Informes periodísticos

DESCRIBEN UNA TÉCNICA PARA LA ESTADIFICACIÓN DE LA TRIPANOSOMIASIS AFRICANA



Limoges, Francia


La detección de rosetas de linfocitos CD19 positivos en el LCR tras la exposición a un medio con anticuerpos específicos representa una estrategia para categorizar de modo preciso a los pacientes con un estadio intermedio de tripanosomiasis africana.

 Fuente científica:  Tropical Medicine and International Health 15(4):454-461 aSNC

 Autores:  Bouteille B, Mpandzou G, Buguet A

 Palabras clave:  linfocitos B, enfermedad del sueño, tripanosomiasis humana africana, líquido cefalorraquídeo, estadificación, seguimiento

 Key Words:  B lymphocytes, sleeping sickness, human african trypanosomiasis, cerebrospinal fluid, staging, follow-up

flecha azul.gif (828 bytes) Institución principal:  University of Limoges
flecha azul.gif (828 bytes) Correspondencia:  B Bouteille, Department of Parasitology Dupuytren University Hospital, F-87042, Limoges Francia
flecha azul.gif (828 bytes) Patrocinio:  El estudio fue financiado por una beca de la OMS y de universidades francesas.
flecha azul.gif (828 bytes) Conflicto de interés:  No declarado.
flecha azul.gif (828 bytes) Agradecimientos:  El estudio fue financiado por una beca de la OMS y de universidades francesas.


Las rosetas de linfocitos B pueden detectarse con facilidad en el líquido cefalorraquídeo (LCR), por lo cual se las propone como un marcador para definir los primeros estadios de la tripanosomiasis africana.
La infestación por Trypanosoma brucei gambiese desencadena la tripanosomiasis africana humana, también llamada enfermedad del sueño, en las regiones occidental y central de África. La enfermedad se caracteriza por un estadio I o hemolinfático y un estadio II o meningoencefálico, durante el cual los parásitos pueden detectarse en el LCR. Estas variantes de la enfermedad se tratan con pentamidina y melarsoprol o eflornitina, en orden respectivo. Mientras que el melarsoprol se asocia con encefalopatía arsenical, la eflornitina debe administrarse en 4 infusiones intravenosas diarias durante 2 semanas. Por lo tanto, el tratamiento adecuado de los pacientes requiere de una distinción apropiada entre los estadios de la enfermedad para disminuir el riesgo de toxicidad relacionada con la terapia.
La distinción entre ambas formas de la tripanosomiasis se realiza de manera habitual mediante el recuento celular o la presencia de parásitos en el LCR. Sin embargo, las distintas normativas nacionales difieren en el umbral considerado como normal para la cantidad de leucocitos en el LCR, por lo cual se proponen estadios intermedios en función del recuento leucocitario. Por otra parte, los autores recuerdan que, en condiciones normales, no se describen linfocitos B CD19 positivos en el LCR, mientras que estas células se encuentran presentes en afecciones como la esclerosis múltiple. En este contexto, presentan los resultados de un estudio en el cual participaron 71 sujetos con tripanosomiasis africana. Se señala que 50 miembros de esta cohorte inicial de estudio se mantuvieron en seguimiento durante 6 a 24 meses después de la finalización de un tratamiento específico. De acuerdo con la evaluación convencional, se reconocieron individuos con estadio I (hasta 5 leucocitos/µl de LCR; n = 42), estadio II (no menos de 20 leucocitos/µl; n = 16) o en estadio intermedio (6 a 19 leucocitos/µl; n = 13). Se efectuó en todos los casos una tinción especial para el reconocimiento de linfocitos CD19 positivos para la detección de rosetas de células unidas a por lo menos 4 lechos celulares.
Según afirman los expertos, la cantidad de rosetas fue nula (n = 37) o mínima (n = 5) en los pacientes con estadio I. Como contrapartida, en 14 de los 16 individuos en estadio II se identificaron al menos 2 rosetas/µl. En los sujetos con estadio intermedio, se describieron sujetos con ausencia de estos agregados celulares (n = 9) o bien con 1 ó 2 rosetas/µl (n = 3 y n = 1, en el mismo orden). Durante la etapa de seguimiento, se observó que la cantidad de rosetas se correlacionaba con la estadificación definida por el recuento leucocitario en el LCR, si bien se vinculaba con una mayor facilidad para la interpretación de la muestra. Estos resultados se corroboraron tanto a los 6 meses (p < 0.01) como a los 12 meses (p < 0.05) posteriores a la finalización del tratamiento.
Si bien se ha identificado con anterioridad la capacidad de las células del sistema inmune para ingresar al sistema nervioso central, se dispone de escasa información vinculada con la naturaleza de estos elementos celulares. La detección de las rosetas de linfocitos CD19 positivos en el LCR tras la exposición a un medio con anticuerpos específicos representa una estrategia para categorizar de modo preciso a los pacientes con un estadio intermedio de tripanosomiasis africana. De esta manera, es posible reconocer la presencia o la ausencia de compromiso del sistema nervioso central en los sujetos afectados por esta grave enfermedad.
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