Informes periodísticos

¿POR QUE ALGUNOS PACIENTES OBSEQUIAN REGALOS A SUS MEDICOS?

Reflexiones acerca de los motivos que subyacen en dicha práctica

Sheffield, Reino Unido


El autor analiza los posibles significados detrás de un regalo ofrecido por un paciente a su médico y las consecuencias derivadas de su aceptación o rechazo.

 Fuente científica:  BMJ 331(7531):1527-1529 aSNC

 Autores:  Spence SA

 Palabras clave:  Práctica profesional, regalos, motivación

 Key Words:  Professional practice, presents, motivation

flecha azul.gif (828 bytes) Institución principal:  Academic Clinical Psychiatry, Division of Genomic Medicine, University of Sheffield
flecha azul.gif (828 bytes) Correspondencia:  SA Spence, Academic Clinical Psychiatry, Division of Genomic Medicine, University of Sheffield, Sheffield Reino Unido
flecha azul.gif (828 bytes) Los autores no manifiestan conflicto de intereses


La dádiva de regalos es una práctica antigua y ampliamente difundida entre los seres humanos. Sin embargo, cuando el regalo es obsequiado por un paciente a su doctor, existen aspectos éticos y clínicos que se deben tener en cuenta. A menudo los regalos ofrecidos por los pacientes a sus médicos quieren expresar gratitud por la atención recibida en momentos difíciles, pero un simple regalo puede tener muchos significados. El autor explica que el hecho de haber pensado en el médico con la anticipación necesaria para adquirir y obsequiarle un regalo indica, desde el lenguaje psicoanalítico, que el profesional persiste en la mente del paciente como un “objeto interno”, es decir, aquél hacia el cual se dirige la acción o el deseo, o con el cual se relaciona el individuo. Por lo tanto, el profesional constituye un “objeto bueno” que obtiene amabilidad. Desde un punto de vista cognitivo y neurobiológico indica el buen funcionamiento de las regiones cerebrales superiores (prefrontales) involucradas en la planificación. Asimismo, un paciente maníaco puede ofrecer un obsequio extravagante en los comienzos de una recaída, una persona deprimida puede estar diciendo “adiós” con su regalo, o bien, un sujeto puede expresar su disconformidad al regalar al profesional un libro de medicina. Más allá de la información objetiva que puede ofrecer el obsequio de regalos por parte del paciente, se puede encontrar cierta ambivalencia en el significado de esta práctica, lo cual sitúa al profesional en una “cuerda floja” ante la perspectiva de tener que aceptar un obsequio. El principal motivo por el cual se rechazan los regalos es la necesidad de mantener un trato justo y equitativo con todos los pacientes, ya que existe el riesgo de desarrollar cierto “favoritismo” hacia los pacientes que pueden obsequiar presentes a sus médicos. Esta posibilidad puede beneficiar a dicho paciente o perjudicarlo, ya que puede fomentar tanto una atención preferencial hacia estas personas, o bien puede alterar el criterio médico en situaciones delicadas (como en el diagnóstico de neoplasias o enfermedades venéreas). En los peores casos, se puede llegar a desvirtuar una apropiada relación médico-paciente, ya sea a nivel de tratos íntimos fuera de lugar o favoreciendo situaciones de “sobornos” de ambas partes. El rechazar un regalo –sobre todo si es pequeño- puede ofender al paciente y, en ciertos casos, afectar su recuperación. Además, puede tener consecuencias negativas en comunidades pequeñas donde es difícil separar la vida profesional de la cotidiana. Con todo, existen ciertos límites que deben ser tenidos en cuenta, especialmente los referidos al valor del obsequio y a su naturaleza. La mayoría de las personas siente que los regalos “culturalmente apropiados”no presentan riesgos, pero sería conveniente que el profesional reflexione acerca del posible significado del obsequio y sus consecuencias. Para ello es útil preguntarse por qué el paciente elige determinado momento para ofrecerle un presente y cual es el motivo subyacente. Así, un regalo puede representar una “propina” por un trabajo excepcionalmente bueno, un modo de monopolizar al médico o una forma de pedir tolerancia. También es posible que, al obsequiar algo, el paciente busque “equilibrar” su sensación de humillación por su condición de enfermo con una demostración de “poder” fuera del ámbito médico, o bien que represente un “sacrificio” ofrecido al “poder” de curar que tiene el doctor, manifestando un cierto pensamiento mágico para alejar la desgracia. Por todo esto, el autor aconseja reflexionar acerca del significado que rodea al regalo tanto en su valor objetivo y simbólico, teniendo en cuenta por qué el paciente elige un determinado momento para ofrecerle el obsequio. Si el profesional decide rechazarlo, antes de hacerlo amablemente, puede explicar sus motivos, referiéndose a la ética médica y asegurando que el no aceptar el regalo no significa que esté rechazando al paciente. Asimismo, aconseja llevar un registro de todos los regalos ofrecidos y recibidos y conversar abiertamente con los colegas acerca de este tema, promoviendo así la transparencia. Al finalizar, el autor señala que los médicos reciben constantemente otra clase de “regalos” de sus pacientes, incluso sin que éstos se den cuenta: la satisfacción de verlos reestablecidos y sus lecciones de valor y entereza ante la enfermedad.
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