Resúmenes amplios

TERAPIA HORMONAL Y DEPRESIÓN DURANTE LA MENOPAUSIA


Frederiksberg, Dinamarca
Durante la menopausia, los niveles de estrógenos y progesterona disminuyen, y entre 60% y 70% de las mujeres presentan síntomas menopáusicos, incluidos trastornos del estado de ánimo. El papel de la terapia hormonal sobre el riesgo de depresión ha sido contradictorio, pero en el presente estudio se demuestra riesgo aumentado de depresión en pacientes que inician tratamiento hormonal por vía sistémica, de modo que en la medida de lo posible debería indicarse terapia hormonal local.

JAMA Network Open 5(11):1-13

Autores:
Osler M

Institución/es participante/s en la investigación:
Bispebjerg and Frederiksberg Hospitals

Título original:
Association of Hormone Therapy with Depression During Menopause in a Cohort of Danish Women

Título en castellano:
Asociación entre la Terapia Hormonal y la Depresión durante la Menopausia en una Cohorte de Mujeres Danesas

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.96 páginas impresas en papel A4

Introducción

La depresión es una de las causas principales de años vividos con discapacidad en todo el mundo. Las mujeres tienen el doble de riesgo de presentar depresión, respecto de los hombres, de modo que las fluctuaciones cíclicas en los niveles de estrógenos y progesterona podrían ser, al menos en parte, uno de los factores de contribución en el riesgo aumentado de depresión. Durante la menopausia, la cual ocurre, por lo general, durante la quinta década de la vida, los niveles séricos de estrógenos y progesterona disminuyen. En este período, se estima que entre el 60% y 70% de las mujeres presentan síntomas menopáusicos, entre ellos trastornos del estado de ánimo, sobre todo depresión, y trastornos cognitivos. Unos pocos estudios clínicos aleatorizados a escala reducida, con menos de 200 pacientes, sugirieron que el tratamiento oral o transdérmico con estradiol más progesterona micronizada podría evitar la aparición de síntomas depresivos durante la menopausia. En cambio, dos estudios clínicos aleatorizados a gran escala no sugirieron efectos protectores de la terapia hormonal, en pacientes posmenopáusicas.

Los síntomas vulvovaginales afectan considerablemente la calidad de vida; en un estudio, la aplicación vaginal de estrógenos se asoció con mejoría de la calidad de vida relacionada con la menopausia, un fenómeno que podría, de manera indirecta, reducir el riesgo de depresión. Los estudios transversales mostraron correlaciones positivas entre el uso actual de terapia hormonal y los síntomas depresivos, en la perimenopausia, y correlaciones negativas en mujeres de más de 60 años, en quienes, la terapia hormonal reduciría el riesgo de síntomas depresivos. Sin embargo, en 7 estudios longitudinales, los resultados no han sido concluyentes. En ningún trabajo anterior se analizaron los efectos de diferentes tipos de terapia hormonal, sistémica o local, sobre el riesgo posterior de aparición de depresión. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue determinar la asociación entre el uso de tipos específicos de terapia hormonal y el riesgo de depresión, en mujeres seguidas desde los 45 años.

 

Pacientes y métodos

El estudio nacional de cohorte abarcó todas las mujeres de Dinamarca que tenían 45 años entre el 1° de enero de 1995 y el 31 de diciembre de 2017 (n = 825 238), sin antecedente de ooforectomía, cáncer de mama u otros tumores ginecológicos. El seguimiento se completó el 31 de diciembre de 2018; los análisis estadísticos se realizaron entre el 1° de septiembre de 2021 y el 21 de mayo de 2022. La variable de exposición fue la prescripción de diferentes tipos de terapia hormonal, según los datos del Danish National Prescription Registry, para el período entre 1995 y 2017. El tratamiento hormonal se clasificó como sistémico (oral o transdérmico) y local (intravaginal o intrauterino). El criterio principal de valoración fue el diagnóstico de depresión según los códigos de la International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, Tenth Revision y la International Classification of Diseases, Eighth Revision. Las asociaciones se determinaron con modelos proporcionales de Cox y modelos de regresión de efectos fijos de Poisson.

 

Resultados

Durante el seguimiento, desde los 45 años hasta los 56 años en promedio (entre 45.1 y 67.7), un total de 189 821 mujeres (23.0%) iniciaron terapia hormonal sistémica o local, y en 13 069 (1.6%) se estableció el diagnóstico de depresión.

La terapia hormonal sistémica se inició fundamentalmente antes de los 50 años, y se asoció con riesgo aumentado de aparición posterior de depresión (hazard ratio [HR] para la edad de entre 48 y 50 años de 1.50; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.24 a 1.81). El riesgo estuvo particularmente incrementado durante el primer año que siguió al inicio de la terapia hormonal con estrógenos exclusivamente (HR de 2.03; IC 95%: 1.21 a 3.41) y con estrógenos y progesterona (HR de 2.01; IC 95%:1.26 a 3.21). La terapia hormonal administrada localmente se inició en mujeres de todas las edades y no pareció asociarse con riesgo aumentado de depresión (HR de 1.15; IC 95%: 0.70 a 1.87). De hecho, cuando se inició después de los 54 años se asoció con riesgo reducido de depresión (HR para el inicio entre los 54 y 60 años de 0.80; IC 95%: 0.70 a 0.91).

En los modelos con ajuste según el factor temporal, las pacientes que utilizaron terapia hormonal sistémica tuvieron índices más altos de depresión en los años que siguieron al inicio del tratamiento, en comparación con los años previos al inicio de la terapia hormonal (cociente del índice de incidencia para 0 a 1 año después del inicio de 1.66; IC 95%: 1.30 a 2.14).

 

Conclusión

Los resultados del presente estudio retrospectivo de cohorte nacional sugieren que la terapia hormonal administrada por vía sistémica, antes y durante de la menopausia, se asocia con riesgo aumentado de depresión, especialmente en el transcurso de los primeros años que siguen al inicio de la terapia hormonal; en cambio, la terapia hormonal que se administra por vía local se asociaría con riesgo reducido de depresión en mujeres de 54 años o más.



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