Informes periodísticos

FUE DEMOSTRADA LA ASOCIACIÓN ENTRE HIDRATACIÓN EXCESIVA DURANTE EL EJERCICIO E HIPONATREMIA

Sin embargo, intereses económicos podrían haber demorado su aceptación

Ciudad del Cabo, Sudáfrica


En 1985 se publicó el primer trabajo sobre encefalopatía hiponatrémica asociada al ejercicio, y un año después se difundieron nuevas observaciones en las cuales existía el antecedente de hidratación excesiva durante el ejercicio. Desde entonces, otros casos fueron notificados, pero al mismo tiempo se expandía el mensaje acerca de la importancia de la ingesta de bebidas deportivas en el mantenimiento de la homeostasis térmica. Recién en 2002, la muerte en circunstancias públicas de una atleta determinó la realización de la investigación que sería considerada como definitiva.

 Fuente científica:  British Journal of Sports Medicine 40(7):567-572 aSNC

 Autores:  Noakes TD, Speedy DB

 Palabras clave:  Hiponatremia asociada al ejercicio, bebidas deportivas, termorregulación

 Key Words:  Exercise associated hyponatraemia, sports drinks, thermoregulation

flecha azul.gif (828 bytes) Institución principal:  Research Unit for Exercise Science and Sports Medicine, University of Cape Town
flecha azul.gif (828 bytes) Correspondencia:  TD Noakes, Research Unit for Exercise Science and Sports Medicine, University of Cape Town, Ciudad del Cabo Sudáfrica
flecha azul.gif (828 bytes) Los autores no manifiestan conflicto de intereses


En 1985, se publicó en la bibliografía médica el caso de una mujer de 49 años que después de participar en una maratón de 90 km de caminata en Sudáfrica, presentó una natremia de 115 mmol/l. Su diagnóstico fue encefalopatía hiponatrémica asociada al ejercicio (EHAE) con edema pulmonar neurogénico, y fue el primer caso conocido. El artículo publicado, en el cual se detallaban otros tres casos similares, presentaba como título: “La intoxicación con agua: una complicación posible del ejercicio de resistencia”. Entonces, se sostuvo la hipótesis que la etiología de la hiponatremia en estos deportistas se basaba en la excesiva hidratación. Al año siguiente, se publicó un artículo escrito por dos médicos que presentaron EHAE durante una maratón en EE.UU. Entonces, sostuvieron que los atletas eran alentados a beber más de lo que su sed les dictaba, ya que, durante el ejercicio, ésta podía representar un índice poco confiable de los requerimientos corporales de líquido. Como resultado, especificaron, los atletas del maratón en el cual habían participado bebieron un exceso de 20 litros de líquido durante las 8 a 10 horas empleadas para alcanzar la meta. Uno de los médicos fue tratado con solución salina hipertónica (3%), y su concentración de sodio subió de 118 a >135 mmol/l dentro de las primeras 8 horas de su internación. Por su parte, su colega fue tratado con solución salina normal (0.9%), y permaneció en coma durante 36 horas, con concentraciones de sodio en sangre que persistían bajas. De esta manera, egresó del hospital 5 días después que el otro paciente. De esta manera, en este “ensayo controlado” accidental, se compararon los efectos de ambos tipos de solución salina en el manejo de la EHAE en el año 1983. Así, se anticipó en 22 años la conclusión de que la solución hipertónica representaba la terapia apropiada para esta entidad, y que el uso de soluciones isotónicas o hipotónicas estaba absolutamente contraindicado. Después de 1985, se constató que la EHAE era cada vez más frecuente en los maratonistas de 90 km de Comrade. Con el objeto de determinar si las conclusiones iniciales de los primeros casos publicados eran correctos, se llevó a cabo una investigación en estos maratonistas, que a su vez fue publicada en 1991. En su conclusión, se sostuvo que todos los atletas que se desvanecieron a causa de hiponatremia por ejercicio habían recibido una sobrecarga de líquidos. Los pacientes estimaron que habían bebido de 0.8 a 1.3 litro/hora, mientras que aquellos con concentraciones normales de sodio habían consumido, como máximo, 0.6 litro/hora. Se sostuvo que la hiponatremia del ejercicio se producía por retención de líquidos en los individuos que ingerían volúmenes excesivos de fluidos durante el ejercicio prolongado. En otro estudio realizado en Nueva Zelanda en 224 participantes de un triatlón se concluyó que la hiponatremia era una complicación frecuente y potencialmente grave de estas competencias de grandes distancias, y que las mujeres se encontraban en un riesgo particularmente elevado. En dicho estudio se confirmó un hallazgo constatado en la investigación anterior, con respecto a que las pérdidas importantes de sodio a través de la sudoración no representaban factores de contribución importante en la EHAE. En 1996, la organización American College of Sports Medicine, que presenta como patrocinante a una empresa fabricante de bebidas deportivas, modificó sus normas que promovían el concepto de que los deportistas debían todo el líquido que pudiesen tolerar durante el ejercicio. Sin embargo, durante la última década, la investigación del deporte se vio afectada por la influencia de la promoción de un nuevo modelo de cómo la temperatura corporal es regulada durante el ejercicio, así como por un nuevo paradigma de las variables que son reguladas homeostáticamente durante éste. Al respecto, los autores sostienen que la temperatura elevada de los atletas que no beben durante el ejercicio no es causada por una falta de sudoración inducida por deshidratación, sino que se debe a otros efectos. En 2002, la Dra Cynthia Lucero, participante de la maratón de Boston, recibió tratamiento con solución salina isotónica, lo cual había sido establecido como inefectivo ya en la década de 1980, y, en consecuencia, falleció. Su muerte determinó la realización de un estudio por parte de la Universidad de Harvard, cuyas conclusiones determinaron que la ganacia de peso durante el ejercicio representaba el factor predictor más importante de hiponatremia y se correlacionaba con el incremento de la ingesta de líquido. Los autores sostienen que la historia demuestra múltiples ejemplos de ideas correctas que no fueron aceptadas hasta que las generaciones posteriores confirmaron su validez. Usualmente, existe una lógica que explica esto, pero a veces, la culpa recae en los propios investigadores. Al respecto, sostienen que quizá un argumento en su defensa se base en el conflicto existente con el mensaje prevalente conducido por la industria de las bebidas deportivas referido a que éstas debían ser bebidas durante el ejercicio con el objeto de evitar las alteraciones térmicas.
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