Resúmenes amplios

OSTEOPENIA Y OSTEOPOROSIS EN PACIENTES JÓVENES CON FRACTURA DE CADERA


Malmö, Suecia
Los pacientes con fracturas de cadera menores de 60 años, presentan factores de riesgo para presentar osteoporosis y fracturas, por lo que es fundamental investigar la densidad mineral ósea para detectar osteopenia y osteoporosis.

Osteoporosis International 331037-1055

Autores:
Viberg B, Strøm Rönnquist S, Rogmark C

Institución/es participante/s en la investigación:
Skåne University Hospital

Título original:
Frailty and Osteoporosis in Patients with Hip Fractures Under the Age of 60—a Prospective Cohort of 218 Individuals

Título en castellano:
Fragilidad y la Osteoporosis en una Cohorte Prospectiva de 218 Individuos Menores de 60 Años con Fractura de Cadera

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.76 páginas impresas en papel A4

Introducción

Actualmente existe escasa bibliografía sobre la fractura de cadera en pacientes jóvenes, si bien constituyen una décima parte de la población total con esta afección; se supone que las personas más jóvenes sufren fracturas de cadera debido a traumatismos de alta energía o por trastornos por consumo de alcohol o sustancias.

No obstante, investigaciones realizadas recientemente sugieren que estos pacientes pueden presentar tanto osteopenia como osteoporosis, independientemente del mecanismo del traumatismo.

 

Pacientes y métodos

Este estudio, de cohortes, prospectivo y multicéntrico, se diseñó para evaluar la densidad mineral ósea (DMO) mediante absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) en el momento de la fractura de cadera en adultos menores de 60 años. Además, se describe la demografía y la epidemiología de las fracturas de cadera, en este grupo, así como el estilo de vida, las comorbilidades y la salud general.

Este estudio se realizó entre 2015 y 2018 en el sur de Escandinavia, Dinamarca y Suecia. Se incluyeron 218 pacientes de entre 18 y 59 años con una fractura aguda de cadera y tratamiento en un plazo de 4 semanas en cualquiera de los centros participantes. Solo se excluyeron las fracturas patológicas.

Los datos sobre los participantes del estudio se recuperaron por la revisión de las historias clínicas, con especial atención en las enfermedades y los tratamientos farmacológicos en los 5 años previos a la fractura. Además, se realizaron entrevistas en el posoperatorio, con un cuestionario sobre el estilo de vida y la salud, y se tomaron muestras de sangre, tanto en el preoperatorio como en el posoperatorio. Al mismo tiempo, se evaluó el nivel de actividad física con el cuestionario de la Swedish Board of Health and Welfare physical activity (BHW-PA), en el que una puntuación mayor de 11 indica el cumplimiento de la actividad recomendada por la Organización Mundial de la Salud OMS). Por otro lado, se evaluó el consumo de alcohol y drogas con el Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT) y el Drug Use Disorders Identifcation Test (DUDIT). El mecanismo de la lesión se clasificó como traumatismo de baja energía (una caída desde la propia altura o desde sentado), o de no baja energía, si el traumatismo fue de mayor energía. El tipo de fractura se clasificó como intracapsular o extracapsular según las radiografías. En cada centro se realizaron exploraciones por DXA. La osteopenia y la osteoporosis fueron definidas según lo establecido por la OMS en función del puntaje T (normal ≥ -1, osteopenia -2.5 a -1, osteoporosis ≤ -2.5). El diagnóstico se basó en el resultado más bajo en los puntajes T de la columna lumbar, el cuello femoral o la cadera total.

De todos los pacientes con fracturas de cadera tratados durante el período de inclusión, el 6% eran menores de 60 años (91 mujeres y 127 hombres). El 83% de las lesiones se produjo en pacientes de entre 45 y 59 años. Dos tercios de los participantes sufrieron la fractura debido a un traumatismo de baja energía, con más frecuencia mujeres (78%) que hombres (61%) (p = 0.007). Las fracturas intracapsulares fueron ligeramente más frecuentes. En cuanto a la actividad física, menos de la mitad de los pacientes alcanzaron un nivel de actividad física recomendado. El 42% de los pacientes eran fumadores y el 16% eran ex tabaquistas. Según los resultados del AUDIT, 19 mujeres (25%) y 37 hombres (31%) declararon un consumo peligroso o perjudicial de alcohol. Por otro lado, conforme con el DUDIT, 4 mujeres (5%) y 11 hombres (10%) informaron signos de problemas relacionados con las drogas.

 

Resultados

En el análisis de los antecedentes se encontraron 313 enfermedades en 144 pacientes (66%); las mujeres presentaban una mayor proporción que los hombres tanto de enfermedades potencialmente asociadas con la fractura de cadera como de otras afecciones (p = 0.025). Las enfermedades neurológicas, la diabetes, los trastornos psiquiátricos, la osteoporosis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica fueron las más frecuentes (59%). La mitad de los participantes tenía antecedentes de fractura y el 5% declaró que había sido de cadera. En total, el 17% de la cohorte informó de antecedentes familiares de fracturas por fragilidad. En línea con lo anterior, 135 pacientes (62%) habían utilizado alguna medicación y 70 pacientes (32%) tenían un total de 130 tratamientos farmacológicos de medicación potencialmente asociada con mayor riesgo de fractura. Los tratamientos más comunes fueron los inhibidores de la bomba de protones, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los opiáceos, que juntos representaron el 40% de los tratamientos potencialmente vinculados con la fractura de cadera. En cuanto a los estudios bioquímicos, en más de la cuarta parte de las muestras posoperatorias se encontraron niveles por debajo de los de referencia para el calcio (29%), la albúmina (45%), la vitamina D (52%), la testosterona (60%) en los hombres y el estradiol (85%) en las mujeres. De las muestras de sangre preoperatorias, los leucocitos y la proteína C-reactiva (PCR) estaban por encima de los valores de referencia en el 75% y el 30%, y la hemoglobina estaba por debajo de los niveles de referencia en el 37% de las muestras.

Se incluyeron en el análisis los resultados de la exploración por DXA de un total de 184 pacientes de entre 28 y 59 años; la mediana de edad era de 53 (rango intercuartílico [RIC] 47-57) años, y el 85% de los pacientes analizados se sometieron a exploraciones por DXA en el plazo de 1 mes. Los puntajes T en la columna lumbar, la cadera total y el cuello femoral eran normales en el 12% de los sujetos, osteopénicos en el 57% y osteoporóticos en el 31% de los pacientes. La distribución fue similar, entre mujeres y hombres o entre mecanismos de traumatismo de baja energía y de no baja energía, pero con una tendencia de resultados de DXA marginalmente mejores en los pacientes con mecanismo de traumatismo de mayor energía. En los grupos de edad más jóvenes, ninguno de los individuos tenía resultados de DXA normales; la mayor proporción de resultados normales se encontró en el grupo de edad de 45-49 años (27%). Los puntajes T medios en el cuello del fémur y la cadera total en todos los grupos de edad fueron bajos, tanto en mujeres como en hombres, ya que todos estos puntajes en este estudio se clasificaron como osteopenia (<-1 a >-2.5) en todos los grupos de edad. Los puntajes T medios para los hombres fueron más bajos con el aumento de la edad. Por el contrario, los puntajes T medios de las mujeres fueron mayores a más edad, tanto en el cuello femoral como en la cadera total. El tabaquismo, el menor índice de masa corporal (IMC), los antecedentes familiares de fractura por fragilidad y el bajo nivel de vitamina D fueron más frecuentes tanto en las mujeres como en los hombres con resultados bajos de DXA. Las enfermedades previas, las fracturas previas y un mayor número de comorbilidades fueron más frecuentes en las mujeres con DXA baja; en el caso de los hombres, fueron más frecuentes una puntuación AUDIT más alta y la fractura de cadera debida a un traumatismo de baja energía.

En contraste con las fracturas de cadera en los sujetos de edad avanzada, cuanto más jóvenes son los pacientes, mayor es la proporción de hombres; en consecuencia, el 58% de la cohorte eran hombres. La explicación es probablemente una combinación de múltiples razones que hacen que los hombres jóvenes tengan mayor riesgo de fracturas que las mujeres jóvenes; en este estudio, los hombres presentaban mayor consumo de tabaco, de alcohol y de drogas, y más fracturas debido a un mecanismo de traumatismo de mayor energía. Sin embargo, la mayoría de las lesiones fueron por un traumatismo de baja energía, en contraste con la idea preconcebida de que las fracturas de cadera en pacientes jóvenes están causadas principalmente por un traumatismo de alta energía.

El tabaquismo fue de 2.5 a 3.8 veces más frecuente en la cohorte del estudio que en la población general. En cuanto al uso nocivo del alcohol y los problemas relacionados con las drogas, estos fueron mucho más comunes que en la población general. En el cuestionario DUDIT, el 8% de la cohorte presentó un resultado que indicaba un problema relacionado con las drogas, lo que es casi 3 veces superior a lo comunicado anteriormente en la población sueca. Aun así, la mayoría de los pacientes con fracturas no tenían trastornos por consumo de alcohol o sustancias.

En cuanto a las comorbilidades, se dividieron en: ninguna, una o varias comorbilidades. El tercio de los pacientes con múltiples comorbilidades soportaba el 78% de la carga total de la enfermedad. En el 48% de los pacientes se detectaron enfermedades previas potencialmente asociadas con la fractura de cadera. En relación con los tratamientos farmacológicos, los inhibidores de la bomba de protones y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina fueron consumidos por el 9% y el 8% de los pacientes, respectivamente, mientras que los corticosteroides fueron utilizados por el 5%.

El análisis de la DMO en el momento de la fractura de cadera mostró una alta prevalencia de osteopenia y osteoporosis, dado que solo 1 de cada 8 participantes tenía un resultado de DXA normal. Los pacientes con una fractura de cadera debida a un mecanismo de traumatismo de mayor energía tenían resultados de DXA ligeramente mejores, pero aun así solo 1 de cada 6 tenía un puntaje T normal. Sorprendentemente, no se encontraron resultados normales en pacientes menores de 40 años. Estos resultados indican que debe sospecharse que la calidad ósea es anormal en los pacientes jóvenes y de mediana edad con fracturas de cadera. En relación con esto, los valores patológicos de calcio, vitamina D y albúmina fueron usuales y puede reflejar una predisposición a la mala salud ósea y a la fragilidad general. 

 

Conclusión

En esta investigación se analizó una cohorte heterogénea de personas con fracturas de cadera, menores de 60 años, con una amplia gama de factores demográficos y de estilo de vida, así como con fracturas previas y comorbilidades. Según los hallazgos del estudio, existe un alto grado de fragilidad con factores de riesgo de osteoporosis y fracturas en pacientes jóvenes. Además, dado que solo uno de cada ocho participantes tenía resultado de DXA normal, la prevalencia de osteopenia y osteoporosis, en comparación con la población general, es alta.



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