de que la muestra sea representativa de la población completa. Lamentablemente, las tasas de respuesta a las encuestas son bajas, con frecuencia debido al temor sobre la seguridad de los datos personales. Las personas consultadas que no responden aumentan la posibilidad de sesgo, con diferencias sistemáticas respecto de la población de estudio, aunque esto es difícil de comprobar en las encuestas anónimas. Las encuestas por Internet son un método ventajoso, que permite aumentar la tasa de personas que responden, crear cuestionarios lógicos, seguir las respuestas y bloquear la entrada de piratas informáticos.

El objetivo de este estudio fue explorar los criterios diagnósticos de los especialistas, la elección del tratamiento, los resultados de la embolización y el conocimiento de las pacientes con SCP, dolor pelviano crónico (DPC) e insuficiencia venosa pelviana (IVP). Para esto, los investigadores llevaron a cabo 3 encuestas con objetivos específicos.

 

Participantes y métodos

La primera encuesta se efectuó en 2013, durante el 1st World Congress of Abdominal and Pelvic Pain, al que asistieron más de 500 especialistas de al menos 10 disciplinas y 46 países. Se invitó a participar a aproximadamente 300 de los concurrentes para completar la encuesta mediante un enlace a una página web.

La segunda encuesta se envió por correo electrónico en 2014 a los miembros de la British Society of Interventional Radiology. El mensaje incluía un enlace a un cuestionario en línea. El correo electrónico se envió a unos 600 miembros, aunque no se sabe cuántos fueron efectivamente recibidos.

La tercera encuesta se envió en 2014 a unas 800 mujeres, miembros de la Pelvic Pain Support Network, una asociación de apoyo para mujeres no profesionales de la salud con DPC. El correo electrónico enviado contenía un enlace a un cuestionario en línea.

Los cuestionarios 1, 2 y 3 contenían 15, 11 y 7 preguntas, respectivamente, mediante el soporte informático SurveymonkeyTM. El sistema permite la construcción lógica de las preguntas, con derivación a otras según las respuestas del encuestado, la designación de preguntas obligatorias y la posibilidad de retroceder para modificar las respuestas. Las preguntas fueron cerradas, de respuesta única o, en algunos casos, de respuestas múltiples. Se proveyeron campos de texto libre para comentarios. La última pregunta del cuestionario recabó la opinión sobre la investigación futura del tema. Las respuestas se presentaron como porcentajes, frecuencias o histogramas.

 

Resultados

Encuesta 1

Se recibieron 18 respuestas (6%). La mayoría de los profesionales que respondió eran ginecólogos (44%), seguidos por especialistas en dolor (28%). .

A la pregunta sobre las observaciones más importantes para el diagnóstico de SCP, los encuestados respondieron el dolor sordo, exacerbado con la bipedestación; la dispareunia y la dilatación de las venas ováricas y pelvianas. También señalaron la presencia de plexos venosos tortuosos y la insuficiencia venosa con reflujo.

La ecografía transvaginal con Doppler (ETVD) y la laparoscopia fueron señaladas como las técnicas diagnósticas más utilizadas. Solo un encuestado mencionó la venografía por resonancia magnética, y otro, la tomografía computarizada.

Al indagar acerca de la cantidad de casos diagnosticados de SCP por año, esta osciló entre 1 y 25.

El tratamiento médico utilizado para el SCP incluyó la administración de anticonceptivos, antiinflamatorios no esteroides, agonistas de la GnRH y antidepresivos. La fisioterapia, la psicoterapia, la acupuntura, la sexoterapia y los neuromoduladores fueron otros de los tratamientos señalados por los especialistas. Ninguno de los encuestados respondió que harían un tratamiento quirúrgico o radiológico ellos mismos.

 

Encuesta 2

La tasa de respuesta a la segunda encuesta fue del 10%. La pregunta principal para los especialistas (radiólogos intervencionistas) fue si en la práctica realizaban la embolización de las venas pelvianas en mujeres con DPC e IVP. El 75% (47/63) respondió afirmativamente. Algunos encuestados señalaron que el procedimiento no era frecuente y otros que lo realizaban habitualmente como parte del tratamiento de la insuficiencia venosa de los miembros inferiores.

En los mismos profesionales se consultó sobre los síntomas y las observaciones que los llevaban a decidirse por el procedimiento. El dolor sordo exacerbado con la bipedestación se consideró importante en el 71% de los casos; también, la dispareunia (60%), la dilatación de la vena ovárica (71%), la tortuosidad de las venas pelvianas (36%) y la dilatación de las venas ilíacas (18%). El 82% consideró que la presencia de várices vulvares o perineales visibles era una indicación para la embolización. En las respuestas abiertas, los especialistas también señalaron como indicaciones del procedimiento el síndrome de intestino irritable, la inestabilidad vesical y el dolor pelviano con laparoscopia con resultado negativo. La venografía radioscópica convencional fue el método diagnóstico preferido, seguido por la venografía por resonancia magnética (RMNv) y por la ETVD. La embolización con espirales metálicos fue la técnica que prefirió el 98% de los encuestados que respondieron. Pocos mencionaron efectos adversos relacionados con el procedimiento (migración del esiral a pulmón, a l vena renal izquierda y hemorragia vaginal).

 

Encuesta 3

Sesenta y nueve mujeres respondieron la encuesta, lo que representó una tasa del 8%. Menos de la mitad de las encuestadas conocía el término “síndrome de congestión pelviana”. Las preguntas exploraron el conocimiento de las pacientes sobre el síndrome y los síntomas que motivaron el diagnóstico. El síntoma más comúnmente señalado fue el dolor sordo exacerbado con la bipedestación (70%), seguido por el dolor intermenstrual (43%), el dolor menstrual (45%) y la dispareunia (45%). Cuando se les preguntó sobre los métodos para lograr el diagnóstico, el 63% consideró que la laparoscopia era necesaria, seguida por la ecografía, la RMNv y la venografía radioscópica. El 46% no supo responder cuál era el tratamiento de elección.

 

Discusión y conclusiones

Los investigadores llevaron a cabo 3 encuestas para obtener una perspectiva sobre el conocimiento actual y los tratamientos vigentes para el SCP. Las encuestas estuvieron dirigidas a especialistas en el tema (ginecólogos, especialistas en dolor), radiólogos intervencionistas y mujeres no profesionales de la salud con DPC. Los resultados obtenidos señalaron que existen diferencias en la estrategia diagnóstica por parte del especialista en dolor y el radiólogo intervencionista, que no existe un consenso amplio sobre el tratamiento quirúrgico del DPC, que la mayoría de los radiólogos intervencionistas realiza un número escaso de embolizaciones por IVP, que la mitad de las mujeres con DPC desconoce el SCP y, por último, que existen opiniones diferentes sobre el SCP como causa del DPC.

Una de las limitaciones del presente estudio fue el escaso porcentaje de personas que respondieron, que genera dudas sobre la representatividad de sus respuestas. Además, las encuestas en línea reúnen datos y pueden brindar un análisis inmediato, pero son restrictivas en el tipo de preguntas y no obtienen información de experiencias subjetivas.

Tanto los especialistas en dolor como los radiólogos consideraron que la presencia de venas pelvianas dilatadas es un indicador fidedigno de SCP, aunque un número importante de radiólogos destaca la presencia de várices vulvares. Todos los grupos encuestados consideraron que el dolor sordo que se agrava con la bipedestación es un síntoma grave de SCP. Los especialistas en dolor tendieron a elegir a la ETVD y a la laparoscopia como método diagnóstico, mientras que los radiólogos prefirieron la RMNv y la venografía radioscópica. Las mujeres que respondieron a la encuesta señalaron que se necesitaban entre 3 y 4 pruebas para arribar al diagnóstico, y tendieron a preferir la laparoscopia. Pocos especialistas en dolor se inclinaron a ofrecer solo tratamientos clínicos, y pocas mujeres, a recibirlos; esto puede reflejar las características de la población que respondió, que seguramente intentó sin éxito tratamientos previos. Los autores destacan que el diagnóstico de endometriosis y SCP puede llevar años.

El método preferido de embolización fue mediante espirales metálicos, lo que refleja la práctica actual en el Reino Unido. Se verificó una discordancia entre la mejoría subjetiva percibida por las pacientes y la opinión de los radiólogos intervencionistas, que anticiparon un riesgo de 20% de no obtener mejoría con el procedimiento. Al respecto, los autores sugieren que pudo existir un sesgo de publicación en la bibliografía. La mayoría de los radiólogos indicó que no existe certeza sobre el beneficio de la embolización y que se requieren estudios controlados y aleatorizados al respecto.

En conclusión, este estudio reveló que existen diferencias en la estrategia diagnóstica del SCP por parte del especialista en dolor y el radiólogo intervencionista, que no hay un consenso amplio sobre el tratamiento quirúrgico del DPC y que es frecuente la diferencia de opiniones sobre el SCP como causa del DPC.



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