Resúmenes amplios

POSIBLE UTILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN DE ACIDOS GRASOS OMEGA-3 PARA OBTENER UN EFECTO ANTIDEPRESIVO


Sidney, Australia
Existiría una asociación entre el consumo de mariscos y la frecuencia de depresión y trastorno bipolar; también se observó una disminución de la concentración de ácidos grasos omega-3 en pacientes con depresión.

American Journal of Psychiatry 163(6):969-978

Autores:
Parker G, Gibson NA, Hadzi Pavlovic D

Institución/es participante/s en la investigación:
University of New South Wales

Título original:
Omega-3 Fatty Acids and Mood Disorders

Título en castellano:
Acidos Grasos Omega-3 y Trastornos del Estado de Animo

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.6 páginas impresas en papel A4
Introducción y objetivos Se ha sugerido la existencia de aumento de la frecuencia de depresión durante las últimas décadas, que podría deberse a diferentes determinantes como los factores genéticos, sociales y ambientales o el consumo de drogas ilegales. A propósito, se prestó especial atención a la contribución del consumo de ácidos grasos (AG) omega-3, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), AG poliinsaturados de cadena larga con actividad biológica elevada que se encuentran en diferentes especies marinas. Durante los últimos 150 años se verificó un cambio de los hábitos alimenticios en las poblaciones occidentales; así, los AG poliinsaturados omega-3 que contiene el pescado fueron reemplazados por grasas saturadas de origen animal y AG poliinsaturados omega-6 incluidos en los aceites vegetales. Como resultado, las membranas celulares de la mayoría de los tejidos contienen una proporción superior de ácido araquidónico (AA) omega-6, lo que acarrea el aumento de la proporción de eicosanoides inflamatorios. Además, el aumento del AA afecta la síntesis del EPA y DHA. Los cambios dietarios mencionados se asociaron con consecuencias negativas como el aumento de la frecuencia de depresión y otras enfermedades; también se informó que los pacientes con depresión unipolar y bipolar presentan niveles elevados de eicosanoides inflamatorios derivados del AA. En diferentes estudios se evaluó la relación entre el consumo de pescado y los trastornos del estado de ánimo (TEA); no obstante, aún no se obtuvieron conclusiones definitivas. En el presente estudio se evaluó la contribución de los AG omega-3 respecto del inicio y tratamiento de los TEA. Consumo de mariscos y frecuencia de TEA Se halló una correlación negativa significativa entre el consumo de pescado y la presencia de depresión mayor. Asimismo, existiría una relación entre el consumo de mariscos y la depresión. Por ejemplo, el nivel de consumo de pescado en Japón es muy elevado y se asocia con una frecuencia muy baja de TEA. En un estudio finlandés se demostró que la probabilidad de presentar síntomas depresivos es significativamente superior entre los individuos que no consumen pescado con frecuencia en comparación con aquellos que consumen niveles elevados. No obstante, también se informaron resultados negativos respecto de la asociación entre el consumo de pescado o los AG omega-3 y la presencia de TEA. Debe tenerse en cuenta la existencia de limitaciones metodológicas a la hora de interpretar los resultados. En cuanto al trastorno bipolar, se informó una relación entre el nivel elevado de consumo de mariscos y la prevalencia inferior de trastorno bipolar de tipo I, II y de trastornos del espectro bipolar. La asociación más significativa incluyó el trastorno bipolar de tipo II. Respecto de la depresión posparto, se halló que el nivel elevado de consumo de mariscos y del contenido de ácido DHA en la leche materna predice baja prevalencia de depresión posparto. No obstante, no se halló relación alguna entre el contenido de AA y EPA en la leche materna y la prevalencia de consumo de mariscos y de depresión posparto. El riesgo de depresión perinatal también puede aumentar debido a la depleción de los AG omega-3 durante el embarazo y la lactancia. Es necesario evaluar si la administración de AG omega-3 puede prevenir la depresión posparto y, en consecuencia, constituir una alternativa válida como tratamiento farmacológico. Esta administración es segura durante el embarazo y resulta beneficiosa para el neurodesarrollo fetal. Parámetros relacionados con la depresión y los AG omega-3 Se informó una relación positiva y significativa entre la gravedad de la depresión y la relación entre el AA y el EPA eritrocitario. Asimismo, el índice AA/EPA en los fosfolípidos plasmáticos también se correlacionó significativamente con la depresión. En otro estudio se halló que los sujetos con trastornos depresivos presentan una concentración más baja de AG omega-3 y un índice significativamente superior de AG omega-6 en relación con los primeros. Se concluyó que la proporción de AG tiene un efecto directo sobre el estado de ánimo. Otros autores sugirieron que la depresión mayor se asocia con una deficiencia de AG omega-3 y un aumento compensatorio del nivel de AG monoinsaturados y omega-6. Mecanismos involucrados en la relación entre las alteraciones de los AG y los TEA Respecto de la relación entre los AG poliinsaturados omega-3 y la depresión, se planteó la participación de diversos mecanismos neurofisiológicos. Por ejemplo, los AG EP y DH disminuirían la síntesis de eicosanoides inflamatorios derivados del AA mediante 2 mecanismos: en primer lugar, compiten con el AA por la incorporación en los fosfolípidos de las membranas, con lo cual disminuye el nivel plasmático y celular de AA. En segundo lugar, el EPA compite con el AA por el sistema enzimático de la ciclooxigenasa; en consecuencia, disminuye la síntesis de eicosanoides proinflamatorios derivados del AA. Tanto la prostaglandina E2 como el tromboxano B2 se relacionaron con la aparición de depresión. Por otro lado, los AG EP y DH inhiben la liberación de citoquinas proinflamatorias que también se asocian con la presencia de depresión. Los AG omega-3 afectan el factor neurotrófico derivado del cerebro, está involucrado en la plasticidad sináptica, la neuroprotección y la neurotransmisión, con efecto antidepresivo. También se propuso que la abundancia de DHA en los fosfolípidos de membrana del sistema nervioso central es importante respecto del mantenimiento de la integridad y fluidez de las membranas; esto tendría relación con la aparición de TEA. También se postula un mecanismo más directo sobre la expresión genética, que puede predisponer a la aparición de diferentes enfermedades como la depresión. Estudios sobre el empleo de AG poliinsaturados omega-3 para el tratamiento de la depresión Se llevaron a cabo diferentes estudios sobre la utilidad de la administración de AG omega-3 para el tratamiento de los pacientes con TEA. Stoll y colaboradores evaluaron la administración de AG omega-3, como complemento del tratamiento con estabilizadores del estado de ánimo, en sujetos con trastorno bipolar. Este esquema se asoció con disminución sintomática superior en comparación con la administración de placebo. Además, los pacientes que recibieron AG permanecieron en remisión durante un período significativamente más prolongado. Su y colaboradores verificaron una disminución superior del puntaje de la Hamilton Depression Rating Scale, en comparación con lo observado en pacientes que recibieron placebo, en aquellos con depresión mayor tratados con AG omega-3. No obstante, en otro estudio no se halló beneficio clínico alguno. En cuanto a la monoterapia con DHA en pacientes con depresión mayor, no se halló una diferencia significativa frente a la administración de placebo. En cambio, el estudio de Zanarini y Frankenburg, efectuado en pacientes con trastorno límite de la personalidad, informó que la administración de DHA se asoció con mejoría del nivel de síntomas depresivos; no obstante, no se hallaron beneficios sobre los síntomas de agresión. Por último, se informó el caso de una mujer con antecedentes de depresión mayor que no había tomado antidepresivos durante 8 meses y recibió AG EP y DH. Como resultado, presentó un cuadro hipomaníaco que cesó luego de la interrupción del tratamiento. Papel de los AG omega-3 respecto de la relación entre la depresión y la enfermedad cardiovascular Se informó una relación inversa entre los niveles de AG omega-3 y la enfermedad cardiovascular. A propósito, la asociación entre la depresión y esta enfermedad se interpretó como consecuencia de un factor común: la deficiencia de AG omega-3. En numerosos estudios se halló que estos AG disminuyen el riesgo de paro cardíaco o muerte súbita. La disminución de la variabilidad de la frecuencia cardíaca se asocia con aumento del riesgo de muerte súbita y disminución del contenido de AG omega-3 en la membrana plaquetaria. En cambio, la administración de aceite de pescado aumentó la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Entonces, se concluyó que el aumento de la frecuencia de enfermedad cardiovascular en pacientes con depresión podría deberse a factores fisiológicos no reconocidos que predisponen a ambos trastornos; entre ellos se incluye la deficiencia de AG omega-3. La deficiencia relativa de estos AG se relacionaría con el aumento del riesgo de enfermedad coronaria y depresión. Esta deficiencia actuaría como una variable importante que aumenta el riesgo de ambos trastornos de manera independiente, con lo cual se crearía una asociación falsa. Conclusión Diversos estudios hallaron una asociación entre el consumo de mariscos y la frecuencia de depresión y trastorno bipolar; asimismo, se observó la disminución de la concentración de AG omega-3 en pacientes con depresión. Desde el punto de vista terapéutico, se propuso la utilidad de la administración de AG omega-3 para obtener un efecto antidepresivo. No obstante, son necesarios estudios adicionales al respecto. Aún debe evaluarse si la administración de AG omega-3 tiene un efecto antidepresivo o sólo resulta útil como complemento del tratamiento con antidepresivos. También es necesario estimar si la utilidad de la administración de AG omega-3 a pacientes bipolares se relaciona con un efecto antidepresivo o estabilizador del estado de ánimo.

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