Resúmenes amplios

NUTRICIÓN, SISTEMA INMUNE Y COVID-19


Al Ain, Emiratos Árabes Unidos
La enfermedad COVID-19 provocada por le SARS-CoV-2, es un asunto de salud pública global. El objetivo de esta revisión es discutir el posible rol de vitaminas D, C, E, zinc, selenio y ácidos grasos omega 3 en esta enfermedad.

Maturitas 1431-9

Autores:
Stojanovska L

Institución/es participante/s en la investigación:
United Arab Emirates University

Título original:
Immune-boosting Role of Vitamins D, C, E, zinc, Selenium and Omega-3 Fatty Acids: Could they Help Against COVID-19?

Título en castellano:
Rol de Refuerzo Inmunológico de las Vitaminas D, C, E, Zinc, Selenio y Ácidos Grasos Omega 3: ¿Podrían Ser Útiles Contra el COVID-19?

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.98 páginas impresas en papel A4

Introducción

La enfermedad COVID-19, provocada por el SARS-CoV-2, es un asunto de salud pública global. Es similar a otros coronavirus y se transfiere de humano a humano mediante aerosoles respiratorios, contacto y fómites.

La presentación clínica es variable y va desde una ausencia total de síntomas hasta fiebre, tos seca, neumonía y síndrome de distrés respiratorio agudo. El 80% de los casos son leves o moderados, 13.8% tienen síntomas graves y 6.1% tienen síntomas críticos. Los mayores de 60 años tienen más probabilidad de desarrollar un cuadro severo.

No existen tratamientos aprobados para esta enfermedad y la única alternativa es la prevención con estrategias como distanciamiento social, higiene pública y mascarillas faciales. Se ha sugerido que la suplementación nutricional podría reducir la carga viral y la duración de la internación. 

El objetivo de esta revisión es discutir el rol de vitaminas D, C, E, zinc, selenio y ácidos grasos omega-3.

Desregulación del Sistema Inmune por COVID-19

El SARS-CoV-2 se une a las células epiteliales del alvéolo en las que activa la respuesta inmune con liberación de citocinas. Esto desregula las respuestas inmunes del huésped y lleva al desarrollo del síndrome de distrés respiratorio agudo. Esta situación es crítica en pacientes mayores (> 60 años) debido al aumento del riesgo de tormenta de citoquinas que presentan. 

Los pacientes con COVID-19 tienen mayores niveles de interleuquina-6, un mediador inflamatorio que participa en la falla respiratoria, el shock y la disfunción multiorgánica, que caracterizan las presentaciones graves de COVID-19. 

La elevación de citoquinas conlleva inflamación aumentada y resulta en una mayor mortalidad. Los pacientes con síntomas severos de COVID-19 tienen una disfunción en la señalización inmune, especialmente en el complejo de histocompatibilidad mayor humana II y una reducción significativa en las células T, B y NK.

 

Rol Inmunomodulador de la Vitamina D y C

La vitamina D es una vitamina esteroide originada por la radiación UV y posterior metabolización hepática y renal del 7-dehidrocolesterol de la piel. Este nutriente mejora la respuesta celular innata y adaptativa. Al parecer, estimula la expresión de péptidos antimicrobianos como la catelicidina y las defensinas. Estos péptidos mantienen la estructura de las uniones oclusivas de los epitelios que suelen ser dañadas por virus como la influenza, lo que provoca edemas. Además, promueve la diferenciación de monocitos a macrófagos con aumento de la producción de superóxido, fagocitosis y destrucción de bacterias. Puede también suprimir la función de las células T helper (Th) y disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias. Se ha sugerido que la deficiencia de vitamina D aumenta la incidencia y gravedad de las infecciones con COVD-19, y los pacientes con casos graves tienen menores niveles de vitamina D, por lo que su suplementación podría reforzar la inmunidad y disminuir la mortalidad. 

La vitamina C es una sustancia hidrosoluble no sintetizada por los humanos con actividad antioxidante. Se acumula en leucocitos y es utilizada rápidamente en infecciones. Un desbalance en su homeostasis puede desencadenar respuestas oxidativas e inflamatorias. La vitamina C confiere beneficios contra infecciones virales respiratorias y puede mejorar los síntomas de la gripe debido a sus propiedades antihistamínicas. Los pacientes con infecciones respiratorias tienen menores concentraciones séricas de vitamina C, y su administración en pacientes mayores reduce la gravedad y duración de la neumonía.

 

Rol Inmunomodulador del Zinc y el Selenio

El zinc y el selenio son dos minerales traza involucrados en procesos biológicos clave como la inmunidad frente a infecciones virales. La deficiencia de zinc resulta en una alteración de la función de barrera de la membrana plasmática del epitelio pulmonar. Presenta tanto efectos antioxidantes como inmunomoduladores. 

Respecto del selenio, se ha reportado una correlación entre los niveles geográficos de este mineral y las tasas de curación en diversas provincias chinas. El selenio y la vitamina E aumentan la resistencia a infecciones respiratorias, aumentan la cantidad de células T, mejoran la respuesta mitogénica de los linfocitos y aumentan la secreción de interleucina 2.

Sin embargo, son necesarios más ensayos in vitro, in vivo y clínicos debido a la limitada evidencia disponible. A pesar de esto, los pacientes son alentados a tener una ingesta adecuada de selenio y vitamina E debido a su rol antioxidante.

 

Rol Inmunomodulador de los Ácidos Grasos Omega-3

Los ácidos grasos omega-3 tienen una estructura poliinsaturada y son conocidos por sus efectos favorables en la inmunidad y la inflamación. Se ha demostrado que inhiben la replicación del virus de la influenza y mejoran la oxigenación en pacientes con COVID-19. Sin embargo, se ha sugerido que podrían incrementar el estrés oxidativo y la inflamación al incrementar la susceptibilidad de las membranas plasmáticas a estas notas. Por este motivo, son necesarios más ensayos clínicos, especialmente a dosis altas.

 

Conclusiones 

Las vitaminas D, C, E, zinc, selenio y ácidos grasos omega 3 tienen un efecto en la respuesta inmune con posibles beneficios en los pacientes con COVID-19. Esto tiene una especial relevancia en los pacientes ancianos, más vulnerables a esta enfermedad. La suplementación con dosis altas de vitaminas D, C y Zinc podría ser eficaz en estos pacientes, aunque son necesarios más estudios para garantizar su eficacia.



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