CONSECUENCIAS CLÍNICAS Y EPIDEMIOLÓGICAS DE LAS NUEVAS VARIANTES DEL SARS-COV-2

CONSECUENCIAS CLÍNICAS Y EPIDEMIOLÓGICAS DE LAS NUEVAS VARIANTES DEL SARS-COV-2


Durban, Sudáfrica
Se resumen las consecuencias clínicas y epidemiológicas de las nuevas variantes del coronavirus 2 causante del síndrome respiratorio agudo grave. El posible aumento de la transmisión y la menor susceptibilidad a anticuerpos inducidos por la infección natural o por la inmunización con las vacunas disponibles en la actualidad, ponen de manifiesto la importancia de la vigilancia genómica para la identificación de posibles variantes que pudieran aparecer en el futuro.

New England Journal of Medicine 1-3

Autores:
Abdool Karim SS, de Oliveira T

Institución/es participante/s en la investigación:
Centre for the AIDS Program of Research in South Africa

Título original:
New SARS-CoV-2 Variants — Clinical, Public Health, and Vaccine Implications

Título en castellano:
Nuevas Variantes del SARS-CoV-2 – Consecuencias Clínicas, para Salud Pública y para la Vacunación

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.24 páginas impresas en papel A4
Se han referido numerosas variantes del coronavirus 2 causante del síndrome respiratorio agudo grave (severe acute respiratory syndrome [SARS]-CoV-2), el agente etiológico de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés). Las variantes del SARS-CoV-2 han sido clasificadas por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) como variantes de interés, variantes de preocupación y variantes con consecuencias importantes. Las nuevas variantes, ahora predominantes en diferentes países, B.1.1.7 (o VOC [variant of concern]-202012/01), 501Y.V2 (B.1.351) y P.1 (B.1.1.28.1) se consideran variantes de preocupación. La variante B.1.1.7 (23 mutaciones con 17 cambios de aminoácidos) se describió el 14 de diciembre de 2020 en el Reino Unido; la variante 501Y.V2 (23 mutaciones con 17 modificaciones de aminoácidos) se refirió inicialmente en Sudáfrica, el 18 de diciembre de 2020, en tanto que la variante P.1 (con alrededor de 35 mutaciones y 17 cambios de aminoácidos) se describió en Brasil, el 12 de enero de 2021. Hasta el 22 de febrero de 2021, la variante B.1.1.7 se identificó en 93 países, la 501Y.V2 en 45 países y la variante P.1, en 21 naciones. Estas tres variantes tienen la mutación N501Y, asociada con el cambio de asparagina (N) por tirosina (Y) en posición 501 del dominio de unión al receptor de la proteína de la espiga. Las variantes 501Y.V2 y P.1 tienen dos mutaciones adicionales, K417N/T y E484K, en el dominio de unión al receptor, asociadas con afinidad aumentada por el receptor, la enzima convertidora de angiotesina 2 (ECA2). Los principales interrogantes en relación con el surgimiento de estas nuevas cepas tienen que ver con la transmisión del virus, la gravedad de la enfermedad, los índices de reinfección (escape de la inmunidad natural) y la eficacia de las vacunas (evasión de la inmunidad inducida por las vacunas). La variante 501Y.V2 se propagó rápidamente en Sudáfrica; en la primera semana de octubre de 2020, el 11% de los virus secuenciados perteneció a esta variante, en comparación con el 60% de los que se secuenciaron en la primera semana de noviembre de 2020 y el 87% de los identificados en la primera semana de diciembre de 2020. En la provincia de Cabo Occidental, en Sudáfrica, en la cual predomina la variante 501Y.V2, el umbral de 100 000 casos de COVID-19 se alcanzó más rápidamente (alrededor del 50%) en la segunda ola de la pandemia, en comparación con la primera ola (54 días en comparación con 107 días). Se estimó que la variante 501Y.V2 es 50% más transmisible que las variantes preexistentes en Sudáfrica; de igual manera, la variante B.1.1.7 es entre 43% y 82% más transmisible que las variantes identificadas previamente en el Reino Unido. Los índices de internación en pacientes con COVID-19 y el perfil clínico de aquellos internados fueron similares en la primera y la segunda olas de Cabo Occidental. Sin embargo, en un análisis preliminar del National Institute of Communicable Diseases, la variante 501Y.V2 se asoció con mortalidad intrahospitalaria 20% más alta en la segunda ola de Sudáfrica, respecto de la primera ola. Este fenómeno obedeció a la mayor transmisibilidad, con saturación del sistema de salud, retraso para la asistencia hospitalaria y compromiso de la calidad de atención. La evidencia disponible del Reino Unido sugiere que la variante B.1.1.7 podría relacionarse con riesgo más alto de mortalidad, en comparación con las variantes preexistentes en ese país. Aunque no hay indicios que sugieran que los agentes antivirales y los tratamientos antiinflamatorios sean menos eficaces en pacientes infectados por estas variantes nuevas, el tratamiento con suero de convalecientes y con anticuerpos monoclonales sería menos eficaz. Asimismo, la variante B.1.1.7 mostró una disminución moderada (en 1.5 veces) para la actividad neutralizante, mientras que la variante 501Y.V2 fue completamente resistente a los anticuerpos presentes en el 48% de las muestras de suero de convalecientes (21 de 44), obtenidas de pacientes con antecedente de COVID-19. En un estudio de vacunas realizado en Sudáfrica, en el cual el 31% de los sujetos reclutados tenía antecedente de infección por SARS-CoV-2, la incidencia de COVID-19 confirmada por reacción en cadena de la polimerasa fue del 7.9% entre los participantes con serología negativa, y del 4.4% entre los voluntarios con serología positiva en el grupo placebo. Por lo tanto, la infección previa por variantes preexistentes conferiría solo protección parcial contra la reinfección por la variante 501Y.V2. Se observó disminución moderada de la actividad neutralizante para la variante B.1.1.7 en las muestras de suero obtenidas de personas vacunadas. La actividad neutralizante del suero para la variante 501Y.V2 estuvo reducida en 1.6 a 8.6 veces para las vacunas BBIBP-CorV, BNT162b2 y la de ARNm-1273, y mucho más aún (en 86 veces) para la vacuna AZD1222; en ocasiones, esta variante fue totalmente resistente a los anticuerpos inducidos por esta vacuna. La actividad neutralizante para la variante P.1 entre sujetos vacunados, disminuyó en 6.7 veces para la vacuna BNT162b2, y en 4.5 veces para la vacuna de ARNm-1273. Las consecuencias clínicas de estas observaciones todavía no se han definido. Sin embargo, en los estudios clínicos, la eficacia de las tres vacunas estuvo reducida en medio de la transmisión de la variante 501Y.V2 en Sudáfrica, en comparación con las investigaciones realizadas en países con existencia previa de las variantes. La eficacia aumentó en 3.2 veces con la vacuna AZD1222 en el Reino Unido y Brasil, en comparación con Sudáfrica (70% y 22%, respectivamente); fue 1.8 veces más alta con la vacuna NVX-CoV237 en el Reino Unido, en comparación con Sudáfrica (89% respecto de 49%), y 1.3 veces más alta con la vacuna Ad26.COV2.S en los Estados Unidos, en comparación con Sudáfrica (72% y 57%, respectivamente). La aparición de estas nuevas variantes de preocupación del SARS-CoV-2 pone de manifiesto la importancia de la vigilancia genómica para la identificación de posibles variantes que puedan aparecer en el futuro. Recientemente se describieron dos nuevas variantes del SARS-CoV-2 (B.1.427 y B.1.429) en California, las cuales serían alrededor de 20% más transmisibles que las variantes preexistentes; ambas han sido clasificadas por los CDC como variantes de preocupación. La posibilidad de evasión de la inmunidad inducida por la infección natural y por la vacunación deberá ser tenida en cuenta para la creación de nuevas vacunas en el futuro; de hecho, las vacunas de “nueva generación”, una prioridad en salud pública, deberían ser capaces de desencadenar la síntesis de anticuerpos neutralizantes contra todas las variantes conocidas y las variantes eventuales. La interrupción de la replicación viral, por medio de medidas de salud pública y la distribución equitativa de vacunas, constituye un aspecto crucial para reducir la posibilidad de aparición de nuevas variantes.
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